✠ Cap 9 ✠

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Capítulo 9

Se encontraba preso entre la mallugada pared y el cuerpo frío de Kanawut. Estaban unidos a través de sus labios, en donde sus lenguas hurgaban la húmeda cavidad conociendo y disfrutando del nuevo sabor que probaban de los labios del otro. ¡Mierda! había correspondido al beso de ese muchacho casi de manera inmediata, y no entendía por qué, a penas los voluminosos labios chocaron con los suyos, abrió la boca para recibir la lengua del otro sin problema alguno.

Gulf no solo llevaba el ritmo y son de aquella caricia, al mismo tiempo unía su cuerpo al suyo como buscando desesperadamente entrar en su piel. ¿En qué punto había aceptado tener algo tan íntimo con aquel desagradable muchacho? ¿La abstinencia auto impuesta que llevaba desde siempre tenía algo que ver con el haber aceptado aquel beso al primer instante?

- Pedazo de mierda ¿Qué crees que haces? – Mew aventó a Gulf lo más lejos posible. El muchacho se estampó contra una de las paredes.

- ¡Tengo hambre! – reclamó Kana molesto por la interrupción del beso - ¿Qué no piensas alimentarme? –

- ¿Y para eso tenías que besarme? – le gritó molesto.

- Eso es algo que quería hacer desde la primera vez que te vi – confesó como si nada. Incluso él mismo se había sorprendido. Mew lo observó aturdido.

- No quiero que vuelvas a hacerlo ¿Te queda claro imbécil? –

- No hay necesidad de que me insultes – Gulf se acercó a él caminando con elegancia – eres mi creador pero no por eso me vas a hablar mal, ahora déjame beber tu sangre, estoy muriendo de sed y tú solo entras a pelear conmigo –

- ¿Qué yo entro a pelear contigo? – preguntó incrédulo – eres tú la bestia que se me echa encima para atacarme cada vez que ingreso a este lugar –

- Yo solo tengo sed y quiero beber tu sangre –

- No vas a beber mi sangre – afirmó Mew sin dejar su semblante molesto.

- Pero... -

- ¡Por amor al cielo y a la Tierra! – Ionel entró a la alcoba cuando escuchó la conversación entre su hijo y Kana - ¿Cómo es que has conseguido que en tan solo dos días nuestro querido Kana haya reaccionado? – su sorpresa se reflejaba en el rostro – contigo tarde cerca de tres meses y con el resto de tus hermanos medio año pero tú con Kana... -

Los dos más jóvenes se quedaron en shock ante las palabras de Ionel. Pero eran ciertas. La transformación de mortal a vampiro no era fácil de llevar en un principio. La sed de sangre era incontrolable, desbocada y absolutamente dañina para el cuerpo, dominar el instinto asesino que poseían los vampiros y gobernar ese impulso de atacar a lo primero que se viera que tenía sangre para bebérsela toda no era tarea fácil. De verdad que no.

Como bien había dicho el vampiro mayor, Mew había tardado tres meses en conseguir ser un vampiro consciente de su nueva condición, en dejar de abalanzarse contra Ionel para morder su cuello y querer beber su sangre. Después de esos noventa días, Mew había podido beber sangre de animal; su sabor era horrendo, muy diferente a la sangre humana, no tenía esa particular esencia a metal como la de los humanos, pero era suficiente para calmar su sed y calmar su instinto.

Transcurrida una semana, Ionel por fin le compartió su sangre. No mucha para no crear en él una adicción. Y dos días más tarde, fue "de cacería" con su padre. Ahí empezó su verdadera vida como vampiro. Ese fue el punto de partida en el que dejó de ser un mortal para convertirse en la especie que estaba en la cima de la cadena alimenticia. Nadie comía vampiros. No tenían enemigos naturales, ni siquiera los "hombre lobo" como lo querían hacer creer las grandes producciones de Hollywood. Solo un vampiro podía acabar con otro vampiro.

Lo de Kana, era una hazaña que seguramente sería contada de generación en generación. Todos los vampiros quedarían asombrados por su proeza, aunque no tuviera idea de como lo había conseguido. Ningún neófito había sido capaz de lograr una transformación en tan poco tiempo, y si bien, aún no era seguro dejar a Kana andar libre por ahí, el hecho de que hubiera calmado un poco su instinto y pudiera mantener una conversación fluida con ellos en tan poco tiempo,  era sencillamente increíble. 

- ¡Estás tan bello! – dijo Ionel con orgullo al apreciar los rasgos del compañero de su hijo.

Postura firme, figura grácil, movimientos finos, cabello oscuro, piel pálida pero sin parecer descuidada, y unos impresionantes ojos carmesí que seguramente cambiarían en cuanto probara sangre humana. Eso sí, la ropa estaba absolutamente desgarrada, pero aun así Kanawut se había transformado en una criatura impresionantemente bella.

- Señor Ionel, Mew no ha querido darme de comer – se quejó el menor – tengo mucha sed pero no quiere dejarme beber su sangre – el mencionado lo miró con odio.

- Querido Kana, aun no es momento para que bebas la sangre de Mew – comentó el vampiro mayor - ¿Recuerdas que te dije que primero debías acostumbrarte a la sangre de animal? –

- Mew tampoco me ha traído ningún animal –

- No intento justificar a mi hijo pero... - pasó su brazo por detrás del cuello para quedar ambos de frente a Suppasit – sinceramente no esperábamos que tu cambio fuera tan... pronto... - lo miró con una sonrisa – has hecho una verdadera proeza –

- ¿Y hasta cuando podré beber sangre de animal? – preguntó preocupado – de verdad esta sed está a punto de volverme loco –

- Descuida cielo, Mew irá ahora mismo a cazar un animal por ti ¿Deseas alguno en especial? –

- No, pero ¿Puedo ir? –

- Absolutamente no – Mew fue el que respondió – solo serías un estorbo – su padre le devolvió una mirada llena de enojo.

- Kana, aún no puedes ir con Mew a cazar, es muy pronto para confiar en que podrás gobernarte allá afuera, él no podría concentrarse en conseguirte alimento por estar al pendiente de tu seguridad –

- Entiendo – dijo bajando la mirada.

- Espéralo aquí, le diré a Velkan que te acerque un cambio de ropa en lo que Mew regresa ¿Te parece? –

- Sí señor Ionel –

- Mew... -

- Regreso en un momento – fue lo único que dijo antes de marcharse.

Algo dentro de Kana se removió. Por alguna extraña razón no quería que Mew se fuera, lo quería ahí aunque solo fueran a pelear. Hizo un puchero con sus labios cuando lo vio partir por ventana. No tenía el valor de pedirle que se quedara con él y tampoco tenía mucho sentido en realidad, necesitaba comer algo y ese algo de momento solo podía conseguirlo Mew.

- No tarda – habló Ionel al ver la expresión de Gulf – Mew es un excelente cazador y el bosque no está tan lejos de aquí –

- ¿Siempre vamos a estar peleando? –

- No – le sonrió – Mew no está acostumbrado a compartir su tiempo con alguien, bueno, realmente solo Scar tiene ese privilegio –

- ¿Scar? – Gulf quiso desesperadamente saber quién era esa persona.

- Su gato –

- ¿Tiene un gato? –

- Un gato bengalí, es su mascota –

No se imaginaba a un Mew como un gato como mascota. Es decir, los gatos eran adorables y tiernos, no parecía que su creador fuera un ser cariñoso y afectuoso. Entonces lo olió. Sus sagaces ojos vislumbraron a través de los muros de su habitación la delicada figura felina. ¿Acaso ese era su don?

- ¿Kana? – preguntó el padre de Mew al ver como miraba la pared con particular atención.

- Creo que mi don es poder ver lo que hay a través de los objetos – Gulf sonrió con auto suficiencia dejando ver sus colmillos 

- ¿Y qué es lo que ves? – cuestionó Ionel para estar seguro de lo que aquel muchacho decía.

- ... mi comida... - susurró. Gulf tomó desprevenido a Ionel y salió a toda velocidad por la puerta de su habitación –

- ¡Kana! –

Pero éste no hizo caso al llamado del rey de los vampiros. Pegó un brinco directo apoyándose en la baranda de las escaleras y saltó desde ahí directamente al salón principal de aquella mansión justo en donde estaba Scar acicalándose en la alfombra. Como los gatos cayó de pie, pero el verdadero felino tenía buenos reflejos por lo que en cuanto sintió la presencia de ese extraño en su casa se puso a la defensiva.

Gulf también gruñó mostrando sus colmillos para amedrentar a su víctima. Pero Scar estaba acostumbrado a vivir con vampiros por lo que aquel gesto no lo inmutó en lo más mínimo, por el contrario, él también mostró su dentadura dejando en claro que no iba a ser presa fácil.

No obstante aquel reto excitó aún más a Gulf. Sonrió de lado y se lanzó directamente al gato que ya esperaba el ataque. Pero justamente antes de tomar al felino en sus garras, Kanawut fue aventado por los aires rebotando en la pared bruscamente. Chilló pero no de dolor, sino de la sorpresa de que alguien hubiera interrumpido su cacería.

- ¿Qué jodidamente estás haciendo Kanawut? – el grito de Mew de escuchó por toda la casa.

- Demonios Mew, iba a comer ¿Por qué me detienes? – respondió poniéndose de pie. De pronto ya tenía las manos de Mew alrededor de su cuello.

- ¿Comer dices? ¿Comer? – el vampiro mayor se encontraba más que molesto – Scar no es tu alimento, que sea la última vez que intentas beber su sangre, te lo advierto – Suppasit apretó más su cuello.

- Ya... ya... ya entendí –

Mew lo soltó y giró su vista a su gato que completamente ajeno a la situación de los vampiros, lamía sus garras como si nada hubiera pasado. Suppasit tomó del brazo a Gulf mientras que en la otra mano llevaba el animal que había cazado y lo arrastró al menor de nueva cuenta a su habitación. Ionel observaba atónito y con algo de gracia la situación.

- ¿Qué no se supone que lo estabas cuidando? – preguntó Mew a su padre.

- Escapó en cuanto vio a Scar –

- ¿Y puede un neófito más que tú? –

- En ocasiones sí – respondió Ionel con sinceridad.

Suppasit volvió a bufar molesto y aventó a Kana dentro de su habitación. Podría parecer una escena cómica pues Gulf no se tomaba tan en serio el regaño de Mew, ya que el final de cuentas no le había hecho nada al dichoso gato, lo había salvado la campana a tiempo.

- Toma – Mew le aventó un jabalí.

- Gracias – dijo Gulf al ver al animal a sus pies.

Kana pensó que sentiría asco o repugnancia cuando tuviera que beber la sangre directamente del animal. Pero no fue así. Con cuidado cargo al jabalí con una sola mano y acercó el cuello a su boca, con elegancia clavó los colmillos y comenzó a beber. Gota tras gota sintió que su cuerpo se iba llenando de energía. Adiós hambre, hola fortaleza y vigor.

Ciertamente ver como Kanawut bebía la sangre del jabalí, fue todo un espectáculo para Mew. Era nuevo en eso y lo estaba haciendo de maravilla. Es decir, era limpio y cuidadoso. No salvaje y repulsivo como la mayoría de los vampiros que él conocía.

- Fuiste rápido – habló Gulf tirando el cadáver el jabalí al piso.

- Soy rápido – confirmó Mew.

- La sangre estuvo deliciosa –

- ¿Estás satisfecho? – preguntó Ionel entrando en la habitación.

- No del todo, pero me siento mejor – respondió Gulf.

- Es normal, aún quieres la sangre de Mew, y la tendrás solo que debes esperar más tiempo –

- ¿Qué tanto? –

- No desesperes querido Kana – sonrió Ionel – estarás un buen tiempo con nosotros así qué todo a su tiempo –

- Me voy – anunció Mew dándose la vuelta.

- ¿A dónde? – la voz de Gulf lo hizo detenerse.

- No te incumbe –

- Suppasit, debes de cuidar a Gulf, además es imposible que descanse aquí, así que... -

- ¡Ni lo sueñes! – el mencionado lo paró en seco – no pienso dejar que este... vampiro descanse en mi habitación – Mew se dirigió despectivamente a Gulf. 

- Pues lo harán en otra pero no puedes dejarlo solo – alegó su padre.

- Manda a arreglar la habitación de Kanawut –

- ¡Suppasit Jongcheveevat! – Ionel gritó su nombre molesto. Éste solo respiro profundo y empezó a contar de medio millón a uno.

- Haz que se cambie – expresó con voz fría – estaré en el invernadero –

Sin decir más empezó la caminata hacía aquel lugar. Iban a penas dos días y estaba cansado como el infierno, no físicamente pero su estabilidad emocional estaba siendo perturbada con la sola presencian de aquel muchacho.

Solo quería salir corriendo y no verlo nunca más. ¿Por qué lo detestaba tanto? Una parte de él no lo sabía en realidad. La otra, porque ese chico había tenido la opción de entrar en ese mundo, él lo hizo por voluntad propia, nadie lo obligo y nadie lo transformó a la fuerza, Kanawut tuvo la oportunidad y la había tomado. Suppasit habría querido que las cosas se presentaran para él bajo las mismas circunstancias, pero no. Alguien había decidido por él y ahora era un monstruo de la noche.

Scar y él entraron en el invernadero. El lugar favorito de Mew para relajarse, el área más confortable en toda esa mansión, la zona en donde se olvidaba de todo y convivía en paz y armonía con su gato y las plantas. Temía que ese sitio se convirtiera en un campo de batalla con la presencia de Gulf ahí, se notaba que ahora como vampiro, tenía una actitud salvaje, pero si ese chico quería pelear con gusto lo iba a agarrar de los que parecían suaves, cabellos negros y lo iba arrastrar hasta el patio trasero para revolcarlo en el lodo hasta que suplicara clemencia.

Aunque probablemente no sería tan fácil, Kanawut lo superaba en fuerza, era normal, estaba recién salido del cascarón. Pero eso no significaba que podía vencerlo a él, un vampiro con varios años de experiencia y con algunas peleas en su expediente. Todas ganadas por supuesto.

- Hola – la voz de Gulf lo sacó de sus pensamientos, iba a acompañado de Ionel. Obviamente no podían dejarlo solo.

- ¿Me puedes explicar porque mierdas te vistes como yo? – fue el cordial saludo de Mew al ver que Kana vestía pantalón negro de vestir con una camisa con botones en color rojo, haciendo juego con el par de iris que aún no cambiaba de color en él.

- No solo me visto como tú, está ropa es tuya – aclaró, evidentemente no con el afán de molestarlo pero consiguiéndolo de igual manera.

- ¿Qué? –

- Kana es de tu talla – Ionel quiso intervenir para aminorar la tensión – bueno, quizás le queda un poco grande, pero luce perfecto –

Mew empezaba a entender el plan de Ionel. Volverlo loco. Absolutamente Kanawut no lucía perfecto con su ropa. Aunque muy en el fondo tampoco tenía los suficientes argumentos para negarlo. Su ropa le quedaba bien, pero no por eso se iban a llevar bien, realmente no creía posible que ellos pudieran siquiera establecer una relación cordial.

- No pienso seguir "prestándole" mi ropa –

- Vamos Mew, es solo ropa puedes comprar más –

- Puedes comprarle más ropa a Kanawut también –

- ¿Trescientos años y sigues actuando como un crío? – preguntó su padre – ya basta Mew, esto lo estás llevando muy lejos –

- Tú me obligaste a... -

Pero Mew no pudo terminar la frase, Scar estaba tratando de alejar a Gulf con sus garras. De cierta forma a Kana le costaba mucho todavía controlar su instinto y deseaba beber la sangre caliente del gato de Mew, y aunque no lo estaba atacando sí que lo veía como su futura cena.

- ¡Te advertí que no te le acercarás! – gritó Suppasit interponiéndose entre el gato y el chico.

- No le estoy haciendo nada – se quejó Gulf plantándole frente a Mew.

- Veo como lo miras, ni siquiera pienses en ponerle un dedo encima –

- Si quieres que cumpla mi promesa debes tenerme bien alimentado –

- De momento solo podrás beber sangre una vez por día, puedes crear una adicción pequeño Kana – le explicó el padre de Mew.

- No seas tan insolente, no acabes con mi paciencia – le advirtió Mew. 

Gulf lo observó mientras fruncía el ceño. Recordó que antes de ser un vampiro había dicho que haría lo posible por llevarse bien con Mew y no complicarle las cosas, pero se sentía invencible, como si muy en el fondo supiera que realmente su creador no fuera a hacerle nada. Él era juguetón, y Mew se tomaba las cosas muy apecho. Intuía que su estancia ahí sería muy gratificante.

- Los dejo solos para que charlen en privado, supongo que tienen muchas cosas de que hablar – Ionel se encaminó a la puerta – me llevaré a Scar por si las dudas, estoy seguro de que Kana entiende que este hermoso felino es también parte de la familia –

- Lo siento señor Ionel – sonrió el menor mostrando dulcemente sus colmillos.

- No tengo absolutamente nada que hablar contigo – Mew se dirigió a Gulf cuando su padre los dejo solos –

- Tienes mucho que enseñarme – reclamó el menor.

- Empieza por respetarme hablándome de "usted" –

- Eso es innecesario si vamos a estar mucho tiempo juntos – contrarrestó Kana – llámame Gulf o Kana o aprendiz... -

- Tu nombre es Kanawut –

- Kanawut Jongcheveevat ¿Cómo se escucha eso? – preguntó Gulf con alegría.

- Patético – respondió Mew.

- Es como si fuéramos una pareja de esposos recién casados –

- ¡Oh sí! espero que estés disfrutando mucho nuestra luna de miel – comentó el mayor con evidente sarcasmo.

- Lo haría si mi marido no fuera tan gruñón –

Nadie insultaba a Mew y salía ileso. Aun con los guantes bien puestos y llenos de tierra fertilizada, tomó el sedoso cabello de Gulf y lo arrastró por la habitación directamente a la puerta corrediza que daba al patio trasero. No iba a permitir que ese muchacho atrevido, desvergonzado e insolente se burlara de él en su propia casa.

Sacarlo al patio de los jalando sus cabellos fue algo que palomeó en la lista de su fantasía de darle una lección a Kanawut. Pero ahí en el jardín trasero, uno frente el otro respirando agitadamente, no era lo que precisamente Mew tenía en mente.

- Quiero volver a besarte – confesó Gulf sin ningún tipo de vergüenza. Mew lo observó como diciéndole que aquello jamás volvería a pasar.

- Atrápame... si puedes... -

CONTINUARÁ... 

Pobre Scar, lo que le espera con el bebé... ¿Será acaso que podrá llevarse bien con la mascota de su marido? 

Hasta el siguiente episodio. 

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