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Una vez en la fiesta de Dae habíamos comenzado a beber, en parte creo que también estábamos despidiendo a Seokjin.

—¡ Te extrañaré, Hyung! —gritaba Dae que ya estaba bastante ebrio.

—Solo serán tres meses ¿Me esperarán o me van a suplantar por alguien más? —preguntaba divertido.

Él también estaba bastante ebrio, bueno todos lo estábamos, pero ni siquiera el alcohol había mejorado mi estado.

— ¡Seokjinnie, eres irremplazable! —exclamaba Seon—. ¿O no Taehyung?

— ¡Quiero bailar! —respondía y los dejaba allí solos, excepto que me llevaba al cumpleañero conmigo.

El alcohol no había nublado mi juicio y sabía que Tae estaba evitándome.

— ¿Todo bien entre ustedes? —preguntaba Seon.

—No lo sé —tomaba otro trago—. Antes de venir aquí iba a decirme algo, pero ustedes interrumpieron.

Seon fijaba su vista en mi—. ¿Iba a decirte algo y no pudo?

—No, lo noté raro conmigo desde que anuncié mi viaje

— ¿Y no tienes idea de que puede ser? —preguntaba con un extraño tono.

— ¿Tu sabes algo que yo no? —cuestionaba confundido.

—Oye, solo habla con é-...

— ¡Seon, baila conmigo! —una de sus admiradoras se llevaba a Seon de mi lado.

Y ahí me encontraba solo, ni siquiera Taehyung me estaba haciendo compañía y sentía que me estaba perdiendo algo y nadie me decía  nada.

Comenzaba a beber porque estaba aburrido, mujeres en cantidad conocidas y desconocidas se habían acercado para bailar conmigo, pero no quería. De lo contrario un jóven muy atractivo no dejaba de mirarme a un par de metros de mi.

Había clavado mi mirada en él unos segundos largos cuando de repente me sonreía y se acercaba a mí con paso firme y decidido. Parte de mi quería salir corriendo, la otra quería quedarse y ver que sucedía. Bueno justo esa era la que ganaba ésta noche.

— ¿Kim Seokjin, cierto? —me sorprendía en demasía que supiera quien era, porque yo no tenía ni la más pálida idea de quien era él.

—Lo siento ¿Te conozco? —preguntaba intentando ser amable.

—Oficialmente, no —estiraba su mano y se presentaba—. Soy Cho Yoon-Wo, amigo de Dae, nos hemos cruzado en algunas fiestas

—Oh... —era atractivo, pero no lo recordaba—. Lo siento, realmente no puedo recordarte.

Él se reía, pero no parecía ofendido.

—Esta bien. Siempre quise acercarme y presentarme

— ¿Y por qué no lo hiciste? —expresaba abiertamente sus ganas de conocerme y eso me había gustado.

—Siempre estabas acompañado por... —su dedo señalaba todo el lugar hasta encontrar a Taehyung—. Él, siempre estabas con él, no había forma de encontrarte solo.

El chico me había sonreído de forma coqueta, esa fiesta era un descontrol y nadie prestaba atención a nadie, pero él solo se fijaba en mi.

—No soy tan interesante —exclamaba avergozado agachando la cabeza.

«¿Acaso estaba yo coqueteando con ese chico atractivo?»

—Yo creo que si —con su dedo levantaba dulcemente mi mentón—. Y muy atractivo —luego bebía su trago.

Nadie nos miraba, a nadie le importaba y su actitud comenzaba a gustarme.

— ¿Creés que soy atractivo?.

El chico daba un paso adelante para acercarse más a mí, estaba solo a centímetros de mi boca la cual no dejaba de mirar y mientras lo hacía relamia sus labios.

—No lo creo, estoy seguro —su dedo índice se posicionó bajo mi mentón y lentamente me insitaba a besarlo—. ¿Has besado a un hombre antes, Seokjin?.

Tragando saliva y respondía—. No

— ¿Me harías el honor de ser el primero en morder esa boca? —«Mierda! esas palabras me habían erizado lo vellos de la nuca»

No le había dado respuesta pero él seguía acercándose a mí.

— ¡Taehyung! —Seon gritaba mi nombre, pero yo seguía bien ebrio bailando solo y con los ojos cerrados—. ¡Oye!

Había dejado a su chica para venir y samarrearme de mi estado.

— ¿Qué te pasa? —preguntaba de mala gana.

— ¡Mira, imbécil! —Seon me giraba sobre mis pies para mostrarme a dos tipos a punto de intimar.

— ¡Besalo, marica! —gritaba ebrio.

— ¡Es Seokjin! —me gritaba Seon esperando que me despertara de mi ebriedad.

Era entonces donde mis ojos finalmente se habían enfocado en el chico con chaqueta y lo había reconocido, si era Seokjin.

«¡Es mi Hyung!»

Me soltaba del agarre de Seon y estaba hecho una furia listo para golpear todo y a todos.

— ¡Taehyung! —gritaba Seon a mis espaldas.

Taehyung estaba lleno de ira dirigiéndose con paso firme y rabioso hacía la pareja de chicos que estaban a punto de juntar sus bocas para hundirse en un íntimo beso.

— ¡Dae, maldición! —Seon iba en busca del cumpleañero—. ¡Ven conmigo!

— ¡¿Qué, qué pasa?!

— ¡Taehyung va a golpear a Yoon-Wo! —Seon le señalaba a su amigo quién se encontraba a punto de besar a su otro amigo.

— ¡Ay, mierda. Se acercó a Seokjin! —ambos habían corrido detrás de Taehyung, quien iba apretando sus puños.

— ¡Hey! —gritaba el azabache a la pareja, Seokjin se había sobresaltado y alejado del jóven que estaba a punto de besar al ver que Taehyung venía de la nada y se abalanzaba con toda su furia encima de él.

— ¿Qué demoni-...? —Dae y Seon se miraban confundidos.

Taehyung no se encontraba golpeando a Yoon-Wo, sino a Seokjin.

Sus golpes eran erráticos, pero fuertes. No entendía que mierda le sucedía y de dónde había salido.

Le pedía que se detuviera, pero él seguía golpeandome hasta que Seon y Dae lograban sacarlo de encima de mi.

— ¡Detente y cálmate! —le ordenaba Seon—. ¡Llevemos a estos dos a otra habitación, Dae!.

Ahí era donde Seon arrastraba a Taehyung que me miraba con odio y Dae me preguntaba si me encontraba bien. Luego ambos nos encerraban en la habitación de invitados que Dae tenía en su enorme casa.

— ¡Arreglen sus malditos problemas, pero no vuelvan a humillarse así frente a todo el mundo! —ordenaba Seon saliendo junto con Dae de aquella habitación.

Una vez solos, lo empujaba con fuerza—. ¿Qué mierda te pasa?

—¡Tú! —me gritaba furioso y me devolvía el empujón—. ¡Desde el primer día que te conocí, me pasas tú!.

Mis ojos se llenaban de lágrimas, aunque no entendía el por qué.

— ¡¿Por qué me golpeaste así?!

— ¡Porqué lo ibas a besar! ¡¿En qué mierda estabas pensando, Hyung?! —estabamos a los gritos en aquella habitación.

Tanto por la música y por la ira que estábamos reteniendo.

— ¡¿Y qué?! —replicaba sorprendido—. ¡¿Justo tú vas a juzgarme?!

— ¡No te estoy juzgando!. ¡Eres un cretino, eres un cretino! —repetía con furia y tiraba golpes en mi pecho que intentaba frenar.

— ¡¿Por qué mejor no dices que te sucede y dejas de golpearme?! —lo apartaba con un empujón que lo derribaba directo al suelo.

Estaba a punto de levantarlo, no quería lastimar a Taehyung-ssi, pero él me estaba lastimando a mi.

— ¿Por qué ibas a besarlo? —susurraba con alguna que otra lágrima queriendo escaparse—. ¡¿Por qué?! ¡¿Desde cuándo eres así?!

—Me voy de aquí —la situación era confusa y dolía como la mierda por alguna razón.

Me dirigía a la puerta, pero Taehyung me frenaba antes de abrirla y me estampaba dejándome acorralado entre ésta y su cuerpo.

— ¿Por qué él y yo no? —decía con voz ronca frente a mi rostro. Luego se acercaba más y mordiendo sus labios miraba los mios—. ¡¿Por qué él y yo no?! —repitía golpeando con fuerza la puerta—. ¡Eres una mierda, eres un maldito, mal nacido! ¡Te odio, te odio!.

Me gritaba esas dolorosas palabras en mi rostro mientras golpeaba la puerta con fuerza y era en ese instante cuando reaccionaba, pero no entendía mi reacción en ese entonces.

Solo sabía que lo había tomado de su chaqueta y derribandolo al suelo comenzaba a golpearlo, un puñetazo tras otro—. Lo siento —exclamaba confundido y lanzaba un par de puñetazos más, pero él me sacaba de encima y se preparaba para golpearme otra vez, pero Dae lo derribaba.

No sabía en qué momento habían entrado.

— ¡Vamos, te llevo a casa! —Seon me levantaba del piso y de soslayó veíamos como Taehyung reía y lloraba mientras Dae lo sostenía—. Qué no salga, volveré por él.

Exclamaba el mayor de los cuatro quien me sacaba de allí y me llevaba en mi auto.

Luego de unos minutos en silencio decidía hablar.

— ¿Qué le hice? —preguntaba confundido.

—Lo enamoraste —mis ojos se abrían en demasía y mi cuerpo había mirado en dirección a Seon—. Siempre estuvo enamorado de tí.

Claramente Seon estaba al tanto y seguramente Dae, todos menos yo.

Mis ojos se comenzaba a llenarse de lágrimas—. ¿Por qué nunca me dijo nada?

—Ay, Seokjin —Seon sonreía de lado—. Hasta ésta noche parecía que jamás podrías llegar a sentir algo por él. Sin embargo estuviste a punto de besar otro hombre ¿Por qué?

—No lo sé —exclamaba confundido—. Estoy muy confundido, Seon Hyung.

Frotaba las lágrimas de mis ojos y los mantenía cerrado, ya no quería hablar del tema.

Una vez arriba Seon me ayudaba a limpiar la sangre de mi rostro.

— ¿Qué harás ahora con él? —me preguntaba.

—Ni siquiera sé qué hacer conmigo —respondía como podía.

—No te vayas a Nueva York sin antes hablar con él.

Ese era el último consejo que Seon me daba, sin embargo hacía caso omiso en ese momento. Las horas avanzaban y no había  sabido más nada de Taehyung, seguramente porque él no quería saber de mi.

Me preocupaba, pero necesitaba enfocarme en una cosa a la vez y mi trabajo estaba primero.


Seguramente Seokjin ya se había ido, mi confesión fue la peor de todas en la historia de las confesiones amorosas.
Seguramente él no tenía los mismos sentimientos, pero yo había sido un imbécil en reaccionar de esa manera.

Muy en el fondo esperaba que él viniera, llamará o algo, pero ahí estaba el día en el que debía irse a Nueva York y yo seguía sin saber nada.

No tenía el valor de verlo a los ojos y seguramente él tampoco querria verme. Mi rostro aún tenía unas marcas en él, marcas que me recordaban lo mucho que había perdido, no solo a Seokjin, sino también una parte de mí.

Estaba a punto de tomar una ducha cuando el sonido de la puerta me frenaba, al abrirla me encontraba de frente con la última persona que esperaba ver en el día de hoy.

Era Seokjin.

Yo estaba sin habla frente a él, no sabía si dejarlo en la puerta o hacerlo pasar, pero sin esperar mucho de mi él exclamaba:

—Quizas llegue tarde y ya no merezca otra oportunidad —exclamaba él, y yo levantaba mis ojos para verlo—. Pero quiero que sepas que siento lo mismo.

Mi corazón se comenzaba a acelerarse, estaba paralizado ante sus palabras.

—Me iré a Nueva York ahora, no sé si vuelva dentro de tres meses, quizá me lleve más tiempo, pero... —suspiraba y mi corazón se hacía chiquito en mi pecho—, siempre sentí lo mismo, solo que no lo sabía.

Él me observaba y yo estaba procesando todo en cámara lenta, al no recibir respuesta de mi parte exclamaba por última vez:

—Lo siento. Debo irme, mi avión sale en menos de una hora.

Sin más que añadir se había ido y marchado en su auto, se había presentado sin siquiera esperar una respuesta de mi parte. Se había presentado a tirarme la bomba y dejarme con todas las palabras en la punta de la lengua.

Esa había sido la última vez que lo había visto, no había dicho más palabras que esas, no habíamos tenido un abrazo de despedida. Eso no había sido una reconciliación de nada.

Solo eso, la misma nada después de sus palabras y su ausencia, la que dolía como la misma mierda. Él se había ido y yo me había quedado mirando a la calle donde recién yacía su auto, solo se había marchado, como si nada.

Y yo me encontraba solo.

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