Capítulo 7

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"Did you hear my covert narcissism 

I disguise as altruism

Like some kind of congressman? (Tale as old as time)

I wake up screaming from dreaming

One day I'll watch as you're leaving

And life will lose all its meaning(For the last time)

It's me, hi, I'm the problem, it's me (I'm the problem, it's me)

At tea time, everybody agrees

I'll stare directly at the sun but never in the mirror

It must be exhausting always rooting for the anti-hero"

-Anti-hero; Taylor Swift.


—Levántense — escuché una voz lejana, pero que en realidad estaba a mi lado, mientras alguien me sacudía —.Levántense, tenemos que largarnos. 

Se trataba de Katniss, quien había terminado haciendo la guardia sola esa noche. Nos contó sobre la teoría del reloj, la explicación del tictac de Wiress y que los movimientos de las manecillas invisibles disparan una fuerza mortífera distinta en cada sección.

Aún algo adormilada me acerqué a Finnick.

—Te lo dije —susurré, para que tan solo él me oyera.

El chico rio y asintió.

—Me lo dijiste.

—¡Tic, tac! — chilló Wiress, despertando.

 —Sí, tic, tac, la arena es un reloj. Es un reloj, Wiress, tenías razón. Tenías razón — le dijo la cazadora.

La mujer suspiró aliviada de que por fin la entendiéramos.

—Medianoche.

—Sí, empieza a media noche.

—Una y media — señaló al baño de sangre.

Sentí una punzada en el pecho al recordar como tan solo unas horas había estado cubierta de sangre. Me crucé de brazos y me rasqué el izquierdo, sintiendo un pegote en el, aunque en realidad no hubiese nada ahí. 

—Exacto, una y media. Y a las dos ahí empieza una terrible niebla venenosa —señaló a la jungla—. Así que tenemos que irnos a un lugar seguro. ¿Tienes sed?

Una sensación de agobio me recorrió el cuerpo.Lo único que podía hacer era rascarme y rascarme el brazo. Al principio ardió un poco, pero tras un rato ya no sentía nada. Noté como una mano se posó encima, haciendo que parara. Levanté la mirada y me encontré con la de Finnick, que claramente decía "para". Así que paré.

—Ah, ya sé lo que quiere —escuché decir a Johanna. Recorrió la playa y recuperó el cilindro de Beetee. Estaba cubierto de una gruesa capa de sangre coagulada—. Esta cosa inútil. Es una especie de alambre o algo. Por eso lo hirieron, corría hacia la Cornucopia para hacerse con él. No sé qué clase de arma se supone que es, supongo que podríamos cortar un trozo y usarlo para estrangular a alguien, pero, en serio, ¿os imagináis a Beetee estrangulando a alguien?

 —Ganó sus juegos con un trozo de alambre. Montó aquella trampa eléctrica —comentó Peeta—. Es la mejor arma que podría tener. 

—Tendrías que habértelo imaginado —le dijo Katniss—, teniendo en cuenta que el apodo de Voltios se lo pusiste tú.

No podía culparla por no fiarse de nosotros, especialmente de Finnick y Johanna. A ver, es que no es por presumir, pero diría que yo era su favorita de nosotros tres. 

 —Sí, qué estúpida soy, ¿no? —respondió la chica del siete, lanzándole  una mirada amenazadora con los ojos entrecerrados—. Supongo que estaría distraída intentando mantener con vida a tus amiguitos, mientras tú... ¿Qué era?¿Conseguías que mataran a Mags? 

Conocía a Johanna desde hacía varios años, sabía que sus comentarios no eran siempre los más adecuados, pero igual que no podía culpar a Katniss, tampoco podía justificarla a ella.

La chica en llamas se llevó la mano al mango del cuchillo que tenía en el cinturón

— Venga, vamos, inténtalo. Me da igual que estés preñada: te abriré la garganta.

Se me tensó el cuerpo y lo único que se me ocurrió hacer fue carraspear para después decir: 

—Pues se ha quedado buena tarde — me llevé las manos a la cintura mientras observaba al cielo.

—Será mejor que todos nos fijemos bien en lo que hacemos —dijo Finnick, mirando a la chica del doce. Después dejó el cable en el pecho de Beetee —. Aquí está tu cable, Voltios. Cuidado al enchufarlo.

Nunca me había gustado ese , lo encontraba ofensivo, aún sabiendo que él no lo decía con ese objetivo le di un suave golpe en el antebrazo.  A pesar de la medicina y que había descansado, ese simple gesto me había desestabilizado ligeramente. El chico se percató de esto, por lo que pasó un brazo por mi espalda y me pegó un tanto hacia él para ayudarme a mantenerme estable.

—¿A dónde? —le preguntó Peeta mientras levantaba a Beetee.

.—Me gustaría ir a la Cornucopia y observar, sólo para estar seguro de que tenemos razón con lo del reloj —respondió Finnick. 

Si algo había aprendido en mis primeros juegos es que, siendo débil, ir a la Cornucopia era un equivalente a "tengo deseos suicidas e intención de convertirlos en realidad". Y por mucho que odiara admitirlo, en esos momentos estaba débil. Y lo que odiaba más odiaba es que les atrasaría.

—Yo no puedo ir, pero vayan sin mí, les espero aquí — dije mientras trataba de separarme del agarre de Finnick. Obtuve el resultado contrario, ya que lo único que conseguí fue que me apretara más contra sí. 

—No — dijo con simpleza. 

—Pero... — traté de rebatirle, explicarle el por qué era mejor, pero no me dejó terminar.

—No — repitió, como si supiese exactamente lo que iba a decir.

Suspiré y comenzamos a caminar con sutileza hacia la Cornucopia. Durante el trayecto no pude dejar de pensar en lo egoísta que estaba siendo, teniendo que apoyarme en Finnick para avanzar sin dificultad, y en lo mártir que tenía que haber sonado minutos atrás. "Yo no puedo, vayan sin mí, les espero aquí". Estaba segura de que Katniss pensaba que me estaba haciendo la víctima, y no estaba segura de si podría contradecirle.

La zona estaba abandonada. Sólo quedaban el gran cuerno dorado y la pila de armas desperdigadas.

Una vez ahí nos esparcimos un poco, investigando los alrededores. Yo no busqué por nada en específico, sino por alguien. Era imposible que los profesionales hubiesen dejado su lugar totalmente desierto, arriesgándose a que lo tomáramos. 

Me distraje al escuchar un sonido seco metálico. Me giré para ver de que se trataba y me encontré un hacha clavada en el cuerno dorado, obra de Johanna. Sonreí levemente y seguí vigilando.

Unos minutos después, Finnick me arrastró del brazo hacia donde estaban Peeta, Katniss y Johanna. Se encontraban observando un dibujo de la arena que había dibujado el panadero. En este estaban marcadas todas las amenazas que conocíamos

Sentí una sensación extraña, como un vació en el sonido, un silencio fuera de lugar. Y como si todos nos hubiésemos dado cuenta al mismo tiempo, nos giramos en busca de Wiress. Nos encontramos con la sonrisa maquiavélica de Gloss, quien dejó caer a la mujer al suelo con una sonrisa de sangre en su cuello. La chica del doce le lanzó una flecha al rubio, la cuál se clavó en su sien derecha y cayó hacia detrás. A su vez, vi como una figura se movía a su lado, por lo que le lancé uno de mis cuchillos sin pensarlo dos veces. Los demás se ocuparon de los profesionales restantes mientras yo observaba a la que acababa de asesinar: Cashmere. 

Me quedé petrificada. Si había a un profesional del que me tenía que alejar, era de Cashmere. Me acerqué lentamente hacia ella y me arrodillé a su lado. Aún estaba viva, pero no por mucho. No sabía como reaccionar, así que hice aquello con lo que me consolaba mi madre cuando aún era pequeña, acariciarle el pelo. La diferencia estaba entre que ella cantaba y no lloraba.

—Lo siento, lo siento tanto — le dije, porque era lo único que salía de mi garganta.

—Lo siento, lo siento mucho — sollocé, apretando su herida con mis manos tratando que doliera lo mínimo posible.

—Y gracias — sonreí con melancolía, la chica apretó mis manos afectuosamente y, entonces, se escuchó un cañón. 

Todo pasó muy rápido. Hubo un combate cuerpo a cuerpo, yo iba perdiendo y había caído al suelo debido a varios golpes que me había proporcionado con una piedra. Estaba segura de que ese iba a ser mi final. 

Los recuerdos me impactaron de golpe y no fui capaz de levantarme o, siquiera, de dejar de sollozar. 

Aún así, le proporcioné una patada en la mano donde llevaba el arma, haciendo que la soltara. La agarré con rapidez.

Mi mano aún sujetaba la de la rubia, cada vez la apretaba más.

Me arrastré hacia detrás, me puse en pie como pude y lancé el cuchillo. Directamente en su barriga. Se tiró al suelo por el dolor.

—¡Solaline! — Finnick me sacudió, pero yo seguí sin moverme. 

Me acerqué al cuerpo tendido en la arena, cogí mi propio cuchillo y se lo clavé en el pecho, rematándolo. 

—¿Solaline? — el rubio se agachó a mi lado. 

"¡Señoras y señores, la ganadora de los 69º juegos del hambre!"

En ese momento, todo empezó a dar vueltas. Literalmente. La jungla se convirtió en una gran marcha verde y podía notar como poco a poco mi cuerpo se acercaba al borde de la Cornucopia. No obstante, me rehusaba a soltar a Cashmere, no se sentía bien hacerlo. 

Por mucho empeño y fuerza que le puse, la gravedad hizo efecto y terminó arrojándonos a ambas fuera de la superficie. Antes de caer al agua escuché un chillido y me vi obligada a soltar la mano de la chica. 

Después todo fue un silencio caótico en el que sentía como mi cuerpo giraba, pero no podía controlarlo. Así que no lo hice. Mags me había dicho que nunca fuera en contra de la marea, que dejarse llevar e ir hacia su misma dirección era lo mejor, así que eso hice. 

Seguramente no habían pasado más de treinta segundo, pero treinta segundos sin saber cuando dejarás de ser sacudida por la marea se hace una eternidad. Conseguí salir a la superficie y tomé una gran bocanada de aire. En seguida unos fuertes brazos me cargaron hacia la Cornucopia de nuevo, no necesité abrir los ojos para saber que se trataba de Finnick. 

El rubio me recostó contra una pared y me limpió, como pudo, los rastros de arena mojada que quedaron en mi cara. No podía evitar sentir que tenía algo atorado en la garganta, así que tosí. Me arrepentí de hacerlo en el instante en el que Finnick se tensó a mi lado. 

—Estoy bien, solo pensé que tenía algo en la garganta — logré articular. Él simplemente asintió. 

Estábamos todos reunidos, la tensión era evidente, no quedaba ni una chispa de diversión de la que habíamos ligeramente gozado el primer día. Katniss abrazó a Peeta. No sé por qué, pero miré a Finnick. Para mí sorpresa, él ya me estaba mirando a mí. Le sonreí.

—Vámonos de esta isla apestosa — dijo finalmente Johanna.

Llegamos a la decisión de que iríamos a la playa a las doce en punto, pero todos comenzamos a caminar en direcciones distintas.

—Doce en punto, ¿no? —dijo Peeta—. El extremo del cuerno apunta alas doce.

 —Eso era antes de girar —respondió Finnick—. Yo me guiaba por el sol. 

—El sol sólo te dice que ya casi son las cuatro —añadió.

 —Creo que lo que quiere decir Katniss es que saber la hora no significa necesariamente saber dónde son las cuatro de este reloj. Podemos tener una idea aproximada de la dirección... A no ser que tengamos en cuenta que el anillo exterior de la jungla también puede haberse movido —dijo Beetee. 

Pestañeé varias veces, mi cerebro no captando la información y doliendo ligeramente.

—¿La conclusión es que ya no sabemos de que zonas tenemos que huir? — pregunté.

Katniss asintió.

—Pues que putada — me crucé de brazos.

Nos adentramos hacia una dirección al azar en la jungla y nos dividimos en dos. Beetee, Johanna y Peeta se quedaron más cerca de la playa, dibujando un nuevo mapa; Finnick, Katniss y yo nos fuimos en busca de un árbol del cuál sacar agua. 

Le tendí la espita a Finnick una vez terminó de agujerear el árbol. Los tres nos mantuvimos en un pulcro silencio. Ese silencio se vio interrumpido por los gritos lejanos de una niña pequeña. 

Fruncí el ceño, era imposible que hubiese una niña pequeña en estos juegos. Me giré para mirar a Katniss, su rostro reflejaba puro terror. Entonces, echó a correr. Antes de que pudiera detenerla a esos gritos se le unieron dos voces más. Dos voces que ya no estaba acostumbrada a oír, pero reconocería en cualquier parte. 

Salí corriendo tras la castaña, siguiéndola a ellas y a los chillidos. "Mierda, mierda, mierda", es en lo único que podía pensar mientras corría entre la vegetación. Había hecho de todo por mantener a mi madre y a Keira a salvo, era imposible que esos gritos fueran suyos. Aún así, no me frené. 

Podía escuchar a Katniss llamando a su hermana pequeña. Minutos antes de que llegara a donde estaba ella, la chica se calló. Pronto descubrí el motivo, charlajos.

Me apoyé en un árbol y llevé las manos a mi barriga, estaba exhausta. Pero al contrario que mi aliada, yo no estaba aliviada.

—Son solo charlajos — murmuró ella, aún jadeando. No sabía si me hablaba a mí o a sí misma, pero no pude evitar reír amargamente —¿Qué?

—¿Cuál es la función de los charlajos? 

—Repetir lo que oyen— dijo tras una larga pausa, como si se acabara de dar cuenta de lo que intentaba decir.

Comencé a caminar de vuelta hacia nuestro punto de partida, y aunque estaba temblando, traté de no reflejar el terror que sentía por dentro. No pensaba quedarme ni un segundo más escuchando como torturaban a mis seres queridos. Vi a lo lejos las caras de pena de Johanna y Finnick y fruncí el ceño. Acto seguido, choqué contra una pared transparente. Le di pequeños toques con el dedo para asegurarme de no iba a desaparecer. No lo hizo, claro estaba.

Estábamos atrapadas en otra "atracción" del Capitolio.Ahí comenzó lo peor. Miles de pájaros que gritaban como si fuesen nuestros conocidos se posaron encima nuestro.

Me senté y me apoyé contra la barrera, pasé mis brazos por encima de mis piernas y traté de ignorar los gritos, llenando mi mente con pensamientos.Eso fue peor. No pude dejar de pensar en lo estúpida que había sido mencionando a Keira, el Capitolio debía tener ojos por todos lados. Ahí empecé a preguntarme si sabrían sobre mis visitas al distrito cuatro y, por algún extraño motivo, simplemente las habían permitido. 

Por mucho que me esforcé por ignorar todo, perdí la poca concentración que tenía cuando Katniss comenzó a chillar. Me giré para mirarla y la vi agachada en el suelo, tapándose los oídos. Con lentitud me acerqué a ella y la acuné entre mis brazos, intentando que sufriera lo menos posible. Traté de concentrarme en eso y no en los chillidos. 

En algún momento, mis recuerdos se mezclaron. Escuchar la voz de mi madre después de seis años de esa forma le había pasado una mala jugada a mi cerebro, quien se fue directamente a la noche en la que mi padre se fue. Ya no solo escuchaba los gritos presentes, también escuchaba a mis padres pelear desde las sombras de mi cuarto y los sollozos de angustia de mi madre los siguientes días. También escuché mi propio llanto en mi cuarto cumpleaños porque papá había mentido otra vez y sabía que no iríamos de excursión con bocadillos a la pradera ese día. Ni ningún otro.

Varias cosas que decir, así que voy a fingir ser profesional y a enumerarlas. 

1. Creo que es bastante obvio el por qué a Solaline le afectó tanto la muerte de Cashmere (a parte de porque fue ella quien la mató), por eso decidí no incluirlo. De todas formas, digan sus teorías en los comentarios y si veo que no saben lo aclaro en el próximo capítulo. 

2. Estoy muy emocionada porque a partir de ahora aprenderán más sobre el pasado de Sole (un buen ejemplo en el último párrafo de este capítulo) y por lo tanto que cosas han influido a su personalidad. 

3. Para mis swifties...vieron que Taylor Swift literalmente escribió "when emma falls in love" sobre Solaline??? "she waits and takes her time 'cause LITTLE MISS SUNSHINE always thinks its gonna rain" ??? toda la canción estuve pensando en sole. (también hay otra muy sinnick, pero eso para el final del fic...)

4. ¿Qué pasa si les digo que el próximo capítulo es el último del acto 1? 

5. Como siempre, espero que les haya gustado yyyy nos vemos la semana que viene <3

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