cincuenta y seis

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Una vez que había retomado el aire me encargaba de salir de dentro y de encima de Taehyung, había puesto todo de mi para levantarme.

—Oye, con cuidado —me reprendia rápidamente robándome una sonrisa.

—Valio la pena —mencionaba extasiado.

Luego me quedaba unos momentos con mis ojos cerrados y sin abrirlos buscaba su mano para entrelazar mis dedos con los suyos. Lo sentía demasiado en silencio a mi lado así que me veia obligado a mirarlo.

— ¿En qué piensas? —preguntaba besando sus nudillos.

— ¿Trajiste tus pastillas? —preguntaba señalando mi costilla.

—Si, quedaron en el auto —exclamaba desinteresado.

—Iré por ellas —decía apresurado por salir de la habitación.

—Espera, quédate conmigo —intentaba agarrar con fuerza su mano, pero se me escapaba—. Tae

—No quiero que te empiece a doler más —se ponía un pantalón deportivo cualquiera que tomaba de su placard—. ¿Tus llaves?

—Abajo —exclamaba desinteresado.

—Volveré pronto —mencionaba mientras me daba un rápido beso y salía de allí.

No sabía que le sucedía, pero me encontraba intentando acomodarme en la cama para no pensar en el dolor que empezaba acumularse en mi zona afectada. Cerrando los ojos y esperando a que Tae volviera  a subir, en esa espera me había sumido en un sueño corto sin haberme dado cuenta.

Me tomaba mi tiempo para respirar aire fresco, tenía mis ideas desacomodadas, tenía muchas cosas en que pensar. Primero, era demasiado pronto para andar diciendo incoherencias románticas después del sexo con Seokjin y segundo, por dios cómo me había dado vuelta por completo en pleno acto.

Tenía tantas ganas de volver ahí arriba y hacer a Seokjin completamente mío, me estaba volviendo loco la idea de tomarlo y estar dentro de él.
Pero era muy pronto, muy pronto para todo, para todo. Respirando hondo e ntentando relajarme, iba en busca de las pastillas para el dolor..

—Debes calmar tus ideas, solo lo asustarias —murmuraba, volviendo adentro y decididol a preparar café para degustarlo con unos chocolates.

Habíamos salido del bar a las corridas y ambos amabamos tomar algo caliente luego de cenar. Así que no era necesario preguntarle ahora sí querría o no café, sabía la respuesta. Una vez todo listo volvía a subir a mi habitación, tenía mis ideas más claras, o al menos eso pensaba.

Al entrar había notado a Seokjin apenas dormido—: Oh, lo siento, no quis-...

—Tardaste mucho —decía adormilado—. ¿Eso es café?

—Si, supuse que querrías —mencionaba con timidez, dejando la bandeja en mi mesa de luz.

Se lanzaba por ella para tomar una taza—: Te amo, lo necesitaba

— ¿Qué? —preguntaba perplejo.

Él me miraba confundido—. Por el café, gracias. Tenía muchas ganas

— ¡Oh! el café, claro si, obvio —exclamaba bufando para que dejará de agradecer—. Se me antojaba también —me recostaba a su lado y prendía la TV para que hubiera un poco de ruido.

— ¿Estás bien? —preguntaba sacando el poco cabello que caía en mi rostro.

—Si ¿Por qué lo preguntas? —mencionaba sin mirarlo.

—Te noto raro ¿Estuvo mal? —preguntaba con cierta timidez.

— ¿Qué? no, fue genial. Mejor de lo que hubiera esperado después de haber estado dos semanas sin haberlo hecho —intentaba dibujar una sonrisa—. Fue perfecto.

Él sonreía de esa forma tan pacífica y entre cerrando su ojitos «Tan adorable»

—Sabés, por un momento creí que tú... —exclamaba expectante—, ya sabés...

— ¿Qué yo...? —él dejaba las palabras a mitad de camino y eso no ayudaba al desorden de mi cabeza.

—Ya sabés, que tú... Cuando tomaste la botella de lubricante —movía sus manos dándome a entender a dónde quería llegar.

— ¡Oh!...no, no ¿Cómo crees que te tomaría así sin avisarte? —cuestionaba abriendo mis ojos, el calor se hacía presente en mis mejillas.

—Te ruborizaste —exclamaba apretando mi mejilla.

—Hyung, por favor no hablemos de eso —mencionaba despeinandome.

—Si lo hubieras intentando no me habría negado —exclamaba quitando su mano e intentando sentarse más cómodo. La mueca de dolor se volvía a dibujar en su rostro.

—Dame eso —le quitaba la taza y tomando el vaso de agua que había traído más su pastilla se la entregaba—. Tómalo, por favor.

Él aceptaba sin chistar y añadía—. Me hubieras cuidado muy bien esas dos semanas si no te hubieras esforzado en evitarme

—Fue una jugada maestra —respondía socarron—. ¿Ahora quién es tu novio, eh? —añadía levantando mis cejas reiteradas veces y él sonreía.

— ¿Por qué saliste corriendo? —insistía.

—No lo hice, estás adolorido y fui por tus pastillas —intentaba relajarme, pero volvía a preguntarme cómo estaba y me ponía nervioso—. No estaba escapando

—Nunca dije que lo hicieras —replicaba.

Fruncía mi entrecejo—. Me diste a entender eso —respondía.

— ¿En qué piensas? —preguntaba de nuevo acercándose a mi y descansando su mentón en mi hombro.

Yo le quitaba el vaso y lo dejaba en la bandeja.

—En nada —respondía en seco.

—Vamos, te conozco —con su dedo índice empujaba mi mentón para que lo mirara—. Tienes los ojitos perdidos y no te me quedas viendo fijo mucho tiempo. Miras a cualquier lado menos a mí —susurraba golpeando mi rostro con su aliento.

Mordía mi labio ante su cercanía y sus palabras.

—No es nada —exclamaba—. No entiendo por qué insistes

—Porque realmente me gustaría que consideraras la idea de... Ya sabes —se alejaba quitando su mentón de mi hombro.

—Para, por favor. Solo-... —suspiraba dejando salir todo el aire de mis pulmones.

—Bueno discúlpame, no creí que fuera tan insoportable hablar del tema —decía claramente ofendido—. Te cogiste a cuántos quisiste y ahora qué yo te lo pido te comportas así

—No dije nada —exclamaba..

—Exacto —me recriminaba—. ¿Por qué es tan difícil?

—No quiero lastimarte —atinaba a responder algo frustrado—. Es algo que lleva práctica —por dios que ridículo me sentía hablando con Seokjin sobre esto.

—Lo sé —respondía haciendo una pausa y luego añadía—. 'Esoquetuveciendo' —murmuraba apenas audible.

— ¿Qué dijiste? —preguntaba con mi entrecejo fruncido.

— ¡Es lo que estuve haciendo! —gritaba exasperado en mi rostro.

Me quedaba con mis ojos abiertos de par en par por lo que Seokjin había  dicho.

— ¿Tú qué? —preguntaba.

—Olvidalo, voy a dormir —se daba media vuelta y apagaba la luz de su lado—. Por favor baja un poco el volumen.

Apagaba la tv quedando completamente—casi—solo en medio de la oscuridad y el silencio.

Intentaba decir algo, pero las palabras no llegaban y Seokjin después de unos minutos había quedado completamente dormido.

Me recostaba, dejando que el cansancio se apoderará de mi y de mi cuerpo. Tanta información que me había tirado me había dejado colgado en la situación, pensando  e imaginándome a Seokjin, mi Seokjin intentando... Por dios ni siquiera podía pensar en la palabra porque me estaba seguro que podría prenderme fuego y apostaría que sería de forma literal con flamas y todo estilo la antorcha humana.

«Duermete, cobarde»

Al día siguiente me levantaba antes que Taehyung necesitaba relajarme y no verle la cara después de la confesión de anoche. Era imposible, realmente quería estar con él y que hiciera conmigo lo que le viniera en ganas.

Estúpidos pensamientos venían a mi cabeza sobre a cuántos se habría follado sin problemas, simplemente cuántos había allá afuera que habían sido tomados por mi novio.

Soy hombre, sabia cómo se sentía estar dentro de alguien más, infrigirle placer, ver cómo esa persona se derretía bajo lo que uno le está haciendo.
Había disfrutado de todos y cada uno de los encuentros con él, tenerlo para mi, hacerlo mío, estar dentro de él. Ver como disfrutaba de lo que le hacía. Finalmente había logrado que me dejara bajar y darle la atención que quería, verlo gemir por la forma en que mi boca daba atención a la parte más sensible de su cuerpo.

Pero ahora—y hacía rato—venía pensando en la idea de que él hiciera de mi lo que quisiese, estaba más que informado al respecto y ver cómo Taehyung lo disfrutaba había despertado tanta curiosidad y tantas ganas, pero se veía que yo no le despertaba lo mismo.

—Me siento como un adolescente con problemas de autoestima —murmuraba para mí mismo.

Volvía a la habitación para buscar una remera y terminaba despertandolo por el ruido.

—Hyung... —exclamaba con sus ojos y labios hinchados por haberse despertado recientemente—. ¿Sigues enojado?.

Me acercaba a él para darle un beso en la frente—. No, iba a preparar el desayuno ¿Porqué no te bañas primero?

— ¿No quieres ir tú antes? —preguntaba con sus ojitos achinados y haciendo trompita.

—Esta bien, ve tú —me levantaba y salía de la habitación. Esperaba unos momentos y cuando vislumbraba a Taehyung entrar en el baño pegaba mi oído a la puerta y escuchaba como la lluvia de la ducha se abría. 

—Hora del show —murmuraba, abríendo la puerta y la cerraba una vez dentro con gran estruendo.

— ¡¿Qué cara-...?! —Taehyung abría la cortina y me brindaba una imagen espectacular. Su rostro detonaba sopresa, pero se recomponía rápidamente. Luego el agua comenzaba a desprender vapor mientras pintaba de un brillo especial su piel acaramelada y tenía el cabello hacía atrás con su frente al descubierto—. ¿Qué estás...? —había mordido mi labio inferior al verlo y recorrer con mis ojos todo su cuerpo de arriba abajo.

— ¿Puedo? —preguntaba quitándome la remera y tirandola a un lado seco del piso del baño.

—Si, si puedes. Definitivamente —decía tirando su pelo hacía atrás y quitando el agua que caía en su rostro.

Me despojaba por completo de la última prenda de ropa que me cubría y sin cortar el contacto visual con él me adentraba a la ducha. Justo frente a él lo tomaba de la parte posterior de su cabeza, acercando su rostro al mío para atrapar sus labios en un beso extra húmedo.

Comenzaba a restregar mi cuerpo al suyo y podía sentir como él empezaba a endurecerse. Había bajado mis manos para acariciar y rasguñar de manera suave toda su piel en la zona de los hombros, la espalda. Todo iba acompañado de la acción mágica de besar su cuello mientras que él me tomaba con cierta presión en la zona de la nuca.

—Ah, Seokjin... —gemía apenas audible.

—Nunca habíamos hecho esto —exclamaba pasando mi brazo sobre sus hombros para abrazarlo y acercar su rostro al mío.

Luego de un par de besos más lo soltaba sin previo aviso y me giraba para comenzar a lavar mi cabello.

—Seokjin —reprendía con cierta dureza y sensualidad.

— ¿Qué? tengo que bañarme también —contestaba sin voltear a mirarlo.

«Estás intentando jugarme sucio»

Seokjin se giraba y me daba una imágen devastadoramente sensual. Sus hombros anchos y su cintura estrecha, luego su trasero respingón a la vista. Había intentando no mirarlo con mucho cariño en todas estas veces que habíamos estado juntos.

Pero era tan perfecto como todo en él—claramente—que me hacía dar muchas ganas de pegarme y restregarle la erección que me había dejado por provocarme y luego soltarme como si nada.

—Seokjin —le reclamaba por segunda vez y mi mano se posaba en su cintura, mientras relamia y mordía mis labios.

Éste hombre era perfecto y me volvía cada  día más loco. Mi llamado de atención lo había ignorado por completo, seguía lavando su pelo, lo cual era peor. Sus brazos estaban levantados por encima de su cabeza y se marcaban a la perfección y el agua, el agua que lo cubría lo hacía verse tan apetecible.

La mano que faltaba la posaba en su cintura, podía darme cuenta como su cuerpo se había tensado ante mi tacto y sin pensar demasiado me pegué a él. Una fuerte exhalación se le escapaba al sentirme detrás, al sentir mi erección en su entrada.

— ¿Por qué me haces esto? —susurraba en su oído mordiendo el lóbulo de su oreja con delicadeza.

— ¿Qué te hago? —preguntaba burlón.

Seokjin era apenas poco más alto así que sin despegarme comenzaba a besar su espalda mientras que rodeaba su cintura con mis brazos, estaba inmóvil hasta que mis besos comenzaban a hacer efecto y no podía evitar removerse.

La tortura era peor, me encontraba mordiendo su hombro para que se quedará quieto y al contrario posaba su mano en la pared frente a él pegando su culo a mi polla y quedando apenas con la cintura arqueada.

—Joder —mencionaba arañado su espalda.

Estaba siendo invitado a besarla y mi polla estaba sufriendo. Literalmente me estaba desesperando.

Mis besos hacían que él se removiera y ahora apoyara ambas manos en la pared, sin tapujo alguno pegaba su trasero a mi erección otra vez y comenzaba a moverse con una lentitud tortuosa masajeando mi polla en cada movimiento descarado que hacía con su pelvis.

—Tae... —decía apenas audible.

—Jin... —relamía el agua que caía sobre su espalda y él encorvaba su cintura haciendo presión nuevamente—. ¿No vas rendirte, no? —preguntaba con mi respiración claramente más pesada.

—No sé de que hablas —seguía moviéndose y me estaba matando.

Mordía mi labio queriendo callar muchas palabrotas, pero dejando una mano en su cintura con la otra iba hasta su hombro dónde lo sostenía con fuerza y comenzaba a dar embestidas en falso. No podía aguantarlo, me estaba muriendo.

Sorpresivamente Seokjin dejaba escapar un gemido que me había puesto la piel de gallina, otra embestida en falso y Seokjin se removía desesperado.

—Joder, te deseo —mencionaba acercando mi rostro a su espalda y mordiendo la zona que llegaba a alcanzar.

—Aah... —lo había hecho gemir de nuevo—. Hazme tuyo entonces —exclamaba con su respiración agitada.

Otra embestida en falso por haberme contestado de esa forma. Y tomaba mi erección para pasarla entre sus glúteos, con toda la jodida fuerza de voluntad necesaria para no empalarlo.

— ¿Acaso crees que no quiero? —otra embestida en falso y Seokjin se estaba deshaciendo delante de mí.

—Deja de jugar, maldita sea

—Deja de jugar tú —respondía y tomaba su erección que estaba igual de dura que la mía, la envolví en mi mano para comenzar a masturbarlo.

— ¡Aah, joder! —Seokjin se enderezaba nuevamente y tiraba su cabeza  en mi hombro mientras yo continuaba con la tortura por delante y las falsas embestidas por detrás.

Seokjin pasaba su mano por mi nuca buscando mi boca y yo igual, eran chupones desesperados con mordidas y jadeos ahogados.

—Fóllame —susurraba en su oído.

Por más curiosidad que sintiera, no se rehusaría a hacerlo.

—Eres increíble —me contestaba con cierta rabia.

—Sabes que no lo haré —replicaba y rápidamente añadía—. Aún... Aún no.

Volvía a dar otra embestida en falso sin dejar de masturbarlo, las ganas que tenía de follarlo eran inmensas y jamás me había  sentido así, necesitaba hacer un trío con dos Seokjins—si sonaba estúpido—pero es que las ganas de ser follado por él y follarlo eran igual de grandes.

Solo si Seokjin se duplicará, yo haría un trío.

—Algun día... —se soltaba de manera brusca—, lo harás, porque no dejaré de provocarte

— ¿Es una amenaza? —preguntaba con sonrisa socarrona.

Él me tomaba de la cintura posicionándose detrás de mí—. El que avisa no traiciona —exclamaba dejando un imponente chupón en mi cuello al mismo tiempo que deslizaba su dedo anular por mi entrada.

—Joder, Seokjin

—Inclinate y sostente —exclamaba, hacía caso y como podía me sostenía.

Seokjin se agachaba y para mí sorpresa pasaba su lengua por mi entrada, era la primera vez que lo hacía. No era necesario, pero de igual manera lo había hecho y me me volvía loco.

Luego introducía su dedo anular, lo hacía con lentitud—delicado—siempre era delicado el inicio para ayudarme a dilatar.
Era atento, era suave e iba depositando besos en mis glúteos para ir subiendo de a poco y al momento que mordía mi hombro añadía otro dedo.

—Joder... Seokjin —mis piernas comenzaban a temblar recordándome que jamás me había follado estando de pie y en una zona casi peligrosa como lo era dentro de la dicha.

—Ten en cuenta como te trato, porque vas a pagarme de vuelta —exclamaba con voz sombría y grave. Esa combinación de un Seokjin dominante y caprichoso no la había visto en el pasado.

Me erizaba los vellos del cuerpo.

—Por su-puesto que p-pagaré —exclamaba con respiración entrecortada, porque sus dedos habían dado en el blanco—. Ay, Hyung...

— ¿Qué sientes? —preguntaba.

—Placer... Ardor, pero es tan placentero —cerraba mis ojos porque la sensación y el agua que caía sobre mis rostro me nublaban la vista—. No te dete-ngas, no lo hagas

— ¿Y que si lo hago? —amenazaba.

Apenas había girado mi cabeza para intentar verlo—. No juegues, Seokjin —sus dedos volvían a tocar la zona exacta—. ¡Ah, joder... Mierda!

— ¿Te gusta? —continuaba con ese personaje que me ponía la piel de gallina.

Ya no sabia si me excitaba o me daba miedo de que me dejara completamente necesitado.

—Ni se te ocurra dejarme —solo eso atinaba a decir cuando sus dedos salían y eran reemplazados por su falo erecto—. Aahh... Joder

—Si... J-joder —decía con voz rasposa y entrecortada—. Sostente porque... No pienso parar.

Mordía mis labios ante esa advertencia, sus dedos apretaban con fuerza los muslos de mi cadera. Y comenzaba embistiendome con desesperación y frustración.

El baño se había llenado de los obscenos ruidos de sus muslos contra los míos, la forma en la que golpeaba una y otra vez en el lugar correcto, dando fuertes estocadas que hacían vibrar todo dentro de mí.

Sus gemidos roncos llenos de furia, por dios, hacerlo enojar se volvería mi juego favorito. Aunque sería un juego doblemente peligroso, porque mis ganas de tenerlo crecían a cada segundo y si él iba a comportarse de esta forma, no podría siquiera asegurar que sería delicado cuando llegase el momento.

Mientras él estaba más que concentrado en buscar su orgasmo, golpeaba mi próstata una y otra vez, lo hacía a la perfección, pero quería añadir más al momento y comenzaba  masturbarme al ritmo de sus estocadas, pero repentinamente su mano quitaba la mía.

—No te toques

— ¡¿Qu-qué?! —exclamaba, juro que había intentado forcejear, pero él me golpeaba más duro—. Ahí... Aaah.

—J-joder... Eres, er-... —sus palabras se ahogaban entre gemidos roncos.

— ¿Qué soy?... ¡Oh! —lo sentía, estaba llegando al clímax y él igual.

— ¡Taeee! —gritaba entre dientes y me sostenía lo más fuerte que podía, mordiendo mi labio inferior, era muy complicado agarrarme con fuerza. Entre gemidos fuertes y algo desgarradores llegábamos al clímax—. Joder, Tae.

Seokjin aflojaba el agarra en mi cadera y soltaba mi mano, luego dejaba caer solo un poco su cuerpo encima de mi espalda, y yo sentía que mis piernas me iban a fallar en cualquier momento. Descansé mi frente en la pared y sentía como Seokjin depositaba besos en mi espalda, luego me giraba para atrapar mi boca en un beso desesperado que luego pasaba a lento y sabia delicioso.

— ¿Qué soy? —preguntaba nuevamente y con más aire.

—Mi todo.


Hola, siguen vivas?
Éste capítulo iba a ser completamente diferente, pero ya vieron que me deje llevar y el final pues, tan cursi y hermoso.

Qué tal el edit?
Esta fuerte la cosa.
Así se bañó el Taejin juntos allá por el 2013 (y ahora😏).

Con amor Niñita Nany 💜

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