cincuenta y cuatro

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No podía creer la dirección que Tae me había brindado por mensaje para ir a cenar, pero si él se sentía cómodo y hablaría conmigo, aceptaría hasta comer debajo de un puente solo con la intención de escuchar lo que tenía para decir.

Una vez listo, me  dirigía directo al bar donde lo había encontrado ebrio en nuestra primera cena juntos, después de saber lo que sentíamos. El lugar tenía su clase, no lo negaría.

Finalmente dentro buscaba a Taehyung, cuando lo vislumbraba en una mesa viendo el menú. Llevaba sus lentes, no los usaba mucho a menos que los dolores de cabeza azotarán su sien a causa de que llevaba tiempo sin usarlos.

Había directo hacia donde estaba y él finalmente notaba mi presencia, poniéndose de pie me brindaba un casto beso en los labios.

—Siéntate —decía sonriente.

—Me sorprendí cuando me pasaste esta dirección —mencionaba mirando alrededor.

—Si, es un lugar con estilo. Hasta las once hay tiempo de venir a cenar —exclamaba.

—No sabía, la primera y única vez que vine te encontré bebiendo en una de las barras

—Hyung, lamento eso —decía apresurado.

—Hola, Taehyung —decía un hombre al pasar por nuestro lado.

Éste se removía incómodo en su silla, yo solo estaba ahí sentado sin adentrarme a mirar en detalle el lugar donde estábamos.

—Perdón, creo que no pensé muy claro al elegir al lugar —decía claramente avergozado.

—No importa —respondía intentando ponerme en su lugar—. De todas formas, hace mucho que no vienes aquí

—No, no —exclamaba—.  Lo sabes, tú sabes que no.

Asentía sonriendo, luego la mesera se acercaba a tomar nuestro pedido.

— ¿Saben que van a pedir?

—Él aún no vió la carta  —respondía Tae.

—Comeré lo que tú pidas —exclamaba sin problema alguno.

Luego de eso, él pedía por ambos y mientras esperábamos, yo comenzaba a sentir una ansiedad increíble.

—Me gustan tus lentes —halagaba al ver que le quedaban realmente genial.

—Gracias —sonreía tímido—. Primero que nada —ponía sus codos en la mesa—, perdóname por lo de hoy.

Tomaba mi mano para aprisionarla con ternura.

— ¿Me dirás qué te sucedió?  —preguntaba para ir directo al grano.

Él me soltaba y se preparaba para hablar, pero éramos interrumpidos nuevamente.

—El vino que ordenaron —decía la mesera.

Ambos sonreíamos en agradecimiento, habían muchos ojos encima de nosotros.

— ¿Te conocen?

— ¿Disculpa? —preguntaba confundido luego de dar su primer sorbo a la copa de vino.

—Nos están mirando más que la gente de Betty's esta mañana  —exclamaba rascando mi nuca.

—Perdón, realmente no elegí el lugar correcto. No me conocen —mencionaba rascando su nariz—. Solo me tienen de vista.

Asentía, rascando mi cabeza para tratar de remover toda la sensación de incomodidad que sentía al ser tan observado.

—Lo entiendo ¿En qué estábamos? —preguntaba.

Él suspiraba y se acomodaba nuevamente—. Esta tarde, Seokjin —ahora se quitaba sus lentes—. Fuí un imbécil, realmente lo siento. No quería hacerte sentir de esa forma.

Asentía—. Dijiste eso a la tarde, pero sigues sin decirme el motivo —intentaba relajarme—. Tae, pude ver el pánico en tus ojos cuando te bese ¿Realmente te incomoda que te vean conmigo?

—No, es todo lo contrario —suspiraba rascando su sien.

Necesitaba encontrar las palabras para hacerle entender a Seokjin como me había sentido y como me realmente me sentía. Y era todo lo contrario a la vergüenza.

—Toda me vida me importó un comino como me veían las personas homofóbicas —tragaba duro—. Tu mejor que nadie sabes cómo soy —él asentía y me observaba sin interrumpirme—. Cada semana estaba con alguien diferente —hacía un ademán con mi mano dando a entender que me importaba poco y nada esas personas.

Él asentía removiendose en su asiento, me observaba fijo con sus ojos rasgados y mordía su labio inferior, me desconcentraba lo etéreo que se veía con las luces del lugar.

—Continua... —me decía sacándome de mis pensamientos.

Asentía mientras añadía:— No quiero que me vean de esa manera estando contigo.

Él suspiraba y exclamaba—. Habrá gente que nos mire en muchos lados ¿No quieres eso? —su voz se debilitaba—. ¿Prefieres dejarlo en la nada por el que dirán? ¿Solo entre cuatro paredes, ya sean las tuyas o las mías?

— ¡No! —exclamaba, no me estaba dando a entender con claridad—. Me enfurecen las malas miradas, me sacan. No estoy haciendo nada malo contigo... —mordía mi labio, replanteándome si lo que iba a decir era buena idea o era muy pronto—. Ésta mañana, todas esas miradas solo me hicieron confirmar lo mucho que quiero esto, contigo.

Él sonreía con cierta incertidumbre, iba a entrelazar sus dedos con los míos, pero nuestra cena llegaba.

—Disculpen —decía con timidez la mesera.

Seokjin quitaba su mano y yo volvía la mía a mi lugar. Luego de que la chica se retirara, lo habia incentivado a probar la comida.

—Esta delicioso, pruébalo —eso me daría tiempo a repensar mis palabras.

Mirando el lugar y cenando, solo pasábamos de una conversación superficial a otra. Él halagaba la comida y se sorprendía de ver este lado del bar, cosa que no había pasado la primera vez por intentar encontrarme.

—De acuerdo —mencionaba luego de un rato—. Entendí tu punto, pero de todas formas fue un momento horrible. Tú no viste la mirada que tenías cuando te habia besado —apoyaba sus codos en la mesa entrelazando sus manos y dejando su mentón sobre ellas.

—No me avergüenzas —rectificaba—. Mis viejas acciones, en cambio, si.

Él asentía y añadía—. Tienes que aprender a separar —luego sonreía cansado.

Estaba esperando mi respuesta.

—Estuve pensando en lo que dijiste anoche —levantaba la vista con un brillo particular en sus ojos.

— ¿Ah, si? —exclamaba y yo asentía—. Es muy pronto para que respondas y luego de esta mañana debes de estar pensando todo mas de dos veces. No lo quieres, lo entiendo, pero podr-...

—Si quiero —respondía cortandolo abruptamente.

Por dios, Seokjin podría hablar mucho de los nervios cuando quería. Había quedado con esa boquita carnosa entre abierta, una expresión inocente y descreída.

Me estaba dando la respuesta que quería y parte de mi seguía repitiendo sus palabras para asegurarme de haberlo oído bien. Con todo lo que me había dicho estaba creído que parte de él no estaría listo para ese tipo de compromiso.

— ¿T-tú en serio...? —preguntaba.

Él alcanzaba a tomar mi mano y entrelazaba sus dedos con los míos.

—En serio. Cada vez que me despierto lo primero que pienso es en como estarás. Si volveras a hablarme —exclamaba nervioso—. Luego de estar contigo solo puedo pensar en que quieras volver a mí otra vez y otra vez ¿Cómo no voy a querer más?.

No podía explicar lo mucho que sus palabras golpeaban cada parte de mi interior llenandome de felicidad, sintiéndome extasiado y satisfecho con esa simple oración—si quiero—robasaba de felicidad, quién lo diría.
No podía evitar dejar mi asiento para ir a su lado y él me miraba con esos ojitos de cachorro sorprendido, tan propio de él.

Se hacía un poco a un lado para dejarme lugar—. Prometo... —añadía—, recompensar haberte dejado en la friendzone sin haberme dado cuenta —exclamaba con tono chistoso.

Pero estaba hablando muy en serio, él soltaba un carcajada dulce, por dios. Todo en él era dulce, era perfecto.

—Hyung... —susurraba acariciando mi mejilla y acomodando mi flequillo—. ¿Seremos novios oficiales? —decía con voz grave, pero una dulzura particular envolvía esas palabras.

—Si, ya lo somos —acariciaba con mi pulgar su labio inferior—. Lo somos —repetía y atrapaba sus labios de un beso.

Él había tomado mi rostro para añadir más presión y no dejar espacios vacíos entre nosotros. Su forma de desenvolverse aquí a comparación de en Betty's era muy diferente. Era extraño, parecía nuestro primer beso, pero no lo era, luego de un momento que casi habia parecido eterno decidíamos soltarnos y vernos a los ojos.

—Quisiera no ser tan cursi en este momento —exclamaba sonriendo.

—No lo puedes evitar —respondía—. Desde que te conozco me volviste muy cursi...

—E intenso —resaltaba abriendo mis ojos.

—Si, pero te encanta mi intensidad —respondía Taehyung con tono seductor.

Acariciaba su pelo, dejando un par de mechones detrás de su oreja, lo tenía bastante largo y me gustaba ese detalle.

—Es hora de salir de aquí ¿No crees? —preguntaba mordiendo su labio con delicadeza.

—No lo sé, tu eres el de la costilla sentida —me respondía socarron.

— ¡Oh! ¿Entonces no quieres cerrar la noche follando? —cuestionaba aún más burlón que él.

— ¡Mesera! —exclamaba levantando la mano y la chica se acercaba—. La cuenta, por favor —pedía al mismo tiempo que apretaba mi pierna poco más arriba de la rodilla, obligándome a removerme un poco por la sensación—. ¿Nervioso?

—No te pases de listo —respondía tomándolo de la nuca para besarlo con demasiada presión y desesperación—. Quiero salir de aquí de una vez.

Esas palabras habian sacado una sonrisa torcida tan propia y seductora de él. Aún seguía impresionado con su forma de ser, tan dulce y de un segundo a otro tan sensual.

Era todo lo que necesitaba.


Les dejo un regalo antes de entrar a trabajar. Perdón el retraso.

Con amor Niñita Nany 💜

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