56; SEÑOR DE LAS MAREAS

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SEÑOR DE LAS MAREAS

La paz que reinó Dragonstone por años se vio rota con la llegada de dos cartas, una de King's Landing y otra de Driftmark. En la carta de Driftmark la princesa Rhaenys avisaba de las heridas que su esposo y su hijo habían recibido en guerra y que por tales circunstancias Vaemond Velaryon había solicitado una audiencia con el rey para cambiar la sucesión de Driftmark, ella había salido con Meleys tan pronto como envió la carta. La de King's Landing solicitaba la presencia de Rhaenyra en la fortaleza para la audiencia, como señal de fortaleza Cerys y Daemon accedieron a acompañarla con sus hijos, lo que menos querían era que todos pensaran que sus casas estaban separadas. Con el viaje nuevas preocupaciones surgían, Rhaenyra estaba embarazada y no había duda de los rumores que correrían por la fortaleza tan pronto como pusiera un pie en ella, pero por suerte todos eran conscientes de las constantes visitas de Laenor a su familia en el año que llevaba en la guerra.

Otra cosa que los preocupaba era el estado de las cosas en King's Landing. Si bien sus hijos viajan a la fortaleza de vez en cuando, ni Cerys ni Daemon habían visitado el lugar en mucho tiempo, cosa que hacía sentir mal a la heredera, pero no tenía la fuerza suficiente como para enfrentar a los Hightower mientras su padre moría lentamente postrado en su cama. Sobre todo no podía enfrentar a Aemond, cada vez que lo veía sentía que una parte de ella había muerto, el no poder tenerlo cerca aún le afectaba. Lo único que sabían con seguridad era que Helaena estaba embarazada, la noticia fue bien recibida en todo el reino y susurros sobre Aegon siendo el verdadero heredero comenzaron a renacer causando malestar en Cerys y su familia.

Como tenían varios miembros en la familia que aún no podían viajar en dragón decidieron que era mejor ir todos juntos en barco para mostrar unidad. En dos días King's Landing se vio más lleno de dragones que nunca antes en mucho tiempo, dieciocho dragones pintaron el cielo de la ciudad llamando la atención de los que caminaban de un lado a otro tratando de seguir con su día a día. Los cuidadores del pozo se vieron con las manos llenas cuando los dragones aterrizaron uno detrás de otro en el lugar, con excepción de los dragones de la heredera, Caníbal y Grey Ghost que siguieron su vuelo hasta la colina que habían reclamado detrás del pozo. Al llegar al puerto cambiaron el barco por un carruaje, tuvieron que utilizar varios por la cantidad de personas que eran. En el viaje Cerys comenzó a prepararse para ver a su padre, no sabía en qué estado se lo encontraría, pero debía prepararse para lo peor.

Las puertas de la fortaleza se abrieron dando paso a los carruajes, Daemon fue el primero en bajar del carruaje que compartía con su esposa y su sobrina ayudando a ambas a bajar, Cerys le sonrió forzadamente y contó con la mirada a sus hijos de forma discreta para asegurarse que estaban todos bien. Helaena era quien los esperaba con una sonrisa y sus manos entrelazadas frente a su abultado vientre.

—Hermana—Helaena sonrió a Cerys bajando los escalones que las separaban—, es bueno verte.

—Mi dulce hermana—Cerys tomó las manos de su hermana—, te ves radiante.

—No igual que tu cuando estabas embarazada—los ojos de Helaena fueron hasta Rhaenyra—. Hermana, mis mejores deseos en tu embarazo.

—Gracias, Helaena—le agradeció con una media sonrisa—, lo mismo para ti.

Después de saludar a sus sobrinos, hermano y tío, Helaena se ofreció a llevarlos hasta los aposentos de su padre, pero Cerys se negó alegando que ellos podían llegar solos. Jacaerys y Lucerys fueron los únicos que no los acompañaron a ver al rey, los hijos de Cerys insistieron en ver a su abuelo así que no podían negar aquella petición. A medida que caminaban por los pasillos Cerys no dejaba de ver los cambios en la fortaleza, las figuras de dragones que antes decoraban las paredes ya no estaban, en su lugar la estrella de siete puntas decoraba todo el lugar. Cerys y Daemon se miraron comunicándose en silencio, los Hightower se habían apoderado de la fortaleza.

La habitación del rey estaba en silencio y los niños fueron los primeros en pasar a ver al rey, su visita fue corta, más que nada para que su abuelo los viera y pudiera ver a Aerys y Aemma. Cuando ellos se fueron, todos con miradas cargadas de dolor Cerys, Rhaenyra y Daemon pasaron a ver al rey. Cerys iba delante de su hermana y su esposo, su mano tembló cuando la estiró para remover el velo que cubría el lugar de descanso de su padre, pero respiro profundo y lo llamó sin dudar.

—¿Padre?

Cerys y Rhaenyra se miraron cuando no hubo respuesta y avanzaron hasta la cama dejando a Daemon afuera. Cuando por fin pudieron ver a su padre las dos se detuvieron por un segundo, la mitad de su rostro estaba cubierto con gasa y a ojos de sus hijas parecía que le costaba respirar. Cerys forzó una sonrisa en su rostro y se acercó a la cama.

—¿Viserys?—llamó el rey abriendo apenas el ojo.

—No, padre—Cerys se sentó a su lado con cuidado—. Somos tus hijas, Cerys y Rhaenyra, estamos aquí con Daemon—el mencionado por fin ingresó con la mirada puesta en el suelo.

—¿Daemon?—Cerys agarró la mano de su padre—¿Daemon?—El mencionado se acercó. —Oh, Daemon—Rhaenyra miró a su tío—. Ayúdame.

El rey se movió para sentarse y Rhaenyra se acercó más para ayudarlo. El ojo de Viserys pasó por sus hijas y su hermano, su mano se extendió y Rhaenyra la tomó con manos temblorosas.

—Ha pasado tanto tiempo—habló con dificultad—, los niños han crecido tanto.

Cerys sonrió mordiendo el interior de su mejilla para no llorar.

—La Serpiente Marina y su hijo sufrieron graves heridas en batalla en los Peldaños de Piedra—Cerys y Rhaenyra miraron a Daemon.

—¿Cuándo?—Viserys miró a su hermano. —Tú ganaste esa guerra hace años.

—No, la Triarquía ha resurgido—respondió Daemon—y la pelea se reavivó—el peliblanco miró a su esposa y a su sobrina—. Hay una petición para decidir la sucesión de Driftmark y el heredero al trono de Driftwood.

—¿Petición?—la mano de Viserys fue a su cabeza.

—Quizás ahora no sea el momento—Cerys intervino—. Padre, ¿Necesitas descansar?

—No, hermano, escúchame—Daemon se inclinó detrás de su esposa para que su hermano lo viera mejor—. Debes reafirmar tu posición para que Joffrey sea el sucesor de Corlys Velaryon.

—Daemon—Cerys llamó en advertencia—, dije que ahora no es el momento.

Daemon se enderezó cruzando una mirada con su esposa.

—Padre—Rhaenyra llamó rompiendo la tensión entre su hermana y su tío—, viste a los niños—le recordó—, ¿Viste a Aemma?

—Ha crecido muy rápido—el rey concluyó—. Viserys...él se convirtió en un gran hombre, hija—Cerys sonrió—, será un gran rey.

Por un segundo Daemon juró que en lugar de su hermano estaba viendo al difunto rey Jaehaerys. La historia se repite, no pudo evitar pensar. El rey comenzó a toser y una expresión de dolor se apoderó de su rostro, Daemon se movió empujando suavemente a Rhaenyra fuera de su camino y alcanzó a su hermano.

—Mi té—pidió Viserys señalando a la mesa junto a su cama.

—¿Qué té?—Daemon agarró la copa—¿Este?

El rey se tomó el té de un trago y Daemon llevó la copa a su nariz para oler el contenido, sus ojos se conectaron con los de su esposa por un segundo. Tras unos minutos el rey se quedó dormido y tanto Rhaenyra como Daemon fueron al recibidor de la habitación dejando a Cerys sola con su padre. Los ojos de Cerys no podían dejar de mirar a su padre, en la mesa junto a la copa de té estaba la medicina que Alyssa siempre le preparaba a su abuelo, pero estaba por la mitad y eso le hacía sentir enferma. Podía escuchar a Rhaenyra hablar con Daemon afuera, pero no se esforzó por entender lo que decían, toda su atención estaba en su padre.

En el fondo de su ser se lamentaba no haber visitado más seguido, pero los lamentos no llevaban a nada, ahora solo bastaba con asegurarse que la familia estuviera bien. No estaba segura de cuánto tiempo pasó, pero escuchó la puerta abrirse seguido de la voz de Alicent, aún así no se movió de su lugar. La voz molesta de Daemon llegó a sus oídos y tuvo la tentación de levantarse para calmarlo, pero decidió lo contrario, prefería que él se encargará de lidiar con ella en ese momento. Cuando las voces se volvieron cada vez más molestas se levantó de la cama limpiando sus lágrimas, con la espalda recta hizo acto de presencia deteniendo la discusión que parecía estar a punto de escalar.

—Princesa Cerys—Alicent saludó—, es bueno verla después de tanto tiempo.

—Alicent—fue el único saludo que recibió—. Aerys debe tener problemas para descansar en un lugar desconocido, deberíamos ir a verlo—se dirigió a su esposo.

Daemon sonrió mirando a Alicent y asintió a su esposa tomando su mano cuando pasó a su lado. Rhaenyra los siguió en silencio acariciando su vientre, la discusión de hace unos segundos se repetía en su mente una y otra vez.

—Es más pequeño de lo que recuerdo—Lucerys comentó.

—Luce exactamente igual—le discutió su hermano.

Mientras los adultos hablaban sus hijos habían ido a recorrer la fortaleza. Jacaerys y Lucerys habían decidido ir a ver el área de entrenamiento, acompañados de Rhaella que se les unió tras visitar a su abuelo. El resto de los hijos de la princesa heredera habían decidido descansar, pero Rhaella no estaba cansada y no quería quedarse encerrada en su habitación el resto de la tarde.

Jacaerys lucía como un niño emocionado casi corriendo por todos lados, pero Rhaella solo pudo colgarse del brazo de Lucerys cuando notó las miradas que todos le lanzaban. Miradas que fueron respondidas con una mirada fría de la princesa, no dejaría que nadie menospreciara a su primo si podía evitarlo. Rhaella miró las armas puestas sobre una mesa cercana a ellos y soltó un bufido al ver el entusiasmo de Jace.

—No entiendo tu emoción—le comentó al mayor de sus primos—, Dragonstone tiene mejores cosas que King's Landing, empezando por sus maestros.

—El tío Daemon es cruel en su entrenamiento—comentó Lucerys mirándola como si hubiese perdido la cabeza—. Todos nos están mirando—murmuró Luke bajando la mirada.

Rhaella giró la cabeza enfocando sus ojos violetas en dichas personas, todas apartaron la mirada al sentir la mirada fría de la princesa sobre ellos.

—Déjalos que miren, les sacaré los ojos con mis propias manos si siguen mirando como cuervos—amenazó levantando un poco la voz.

Jacaerys agarró una espada e hizo un movimiento de ataque, claramente pasando por alto que su prima había amenazado a todos los presentes. No sería la primera vez que la escucho hacer tal cosa.

—Nadie cuestionaría a Joffrey como heredero de Driftmark...

La peliblanca lo empujó con la cadera para que dejará de hablar, solo entonces Jacaerys se giró para mirar a su hermano con una expresión seria en el rostro.

—No importa lo que piensen—su mirada fue a su prima—, además Rhaella de seguro acabaría con ellos en un instante.

Sonidos de un enfrentamiento y la multitud exclamando llamó la atención de los príncipes. Jacaerys fue el primero en moverse, Lucerys y Rhaella lo siguieron de cerca. En medio de la multitud dos personas luchaban, sir Criston y Aemond, los identificó la princesa de inmediato. Soltó el brazo de su primo y aplaudió con emoción cuando vio a Aemond ganar el combate, ignorando las miradas de pánico que compartieron sus primos.

—Muy bien hecho, mi príncipe—lo felicitó Criston—. Va a ganar torneos muy pronto.

—Me importan una mierda los torneos—Aemond bajó su espada—Sobrinos...—su mirada cayó sobre sus sobrinos en medio de la multitud—¿Han venido a entrenar?

—¡Aemond!—Rhaella empujó a la gente fuera de su camino y casi corrió hasta su tío para abrazarlo.

—Sobrina—Aemond regresó el abrazo sin dejar de mirar a los Velaryon.

En ese momento las puertas se abrieron dejando pasar a la comitiva de Driftmark que acompañaba a Vaemond Velaryon. Rhaella se alejó de su tío y se puso tensa cuando identificó a Vaemond, sus ojos buscando a Lucerys y Jacaerys de inmediato. La guerra por la sucesión de Driftmark había comenzado.

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NOTA:

EDADES DE LOS HIJOS Viserys y Aegon (22). Aiyana (21). Helaena (20). Rhaella y Aemond (19). Jaehaerys y Haelyn (18). Alyssa, Jacaerys y Daeron (15). Lucerys, Baela y Rhaena (14). Joffrey (10). Aerys (7). Aemma (3).

Oficialmente es la última vez que pondré las edades de los hijos ya que, como saben, de aquí en adelante todo pasa en el mismo año (129) y el siguiente (130) así se mantendrán con la misma edad hasta el final de la historia.

Y nos estamos acercando al final...mañana subiré lo que falta del episodio ocho, el capitulo de los recuerdos de Cerys y Jaehaerys I, y quizás suba el comienzo del final (episodio 10). ¿Están listos? Yo no...

Espero les haya gustado, gracias por leer, lu.

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