24; SEÑORA DEL VALLE

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

1x24

SEÑORA DEL VALLE

con

Torrance Coombs como Ciro Berrycloth, lord de Snowoods

La fortaleza estaba llena de gente, lores de todos los reinos habían acudido a la celebración de los príncipes Targaryen, algunos de ellos con la esperanza de poder alcanzar algún compromiso para sus hijas e hijos. Los príncipes fueron vestidos con sus mejores ropas de gala luciendo los colores de la casa Targaryen, y como había acostumbrado a hacer, Cerys se aseguró que sus hijos tuvieran el emblema de la casa Arryn con ellos. Daemon no se oponía a eso pues sabía lo importante que era para su esposa mantener el contacto con la casa de su difunta madre y lo mucho que quería pasarle ese amor por la casa Arryn a sus hijos.

En esa ocasión Cerys tenía un vestido rojo que dejaba notar su abultado vientre, su cabeza había sido adornada con una tiara de rubíes que el mismo Daemon mandó a pedir como obsequio cuando se enteró de su cuarto embarazo. El príncipe, por otro lado, decidió vestir de negro para contrastar con su esposa, una imagen hermosa si le preguntaban a las doncellas que los ayudaron a vestirse. En las mangas del vestido de Cerys estaban bordados los emblemas de las casas que representaba, uno en cada manga, ya que no podía portar los broches que usualmente llevaba.

—¡La princesa Cerys Targaryen, princesa de Dragonstone, heredera del trono de hierro!—anunció el guardia—¡Y su esposo, el príncipe Daemon Targaryen, lord de Dragonstone! ¡Y sus hijos, el príncipe Viserys Targaryen, la princesa Aiyana Targaryen, y la princesa Rhaella Targaryen!

La familia ingresó caminando con la cabeza en alto. Rhaella iba en brazos de su padre mirando a todos lados, totalmente fascinada con la decoración. Aiyana y Viserys estaban en medio de sus padres, ambos sosteniendo sus manos por si alguno llegaba a tropezar. Todos los lores se pusieron de pie al verlos entrar, cada uno de ellos saludando con una reverencia a medida que se movían por el pasillo que llevaba a la mesa principal. Como siempre, Cerys se detuvo frente a los Arryn saludando con una sonrisa, sus hijos siguiendo sus acciones.

—Lady Arryn—saludó con una sonrisa amable.

—Princesa—la mujer le regresó la sonrisa.

Después de los saludos siguieron su camino a la mesa, el rey ya se encontraba esperando por ellos y les sonrió al tenerlos de frente.

—Ven aquí, déjame ver a mi nieta—movió su mano derecha apresurando a Daemon para que lo dejará cargar a Rhaella.

—Y pensar que hace un par de años quería matarme—murmuró Daemon guiando a su familia a sus asientos junto al rey.

Cerys se rio de él, pero no dijo nada. En cambio, fue hasta su padre y besó su mejilla como saludo antes de dejar que el hombre cargará a su nieta. Bajo las miradas de todos los lores el rey se convirtió en un abuelo consentidor, el hombre tenía a la menor de sus nietos en brazos, pero Viserys II se las había arreglado para trepar en las piernas de su abuelo. Aiyana, por su parte, prefirió ir con su padre y distraerse jugando con los cubiertos que habían en la mesa.

Poco después anunciaron la llegada de la reina y sus hijos, todos vestidos de verde. Daemon bufo junto a su esposa incapaz de ocultar su disgusto por la elección de colores, Cerys simplemente lo golpeó en el costado con su codo pidiéndole silenciosamente que se comportará. Rhaenyra, Laenor y los Velaryon llegaron después, y los dos tíos orgullosos no dudaron en arrebatar a Aiyana de los brazos de su padre y a Viserys de su lugar junto a su abuelo. Incluso Laena se atrevió a pedir cargar a Rhaella, petición que el rey no pudo declinar. Con todos presentes la celebración comenzó y todos se apresuraron a acercarse a la mesa principal buscando hablar con los padres de los niños.

—Tienen ustedes hijos muy hermosos, mi princesa, mi príncipe—el hombre de pelo castaño les sonrió con sinceridad—. Quizás algún día puedan llevarlos al norte, estoy seguro que les gustaría conocer Snowoods.

—Sería un honor—contestó Cerys—, quizás los visitemos algún día, lord Berrycloth.

—Siempre y cuando esto no sea una propuesta de matrimonio disfrazada—añadió Daemon levantando su copa de vino.

Tanto su esposa como el lord lo miraron por unos segundos antes de reír, el hombre negó con la cabeza.

—Claro que no, príncipe—le aseguró—. La casa Berrycloth y la casa Velaryon ya pactaron un acuerdo de matrimonio, y no pienso prometer las manos de mis hijos no nacidos, aún.

En ese momento Laena apareció con un sonrisa llena de cariño en su rostro.

—Lo siento, mi lord—la hija de los Velaryon lo miró con falsa tristeza—. Me temo que ya prometí la mano de mi primera hija al hijo mayor de los príncipes.

—Si mi prometida así lo desea entonces no debo oponerme.

—Es bueno que sea sumiso, Lord Ciro—comentó Daemon—. Las esposas suelen ser muy exigentes y muchas veces es mejor someterse a levantar su ira.

Cerys golpeó el brazo de su esposo ganándose las risas de las personas que escuchaban la conversación, incluso la misma Alicent se había reído. El lord del norte y su prometida se alejaron de ellos después de intercambiar algunas palabras más, cuando Lady Arryn pidió hablar con su sobrina. La princesa se levantó con ayuda de su esposo y se unió a su tía en uno de los balcones del salón donde disfrutaron del silencio por un par de minutos.

—Siempre has cargado el símbolo de la casa Arryn con orgullo—comentó la mujer pasando su mano por la manga de la princesa—, incluso después de ser nombrada heredera.

—Mi madre era una Arryn—le recordó la princesa pasando una mano por su vientre—. Además, quiero que mis hijos sepan de dónde viene su sangre y se sientan orgullosos de ello.

—Viserys será nombrado heredero del trono en un futuro—Cerys asintió—, escuché que prometiste su mano a la futura hija de lady Laena.

—Aún no es nada formal, es más una promesa de dos primas que buscan unir más a sus familias.

—Es tradición de la casa Targaryen que haya un matrimonio entre hermanos para mantener la sangre pura—Lady Arryn tomó la mano de la princesa—. Sé también del compromiso de Aiyana con el primer hijo varón del rey, lo que me lleva a pensar que tu siguiente hijo varón será comprometido con Rhaella.

—Daemon y yo no hemos hablado sobre eso—admitió—, pero ambos respetamos las tradiciones de nuestra casa, sabemos lo que debemos hacer—Cerys se giró para verla bien—. Pero no creo que esté preocupada por los futuros matrimonios de mis hijos, ¿Sucedió algo que debería saber?

—Tus hijos son parte Arryn—la mujer se irguió en toda su altura cambiando su expresión a una más seria—, estas criándolos para que acepten sus raíces, me gustaría nombrar a uno de ellos como futuro señor o señora del Valle.

Cerys tuvo que tomarse un segundo para procesar lo que acababa de decirle. Su cerebro comenzó a trabajar apenas pudo entender lo que aquello implicaba. Viserys sería heredero al trono y Aiyana sería parte permanente de la corte al casarse con Aegon, poco a poco había estado planeando un futuro seguro para sus hijos y justo cuando necesitaba planear el futuro de Rhaella el título de señora del Valle era ofrecido a ella.

—Sería un honor para mi que uno de mis hijos fuese nombrado señor o señora del Valle—Cerys sonrió—, el futuro de mi hijo por nacer es incierto, pero puedo prometer a mi hija Rhaella para que tomé la posición.

Jeyne Arryn asintió. Por los minutos que siguieron discutieron sobre la educación de Rhaella y su presentación en el valle, así como la posible declaración de guerra de la casa Royce una vez fuese anunciado que la hija de Daemon Targaryen sería nombrada señora del Valle en un futuro. En ese momento Cerys casi se retracta, pero la imagen de su madre se lo impide. Si tan solo ella estuviese ahí para presenciar a su nieta recibir aquel honor.

Tras finalizar la conversación con Lady Arryn ambas regresaron a la celebración con sonrisas de satisfacción que no agradaron entre los partidarios de Otto y Alicent Hightower. La princesa regresó a su lugar junto a su padre notando que Daemon ya no estaba, tampoco había rastro de Rhaenyra o Laenor, solo pudo ver a la princesa Rhaenys cargando a Rhaella mientras hablaba con su esposo.

—Rhaenyra arrastró a Daemon a la pista de baile—le avisó su padre—, los niños tenían ganas de bailar.

Los ojos de Cerys fueron hasta la pista de baile y enseguida encontró a las cabezas con cabello blanco, una sonrisa creció en su rostro al ver a su familia disfrutando.

—¿Todo bien con Lady Arryn?—Cerys miró a su padre por la esquina de su ojo. —Ambas regresaron luciendo felices.

—Solo hablamos cosas sin importancia—la princesa miró más allá de su padre a Alicent que sostenía a Aemond—. Sabes que me gusta estar en contacto con la familia.

A pesar de que Viserys no le creía aceptó su excusa concentrándose en atender a un lord que se había acercado en busca de hablar con él. Cerys tomó su copa de jugo y le dio un trago recorriendo la pista de baile con la mirada. Laena estaba bailando con su prometido, ambos estaban sonriendo de lo más felices, completamente ignorando las miradas de hermano sobreprotector que Laenor les lanzaba. Daemon tenía a Aiyana en brazos mientras se movía de un lado a otro siguiendo el ritmo de la música, y finalmente su hermana y Laenor bailaban con Viserys. El niño estaba en medio de ellos siendo guiado por Laenor para que bailara con su tía. Aquel panorama le hizo sonreír.

—Hermana—una voz habló detrás suyo.

Cerys dejó su copa sobre la mesa y se giró para mirar a su hermano. Aegon tenía una piedra en su mano que estaba extendiendo hacia ella.

—La encontré en el jardín—dijo mirando al suelo cuando sus ojos se encontraron con los de su hermana—, pensé que te gustaría.

—Aegon—llamó Alicent con una voz dura.

—Gracias, Aegon—Cerys tomó la piedra—. La cuidaré.

Su hermano por fin levantó la mirada con una pequeña sonrisa en el rostro, sonrisa que se borró cuando su madre volvió a llamarlo y tuvo que regresar a su asiento. Un suspiro de cansancio se le escapó a Cerys que acarició la piedra como si fuese el más delicado de los rubíes.

—¿Estas cansada, hija?—tanto el rey como el lord que conversaba con él la estaban mirando.

—No, disculpen por interrumpirlos—se disculpó con una sonrisa amable.

El resto de la celebración fue buena, los niños no se quedaron por mucho tiempo, tampoco Cerys que se retiró minutos después que los niños. Pero, por lo que le comentaron Rhaenyra y Laenor al día siguiente durante el desayuno, todo había ido de maravilla. Después de desayunar con su familia cada quién se fue a atender sus deberes dejando a Cerys en compañía de los niños. Gracias a que todos estaban ocupados la princesa se vio rodeada de guardias por órdenes del mismo rey y Daemon, pero por lo menos se le permitió estar en el jardín con los niños.

Haizea la estaba acompañando para vigilar que nada le pasará a los niños que seguido decidían correr y crearse golpes. La princesa había pedido que sus hermanos la acompañarán, pero su petición fue negada bajo la excusa de que Aegon y Helaena tenían clases que atender. Lo único que no se le pudo negar sin ser groseros fue la compañía de Aemond que se distraía gateando en su pobre intentó de atrapar a Hellfyre que volaba alejándose de los niños. Cerys nada más podía sonreír ante la ternura de su hermano, Daemon y ella no lo habían visto por meses después de su visita a Dragonstone por lo que verlo ahora la llenaba de paz.

—Ma...má—tanto Haizea como Cerys miraron a Rhaella, pero la encontraron dormida—. Ma...má.

Aemond tomó impulso apoyándose de una silla y se levantó sonriendo. Dándose cuenta que era su hermano el que hablaba, Cerys buscó con la mirada a Alicent, pero no la vio por ningún lado.

—¿Acaso...?—Cerys miró a su hermano.

—Ma...má—repitió el niño estirando una mano hacia Cerys—. Ma.

Un silencio se formó entre ellos, silencio que pareció desesperar al niño que dio un paso tembloroso lejos de la silla antes de caer sentado en el suelo. En ese momento Cerys reaccionó y estiró su mano para tomarlo por el brazo. Aemond arrugó la nariz y lágrimas comenzaron a formarse en sus ojos.

—Shh, está bien—Haizea se acercó al pequeño príncipe ayudando a que Cerys pudiera cargarlo.

El labio inferior de Aemond tembló y un par de lágrimas escaparon de sus ojos violetas.

—Está bien, estoy aquí—Cerys limpió sus mejillas con cariño—. No llores, mi príncipe.

—¿Por qué llora el príncipe?—la voz de Daemon resonó por el lugar anunciando su presencia—¿Debería castigar a alguien?

—¡Papá!—Viserys y Aiyana gritaron despertando a Rhaella.

Ninguno de los adultos pudo reaccionar a tiempo antes de que la niña se soltara en llanto y gritos siendo secundada por Aemond que por fin se atrevió a llorar. Haizea cargo a Rhaella meciéndola en un intentó de calmarla, pero el llanto de Aemond parecía impulsarla a llorar aún más.

—Pa—Aemond estiró sus brazos hacia Daemon sin dejar de llorar—, pa.

El peliblanco se quedó estático en su lugar ignorando el griterío a su alrededor, sus ojos solo se concentraban en Aemond que lloraba y llamaba por su atención. ¿Acaso lo había llamado papá?

—¡Daemon!—Cerys lo llamó—¿Vas a ayudarnos?

La princesa se veía incomoda con tanto escándalo y Daemon se movió en seguida para tomar a Aemond que no dudo en acurrucarse en su hombro bajando el tono de su llanto. Entonces al ver a su madre libre de un bebé llorón Viserys y Aiyana corrieron hacia ella de repente asustados.

—¿Todo en orden?—una nueva voz sobresaltó a todos.

—¿Qué sucedió? ¿Por qué Aemond está llorando?—Alicent preguntó con intenciones de acercarse.

Daemon al ver sus intenciones comenzó a mecer a Aemond alejándose discretamente, Haizea tuvo que girarse para ocultar su sonrisa ante las acciones del príncipe.

—No pasa nada—le respondió Cerys mirando a su padre y a su esposa—, Aemond intentó caminar y se cayó.

—Ah, eso es normal—comentó el rey avanzando hasta sentarse junto a su hija—. Cuando tu y Rhaenyra estaban en esa edad eran iguales.

Y así se quedaron mayor parte de la tarde, escuchando al hombre hablar de sus hijas cuando eran unas niñas apenas, una que otra vez contando cosas que nadie necesitaba saber. Como la vez que tuvo una pesadilla y despertó a toda la fortaleza con sus gritos, y cosas peores.

Durante todo el tiempo que estuvieron en el jardín Daemon no soltó a su sobrino y Cerys le lanzó una que otra mirada de sospecha, pero entendía el apegó de su esposo con el niño. Tanto Daemon como Aemond eran los segundos hijos, el mayor tuvo que luchar para tener todo lo que tenía en esos momentos y sabía que en futuro su sobrino tendría que pasar por lo mismo. A ojos de su esposa el peliblanco ya había adoptado a Aemond como uno de sus hijos desde que fue a buscar huevos de dragón para él y tal parecía que Aemond llamándolo papá fue la cereza del pastel.

El embarazo de Cerys se volvió cada vez más complicado, tanto que por órdenes de los maesters tuvieron que quedarse en King's Landing hasta después del parto. La princesa entró en labor de parto cinco meses después de la celebración de Rhaella y Aemond, estaba en compañía del rey y su hermana cuando sucedió. Las dos princesas estaban tejiendo frente al fuego escuchando lo que su padre les contaba sobre sus reuniones con los miembros de la corte, de vez en cuando brindando sus sinceras opiniones. Opiniones que mayormente incluían asesinato. Cerys estaba terminando su tejido cuando sintió una punzada de dolor en su vientre seguida por la sensación de agua mojando su vestido. El primero en notarlo fue el rey que se preocupó de inmediato al ver la mueca de dolor en el rostro de su hija.

—El bebé ya viene—avisó ella dejando de lado lo que estaba tejiendo.

—Iré por los maesters y las doncellas—Rhaenyra dejó caer su trabajo y corrió hacia la puerta.

—¡Que traigan a Daemon!—le gritó Cerys.

El rey se levantó de su silla para mover a su hija a la cama diciéndole palabras de apoyo.

Las doncellas y el maester Gerardys, que había viajado desde Dragonstone, llegaron tan pronto como pudieron. En cuestión de momentos la habitación se volvió un caos entre los gritos del maester dando órdenes y los gritos de dolor de Cerys, pero en todo momento Viserys se mantuvo a su lado en espera de que llegará Daemon.

Rhaenyra corría desesperada por los pasillos de la fortaleza, pero no podía encontrar a Daemon por ningún lado. Tras pedir ayuda a uno de los sirvientes que se cruzó en su camino pudo localizar a su tío, el hombre estaba en el campo de entrenamiento con Viserys y Aiyana, los tres vestidos con ropa de entrenamiento y armados con espadas de madera. La princesa respiro profundo y se precipitó a bajar las escaleras que llevaban al campo con el corazón a punto de salirse de su pecho.

—¡El bebé está por nacer!—le gritó a Daemon apenas notaron su presencia.

El príncipe no necesito escuchar más, dejó caer su espada de madera y se apresuró a ingresar en la fortaleza dejando a su sobrina con sus hijos. Daemon corrió por los pasillos hasta llegar a la habitación que compartía con Cerys, desde el inicio del pasillo se podían escuchar los gritos de su esposa y por un segundo se congeló en su lugar. El embarazo de Cerys había sido complicado y escucharla gritar, llamando por él, hacía que su estómago se revolviera. Pero sir Erryk llamando su nombre le hizo seguir avanzando, el guardia asintió en su dirección cuando pasó a su lado y se adentró en la habitación donde encontró a su hermano sentado junto a Cerys.

—¿Dónde demonios estabas?—fue lo primero que le dijo Cerys cuando lo vio—¡Esta es la última vez!—declaró ella apretando la mano de su padre.

—Será mejor que tomes mi lugar, no creó que mi mano lo soporte—el rey le habló a su hermano soltando la mano de su hija.

Daemon enseguida se sentó junto a su esposa en la cama tomando su mano. El parto tomó horas, pero todo valió la pena cuando el llanto de su bebé llenó la habitación. Cerys se veía cansada y apunto de desmayarse lo que impedía que Daemon se sintiera completamente feliz por el nacimiento de su hijo.

—Jaehaerys—susurró Cerys mirando a Daemon—, se va a llamar Jaehaerys.

—Hiciste un buen trabajo, mi sol—Daemon besó su frente—. Eres tan fuerte.

Esta es la última vez—repitió ella claramente luchando para mantenerse consciente.

El príncipe estuvo por hacer un comentario que la hiciera reír, pero el repentino grito que dejó salir ella lo hizo callar. La respiración de Cerys se aceleró y su rostro cansado se vio transformado en una mueca de dolor puro que aterró al príncipe.

—¿Qué está pasando?—preguntó Daemon a una de las doncellas que se había acercado.

—Mi príncipe, parece que viene otro bebé—le explicó la mujer con una sonrisa.

—¿Qué?—gritó Cerys dejando caer la cabeza sobre la almohada—¡No puedo hacerlo!

—Si puede hacerlo, princesa—Haizea se trepó en la cama en el lado contrario de Daemon—. Será menos trabajo.

—No puedo—Cerys miró a Daemon—, por favor ¡Haz que se detenga!

Tu puedes hacerlo, mi sol—Daemon beso su frente sudorosa—. Eres un dragón, no puedes rendirte.

Cerys gritó al mismo tiempo que varios rugidos de dragones se escuchaban en todo King's Landing sacudiendo las colinas bajo el pozo de dragones. Fuera de la habitación la familia de la princesa esperaba pacientemente, ya habían escuchado el llanto del bebé, pero escuchar a Cerys aún gritando los tenía más nerviosos que nunca.

—¡Es una niña!—exclamó una doncella.

—Te odio—murmuró Cerys mirando a Daemon.

El peliblanco miró con sus ojos llenos de preocupación como Cerys cerraba los ojos y enseguida se levantó exigiendo al maester que la revisará. No fue hasta que le confirmaron mil veces que la princesa solo estaba cansada que se concentró en sus hijos recién nacidos. Los dos se veían tan pequeños que Daemon temía romperlos con un simple toque. Cuando la familia por fin pudo ingresar todos se mostraron sorprendidos al ver a los gemelos, pero estaban más que felices de tener dos nuevas personas a las que mimar. Cerys despertó cuando el sol estaba ocultándose y se soltó a llorar cuando pudo cargar a sus hijos, aunque le volvió a dejar en claro a Daemon que ellos serían sus últimos hijos a lo que el príncipe se rio ganándose un golpe.

Jaehaerys y Haelyn fueron presentados ante la corte un mes después de su nacimiento y recibieron miles de bendiciones por parte de lores en todos los reinos. Jaehaerys recibió el huevo de Baexar que pertenecía a su hermano mayor y Haelyn recibió uno de los huevos de Aiyana en esperanzas que con ella si logrará eclosionar. Está de más decir que el rey no se limitó a la hora de celebrar la llegada de sus nietos.

■■■■

NOTA:

3456 palabras, me inspiré en este capitulo jajajaja

¿Qué les pareció? La interacción de Cerys y Aegon, que cosa más tierna. Y Aemond adoptando a Cerys y Daemon como sus papás, me representa.

Saben, me enteré que Lucas Lynggaard (Jaehaerys de grande) es un fancast famoso para Daeron y no sé como sentirme, siento que si queda como Daeron, pero no quiero quitarlo como hijo de Cerys y Daemon.

Ayer comencé a leer Fuego y Sangre, ya me leí hasta las guerras de Dorne y solo tengo que decir que la casa Martell siempre será mi favorita. También que Rhaenys, Visenya, y Aegon I, mis reyes. PERO LOS STARK, ME ARRODILLO ANTE ELLOS.

Por cierto, ¿Vieron los videos que subí a tiktok (neotyong95)? Si los vieron díganme que piensan y les advierto que se vienen más edits parecidos porque me gusta el sufrimiento.

Gracias por leer, lu.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro