62; USURPADOR

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USURPADOR

Aegon II Targaryen, usurpador del trono de hierro, y traidor de la casa Targaryen. Eso era todo lo que pensaba Daeron mientras miraba a su hermano sentado en el trono. Otto Hightower se había ido a "pedir paz" a Dragonstone y él secretamente deseaba que el hombre muriera de una vez por todas en su viaje, pero sabía que no iba a suceder. La guerra inicia por un error, le había dicho Alyssa, un error que costará la vida de un dragón. Helaena lo miraba con preocupación y ansiedad, su hermana acariciaba su vientre tratando de calmarse, pero él sabía que era un acto de desesperación por mantenerse cuerda en medio del caos.

—Sé que son traidores—Aegon miró a sus hermanos—, pero no haré nada en contra de ustedes, son mis hermanos—sus ojos cayeron sobre Helaena—. Voy a reconocer al bebé como mío y será heredero del trono, no debes preocuparte por ello.

Helaena bajó la cabeza tratando de cubrir su vientre con sus brazos, al verla Aemond se movió cubriéndola con su cuerpo.

—Solo les advierto que si alguien los descubre, yo no podré defenderlos—el mayor de los cuatro se puso de pie—. Su querida hermana no podrá defenderlos.

Aemond y Daeron apretaron las manos en puños poniéndose tensos, la amenaza no les importaba, les importaba la sobrevivencia de Helaena más que nada y que Aegon la hubiese amenazado de esa forma les daba ganas de matarlo ahí mismo. Sin embargo, era su hermano y aunque no eran cercanos no querían derramar su propia sangre.

—Los dragones irán a la guerra—murmuró Helaena.

Rhaenyra y Daemon avanzaron por el puente de Dragonstone con la cabeza en alto y todos los caballeros que tenían disponibles a sus espaldas. La princesa y el rey consorte se plantaron en medio del puente en espera de los verdes, Daemon caminaba de un lado a otro frente a su sobrina que jugaba con sus manos sintiéndose ansiosa. No fue mucho lo que tuvieron que esperar, en poco tiempo pudieron ver como el mismo Otto Hightower se acercaba seguido por caballeros. Tío y sobrina se miraron y Daemon puso los ojos en blanco apretando la empuñadura de Dark Sister con fuerza.

—Vengo por orden de la Viuda Reina Alicent, madre del Rey Aegon, segundo con el nombre, señor y protector de los siete reinos—Rhaenyra levantó la cabeza, su corazón llenándose de desprecio—. Se me ha pedido que entregue su mensaje solo a las princesa Rhaenyra y a la princesa Cerys, ¿Dónde está la princesa Cerys?

Entonces se escucharon rugidos de dragones y Rhaenyra sonrió. Los enviados de King's Landing levantaron la cabeza viendo como cuatro dragones aparecían detrás del castillo elevándose con grandeza. Dhagara iba al frente cargando a su jinete seguida de Vhagar y Vermithor, y de último Drakon. La dragona púrpura voló sobre el puente preparándose para aterrizar mientras los otros tres dragones iban directo hacia las colinas de roca en la entrada aterrizando con un estruendo que asustó a los caballeros. Dhagara aterrizó detrás de Otto y su gente que tuvieron que agacharse para no ser golpeados por la cola del enorme dragón. Apenas aterrizaron la dragona bajo la cabeza dejando ver a Cerys y los cuatro dragones rugieron haciendo sonreír a la reina.

Cerys miró con orgullo como los caballeros retrocedían lentamente ante la presencia de los dragones. Bajó de Dhagara con facilidad acariciando el cuello de la dragona que sacudió su cabeza en respuesta. A medida que Cerys caminaba con la cabeza en alto, dejando que todos vieran la corona sobre su cabeza los dragones gruñían y rugían en advertencia. Ni siquiera miró a Otto, pasó a su lado sin decir nada y fue hasta su hermana y su esposo que bajaron la cabeza como saludo, cuando por fin se giró a mirar a la antigua Mano del Rey sintió ganas de abofetearlo y lanzarlo por el borde del puente.

—Princesa Cerys—saludó el hombre.

—Soy Reina Cerys ahora—le aclaró antes de mirar a los hombre que lo acompañaban—, y todos ustedes son traidores del reino.

—El Rey Aegon Targaryen, segundo con el nombre...

—El usurpador—Cerys lo interrumpió—, eso es lo que es.

—El Rey—repitió Otto—con su sabiduría y deseo por la paz, ofrece términos.

¿Sabiduría? Cerys quería reírse. ¿Qué sabiduría podía tener alguien tan dañado como Aegon que no veía más allá de su propio beneficio?

—Reconozcan a Aegon como Rey y juren obediencia ante el trono de hierro, a cambio su Majestad confirmará su posesión de Dragonstone y será heredado a su verdadero hijo, el príncipe Viserys, cuando muera—Daemon miró a su esposa, pero ella no se giró a mirarlo—. También se confirmará la sucesión de Driftmark y el Valle dejando a los hijos de la princesa Rhaenyra como herederos legítimos—Otto miró a Rhaenyra antes de regresar su mirada a Cerys—. El resto de sus hijos con el príncipe Daemon tendrán lugares de gran honor en la corte: Aerys como escudero del Rey y Jaehaerys como su copero, sus hijas mantendrán sus posiciones como princesas y serán tomadas en cuenta en la corte.

En el fondo Vhagar se movió gruñendo al sentir la ira de su jinete.

—Finalmente, el Rey, en su infinita gracia, perdonará a cualquier caballero o lord que haya conspirado contra su ascenso.

—Preferiría alimentar a los dragones con mis hijos antes de dejar que carguen escudos y copas...—Rhaenyra miró a Daemon como si le hubiese crecido otra cabeza—para ese puto y ebrio usurpador que se finge rey.

Cerys dejó salir una risa haciendo que todos la miraran, la reina miró a Otto con una expresión neutra.

—Aegon Targaryen se sienta en el trono de...

—En mi trono—Cerys lo interrumpió—, está sentado en el trono que me pertenece. No importa que lleve la corona del conquistador o que lleve su espada, su nombre, él nunca será rey—avanzó hasta Otto y arrancó el broche de Mano de su pecho—y tu nunca serás Mano otra vez, maldito traidor—con fuerza arrojó el broche fuera del puente—. Aegon no es nada más que un puto borracho con falta de atención, un peón más en tu juego, ¡Yo soy la heredera del trono! ¡La Reina!—Otto dio un paso hacia atrás. —Me senté en ese trono antes de que tú siquiera llegarás a la misma altura que el Rey, ese trono me pertenece.

—La sucesión cambió el día que su padre engendró a un varón—Otto regresó el paso que retrocedió y los guardias se pusieron en alerta.

—Cambió para Rhaenyra, no para mí—Vermithor rugió—. Soy la heredera de dos reyes, Aegon nunca fue heredero de nadie, si lo fuese no sería la decepción que es hoy en día.

Los dos se miraron con desafío y la tensión creció. Otto fue el primero en romper el contacto visual mirando más allá de Cerys a Rhaenyra. La princesa lo miraba con despreció y sin apartar la mirada Otto llamó por el Gran Maester que lo acompañaba. El hombre se acercó entregando un papel a Otto que pasó a manos de Cerys, pero el hombre no dejaba de ver a Rhaenyra.

—¿Qué carajo es eso?—Daemon preguntó impaciente desde donde estaba.

Cerys abrió el papel y giró su cabeza para ver a su hermana no entendiendo lo que significaba la hoja arrancada de un libro. Rhaenyra se acercó en silencio y tomó el papel con cuidado de las manos de su hermana.

—La reina Alicent no ha olvidado el amor que alguna vez se tuvieron—Cerys y Daemon pusieron los ojos en blanco al comprender—. La sangre no debe correr, el reino puede continuar en paz.

—¿Crees que el sentimentalismo nos hará cambiar nuestra posición?—Cerys empujó a su hermana detrás de ella ocultándola de la mirada de Otto.

—La reina Alicent espera su respuesta, princesa Rhaenyra—continuó Otto.

—Tendrá una respuesta dentro de la boca de su padre junto con su flácida verga—Daemon amenazó detrás de ellas—. Acabemos con esto—el sonido de espadas siendo desenfundadas se escuchó—. Ser Erryk, tráigame a Lord Hightower.

Los dragones rugieron sintiendo a su jinete bajo amenaza y Cerys no pudo evitar sonreír, Otto la miró viendo el fuego que ardía en sus ojos.

—¿Quieres sentimentalismo?—su mano derecha subió al cuello de su vestido y sacó una cadena de oro arrancándola con fuerza. —Dáselo a Aegon, dile que esta es mi respuesta—con fuerza agarró la mano de Otto y estrelló el collar en ella.

Otto miró el collar y se sintió confundido, el collar era de oro puro, un dragón dorado rodeaba una simple piedra como si estuviera cuidándola. Había visto el collar en varias ocasiones, pero nunca le tomo importancia porque ¿Quién llevaría una simple piedra cualquiera en el cuello?

—Y dile a Daeron que escogió el lado equivocado de la familia—ante la mención de su nieto levantó la mirada viendo el fuego brillar aún más en los ojos de Cerys—, él y Aemond ya no son bienvenidos en Dragonstone.

Cerys se dio la vuelta y comenzó a caminar en dirección al castillo, Daemon bajó su espada casi gruñendo en descontento, pero la siguió después de asegurarse que Rhaenyra iba con su hermana. Los dragones dejaron salir un último rugido y tomaron vuelo siguiendo a su jinete, Otto y su séquito solo pudo ver como los dragones volaban hacia el castillo, la amenaza era clara. Cualquiera que intentara algo contra su jinete moriría de la peor manera.

—¿Por qué no me dejaste matarlo?—Daemon alcanzó a su esposa cuando dejaron atrás a los guardias.

—Si lo matas ahora dejaríamos a Daeron y Aemond en desventaja, Otto debe llegar con mi mensaje a King's Landing—ella dejó de caminar para mirarlo—, deben creer que pueden confiar en ellos.

—Aemond y Daeron traicionarán a su familia por amor a nosotros, pero me pregunto si nosotros no tendremos traidores en nuestras filas—los dos se giraron para mirar a Rhaenyra.

—Una vez me dijiste que no veía con claridad por estar concentrada en mi guerra con Alicent—la princesa arrugó el papel en sus manos—, no dejaré que me ciegue ahora, iré a la guerra y moriré por ti si es necesario.

Cerys miró hacia el cielo viendo a sus dragones desaparecer detrás del castillo y suspiró agarrando el brazo de Daemon. Los tres regresaron al castillo y Cerys mandó a llamar una reunión nuevamente. Viserys esperaba por ellos cerca de la puerta del salón donde se reunían y se puso de pie junto a su padre cuando ingresaron saludando a todos los presentes. Rhaenyra fue con sus hijos y los abrazó mientras Daemon iba a pararse del otro lado de la mesa, dejando a Cerys sola en el otro extremo.

—No es algo fácil para un hombre matar dragones, pero los dragones pueden matar dragones—Daemon habló con la mirada puesta en su esposa—. Lo han hecho.

Caníbal era un buen ejemplo de eso.

—Padre habló seguido de las historias de Valyria, las conozco bien y sé que Su Majestad las conoce mejor que yo—Rhaenyra habló—. Cuando los dragones volaron a la guerra...todo se quemó—miró a su hermana—. Su Majestad ya habló de su deseo de no atacar King's Landing.

—¿Considera los términos de los Hightower, Majestad?

Todos miraron a Cerys en espera de una respuesta, Cerys miró a su hermana y después a Daemon que estaba de pie rodeado por sus hijos.

—Mi padre entrenó a mi hijo para ser Rey después de mi, justo como mi abuelo hizo conmigo—su hijo bajó la mirada—. ¿De verdad creen que aceptaría que lo redujeran a sólo un príncipe y que lo encarcelen en Dragonstone cuando su derecho de nacimiento es sentarse en el trono?

Rhaenyra miró a su hermana recordando lo que su padre le dijo cuando la nombró heredera.

—¿Qué va a hacer, Majestad?

—Mi padre y mi abuelo querían que yo mantuviera el Reino unido, que lo defendiera, pero con los verdes en el torno eso no será posible por más que lo intentemos—Cerys llevó su mano derecha a la empuñadura de su daga negra—. No atacaremos King's Landing con los dragones, pero si Aegon desea usar su dragón para atacarnos acabaremos con él, no seremos los que inicien la guerra.

—¡El enemigo ha declarado la guerra!—exclamó Daemon—¿Qué vas a hacer al respecto?

—¡Y yo no caeré en su juego!—Cerys apoyó las manos en la mesa. —Si nos vamos a la guerra será bajo mis términos, no los de ellos—los dos se miraron y todos pudieron sentir la tensión—. Déjenme a solas con mi esposo.

Todos salieron sin decir más nada, Rhaenyra y Rhaenys fueron las últimas en salir dándole una mirada a Cerys. Una con orgullo y la otra con preocupación. Daemon nunca había sido agresivo con Cerys, pero Rhaenyra temía que la situación lo llevará al límite y cometiera alguna atrocidad en contra de su hermana. Cuando todos se fueron la peliblanca se alejó de la mesa caminando hasta su esposo que caminaba frente al fuego como un dragón encadenado.

—Deberías cuidar como le hablas a tu Reina frente a la gente—Daemon se detuvo y se giró para mirarla—, no sabes lo que es cargar con el peso de la corona, Daemon—sus manos agarraron las manos de su esposo—. Sé que mi padre no te lo dijo porque es algo que solo el heredero legítimo debe saber, pero mi abuelo me lo contó.

—¿De qué estás hablando?—el peliblanco miró a su esposa con confusión.

—La canción de hielo y fuego—Cerys acarició las manos de Daemon y tiró de él acercándolo más a ella—, el sueño de Aegon el Conquistador, la guerra próxima contra la oscuridad en el Norte.

—Los sueños no nos hicieron reyes—Daemon se alejó de ella—, los dragones lo hicieron.

—Pero fue un sueño el que salvó nuestra casa—ella examinó su rostro y logró detectar el dolor mal oculto en sus ojos—. Mi padre no te dijo porque es un peso que solo el heredero debe llevar y él me veía como tal incluso cuando no me otorgó el título.

Daemon la observó en silencio y retrocedió dos pasos más antes de apartar la mirada y alejarse hacia la puerta. Cerys cerró los ojos por unos segundos llevando una mano a su cabeza y los abrió cuando escuchó pasos acercarse. Alyssa apareció por la puerta tras la salida de Daemon y le sonrió a su madre acercándose con una copa en sus manos. Sin decir nada extendió la copa a su madre que la bebió sin preguntar qué era, la princesa miró el fuego y suspiró abrazando a su madre. Esa noche ninguna de las dos pudo dormir.

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NOTA:

Díganme que si se acuerdan de la piedra que Aegon le dio a Cerys cuando no era más que un niño inocente. Se supone que la piedra simboliza el cariño que se tienen (tenían) Cerys y Aegon, y el dragón dorado los simboliza a ellos que protegían ese cariño, al regresarlo Cerys deja de cuidar dicho cariño y deja de reconocer a Aegon como su hermano.

Creo que ya saben lo que se viene en los próximos dos capítulos...no estoy lista.

Espero les haya gustado, gracias por leer, lu.

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