treinta y siete

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

—Mie-mierda, joder.... Te odio, Taehyung —exclamaba dejándome llevar por los espamos en todo el cuerpo gracias al orgasmo que estaba buscando con desesperación. Claramente no lo odiaba a él, sino toda la maldita situación.

Taehyung me volvía loco en menos de cinco minutos, me había masturbado para descargar todo lo que había acumulado por su culpa.
Decidía tomar una ducha bien caliente para relajar todos los músculos de mi cuerpo, había pasado por mucha, no mucha, demasiada tensión.

Estaba semi extasiado recordando como su cuerpo respondía al mío, y estaba solo un poco sorprendido de lo mucho que me gustaba ver a Taehyung con esa mirada libidinosa hacia a mi y lo rápido que había despertado mi deseo sexual por alguien más, en este caso él.

«¿Por qué me había privado tanto tiempo de esto?»

Aún así no dejaba de recordar lo asustado que se veía ante la idea de un posible rechazo de mi parte para con él, tenía que eso fuera  causar problema futuros. Al salir del baño notaba como Taehyung había caído rendido en el lado de la cama que prácticamente ya le pertenecía.

Estaba boca abajo y se veía tan tranquilo, no se había siquiera tapado, pero se veía que al menos había logrado ponerse los pantalones.  Me acercaba y lo contemplaba descaradamente mientras dormía. Los pantalones que le había prestado le quedaban mucho mejor que a mi y sus piernas lo llenaban a la perfección.

Bueno, no solo sus piernas.

—Despues de todo lo sucedido, sigo creyendo que mirarte el culo mientras duermes es tan gay —exclamaba hablando con un Tae sumamente dormido.

Mordía mi labio y me iba directo a mi lugar para ver si podía conciliar el sueño teniendo al lado a Taehyung. No era la primera vez que compartíamos la cama, pero se sentía muchísimo mejor que en otras ocasiones, aunque Taehyung estaba más muerto que vivo.

Una vez en la cama lo seguía contemplando, él había girado su rostro hacía mi lado y me brindaba una imagen tan tierna. Así que no aguantaba y con suma cautela, me acercaba lo mas que podía para mirarlo mejor.

—Joder, si me gustas —no sabía si hablaba con él o conmigo mismo. Me encontraba acariciando su pelo y luego bajaba para acariciar su mandíbula que a él se le marcaba tan bien.

Estaba realmente dormido, tanto que no sentía ninguna de mis caricias. Tenía mucho en que pensar, pero contemplarlo dormido me parecía una mejor opción. Luego de segundos, no aguantaba las ganas y depositaba un casto beso en sus labios, eran suaves y carnosos, él apenas si se había removido. Me alejaba con lentitud...

—Si me gustas, si me gustas —murmuraba y me daba media vuelta para dormirme de una maldita vez.

«Ay, mi cabeza, maldición»

Estaba a punto de explotar e iba a morir por la resaca que tenía. Abría mis ojos con cierta dificultad y no reconocía mi almohada.

— ¿Do-dónde...? —luego de sentirme aturdido, caía en la cuenta de que estaba en la cama de Seokjin—. ¡Ay, mierda!.

¿Cómo carajos había llegado?, no lo sabía.
¿Qué mierda había sucedido anoche?, tampoco tenía idea y por último, iba a vomitar.

Me levantaba apresurado al baño y una vez más bautizaba el retrete de Seokjin, no era la primera vez para ser honestos. Luego notaba que no llevaba mi ropa de anoche y muchas más preguntas inundaban mi cabeza. Luego de creerme más o menos pasable, tomaba coraje y salía de la habitación para buscar al único que sabía que mierda había pasado anoche.

Al llegar apreciaba la espalda de Seokjin mientras él hacía café, el olor era delicioso y mi estómago comenzaba a despertarse después de haber vomitado todo. No sabía cómo debía entrar, ¿Sería correcto un buen día?, ¿Debía comenzar por disculparme por cualquier cosa que podría haber hecho anoche?.

—Maldición —murmuraba de los nervios, pero no había sido tan bajito como creía y Seokjin giraba a verme.

Mi mirada se había encontrado con la suya y mis mejillas se teñian de rojo.

—Tae —exclamaba intentando sonreir—. ¿Quieres desayunar en la isla o vamos al sofá?.

Tragaba saliva admirando lo relajado que se veía, después de todo parecía que no me había mandado ninguna de las mías, tan ebrio anoche.

—En el sofá —respondía.

—Genial siéntate, ahí llevo todo —me relajaba haciendo lo que él me había ordenado.

Intentaba recordar los acontecimientos que me habían llevado a terminar en la cama Seokjin una vez mas, pero todo era confuso y no sabía que era realidad y que quizás solo había imaginado.
Seokjin llegaba con una bandeja para ponerla en la mesa ratona y se sentaba a mi lado en el gran sofá.

— ¿Cómo te sientes? —preguntaba mientras ponía su mano en mi nuca y masajeaba la zona.

Cerraba mis ojos ante el escalofrío provocado en toda mi espina dorsal.

—Yo, eh... —no podia hablar si él seguía masajeandome así.

— ¿Te duele la cabeza? —preguntaba sin soltarme y me costaba armar una bendita oración—. Toma —finalmente quitaba su mano para brindarme una aspirina y vaso de agua que no había notado antes.

—Gracias —la tomba y luego bebía. Él me miraba inmutable, aún tomando su café no quitaba sus ojos de mi—. ¿Qué? —preguntaba intimidado.

— ¿Vomitaste? —mencionaba.

Sonreía intentando parecer adorable—. Si

— ¿Usaste mi cepillo de dientes luego? —volvía a preguntar.

Mi sonrisa se agrandaba un tercio mas—. Si —replicaba con aegyo.

Él cerraba sus ojos y sonreía—. Bien, hay cosas que nunca cambiarán entre nosotros. Tengo que considerar comprarte un cepillo para tí —decía relajado—. Vamos bebe y come un poco.

«¿Considerar comprar un cepillo para mí?»

Decidía no pensar y hacia caso a sus palabras, comenzaba a untar una tostada mientras él cambiaba de posición y ponía sus piernas arriba del sillón y su cuerpo entero estaba con dirección a mi.

— ¿Vas a mirarme así toda la mañana o me dirás qué hice anoche?

— ¿No recuerdas nada? —exclamaba. Su mirada era intensa, me sentía tan en desventaja con él.

—No, no lo sé —contestaba confundido—. Tengo momentos nebulosos ¿Nos besamos? —preguntaba directamente.

Si había besado a Seokjin Hyung ebrio, no me lo perdonaría, no podía recordarlo y si había sucedido habría sido el primer beso después de tanto tiempo que me cargaba con unas ganas.

—Nos mordimos —contestaba haciendo que escupiera el café y la tostada se cayera de mi mano al plato—. ¿Estás bien? —se acomodaba y se acercaba para brindarme una servilleta y limpiarme.

— ¿Qué nosotros qué?  —preguntaba nuevamente incrédulo.

Debía de estar jugandome una broma.

—Nos mordimos, tú comenzaste igual —decía relajado.

¿Por qué estaba tan relajado? ¿Por qué no estaba teniendo un gay panic?.

— ¿Como qué y-...? ¿Te burlas de mí, cierto?

—No, no. Verás... Estábamos en mi cocina, y comenzaste a dejar besos y chupones en mi cuello, justo por esta zona —tocaba el mío en la zona de la nuca dejándome con piel de gallina.

Mierda, no recordaba lo que me contaba y me ponía nervioso.

— ¿Yo te mordí? —cuestionaba aún incrédulo.

Entonces él me mostraba su piel en la zona de la clavícula y tenía una pequeña marca semi morada.

— ¿Ves?, luego de eso te mordí esa boca tan carnosa que tienes, fue una especie de venganza por todas esas veces que lo hacías descaradamente frente a mi —había descansado su antebrazo en mi hombro y acariciaba con su pulgar mi labio.

«No lo puedo creer»

—Lo siento —solo eso podía decir—. En serio, yo debí haberte causado asco. Lo lamento.

La había cagado en grande, supongo que no había salido corriendo porque ya estábamos en su casa y solo estaba siendo bueno conmigo por ser amigos.

Él suspiraba.

— ¿Tae porque te fuiste a ese bar? —me miraba serio esperando una respuesta.

—No lo sé, estaba abierto y entré —levantaba mis hombros.

—Te estuve esperando. Ni siquiera me habías avisado que no vendrías —no se veía enojado, pero se veía decepcionado.

—El plan solo era beber un trago y venir a verte —respondía rápidamente.

— ¿Cuántos tragos bebiste?

—Perdí la cuenta después del décimo —respondía bajando la cabeza.

—Y todos invitados por tus enamorados —él apretaba su mandíbula y bebía café apartando sus ojos de mi.

— ¿Cómo sabes eso? —preguntaba.

—El mesero me lo dijo, te encontré con la ayuda de Yoon-Woo antes que un tipo te llevará con él —mencionaba serio.

—Oh, te cruzaste con tu chico —«Si serás imbécil, Taehyung»

—No —respondia con seriedad y me miraba nuevamente—. Mi chico estaba ebrio a punto de ser secuestrado

—Ah, Hyung... —soltaba con timidez, no esperaba que dijera eso—. Estaba muy ebrio

— ¿Cómo puedes beber tanto? por dios. Te encontré alucinando en esa barra.

Rápidamente me sentaba erguido y preguntaba con nerviosismo—. ¿Qué dije?

—Bueno, según Yoon-Woo no dejabas de decir mi nombre seguido de frases cursis

— ¡Aish, dios! —tapaba mi rostro.

—A mi solo me dijiste que me parecía al amor de tu vida —lanzaba relajado dando una mordida a su tostado.

—Oye, Hyung lo siento —me sentía un imbécil, pero estaba listo para su rechazo—. Me voy a ir, creo que es lo mejor —intentaba ponerme de pie, pero él me volvía a sentar.

— ¿Me vas a decir por qué estás esperando solo rechazo de mi parte?.

Me había despertado y para sorpresa mía, Taehyung estaba lejos de mi, pero despatarrado en su respectivo lugar de la cama.

A duras penas me había levantado para comenzar a preparar el desayuno para ambos. Cuando finalmente notaba su presencia cruzar de mi habitación a la sala de estar, me sentía nervioso. Ya estaba sobrio y lo que sucedería luego con ambos no tendría un punto de retorno.

Al sentarme en el sofá y verlo tan cohibido me volvía loco, quería repetir todo lo de anoche, pero con un Taehyung sobrio. Las ganas, mis ganas seguían ahí.
Lo bueno es que cada minuto que pasaba junto a él me confirmaba que no era ninguna "novedad" que yo quería probar. Me gustaba, siempre me había gustado y ya era hora de dejar de jugar.

Lo había hecho por un año, ya era hora de que sucediera, pero había que poner las cosas sobre la mesa. Sabía muy bien porque tenía esa constante actitud negativa, Seon me lo había contado, pero quería que él me lo dijera.

—No se trata de esperar un rechazo, solo es estar listo. Es la verdad —suspiraba y apoyaba mi rostro sobre mi mano.

—No lo es, parece que quisieras que te rechace ¿Por qué? —preguntaba ceñudo.

—Porque lo vas a hacer —afirmaba en su lugar.

—No, no lo haré  —decía con seguridad.

—Hyung, ya pasé por esto —exclamaba cansado.

— ¿Qué es esto? —preguntaba haciendo comillas.

— ¡Esto! —gritaba frustrado—. Soy tu maldito amigo gay del cual te enteraste que está interesado en tí y luego de eso quieres experimentar conmigo —me acercaba a su rostro y agregaba—. No te va a gustar después de que suceda.

Él miraba mis ojos y mi boca, por dios tenía muchas ganas de lanzarme ahí mismo encima de él, pero estaba seguro que no le gustaría. No recordaba lo sucesos ayer, pero quizás solo lo había dejado pasar porque era su "amigo".
Él negaba frustrado, entrecerraba sus ojos y me tomaba por sorpresa de la nuca acercando aún más su rostro al mío.

«Joder, me va a golpear»

—No puedo creer lo ebrio que estabas anoche —decía con voz profunda—. No recuerdas absolutamente nada de lo que te dije

—N-no —exclamaba ahogado con mi propia saliva.

—Me gustas —la otra mano faltante la ponía en mi rostro—. Lo que hiciste anoche no me causo asco. No me provoco rechazo, porque me gustas. Ya lo comprobé, pedazo de imbécil, pero sigues actuando como un adolescente con baja autoestima.

Relamía mis labios porque se me había secado la boca de tenerla abierta escuchando lo que él me decía.

—Ni siquiera nos besamos, Hyung —replicaba—. Si intentará algo más te agararria terrible pánico y me dirías cosas como: pervertido o asqueroso m-marica —mi garganta se había cerrado, pero no iba a llorar frente a Seokjin.

— ¿Quién te dijo eso? —preguntaba con lástima.

—Es una historia pasada, pero viene a mi cabeza cada vez que me fijo en un hombre heterosexual —exclamaba con cierto sarcasmo intentando fingir una sonrisa.

No había notado que él estaba acariciando mi mejilla y enrredaba sus dedos en mi pelo.

—Ay, Tae

—Quita esa mirada de lástima —me encargaba de quitar su mano de mi mejilla e intentaba alejarme, pero él no me dejaba y volvía a sostenerme con fuerza—. Hyung —había cerrado mis ojos porque de todas maneras mi cuerpo se estremecía ante su tacto.

—Mírame —suspiraba, abriendo mis ojos obedecía—. Jamás te diría algo así

—De acuerdo —estaba enojado, pero no con él, con la situación, conmigo—. De todas formas fuiste heterosexual toda tu vida y yo no soy mujer

—No, definitivamente no lo eres —decía sonriendo.

Éste Seokjin confiado me sacaba de quicio porque no me permitía dejarlo.

—Si, no lo soy —respondía de forma seca.

—Ya no aguanto... —murmuraba una última vez, acompañado de un suspiro y agarrándome con la guardia baja. Había atrapado mis labios entre los suyos.

Mis ojos ya no podían abrirse más, Seokjin  estaba dulcemente buscando devorar mi boca mientras que yo seguía procesando lo que estaba sucediendo y tímidamente lo besaba.

«Joder, es tan... Me está besando»

A la mierda con todo, correspondía a su beso abriéndole paso a su lengua al mismo tiempo que la mía se introducía sin permiso  y chocaban en una explosión de sensaciones increíbles.
Estaba hambriento y necesitaba hacer ese momento eterno, había desesperación de su parte lo cual me había puesto salvaje y lo había tomado con fuerza del pelo.

La habitación era inundaba con los sonidos que hacíamos al besarnos con tales ganas, sus labios eran carnosos y era tan bueno besando, por dios. Su lengua jugaba a la perfección con la mía y como si eso no fuera lo suficientemente excitante él abría sus ojos negros destilando una mirada lasciva mientras su lengua jugaba buscando la mía y luego pasaba por el contorno de mis labios y mordiendo apenas mi mentón dejándonos así respirar un poco.

—Hy-Seokjin —mis ojos se entrecerraban por las sensaciones que su beso me había provocado

Sus labios eran suaves y carnosos, su lengua húmeda sabía cómo moverse y competir con la mía para saborear cada rincón y chocar entre sí. Ya no aguantaba tenerlo tan cerca sin poder besarlo, realmente lo deseaba, quería comerle la boca a mi mejor amigo, era irresistible.

Cuando abría mis ojos para verlo mientras devoraba su boca con la mía había sido tan acertado. Estaba excitado y jadeante, era un beso, pero a la vez parecíamos estar peleando porque no podíamos evitar empujarnos para estar más encima del otro y no dejar espacios vacíos entre nosotros.

—Hy-Seokjin —exclamaba sin aliento y mi líbido se desataba por completo. Quería escucharlo gemir más, así que me daba el gusto de volver a su boca y morderlo—. Ssss, ah...

— ¿Duele? —preguntaba con dificultad sin despegarme de sus labios.

—Dime tú —exclamaba mordiendome más fuerte mientras me empujaba al sofá para subirse encima.

Parte de mi había imaginado como sería ésto, pero la realidad siempre sobrepasaba la imaginación. Lo tenía a horcajadas encima de mí y no paraba de besar, succionar y morder.

Cuando notabamos la posición que habíamos tomado, él se había detenido, ya no me estaba besando y se sentaba erguido encima mío, tenía todo su peso en mi erección, dejándome totalmente necesitado.

— ¿Por qué paras? —preguntaba jadeante.

Él seguía encima de mi, observandose a si mismo y a mi, estaba agitado y despeinado, y ambos estábamos duros.
Pero tenerlo encima era un placer doloroso, el tema era que Taehyung estaba en una especie de shock y yo necesitaba que reaccionara.

Quedé trusfrated con este edit, todo por intentar juntar sus boquitas. Matenme, lo intenté.
Con amor, Niñita.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro