23; NIDO DE VÍBORAS

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NIDO DE VÍBORAS

La vida en Dragonstone era buena, o eso pensaban Daemon y Cerys. Ya había pasado un año desde que se mudaron al castillo y desde entonces no habían tenido más que paz. Viserys, con cuatro años, ya había comenzado su entrenamiento con la espada bajo la supervisión de su padre. Mientras que Aiyana de tres años recién había comenzado sus estudios con los maesters. Rhaella, por otro lado, estaba por cumplir su primer año de edad y la celebración sería tan grande como la corona se lo podía permitir. Dado que Aemond y Rhaella tenían cumpleaños cercanos se acordó una fecha intermedia para celebrarlos juntos, más por petición del rey que de la reina y los príncipes.

El viaje a King's Landing para la celebración debía ser en barco porque con tres niños no podrían llevarlos en dragón. Eso y que Cerys ya contaba con cuatro meses de embarazo. El cuarto embarazo de la princesa estaba siendo más complicado que los anteriores, cosa que tenía a Daemon en alerta todo el tiempo, y no se podían estar tomando tantas libertades como volar en dragón. No poder volar en dragón tenía a la princesa de mal humor, lo único que parecía cambiar su constante ceño fruncido eran sus hijos y sus dragones, ni él mismo Daemon podía contentarla muchas veces.

—Estamos por llegar—avisó Daemon acercándose a su esposa con Rhaella en brazos.

—Finalmente—exclamó Cerys—, es la última vez que viajo en barco estando así.

La peliblanca pasó una mano por su abultado vientre haciendo que el príncipe sonriera, en sus brazos Rhaella dejó salir un sonido de emoción estirando su mano hacia Hellfyre que volaba torpemente hacia ellos.

El recorrido en carruaje hasta la fortaleza mareo a la princesa aún más, Haizea se había sentado junto a ella y se mantuvo brindándole aire con un abanico de mano para espantar las náuseas. Daemon no pudo evitar notar lo especialmente pálida que se notaba su esposa ese día, imágenes de su madre y la primera esposa de su hermano llegaron a su mente. Desde que los maesters le habían solicitado tener cuidado extra con ese embarazo él no había podido dejar de temer la hora del parto, sobre todo sabiendo de la larga lista de mujeres en su familia que murieron a la hora del mismo. A su lado, Viserys tiró de su manga para llamar su atención.

—Papá, ¿Mamá está bien?—el niño preguntó en un susurro.

—Claro que sí, solo esta cansada por el viaje.

Viserys asintió y regresó su atención a su hermana, Aiyana estaba señalando todo lo que veía por la ventana con emoción. Ver a sus dos hijos emocionados por su entorno hizo sonreír a Cerys que se sentía desfallecer en cualquier momento, sus ojos yendo hasta su esposo por un segundo. Daemon le regresó la sonrisa, ocultando toda su preocupación por la salud de su esposa.

No fue mucho después que el carruaje se detuvo y sir Erryk anunció que ya habían llegado. La puerta del carruaje fue abierta dejándolos salir, Haizea fue quien salió primero para recibir a Rhaella y que Daemon pudiera ayudar a los niños y a Cerys. En la entrada de la fortaleza estaban el rey, la reina, sus hijos, y la princesa Rhaenyra. Tanto el padre como sus hijos tenían sonrisas en sus rostros esperando pacientemente para poder recibir a los visitantes. Aunque la sonrisa del rey se tornó en una de preocupación al ver como Daemon sostenía a su hija mayor que parecía costarle siquiera caminar. Rhaenyra, al notar lo mal que se veía su hermana, descendió las escaleras con prisa siendo seguida por Laenor.

—¿Estás bien?—preguntó la princesa apenas llegó junto a su hermana.

—Estoy bien, solo algo mareada—les aseguró ella tomando la mano que su hermana le ofrecía.

—No te ves muy bien—comentó Laenor ganándose una mala mirada de Daemon y Rhaenyra.

—Solo necesito descansar.

Con pasos cuidadosos los cuatro se movieron siendo seguidos por Haizea y los niños, apenas subieron las escaleras el rey atrajo a su hija en un abrazo felicitándola por su embarazo. Sin embargo, sus ojos cayeron sobre Daemon, claramente preguntando por la salud de su hija.

—¡Aegon!—Viserys II corrió hasta su tío—¿Mamá puedo ir a jugar?

—Claro que sí, mi niño.

Apenas recibió el permiso de su madre los niños corrieron al interior de la fortaleza.

—Haizea, ve con ellos—ordenó Daemon—, lleva a Aiyana y Rhaella contigo.

—Claro, príncipe—la mujer hizo una reverencia y siguió a los niños.

—Padre—llamó Rhaenyra—, creo que Cerys debería descansar.

—Claro—el rey asintió—, ve a descansar, hija.

Entre Daemon y Rhaenyra llevaron a la princesa heredera a descansar, Cerys no se quejó en ningún momento por la sobreprotección. En cambio, la agradeció.

Una vez estuvo recostada no le tomó mucho tiempo rendirse ante el sueño. Mientras ella descansaba Rhaenyra decidió quedarse a su lado por si algo sucedía, no le había gustado para nada ver a su hermana en aquel estado y no pensaba dejar que se fuera de su vista por más de lo necesario. Así mismo pensaba Laenor que se unió a ella en su campaña de vigilancia poco después que Daemon abandonará la habitación. El hermano del rey dejó a su esposa al cuidado de sus sobrinos buscando reunirse con cierto sobrino que no veía en meses. Sus pasos lo llevaron al jardín donde los niños siempre se reunían a jugar, apenas llegó vio a Viserys y Aegon jugando en el suelo, Haizea estaba con las niñas unos pasos más alejadas de ellos, pero el príncipe no veía a su sobrino por ningún lado.

—¿Buscas a Aemond?—el rey habló apareciendo detrás suyo.

—Solo quería saber si alguno de los huevos eclosiono—mentira.

—Tristemente, no—el príncipe asintió—. Si quieres puedo pedir que lo traigan, o puedes ir a verlo.

—Estoy bien, hermano—Daemon suspiró—. Los huevos que escogimos para Aiyana tampoco han eclosionado.

—Puede tomar años para que eclosionen—le recordó Viserys—, pero incluso si no llegan a eclosionar pueden reclamar algún otro dragón.

—En Dragonstone hay muchos dragones sin jinete—los ojos de Daemon fueron hasta su hija—, pensé que quizás Aiyana podría reclamar a Silverwing.

—¿En qué dragón has pensado para Aemond?

Daemon no respondió y Viserys comenzó a reírse.

—¡Dracarys!

La repentina exclamación de Viserys II hizo que Daemon y el rey se pusieran en alerta. Aegon y Viserys estaban de pie junto a un arbusto de flores que estaba siendo consumido por las llamas. Al notar las llamas creciendo Daemon se movió hasta ellos tomándolos por el brazo, Sunflare chillo sacudiendo sus alas como si estuviese orgulloso del fuego que creó. Aiyana jadeo al ver el fuego y Haizea juró que por un segundo sus ojos brillaron con emoción.

—Viserys, te dije que no puedes jugar así con Sunflare—regañó Daemon mirando a su hijo.

—Solo quería mostrarle a Aegon lo que estoy aprendiendo—se excusó bajando la cabeza.

Daemon tuvo que cerrar los ojos un segundo, no podía dejar que la voz triste de su hijo le hiciera ignorar la falta.

—No vuelvas a hacerlo sin alguien que te supervise, sabes lo peligroso que es.

—Si, papá—murmuró Viserys.

Después de ese incidente los niños fueron enviados a descansar. Ese mismo día la reina comenzó a tratar a Aegon con mano dura, repitiendo que no se acercará tanto a Viserys y su pequeña bestia, para desgracia del niño que adoraba estar con su sobrino y Sunflare.

Cuando el sol se estaba ocultando en el horizonte Cerys por fin despertó. Daemon estaba sentado frente al fuego con un libro en la mano cuando escuchó movimientos en la cama, sus ojos buscando de inmediato la figura durmiente de su esposa, pero en su lugar se la encontró sentada. El peliblanco dejó de lado su libro y se acercó a la cama tomando la mano de su esposa una vez estuvo junto a ella.

—¿Dónde están los niños?—Cerys pasó una mano por su vientre.

—Están descansando—Daemon se sentó a su lado poniendo su mano libre sobre el vientre de su esposa—. ¿Cómo te sientes?

—Mejor que hace unas horas—ella le sonrió al sentir sus caricias—. ¿Sucedió algo importante mientras dormía?

—Viserys incendió un arbusto en el jardín—el príncipe sonrió al ver la mirada escandalizada de su esposa—. No fue nada grave, dijo que quería enseñarle a Aegon lo que estaba aprendiendo.

—Me imaginó que Alicent se puso como loca.

—Seguramente—Daemon se encogió de hombros restándole importancia—. Pediré que te traigan la comida.

El peliblanco dejó un beso en la cabeza de su esposa y se puso de pie. Después de comer Cerys se acomodó en una de las sillas más cercanas al fuego y se dedicó a leer su libro favorito sobre historia la historia de Valyria y los dragones. Daemon, por otra parte, se recostó en la cama para descansar. Una vez se aseguró que su esposo estuviese dormido Cerys abandonó la habitación en silencio siendo seguida por su guardia más leal, sir Erryk.

Los pasillos de la fortaleza estaban casi vacíos, solo habían unos cuantos guardias y uno que otro sirviente, todos saludando a la princesa apenas la veían. Cerys siguió su camino hasta la habitación de sus hermanos, en ella se encontró a una doncella que apenas la vió realizó una reverencia. Sus hermanos estaban todos dormidos, pero aún así ella se acercó a besar sus frentes deseándoles dulces sueños, tomándose su tiempo cuando llegó a Aemond. Una vez terminó regresó al pasillo que llevaba a su habitación donde se detuvo en la que compartían sus hijos. Dentro de la habitación estaba Haizea que al verla le sonrió.

—Princesa, ¿Se siente mejor?

—Mejor que nunca, Haizea—Cerys le sonrió—. ¿Dieron problema para dormir?

—El príncipe nunca da problemas—comentó mirando a Viserys acurrucado con Sunflare—, pero las princesas sí dieron algo de problema.

—Gracias por tu trabajo, Haizea.

—No tiene que agradecer, sabe que lo hago con gusto—la mujer miró a los niños—. Les tengo mucho cariño, y a usted también.

—¿Incluso a Daemon?—Cerys arqueó una ceja.

—Aunque a veces parezca más aterrador que lo que debería—Haizea fingió sentir un escalofrío—, si le tengo cariño.

La peliblanca se acercó a sus hijos y dejó besos en sus frentes, tanto Sunflare como Hellfyre se despertaron al sentir su presencia, pero al darse cuenta que no era una amenaza regresaron a dormir. Después de salir de la habitación de sus hijos regresó a la suya donde se metió bajo las sábanas dejando que Daemon la abrazara. Mientras veía el fuego de la chimenea danzar no pudo evitar pensar lo que pasaría el día siguiente, la celebración de Rhaella y Aemond iba a dejarla más agotada que nunca, solo podía rezar para que todo salga bien.

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NOTAS:

No saben cuantas veces tuve que revisar mis notas de la historia para asegurarme que tenía todo lo de las edades bien.

¿Qué les pareció? Mi escena favorita fue Viserys quemando un arbusto con Sunflare, nada más imagínense las caritas llenas de emoción de Viserys, Aegon y Aiyana. Que ternura.

El siguiente capitulo será la celebración de Aemond y Rhaella, también el nacimiento de los gemelos.

Por cierto, antes de escribir este fic estaba planeando otro de got y había creado una casa en el norte así que la voy a agregar aquí para darle a Laena un esposo que se la merezca porque mi reina se lo merece (y Baela y Rhaena necesitan un padre para poder nacer). En el siguiente capitulo la voy a introducir.

Hoy comienzo a leer el libro así que dejaré comentarios sobre eso en mis notas para que discutamos sobre eso.

AVISO: LOS VIDEOS QUE SUBIRÉ A TIKTOK NO SON CIEN POR CIENTO CANON A MENOS QUE YO LO DIGA, AVISO ESTO PORQUE SUBIRÉ UN MONTON DE VIDEOS QUE CONTIENEN POSIBLES SPOILERS PESADOS DE LA HISTORIA.

Gracias por leer, lu.

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