07; DRAGONES

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DRAGONES

El nombramiento de Rhaenyra como heredera al trono sacudió a los siete reinos, para todos había sido una sorpresa que el rey Viserys tomará la decisión de saltar a su primogénita para nombrar a su segunda hija heredera, sólo quienes conocían a la princesa realmente podían decir que había sido decisión de la misma Cerys nombrar a su hermana heredera. A pesar de no llevar el título de heredera Cerys mantuvo su lugar en la mesa de la corte y comenzó a tomarse sus deberes como primera hija más en serio que antes, cosa que sorprendió a todos, incluso al mismo rey Viserys. Desde ese momento las cosas cambiaron para todos, sobre todo para las hermanas. Si bien las dos aún seguían siendo tan juntas como antes, ahora tenían diferentes responsabilidades, Cerys se preparaba para convertirse en una guerrera y cumplir su promesa de dejar King's Landing en busca de Vhagar, mientras Rhaenyra se preparaba para enfrentar a la corte y al pueblo que algún día gobernará. Las dos estaban caminando por senderos diferentes que poco a poco amenazaban con separarlas, muy a pesar de su padre que comenzaba a notar el poco tiempo que pasaban juntas.

Ese día tenían otra reunión en la corte, Cerys se arregló sola esa mañana con su vestimenta usual. Unos pantalones oscuros, una camisa blanca y por encima un chaleco negro sencillo, la ropa que usaba para montar a Dhagara. Como siempre, tomó su lugar en la silla que pertenecía a Daemon, a la izquierda de su padre, justo frente a Otto Hightower. Rhaenyra también estaba presente en esa reunión, pero aún mantenía su puesto como copera del rey, cosa que Cerys buscó cambiar sin éxito. La discusión del momento era la muerte de sir Ryam, el comandante de la guardia real, y como se decidiría su reemplazo. Una conversación que a la princesa no se le hacía muy interesante.

O al menos no hasta que Corlys Velaryon interrumpió la reunión.

—Cuatro navíos se han perdido, el último era el de mi estandarte—el Lord de Driftmark se notaba visiblemente molesto—. Los peldaños de piedra ya es una conflagración, pero vienen aquí y titubean con asuntos de la corte.

—Si tiene algo que discutir, lord Corlys...

—Quiero saber que se hará respecto a mis barcos y hombres—Corlys lo interrumpió.

—La corona lo compensará por su nave y tripulación, y dará una ofrenda a los familiares—le respondió Otto.

—No creo que una compensación sea la solución—intervino Cerys llevando su mirada a su padre—. Una compensación no eliminará el problema, puede que calme a las familias, pero esto seguirá pasando si no hacemos algo.

—La princesa tiene razón—Corlys la apoyó—, yo no quiero una compensación. Quiero que se tomen los peldaños de piedra por la fuerza y que arda el alimenta cangrejos.

—No estoy preparado para iniciar una guerra con las Ciudades Libres—Viserys le dio una mirada a su hija.

Cerys apartó la mirada de su padre, sabía que a pesar de tener la razón Viserys nunca empezaría una guerra.

—Estos piratas no son las Ciudades Libres.

—¿Quién crees que los provee de navíos y dinero?

—No podemos dejar que se conviertan en una amenaza—intervino la princesa una vez más—, ahora no son más que una pequeña molestia, pero si los dejamos continuar podría ser peor.

—En toda su historia, mi Lord, mi princesa, los siete reinos nunca han librado una guerra con las ciudades libres. Si llegará a pasar, las pérdidas serían incalculables.

—¿Qué razón tiene el Alimenta Cangrejos para temernos?—Cerys comenzaba a impacientarse con el tema. —Al hermano del rey se le permitió adueñarse de Dragonstone y fortificarla con un ejército de sus capas doradas.

La repentina mención de Daemon puso a Cerys algo incómoda, no había sabido nada de Daemon por más de medio año y que lo mencionaran en una reunión de la corte no era nada placentero para ella.

—Daemon se ha encerrado ahí por más de medio año, sin que la corona proteste.

Un error muy grave—murmuró Cerys para que solo su padre la escuchará.

—Le advierto, lord Corlys, un lugar en la mesa del rey no lo convierte en su igual—le recalco Hightower.

—Si he actuado, Corlys—el rey habló—. He enviado a diplomáticos a Pentos y Volantis para ver si encontramos una causa común, barcos y hombres están a la espera.

—Así el asunto será resuelto a su tiempo—Cerys se inclinó en la mesa—, mientras tanto más naves seguirán desapareciendo.

—Tienes a jinetes de dragones, padre—la voz de Rhaenyra se escuchó por primera vez en la reunión—. Envíanos.

Cerys compartió una mirada con su hermana y le sonrió mostrándose orgullosa de ella.

—No es tan simple, Rhaenyra.

—Será una muestra de poder—siguió presionando la heredera.

—Rhaenyra tiene razón—la apoyó Cerys, para sorpresa de nadie.

—Al menos la princesa tiene un plan—también la apoyó lord Corlys.

—Cerys tiene razón, debemos hacer algo—siguió Rhaenyra—. Hablo de que al menos...

—Tal vez—interrumpió Otto—, hay mejores usos de los talentos de la princesa, majestad.

Tomando la interrupción como un insulto personal Cerys se levantó de su asiento causando un estruendo cuando la silla se movió de forma brusca. Todos los presentes observaron a la primogénita del rey y pudieron sentir la furia que comenzaba a crecer en ella, toda dirigida a Otto Hightower por tener el atrevimiento de interrumpir las palabras de su hermana. Sin embargo, la ofensa fue aún más grande cuando el mismo rey Viserys le pidió a la princesa que abandonara la sala con la excusa de escoger al nuevo comandante de la guardia real.

La próxima vez que haga semejante ofensa contra Rhaenyra cortaré su lengua.

Sin siquiera despedirse de su padre, Cerys tomó a su hermana de la mano y las dos abandonaron la reunión. Viserys no pudo hacer más que suspirar pesadamente ante la actitud de su hija.

No deberíamos soportar tal insolencia—las princesas detuvieron sus pasos—, preferiría a Daemon como mano de padre.

—No deberías reaccionar de esa forma cada vez que alguien hace algo en mi contra—Rhaenyra miró preocupada a su hermana—, podrían sacarte de la corte.

—No seas tonta, ellos no pueden sacarme de la corte—Cerys golpeó la frente de su hermana—. Sacarme de la corte sería dar paso a que se levante una guerra en King's Landing, sabes que aún hay quienes apoyan mi derecho al trono.

¿Cuándo tomarás tu lugar como heredera?

Cuando cumpla mi sueño.

Con un abrazo las hermanas se despidieron y cada una se fue por un camino diferente, Rhaenyra fue a reunirse con los caballeros postulantes a comandantes de la guardia real y Cerys fue al pozo para ver a Dhagara y Drakon. En el tiempo que había transcurrido tras la muerte de su madre uno de los últimos huevos de Dhagara había eclosionado trayendo al mundo a un dragón con escamas rojizas al que Cerys llamó Drakon. Si bien por tradición cada Targaryen debía tener un solo dragón, a la princesa eso le importaba poco, ella se hizo cargó del dragón ignorando las palabras de los miembros de la corte. Muchos pensaban que tener dos dragones le daría mucho poder a la princesa y por eso estaban en contra de su decisión, pero el rey lo veía como una forma de retrasar el viaje de su hija en busca de Vhagar y por eso lo aprobaba.

En el pozo los cuidadores ya se habían encargado de tener a Dhagara y Drakon listos para cuando la princesa llegará, pero para sorpresa de ella Seasmoke también se encontraba fuera del pozo y no muy lejos de él se encontraba Laenor Velaryon. Cerys no pudo evitar sonreír, sonrisa que contagió a Laenor en cuanto notó la presencia de su prima.

—Laenor, no te esperaba aquí—los primos compartieron un abrazo—, ¿Qué estás haciendo?

—Me enteré que saldrías a dar un paseo, quería hacerte compañía—se explicó él.

—Tienes suerte que Dhagara aprendiera a tolerar a Seasmoke.

Sin perder más tiempo Cerys tomó la pequeña bolsa que le estaba entregando una de sus doncellas y montó a Dhagara, Drakon aún era muy pequeño como para ser montado por lo que ella le dejaba volar solo sin alejarse mucho. Los tres dragones se elevaron en el aire emprendiendo vuelo más allá de las murallas de King's Landing, al campo que Cerys y Rhaenyra usaban como escapatoria. El viaje fue más corto de lo que a ellos les hubiese gustado, pero sabían que no podían irse muy lejos de King's Landing, no sin autorización del rey. Apenas aterrizaron los jinetes descendieron de sus respectivos dragones dejando que estos volvieran a elevarse en el aire para que continuaran disfrutando de su libertad, el único que se quedó fue Drakon que se posó en el hombro de Cerys para descansar.

—Cuando escuché que tenías dos dragones pensé que todos se habían enloquecido—confesó Laenor.

—Drakon fue el único huevo de Dhagara que eclosionó, no quería pasarlo a otra persona—explicó ella.

—Hubiese pasado a Laena.

—Lo sé—la peliblanca se sentó en una de las rocas que se encontraban esparcidas por el campo—, por eso le prometí que le daría uno de los huevos que quedaban.

—¿Crees que eclosionaran?—Laenor se sentó a su lado.

—Ayer por la noche eclosionó uno de ellos—Cerys se mostró feliz de compartir esa información—, Stormfyre.

—Si ya tienes tres dragones, ¿Por qué aún quieres reclamar a Vhagar?—cuestionó él viendo los papeles que la princesa extraía de su bolsa.

—Solo tengo dos dragones—ella le dio una mirada dura—, Dhagara y Drakon. Stormfyre pasará a Laena.

—Sabes que no hablaba de Stormfyre.

—Y tu sabes que no hablamos de eso—Cerys le entregó uno de los papeles que tenía—. Es el último mensaje que llegó de los exploradores que envíe.

—¿Encontraron a Vhagar?

—Solo rumores.

Drakon descendió del hombro de la princesa y se acomodó en su regazo.

—¿Irás por ella?—Laenor le regresó el papel.

—Mi padre cree que dejarme ser jinete de Drakon detendrá mis ganas de ir por Vhagar, según él todo lo que quiero es tener dos dragones—la princesa acarició la cabeza de Drakon.

—En su lugar te enviaría a Dragonstone para que reclames a Vermithor.

La mención del dragón le trajo a Cerys varios recuerdos de su infancia, todos ellos llevando a la trágica muerte del rey Jaehaerys, cosa que ella no quería recordar por nada del mundo.

—Ahora que tengo a Drakon no creo poder reclamar a ninguno de los dos—admitió ella con tristeza—, mi padre nunca me dejará salir de King's Landing en busca de Vhagar y Daemon está en Dragonstone, no puedo acercarme a Vermithor a menos que lo saquemos de ahí.

—Podríamos robarlo—opinó Laenor—, sería fácil.

Cerys puso los ojos en blanco y río ante la idea de su primo, no iba a negar que era buena idea, pero sacar a Vermithor de Dragonstone llamaría demasiado la atención y ella no había visto al dragón desde que el rey Jaehaerys había enfermado por lo que esa idea también era peligrosa.

—Nos llamarían los roba dragones, eso suena bien.

Ambos rieron con el sonido de sus dragones rugiendo de fondo. A Cerys le gustaba eso, estar en paz con las personas que más amaba sin tener que estar preocupándose por lo que sus enemigos estuviesen planeando a sus espaldas. Si tan solo las cosas pudieran ser así para siempre.

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NOTA:

Se supone que iba a subir este capitulo ayer para subir otro hoy, pero tuve que apagar la computadora en un apuro y no había terminado de escribirlo, disculpen. Trataré de escribir otro capitulo más tarde para ver si lo subo hoy por la noche o mañana.

¿Qué les pareció el capitulo? ¿Piensan que Cerys logrará cumplir su sueño de reclamar a Vhagar o Vermithor?

Por cierto, no estoy lista para el episodio de hoy:(

Gracias por leer.

Lu.

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