Prólogo

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Siempre tenía problemas para ponerle las agujetas a las botas después de lavarlas, el acetato se gastaba y era más difícil pasarlo por lo huecos del zapato, sin mencionar la paciencia para no llegar a astillarse con el plástico.

Pero eso no la afectaría, porque hoy era el día, el día de su primera misión especial, o al menos así le metieron azúcar a las órdenes de tener que seguir a un muchacho.

Un chico que le daba una mala espina desde que vio su foto que lo marcaba como su objetivo.

- Pues no te lo niego, también siento algo raro -le comentó Grant mientras verificaba él también la foto ya metidos en su cuarto donde nadie pudiese verlo- quizás tenga poderes o habilidades como todos los demás locos de ese circo, mira que hasta tiene el cabello de color peculiar.

- ¿Qué tiene que ver el color de cabello?

- Suma dos más dos, hija, pero bueno, no lo entenderás por tu cabello, no es muy llamativo.

- Tengo el mismo color de cabello que tú.

Desde ese momento no lo había visto, quizás estuviera muy enojado con ella como para tratar de volver a dirigirle la palabra; ahora, ya ataviada en su uniforme y con todo lo que necesitaba a la mano, consistiendo en sus guantes, de material de metal en hilos o algo así dijo su superior.

Si no lo encuentran no se toma como trampa.

O algo así era la cosa, pero no le daba buena espina que se lo hubiera dicho con esa sonrisa de mercenario loco o que el superior Steel lo hubiese mirado con cierto reproche.

Detalles.

Antes de que la dejasen en ese lugar, no olvidaría las palabras de Leona, tenía que cumplir la misión cueste lo que cueste,no tenía que dudar y nada debía hacer que se desvíe de su objetivo, le tenían confianza así como ella se tenía confianza, lograría infiltrarse y obtener información al igual que dar cualquier detalle extraño a los Ikari Warriors.

Se había mostrado ante el joven rubio, sintiendo su sangre calentarse en sus arterias entre cada bombeo de su corazón, no lo sentía normal, tenía un poder maligno en su interior que le daba mala espina en más de un sentido.

Se parecía mucho a la esencia que tenían los de su clan, pero se sentía más, ¿cómo decirlo? Quizás incluso más diluida que la de ella; no obstante, cuando se presentó ante él con un nombre falso solo recibió un trato cordial.

¿No que era el malo?, se preguntó, recordando todos los programas que veía con Kensou y rememorando cada vez que él se señalaba al usual tipo o mujer que tenía ropas oscuras y un perfil parecido.

¡Ese es el villano, (...)-chan! Pero el héroe lo va a vencer.

Quizás ese héroe sería el mismo que ganase ese nuevo torneo, hasta entonces, ella tenía que unirse a los combates que pudiera designar su nuevo empleador sin pensarlo dos veces.

Tal, ya había casi matado a una chica ahí, esperaba tener esa mala fama para que, si tenía suerte, la dejasen ganar solo con verla, no era el mejor plan pero tampoco podía decir que era la mejor peleando al estilo de Heidern, o el de el teniente y el almirante, ni el de Leona... o cualquier otro tipo de arte marcial organizado siendo que lo único que podía hacer eran golpes casi al azar.

Ella solo era un cabo, pero no era conocida y ya tenía fama de ser malvada, eso, en las palabras de su superior, parecía darle un buen molde para presentarse como ayuda al objetivo que tenia que investigar.

Nada la distraerá de esto.

- ¡(...)-CHAN!

Diablos.

Antes de poder detenerlo su pierna ya había hecho el trabajo como por acto reflejo, dando una patada hacia donde provenía la voz.

No es intencional, lo juro.

Antes de cualquier otra cosa, se dio cuenta que no le había acertado el golpe, siendo la primera vez, pero luego se puso a pensar mejor en ello.

No era probable que Sie estuviera en ese torneo, no desde que...

- ¡Eso estuvo cerca! -ahora que estaba más calmada pudo ver mejor a la persona que la abordaba.

Ojos y cabello morado, bonito rostro y sonrisa brillante, esa aura morada y rosada siempre a su alrededor, la vestimenta de niña idol.

- Athena -mencionó a modo de saludo, negándose a mantener mucho contacto.

Tenia buenas razones; uno, nunca fue buena tratando con la chica, con ninguna chica de su edad en realidad; dos, si las veían juntas se podría comprometer la misión; tres...

...simplemente no quería verla ahora, no cuando Sie estaba como estaba debido a que la había protegido sin pensárselo dos veces y, en el proceso, haber perdido todos sus poderes.

Le dolía demasiado recordar su expresión sin su usual chispa cuando se teletransportó a verlo a toda velocidad en cuanto escuchó lo que ocurrió, abrazando fuerte su cuerpo contra ella a pesar de decir que estaba bien.

Pero ella lo conocía, esa sonrisa casi forzada no era la de alguien que estaba bien para nada, porque le recordaba a la sonrisa que ella hacía cuando estaba aún en secundaria,

- Es bueno verte aquí, Kensou te extraña mucho, deberías llamarlo más, casi nunca me da noticias sobre ti -tiene esa misma aura de siempre, cálida y sanadora, que quiere ayudar y proteger pero que en estos momentos solo la estaban dañando.

Porque le hacían saber que, como siempre, Sie se olvidaba de ella si es que Athena estaba cerca, quizás estaba más que concentrado admirandola y gozando su compañía como para recordar su existencia, olvidando que siempre se hablaban en las noches en esos esfuerzos que ponía en no dormir apenas llegase a su cuarto, medio muerta por el entrenamiento.

- Te están buscando -fue su respuesta al ver a dos chicas detrás de ella que miraban y susurraban.

Le escuchó un "¡se ve como una villana!" De una de ellas, una que se veía asiática pero no exactamente japonesa o china.

Ah, ¿Sie pensaría lo mismo de ella si la viera ahora? Quizás le hubiera dado un ataque de ansiedad al verla al lado del malo.

- Entonces te veo después, (...)-chan -la vio ir con las que suponía eran el resto de su equipo para ese torneo, escuchó que reclamó a la chica que le había dicho villana diciendo que no estaba en lo correcto.

Athena no se puso a pensar qué estaba haciendo ella ahí y lo mejor era dejarlo así.

Eso se decía mientras que a la distancia sentía a los tres amenazas, juntos en un solo lugar, conocía a dos de ellos, el de cabello rojo y Kusanagi, pero no tenía idea de dónde venía la tercera presencia.

Esperaba que esto no fuera a peor en un futuro.

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