Capítulo 16: El soldado de invierno

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Queridos lectores, la historia continua y cada vez más intensa. El final no anda muy lejos así que vivo cada capítulo con emoción y muchas ganas. Este capítulo, es el más largo hasta ahora y esta repleto de acción de principio a fin. Espero de corazón que os guste y os mantenga despiertos y alerta pues la situación lo requiere. 

Y como esta humilde "escritora a su manera" no sería nadie sin vosotras/os no puedo subir un solo capítulo sin agradecéroslo: 

Gracias capitanas, ItsasoAU AdictaAlChicoDelPan TifaSteph MareiFawn sois pura magiaA mis incansables y maravillosas xandy547 esteyciharuhi desy18dsy Natteve12 MaryEstuardo2112 A mi super fiel GraceSeidl20 por su constancia y sus ganas de leerme. Y a las nuevas incorporaciones por añadirme a sus listas de lectura. ¡Os animo a comentar y votar! sois bienvenidas MaryCruzRobles Alala127 PixieTrixieBen sara_c12 jefersonmaceo KriipSunght


--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

— ¿Se ha despertado ya "la bella durmiente"? — se burla Sam desde el asiento del conductor refiriéndose a Sitwell.

—Está en ello... o al menos, eso parece. —dice Natasha, algo incómoda debido a la tensión que se respira entre Steve y yo. — ¡Le has golpeado demasiado fuerte!— riñe a Sam mientras observa a Jasper, que comienza a abrir los ojos confundido, a nuestro lado en el asiento trasero.

— ¿Cómo vamos a detener esto? Solo tenemos cuarenta y ocho horas...—pregunta Sam girando la cabeza hacia Steve, quién trata de buscar mis ojos en el espejo retrovisor ya que estoy sentada tras él.

—Solo tenemos una opción. —asegura suplicándome, perdón con la mirada, a través del espejo pero yo aún continuo superada por la situación. —Él será quién pase los escáneres de ADN y nos lleve a los helicarriers y, una vez allí, lo destruiremos todo. —explica a sabiendas de que es nuestra única salida.

— ¡¿Está loco?! —exclama Sitwell alterado pues acaba de escuchar lo sugerido. —No podía haber tenido una idea peor...

De repente, mientras atravesamos uno de los grandes puentes de la ciudad, un fuerte golpe sobre el techo del coche nos alerta. Confundidos miramos de un sitio a otro sin vislumbrar nada, pero entonces alguien rompe la ventanilla trasera izquierda, justo donde se encuentra Jasper, y un brazo metálico se cuela por la misma agarrándolo y arrojándolo a la carretera donde es atropellado por un camión.

— ¡Dios mío! —Grito aterrada al comprender que es el hombre del brazo de metal, el asesino de Nick Furia, tal como me contó Steve. — ¡Acaba de matar a Sitwell! —tartamudeo mientras comienzo a hiperventilar.

— ¡Agacha la cabeza! — ruge Nat a mi lado, agitándome por los hombros tratando de hacerme reaccionar, pues me he quedado en estado de shock sin percatarme de que nos están disparando — ¡Es el soldado de invierno! ¡Estamos jodidos! —traga saliva con rapidez demostrándome un ligero atisbo de nerviosismo en su voz. "¿El soldado de invierno?" tartamudea mi yo interior. "Ese nombre suena peligroso..."

Justo cuando me desabrocho el cinturón e intento esconderme tras el asiento, Steve no se lo piensa, y sin preguntar a Sam, que es quién conduce, agarra el freno de mano deteniendo el coche en seco y lanzando al enemigo por los aires. Tras haberme golpeado con el respaldo debido al fuerte frenazo, levanto la vista con temor para ver si con suerte el enmascarado, cuyo traje negro se adhiere a su cuerpo como un uniforme militar, ha quedado malherido. Pero no, como si de un ninja se tratase cae al suelo justo delante de nosotros apoyándose, con ese brazo poderoso, sobre el asfalto provocando que salten chispas por su contacto. ¡¿Cómo es posible que alguien tenga un brazo de metal?! Se pregunta mi mente asustada.

Rápidamente, se pone en pie y comienza a correr en nuestra dirección, con su pelo largo castaño enredándose por el viento, mientras Sam a su vez avanza con el coche hacía él para atropellarle; pero el enemigo, suponiendo la reacción del conductor, da un salto hacía el vehículo volviendo a quedar sobre su techo y, con ese maldito brazo, arranca el volante de un tirón.

— ¡Dios! ¡Joder! —Aúlla Sam con los ojos como platos mientras el vehículo pierde el control, moviéndose en forma de zigzag.

— ¡Tenemos que salir de aquí! —exclama Steve alterado. — ¡Aira, ven a la parte delantera! ¡Pasa sobre mi asiento y siéntate encima de mí! ¡Vamos, no hay tiempo! —exige tratando de hacerme reaccionar ya que continuo demasiado aturdida. "¡Diablos, Aira mueve el culo y hazle caso de una vez! ¡Nos vamos a estrellar!" vocifera histérico mi cerebro. — ¡Sam, ocupa el lugar de Aira en la parte de atrás y haz exactamente lo mismo que yo! —ordena Steve con decisión.

Sin pensármelo dos veces me cuelo entre los dos sillones delanteros y me siento sobre las rodillas de Steve mirándole asustada pues un vehículo enorme acaba de embestirnos por la parte trasera.

— ¡Sujeta a Nat con fuerza, vamos a utilizar las puertas como escudo para caer en la carretera! —prosigue explicando Rogers a Sam, quién ya ocupa mi antiguo lugar, mientras me abraza con fuerza con su brazo izquierdo.

Me agarro al pecho de Steve con todas mis energías y cierro los ojos. Respiro hondo tratando de contar mentalmente hasta diez para relajarme, aunque es imposible porque Steve acaba de arrancar la puerta de un empujón, con su brazo libre sosteniendo también el escudo, haciendo que caigamos sobre el asfalto; él protegiéndose con la puerta y yo protegida por todo su cuerpo. El chirrido del acero arrastrándose por la carretera invade mi cabeza haciéndome apretar la mandíbula con violencia.

— ¿Estás bien?—la preocupada voz de Steve interrumpe el estrépito. — ¿Te duele algo? —pregunta repasándome el rostro con urgencia y yo me abofeteo mentalmente por estar enfadada.

—Si...—murmuro exhalando todo el aire de mis pulmones al comprobar que Sam y Nat, se acercan hacia nosotros.

— ¡Corred! ¡El soldado no viene solo! —grita Natasha dándome las manos para levantarme del cuerpo de Steve. Tira de mí con fuerza instándome a que la siga pero yo me detengo.

— ¡¿Por qué Steve y Sam se quedan solos?! ¡No van a poder con todos ellos! ¡Tenemos que ayudarles! —suplico a Natasha estresada.

— ¡Llévatela! ¡Mantenla a salvo! —exige mi capitán, dedicándome una última mirada, a unos cuantos metros de distancia, sin percatarse de que el asesino le acaba de lanzar una especie de proyectil con un bazuca, dejándole como única opción cubrirse con su escudo. El impacto del disparo contra el vibranium lanza a Steve por los aires, arrojándolo a la carretera que hay debajo del puente en el que nos encontramos.

— ¡NOOOO! —sollozo entre mis propios gritos corriendo hacia el borde del puente. — ¡¿Steve?! —parpadeo rápidamente para apartar las lágrimas que me nublan la vista, mientras miro hacia abajo esperando encontrarle.

— ¡Bajaos del puente! —exclama Sam cargando una carabina M4 que acaba de robar, a golpes, a uno de los enemigos. — ¡Yo os cubro!

***

— ¡Ahí está! —dice Natasha señalando hacia un autobús derribado. Entorno los ojos tratando de enfocar mejor y entonces le veo. Steve trata de levantarse tras el duro golpe sufrido en la caída, y a mí el corazón se me va a salir del pecho. "¡Gracias a Dios!" suspiro aliviada.

— ¡Steve! —clamo arrodillándome a su lado. — ¡Creía que esta vez si te había perdido! —lloriqueo abrazándole. —Así es imposible que me enfade contigo... ¡no es justo! —gimoteo entre sus brazos cuando ya estamos ambos de pie.

—Escúchame... —murmura sujetándome la cara con las dos manos. —Vete con Nat, ella te protegerá. Hazle caso, en todo ¿me oyes? —dice en tono autoritario pero sus ojos me contemplan con cariño. —Hallaremos la forma de reunirnos, ella sabe cómo encontrarme. —me da un tierno beso en la frente y se aparta de mi con lentitud.

— Vamos. —apremia Nat tras de mí.

—Aira. —me llama Steve de nuevo. —Sé lo que siento por ti, y sé que no es porque hayas usado tus poderes conmigo... es por la magia que desprendes con solo respirar... Tú, eres mi magia. —sus palabras me ensanchan el corazón y me dejan temblando por la emoción. "¿Su magia? ¡Voy a morir de amor!" —Iré a buscarte. —Me guiña uno de sus insondables ojos azules y echa a correr hacia el autobús para resguardarse, pues se acercan cuatro hombres hacia nosotros armados hasta los dientes.

Avanzo, en dirección contraria, a toda prisa siguiéndole el paso a mi amiga resoplando como si no hubiera un mañana. "¡Diablos! Si salgo de esta tengo que ponerme en forma." Pienso agotada admirando la buena forma física de mi viuda negra. Corremos cogidas de la mano hasta que el zumbido agudo de una bala aproximándose, nos frena el paso en el acto. La bala alcanza a Nat por la espalda dejándola paralizada en el suelo. El alarido de dolor y frustración que sale de sus labios activa mis miedos al cien por cien.

¡Nat! ¡¿Estas bien?! ¡Oh Dios mío! —digo de manera atropellada al ver como su camiseta de color negro, arropada por una chaqueta de cuero marrón, comienza a cubrirse de sangre a la altura de la clavícula. ¡La bala la ha atravesado! Miro en todas direcciones buscando al agresor y me quedo de piedra. El soldado de invierno, desde lo alto del puente, baja el arma de largo alcance con el que ha disparada a Natasha y se prepara para venir en nuestra busca. "¡Estamos perdidas!" — ¡El soldado viene hacia aquí! —exclamo por la impresión mientras la ayudo a levantarse, pasando su brazo sano por encima de mis hombros para que pueda apoyarse.

—Vamos a escondernos tras ese furgón. —Jadea mientras su frente se cubre de unas gotas de sudor frío. — ¡Rápido!

Tras caminar lo más deprisa que hemos podido, recuesto a Nat contra el lateral del furgón, el que queda oculto a los ojos de los demás, y comienzo a temblar de puro miedo.

—Aira, mírame. —ordena entre quejidos mi queridísima amiga. —Ya he pasado por esto otras veces... créeme tengo varias cicatrices. —sonríe débilmente intentando que me sienta mejor. —Necesito que me mires la herida... tengo que saber si la bala está dentro o ha salido limpiamente. —me pide tratando de mantenerse serena.

—De acuerdo. —asiento aún dudosa, pues la sangre y yo no somos muy buenas amigas desde el accidente de mis padres... "¡Deja de pensar en eso! ¡Tienes que ayudarla!" me sermonea mi subconsciente. Aparto con cuidado la tela humedecida de su camiseta y trago saliva con dificultad. La sangre sale sin miramientos, bañándole todo el pecho y el agujero parece muy profundo. Activo la linterna de mi Smartphone para poder observar la abertura mejor pero no atisbo rastro de bala alguna. Comienzo a sudar y me pitan los oídos, siento el mareo inminente en mi cuerpo pero tengo que mantenerme fuerte. "¡Vamos, Aira maldita sea!"

—No hay bala. —balbuceo como puedo. "¿Esa es mi voz? ¿En qué momento me he tragado un robot afónico?"

—Bien. —frunce el ceño ahogando un gemido de dolor al incorporarse. —Tapona la herida con mi chaqueta... ayúdame a quitármela. —vuelve a quejarse por el esfuerzo.

— ¡Quédate quieta! —la riño en voz baja y me arranco, de un tirón, la parte baja de mi camiseta dejando al aire mi ombligo. Me envuelvo la tela celeste en las manos y presiono con fuerza la herida, tratando de respirar hondo y no pensar en cómo el color carmesí encharca la tela y comienza a manchar poco a poco mis manos.

—Gracias...—susurra con el pelo pegado a la cara por el sudor. —Tengo un plan...—afirma apretando mis manos, aun cubriendo el balazo, con las suyas infligiendo más presión. —Coge mi móvil... está en mi bolsillo. —explica y yo le hago caso, separando solo una de las dos manos para acercárselo. —Grabaré una nota de voz pidiendo auxilio y dejaré aquí el teléfono, justo en cuanto ese jodido asesino esté más cerca. —Prosigue —Me lanzaré a por él y le dispararé y tú te marcharás.

— ¡¿Qué?! ¡¿Estás de broma no?! ¡No pienso dejarte sola! —la interrumpo mientras continuo cubriéndola con la tela.

— ¡No es ninguna broma! Tienes que ponerte a salvo... Steve confía en mí y, además... Si te pasara algo... yo, no me lo perdonaría. —susurra negando con la cabeza. —Márchate, y si no hemos aparecido mañana... ponte en contacto con Tony Stark; él te recordará del "funeral" de Steve. —Afirma segura de ello. —Cuéntale todo lo que sabes... hay que parar a estos lunáticos como sea y, Iron Man sin duda, encontrará la manera de hacerlo. —resopla y comienza a grabar con su teléfono esa falsa nota de audio. La miro con admiración por su valentía y sin palabras la abrazo, sin importarme que su sangre nos bañe a las dos. Ella se ha convertido en una hermana para mí y no quiero dejarla, no en este estado.

—No puedo hacerlo... —musito acongojada.

—Escúchame. —me sonríe a duras penas. —Eres nuestra última opción. Si no lo conseguimos, al menos tenemos una posibilidad contigo a salvo. —suspira dejándose estrechar por mis brazos. —Tú podrás alertar a los demás si nosotros fracasamos... —los acelerados pasos del soldado nos revelan que está a punto de llegar, es el momento. — ¡Lárgate, deprisa! —me empuja con todas sus fuerzas mientras pone el Smartphone en el suelo y me entrega un arma antes de conectar la grabación. — Úsala si tu vida corre peligro... no tiene muchas balas pero te ayudará — trata de controlar su respiración por el esfuerzo. —Confío en ti...—murmura en un tono inaudible.

***

El plan ha funcionado, tal como ella decía, el soldado creyó que realmente pedíamos ayuda y con una granada voló la furgoneta. Por suerte, yo he conseguido refugiarme en un edificio en obras desde donde puedo verlo todo. No me marcharé hasta no estar segura de que vencen los buenos.

Con las manos temblorosas y cubiertas de color escarlata, por la sangre de mi amiga que ya comienza a secarse, asomo la cabeza por el hueco de una ventana sin acabar. Contengo un grito de sorpresa cuando Natasha se abalanza sobre el asesino, subiéndose a sus hombros, para estrangularle. Forcejean durante unos instantes pero claramente ella en desventaja por sus heridas, es lanzada como si no pesara nada hasta estrellarse contra un coche. El soldado sin pensárselo dos veces se dispone a dispararle con un rifle para acabar con su vida pero yo no puedo permitirlo. Sostengo el arma, que me entrego mi amiga hace tan solo unos minutos, y disparo lo más cerca de él que puedo para distraerle, pues tengo menos puntería que un mono de feria y sé que no le voy a alcanzar. La fuerza del arma, provocada por el disparo, me echa los brazos hacia atrás como si fuese un espasmo nervioso pero gracias a los Dioses, el balazo ha sonado muy cerca con lo cual he logrado la distracción que necesitaba.

Acto seguido la aparición de Steve, con el escudo en mano, hace que se me retuerza el estómago por el desasosiego de verle desarmado. Ambos soldados, se enzarzan en un combate a muerte. Mi capitán, enviste con el escudo en su mano derecha acertando en su objetivo con cada estocada; pero éste se cubre realmente bien. El adversario, se pone en guardia y golpea Rogers en la cara dejándole aturdido momentáneamente, lo justo para arrebatarle el escudo y lanzarlo contra él; pero Steve consigue esquivarlo y se planta ante él con los puños desnudos, sin miedo. El soldado saca un pequeño cuchillo de su pantalón con la intención de herirle, pero Steve no se lo pone fácil, se defiende una y otra vez hasta propinarle un puñetazo en la nariz que lo desestabiliza el tiempo necesario para recuperar el escudo. Le agrede con el, con una fuerza sobrehumana, hasta que durante un intenso combate por parte de ambos, consigue derribarle quitándole la máscara.

Los ojos claros del soldado, ahora descubiertos tras perder la máscara, brillan como si estuviesen vacíos y sus facciones marcadas se tensan inmediatamente.

— ¿Bucky? — escucho la confusión en la pregunta de Steve y me sorprendo, pues pese a la lejanía que se interpone entre nosotros, siento todo el remolino de emociones que lo absorbe en este momento. "¿Se conocen?"

— ¿Quién es Bucky? —responde el aludido, quién pretende disparar a Steve aprovechando su momento de debilidad. Pero Sam, gracias a su poderoso traje, hace su aparición desde lo más alto del cielo, placándolo de un soberbio empujón consiguiendo poner a salvo a Steve.

***

Empiezo a cantar victoria cuando les veo a los tres juntos de nuevo, con Nat todavía de pie y consciente, plantándole cara al soldado. Por desgracia, mi sentimiento de júbilo se ve reducido a cenizas en un simple parpadeo. Cinco coches, enormes y blindados como tanques llegan hasta ellos en un abrir y cerrar de ojos. De su interior se bajan un conjunto de hombres, uniformados y armados de pies a cabeza, que los rodean apuntándoles con sus rifles sin miramientos, obligándolos a arrodillarse con las manos en alto.

—En nombre de SHIELD, queda detenido capitán. —Alza la voz, regodeándose, un individuo alto e imponente, el cual, al parecer es el líder del pelotón. — Usted, y el resto de sus acompañantes. —Sonríe maliciosamente levantándole el rostro a Steve, por la barbilla, con el arma. — ¿Dónde está la chica?— exige apretando aún más la pistola a la altura de su garganta. "¡Esto no puede estar pasando! ¡Van a morir! ¡¿Qué voy a hacer?!" chilla mi mente mientras camino de un lado para otro apretando los puños, clavándome las uñas en las palmas de las manos.

— ¿Qué chica, Rumlow?— inquiere, mi capitán, fingiendo no tener ni idea pero revelando con el tono de su voz que se está riendo de ellos, pues "se supone" que yo estoy a buen recaudo.

—No me venga con tonterías, Rogers... —maldice Rumlow propinándole un puñetazo en su preciosa cara, y yo me llevo la mano a mi mejilla pues lo he percibido como si hubiese sido en mis propias carnes... "¡No puedo soportar esto más!" — ¡AIRA! —Vocea el agente bajo la atónita mirada de todos. — ¿Por qué no te unes a la fiesta? —pregunta pero yo me tapo la boca, mis labios están sellados.

"Otro que sabe quién soy, esto no puede ser bueno..."

—Te lo diré de otra manera... —continúa hablando. —Si te entregas, no los ejecutaremos, solo serán arrestados. —suelta como si sus vidas no valiesen nada. —Pero, si no lo haces... los mataremos aquí mismo e iremos a por ti. ¿Crees que no sé dónde estás? —su risa perversa me produce náuseas y vuelvo a sentir el mareo noqueándome sin piedad. —Tienes tres segundos para decidirte. —concluye, pero mi decisión ya está tomada. "¡No les voy a dejar morir!"

Corro, con todas mis fuerzas, para salir de mi escondite rogando por tener un don más fuerte que me diera la posibilidad de enfrentarme a ellos, pero no es así. Solo me queda entregarme y darle la opción de vivir a mis amigos, aunque para ello selle mi destino.

—1...2...— cuenta Rumlow implacable.

— ¡Estoy aquí! —exclamo para detenerle dando un paso al frente, mientras arrojo al suelo la gorra que llevaba puesta dejando mi pelo al viento, mostrándome sin más.

— ¡NOOO!— grita Steve descompuesto. — ¡No me hagas esto! ¡Vete! ¡Sálvate! —aúlla con la voz destrozada mirándome completamente roto.

—No puedo, no puedo...—gimo con los ojos llenos de lágrimas. —No puedo dejaros morir... no lo soportaría... —lloro cubriéndome el rostro con el antebrazo. —No puedo perderte otra vez Steve...

—Oh ¡Qué bonito es el amor! Qué pena que no vaya a durar...—aplaude el imbécil del oficial. — ¡Lleváoslos! Ya sabéis lo que tenéis que hacer con ellos...—ordena a sus hombres con su oscura mirada.

— ¡Esperad, esperad! ¡No! —grito desgarrándome la voz tratando de llegar hasta ellos. Pero de repente, un dolor punzante que proviene de mi cuello se extiende por mi organismo inmovilizándome. Las fuerzas me abandonan, la vista se me nubla y la consciencia se desvanece por momentos, dejándome como última imagen a un Steve enfurecido, que se deshace de los guardias como un salvaje para tratar de llegar hasta mí, pero ya no siento nada. La oscuridad me asfixia inmisericorde haciendo desaparecer todo a su paso; ya no veo ni oigo nada, no está Steve, ni Sam ni tampoco Natasha. Todo ha desaparecido, incluso yo. 


¿Qué creéis que ocurrirá ahora? ¡Estaré encantada de conocer vuestra opinión!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro