48; AERYS TARGARYEN

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AERYS TARGARYEN

Una tormenta azotaba Dragonstone, esa no era una sorpresa para los que vivían en el castillo, pero sí tomó por sorpresa al rey que planeaba visitar a su hija para estar en el nacimiento de su nieto. Para alivio de Daemon el viaje de King's Landing a Dragonstone había sido cancelado y no tendría que verle la cara a los Hightower. Los que sí habían logrado llegar a Dragonstone sin problema fueron los Velaryon que se instalaron en el castillo a esperar el nacimiento de Aerys Targaryen, como lo habían nombrado sus hermanos. Los niños habían escogido un huevo para el niño, uno de los huevos que puso Vhagar cerca del final del embarazo de Cerys, para sorpresa de Daemon que pensaba que la dragona era muy vieja para poner huevos. El huevo era violeta con negro, similar al color de los ojos de los Targaryen.

Un dragón de escamas violetas había dicho Helaena en la cena.

Estaban almorzando en familia cuando Cerys entró en labor de parto. Los niños fueron llevados a una habitación donde debían esperar en compañía de Laenor y todos se sentían nerviosos, sobre todo Viserys que no pudo evitar recordar como hace unos años atrás su madre había perdido un bebé. Rhaenyra y Rhaenys estuvieron junto a Cerys todo el tiempo brindando tanto apoyo como pudieran. Daemon estaba esperando afuera, después de ser básicamente sacado a rastras por Rhaenyra, sir Erryk estaba cerca de él manteniendo guardia en la puerta y solo podía ver como el príncipe caminaba de un lado a otro sin parar. No fue hasta que se escuchó el llanto de un bebé que Daemon se tranquilizó, poco después la puerta se abrió y su prima le dio una sonrisa invitándolo a pasar.

—Es un niño—Rhaenyra se levantó de la cama cediéndole el lugar.

—Aerys—susurró él sentándose para ver a su hijo por primera vez.

—Es el último—Cerys murmuró débilmente.

Daemon le sonrió a su esposa y besó su frente. Cuando tuvo a su bebé en brazos por primera vez se sintió igual de feliz que las otras seis veces.

—Parece que regresaras a ser niñera—sus ojos fueron hasta Haizea que asintió con una sonrisa.

—Sería un honor, príncipe.

Laenor y los niños llegaron cuando las doncellas habían limpiado todo, Cerys estaba sentada en la cama con Daemon a su lado y sus hijos se apresuraron hacia ellos con ojos curiosos.

—¿Puedo cargarlo?—Viserys estiró su mano para tocar la mejilla de Aerys.

—Claro que sí, mi pequeño dragón—Cerys se acomodo con ayuda de Daemon para poner al bebé en brazos de su hijo mayor.

—Es tan pequeño—susurro Haelyn sin poder dejar de mirar a su hermano.

Laenor pudo cargar a su nuevo sobrino poco después que todos sus hermanos lo hubiesen cargado y profesado su amor eterno, ciertas promesas de protección también fueron lanzadas. Con la llegada de Aerys, a pesar de la tormenta, el castillo se llenó de felicidad. Todos estaban felices de tener a un nuevo integrante en la familia, La tormenta cesó dos días después y por fin pudieron enviar un mensaje a King's Landing con la noticia, también enviaron un mensaje al norte para avisar a Baela y Rhaena del nacimiento de su primo. La tarde de ese día se reunieron en el campo donde descansaban los dragones, Cerys presentó a su bebé a sus dragones y tuvieron una merienda rodeados de las bestias. La comitiva del rey llegó en el cuarto día del nacimiento de Aerys, pero la reina y sus hijos no lo acompañaban, sólo iba Otto Hightower. El hombre estuvo más que feliz de ver a su nieto y se quedó con ellos por una semana antes de regresar a King's Landing. Tras la despedida de su padre Cerys llevó a su hijo a volar por primera vez acompañada de Daemon y sus hijos. Los doce dragones volaron por toda la isla maravillando a los que vivían en ella.

Los niños cambiaron su rutina diaria. Por la mañana asistían a sus clases con los cuidadores de dragones, en la tarde estudiaban con los maesters, entrenaban con su padre, y antes de la cena visitaban a su hermano para que se acostumbrara a ellos. Así fue como presenciaron como eclosionó el huevo de Aerys un mes después de su nacimiento. Viserys y Aiyana ya habían presenciado huevos eclosionando antes con sus hermanos menores, pero ellos nunca habían visto semejante evento y por eso corrieron por todo el castillo para avisarles a sus padres lo que había pasado. La dragona que nació del huevo tenía las escamas violetas y la punta de la cola negra, sus alas eran de un color similar al de su cuerpo, sin duda un dragón hermoso. Los niños también decidieron ponerle nombre y después de una intensa discusión se decidieron por Amethyst.

—Será muy bonito verlo volando—Alyssa se recargó en Egarion acariciando su cuello.

Los niños se encontraban visitando a sus dragones como hacían cada vez que tenían el tiempo libre.

—No puedo esperar para que tenga la edad suficiente y pueda volar con nosotros—Haelyn casi saltaba en su lugar junto a Moonax.

—Subiré Dragonmont—Aiyana se acercó a ellos—, díganle a mamá que regresaré para la cena.

—¿Puedo ir contigo?—Rhaella la miró con ojos brillantes.

—No creo que sea seguro—Viserys intervinó—, Aiyana puede ir porque los dragones la conocen, pero no te conocen a ti.

—Viserys tiene razón, quizás otro día cuando papá pueda ir con nosotras—la mayor le dio una mirada de disculpa a su hermana.

Los demás la siguieron con la mirada viéndola treparse en el lomo de Caníbal que comenzó a caminar hacia Dragonmont.

—¿Por qué no le habrá cambiado el nombre?—preguntó de repente Jaehaerys. —Le decían el Caníbal porque se comía a otros dragones, pero ya no lo hace.

—Supongo que quiere asustar a los demás—Alyssa se encogió de hombros—, con un dragón llamado Caníbal nadie se atrevería a molestarte.

—O Hellfyre—la dragona levantó la cabeza al escuchar su nombre—, la más hermosa—Rhaella acarició el lomo de la dragona naranja que gruñó bajito.

—Iré a volar—Viserys le dio la espalda a sus hermanos—, ¿Vienen?

Los menores se miraron y después de unos segundos asintieron avisando a los guardias que irían a volar. Aiyana se les unió minutos después y pasaron casi toda la tarde volando sobre el mar. Cuando regresaron al castillo ya los esperaban para cenar y fueron directo al salón donde sus padres los esperaban. La cena fue más tranquila de lo normal y apenas terminaron sus padres los mandaron a darse un baño porque apestaban a dragón.

Antes de ir a dormir los niños visitaron a su hermano para desearle buenas noches, Cerys y Daemon se quedaron cerca de la puerta viendo como sus hijos acariciaban las mejillas del bebé y hablaban en susurros. Después de despedirse de Aerys los llevaron a sus habitaciones, los niños se despidieron de sus padres con besos en sus mejillas y promesas de no escapar en medio de la noche. Esa promesa era muy importante porque casi siempre se despertaban con la noticia de que alguno de ellos había escapado durante la noche para ir a volar.

Muy parecidos a su madre cuando era más joven.

Por el resto del año se mantuvieron con esa rutina, no hubo muchos viajes fuera de la isla. De vez en cuando Viserys viajaba al norte o a Driftmark en compañía de alguno de sus hermanos, y Alyssa viajaba a King's Landing, pero ni Cerys ni Daemon visitaban al rey o iban a Driftmark. Si bien habían pasado dos años desde la muerte de Laena, ellos aún recordaban con amargura lo que sucedió ese día y no tenían ganas de ver al sobrino que causó la separación de uno de sus hijos. Prefieren ahorrarse las incomodidades.

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NOTA:

Los capítulos que siguen serán sobre la boda de Rhaella y Jaehaerys

Si tienen alguna duda sobre la historia son libres de preguntar.

La historia ya llegó a las 100k leídas, muchas gracias por todo el apoyo que le están dando y espero que les este gustando por donde va.

Espero les haya gustado, gracias por leer, lu.

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