Capítulo 15: La verdad

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Queridos lectores: En primer lugar, gracias. Pues sin vosotros no habría continuado publicando la historia. Gracias por animarme a seguir ahí. Aquí os dejo un nuevo capítulo, el cual tenía muchas ganas de escribir. Se avecina una situación difícil y me encantaría conocer vuestra opinión.

A mis capitanas, que tanto me animan y están ahí, y las quiero con locura TifaSteph AdictaAlChicoDelPan ItsasoAU MareiFawn

A mis lectoras incondicionales: esteyciharuhi xandy547 MaryEstuardo2112 desy18dsy Mariajosecarami

A mis nuevas lectoras, gracias por vuestros votos y por añadirme a vuestras listas de lecturaCarpe_diem8 erikasandoval1 Natteve12 SolMoony  Animaos a comentar ^_^

Y en especial a GraceSeidl20 por sus constantes comentarios, preguntas y sus ganas de seguir y seguir leyéndome. Gracias por haberme animado con tus bonitas palabras. Eres un amor.

Y a ti, lector fantasma te animo a participar. 

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------


El suave balanceo del pecho de Steve, provocado por el calmado ritmo de su respiración, comienza a despertarme poco a poco. Las débiles caricias que me regalan sus dedos, recorriéndome la espalda, me ponen la piel de gallina instantáneamente.

—Tenemos que irnos... —susurra somnoliento sin dejar de tocarme. —Ojalá pudiésemos quedarnos aquí todo el día... alejados de todo...—murmura soñador mientras le abrazo con fuerza adaptándome a su cuerpo a la perfección.

Nuestra imagen debe ser bastante divertida. Él completamente vestido, tan grande en todo su esplendor, y yo...con mi pijama de tirantes de Betty Boop, que me puse para estar más cómoda, acurrucada sobre él como una pequeña minion. Sin duda, debemos representar una imagen de lo más pintoresca.

—Todo saldrá bien... —atino a decir tratándome de convencerme también a mí misma. —La esperanza es lo último que se pierde. —Levanto el rostro para encontrarme así con su profunda mirada añil.

—Estás preciosa cuando despiertas. —me aparta algunos cabellos revoltosos que me ocultan parcialmente el rostro. —Ya no creo que pueda vivir sin ver tus ojos cada día... —su declaración me hace sentir tantas mariposas en el estómago que enmudezco, y así incapaz de articular una sola palabra, le beso poniendo toda mi alma en ello.

La melodía de llamada del móvil de Steve, nos cae como un jarro de agua fría recordándonos que esto no es otra cosa que la cruda realidad y ahora mismo, solucionar la situación de Steve es lo más importante.

—Ok, bien hecho Falcon. —responde mi capitán satisfecho, con el Smartphone pegado a la oreja, dándome a entender que Sam, ya ha recuperado su traje. —Nos vemos en media hora.

***

Las dos últimas horas han sido un tanto tensas. El reencuentro con Nat, ahora que sé que ella estaba al tanto de todo lo referente a Steve, ha sido un poco brusco, aunque por supuesto, comprendo que es su amiga, su compañera. Ella tenía que cubrirle y yo en su situación, habría hecho lo mismo. Por otro lado, cuando vi a Sam, con el traje puesto me quedé alucinada; cubría su cuerpo íntegramente, a excepción de la cabeza, con una tela específica para soportar las distintas presiones aéreas. Las fuertes alas metálicas, que se plegaban a su espalda con un solo clic, le daban un aspecto de ángel vengador futurista, y las gafas oscuras que cubrían sus ojos, le hacían parecer un ave rapaz de lo más astuta.

El trayecto hacia el juzgado, me está resultando estresante; aunque agradezco a Natasha que se haya sentado a mi lado en el asiento trasero del coche, pues este Chevrolet traverse es demasiado amplio y me hace sentir minúscula. Mientras Steve conduce con prudencia hacia nuestro destino, no puedo evitar mirarle de soslayo a cada momento. "¿Por qué tienen que ser así las cosas? ¿Podremos estar tranquilos como una pareja normal alguna vez? Bueno, pareja lo que es pareja no somos ¿no? Tampoco es que nos haya dado mucho tiempo de hablar sobre ello..." pienso abrumada.

—Estamos a punto de llegar. —dice Sam, desde el asiento del copiloto, rompiendo el silencio y poniéndome alerta de nuevo.

Nosotras, asentimos tras escucharle y aprovechamos para cubrirnos los ojos con gafas de sol, Ray Ban en mi caso porque me encantan, y asegurarnos un poco más el anonimato. Entrelazo las manos sobre mi regazo e intento respirar con normalidad, estoy muy nerviosa, esta es la primera vez que me meto en algo de semejante calibre. Nunca pensé que tendría que mentir en el trabajo para cogerme un día libre, ni que tendría que engañar a Rose y Amy, con otras cosas aparte de ocultarles mis poderes, pero todo es por una buena causa; limpiar el buen nombre del capitán América y, poder mantenerme a su lado.

—No va a pasar nada malo. —susurra Nat posando su mano sobre mi muslo izquierdo tratando de trasmitirme seguridad. —Solo vamos a sacarle información a ese gilipollas y punto. —explica de manera relajada restándole importancia al asunto, sin embargo, gracias a mis poderes, puedo sentir preocupación debajo de toda esa falsa quietud; aunque aún así le sonrío agradecida por su comprensión.

***

Camino, con la "tranquilidad" que me permiten mis desquiciados nervios, agarrada a la mano de Steve, simulando el comportamiento de una pareja de recién casados. Si bien, no estoy fingiendo en absoluto, estoy tan enamorada de él que me quedo embelesada cada dos por tres, así que me obligo a recordar los pasos a seguir con respecto al plan para concentrarme.

Nos separaremos en dos grupos, Aira vendrá conmigo y vosotros dos iréis juntos. —Explicaba Steve cuando nos reunimos a primera hora de la mañana en casa de Sam. —Como ya hemos conseguido obtener el número de teléfono de Sitwell gracias a las artimañas de la señorita Romanoff... —sonrió mientras guiñaba un ojo a Nat. —Falcon —dijo mirando a Sam, pues ya lo había bautizado desde que conoció lo referente al traje aéreo. —Solo tendrás que sentarte en frente de los juzgados y tomarte algún refresco para no llamar la atención, hasta que le veas salir de allí. Solo entonces le llamarás al móvil. —continua explicando concentrado como el capitán que es. —Y, para asegurarnos que descuelga la llamada... hemos jaqueado la línea para que aparezca, que quien le llama es Alexander Pierce, su jefe.

—Muy buena, Rogers. —Dijo Sam riéndose mientras se cruzaba de brazos. —Continua.

—Le convencerás para que se reúna contigo en el callejón de detrás del juzgado. Una vez allí le cogeremos, y le daremos una "buena charla" en la azotea de alguno de esos edificios cercanos. —sonrió de mala gana, pero se giró en mi dirección para mirarme. —Tenemos que hacerle hablar, sea como sea, estoy harto de esconderme.

— ¿Cómo demonios voy a conseguir que me acompañe? Ese tío no es idiota, y no puedo montar un escándalo público... —intervino Sam contrariado.

—Oh, no te preocupes por eso. —dijo levantando los hombros con normalidad. —Natasha le apuntará con un láser, desde un lugar donde no pueda verla, a la corbata para hacerle creer que si no nos acompaña, le disparará un francotirador. Así, seguro que te seguirá, y para entonces, Aira y yo ya estaremos esperándoos en el callejón.

***

El fuerte aire, debido a la gran altura en la que nos encontramos en la azotea, remueve mi pelo en todas direcciones. Mantengo la mandíbula apretada con ansiedad observando desde una distancia prudencial, como me ha dicho Steve, para que corra el menos peligro posible pues no podemos fiarnos de nadie.

— ¡¿Qué haces tú aquí?! ¡Se suponía que estabas muerto! —exclama Sitwell histérico una y otra vez mirando a Steve.

—Ya ves que no sois los únicos que jugáis sucio... —amenaza el aludido acercándose peligrosamente a él. — ¡Aquí las preguntas las hago yo! —vocifera dejándonos a todos sin habla. "Nunca había visto a Steve así..."

—Podemos estar aquí el tiempo que queráis. —se burla con una risotada. —De mi boca no va a salir nada. Además...soy Jasper Sitwell ¿creéis que no notaran mi ausencia en SHIELD? —pregunta recolocándose las gafas.

— ¿SHIELD? —resopla Natasha andando hacia él con cara de asco. —Sucia rata, no manches el buen nombre de SHIELD, cuando tú en realidad trabajas para HYDRA.

—Vaya, vaya, sí que estáis informados ¿no? —vuelve a reírse haciéndonos perder la paciencia. —Pero nosotros también conocemos mucha información. —Jasper gira la cabeza en mi dirección y se me hiela la sangre. —No te ocultes tanto, Aira ¿Por qué no te acercas un poco más? Sería un placer verte de cerca. —suelta una sonrisa malvada dejándonos boquiabiertos. "¿Cómo sabe mi nombre?" pienso asustada.

— ¡¿De qué la conoces?! —grita Steve preocupado zarandeando a Sitwell, con violencia, de las solapas de su traje de negocios. —No te atrevas a dirigirle la palabra. —lo acerca al borde de la terraza intimidándolo aún sin soltarlo.

— ¿Con este numerito pretende decirme que me va a tirar de la azotea? —inquiere con chulería fingida pues estoy empezando a oler el miedo en el aire. —Porque no es su estilo Rogers... —continúa Jasper provocándole. — ¿Verdad que no, Aira? Tú sabes bien cómo se siente. —La afirmación me hiere en lo más hondo haciéndome palidecer.

— ¿De qué está hablando? —me pregunta Rogers mientras todos me miran, pero a mi parece haberme comido la lengua el gato.

— ¿No lo sabes? —Sitwell se ríe de él. — ¿No le has contado lo que eres, Aira? —esta vez sí que me tiemblan las piernas, mis temores más terribles han cobrado vida. "Ese tipo lo sabe, y si él lo sabe, no será el único. ¿Cómo es posible? Nunca se lo he contado a nadie."

— ¡CÁLLATE! — chillo enfurecida tapándome los oídos convirtiéndome en el centro de atención.

—Se acabó, no vas a hablar ¿verdad? Pues ya no me sirves. —escupe Steve irritado arrojando a Jasper por la azotea, y yo casi me desmayo. "¿En serio lo ha tirado?"

Justo en ese momento, Falcon entra en acción; abre sus alas y se lanza al vacío para recoger a Sitwell, impidiendo que muera. Asciende sosteniéndolo con un solo brazo y lo arroja al suelo de la terraza con desprecio, como si fuese un guiñapo. Cuando cae sobre el pavimento, se tambalea aterrorizado con los ojos desorbitados.

—Si no cantas ahora, la próxima vez nadie irá a recogerte. —El tono de voz de Steve se ha vuelto frío y duro. — ¡Háblame sobre el algoritmo de Zola! y no me mires sorprendido, lo descubrí en el búnker que volasteis por los aires. —entonces se da la vuelta y me mira de frente dubitativo como si no me conociera. — ¿Eres una de ellos? ¡¿Por eso te conoce?! ¡Me has utilizado! —Ruge desconfiado y con un dolor abrasador en su hermoso rostro. Nat y Sam me miran del mismo modo y justo cuando una lágrima se me escapa, tomo una decisión.

—No digas tonterías, Steve... Nunca podría ser una de ellos. —digo con el corazón encogido pero caminando decidida hacia Sitwell. "Ya no me puedo esconder más" —Ahora sabréis la verdad. —me agacho para quedar frente a frente con Jasper e inspiro hondo. "Tengo que concentrarme" — ¿Por qué hablas como si no tuvieras miedo? Estas aterrorizado. —Sonrío bajo la atenta mirada de todos, y para qué se den cuenta de qué es lo que hago, lo describiré todo en voz alta en vez de como suelo hacerlo siempre, en el interior de mi mente.

—No uses tus trucos conmigo... ¡aléjate de mí! —me suplica, pero ya es demasiado tarde. Me ha cabreado y pienso estrujarle hasta que diga lo que necesitamos saber.

—Fíjate, de pronto estás dejando de sentir pánico, se esfuma... ¿sientes cómo te inunda la paz interior? —digo con los ojos cerrados mientras le trasmito toda la tranquilidad que quiero. —Estás tan relajado, tan pacífico que no puedes mentir. Tienes esa necesidad de mostrar lo inteligente que eres, todo lo que sabes... —hablo sintiéndome poderosa y a la vez sorprendida, pues siento que puedo llegar más lejos de lo que creía. "Ya no son solo las emociones, parece haber algo más..." trata de decirme mi cerebro pero no tengo tiempo de escuchar mis propias tonterías.

—Pero, si lo cuento me matarán... —murmura hipnotizado e inseguro.

—Shhh... Jasper...—susurro. —Si me lo dices, tú serás el nuevo líder de HYDRA. —le meto esa idea en la mente con tanta facilidad que no me lo creo ni yo. Y listo, el pajarito comienza a cantar delante de mis atónitos compañeros.

—El algoritmo de Zola es un programa para elegir los blancos de Insight. —habla como si estuviese soñando.

— ¿Qué blancos? —preguntamos Steve y yo al unísono.

—Ustedes, algunos presidentes, universitarios demasiado inteligentes... cualquier persona que pueda significar una amenaza para HYDRA...incluso en el futuro. —continua con la mirada perdida. —Zola, ese científico loco, diseño un algoritmo para HYDRA, para que pudieran leer datos de todo el mundo. Al estar todo tan informatizado, es más fácil; historiales médicos, emails, cuentas bancarias, incluso las notas del colegio... Aquellos que sepan más de la cuenta, serán eliminados. Millones de personas inocentes en el mundo morirán, gracias a las armas que se esconden en los tres Helicarriers. —explica como si estuviera drogado y yo en ese momento tengo que abrazarme a mí misma. "Millones de personas morirán..." lo ha dicho con tanta frialdad que me he estremecido.

— ¿Helicarriers? — frunzo el ceño sin comprender.

—Son tres naves gigantescas, diseñadas por SHIELD, que supuestamente tenían la finalidad de defender la Tierra, en caso de que se viese comprometida. —explica Steve sin mirarme. —Pero al parecer, ese no era su verdadero cometido...

— ¿Cuándo será el primer lanzamiento? —pregunta Natasha presionándose el puente de la nariz con los dedos para tratar de serenarse.

—En cuarenta y ocho horas. —afirma Sitwell y justo en ese momento Sam, le da un puñetazo que lo deja inconsciente.

— ¡Sam! —decimos en tono reprobatorio Steve, Nat y yo.

— ¿Qué? Ya sabemos todo lo que necesitábamos ¿no? —se sacude las manos como si nada.

—Aira, ¿cómo has hecho eso? —inquiere Steve cauteloso apoyado por sus amigos.

—Soy una mutante. —suelto de golpe cerrando los ojos con fuerza. —Yo... siento no haberlo dicho, pero jamás se lo había contado a nadie.—agacho la cabeza acongojada. —Siempre tuve miedo de que me hicieran algo solo por ser diferente... Pe-perdonadme, pe-pensaba contároslo cuando esto acabase... no quería meter más problemas... —tartamudeo afligida.

—Esto no es un problema, es una ventaja. —Afirma Nat, apoyando la mano en mi hombro y sonriendo. —Ahora contamos con un extra... hemos visto cómo eres capaz de influir en las emociones de los demás y eso, nena es justo lo que necesitamos.

—Eres una chica especial, Aira. —Sam me estrecha la mano con cariño. —Ahora ya sé por qué siempre me convencías para ir a buscarlos... —me mira con ojos entrecerrados. —Pero te perdono, pues ha sido siempre por una buena causa.

—Lo siento Sam, contigo, apenas necesité hacerlo porque tienes un alto sentido de la justicia. —me dejo abrazar por él, notando que lo que ha dicho es cierto.

—Me siento decepcionado...—dice Steve acercándose hacia mí. —No por lo que eres, no pienses mal. —se disculpa rápidamente. —Yo soy un experimento de laboratorio así que no soy el más indicado para pensar eso... me refiero a que podías habérmelo contado. —mira de un lado para otro estresado. —Podías confiar en mí, igual que yo confiaba en ti... —se pasa la mano por el pelo e intenta controlar su agitada respiración. — ¿Por qué me mentiste?

Al escuchar todo esto, Sam y Nat levantan a Sitwell, aún inconsciente, y se dirigen hacia la puerta, desde donde podrán descender hasta el callejón otra vez, dejándonos un poco de intimidad.

—Sé que puedo confiar en ti. —Afirmo conteniendo mis ganas de llorar. —No te mentí, solo omití esa parte de mí porque creí que lo más importante era resolver tu situación...—me limpio las lágrimas de un manotazo. — ¡Tú si me mentiste! ¡Fingiste tu muerte y yo te perdoné! ¡Lo comprendí! ¡Me puse en tu lugar! —grito atropelladamente sintiendo mi corazón asfixiándome, y entonces una idea cruza por mi cabeza hiriéndome. —Espera un momento... ¿Crees que he usado mis poderes contigo para que sientas, lo que crees que sientes por mí? ¿Tan rastrera crees que soy? —pregunto con un nudo en la garganta. —Pues que sepas que solo puedo influir en las emociones a corto plazo, un tiempo limitado. —suelto de manera despectiva mientras me giro y salgo corriendo para salir de allí y reunirme con lo demás pues no puedo seguir con esta conversación, por mucho que me duela el corazón.

— ¡No, Aira! ¡Espera! —me llama Steve persiguiéndome. — ¡Escúchame! —exclama con la voz rota, pero yo no puedo detenerme. Necesito salir de allí y continuar con la misión, acabarla cuanto antes y entonces, solo entonces, aclararlo todo con Steve. De frente, sin máscaras, sin miedos y sin el estrés que tanto nos está estrangulando ahora; porque por encima de todo hay millones de vidas en juego.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro