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Maratón 3/5

Al llegar a casa Sofía ya le había terminado de contar sobre su nueva amiga a su padre. Él se sentía feliz por la nueva amiga de su hija, tanto que hasta le había propuesto que la invitara a comer un día de esos.

— Ve a cambiarte — le ordenó Agustín a su hija. Sofía asintió y subió hasta su habitación.

Agustín fue en busca de algo para poder hacer de cenar. Desde que Carolina había ido a vivir con él, se había vuelto un tanto independiente y había despedido a casi todo su personal. Ahora sin Carolina él había reconsiderado la opción de hacer regresar a su personal, pero temía de decepcionar a Carolina con su decisión, ella alguna vez lo había catalogado como un irresponsable y no quería que ella lo volviera a ver de esa forma.

Al llegar al refrigerador observó el dibujo que Sofía había hecho. Lo había colocado ahí con la intención de observarlo y hacerle recordar a su familia.

— ¿Los vamos a encontrar? — Agustín desvío su vista del dibujo para observar a su pequeña con la mirada triste.

— Los vamos a encontrar — le aseguró Agustín, aunque su voz había sido un tanto apagada, la pequeña sabía que eso tal vez era un no. Sus ojos comenzaron a cristalizarse.

— Lo siento papá, es mi culpa — Sofía comenzó a llorar. Agustín no resistió el verla así, se acercó para abrazarla.

— No, no es tu culpa enana — Agustín limpió con su pulgar las lágrimas de sus hija — ¿Quieres ayudarme a preparar la cena? — él le sonrió para hacerla sentir con confianza.

— Si — Sofía asintió. Agustín tomó la mano de Sofía y ambos se acercaron.

— ¿Qué podemos preparar? — le dijo Agustín. Sofía llevó una de sus manos hasta su barbilla. Estaba pensando en lo que podía pedir.

— Una torta.

— ¿Una torta? — no era el tipo de cena que Agustín esperaba.

— Si — Agustín rió.

— Esta bien.

(...)

Habían comprado algunas cosas necesarias para Gastón; aunque Carolina había tratado de impedir la compra de cosas “inservibles”, o al menos así ella lo mencionaba, Lionel siempre terminaba saliéndose con la suya.

Los tres habían pasado una tarde agradable, y ya era momento de volver a casa, pero se habían detenido en un parque.

Lio había sugerido que se subieran en los columpios que había. Él estaba meciéndose lentamente cargando en sus piernas a Gastón, mientras Carolina se encontraba en otro justo al lado de ellos.

— Es muy lindo todo esto — dijo Carolina mientras comenzaba a mecerse lentamente. Hace mucho que no había disfrutado una tarde como esa y le agradaba volver a sentir la sensación de que todo estaba bien.

— Como una familia — mencionó Lio. Carolina se detuvo de golpe para encontrarse con la mirada de Lionel.

— Sí — dijo apenas en un susurro. Una sonrisa se formó en su rostro, realmente podía ser una familia.

— Sé que esto ya te lo había mencionado en varias ocasiones, pero, solo quiero decirte que realmente me gustas, te he tomado demasiado cariño, al igual que a Gastón. Sé también que aún sigues amando a Agustín, pero, solo quiero verte feliz, y él no te hace feliz — Carolina miraba hacia en piso sin fijarse en algo en particular, solamente quería escuchar lo que Lio le decía y aclarar de una vez aquello que sentía realmente.

— Yo no quuiero que nadie sufra — contestó Caro.

— Lo sé, y no lo harás, te prometo que te amaré lo suficiente y más, no dejaré que nada les falte a ti y a tu hijo. Seré como un padre para Gastón — una lágrima resbaló por la mejilla de Carolina. Lio se levantó y se acercó a ella.

Se colocó de cuclillas cuidando que Gastón no se cayera y quedó a la altura de la castaña. Levantó con una mano su mentón y ambos se miraron directamente.

— Solo una oportunidad — le dijo Lio observando sus ojos.

Carolina lo miró a él. Le había ayudado en tantas ocasiones, incluso había sido él quien había sujetado su mano en el momento mas feliz de su vida. Se concentró después en su pequeño, por alguna razón Gastón también la miraba tratando de deducir que sucedía. El pequeño también merecía un padre, y si su verdadero padre no estaría ahí para él, al menos Lio podría ser una gran referencia paterna. Ella había vivido sin sus padres, y no quería que su pequeño pasara por lo mismo; cuando era pequeña había soñado con crear la familia que no tenía, la había tenido, pero la había perdido, y ahora tenia la oportunidad de volver hacerla.

— Te quiero mucho — y sin más que decir lo besó. Esta vez Gastón no los interrumpió, aún no sabia que pasaba, pero su madre estaba feliz, y eso él podía percibirlo.

Un chico había llegado hace unas horas en busca de una persona, había comenzado con la CDMX y justo estaba dando una vuelta por aquel parque.

— ¿Carolina? — preguntó en voz baja. Estaba algo lejos, y lo único que podía lograr apreciar como ambos chicos estaban besándose.

Sacó de su mente el hecho de que aquella chica podría ser Carolina, la chica que estaba buscando. Siguió con su camino, si, podría asegurar que esa chica no era Carolina.

(...)

La mezcla de la torta había sido terminada y ahora solo era cuestión de vaciarla a un molde y llevarla hasta el horno.

— Esto es un desastre — dijo Agustín riendo. Había harina por varias partes de la cocina, ropa y cuerpo de ambos — Ven para limpiarte — Agustín tomó una servilleta para limpiar el brazo izquierdo de su hija, el cual estaba algo lleno de harina.

— ¿Quién va a limpiar? — preguntó la pequeña conteniendo una risa.

— Los dos — la risa de Sofía se esfumó en un segundo. Agustín comenzó a reír segundos después. Sofía fue rápida y tomó con su puño un poco de harina para tirarla en cara de su padre — ¡Eso no es justo! — se quejó como niño pequeño Agustín.

Ambos comenzaron a reír y armar una pequeña guerra con la harina. Agustín cargó a Sofía y comenzó hacerle cosquillas en su estómago. La pequeña no podía dejar de reír, tratando de evitar aquellas cosquillas.

Por in momento después de un largo tiempo volvieron a disfrutar de la compañía del uno con el otro. Había sido como un día en sus vidas antes de que Carolina llegara.

(...)

Sé que es tarde para publicar el capítulo, pero no lo había escrito XD y como notarán también es corto.

Ahora si… Buzón de quejas aquí.

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