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La sede 0001, la más importante y grande. Justo en las afueras de Seúl.

Era la sede más grande, más avanzada y sofisticada de la corporación BYO.

La única donde ambos, el CEO Baekho y la CEFO Chanmin estaban por los pasillos. Después de todo, el lugar era como su sala de control.

Jimin había crecido allí.

Entre los pasillos demasiado blancos, el pequeño jardín, los salones de clases, y todos esos laboratorios.

Él había salido una vez, creyendo que todo estaría bien. El mundo de afuera era tan bonito, tan agradable, y tan... diferente a lo que siempre conoció.

Pero no esperaba que le mandaran de vuelta allí, todo volviéndose 10 veces peor.

Tener un reporte no era bien visto, literalmente mostrabas que habías fallado en el único objetivo de un Omega, satisfacer a su alfa.

Ahora, todos estaban en la sala de recreaciones, una de las partes más grandes del centro.

Jimin miraba a todos de reojo, leyendo un libro, el mismo de ciencias que ya había leído montones de veces, era de los pocos libros con algo que no tuviera que ver con alfas o labores domésticas en toda la biblioteca del lugar.

Veía a Omegas chismear entre sí, niños corriendo de un lado a otro jugando con una pelota, o otros buscando con que entretenerse.

Eran de los pocos momentos en que todos podían fingir que todo estaba bien. Bueno, Jimin era el único que sabía que todo era fingir, o que quería admitirlo.

Su poca y corta paz fue interrumpida con la alarma, esa maldita alarma.

Jimin dejó el libro de golpe, viendo como todos dejaban lo que fuera que estuvieran haciendo, volviéndose a la enorme pantalla en una de las paredes.

"Es un segundo reporte"

"¿Quién habrá sido?"

"Apuesto por Wheein, no era muy simpática"

"Hola ¿Como están nuestros queridos Omegas?"  La cara de Baekho apareció en la enorme pantalla, sonriente. "Ya deben conocer la alarma, un Omega de su sede ha llegado a su segundo reporte. Ya saben lo que significa ¿No? Dos reportes y estás fuera"

Jimin vio como un pequeño Omega se acercaba a la pantalla, curioso.

Disimuladamente se paró frente a él, tapando su vista.

No quería que viera lo que fuera a pasar, ni él mismo quería hacerlo, aunque ya lo había echo montones de veces.

"Tráiganla" Baekho hizo una seña, haciendo que dos hombres entraran a la habitación donde estaba, arrastrando a una chica que estaba completamente atada, con la boca cubierta con cinta, tratando de librarse mientras lágrimas caían por sus mejillas.

"Oh Dios" Jimin susurro para sí mismo. "Es Chuu..."

"La señorita Chuu, ha roto la única regla" Baekho miró mal a la Omega "Es hora de darle su merecido"

Jimin trago duro, sabiendo que no podía apartar la mirada sin levantar sospechas. Jimin no podía hacer nada sin levantar sospechas, lo único que tenía eran sus pensamientos.

Si es que algún día esos alfas de mierda inventaban algo con que leerle la mente también. Ahí si estaba perdido.

Los gritos de Chuu lo devolvieron a la realidad, su realidad.

Acababan de quitarle la cinta, la chica de apenas 19 años completamente en pánico.

"¡No! ¡Esperen! ¡Fue un accidente! ¡De verdad! ¡Me equivoque sólo esta vez! ¡Por favor! ¡Háganme todo lo que quieran! ¡Solo denme otra oportunidad!"

Baekho ni se volvió a mirarla, solo chasqueando los dedos, dejando claro su orden.

Más gritos y llanto de parte de Chuu mientras era arrastrada por todos esos alfas hacia una puerta negra al fondo de la habitación donde estaba Baekho.

Esa puerta que era la peor pesadilla de cualquier Omega en este mundo. Quien cruzaba esa puerta, jamás saldría, todos lo sabían.

"¡Por favor! ¡Puedo ser perfecta! ¡De verdad! ¡Juró ser perfecta! ¡No me hagan esto!" La puerta negra se abrió Justo detrás de Chuu, la chica mirando con horror las enormes llamas al fondo de aquella caída de dos metros.

El horno de la fábrica, donde todos los desechos iban, donde todas las fallas desaparecían.

Chuu iba a rogar de nuevo, estaba dispuesta a lo que sea, pero no pudo decir algo más antes de ser arrojada por uno de los trabajadores, solo un grito de sorpresa y terror total escapando de su garganta.

Jimin sentía su mano derecha temblar mientras por todas las bocinas del lugar se escuchaban los gritos agonizantes de Chuu.

Baekho mirando a la cámara que transmitía todo el suceso con total tranquilidad. Para él, era un día más, un día donde otra vez cumplía su trabajo y se deshacía de las fallas.

Para él, era como aplastar a un insecto. Insignificante y molesto, que si no presentaba utilidad, no merecía vivir en su mundo.

Los gritos de Chuu se hacían casi inhumanos, hasta apenas escucharse algo entendible, y luego silencio.

Los trabajadores cerraron las puertas negras y se fueron, ellos habían terminado con lo suyo.

Baekho sonrió otra vez, haciendo a Jimin, sentir náuseas.

"Espero que este suceso no tenga que ser repetido con alguno de ustedes. Buena tarde, y recuerden. Si quieren ser amados, deben ser Perfectos"

La pantalla volvió a su fondo blanco de nuevo, con solo un mensaje en la pantalla.

¡Un nuevo usuario a entrado! Todos los Omegas entre 21-25 años, vayan a la sala de elecciones.

Montones de chicos y chicas gritaron de emoción, corriendo hacia la salida que los conducía a la sala mencionada.

Jimin solo fue atrás de ellos, tratando de mantener una sonrisa tranquila. Fingir ser del montón, porque alguna vez lo fue, alguna vez le emocionaba la idea de ser escogido, la idea de pertenecerle a un alfa, creía que ese era su propósito.

No sabía si haber cambiado tanto había sido Bueno o solo le había traído más agonía.

Entró a la sala, viendo a todos esos Omegas formarse en perfectas filas, la enorme pantalla mostrando las selecciones del nuevo usuario.

"Bien, ya saben la dinámica, nosotros vamos indicando quien va saliendo." Indico un chico con una bata, revisando a todos los presentes.

Jimin solo miraba las palabras que aparecían en la pantalla, viendo como Omegas salían de la sala, uno por uno.

Sentía su corazón latir con fuerza ante cada selección, mirando como al final, lo dejaban a él con otra chica.

"Ok, Park" él se volvió, creyéndose descartado, hasta que el alfa solo le hizo una seña para que lo siguiera "Irás con él, ven conmigo"

Jimin sintió que su corazón saldría de su pecho.

Creyó que jamás lo escogerían de nuevo, después de lo qué pasó la otra vez.

Solo asintió con la cabeza, poniendo su sonrisa falsa de nuevo en su rostro.

Siguió al rubio por los pasillos de la institución, tratando de mantenerse tranquilo.

Tenía que fingir estar contento, esto era bueno, esta era su oportunidad, no la iba a desperdiciar.

El alfa rubio abrió una puerta, dejándolo entrar a un laboratorio.

"Eres el candidato más apto, pero debemos corregir tu color de ojos y tu olor" El chico saludo al grupo de científicos que esperaban "Señorita Rosé, está aquí"

La alfa de cabello rosáceo, atado en una alta coleta, con su bata de doctora y sus eternos tacones, se volvió a Jimin, mirándolo con cara de pocos amigos.

"Vaya, así que aquí estás de nuevo" Rosé lo miró con disgusto "Veo que te escogieron otra vez, espero que no te devuelvan otra vez"

Jimin no contestó, los Omegas no debían contestar a menos que se los pidieran.

Rosé lo miraba con odio total, antes de hacer señas.

"Átenlo a la camilla, vamos a terminar con él. Y si lo devuelven, yo misma me desharé de él antes de que me despidan"

Todos acataron su orden, Jimin encontrándose a si mismo atado a la enorme camilla, pequeñas esposas de metal en sus manos y pies.

Respiraba, tratando en concentrarse en mantenerse tranquilo.

Tenían que creer que él quería esto, tenían que creer que él era como cualquier otro Omega.

Rosé miró su rostro desde arriba y luego a la avanzada tableta en sus manos.

"Parece que solo tengo que hacerte cambios mínimos" Rosé rió "Bueno, después de todas las veces que jugué contigo, creo que te hice los suficientes cambios para ser Perfecto ¿Verdad?"

Rosé tomó sus mejillas abultadas, Jimin tratando de no hacer una mueca ante el toque de la alfa.

"Si, seguro todos los cambios que te he echo todos estos años le encantarán a este alfa, y más vale que te comportes tan bien como lo haz esto haciendo ¿Eh? ¿O tengo que hacerte otra terapia de electro shock?" Rosé soltó su rostro de manera brusca "Inicia Hyunjin"

Jimin cerró sus ojos mientras el chico rubio de hace unos momentos se acercaba a él, con una enorme aguja.

Sintió manos en él, y luego el pinchazo en su cuello, soltando un pequeño chillido.

Sus ojos fueron abiertos a la fuerza y se preparó para el spray que entraría en ellos.

Rosé se sentó frente a la camilla, viendo complacía al chico removerse y comenzar a gritar en la camilla.

Si, se suponía que era una modificación rápida pero, ella solo quería que duraran unos minutos más, seguramente era su última vez con su querido conejillo de Indias.

No iba a desaprovecharla.


Jimin se sentía mareado, mirando confundido a todo el movimiento que se hacía a su alrededor, antes de notar que, estaba dentro de una caja.

Él ya había estado en una de esas cajas.

Todo el cartón detrás de él y vio los pequeños hoyos que habían en ella.

Estaba recostado, eso parecía, hasta que sintió un brusco movimiento.

"¡Estos ya están para enviar! ¡Métanlos al camión!"

Jimin se sintió caer sin cuidado alguno sobre una superficie dura, antes de escuchar más ruido.

Debía estar otra vez en una de esas cosas que se movía, camiones.

Nunca los había visto de verdad, solo había leído sobre ellos y era su segunda vez viajando en el interior de uno. Solo sabía que se movían mucho y los llevaban lejos de la sede.

Respiro hondo, tratando de concentrarse. Notando el olor a algodón de azúcar que ahora emanaba de él.

Genial, ahora su olor natural se había ido, volviéndose el de una bolsa de dulces.

Se acomodo lo mejor que pudo y cerró los ojos.

Él sabía que tenía que hacer, o eso creía.

Tenía un plan, solo tenía que llegar a casa de ese alfa, después de eso, se pondría en acción.

Ah, me está gustando  tanto este fic.

Mi yo de hace tres años obsesionada con las distópias y leyendo la saga de Crónicas Lunares, está gritando a la distancia.

Les amo.

-RainyNat🌻💙

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