22; LUCHA POR EL PODER

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LUCHA POR EL PODER

A Cerys le tomó un día llegar a King's Landing, en lugar de aterrizar en el pozo o en las colinas donde sus dragones solían descansar, aterrizó en el patio de la fortaleza, en el mismo que había aterrizado con Vermithor la primera vez que lo llevó a la fortaleza. Los guardias que estaban en el lugar la dejaron pasar sin decir nada y una doncella la guió a la habitación de sus medios hermanos. El rey estaba ahí acompañado de la reina y sus hijos, apenas las puertas se abrieron el llanto de Aemond resonó en el pasillo haciendo sobresaltar a todos los que estaban cerca.

—Los maesters no saben cómo calmarlo—le comentó la reina apenas la vio llegar—, intentamos cantarle la canción de cuna que tú le cantabas, pero nada funciona.

—Creemos que el príncipe creó un lazo muy fuerte con usted, princesa—el gran maester habló—. Quizás lo que necesita es estar cerca de usted.

Cerys se movió hasta la cuna de su hermano que seguía llorando, con cuidado lo levantó y lo arrulló en sus brazos comenzando a cantar la canción que cuna que siempre le cantaba. Pasos acercándose y un par de manos tirando de su ropa le hicieron quitar la mirada de su hermano. Aegon la estaba mirando con ojos brillantes, el mayor de los hijos de la reina parpadeo sin dejar de verla y Cerys le sonrió.

—Aegon ha estado preguntando por Viserys y Sunflare—le contó su padre.

En ese momento la princesa se dio cuenta de algo. Desde su llegada a King's Landing meses atrás no había visto ningún dragón por los pasillos, el único que se veía era Sunflare, y en ese momento se dio cuenta que ni siquiera había preguntado por los dragones de sus hermanos.

—Quizás pueda ir a visitar Dragonstone—ofreció ella—, recién nos instalamos y estamos creando una rutina para que los niños se acostumbren.

—Disculpa la molestia, hija—el rey se acercó a sus tres hijos—. Te hice venir cuando tienes tres niños que necesitan de ti.

—No hay problema, Daemon estará encantado de pasar el día con los niños—los ojos de la princesa fueron hasta Alicent—. De hecho, me pidió que llevará a Aemond conmigo.

Hubo un silencio que se tornó incómodo a medida que el rostro de Alicent se arrugaba en una mueca de desagrado. El rey, por otro lado, se veía más que feliz de tener a sus hijos formando un vínculo.

—Quizás deberíamos ir todos—concluyó—, hace tiempo que no voy a Dragonstone.

—¿Dónde está Rhaenyra?

Cerys encontró a su hermana en su habitación leyendo un libro, la menor se emocionó de ver a su hermana y no dudó en saltar a sus brazos expresando lo mucho que la había extrañado.

—Padre está preparando un viaje a Dragonstone—le avisó la heredera acariciando su cabello—, puedes venir en dragón conmigo hoy.

—¿Solo viniste por unas horas?—Rhaenyra se alejó de ella para mirarla.

—No puedo dejar a Daemon solo con los niños, por más que le guste pasar tiempo con ellos, son demasiado para que uno solo los cuide—Cerys sonrió pensando en el caos que causaban los tres niños—. Llevaré a Aemond conmigo.

—¿La reina te dejo darle su primer viaje en dragón?—la menor elevó una ceja. —Ella no acepta las tradiciones de nuestra casa con facilidad.

—Fue una orden del rey.

—Escuché que mi prima menos favorita estaba de visita—la voz de Laenor interrumpió la conversación.

—Laenor.

Los primos se abrazaron con el mismo cariño de siempre. Los tres conversaron por un rato sobre lo que había sucedido en el poco tiempo que habían estado separados, para cuando el sol estaba comenzando a descender en el horizonte el viaje ya había sido organizado. El rey y sus acompañantes viajarán por la mañana dejando que las princesas, Laenor, y Aemond se les adelanten en dragón para preparar todo. Esa noche cenaron juntos en familia, a pesar de la clara tensión entre la hija mayor del rey y su esposa.

A la mañana siguiente Rhaenyra, Cerys y Laenor partieron a Dragonstone con Aemond. El niño se mostraba emocionado al sentir el viento chocar con su rostro y a pesar de las varias paradas que tuvieron que hacer no pareció molesto en ningún momento. Cuando los dragones aterrizaron en Dragonstone Daemon ya los estaba esperando en la estaba del castillo con Rhaella en brazos, Viserys estaba de pie a su lado con Sunflare al hombro y Aiyana estaba en brazos de Haizea apenas un paso atrás del príncipe. La heredera y sus tres acompañantes se acercaron a ellos con sonrisas en el rostro.

—Tío—Rhaenyra y Laenor saludaron a Daemon.

La princesa se apresuró a cargar a Rhaella casi arrebatandola de los brazos de su padre y Laenor no se separó de ellas para ver a la niña. Daemon, al ver como sus sobrinos se concentraban en su hija puso toda su atención en su esposa y el bulto que cargaba en sus brazos. Aemond estaba despierto y sus ojos se movían de un lado a otro mirando el nuevo panorama.

—¿Cómo estuvo el viaje?—se acercó dejando un beso en la frente de su esposa.

—Tuvimos que hacer varias paradas, pero estuvo bien—Cerys le sonrió—. ¿Puedes tomarlo?

Antes de poder negarse la princesa ya había empujado a Aemond a brazos de su esposo que no tuvo más remedio que cargarlo mientras ella iba a saludar a sus hijos. Los ojos del bebé lo miraron atentamente y algo en el interior de Daemon se removió, pero él lo ignoró asumiendo que solo era por Rhaella que era apenas unos meses menor que Aemond.

Instalaron a Aemond en la habitación de los niños, de esa forma fue que Daemon se enteró que su sobrino no tenía un huevo de dragón. Esa misma noche, mientras todos dormían para recibir al rey la mañana siguiente, Daemon abandonó el castillo con una bolsa en el hombro y una antorcha. El príncipe no tenía claro qué lo había impulsado a ir en busca de un huevo de dragón para su sobrino, pero después de pensarlo por un buen rato concluyó en que solo era por Rhaella. Aunque en el fondo de su mente una voz le decía que no podía comenzar a culpar a su hija de sus acciones hacia su sobrino solo porque tenían pocos meses de diferencia.

En el pozo de Dragonstone no habían muchos cuidadores de dragones ya que la mayoría de los dragones sin jinete preferían refugiarse en Dragonmont, los pocos cuidadores que se encontró lo saludaron sin cuestionar su presencia. Los pasos del príncipe resonaron por los pasillos de piedra que llevaban al lugar donde se guardaban los huevos, lugar que estaba solitario cuando por fin lo encontró. Con decisión se movió por el lugar inspeccionando los huevos hasta que encontró el indicado. Un huevo totalmente negro en medio de otros huevos que tenían más color, con cuidado dejo la antorcha sobre un altar de piedra y tomó el huevo para mirarlo mejor.

—Este funcionará—murmuró guardando el huevo en su bolsa.

Estaba por irse cuando otro huevo llamó su atención, el huevo era una combinación de negro y dorado que parecía brillar bajo la luz del fuego, y el príncipe no dudo en llevarselo también. Cuando salió del pozo le explicó al encargado que había tomado dos huevos para su sobrino y el hombre solo pudo asentir ante el entusiasmo mal disimulado del príncipe.

De regreso al castillo Daemon fue directamente a la habitación que compartían los niños. Los cuatro estaban dormidos, Viserys estaba acurrucado con Sunflare en su cama y sus dos hijas estaban en sus respectivas camas cada una con sus huevos de dragón. Sus pasos lo llevaron hasta la cuna donde Aemond estaba descansando, el niño estaba dormido y ni se movió cuando su tío dejó los huevos en su cuna. Sin darse cuenta Daemon había adoptado a Aemond en su familia.

—Apestas a dragón—fue lo primero que le dijo su esposa cuando regresó a la habitación que compartían—, ¿Dónde estabas?

—Mañana tendrás tu respuesta—el peliblanco dejó un beso en la cabeza de su esposa.

Sin fuerzas para exigirle una respuesta la princesa se volvió a quedar dormida, esta vez siendo abrazada por su esposo.

La primera en despertarse por la mañana fue Cerys que no se molestó en levantar a Daemon. Una vez estuvo arreglada fue a revisar a sus hijos y hermano menor, pero cuando alcanzó la habitación se encontró con varios sirvientes susurrando frente a la puerta.

—Mi princesa—Haizea la saludó alertando a todos de su presencia—, buenos días.

—Buenos días, Haizea—Cerys le sonrió—. ¿Sucedió algo?

—Bueno...si sucedió algo, pero no es algo malo—se apresuró a explicar—. Cuando vine a preparar a los niños noté que en la cuna del príncipe Aemond había dos huevos de dragón, princesa.

El entrecejo de Cerys se frunció. Aemond no tenía huevo de dragón, menos dos.

Entonces lo recordó. Daemon metiéndose a la cama tarde en la noche, apestando a dragón. Mañana tendrás tu respuesta, le había dicho. Los sirvientes miraron a la princesa esperando algo de ella, pero solo recibieron silencio. En ese momento Rhaenyra apareció con una sonrisa en el rostro, casi saltando de felicidad, pero al verlos a todos reunidos su rostro perdió la sonrisa.

—¿Pasó algo?—preguntó a su hermana apenas la alcanzó.

—Ven conmigo—Cerys tomó su mano.

Ambas hermanas ingresaron a la habitación encontrándose a los niños despiertos, Viserys estaba sentado en el suelo con Aiyana y apenas las escucharon llegar dejaron lo que estaban haciendo. Cerys tomó a su hija en brazos dejando que su hijo se aferrara a la falda de su vestido.

—Aemond no tenía huevo de dragón—habló Rhaenyra de pie junto a la cuna de su medio hermano—, ahora tiene dos.

—Fue Daemon.

La menor de las princesas giró tan rápido que Cerys casi se ríe de su reacción, pero la situación era algo seria como para ser tomada tan a la ligera.

—¿Cuándo?

—Ayer por la noche—Cerys se acercó a la cuna para ver los huevos—, llegó tarde a la cama y apestaba a dragón.

—¿Por qué Daemon haría algo así?—Rhaenyra lucía más confundida que otra cosa.

—Instinto de padre—Cerys estiró una de sus manos para acariciar el huevo negro con dorado—, tiene tres hijos y pasó mucho tiempo cerca de Aemond en King's Landing.

—A la reina no le va a agradar esto—comentó la menor.

—Todo siempre será una lucha constante por el poder—detrás de ellas Rhaella dejó salir un gritó—, seguramente tomará esto como una señal de que intentamos quitarle a su hijo.

Nadie más volvió a comentar sobre los huevos, pero los sirvientes susurraban sobre eso diciendo lo orgulloso que se veía el príncipe luego de haberle dado aquel regalo a su sobrino. Por la tarde cuando el rey y sus acompañantes llegaron las cosas se volvieron tensas en el castillo. Tal como habían dicho las princesas Alicent no tomó muy bien la acción de Daemon y él solo había optado por reírse en su cara.

—Aemond es un Targaryen, todos los Targaryen tienen un huevo en sus cunas desde que nacen—aunque tengan la sangre sucia de los Hightower—. Es un poco tarde para que Aegon o Helaena creen un vínculo con un huevo, pero no es tarde para Aemond.

—Mi hermano tiene razón—el rey sintió—, quizás con los huevos Aemond se sienta más calmado cuando regresemos a casa.

Gracias a la incomodidad generada por aquel enfrentamiento la visita del rey había sido corta, de apenas unos tres días, aunque Rhaenyra y Laenor se quedaron por una semana entera buscando huir de la corte. El día que el rey estaba por partir el huevo de Hellfyre eclosionó dejando ver a una dragona de escamas parecidas al naranja que uno veía en las llamas que bailaban en las chimeneas. El momento había sido celebrado por la familia tras la partida del rey, pero de igual forma Daemon y Cerys no pudieron evitar sentirse preocupados por la falta de dragón de Aiyana. Los dos podían ver el anhelo que comenzaba a asomarse en los ojos de su hija mayor cuando veía a Sunflare o Hellfyre rondando a sus hermanos y no podían evitar sentirse tristes por ella.

A pesar de que sus hijos, Viserys y Rhaella, tuvieron suerte de que uno de sus huevos eclosionaran tan pronto. Habían huevos que nunca llegaban a eclosionar y en sus mentes de padres preocupados no podían evitar pensar en la posibilidad de que esos huevos nunca eclosionaran, pero Daemon ya estaba un paso adelante de su esposa y se había asegurado de tener una lista mental de todos los dragones sin jinete en Dragonstone, preparado para que su hija pudiera reclamar uno si así lo decidía el destino.

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NOTA:

Decidí que cada dos capitulos se tomarán para narrar los eventos más importantes de un año, es decir que con este capitulo concluímos el primer año de diez. En el siguiente se van a narrar los eventos más importantes del segundo año, empezando con el nacimiento de los gemelos (Jaehaerys y Haelyn).

Daemon modo papá con Aemond fue decisión de último minuto, pero es que no me pude resistir. ¿Qué les pareció el capitulo? Quiero que Alicent y Cerys se agarren a pelear.

Datazo: recién me di cuenta que los nombres de los dragones de Cerys comienzan con las mismas letras. Dhagara y Drakon son de ella por ¿nacimiento? y porque ella así lo quiso, mientras que Vermithor y Vhagar fueron reclamados por una promesa.

Este es el capitulo que debí subir ayer, pero lo subo hoy porque mañana no podré actualizar.

Gracias por leer, lu.

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