treinta y ocho

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Mi lado salvaje, necesitado y desesperado por Kim Seokjin se despertaba empujándolo para subirme encima de él, su boca era tan carnosa y cuando lo mordía o succionaba su labio, éste sabia delicioso.

Su boca era la gloria y su forma de besarme era perfecta, jamás hubiera creído que podría estar viviendo este momento con él, me tenía extasiado.
Necesitaba estar encima suyo, necesitaba sentirlo, saber cómo lo había puesto. No lo pensaba mucho y cuando había mordido mi labio mi erección había recibido ese impacto restante.

Sentía que me iba a quemar vivo por todas las sensaciones, mi piel hormigueaba y mi entrepierna ardía, era demasiado placer sin siquiera haber llegado a follar del todo con Seokjin.

Pero de la nada, mi cabeza comenzaba a maquinar sin mi permiso.

«Se acostará contigo y luego no querrá repetir, y nuevamente quedarás necesitado»

El peso de mis propios pensamientos me obligaban a cortar el beso y terminar sentado erguido encima de Seokjin, que hermosa y jodida sensación sentir su erección debajo de mi. Él estaba jadeando y yo me encontraba embobado por lo bien que me veía encima de él, con él.

Era Perfecto.

— ¿Por qué paras? —me preguntaba.

¿Cuánto duraría esto para que luego él terminara aburriendose de mi?.

Sus manos habían tomado mis caderas y sus dedos largos se clavaban en ellas mientras que su pelvis subía haciéndome saltar encima de él  y logrando sacarme de mi ensoñación, robándome un leve gemido y tirando mi cabeza hacía atrás.

—Hyung —me había robado un gemido con ese movimiento. Luego con más intensidad volvía a hundir sus dedos y empujaba de nuevo—. Joder, Seokjin.

Mis ojos estaban cerrados y luego comenzaba a hacer lo que quería, lo que ambos queríamos. Ponía mis manos encima de las suyas y comenzaba un lento y tortuoso vaivén con mi parte trasera y polla, encima de su erección. Moliendome contra él.

—Ah, joder. Te fuiste por un m-momento —sonaba y estaba muy excitado. Con miedo y duda abría mis ojos para verlo.

Cuando lo hacía Seokjin me estaba mirando con ojos inyectados en lujuria, que parecía no abandonar sus facciones. Me mordía el labio al verlo y no cesaba el vaivén encima de su polla.

—Estás muy duro —exclamaba. Se sentía tan bien, ambos teníamos pantalones de algodón así que la sensación era de lo más placentera y dolorosa.

—Es tu culpa, tú me provocaste esto —junto con la palabra "esto" Seokjin empujaba su erección contra mi trasero otra vez.

—Joder —volvía a tirar mi cabeza hacia atrás.

Esta tortura era deliciosa, un juego macabro que nos ponía a mil y aún no habíamos hecho nada. Con cierta timidez llevaba una de mis manos cerca de sus labios para intentar introducir uno de mis dedos dentro de su boca.

¿Querría quizás chuparlos o sería muy gay para Seokjin?

Era pesado, era bastante pesado y tenerlo encima de mi erección, era la tortura más placentera vivida. Decidía empujar mi polla en su culo para sacarlo de sus malditos pensamientos y lo lograba robándole un gemido.

—Hyung —y echaba su cabeza hacía atrás. No sabía que esperar de él, así que nuevamente clavaba mis dedos y repetía el movimiento, para tenerlo conmigo—. Joder, Seokjin.

Por dios, él estaba tan extasiado de un simple roce que me volvía loco y  por un momento tenía miedo de que quisiera bajarse e irse. Para mi sorpresa él apoyaba sus manos en las mías y comenzaba a moverse para fregarse en mi erección y hacerme ver las estrellas.

Me sentía un adolescente que comenzaba a explorar su sexualidad, lo cual en parte era más o menos cierto.

—Ah, joder. Te fuiste por un m-momento —exclamaba. Me tenía muy excitado.

Hacía mucho no me sentía de tal forma y era increíble la conexión que habíamos alcanzado, Taehyung finalmente se animaba a verme y tenía sus ojos entre cerrados, su cabello despeinado. Su vaivén encima de mi y esa manía preciosa que tenía de morderse el labio, joder me encantaba todo lo que veía.

—Estás muy duro  —exclamaba.

Tenía razón—. Es tu culpa, tú me provocaste esto —mencionaba con la necesidad de volver empujar mi erección en su trasero.

—Joder —gemía tirando su cabeza hacía atrás, brindándome una vista perfecta de su largo cuello y nuez que se marcaba aún más.

Seguíamos con este vaivén, me encantaba tenerlo encima de esa manera tan dócil. Timidamente acariciandome en el proceso, notaba como acercaba su mano a mi boca para acariciar mis labios.

Seguía su mirada intensa junto con el vaivén, de repente con cierta timidez intentaba meter sus dedos en mi boca, pero yo decidía esquivarlo provocando un gemido placentero y doloroso en él.

—Mmm —y un puchero aparecía en su libidinosa carita.

—No tengo ganas de adivinar tus pucheros, mister lindo —exclamaba tratando de unir las palabras, con ese tortuoso movimiento que me distraía—. Vas a tener que hablar —mencionaba con voz ronca.

Su mirada se había vuelto oscura y entonces presionaba aún más su peso a mi erección, mordiéndose al momento que me sentía tan duro.

No aguantaba y con un leve movimiento de mi cabeza hacía atrás gemía—. Aaaah... —y el bastardo aprovechaba a meter el dedo corazón en mi boca, el más largo, pero yo lo había atrapado suavemente entre mis dientes.

—Chupalo —me ordenaba con voz grave.

Ya estaba perdido en todo lo que estaba sucediendo y sintiendo, así que relamía su dedo sacando la lengua de abajo hacía arriba mientras que él no dejaba de verme. Luego de eso lo introducía suavemente, obligándome a continuar con el acto de chupar. Prontamente agregaba un segundo dedo y los sacaba y metía al compás de su vaivén encima de mi.

—Joder, con esa boca sabía que tenías que hacerlo bien —exclamaba.

Lo mordía luego de esa ridícula frase y le sonreía de forma ladina, sus ojos brillaban perdidos completamente en mi. Su voz ronca y grave terminaban de dar ese toque tan sucio a algo medianamente tranquilo.

Ver a Seokjin chupando mis dedos dejándose llevar por completo conmigo era exquisito. Luego de morderme había quitado mi mano y tomando con fuerza su mentón le estampaba un beso violento y desesperado.

Nuestras lenguas bailaban entre sí y la sensación de cómo succionaba y mordía mis labios eran el botón con la palabra "descontrol" en ella.
Decidía bajar por su mentón para devorar su cuello, las ganas que tenía de dejar marcas eran increíbles. Comenzaba suave y solo con la lengua, era tan largo y ancho, ¿Cómo podía tener un cuello tan irresistible?.

—Tae —sus manos seguían aferradas a los costados de mis muslos y presionaban con fuerza cuando todo mi peso caía con fuerza en su erección.

Rozando y moliendo mi polla a la suya.

Los pantalones de ambos dejaban poco a la imaginación y era perfecto, su respiración era acelerada y respiraba fuerte, parte eran gemidos y partes sonidos ahogados y roncos.

Me estaba volviendo loco sentirlo tan bien, todos mis músculos y terminaciones se estaban preparando para él. No aguantaba y mordía, mordía su cuello y comenzaba a montarlo aún más salvaje, más rápido y él ponía su mano en mi nuca para hacer más presión de mi boca sobre la zona sensible de su cuello.

—Mierda ¿Por qué no me saltaste hace un año atrás? —balbuceaba entre gemidos roncos.

Eso me hacía recapacitar en que seguía creyendo que le iba a agarrar pánico cuando cayera a la realidad y la calentura comenzará a bajar.

—Lo siento —exclamaba y me levantaba.

Él estaba duro, yo peor. Duro y necesitado, pero no iba a traumarlo.

Taehyung me dejaba con las ganas, una vez más.

— ¿Qué haces? —preguntaba levantándome. Por dios, mi polla dolía y podía notar que la de él también.

—Lo siento, no va a suceder nada —decía afirmando sin poder mantenerme la mirada.

— ¿No quieres que pase? —preguntaba confundido y herido—. ¡Hace menos de un minuto me estabas devorando!.

No podía evitar gritar y él se sobresaltaba, me acercaba rápidamente para tomar sus hombros con dulzura.

—No te va a gustar —repetía y finalmente me veía a los ojos.

Su actitud me estaba exasperando, pero sería injusto enojarme sin saber que tanto había dañado a Taehyung ese parte de su pasado. Suspiraba y me calmaba mientras que aún apretaba sus hombros, lo miraba nuevamente y él estaba mirando el suelo.

Con mi mano levantaba su mentón, se veía entre apagado y caliente, ¿Cómo podía pelear tanto contras sus propios deseos?.

Tenía que hacerlo entender, tenía que asegurarle que no iba a tener un ataque de pánico gay, tenía que conectarme con él lo suficiente, para que dejará sus putos miedos de lado, porque me estaba muriendo de ganas de follarme a mi mejor amigo.


No sabía cuál dejar así que dejo ambas, la sombra está pésima en la segunda.
Me dejan su amor, si ven un error avísenme.

Con amor, Niñita.

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