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TRADICIONES

La casa Targaryen se regía principalmente por tradiciones, y con cada generación estas tradiciones se hacían cada vez más fuertes. Una tradición que se seguía estrictamente en la casa era la de casarse entre ellos mismos para mantener la sangre pura y no perder el vínculo que tenían con los dragones. El rey Viserys se había casado con su prima, Aemma Arryn, y su primogénita se había casado con su tío, el hermano del rey, siguiendo la tradición de su casa. Por eso todos los ojos del reino estaban puestos sobre los hijos de la princesa heredera y su tío, sobre todo después de que se anunciara el compromiso de la princesa Aiyana con el príncipe Aegon. La tradición dictaba que el hermano mayor debía casarse con una de sus hermanas, específicamente con la mayor, pero con Aiyana comprometida asumieron que la tradición se rompería con ellos.

El nacimiento de Rhaella fue lo que revivió los rumores de un compromiso entre los hijos de la princesa, pero otra vez murieron cuando se anunció que el príncipe Viserys tomaría como esposa a una de las gemelas del matrimonio Berrycloth-Velaryon, Baela. Entonces todos pusieron su atención en el príncipe Jaehaerys, un niño dulce que no hacía más que sonreír y correr por todos lados. Tras el rompimiento del compromiso del príncipe Aegon y la princesa Aiyana se creyó que Jaehaerys y su hermana mayor serían comprometidos, pero otra vez todos se sorprendieron cuando se anunció el compromiso de la princesa con el príncipe Jacaerys, heredero del Valle como habían decidido sus padres tras el nacimiento de Lucerys. Con sus hijos mayores comprometidos a otras casas grandes, lores de todos lados comenzaron a enviar propuestas de matrimonio para los cuatro hijos de la princesa que aún no contaban con un compromiso.

El más codiciado de todos era el príncipe Jaehaerys al ser el único hijo varón de la heredera al trono de hierro que no contaba con un compromiso, pero las propuestas de matrimonio cesaron tras la celebración de su cumpleaños número seis cuando sirvientes de la fortaleza esparcieron el rumor del compromiso del príncipe y la princesa Helaena. Todos podían ver el claro afecto que se tenían los príncipes, estaba claro que era un amor de la infancia, una historia que todos desearían acabará en el más bonito de los cuentos de amor. Sin embargo, el reino entero volvió a sorprenderse cuando se anunció el compromiso del príncipe con su hermana la princesa Rhaella, apenas un año mayor que él. Y entonces los rumores que corrieron eran sobre como la reina había perdido la cabeza al escuchar de un posible matrimonio entre su preciada hija con el príncipe y le demandó a su esposo que comprometa a su hija con su hijo mayor, el príncipe Aegon.

Todos esos eventos se dieron en tan poco tiempo que nadie pudo asimilar lo que estaba pasando hasta que fue demasiado tarde. Tras una larga discusión entre la señora del Valle y el señor de Driftmark se acordó que Jacaerys heredaría el Valle y Lucerys heredaría Driftmark. Un acuerdo que se logró gracias a la intervención de la princesa Rhaenys que prefirió mantener una buena amistad con el Valle. Daemon estuvo más que feliz de anunciar el compromiso de Aiyana y Jacaerys, restregándoles a los Royce que sin importar sus esfuerzos una de sus hijas reinaría en el Valle. Su esposa tuvo que disculparse con los señores de la casa a la que el príncipe había ofendido, aunque ella misma hubiese querido alimentar a sus dragones con ellos hace apenas un par de años atrás.

—Laena viene a visitarnos en unos días—Cerys se dejó caer en la cama cansada después de un largo día—, dice que el frío de Snowoods la está matando.

—Solo viene a buscar más frío—Daemon se sentó en la cama junto a su esposa—. ¿Ya se durmieron los niños?

—Viserys aún está despierto, desde que mi padre le regaló su reconstrucción de Valyria no deja de leer sobre ello para seguir con el trabajo de su abuelo.

—Mi hermano estaba obsesionado con ese modelo, apuesto que fue difícil dejarlo ir—el peliblanco se recostó junto a su esposa.

—Y ahora nuestro hijo está obsesionado con el—la princesa cerró los ojos—. Quisiera poder dormir todo un día sin interrupciones.

—No creo que los pequeños diablillos lo permitan.

Daemon rodeo a su esposa con un brazo acercándola a él para dejar un beso en su frente. La princesa se acurruco en el pecho de su esposo y no tardó mucho para que se rindiera ante el sueño. Tener seis hijos era demasiado cansado y sumándole su título como heredera, ella sentía que iba a morir un día de esos.

Una cosa que era normal en el castillo era que los príncipes durmieran temprano, siempre era así, quedaban muy cansados después de estudiar, entrenar y jugar todo el día así que no era muy difícil ponerlos a dormir. Pero ese día Viserys se había quedado despierto leyendo sobre la vieja Valyria, estaba tan concentrado leyendo que no escuchó la puerta de su habitación ser abierta, mucho menos escuchó los pasos acercándose. Lo que si escucho fue el grito de su hermana llamando por él.

—¡Viserys!—el príncipe se sobresaltó soltando el libro que estaba leyendo. —Estarías muerto si fuera un asesino.

Rhaella lo miró con el entrecejo fruncido y Viserys intentó calmar su corazón respirando profundo. A veces odiaba que su padre les hubiese enseñado a escabullirse sin ser escuchados.

—¿Qué haces despierta?

—Alyssa me despertó—la niña se movió para que su hermano pudiera ver a su hermana menor de pie en la puerta con su dragón—, dice que Egarion está inquieto. Yo digo que ya no quiere ser encerrado en el castillo, pero ella dice que es algo más.

—Mamá nos va a castigar—Viserys recogió su libro y lo dejó sobre la mesa—, no podemos salir del castillo sin avisarle a alguien.

—Si no quieres acompañarnos iré por Aiyana—presionó Rhaella.

—Por favor—murmuró Alyssa mirándolo con sus ojos llenos de lágrimas.

Lágrimas falsas, Viserys lo sabía, pero aún así acabó aceptando. Los tres niños y el dragón se mezclaron con las sombras buscando la salida más cercana del castillo, con suerte no se cruzarían con los guardias que patrullaban sus habitaciones. Gracias a los dioses, pensó Viserys apenas lograron salir del castillo sin ser vistos. Habían salido por la puerta que los llevaba directamente al lugar de descanso de los dragones de su madre, estos estaban dormidos, pero se despertaron con el chillido de Egarion anunciando su llegada.

Los cuatro dragones levantaron sus cabezas para mirar al joven dragón que sacudió sus alas para volar hacia ellos, los niños vieron como Egarion aterrizaba sobre el lomo de Drakon chillando. Alyssa fue la que comenzó a caminar, Rhaella la siguió más que feliz de estar con los dragones, y Viserys se quedó donde estaba. La menor de las princesas estaba a medio camino cuando Vhagar se alzó en todo su tamaño rugiendo hacia ellos, Viserys se movió hacia adelante por impulso corriendo para quitar a Alyssa del camino de la dragona. Vermithor, Dhagara y Drakon se levantaron también, los tres gruñendo y rugiendo. Rhaella se giró para mirar a su hermano y sus ojos se abrieron con sorpresa.

—¡Viserys!

Alyssa se tiró al suelo cubriéndose cuando Vhagar abrió la boca para escupir fuego mientras Rhaella corría hasta su hermano, ambos chocaron y por la fuerza cayeron al suelo, justo a tiempo para evitar el fuego de la dragona. La menor de los dos levantó su cabeza viendo con temor como un hombre vestido de negro era consumido por las llamas, Viserys aprovechó la distracción de su hermana para girarlos quedando sobre ella.

—¡Mamá!—gritó Alyssa cubriendo sus oídos en un intento de acallar los gritos.

El fuego no se había apagado cuando Vermithor se movió devorando al hombre de un solo mordisco dejando apenas una de sus piernas, Viserys bajo la cabeza y cubrió los ojos de Rhaella con una de sus manos. Egarion se enroscó alrededor de Alyssa intentando protegerla del peligro que los rodeaba. Dhagara se había elevado en el aire y dejó salir una ráfaga de fuego cerca de las paredes del castillo, Drakon rugió siguiéndola, el más joven de los dos descendió apenas para tomar el cuerpo envuelto en llamas con sus garras. Para cuando los guardias del castillo salieron acompañados de sus padres se encontraron con Drakon dejando caer el hombre en llamas frente a Vhagar que no dudó en comérselo.

—¡Niños!—Daemon se movió primero al notar a sus hijos en medio de los dragones.

—¡Papá!—gritaron los tres sin poder moverse por el miedo que los tenía paralizados.

Cerys y Daemon corrieron hacia sus hijos. Alyssa estaba temblando en el suelo y apenas sintió la cercanía de su padre pudo moverse, colapsando en sus brazos. Cerys se arrodilló junto a Viserys y Rhaella ayudándoles a sentarse antes de abrazarlos.

—¿Están bien?—Daemon preguntó revisando a su hija menor en busca de alguna herida—¿Tienen alguna herida?

—¿Qué hacían afuera de sus camas?—Cerys llevó su mirada a los dragones que seguían alterados.

—Lo siento—Alyssa se aferró a su padre escondiendo el rostro en su pecho.

Calma—Cerys habló hacia sus dragones—. El peligro pasó—Vermithor gruño en respuesta—, está bien.

Vhagar se movió hacia ellos y los cubrió con su cuerpo, aún en estado de alerta. Sobre ellos Dhagara y Drakon rugieron en señal de advertencia para quien se atreviera a acercarse con malas intenciones.

Minutos después se encontraban en el salón principal del castillo, Daemon estaba hablando con los guardias de lo sucedido mientras Cerys intentaba calmar a sus hijos. Jaehaerys, Aiyana y Haelyn se habían despertado con el escándalo y no dudaron a la hora de ir con sus hermanos para brindarles su apoyo. Alyssa estaba en brazos de su madre aún terriblemente asustada, Viserys y Rhaella ya habían dejado de temblar por el miedo, pero no soltaron a su madre en ningún momento. Jaehaerys había tomado la mano de Rhaella mostrándole su apoyo y la princesa le agradeció con una sonrisa que apenas llegó a sus ojos, el recuerdo de el hombre siguiendo a Viserys con una daga aún estaba muy presente en su mente.

—Vamos a descansar—Cerys empujó levemente a Viserys para que caminará.

Daemon llegó junto a ellos y los acompañó a la habitación de Viserys donde los niños habían decidido dormir esa noche. Cuando llegaron Cerys dejó que Daemon los acomodará en la cama mientras ella iba a pedir té para los niños con la esperanza de que pudieran dormir algo más. A pesar de tener una cama grande los seis tuvieron que acurrucarse para que ninguno cayera, aunque estaba claro que más de uno amanecería en el suelo. Por eso Daemon los arregló de forma que los menores quedarán en el centro de la cama.

—Tomen su té, los ayudará a descansar.

Ambos padres se quedaron con ellos hasta que el último se quedó dormido. Cerys se acomodo en una de las sillas de la habitación y llevó una mano a su boca para acallar el sollozo que se le escapó.

—Pudieron haber muerto—Daemon estaba de pie cerca del fuego—, si los dragones no hubiesen estado ahí.

—Hubiéramos perdido a nuestros hijos—Cerys tuvo que respirar profundo para contener sus lágrimas—. ¿Qué dijeron los guardias? Los dragones destrozaron a esos hombres, no hay forma de saber quién mandó el ataque.

—Al parecer ellos se dieron cuenta que alguien intentó meterse al castillo, pero cuando fueron a investigar los niños ya no estaban—el príncipe se giró para mirar a su esposa—, temieron que los hubiesen secuestrado así que alertaron a todos, para entonces los dragones ya habían alertado la presencia de los intrusos.

El rugido de un dragón se escuchó y ambos miraron hacia la ventana donde vieron a tres dragones volando.

—Aún están alterados—la princesa cerró los ojos—, debería ir a calmarlos.

—Yo me quedaré con los niños.

Esa noche Daemon no pudo dormir, se quedó vigilando a sus hijos todo el tiempo. Y tal como él predijo, Viserys acabó en el suelo un par de horas antes de que saliera el sol. El niño de diez años se quejó por el golpe, pero al parecer estaba muy cansado porque no se levantó, simplemente siguió durmiendo. Cerys regresó cuando el sol ya había salido, se notaba de lejos que estaba cansada, pero aún así mandó a pedir que hicieran los desayunos favoritos de sus hijos.

Desayunaron en familia y nadie mencionó lo que había sucedido la noche anterior, por ese día cancelaron las clases y el entrenamiento de los niños dejando que hicieran lo que quisieran. Como era de esperarse Viserys se encerró en su habitación para seguir leyendo sobre Valyria. Rhaella intentó hacer lo mismo, pero Jaehaerys y Haelyn invadieron su habitación negándose a dejarla sola. Y por último, Alyssa y Aiyana pasaron el día juntas con la mayor enseñándole a su hermana a leer en alto valyrio. Cerys también pospuso sus actividades por ese día, el cansancio era demasiado para ella así que se dedicó a descansar todo el día dejando que su esposo se encargará de todo lo que pudiera.

Cuando la noticia del atentado llegó a King's Landing y Driftmark los abuelos angustiados comenzaron a planear un viaje urgente a Dragonstone. Digamos que la semana que estuvieron de visita fue la semana en la que Cerys y Daemon pudieron descansar cediendo custodia de sus niños a los tres abuelos que no dudaron en acogerlos.

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NOTAS:

Cuatro capítulos más y empezamos con los eventos de la serie otra vez (el nacimiento de Joff) y con eso se viene una fuerte discusión entre Alicent y Cerys, adivinen por qué será.

No se abstengan de decirme qué opinan sobre los compromisos, recuerden que todos sus comentarios son bienvenidos.

Espero les haya gustado, gracias por leer, lu.

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