06; PROPUESTAS DE MATRIMONIO

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PROPUESTAS DE MATRIMONIO

El corazón de la princesa estaba aprendiendo lo que era el amor, y no el amor de familia o el amor que sientes por un amigo, el amor que sientes por la persona con la quieres estar por el resto de tu vida. Darse cuenta lo que eso representaba le dejó una mala experiencia a Cerys, con la llegada del primer amor también llegó la desilusión. Lo más doloroso de su situación probablemente era que la persona que se había robado su corazón no era nada más y nada menos que la persona más cercana a ella, después de su hermana, claro.

Daemon Targaryen era el mejor tío del mundo, eso decían las princesas cuando les preguntaban qué pensaban del príncipe, claro que añadían uno que otro adjetivo adulador para dejar a Daemon como la persona más increíble que existía. Sin embargo, para Cerys esa descripción de su tío cambió al llegar a su madurez. Siempre había escuchado a las doncellas hablar de lo guapo que era el príncipe y lo mucho que quisieran poder ser de una casa noble para desposarlo, y en un principio no le molestaba, pero la idea de perder a Daemon comenzó a crecer en ella y de la noche a la mañana comenzó a imaginar cómo sería casarse con él. La primera persona que le dijo fue Rhaenyra y la menor se tomó una semana entera para procesar la información. En cambio, cuando le dijo a Laenor este solo de dio un simple "lo sabía".

Para ese momento Cerys estaba por montar a Dhagara y dejar King's Landing, pero por suerte tanto Rhaenyra como Laenor le dieron consejos útiles. Su hermana le aconsejo no decir a más nadie, sobre todo a sus padres, y su primo le aconsejo tratar de hacer algo por sus sentimientos. El consejo de Laenor fue muy bienvenido y desde ese momento Cerys se esforzó por demostrarle a Daemon lo mucho que había "crecido", pero el de Rhaenyra solo fue bienvenido por un tiempo. En defensa de Cerys, todo había sido culpa de la corte.

Cerys odiaba la corte, era definitivo. Antes pasaba sus días en las reuniones de la corte acompañando a su abuelo, pero solo se abstenía a fingir que no escuchaba mientras se dedicaba a leer o jugar en una esquina, pero ahora la corte quería echarla de la fortaleza. O al menos así lo veía ella, desde que cumplió los dieciséis años no paraban de repetirle que estaba en edad de aceptar una propuesta de matrimonio, propuestas que iban de niños que apenas podían hablar a hombres que tenían incluso el doble de edad que su padre. La única propuesta que tenía algo de sentido para ella era la de Laenor Velaryon, pero incluso rechazó esa.

Igual que las otras trescientas que llegaron a King's Landing.

Rhaenyra también la había ayudado en su misión de arruinar las propuestas de matrimonio, la menor de las princesas disfrutaba asustar a los pretendientes a tal punto que huían de la fortaleza. Por otro lado, a Daemon todo el asunto le parecía de lo más divertido. Ya en varias ocasiones se había encontrado a uno que otro niño huyendo de su sobrina menor con lágrimas en el rostro, también había escuchado las palabras fuertes que Cerys soltaba después de su encuentro con un posible pretendiente. Viserys se sentía impotente ante la situación y a pesar de haberle pedido ayuda a su hermano cuando Aemma se puso del lado de las niñas, el mismo Daemon parecía haberlo traicionado.

No me casaré con él—se negó Cerys.

Tienes que aceptar a alguien, hija, no puedes seguir con esta actitud—su padre la regañó.

¡No quiero casarme con el hijo de Otto Hightower!—exclamó comenzando a molestarse.

¡No quieres casarte con nadie!—Aemma tuvo que respirar profundo para no intervenir en la discusión—¿Acaso no quieres cumplir tu promesa?

El silencio se apoderó de la sala del trono, incluso Rhaenyra no se atrevió a meterse para defender a su hermana como habría hecho en cualquier otra situación.

Nunca podré cumplirla si me caso con él—los ojos de la peliblanca cayeron sobre Otto y su hijo—, no quiero casarme con él.

Entonces, ¿Quién?

Cerys parpadeó un par de veces intentando analizar si su padre estaba hablando en serio o no, la verdad es que daba igual. Ella no quería casarse con nadie que pudiera impedirle cumplir su promesa y sus sueños. Solo había una persona en el mundo en la que ella confiaba para estar a su lado porque sabía que la apoyaría en todo momento, pero decir su nombre frente a toda su familia sería su fin. Por la esquina de su ojo vio a Rhaenyra negar levemente en su dirección, ella sabía mejor que nadie que su hermana mayor era tan impulsiva como para dar el nombre de la única persona que le importaba tanto como para decir que quería casarse.

Daemon Targaryen—tanto Viserys como Aemma se quedaron paralizados—, quiero casarme con él.

El sonido de Rhaenyra chocando la palma de su mano contra su frente llenó la sala.

—¿Tú lo sabías?—Aemma se giró para mirar a su hija menor.

—Yo...no—mintió ella apartando la mirada.

Ese día Viserys y Aemma tuvieron una charla bastante larga con Daemon, pero ni Cerys ni Rhaenyra hicieron el intento de hablar con él. En cambio, las hermanas pasaron el resto del día en el pozo de los dragones con Dhagara y Syrax, la mayor estaba huyendo de sus padres y la menor solo quería acompañarla. Los cuidadores de los dragones no les dijeron nada, preferían que las dos dragonas estuvieran fuera del pozo que dentro destrozando todo. En ese lugar las encontró Daemon cuando se decidió a buscarlas y para su sorpresa parecían estar discutiendo.

—Eso es extraño, las hermanas discutiendo—la voz de su tío las tomó por sorpresa.

—No deberías acercarte a las personas así, Dhagara pudo haberte comido solo por eso—como si hubiese entendido la dragona dejó salir un rugido.

—Y no lo dudo—el peliblanco miró a la dragona—, lo tomaré en cuenta para la próxima vez.

—Yo...iré a ver a mamá—Rhaenyra se excusó.

La menor se alejó de ellos dejando que los cuidadores se llevarán a Syrax de regreso al pozo. Con la despedida de la princesa un silencio algo tenso se formó entre tío y sobrina, silencio con el que Dhagara no pensaba lidiar. La dragona se inclinó colocándose en la posición adecuada para que Cerys pudiera subir a su lomo sin problema alguno.

Traigan a Caraxes—ordenó Daemon a los cuidadores—. ¿Vamos por un paseo?

No quiero dar un paseo contigo—la peliblanca le dio la espalda para subirse a Dhagara—, a Dhagara no le agrada Caraxes.

Yo tenía la impresión que si le gustaba.

Cerys puso los ojos en blanco y se inclinó para susurrarle a su dragón.

Vuela.

Con un rugido la dragona emprendió el vuelo justo al momento que Caraxes emergía del pozo dejando a Daemon atrás. Cerys tuvo que cerrar los ojos por un momento para disfrutar la paz que le brindaba estar volando sobre Dhagara, o al menos la poca paz que le dio ya que no mucho tiempo después se escuchó el sonido peculiar de Caraxes detrás de ellas. Cuando Daemon las alcanzó el hombre estaba sonriendo y Cerys le borró la sonrisa, o lo intentó, haciendo que Dhagara se fuera sobre Caraxes.

Ambos dragones comenzaron a dar vueltas por el aire casi como si estuviesen jugando, esto hizo reír a la princesa y por consecuencia a Daemon. Volaron sobre King's Landing pasando por la fortaleza hasta pasar el muro de la ciudad, ninguno de los dos se detuvo hasta que llegaron a un campo vacío donde decidieron bajar. En cuanto sus jinetes tocaron tierra ambos dragones volvieron a elevarse en el aire para continuar su juego.

—Parece que se llevan bien—Daemon miró a su sobrina—, quizás como sus jinetes.

—Espero que no—la peliblanca se sentó sobre una roca que estaba cerca—. Supongo que padre te contó lo sucedido en la sala del trono.

—Mencionó algo al respecto, si—avanzó hasta estar frente a ella—. ¿Es cierto?

—¿Y qué si lo fuera?—Cerys apartó la mirada. —Sé que no podrá ser, tu vas a casarte con alguien más y yo me quedaré aquí esperando a que mi padre me obligue a casarme con el hijo de Otto Hightower.

Con pasos apenas perceptibles Daemon se acercó aún más a su sobrina, lo suficiente como para poder tomarla de la barbilla y hacer que lo mirase.

—No dejaré que te cases con nadie—le aseguró—, hice un trato con tu padre. Yo me casaré, tal como él quiere, y a cambio tú te casarás cuando encuentres al indicado.

—Tu futura esposa no me agrada.

—¿Y por qué sería eso?

—No la conozco, pero sé que debe ser una buena mujer—la peliblanca se puso de pie—. Y sobre todo, tendrá algo que yo deseo.

Ella no me tendrá—Daemon dejó que su dedo pulgar trazara la forma del labio inferior de Cerys—, tu me tendrás siempre.

En un acto impulsivo la peliblanca llevó sus manos al pecho de su tío tomándolo por la camisa que llevaba puesta para tirar de él hacía abajo dejándolo a su altura.

¿Lo prometes?

Lo prometo.

Y como si quisiera dejarlo en claro Daemon selló su promesa con un beso, el primer beso de Cerys. En el fondo Dhagara y Caraxes rugieron como si estuvieran apoyando a sus "padres" haciendo que estos se separaran riendo.

Algún día serás mi esposa—el peliblanco acarició la mejilla de su sobrina.

Estaré esperando.

Cuando regresaron a la fortaleza ese día ambos sentían que habían perdido un peso extra de sus hombros, claro está que esa felicidad poco les duró porque después de su boda Daemon casi no pasaba tiempo en la fortaleza y Cerys se unió a la corte empezando así una pequeña guerra entre ellos.

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NOTA:

¿Y? ¿Qué les pareció este capitulo?

Admito que me emocione escribiendo la parte de Cerys y Daemon.

Tomo este espacio para decir que RHAENYS MI REINA, ella solita cargo todo el episodio del domingo con esa escena tan poderosa.

Por cierto, tengo tres videos spoilers de la historia listos para subir en tiktok, pero no sé cual subir primero. Dejen un comentario aquí con un número del 1 al 3 y mañana subo el video que resulte ganador, si no lo dejo a la suerte.

Gracias por leer, en el próximo continuamos con el segundo episodio de la serie.

Lu.

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