sesenta y cuatro

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

En el aeropuerto con mi madre me había llenado de un sentimiento de nostalgia tremenda. Esta semana había sido realmente hermosa, tenerla conmigo, tanto a ella como a Hana. Realmente las había extrañado, y al resto también, tener ese pedacito de mi familia me habia hecho falta.

—Prometeme que te cuidaras y seguirás adelante con tus metas. Por favor Seokjin —suplicaba mi madre antes de irse.

—Lo haré —mencionaba entre risas.

—Si se casan con Tae, me avisas para ponerme a dieta —decía con ese tono delirante, mi pequeña hermana.

Sabía cuánto le temia al matrimonio, y siempre se burlaba de la misma forma.

—De acuerdo, pero si llegara a ocurrir me actualizas con tu novio o novia del momento.

Entre risas y golpes adorables me despedía de Hana. Sin más perdida de tiempo y luego de que ambas habían tomadobsu vuelo, retomaba el camino a casa. Tenía hambre y muchas ganas de ir a lo de Tae, pero era sábado y eran las seis y media de la mañana.

Tae probablemente, estaba muerto. Nos habíamos acostumbrado a dormir hasta tarde los fines de semana, sea en su cama o la mía. Así que me veía en la situación de aguantarme las ganas de ir a molestarlo y me disponía a comprar algo para desayunar solo hasta que Taehyung despertara y fuera por él o lo secuestrara para mí en casa.

Esa era una idea genial.

Al llegar, abría la puerta con diferentes maniobras para no tirar mi café y la bolsa de churros.

—Que inútil, Seokjin —murmuraba cuando un poco del latte caía sobre mi camiseta. Una vez dentro exclamaba sorprendido—. ¿Qué carajos-...?

El suelo tenía pétalos de rosas. Negras para ser más preciso, entre la sorpresa y la duda comenzaba a seguir el caminito que esta mañana no estaba allí. Dejando las cosas sobre la mesa, había notado como los pétalos iban formando un camino a mi habitación.

«¿Pétalos de rosas negras? Taehyung...¿Por qué rosas negras?.

Con algo de temor abría la puerta, las rosas negras no me parecían algo normal. Así que levantaba la mirada del suelo y mi cama estaba cubierta con sabanas negras de seda y el cuerpo de Taehyung resaltaba con un contraste perfecto que le daba a su piel canela.

—Joder... —no podía verme, pero seguramente estaba babeando por el dios griego sobre mi cama con solo un bóxer del mismo color de las sábanas. Solo esa prenda cubría su desnudez.

—Buenos días —exclamaba con esa voz grave que me retumbaba en todo el cuerpo, abriéndose paso a mi entrepierna.

— ¿Tú hiciste todo esto? —preguntaba anonadado.

Solo me había ido por hora y media. Él tenía su propia llave, yacía tiempo y jamás me había sorprendido de esta forma.

— ¿Te gusto? —su pregunta no tenía el acento al final, era una tramposa.

No le interesaba saber si la entrada me había gustado, solo quería saber si él en aquella posición y ligero de ropa me gustaba.

—Me encantas —respondía embelesado—. Aunque tengo una pregunta —soltaba curioso—. ¿Todo esto lo hiciste en tan poco tiempo?.

Se levantaba con una sonrisa ladina dibujada en su bello rostro y se posicionaba detrás de mí para comenzar a besar mi cuello.

—No es nada —exclamaba entre besos humedos—. Solo son pétalos y un cambio de sábanas

—Pero son negras ¿Por qué negras? ¿No están muy caras?

—Seokjin, estás perdiendo el eje de la situación —reprendia y tenía razón.

—Lo siento bebé, lo siento —me giraba a verlo para tomar su rostro en mis manos y dar una, no tan rápida, mirada a todo su cuerpo—. Diablos, Taehyung —sin más que añadir lo besaba con tanta necesidad.

Y él respondía, mientras encaminaba mi cuerpo a la cama. Seokjin no paraba de hablar sin sentido con respecto a los pétalos y miraba como sus ojos viajaban tan sorprendidos por la pequeña sorpresa.

Tan adorable.

Comenzaba a perderme en esos labios carnosos, entre besos y mordidas llenas de deseo y amor. Cuanto lo había necesitado, más de lo que había imaginado. Tomando su mentón lo levantaba para dejar besos en ese cuello tan tentador.

—Fuiste tan sucio conmigo —exclamaba entre dientes besando y mordiendo la zona de su clavícula.

—Tú no quisiste que fuera contigo. Tenía tantas ganas de ti —susurraba a mi oído.

Él podía encenderme hasta siendo sutil.

—Me prometiste tantas cosas anoche —mordía su lóbulo, mientras metía mis manos debajo de la tela de su camiseta.

—Recuerdo cada palabra que dije

—Mejor así, sino me encargaré de recordartelo —nuevamente estaba frente a él. Mordiendo su labio inferior, más fuerte de lo planeado, descendía para bajar su pantalón.

Mis besos habían comenzado a hacer efecto sobre su polla y ahora estaba semi erecta, me encargaría de ponerlo peor. Me arrodillaba sin más perdida de tiempo y tomando con suavidad su erección comenzaba a masajearla, pero antes un delicado chupón al glande.

—Bebé —suspiraba quitando mi flequillo de mi rostro.

De nuevo mi pelo estaba demasiado largo para mí gusto.

—Tenía tantas ganas de chupartela desde la última vez que tú me hiciste aquella mamada en mi casa

—Toda tuya —respondía.

Oh, Seokjin, no tenía idea de cuan frustrado me encontraba y todo eso iría a parar a su cuerpo perfecto. Él sería la mejor terapia que podria hacer y totalmente gratuita. Había pasado mi lengua por el falo, sintiendo el sabor salado que bailaba sobre mis papilas gustativas.

Joder, Seokjin era delicioso.

Metiendo toda su erección en mi boca, él dejaba escapar un gemido tan dulce, instándome a succionar poco más de la mitad de su falo sin cesar aquellos masajes.

—Mmm, esa boca, esa boca —repetía mientras yo lo observaba de rodillas—. Por dios, no puedes verme de esa forma —decía ronco mientras acariciaba mi rostro y apartaba mechones de mi frente.

Soltando su polla con un obsceno chasquido como efecto de sonido, preguntaba—. ¿Cómo te miro? —le sonreía ladino pasando mi lengua por el glande para llevarme parte del líquido pre-seminal que Seokjin comenzaba a desprender.

Me había mordido al sentir su sabor y sin esperar por mi, mi novio se quitaba solo su camiseta.

Que hermosa vista para estar de rodillas—. Deja de verme y continua chupando —ordenaba.

Lo observaba enseriando mis rasgos y decidía levantarme—muy en contra de mi voluntad—para quedar frente a él.

— ¿Creés que tú vas a mandarme? —mencionaba, poniendo mi mano en su nuca y tirando de su cabello.

—Joder... —murmuraba quejándose.

—Quitate lo que resta, por favor —ordenaba sutilmente con voz grave.

Seokjin negaba con su cabeza, pero obedecía. Sentándose en la cama terminaba de quitarse las zapatillas con pantalón y bóxer incluído.

— ¿Y ahora? —preguntaba.

— ¿Te gusta ver cómo me toco, cierto? —preguntaba tomando el lubricante de la mesa de luz.

Él asentía—. Me encanta —añadia.

Derramando sobre la palma de mi mano parte del lubricante, volvía mis ojos a Seokjin quién seguía duro y sentado sobre las negras sábanas de seda que hacían verlo aún más pálido. Tan hermoso.

—Entonces disfruta del show —exclamaba por última vez.

Con esa última sentencia, Taehyung se quitaba el bóxer y con su propia mano tomaba su polla para comenzar a masturbarse./De nuevo sus ojos estaban pintados de un libidinoso negro brillante, jugaba con su lengua por fuera de sus labios y se mordía.

Continuaba tocándose, primero de manera perezosa, sin cortar el contacto visual conmigo, pero con el pasar de los segundos sus gemidos salían por si solos y su mano había acelerado sus movimientos.

—Mierda —exclamaba sin aliento.

Mi erección dolía, primero me había soltado sin más y ahora esto. Mi mano comenzaba a viajar a mi entrepierna, porque ver a Taehyung de aquella forma, haciendo eso tan descaradamente me estaba matando.

—No lo hagas —ordenaba dejando mi mano a mitad de camino.

Él había detenido no solo a mí mano, sino también la suya y se dirigía a mi.

—Pero bebé —rogaba al tenerlo cerca.

—Recuestate —me empujaba suavemente.

Me acomodaba sobre la sábanas de seda, que se sentían realmente agradable bajo mi piel. Sin previo aviso Taehyung se ponía a horcajadas encima de mi y atacaba mi boca con desesperación.

—Te amo —me decía entre besos furiosos, moviéndose encima de mi.

Me estaba haciendo mal. Todo su peso y su propio falo moliendose contra el mío.

—También te amo, pero me prometiste otra cosa —exclamaba entre mordidas poco piadosas.

—Solo quería sentirla un poquito —exclamaba divertido—. Volveré a bajar.

«Gracias por la notificación»

Ahora de nuevo volvía a bajar, pero dejando un camino de besos húmedos por todo mi pecho y abdomen. Tan placentero sentirlo finalmente.
Cerraba mis ojos para dejarme llevar por las sensaciones que me provocaban sus besos y sus caricias. Luego sentía su lengua en mi polla otra vez.

—Si...

—Insaciable —murmuraba.

Sin demoras volvía a chuparmela, pero esta vez acompañado de sus gemidos. Le gustaba, realmente le encantaba aquello.

—Tan sabroso, mi amor —exclamaba haciéndome sonreír entre tantos gemidos.

—Joder, Tae... Me vas a hacer correr —ahora masajeaba y apretaba la zona de mis bolas—. Mierda, joder... En serio me voy a correr

—No lo harás —confirmaba, ahora levantando mi pelvis para pasar toda su lengua por mi entrada.

Todo un escalofrío se hacía presente, Taehyung estaba metido en su mundo pasando su lengua una y otra vez.

—Date vuelta —ordenaba—. En cuatro, ponte en cuatro —decía relamiendo sus labios y robándome un rápido beso.

Obedecía mareado por la sensación de su lengua en mi entrada, joder, no sabía que podía sentirse tan bien. De repente su mano impactada ahora en mi piel, para ser exactos en mi pálido culo.

— ¡Taehyung! —bastardo.

—Tan blanquito —decía con voz rasposa, apoyando todo su cuerpo sobre el mío para llegar a mi oído y murmurar—. Me encanta tu culo, bebé.

Si, las palabras sucias funcionaban.

—No soy un bebé —mencionaba, solo para molestarlo.

—No, pero yo seré tu puto daddy hoy —respondía dejando un beso en mi mejilla.

Seokjin en cuatro, todo para mí solito. Si esto era un sueño que nadie se dignara a despertarme. Había comenzado a recorrer su espalda con la yema de mis dedos. Tan suave, tan blanco. Tan dócil y sumiso en aquella posición.

No podía resistir las ganas de besar cada rincón de su cuerpo llegando a su culo. En serio, me encantaba. Estaba dispuesto a besarlo y morderlo de manera suave y con parsimonia. Lo brusco lo dejaría a la hora de follarlo.
Posicionando ambas manos para tener una mejor vista de su entrada, volvía a saborearlo para lubricarlo.

—Aah...Tae —«Si, gime tan bonito. Tan suave. Tan dulce»

Otra lamida y sentía como sus piernas temblaban y se iba en suspiros. Me estaba poniendo aún más duro de lo que ya estaba. Estaba repartiendo lamidas y chupadas bastante sonoras que se entremezclaban con los jadeos y gemidos de Seokjin. Luego de un rato de estar bastante entretenido comiéndome su culo, decidía que ya era hora de insertar, no uno, si no dos de mis dedos.

— ¡Joder! —se había retraído apenas un poco.

—Relajate, bebé —exclamaba—. Ya entraron, solo relájate.

Con aquellas palabras dichas, podía sentir como las paredes musculares de Seokjin comenzaban a relajarse para así permitirme hacer tijera dentro de él y dilatarlo más rápido.

—Mmm... Si, si —Seokjin empujaba su culo más y más contra la intromisión de mis dedos, facilitándome así su punto dulce—. Mierda, Tae

— ¿Si?

—Quiero saltar sobre tu polla.

«Hijo de perra»

Nunca hubiera imaginado que me dijera aquella frase, quería sentirme el poseso de la relación por unos momentos, pero Seokjin sabía jugar sucio.
Sus palabras habían sido acompañadas por una electricidad que me había erizado cada vello del cuerpo.

—Joder, Seokjin —sacando mis dedos me acomodaba a su lado—. Montame —le ordenaba o quizás solo estaba rogando.

Si, eso había sido. Le estaba rogando.

Era todo lo que quería, a él rogando.

Tenía a mi lado su cuerpo perfecto con ese rostro vestido de lujuria y sus labios entre abiertos. A horcajadas me ponía encima de él y me aferraba a sus hombros. Él ya estaba masajeando su erección y sin soltarla la alineaba a mi entrada.

Exhalaba para soltar todo el aire aglomerado dentro de mi y me aventaba a sus labios para besarlo a mi antojo. Estaban hinchados y colorados. Sabían exquisitos, su forma de besarme y corresponderme, no podría encontrar alguien mejor que él, jamás.

—Ya, amor —rogaba empujándome hacia abajo para comenzar a meter su polla.

Comenzaba a bajar de a poco y en el proceso Taehyung no dejaba de verme. Sus labios entre abiertos, su respiración pesada, y mis propias sensaciones que manejar, me mareaban. Podía sentirlo dentro de mi, con facilidad iba entrando hasta que lo había sentido por completo y todo un escalofrío bañaba mi anatomía.

—Me encanta —murmuraba, haciendo un suave vaivén que nos hacía gemir a ambos—. Ssss...

—Aah... Hazlo a tu modo —decía y podía sentir como sus dedos se clavaban en mis muslos.

Otro vaivén y encontraba mi próstata a la perfección al estar en esta posición.

—Ah, joder. Ahora entiendo porque te gusta montarme —exclamaba conteniendo las lágrimas. Él solo sonreía de lado y se mordía. Era tan sensual cuando hacía eso—. Te muerdes... —exclamaba entre otro vaivén—. Solias ha-hacerlo tanto al principio... Ah.

Lo tenía para mí, encima de mi. Lo sentía a la perfección y me apretaba tan bien.

—Es que solo quería comerte a besos y no podía... Joder, no te detengas —rogaba al ver como comenzaba a acelerar los movimientos.

Ahora me besaba con tanta pasión, con hambre y continuaba moviéndose.

—Te siento tan bien. Te siento tan bien —repetía soltando mis labios y ahora  atacando mi cuello.

—Ay, más rápido. Por favor muévete más rápido, Seokjin —rogaba al sentir su boca húmeda en la zona de mi cuello.

Unos vaivenes más y Seokjin se desataba. Comenzaba a saltar como lo había prometido, haciendo la perfecta fricción entre mi polla y su entrada.

—Aaah... Dios, no voy aguantar tanto —repetia alejándose de mi para sentarse más erguido y así subir y bajar.

Todo el peso de su cuerpo recaía en mi polla, haciéndome delirar de placer. Tanto placer.

—Tae, Tae, Tae... —podrias escuchar mi nombre en loop salir de sus labios todo el día.

—Aaah... Joder, solo-... Mierda, me encanta —exclamaba como podía.

El sonido obsceno de su piel haciendo impacto sobre la mía a causa del sudor que ya habíamos desprendido ante tal actividad sexual, me embriagaba.

—Mas, necesito más —suplicaba.

Hacía caso a sus palabras tomando con fuerza su polla y jalando de ella para masturbarlo.

— ¡Joder! ... me voy a correr, no pares

—Tú tampoco.

Mi vista se iba nublando. No podría explicar con palabras lo extasiado que me sentía y mi cuerpo pedía a gritos el sumergirse en aquel orgasmo que podía sentir que estaba llegando. La mano de Taehyung me estaba masturbando con fuerza, la presión que infringia en esta zona me volvía loco. Pero estaba ido por la forma en que su polla me llenaba por completo.

—Joder, tu polla es la puta gloria — exclamaba ido sin razonar en mis palabras.

—Sucio. Eres sucio Seokjin —reía extasiado, y a punto de desfallecer cuando todo el escalofrio de mi columna vertebral viajaba de mis hombros a mi nuca y luego descendían a mi bajo vientre. Aglomerandose allí y liberandose a través de mi polla.

Me había corrido por esa puta frase de Taehyung, aparte de toda la atención que había puesto en mi.

— ¡Si! Joder... —me dejaba caer sobre su pecho sin dejar de moverme y así poder sentir los espasmos en todo mi cuerpo.

Para mí sorpresa Taehyung me giraba para buscar su propio orgasmo, quedando encima de mi dando salvajes embestidas acompañadas de besos apasionados. Entrelazando sus dedos con los míos para sostenerse con fuerza. Su mirada destilaba lujuria y sus gemidos eran roncos.

—Te amo —repetía.

—Y yo a tí —murmuraba sobreestimulado.

—Ay, dios —éste cerraba los ojos con fuerza y podía sentir como se había corrido dentro de mi y se dejaba caer agitado sobre mi pecho.

—Mierda, lo que te hace una semana sin sexo —exclamaba—. Eres un animal.

Podía sentir como sonreía con dificultad y ahora se disponía a salir para acurrucarse a mi lado.

—Después de ducharte necesito hablar contigo

— ¿Es algo malo? —preguntaba preocupado buscando su rostro.

—No, bueno.... Es sobre mi trabajo. Pero no te preocupes

—Taehyung

—Te debo una charla y tú a mi —reprendia—. No arruinemos el momento

—Espero poder caminar

—Si no puedes será solo tu culpa. Tú saltaste sobre mi polla —decía socarron.

—Y no me arrepiento

—Y yo soy el animal —respondía divertido.

Hermosa manera de empezar el sábado. Aunque mis ojos comenzaban a cerrarse, Taehyung era el mejor novio y yo estaba viviendo uno de los mejores momentos de mi vida.

Íbamos por buen camino.


Bueno, bueno. Feliz de haber cumplido hoy con este capítulo.

Gustó o no? fue bien Taejin, pero siempre con un Seokjin dominante, no lo puedo evitar.

Con amor niñita, Nany 💜

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro