treinta y nueve

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Seokjin levantaba mi rostro para verme mientras que yo me sentía avergonzado y excitado. Tenía que pelear contra esto, él estaba equivocado, le pasaría lo mismo que a Dak-Ho.

Al principio quería de todas formas follarme y cuando lo habia hecho había sentido repulsión y me había humillado, diciendo cosas horribles solo para volver a sentirse un poco más heterosexual de nuevo.

Dak-Ho había sido una especie de primer amor para mi, pero no sé comparaba con lo que sentía por Seokjin. No sabía qué mierda era, pero era fuerte y había crecido inmensamente en aquel año.

No podría manejar su rechazo, me destrozaría del todo.

—Dime que tengo que hacer para que veas que estoy aquí y quiero esto —decía.

Largaba una risa sarcástica, mientras me soltaba de su agarre, mi cuerpo no quería responder al rechazo que necesitaba demostrarle, de todo lo contrario me encontraba tan duro y necesitado que me odiaba.

Era muy difícil luchar contra mis deseos, pero tenía que ser fuerte. Seokjin me miraba confundido, estaba entre la duda y la ira.

—Lo sé, quieres golpearme. Lo noto en tu rostro —mencionaba caminando en dirección contraria a él.

Yo intentaba alejarme, pero él se acercaba a toda velocidad acortando el espacio entre nosotros y me tomaba de la nuca con fuerza y atrapaba mi labio en una fuerte y apasionaba mordida.
Queria separarme, pero había posicionado su mano en la parte baja de mi espalda y sujetaba mi enmarañado cabello.

Yo solo podía tomar su remera entre mis puños poniéndome en puntas de pie por el dolor y placer que había recorrido todo mi cuerpo.

—Sss...aaah. —me soltaba el labio, pero continuabamos cara a cara golpeandonos con la respiración del otro.

—No quiero golpearte —decía con voz rasposa y quitaba su mano de mi pelo para bajar por mi espalda y así hacer presión para juntar su erección con la mía.

—Joder. No hagas eso, Hyung —una increíble sensación subía de mi pollq hasta mis orejas, estallando en un plácido escalofrío que me ponía más duro al sentirlo y entrecerraba los ojos porque mi líbido seguia aumentando.

—Eso mismo sentí yo —exclamaba descansado su frente en la mía—. No quiero golpearte, intento entenderte —sus ojos me veían y juzgaban muy de cerca.

Su boca entre abierta, su cabello despeinado y sus labios hinchados por los salvajes besos que habiamos compartido recientemente, eran la mejor versión osada de Seokjin.

—Tienes que parar —le rogaba.

— ¿En serio quieres eso? ¿Quieres que pare? —su boca se dirigía directo a mi cuello.

Inconcientemente y traicionado por mis propios deseos yo se lo brindaba sin problema alguno.

—S-si —me ahogaba con mi propia saliva—. Tie-... Tienes que parar.

Su lengua dibujada círculos húmedos en mi piel, sus labios carnosos se sentían suaves  y acolchonados contra mi cuello.

— ¿Quieres que pare? —repetía con voz ronca y comenzaba a jugar con mi lóbulo—. Yo no quiero parar

—Basta, por favor —nunca me había contradecido tanto en mi corta vida, le pedía que parara, pero tomaba su nuca y lo presionaba en la zona más sensible de mi cuello para que siguiera relamiendo y besando.

—Déjate de tanta mierda del pasado, yo estoy aquí y seguiré aquí después de todo —repetía. Sus palabras eran dulces, pero sus manos y su boca me estaban jugando sucio. Me sorprendía, realmente me sorprendía cuando Seokjin comenzaba a manosear mi culo mientras seguía dando atención a mí cuello.

«Joder, que placer»

—Me haces mal —le mencionaba con dificultad.

—Idem —replicaba—. ¿Como quieres que te hable para que dejes tus inseguridades de lado? —depositaba cortos besos en mi mandíbula y me raspaba con delicadeza la zona con la ayuda de sus dientes.

—No soy mujer, algo te va a faltar —por dios, no podía parar de cagarla.

—TaeTae —soltaba en un susurro que había sonado similar a un gemido con mi apodo de por medio—. Quiero follarte tan duro que lo último que importará es que no seas mujer.

«Ay, mierda»

En ese momento clave me había despertado, sin demora y con desesperación comenzaba a besarlo apasionadamente. Él correspondía a la perfección, como si hubiéramos hecho esto en otra vida y ya sabíamos cómo acoplarnos al otro. En un momento él me había girado obligándome a caminar de espaldas en dirección a su habitación.

Ya no habría marcha atrás.

Finalmente lo tenía devorando mi boca como hacía unos minutos, estaba hambriento de volver a sentirlo de nuevo. Así que nos dirigía a ambos a mi habitación, al entrar lo había estampado contra la pared y presionaba cada vez más mi erección a la suya. Todo mi cuerpo moliendose contra el suyo.

Quién diría que este tipo de acción sería tan excitante y correcta. Sus manos me recorrían con cierta torpeza, descaradamente ya había manoseado su trasero y joder Taehyung tenía más culo que cualquier coreana que me había comido en el pasado.

Aún así él no había bajado sus manos en ningún momento y mi entrepierna se sentía tan necesitada de su atención.

—Te necesito —susurraba sin despegarme de su boca, pero tirando un pequeño vistazo hacia abajo.

Él dejaba vislumbrar una sonrisa pícara, casi podría decirse que se estaba soltando.

— ¿Dónde me necesitas? —preguntaba con voz grave.

—Anoche estabas tan interesado en desabotonar mi pantalón y ahora te haces el desentendido —exclamaba con tono juguetón, mientras me acercaba de nuevo a su oido—. Dejate llevar Taehyung-ssi, estás desesperando a tu Hyung

—Solo ordename y lo haré —exclamaba las palabras mágicas.

Metía mi mano debajo de su remera y arañaba suavemente su piel en la zona de las costillas, solían hacerme eso a mí y la sensación iba directo a mi polla, estaba mas que seguro que estaba funcionando con él de la misma manera.

—Suéltate, Taehyung. Solo suéltate —mordía su lóbulo y de repente recibía un empujón que me había desestabilizado un poco al no encontrarme listo para esa acción.

Taehyung venía caminando hacia mi con esa mirada libidinosa y me besaba descaradamente hasta que mis piernas habían tocado finalmente la cama.

—Te cubriré los ojos —exclamaba alejándose.

Lo miraba confundido y preguntaba—. ¿Qué?

—No vas a verme mientras te la chupo ¿Tienes una corbata o bandana?.

Me encontraba algo aturdido por las sensaciones placenteras y el deseo extraño de Taehyung.

Joder, quería que se soltará y si eso implicaba perder uno de mis sentidos , aceptaría.

—Ok —mencionaba y tomaba una de mis corbatas para entregarsela—. Toma.

Decidido había tomado la prenda y me acercaba a cubrir sus ojos, ya no habría vuelta atrás y follariamos sin remordimientos. Pero si podía prohibirlo de la vista lo haría, si no me ve sería menos shockeante para él.

Lo sentaba y contemplaba, luego le robaba una mordida que lo tomaba por sorpresa.

—Recuestate, Hyung —ordenaba con timidez. Veía el enorme bulto en su pantalón y babeaba por él. Me subía encima y recalcaba una vez mas—. Prometeme que no te la quitarás —expresaba seriamente encima, pegándome a su boca.

—Eso no es jus-...

—Prometelo —replicaba.

Quizás para empezar sería lo mejor, así que accedía, mis otros sentidos estaban a mil y sentir a Taehyung encima de mi era perfecto, pero no podría verlo.

—Lo prometo —exclamaba, sorpresivamente me besaba con lentitud saboreando cada rincón de mi boca y acariciando mi lengua con la suya.

Lo tomaba de la nuca y respondía a su beso.

«Que bien se siente»

Veníamos un poco violentos a la hora de besarnos, pero disfrutar de este beso lento había sido glorioso. Luego se separaba, pero no sin antes morderme.

—Por favor no te descubras los ojos —mencionaba y me ayudaba a deshacerme de mi remera y atacaba lentamente mi cuello para bajar por la clavícula.

Jugaba con su lengua de manera lenta y tortuosa, dejaba pequeños chupones abriéndose paso a mi entrepierna. Sus labios carnosos y su lengua húmeda abarcaban a la perfección mi abdomen.
Hasta que comenzaba a sentir sus dedos largos juguetear con el elástico de mi pantalón.

—Ya quitalo —ordenaba.

Tenía mis manos cubriendo mis ojos, no quería romper la estupida promesa de no verlo. Aunque lo consideraba casi imposible, no debía hacerlo.

Estaba más ansioso que él, no podía creer que me encontraba recorriendo su torso desnudo con mi lengua. Deseaba disfrutar cada segundo, por si las dudas y no volvía a repetirse. Su piel lechosa era hermosa, suave y sabía dulce en mi lengua.

Cuando llegaba al borde de su pantalón, comenzaba a juguetear solo un poco con mis dedos, a la primera de cambio que le quitará eso, listo, solo había dos opciones, seguiríamos hasta el final o se confirmarían mis sospechas.

—Ya quitalo —me ordenaba con voz rasposa.

Me tomaba por sorpresa su desesperación y tenía las manos sobre la venda en sus ojos.

—No te la quites, Hyung —había esbozado una sonrisa sarcástica y finalmente le quitaba su pantalón de algodón.

«Ay, que maldita obra de arte»

Solo estaba en bóxer y su piel blanca, su cuerpo atlético y su hombros anchos eran mejores que cualquier imagen mental que había imaginado de él en el pasado.

Él no estaba atado ni nada, pero aún así estaba quieto y dócil hasta que estiraba una de sus manos y preguntaba—: ¿Dónde estás?

—Aquí —acercaba mi rostro y con torpeza acariciaba mi mejilla y me tomaba de la nuca empujándome suavemente hacia su erección, pero yo había decidido forcejear con él por pura diversión.

Hacía un puchero, y estaba casi seguro que nunca lo había visto hacerlo—. Ah...Tae

—No me empujes —mencionaba divertido.

—Lo siento —decía realmente avergonzado.

Estaba quieto y yo observaba como su erección parecía crecer cada vez más y me encontraba babeando. No podía contar con los dedos las veces que me había imaginado haciéndole una mamada y ahora iba a suceder en serio.

—¿Tae? —rogaba de nuevo.

Me inclinaba y haciendo un poco de presión pasaba mi lengua por el bulto de su falo.

—Aah... —sus mejillas se habían teñido de rojo y mi erección se había puesto más dura, no sabía cuál de los estaba más excitado.

¿Realmente se encontraba así conmigo? con mi mano comenzaba a masajear su erección y él en seguida ponía la suya encima de la mía. Suponia que me detendría, pero sin embargo añadia más presión dándome el permiso de tratarlo sin delicadeza.

—Ss- si... No vuelvas a detenerte o me quitaré la venda —amenazaba.

—No lo harás —mencionaba y sonreía. Luego pasaba mi lengua por el borde de su piel y el comienzo del bóxer.

Seokjin se arqueaba, pero volvía a retraerse, jugaba solo un poco más hasta que con la ayuda de mis dientes y dedos bajaba por completo la tela que estaba atrapando su erección.

—Joder, Hyung —gemía inconcientemente y él sonreía orgulloso.

Luego sin cuidado volvía a tomar mi nuca para guiarme, esta vez no forcejeaba y me dejaba llevar directo a saborear con un suave roce de mi lengua, su glande.

—Mier-ah...Tae, basta —decía ronco. Me quedaba congelado esperando a que me empujara, pero su mano había sujetado fuerte mi pelo.

— ¿Quieres que pare? —preguntaba en un hilo de voz.

—No, quiero que me la chupes de una maldita vez —ordenaba tirando de mi pelo con suavidad.

—De acuerdo, si lo pides así —tomaba su polla con la justa presión, la cual estaba muy sensible a cualquier tipo de tacto y sin previo jugueteo la metía por completo en mi boca haciendo que Seokjin se doblará del placer.

Joder, era sobrosa, ancha y estaba tan dura que todo mi cuerpo se tensaba al saborearla, me estaba derritiendo del calor y la excitación. Seokjin no soltaba mi nuca, mientras que con la otra mano se aferraba a la sábana.

—Ah, joder esa boca —más me invitaba a succionar y masajear de arriba abajo , literalmente la metía hasta el final de mi garganta y él parecía llegar al cielo cuando lo hacía—. Joder, joder. No p-pa-res... —Seokjin se movía de manera calma, pero tenía enmarañado con fuerza mi cabello.

Me disponía nuevamente a chupar, succionar y perderme en la textura, en el sabor y en lo perfecta que su polla entraba en mi boca. No podia evitar gemir con su ereccion en mi cavidad, los sonidos sucios llenaba el silencio de la habitación. Estaba embelesado haciendo mi trabajo hasta que notaba que él había aflojado el agarre a mi pelo y sus gemidos habian cesado, solo un poco.

Levantaba la mirada confundido no sin dejar de pasar mi lengua por el tronco de su polla, desde el eje hasta el glande, pero al levantar la vista mis ojos se encontraban con los suyos.

Ya llegó por quién lloraban.
Mentira, por favor díganme qué les pareció esta primera parte.

Todo nuevo este tipo de escritura.

Con amor, Niñita.

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