veintinueve

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Me la pasaba el día en casa, no sentía desesperación por salir para ahogar penas u olvidar sentimientos no correspondidos. Me sentía bien, decidía quedarme a mirar unas películas, disfrutar mi casa y mi perro.

Lo que si, no podía ni quería dejar de pensar era en cómo lidiar con Seokjin, en sus inseguridades y sus miedos.

«¿Qué tal si me ve y se da cuenta que estaba equivocado?»

Eso sería lo peor que podía llegar a pasarme, porque a estas estancias no podía volver a atrás con lo que sentía. Había intentado superarlo cuando me había dejado en medio de una confesión, pero no podría superarlo si decidiera probar y luego resultará no ser lo que esperaba.

«Voy a terminar queriendo más, siempre soy el que termina queriendo y dando más»

Me empezaba a doler la cabeza de pensar y pensar tanto, así que solo me decidía a subir la música y poner mi casa en orden. Era un desastre con estos meses en los que había estado ausente haciendo de las mías.
Las horas habían pasado más rápido de lo creído y me encontraba con una casa nuevamente pasable, limpia. Por dios tenía hasta comida vencida en el refrigerador y  mi ropero era un auténtico asco.

«No volveré a caer en este asqueroso estado otra vez»

Luego decidía tomar una ducha y mirar unas películas en la cama, tenía muchas ganas de llamar a Seokjin, pero él necesitaba descansar, había confirmado que lo único que estaba haciendo era trabajar.
Nada raro en él, podía llegar a ser un obsesivo compulsivo con el trabajo.

Estaba muy tranquilo en la cama hasta que mi teléfono comenzaba a sonar. Lo tomaba desesperado hasta que veía la pantalla.

—Debe ser una broma.

«Imbecil»

Arrojaba mi teléfono a un lado, claramente no había entendido mi mensaje la última vez. Había sido directo y le había ordenado borrar mi número.
Podía despegarme rápido de alguien si no era importante para mí.
El teléfono seguía sonando, bufaba malhumorado porque lo conocía tan bien que el imbecil seguiría llamando, ya cansado del sonido de mí propio teléfono y sabiendo que no me arriesgaría a apagarlo por Seokjin, lo atendía.

—Te dije que borraras mi teléfono, Hyungsik

Hola para tí también, bonito —decía irritandome.

— ¿Qué quieres?. Te dejé bien en claro que no quiero volver a verte

Lo sé, no te ilusiones. Solo necesito que me devuelvas mi camisa Gucci —comenzaba a reír.

— ¿Tu camisa Gucci? ¿Por eso llamaste? —cuestionaba con sarcasmo.

Bebé, esa camisa costó dólares

—De acuerdo, la tengo a mano, te la devolveré

Genial, en mi casa a las once —exclamaba con ese tono de voz lascivo.

— ¡Ja! —gritaba al responder—. Si la quieres ven por ella, no pienso poner un pie en tu apartamento

Per-...

—La vienes a buscar o me la quedo, adiós —cortaba rápidamente, no quería perder el llamado de Seokjin por si acaso.

Luego de media hora aproximadamente, me levantaba para darle de comer a Tannie, llevaba mi teléfono conmigo abajo, no me arriesgaría a dejarlo o perderlo de vista.

«No vaya a ser que me pierda su llamada»

Con sumo lo dejaba descansar en la mesa del living y luego de alimentar a mi perro, la puerta sonaba.

— ¡Soy Hyungsik! —gritaba del otro lado.

Daba un suspiro hartado, no quería verlo, pero ahí estaba. Me dirigía para abrirle y terminar con este trámite pendiente. Cuando lograba abrir la puerta su perfume me ahogaba, mierda que se había preparado demasiado para solo venir por su camisa.

Tosia al sentir su aroma entrar por mis fosas nasales—. ¿Por qué usas tanto perfume?

—Solia gustarte esta fragancia —mencionaba, logrando que pusiera mis ojos en blanco. Adidas penas lo dejaba entrar.

—Quedate aquí, iré arriba por tu camisa —estaba subiendo las escaleras, pero antes decidía añadir—. No toques nada.

Él levantaba sus manos en una acción de mostrarse indefenso e inocente.

Rápidamente iba en busca de su estúpida camisa y cuando finalmente bajaba lo veía hablar por teléfono, todo normal hubiera sido si no fuera porque el maldito estaba hablando con mi teléfono.

— ¡¿Qué mierda haces con mi teléfono Hyungsik?!. Dámelo, imbécil —se lo arrebataba con rabia y el estúpido se reía—. ¿Quién es?... mierda —maldito mal nacido, estaba hablando con Seokjin, vaya a saber que le dijo—. ¿Hyung? —dije con dulzura y con algo de desesperación agregaba—. No me cortés, aguarda por favor

De acuerdo —exclamaba del otro lado, me relajaba al ver que no tenía intenciones de cortar.

Luego de poner en espera a Seokjin, con suma irritación miraba en dirección a Hyungsik que no dejaba de sonreír.

— ¡¿Eres estupido o te entrenas?! —le daba un empujón donde casi aterrizaba con su culo en el piso.

—Tranquilo, que poco divertido eres —señalaba mi móvil—. ¿Es el famoso Kim Seokjin?

— ¿Qué le dijiste? —me acercaba amenazante.

—La verdad —decía lamiendo sus labios y mirando los míos.

Lo tomaba del cuello de su chaqueta y preguntaba—. ¿Qué verdad?

—Adoro cuando te pones rudo , Ta-...

— ¡¿Qué le dijiste?! —repetía en un grito.

—Que soy tu folla-amigo —decía con malicia en su voz y en su mirada.

Lo empujaba con fuerza a la puerta para que de una vez abandonará mi casa y tomando su maldita camisa del suelo agregaba—. ¡Toma tu puta camisa y vete de aquí! —volvía a empujarlo.

Abría la puerta, pero antes de hacerlo del todo Hyungsik la cerraba de nuevo y me estampaba contra ella para intentar besarme. No podía asegurar con exactitud quien de los dos era más fuerte, pero los papeles se habían intercambiado y lo dejaba yo de espalda a la puerta, pero esta vez mi mano estaba en su cuello.

—Ya recuerdo porque no debía volver a meterme contigo —exclamaba agitado.

Hyungsik era tóxico, me había costado sacarlo de mi vida porque no entendía que no es no, y ahora estaba sucediendo lo mismo.

—De en serio... —decía agitado—. Adoro tu rudeza

—Cierra la boca —replicaba.

— ¿Cuando cogías conmigo lo imaginabas a él? —sus palabras me daban asco.

No tenía comparación a Seokjin.

—Te lo diré por última vez —exclamaba—. No quiero volver a verte. Basta, no vuelvas a hacer lo de la última vez —intentaba hablarle pacífico y mi agarre había aflojado—. Se acabó Hyungsik, no somos un par de adolescentes, vete y no vuelvas. No quiero volver a cruzarte

—Claro, me usaste porque el tal Seokjin no te quería

—No sabes nada de él, ni de mi —respondía para que cerrará la boca de una jodida vez.

— ¿Crees que un heterosexual lo haría contigo como tú y yo lo hacíamos? —intentaba por lo bajo tocar mi entrepierna, pero lo detenía a mitad de camino.

—No quiero volver a verte

—No te va a satisfacer, Taehyung-ssi —decía con énfasis mi nombre—. Toda su vida se acostó con mujeres y tú no eres una. Está confundido, pero en cuanto tengan el primer encuentro saldrá corriendo despavorido. Ya lo viviste Tae ¿Quieres revivir ese dolor?.

Sus palabras ardían y lo sabía, pero estaba cansado de él y su actitud, lo soltaba y en silencio acomodaba su chaqueta, lo quitaba de la puerta y la abría. Lo necesitaba fuera de mi jodida casa y de mi vida.

—Vete, no quiero volver a verte. Lo que suceda con él, no es, ni será de tu incumbencia —señalaba la puerta y agregaba—. Vete antes de que te rompa la maldita nariz.

No decía nada mas y finalmente accedía a irse.

Apenas cerraba la puerta presionaba mi cabeza con fuerza, todas las dudas que tenía dando vueltas, él me las había tirado sin anestesia, haciéndome dudar más de sí esto con Seokjin podría o no funcionar.
Ya tenía miedo y él me había recordado lo que se sentía.

Luego de calmarme, volvía a tomar el móvil, por un momento había creído que Seokjin había cortado, pero no, seguía en espera.
Tomando aire me sentaba y trataba de calmar mi respiración para volver a hablarle.

¿Hyung? —Taehyung volvía a estar en línea, se oía agitado y su voz tenía poca fuerza.

—Oh ¿Estás bien? —cuestionaba preocupado—. Estás agitado ¿Llamé en mal momento?.

Quizás si había interrumpido algo bueno para él.

No, no. Solo... —tardaba en responder—, necesitaba echar a ese imbecil de mi casa

— ¿Pelearon? ¿Sucedió algo? —ahora quería saber.

Solo le dejaba en claro unas cosas

—Dijo que era tu... —aclaraba mi garganta—. Folla-amigo ¿Te interrumpí? ¿Qué hacía él en tu casa, Tae?.

Esa pregunta había sonado con cierto temblor en mi voz.

No, Hyung. No interrumpiste nada decía con una dulce risita—. Él ya no es eso que te dijo

— ¿Hace cuanto no lo es? —preguntaba en seco.

«Amigo, no estás en derecho de hacer ningún planteo y sabías que esto podía suceder»

De todas formas, sentía celos.

¿Estás celoso? —preguntaba divertido.

—Aish, siempre lo fuí como amigo y ahora más —a la mierda la apariencia—. Sé que no tengo ningún derech-...

No, no lo tienes —decía fuerte y claro. Luego de unos segundos en silencio agregaba—. De a seguro te ves tan lindo en éste momento sintiendo celos

—Cierra la boca —reprendía—. ¿Cuando fue la última vez que estuviste con él?

Ay, Hyung ¿En serio haremos esto? —decía con algo de impaciencia.

—La idea era hacer otra cosa, pero mira como resultó —ya me valía que me escuchará irritado por ese "folla-amigo".

¿Otra cosa, eh? decía con voz grave—. ¿Qué quería hacer Hyung conmigo?.

«Mierda. Ya me la hizo»

—No uses ese tono conmigo —exclamaba cerrando mis ojos y tragando saliva.

¿Qué tono? —seguía usando su color de voz más grave.

—No lo hagas —suspiraba con piel de gallina.

¿Te gusta? estaba decidido a jugarme sucio—. Si te gusta que te hablé así —afirmaba.

—Basta, tu folla-amigo arruinó todo —«¿En serio, amigo? ¿Te haces el difícil?

¿Qué es lo que arruinó?. Vamos dilo —susurraba.

—Tuve un sueño contigo —soltaba sin pensarlo dos veces.

¿En serio estaba listo para cruzar ese límite y contarle lo que había soñado?. No había sido nada intenso, pero si lo que había hecho luego a causa de ese sueño.

Parecía que los celos me habían impulsado a liberar mis deseos con él.

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