15; SANGRE DE DRAGÓN

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SANGRE DE DRAGÓN

—¿Quieres volar conmigo?—Cerys fijó sus ojos en su padre.

El rey giró su cabeza para ver a Rhaenyra encontrándose con la mirada de ella, una mirada expectante, detrás de ella Daemon lo miraba con una ceja arqueada.

—No has montado un dragón desde Balerion—habló Daemon—, ¿Acaso recuerdas lo que era volar un dragón?

El sonido de caballos acercándose interrumpió a la familia real que se volteo a mirar quién los había interrumpido. Para fastidio de Cerys Otto Hightower se bajó de una carroza y detrás de él se bajó Alicent. La princesa apartó la mirada regresando a Vhagar cuando la dragona se removió, seguramente sintiendo la incomodidad de su jinete.

—Princesa Cerys—llamó Otto—, no pude darle la bienvenida en la sala del trono—Cerys miró al hombre y asintió en su dirección—. Veo que trajo consigo un nuevo habitante para el pozo.

—Vhagar no se quedará en el pozo—el tono que Cerys usó fue uno de burla—, es demasiado grande.

—Es realmente enorme, princesa—Alicent dió un paso adelante—. Es bueno tenerla de regreso.

—Gracias Alicent.

Un silencio tenso llenó el lugar, silencio que incomodó a Vhagar. La dragona quería tener una mejor vista de los intrusos así que intentó moverse, pero acabó golpeando a Drakon que se movió huyendo al interior del domo que resguardaba la entrada al pozo.

—Padre—Rhaenyra llamó rompiendo el silencio—, deberías ir. Yo los seguiré con Syrax.

Viserys miró a su hija y luego a la enorme dragona que ahora los estaba mirando, casi como si fuesen una amenaza. Daemon se removió en su lugar esperando por la respuesta de su hermano y el rey soltó un suspiro antes de asentir ganándose las sonrisas de sus hijas.

—¿Siquiera es seguro volar en ella?—preguntó refiriéndose a la falta de una montura.

—Muy seguro—respondió Daemon dándole la espalda para salir del pozo—. Los seguiré en Caraxes.

Cerys casi se suelta a reír por la mentira de Daemon, pero de verdad quería volar con su padre y no iba a desaprovechar esa oportunidad.

—Su majestad, si me lo permite—intervinó Otto—. No creo que sea seguro, Vhagar no tiene una montura, podrían caer y...

—Le aseguró que Vhagar no los dejaría caer—Daemon detuvo sus pasos junto a la mano del rey—, puede que sea algo agresiva, pero es más dócil cuando está con Cerys, y muy protectora. No le recomiendo acercarse mucho.

Como confirmando lo dicho por el príncipe Vhagar dejó salir un gruñido que hizo temblar a los Hightower. Cerys acarició a la dragona sin dejar de sonreír y extendió una mano a su padre.

—No te preocupes, Otto, estaré con mis hijas y mi hermano.

Viserys caminó hasta su hija tomando su mano. Vhagar se movió agachando su cabeza para verlo mejor, la dragona dejó salir un gruñido, pero dejó que el rey la tocara. Ver el rostro emocionado de su padre mientras acariciaba a Vhagar era algo que Cerys nunca olvidaría, el hombre asemejaba a un niño al que le habían regalado el mejor juguete del mundo. El chillido de Caraxes y el sonido de alas agitándose fue lo que necesitaron para moverse.

Tranquila, preciosa, déjanos subir—en respuesta la dragona giró su cabeza hacia el frente y extendió sus alas lo más que pudo agachando su cuerpo para que Cerys pudiera trepar—. Gracias, linda.

La hija mayor del rey trepó por el ala del enorme dragón para luego arrastrarse hasta llegar a la cuerda principal que usaba como protección. Una vez tuvo la cuerda en su mano la lanzó por el costado de Vhagar hacia su padre, con ayuda de un banco proporcionado por los cuidadores de dragones el hombre pudo trepar por el ala de la dragona. Cerys le sonrió y lo ayudó a asegurarse con las cuerdas.

—¿Segura que no vamos a caer?—preguntó el rey algo dudoso.

—Vhagar nunca me dejaría caer, ¿Verdad, preciosa?—la dragona se levantó en toda su estatura dejando salir un gruñido—¡Vuela!

Dhagara rugió desde la pared abriendo sus alas antes de elevarse en el cielo siendo seguida por Caraxes que había bajado de la pared hace un rato. Gracias al poco espacio que tenía Vhagar tuvo que trepar la pared destruyéndola aún más bajo su peso, pero al final pudo estirar sus alas y elevarse. Detrás de ellos Drakon rugió siguiéndolos apenas pudo moverse.

Viserys Targaryen nunca podría ser capaz de describir lo que se sentía estar sobre Vhagar, el dragón más grande que existía en ese momento, dragón que fue usado durante la conquista. Habían pasado años desde la última vez que estuvo sobre un dragón, pero en ese momento, en lugar de sentir miedo se sintió como en casa. Sus ojos buscaron al resto de los dragones, pero sólo encontró a dos. Dhagara volaba frente a ellos moviéndose de un lado a otro, sin duda más grande que la última vez que la había visto, y Drakon estaba volando junto a ellos, el dragón de escamas rojizas estaba casi tan grande como Dhagara, quizás del tamaño de Syrax. No vió a Caraxes por ningún lado y cuando estaba por preguntar un chillido sobre ellos se escuchó antes de que el dragón pasará muy cerca de ellos forzando a Vhagar a girar a la derecha.

Otro rugido se escuchó y Syrax apareció por la izquierda cargando a Rhaenyra. Cerys murmuró algo en alto valyrio antes de inclinarse hacia adelante y gritar.

—¡Más rápido, Vhagar!

La dragona rugió y aumentó su velocidad logrando alcanzar a Dhagara y Caraxes, dejando a Drakon y Syrax atrás. Viserys estaría mintiendo si decía que no estuvo por desmayarse cuando el enorme dragón de repente pegó sus alas a su cuerpo haciéndolos caer en picada. Cerys gritó y arriba de ellos Rhaenyra comenzó a reírse. Cuando estuvieron cerca del mar las alas fueron abiertas nuevamente y Vhagar sobrevoló cerca del mar dejando que las gotas de agua empaparan a su jinete y al rey. Entonces Viserys rio.

Cerys miró sobre su hombro a su padre y le sonrió antes de tirar de las cuerdas haciendo que Vhagar se volviera a elevar en el aire. Drakon pasó volando sobre ellos siguiendo a Syrax y Rhaenyra en una carrera juguetona. Daemon y Caraxes se acercaron a ellos volando a su izquierda, Viserys volteó a ver a su hermano y este le sonrió asintiendo, antes de que Dhagara apareciera y empujara a Caraxes con una de sus alas. El dragón se quejó con un chillido y comenzó a perseguirla.

—¿Estás bien?—preguntó Cerys gritando para ser escuchada sobre el ruido de los dragones y el aire.

—¡Más que bien!—fue la respuesta del rey que no dejaba de sonreír.

Sin duda ese era un recuerdo que atesoraría siempre.

Al cabo de unos minutos decidieron descender sobre una isla cerca de King's Landing. Vhagar se deslizó por el terreno hasta detenerse por completo dejando salir un sonido de satisfacción. El resto de los dragones descendieron también haciendo la tierra temblar, Daemon fue el primero en bajar de su dragón para ayudar a su hermano a bajar. Cuando todos estuvieron con los pies en la tierra, Viserys suspiró mirando a su familia.

—¿Cómo te sientes, padre?—preguntó Rhaenyra acercándose a ellos.

—De maravilla, hija—el rey miró a la dragona—. Había olvidado lo que era volar un dragón.

—Es un sentimiento que no puedes explicar—Daemon comentó mirando a los dragones.

—Pero no hay nada como montar a un dragón solo—añadió Cerys mirando a Dhagara—, es la mejor sensación del mundo—la dragona se acercó a ellos como si supiera que estaban hablando de ella—. ¿No te gustaría volar solo, padre?

Viserys observó como la dragona empujaba a Cerys con su cabeza buscando caricias y por un segundo creyó ver a su hija de cuatro años corriendo por toda la fortaleza con un pequeño dragón púrpura siguiéndola.

—¿Estás sugiriendo que vuele sobre Dhagara?—la dragona lo miró. —Acepté volar sobre Vhagar contigo, pero volar solo en Dhagara...

—Quiero volar sobre Vhagar—interrumpió Rhaenyra.

Y así se decidió que Rhaenyra regresaría sobre Vhagar con Cerys y su padre regresaría con Dhagara. Daemon ni se había inmutado en ofrecer llevar a su hermano, prefería verlo mortificado al tener que lidiar con sus hijas.

Dhagara no presentó protestas cuando Viserys se trepó en su lomo, ella lo conocía desde que su huevo había eclosionado y podía sentir que era alguien de confiar gracias a su conexión con Cerys. El regresó fue igual de divertido, Rhaenyra se aferró a las ropas de su hermana gritando con cada giro de Vhagar, pero acababa riendo. Y ni hablemos de Viserys que disfrutó volar sobre Dhagara que, para su sorpresa, mantuvo un vuelo estable y sin tantos giros. Cerys los llevó hasta las colinas rocosas bajo el pozo de dragones, ahí dejarían que sus dragones se quedaran gracias a la falta de espacio en el pozo. Tras regresar a Syrax al pozo y dejar a Caraxes en el mismo, porque Daemon no confiaba en que Vhagar no se lo comería si los dejaban solos, los cuatro regresaron a la fortaleza.

A Cerys la llevaron a su antigua habitación, dentro de la misma ya se encontraban sus antiguas doncellas e incluso sir Erryk estaba esperando a su llegada, todos con sonrisas en el rostro, y las doncellas con lágrimas recorriendo sus mejillas sonrojadas. La princesa los aceptó de regreso sin problema alguno y dejó que las doncellas la arreglaran para la celebración que su padre había preparado para ella y Daemon. Las mujeres se esmeraron en arreglarla, la bañaron y vistieron con tanta delicadeza que Cerys no pudo evitar pensar en que la trataban como si fuese a desaparecer en cualquier momento.

Su cabello fue peinado con cuidado, parte de su cabello fue trenzado y arreglado de modo que la trenza quedará como una diadema en su cabeza, la trenza fue decorada con rubíes que sostenían un velo negro que dejaron caer por su espalda cubriendo el cabello que caía por esta. Su vestido era negro con una apertura en la falda que dejaba ver una tela roja, en la parte superior de su vestido dos cadenas finas de plata colgaban y en cada extremo de ellas se podía ver un sello de las casas que representaba. La casa Targaryen y la casa Arryn. En la falda del vestido, sobre la tela negra se podían ver dibujos de dragones bordados con detalles de plata y rubíes.

Cuando Cerys se vio en el espejo no se reconocía. Los años que pasó vistiéndose de forma simple le hacían sentir que estaba vistiendo de forma exagerada, pero no iba a negar que le gustó lo que vio. Con una sonrisa amable le agradeció a sus doncellas por su trabajo y salió de la habitación encontrándose con sir Erryk que la escoltaría, el hombre realizó una reverencia que Cerys respondió con un asentimiento. La princesa junto sus manos frente a ella a la altura de su abdomen y comenzó a caminar bajo la atenta mirada de los sirvientes que susurraban sobre lo hermosa que se veía.

—Gracias, sir Erryk—la peliblanca le agradeció al caballero una vez llegó a la "pequeña" reunión.

Cuando notaron su presencia todos voltearon a verla y el silencio reinó en el lugar. Sintiéndose juzgada por todas las miradas que tenía sobre ella respiro profundo y avanzó por el camino de piedra hasta su padre que sonrió abriendo sus brazos para recibirla en un abrazo, Cerys recibió el abrazo con gusto, sus ojos encontrándose con los de Daemon cuando sintió una mirada especialmente pesada sobre ella.

—Te ves hermosa, hija—Viserys halagó a su hija tomándola por los hombros para verla mejor—. Los dioses ciertamente te bendijeron.

—Solo lo dices porque eres mi padre.

—Yo puedo secundar la opinión de tu padre—Daemon añadió sin dejar de mirarla—, te ves hermosa, sobrina.

—Gracias, tío—los dos se miraron de una forma que a Viserys no le gustó para nada.

—Realmente hermosa, princesa—agregó Alicent con una sonrisa.

Cerys agradeció con un asentimiento y una sonrisa.

—Estábamos hablando de como Daemon era el favorito de nuestra madre—comentó Viserys soltando a su hija.

—No veo cómo el tío Daemon podría ser el favorito de alguien—bromeó Cerys.

Alrededor de ellos las personas siguieron hablando.

—Pero lo era—Viserys puso una mano en el hombro de su hermano—. Nuestra madre no apreciaba las costumbres y tradiciones, las reglas—Rhaenyra llegó al lado de Cerys—. Yo, tristemente, no era un guerrero.

—Felicidades por tu victoria—intervinó la menor de las princesas y un silencio se formó.

—Gracias, princesa—agradeció su tío—. Pero deberías felicitar a tu hermana también, Vhagar, Dhagara y Drakon fueron de gran ayuda en el final de la guerra.

—No fue nada—Cerys tomó la mano de su hermana buscando mantenerse calmada.

Lo que siguió fue un silencio incómodo que comenzaba a sofocar a Cerys, Rhaenyra le dio un apretón a su mano y ella se lo regresó mirándola por la esquina de su ojo.

—Tal vez el príncipe Daemon y la princesa Cerys quieran visitar la galería—ofreció Alicent—. Aún no han visto los nuevos tapices que regalaron de Norvos y Gohor.

—¿Te gustaría ver los tapices?—ambos hermanos rieron. —A él no le interesan tales cosas.

—Yo quisiera verlos—Rhaenyra comentó con una mirada dura soltando la mano de su hermana.

—Entonces no debería privarte de ello—Viserys miró a su hija menor.

Rhaenyra miró a Cerys en busca de ayuda y la princesa mayor suspiro antes de poner su mejor sonrisa falsa dirigida hacia Alicent.

—Me honra su invitación, con gusto disfrutaría verlos, pero creo que sería en otra ocasión—le dio una mirada rápida a su padre—, tengo cosas importantes que discutir con mi padre en estos momentos.

Rhaenyra bajo la cabeza ocultando su sonrisa.

—Entonces iré a verlos sola—miró a su hermana—, así cuando quieras verlos podamos hablar sobre ellos sin problemas.

La menor se dio la vuelta alejándose de ellos a los pocos segundos Alicent se excusó siguiendo a su vieja amiga. Cerys se volteó para ver a su padre y se encontró con una mirada llena de curiosidad.

—Me preguntó—comenzó el hombre—, ¿Qué fue lo que hiciste por cuatro años lejos de casa?

—Construí un hogar—medio bromeó, Daemon arqueó una ceja al escucharla—, hice una amiga, conseguí un dragón, y ayudé a ganar una guerra.

—Suena como una historia interesante—Viserys puso una mano en el hombro de su hija—, quisiera escuchar más de ello.

—Créeme hermano, es una historia demasiado interesante—Daemon comentó con una sonrisa divertida en su rostro—. Yo podría contarte.

Cerys puso los ojos en blanco y agradeció que uno de los Lores presente se acercará en ese momento. El hombre se desenvolvió en elogios hacia la princesa y lo hermosa que se veía, elogios que Cerys agradece con una sonrisa y asentimientos, cosa que no le sentó bien a Daemon. Los tres hicieron lo mejor por entretener al hombre hasta que esté propuso que Cerys conociera a su hijo, una clara indirecta de una propuesta de matrimonio. Tanto su padre y su tío la miraron esperando a que se negará, pero ella los sorprendió accediendo.

Si las miradas pudieran matar, el pobre chico estaría mil metros bajo tierra.

Estuvo con el hijo del Lord, que ya no recuerda su nombre, por un buen rato, intercambiando historias y demás. Al final de cuentas resultó ser una compañía medianamente agradable. El hombre había expresado su admiración por haber logrado reclamar tres dragones e incluso hizo una que otra broma sobre Cerys reclamando a todos los dragones que se cruzará y por un segundo ella pensó que no sería mala idea si eso significaba que podía dejar de estar recibiendo tantas propuestas descaradas. Todo el rato pudo sentir la intensa mirada de su tío sobre ella y estaba comenzando a disfrutar de el ceño fruncido y la molestia en el rostro del príncipe.

Incluso Rhaenyra lo había notado y se acercó a hablar con su tío buscando calmarlo.

Así fue como se enteró de los hijos de Cerys.

Y tuvo que contenerse de golpearlos a los dos. En cambio, decidió interrumpir la conversación de su hermana con el joven Lord.

El tío Daemon acaba de decirme algo interesante—dijo su hermana apenas estuvieron solas.

—¿Qué cosa interesante pudo haber dicho él?—Cerys bromeó, pero al ver el rostro serio de su hermana se dio una idea de lo que su tío había dicho. —Te dijo.

Me dijo—confirmó su hermana.

Le dije que yo hablaría contigo—el entrecejo de Cerys se frunció y sus ojos buscaron a Daemon entre la gente—. Rhae...

No tienes que excusarte—Cerys la miró y Rhaenyra pudo ver que sus ojos se estaban llenando de lágrimas—, solo quiero saber dónde están.

¿No te dijo eso?

Me fui antes de que pudiera decir algo sobre eso—Rhaenyra llevó su mirada hasta las personas que hablaban y bebían, entre ellas su padre.

Están en Driftmark bajo cuidado de los Velaryon—la mayor de las dos llevó la mirada hasta su padre—, los traeré apenas hable con nuestro padre.

Dijo que son una niña y un niño—Rhaenyra sonó emocionada de repente—, Viserys y Aiyana.

Vas a amarlos—una lágrima se escapó del ojo de Cerys—, es imposible no amarlos.

Rhaenyra tomó la mano de su hermana para dejarle saber que la apoyaba y por un momento Cerys disfruto de la paz que saber eso le otorgaba. Que su hermana supiera de la existencia de sus hijos quitaba un enorme peso de sus hombros, ahora solo quedaba contarle a su padre, pero en su mente no podía encontrar las palabras correctas para decirle.

Más tarde esa noche, después de estar con su padre y contarle cómo había creado un vínculo con Vhagar, la princesa regresó a su habitación donde se encontró a Daemon de pie frente al fuego. Había un par de doncellas en la habitación también, seguramente esperando para ayudarla a cambiar sus ropas, ambas estaban de pie lo más alejadas de Daemon que podían y eso le pareció algo gracioso a Cerys.

—Déjennos—pidió a las doncellas que asintieron y se apresuraron a salir.

Sir Erryk estaba de pie en la puerta y parecía estar por decir algo, pero al final decidió no hacerlo y abandonó la habitación cerrando la puerta a sus espaldas.

—¿Necesitabas algo, Daemon?—comenzó a caminar hasta él.

—Solo venía a preguntarte si aceptarías su propuesta de matrimonio—el peliblanco no se movió de su posición.

—¿Y qué si la acepto?—se atrevió a jugar con el fuego que estaba creciendo en Daemon.

La respuesta de Daemon no llegó en forma de palabras, el príncipe se dio la vuelta para mirarla y con tres largas zancadas llegó hasta ella tomándola por los brazos para acercarla a él.

—Voy a hablar con mi hermano—la mano derecha de Daemon subió hasta el rostro de Cerys—, le pediré que anule mi matrimonio y me casaré contigo.

—Suena demasiado fácil—susurró ella sin dejar de verlo a los ojos—, no creo que mi padre acceda.

—Lo haré entender—le aseguró juntando su frente con la de ella—, no creo que pueda esperar más.

Cerys levantó su mano derecha y la llevó a la parte posterior de la cabeza de Daemon tirando de él hacia abajo hasta que sus bocas se encontraron en un beso que ambos estaban deseando desde que llegaron a King's Landing.

—Para responder a tu pregunta—habló él cuando se separaron—, si aceptas su propuesta acabaría con él.

Cerys rio dejando caer su cabeza en el hombro de Daemon.

—Mejor ayúdame a quitarme esto, ya que ahuyentaste a mis doncellas.

—Con gusto, mi princesa.

Esa noche Daemon la pasó con su sobrina, si fue haciendo cosas que no deberían estar haciendo o simplemente durmiendo era un misterio para los que sabían de la visita del príncipe a su sobrina. Lo único que se sabía era que a la mañana siguiente Otto Hightower fue a la habitación del rey para contarle lo que había escuchado de las doncellas y que la princesa Rhaenyra había irrumpido en la habitación de su hermana como una tormenta.

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NOTA:

3202 palabras, este es el capitulo más largo que e subido hasta ahora. ¿Qué les pareció? Mi parte favorita fue Viserys volando con Cerys sobre Vhagar.

En el próximo capitulo regresan los niños, prepárense para la carga de fluff que se viene.

Acabo de ver el "wed her to me" y no me arrepiento de decir que lo repetí.

Por cierto, a las personas que estaban hablando de las posibles muertes de los niños, subí un video a tiktok con los posibles futuros de los hijos de Cerys y Daemon. Y para los que están pidiendo que Cerys reclame a robaovejas, caníbal, o fantasmagris, sepan que sus comentarios han sido leídos y tomados en consideración.

Gracias por leer, lu.

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