segunda parte

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Llego al lugar donde estaba antes de irme, pero la imagen de niño tomando algo diferente a su Smirnoff me hace reír, lo que sucede después es que mi sonrisa se borra, al ver que en mi antiguo asiento, y digo antiguo porque veo que no habrá intensión de desocuparlo, hay un chico rubio, muy sonriente por ver como niño se empina el vaso de alcohol. Esto da mala espina.

—Oye, amigo. Ese es mi asiento, me gustaría que te levantases por favor.— mis intentos de sonar amable de esfuman por el tono ronco que posee mi voz.

El enarca su ceja y posa su mano en el muslo de niño, que está demasiado ido por el alcohol. —Lo siento hermano, te lavantas y lo pierdes.— algo me decía que no estaba refiriéndose solo al asiento.

Niño intenta sacarse la mano del rubio de su pierna, pero, está notable el apretón que recibió por el chico —Oye, suelta. Si crees que te agradeceré por los tragos con otra cosa estás equivocado. Yo no los pedí, tu solito llegaste brindando.

La mandíbula del chico se apretó, y yo solo me limité a soltar otra risa jadeada.

—Está muy borracho, tanto que no recuerda a su novio.— rió en broma el muchacho. Pero eso no es gracia.

—Niño, ¿tú conoces a este oxigenado?— le pregunto al chico. Ganándome una mirada de odio del chico a su lado, que ahora tomaba su brazo.

Él, con el ceño fruncido, me responde —Ya te dije que no me llamo niño. Y no, él vino y me invitó a unos tragos de algo diferente a lo que yo estaba bebiendo.

Sonreí sorprendido de que, aún tan ebrio, recordase nuestro intercambio de palabras. Y preparando una regañiza por aceptar cosas de gente que no conoce... Mi instinto paternal me obliga a hacerlo.

—Ya dije que está ebrio, no sabe lo que dice. Mira, chico, yo soy su novio y estábamos por irnos. Así que, sí, te devuelvo el asiento.

Se levanta tomando el brazo del castaño frente a mi, y niño luego de levantarse también, se safa de su agarre. Y sorprendentemente, camina hacia mí, siendo interrumpido a medio camino por el rubio que lo haló con demasiada fuerza, sacándole un gemido de dolor.

—No seas tan zorra y descarado. Te vienes conmigo, no puedes andar de puta coqueteando con un estúpido al frente de tu novio.— lo zarandeo, y yo lo más rápido que pude intervine. No voy a dejar que ese demente -porque eso es lo que es- necesitado le trate de esa manera solo para que termine haciéndole lo que insinúa que hará conmigo.

Tomé el cuello de su camisa y lo hale, hasta que llegó a su garganta dando una advertencia silenciosa de que soy capaz de pasarme un poco más e iniciar a asfixiarlo.

—Hey, deja tu show y suéltalo. ¿O quieres que sobrepase esto?

El chico soltó a niño, y se abalanzó contra mí.

No dudé, y le propine el primer golpe. Tenía mucho tiempo sin meterme en estos líos, y déjenme decirles que voy a desahogar toda la frustración que tengo, en la cara de este estúpido.

—¡Ya!, ¡te van a sacar del bar!— el grito del castaño me frenó. Y es que pude notar que yo no poseía ni un rasguño, mientras la cara del contrario estaba destrozada. Entonces sí lo hice, descargué mis emociones con el oxígenado. —Es suficiente, te agradezco.

Suelto la camisa del chico, y de inmediato este sale corriendo fuera de aquí.

Al levantarme puedo notar que llamamos mucho la atención. Muchos pares de ojos nos observan, y al recibir la mía, la desviaron completamente.

—Muchas gracias por ayudarme.— volví a la realidad, y lo miré fijo. Le sonrío y asiento.

—De nada, niño— despeino su cabello castaño, y tomé asiento en las sillas de hace rato.

—Mi... Mi nombre es Seungmin. Kim Seungmin.— tambaleándose se sentó. Aún se nota ebrio, pero, en sus ojitos se nota el destello de tristeza que conozco últimamente bien.

—Christopher Bang Chan— le tendí mi mano, y él la toma. Sonreímos con la borrachera en nuestro sistema. Que responsables. —Bueno, Seungmin. Déjame decirte que deberías dejar de aceptar bebidas de extraños.

Seungmin formuló un pequeño puchero con sus labios, sacándome una sonrisa.

—Tardaste en decirme tu nombre porque estabas precavido de dar información personal tuya, pero no lo hiciste para aceptar un trago de alcohol— hice énfasis en la palabra 'alcohol' para que se dé cuenta de la gravedad de la situación —de un tipo que a leguas de nota que desea solo llevarte a la cama.

—Si, lo siento Chan.— sonreí y levanté con mis dedos su mentón, que se mantenía abajo junto a su mirada.

—Debes ser cuidadoso, niño— esta vez pedí solo una cerveza. Tengo demasiado Whisky en mi sistema. —Ahora, ¿me dirás tú edad? Porque no pase desapercibida tu expresión cuando te llame niño, y no dejaré de hacerlo hasta que me digas cuántos años tienes.—

Viro sus ojos, y eso no me pudo resultar más gracioso —Tengo dieciocho— dijo cruzado de brazos.

—Ves. Un bebé.— mis labios hicieron contacto con la boquilla fría de la botella de cerveza.

—¿Tú cuántos años tienes?— me cuestiono.

—Tengo veinte, bebé

—Seungmin.— corrige el niño. —Y solo son dos años, tampoco eres tan mayor.

—Si, pero sigo siendo mayor que tú. Así que deberías tratarme con respeto, ¿No lo crees... Seungmin?—

Su rostro enrojeció, y me imagino que fue por darse cuenta de la manera en que me habló en lo que llevamos de noche juntos.

Algo sorprendente, me estoy divirtiendo hablando con él. Y a pesar de que al inicio fue una estupidez, pienso que está tornándose más agradable.

—Siento como si me estuviese ahogando.— habló Seungmin, se notaba muy mareado e ido, no es necesario destacar que siguió bebiendo Smirnoff. No dije nada...

Porque no conozco los motivos tras esta borrachera, y tras sus ojos tristes.

—¿Salimos de aquí?— capté su atención con dichas palabras. Y lentamente asintió, haciéndome sentir muy bien por la mirada que me dedicó.

Me levanté primero, y tendí mi mano para él, quien no dudó en tomarla. Con el corazón palpitándome a mil, lo atraje a mí pecho, buscando un lugar por donde poder salir, ya que el bar se llenó mucho más que hace horas.

—No te vayas a separar, has tenido a muchos depredadores está noche, bebé.— le susurré cerca de su oído para que logre escucharme.

—E-Es Seung... min.—

—Seungmin.— pronuncie lentamente.

—¿Si?— Seungmin me miró a los ojos, destellando en ellos sus sentimientos que no abandonan la tristeza.

—Sal-Salgamos de aquí— conseguí a lo lejos un espacio estrecho en el que podíamos salir.

Sin despegarse de mi, niño me siguió hasta que estuvimos fuera de bar -que ahora parece un horno- y la fuerte aspiración de Seungmin me hizo observarle, aquí bajo la luz de las farolas soy capaz de notar sus rasgos preciosos, a su manera.

El aire frío golpeo mi cara, y puedo sentir estar más en calma. Seungmin se dirige hacia mí -ya que se alejó para respirar- , y de nuevo toma mi mano.

—¿Que haremos ahora?— me pregunta, sonriente. Y de tan solo pensar que desea seguir junto conmigo, me hormiguéa la panza. Creí que aprovecharía para irse a su casa, o a otro lugar.

—¿Te parece si nos sentamos a conversar?— y tal como una niño pequeño, asiente emocionado.

—¿Si ves que pareces un bebé?— le pregunto, y de inmediato, su ceño fruncido hace presencia en su rostro. —Ya Seungmin, no te enojes conmigo.

—No estoy enojado.

—Pues avísale a tu cara... niño.— mi primer impulso fue correr, porque estaba a punto de recibir un golpe por parte del muchacho. Por desgracias de la vida, la borrachera me hizo una mala jugada y caí al suelo rústico del estacionamiento.

Seungmin cayó segundos después sobre mi espalda, aumentando el impacto mío y suavizando el suyo. —Me está dando sueño Chan.

—No te puedes dormir sobre mí, Seungmin.— le digo serio, porque su voz cansada me da un indicio de que sí tiene intenciones. —Además, ¿no íbamos a sentarnos a conversar?

—Podemos conversar así. Es más cómodo.— y no dudó en acomodarse como si yo fuese un colchón.

—No Seungmin, ¿acaso no ves donde estamos?

—Si, tras el carro de mi papá.

Luego de sus palabras, alzo la vista hacia el auto que nos cubría de ser vistos por otra persona. Nunca me imaginé que le pertenecía, dentro de lo que cabe, a él. Y no tengo palabras, no es que sea lo más impresionante pero, asumí que había llegado en un taxi.

Entonces, caí en la conclusión de que siento la necesidad de saber un poco más del chico sobre mi espalda.

—Seungmin, ¿tienes pasatiempos favoritos?— solté lo primero que me vino a la mente, regañándome por haber sido la más estúpida, y menos interesante pregunta en una conversación.

—Realmente... Creo que no.— se fue levantando de mi espalda poco a poco, y fue que me sentí respirar mejor. No sé si porque me ha respondido sin un tono de burla, o porque aplastaba algo que no debe ser aplastado.

Creo que la segunda.

—Entonces, ¿si hablaremos?— me pregunta, sentandose a un lado de mí. Y me incorporo y la mira con una media sonrisa.

—Por supuesto que sí, niño.

Seungmin rodó los ojos, pero a diferencia de otras veces también sonrió. —Entonces Bang, ¿tienes hermanos?

—¿Por qué lo preguntas? Si quieres ligarte a alguien, para eso estoy yo, bebé.— mi voz salió cargada de ego, por lo que obtuve un suave golpe en el hombro. —Está bien, está bien. Tengo dos, una hermana y un hermano, ambos mayor que yo.— hice énfasis en mayores, solo para fastidiarlo. —¿Que tal tu familia, Kim?

Su brillante y atrayente sonrisa, se ve interrumpida por una mueca que simula ser una, e inmediatamente vuelvo a la primera vez que ví su rostro allá dentro, justo hace unas horas. Su nariz roja ahora toma sentido, dándome un indicio de que quizás las cosas en su casa no vayan tan bien.

El constante pestañéo de sus ojitos se hace presente, y el ver que ha comenzado a tragar saliva de manera constante, me trae el sentimiento de culpabilidad.

—Eh, espera, acabo de recordar algo.— cómo un rayo, el castaño frente mío se levanta y abre la puerta del auto. De inmediato pienso que se montará y conducirá hasta alejarse de mí y la situación. Pero, a segundos después, lo veo sacar una botella entera de vodka Smirnoff. Vaya que le gusta eso. —La traía conmigo, por si no conseguía un bar pronto.

¿Tanto quería olvidar? Y no es que juzgue, porque yo estaba aquí por lo mismo. Pero, con el pensamiento de que mañana recordaré lo que sea del porqué vine.

—Seungmin, ¿Por qué has venido a un bar?— le arrebato la botella de las manos, dejándolo solo con los vasos. Y eso porque ya le veía las intenciones de empinarse el envase. —¿Estás consiente de que no eres mayor de edad?

Él se cruza de brazos, e infla una de sus mejillas, su pie repiquetéa en el cemento del estacionamiento. De repente se muestra molesto, sorprendiendome en el acto.

—¿Por qué tienes que vivir regañando?— me pregunta, con sus brazos, ahora, en jarra. Le iba a contestar, pero me interrumpió con el mismo tono de voz. —Y sobre la edad, ¡Solo me falta un año, joder!

—¡Porque te puedes meter en problemas!— le dije, antes de dejar la botella en el piso, y tomarlo de la cintura para sentarlo junto a mí. —Si no deseas hablar de tu familia, está bien, Seungmin. Pero deja ese camuflaje de dolor por molestia, por favor.

Llene uno de los vasos que, momentos atrás, saco de la parte trasera del carro, y se lo tendí, él lo tomo de una vez, sin rechistar. Si necesitaba beber más, no se lo voy a negar, ¿Que más da emborracharse aún más?

No hay que mencionar que yo también me serví un trago, está muy sencillo de asumir. Y bebímos, sin pensar en nada y despejando el dolor a través del alcohol.

—Mi hermano mayor me odia.— su baja voz captó mi atención. Me sentí un poco mejor al ver que se desahogaría, a veces es muy necesario hacerlo, y dudo que él tenga con quién. Acaricié su cabello, como una señal de que lo escuchaba y podia continuar cuando quisiese. —Cuando yo nací... Mi mamá murió luego del parto, gracias a que estaba muy débil, y el sobreesfuerzo que hizo por traerme al mundo le costó la vida. Mi hermano tenía ocho cuando sucedió, y desde siempre me culpa de haberle quitado a su mamá...— me tuve que acercar un poco, ya que cada vez sentía que su voz se apagaba. —Mí papá después de su muerte entró en depresión, y ni me nota. Para él su único hijo es Seongmin, y a mí me crió mi abuela, era la única que me ha dado cariño, pero, ella no está joven como antes, así que desde los dieciséis debo valerme por mi mismo en esa casa. Seongmin, cada que puede me hace sentir mal, siento que cada día su veneno se hace más fuerte. Me culpa de todo, y entre eso está su tardía entrada a la universidad; ya que según él, si yo no hubiese nacido, mamá estuviera con ellos y papá no necesitara estar en un hospital, generando más gastos por sus constantes lesiones y el deterioro de su salud.— hice una mueca. Y yo que me sentía miserable. —La cuenta del hospital la paga él, y yo me encargo de la mensualidad de la casa. Tuve que conseguir trabajo, y no fue fácil, pero en esos momentos valía la pena. Seongmin ya no discutía como antes, y yo me sentía feliz.— en medio de sus palabras, una pequeña sonrisa hizo acto de presencia. —Luego... Luego tuve que dejarlo, por los constantes acosos que recibía de mi jefe. Trabajaba de mesero, y a pesar de recibir miradas asquerosas por parte de los clientes, no le daba importancia, porque los atendería rápido y me iría. Pero, después el señor Kwon comenzó a acercarse demás, y un día en que me regaño por el uniforme, se impuso a 'ayudarme'...— hizo comillas con sus dedos —con la tira del delantal, se paseó con su mano de mi cintura hasta... más abajo.— lo miré incrédulo, pero en realidad Seungmin no parecía inmutarse, solo miraba el vaso tan vacío como su mirada. —Yo dejé el trabajo, y eso generó la primera discusión en meses, Seongmin me acusó de flojo, e insensible. Que no pensaba en papá, y que si no fuese porque tuvo que retrasar sus estudios nada de esto hubiese pasado... Se puso peor cuando le conté la razón de mi renuncia. Me insultó, dijo que era un ofrecido, que tal vez podría trabajar como prostituto; y estuviese de lo más feliz, también que ya entendía mi puntualidad al ir a trabajar.— se quedó en silencio, por eso le dirigí la mirada. Y pude notar sus lágrimas bajar una a una, por sus sonrojadas mejillas. De inmediato le atraje en un abrazo fuerte, haciendo que de inmediato rompiera en un llanto desgarrador. —... Y-Yo no soy eso Chan, no-no lo soy. Yo tenía mis aho-rros para pagar la casa mientras buscaba otro trabajo.— se siente tan pequeño en mis brazos, y cada hipido que suelta me hace sentir mal, llora tal como un niño.

—Ya Seungmin, yo sé que no eres eso. Si lo fueses te hubieras ido con el oxígenado, ni le hubieses aclarado que no pasaría nada entre ustedes.— una risa gangosa salió de sus labios, he de suponer que por como llamé al rubio. —Respira un poco, tú hermano no tiene razón. Es un inmaduro, y está lleno de odio sin sentido, tu eres un niño muy tierno, no entiendo cómo puede odiarte. Él no merece tus lágrimas, y déjame decirte que lo que hiciste fue muy valiente. Ese tipo no te debe poner una mano encima.

A este punto, Seungmin estaba sobre mi regazo, aferrándose como un koala a un árbol, mientras hipidos y hipidos salían de él. Podía escuchar con claridad su respiración agitada, gracias a que respondía su rostro en la curva entre mi cuello y hombro, soltando lágrimas y mojando mi camisa.

—¿Tú por qué viniste, Bang?— Seungmin me pregunta, y yo lo miro a sus ojos brillantes. Siento que desearía hablar cuando se encuentre mejor, pero su sonrisa me indica que ha liberado sus malestares. —Vamos, no quiero ser el único que haya hablado. Yo también deseo saber el porqué de tu borrachera.

Me reí, súper encantado de su forma de mirarme. Nunca dejare de pensar que es como un niño, y se ve muy tierno.

—Lo repetitivo, Minnie. Mi ex novia me engañó.— relleno el vaso con vodka, y aunque prefiero lo amargo, ese dulcecito me trae conformidad. —Con su mejor amiga, así que sí, fuí una fachada, máscara, pantalla, como quieras llamarle, niño. Creí que teníamos confianza y la traicionó.

Hice una pausa, y continué— Creo que es lo que más me enoja, ella pudo hablarme claro desde el inicio, y evitar ilusionarme, pero se lo guardó como si yo le fuese a juzgar o tratar mal.

—Entonces no es tan repetitivo, Channie.— le sonrío, tan bonito que suena ese apodo. —Tu impulso fue venir aquí, igual que yo ¿ya hablaste con ella?

—Cuando la llamé horas después, me contestó fue Haneul, su ahora novia, y dijo cosas que no deseo repetir.— poco le parecía hacer eso, sino que me restregó en cara todo lo que hizo con Sihyeon estando conmigo. —Pero no. No he hablado con ella, por ahora no deseo hacerlo.

—¿Qué te dijo?— pregunta, importandole poco mi palabra. —Debes desahogarte, Chan.

Suspiré —Dijo que todas las veces que me cancelo citas y salidas por un asunto mega importante, era porque estaba con ella, que le hacía el amor en mi propia cama cuando, debía viajar por mis estudios. Y que ahí podía ponerme a calcular lo mucho que yo le interesaba a Sihyeon.

Seungmin asintió, volviendo a recostar su cabecita en mi hombro, pasando sus manos por ambos hombos. Yo acaricié su cabello, nos olvidamos por completo de la botella, que justo ahora creo haber acabado yo. Aunque mi instinto me dice que Seungmin está más ebrio que yo, puede ser por su edad, y lo poco que entendí, no tiene tiempo para divertirse.

—Bang, nunca te has puesto a pensar, ¿Que harás el resto de tu vida?— miré sus ojos brillantes en espera de respuesta y me encogí de hombros.

—Ni siquiera sé lo que haré el resto de la noche.— contesté divertido, premiandome con su armoniosa risa.

—Eres un tonto, Chan.— Su mirada se posó en la mía, y me sentí hipnotizado por sus ojos brillantes y sonrisa resplandeciente, que hacía que sus labios se estiraran con él.

Nos observamos por varios minutos, y lo que tanto esperaba comenzó a suceder. Nuestra distancia era cada vez más nula, así como mi capacidad de pensar, lo único que acaparaba mi mente eran esos labios, y cuando al fin hicieron contacto con los míos pude confirmar que no quiero alejarme nunca de ellos. Son suaves esponjosos e inexpertos, me hace dedicarme con fervor a chuparlos y darles la atención que merece ser recibida. Mis manos se posan en su cintura, intentando obtener más de su cercanía, más cuando se separa abruptamente para respirar me doy cuenta de que he ido a un ritmo muy rápido.

Seungmin sonríe al estar recuperado y antes de que inicie otro le susurro un: —Respira por la nariz, bebé.— de inmediato toma mis belfos entre los suyos, y siento que ando en las nubes. Ya nada es más importante que besar al chico frente mío, que me ha escuchado y he estado presente para oír sus inquietudes.

Está vez, se extendió más que el anterior gracias a mi consejo, y él me regala una tímida sonrisa y procede a esconder su carita en mi hombro, tomando ambos con sus manos.

Carraspeo un poco y acomodo su cuerpo sobre el mío. —Oye niño, ¿me acompañas a un lugar?

—No me voy a acostar contigo, Bang.— su comentario como siempre, me hace soltar una carcajada demostrando mi buen ánimo al estar con él.

—Tú te lo pierdes, Kim.— me cruzo de brazos simulando que lo dicho fue cierto, antes de lanzarme sobre él para abrazarlo. —No es eso, quería mostrarte algo.

—Eso suena mucho peor, Chan.

—Confía en mí Seungmin, ¿o te he dado indicios para no hacerlo?

Llevó un dedo a su mentón, fingiendo pensar le repuesta. Me levanté de sobre él y me sacudí el pantalón, le tendí mi mano, en una clara espera de que la tomara.

—Cuidadito con lo que intentas, Bang.— me dijo antes de aceptar mi ayuda. Hale suavemente de su mano y lo atraje a mi pecho.

—Lo que digas, Kim.— más descarados no podemos ser.

La borrachera saca mi lado más coqueto, pero esto está sobrepasando mis límites. Me encanta.

—Bueno, pues amonoos.— dijo antes de comenzar a caminar y deternerse abruptamente a cinco pasos frente de mí. —¿A dónde vamos?

Solté una carcajada, y lo miré con una sonrisa plasmada en mi rostro. —Queda un poco lejos, así que debemos tomar el metro.— pasó su vista de mí, al auto detrás mío, y de buena vez, capté sus intenciones. —No Seungmin. Estamos muy borrachos, y no quiero morir a manos tuyas.— dije mi punto de vista, siendo consciente de que lo más seguro es que Seungmin me contestara con una negación. —Al menos no de esa forma.

Él negó con la cabeza a la par que revira sus ojos.—Caminemos.

El camino a la estación, fue todo menos tranquilo. Nos encargamos de ello, y con Seungmin no fue muy difícil sacar tema de conversación.

Analizando la personalidad de niño, es característica de tranquilidad con un toquecito de bipolaridad; puede estar riendo y actuando dulce, pero de un momento a otro puede dar la sorpresa de que de repente se muestra enojado, triste y todo lo contrario a su humor inicial.

Es gracioso molestarlo, como también me da una sensación de libertad. Puedo ser yo mismo, conversando de cualquier tema, y teniendo la seguridad de que nunca acabará en un silencio incómodo. Porque con Seungmin me siento como en un hogar.

Tengo la esperanza de que suceda al igual que a él, su carita llena de felicidad es como debería ser siempre. Más sin embargo, cada que por las calles de Seúl aparecían un par de chicos, diviertiendose, desbordando cariño y amistad, sus ojos los seguían, con el añoro plasmado en su mirar.

Seungmin traía consigo un pequeño suéter, algo delgado, pero de igual manera abrigaba, más él se abrazaba a él como si fuese de vida o muerte. En ese momento, se me ocurrió una idea para distraerlo de los seguros pensamientos malos que deben surcar su mente en estos momentos.

—Ey.— al tiempo que volteo yo lo tenía en todas las narices y su cara de sorpresa fue la mejor reacción que he visto, más cuando planto un pequeño beso sobre sus labios y le arrebato el suéter para luego salir corriendo hasta la entrada de la estación.

—¡Bang, tengo frío!— me grita corriendo para intentar alcanzarme, solo que estaba más concentrado en frotar sus manos sobre sus brazos descubiertos por la camisa que parece pijama.

—Si quieres el suéter, ¡tienes que atraparme!— grito como un chico maduro de veinte años, sacando la lengua aumentando la magnitud del reto.

—Oh, ya verás, chichon de suelo.— me grita de regreso, olvidando sus brazos para correr más fuerte y acercarse más a mí.

—Que original, Kim.— vocifere irónico. Ciertamente estoy planteandome la opción de dejar de gritar, ya que en serio no aguanto la resequedad que me trae cuando el frío viento se cuela en mi boca.

Nos mantuvimos así, corriendo tras el otro, llegó un momento en que Seungmin logro alcanzarme, mandándome al suelo de un solo empujón; empujón que fue recompensado con un besito.

—Ya, ya — se queja entre risas, y todo porque le tengo atrapado por la cintura, importandome poco estar a mitad de una estación del metro, tirado al suelo y con un Seungmin casi sobre mí. No hay que mencionar las malas miradas dirigidas por viejas que de seguro están envidiando nuestro momento.

El metro tenía retraso, lo cual era prefecto si lo veía desde el punto que estaré más con niño, acaparandolo para mí... En este tiempo.

—Eso que me diste Seungmin, no fue un beso. Exijo uno ahora mismo.

—¿Qué derecho tienes tú de criticar mis besos?— dice mientras patea aún más para soltarse de mi agarre. —Chan, ¿cuando vamos a llegar?

Lo suelto de inmediato y él hace como si respirase mejor. Ruedo los ojos, y lo miro con obviedad, pero nada que entiende.

—Seungmin, ¿cómo llegaremos si el metro tiene retraso?— tras mis palabras, el chico abrió exageradamente sus ojos, causando que se mirase gracioso.

—A dónde iremos, ¿no podemos llegar por autobús?

Asiento un poco apenado, en realidad me había acabado ya el dinero que cargaba, al menos el efectivo. Y no sería posible pagar un autobús sin efectivo, eso es muy obvio.

—¡Vamos!— me toma de la mano, halando para levantarme. Cómo no lo logra inmediatamente, le echo una ayudita. —Tengo curiosidad por saber a dónde iremos.

—Espera Seungmin,— ansioso de lo que diré, para todo lo que estaba a punto de hacer. —Había propuesto el metro porque... Me quedé sin dinero.

Su sonrisa decayó, alertandome de inmediato. ¿No me digas que se enojó por eso?

Y como si fuese la solución a todo, me dió un beso, está vez uno duradero, uno de verdad como yo le había dicho. Y ya me podía imaginar la cara de indignación de aquellas viejas envidiosas, eso me motivó a tomar sus mejillas, atreviéndome a profundizar aquel delirante beso.

A kilómetros podía notar que era su primer beso, de tal magnitud. Y eso me hizo sonreír a mitad de éste, ganándome un pequeño golpe en el hombro. Sin pensar, por la borrachera de sus labios sobre los míos acorrale a Seungmin contra la pared más cercana que encontré, confirmando mis sospechas cuando un pequeño —Por Dios— se escuchó de fondo, proviniente de una de las muchas señoras que no sé porque andaba tan de noche por ahí.

Mi lengua delineó con inspiración su labio inferior, mojandolo más, haciendole lucir más apetitoso, dándome ganas de comerle la boca toda la noche. Dar por olvidado nuestro espontáneo destino al lugar tan bonito que le quiero enseñar, y estar así junto a él, distrayendolo de todo lo que le pueda bajar el ánimo. Ya después sería momento de preocuparse.

Al momento en que me iba a atrever a introducir mi lengua en su tierna boquita, sus manos apretujando mi camisa y empujándome de a poco me hizo parar —Chan.—Seungmin sin ser consciente de mi poca resistencia, lamió su labio inferior, e inmediatamente mis ganas de atacarlos de nuevo se hicieron presentes, en un instante. —Yo pago el autobús.

Tomo su mentón entre mis dedos, provocando que alzase su mirada a mis ojos, me permití sonreírle, haciendo un intento de calmar sus notables nervios.

—Está bien, bebé.

—Que es Seungmin, te dije.— la mano que sostiene su mentón fue interrumpida de su tarea, siendo, ahora, atrapada por la manita de Seungmin.

—Está bien, capitán Kim.—

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro