Bajada de los diablitos

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Un par de días habían transcurrido desde que el Kim les había planteado su idea del carnaval que tenía en mente, por lo que éste les había pedido que se reunieran para poder organizarlo entre todos. 

— Entonces... ¿Qué es lo que se supone que tenemos que hacer? — preguntó HoSeok al organizador de la festividad.

—Primero nos organizaremos para que todo el campus asista. — señaló a Jeon — ¿Puedes encargarte de los flyers y de la publicidad en redes sociales?

—Cuenta con ello. — asintió. 

—¡Perfecto! —respondió TaeHyung — Ahora todos ustedes, la idea de esta semana es que todo el mundo se divierta, para esto necesitaremos que inviten a la mayor cantidad posible de gente. 

— Descuida, — Jin se acercó a NamJoon y le abrazó por detrás — Éste bonito y yo nos encargaremos. 

—¡H-Hyung! — el menor se llevó las manos hacía su rostro tratando de tapar el sonrojo que le provocaba el mayor con sus continuas coqueterías.

— ¿Qué? — le pellizcó la mejilla suavemente — Sólo digo la verdad.— señal, haciendo que el color se extendiera más sobre NamJoon.

— No nos desviemos, chicos. —pidió TaeHyung, — YoonGi y JiMin, ¿Ustedes pueden ayudarme a hacer la decoración y preparar algunos disfraces? 

Ambos se miraron y el rubio fue el encargado de responder — Descuida, Tae Tae. ¡Lo haremos! — indicó mientras se aferraba al brazo del Min. 

— ¿Y yo? — preguntó HoSeok animado. 

— Tú puedes ayudarme a— comenzó el Kim...

— ¡No! —interrumpió el menor del grupo mientras TaeHyung hablaba. — Es decir, — se mordió la lengua al darse cuenta que se había expuesto demasiado. —Creo que tu puedes planear las coreografías para el show principal, ¿Verdad que sí, Hobi? — se apresuró a responder. —Y yo puedo ayudarte a ti, TaeHyung... Sí quieres... 

— Supongo que no es mala idea. — respondió HoSeok mientras que Tae se encogía de hombros.

— Sólo procura estar lo suficientemente alejado de mi persona, Jeon. — advirtió, tratando de ignorar el nerviosismo que se arremolinaba en su interior. — ¡B-Bien, hemos terminado por hoy! — suspiró —¡Nos veremos en 3 días para el comienzo del carnaval!

HoSeok se encontraba rumbo al hogar del Min para poder ir juntos al festival en el que habían estado trabajando estos últimos días. 

En pocos minutos, la casa se hizo presente y se aceró rápidamente a la entrada. 

— ¡Hyung! —llamó, tocando la puerta — ¡¿Estás por allí?! — gritó.

A los pocos minutos, un pelinegro con cara de pocos amigos se hizo presente.

— ¡Shhh! — le calló — ¿Por qué eres tan ruidoso, HoSeok? 

Hobi no pudo ocultar su indignación al escuchar aquello. —¿Cómo? ¡Pero sí vives sólo, hyung! Además, habíamos quedado en que pasaría por ti a esta hora. — indicó cruzándose de brazos. 

— Pues sí, pero no te hablo por mi... — suspiró — JiMin está durmiendo, — señaló — El pobre se pasó toda la noche trabajando para poder tener todos nuestros disfraces listos para hoy y quería dejarle descansar todo el tiempo que fuera posible. —explicó.

Ésta vez fue el turno del Jung de suspirar. — Sinceramente YoonGi, ¿Hasta cuando planeas seguir torturándote así? ¡Te estás perdiendo la oportunidad de tu vida!

— Hobi, te aprecio mucho como amigo y por eso voy a pedirte que no te metas.

— ¿Él no lo sabe verdad? —preguntó, mientras el pelinegro se quedaba callado. — Dices que es tu mejor amigo y aun así... — negó.

— ¡Prometeme que no le dirás! — rogó.

— ¡Nadie debería decirle sí tú no estás de acuerdo con ello! — volvió a negar, buscando las palabras correctas — ¡Pero  quiero que sepas que deberías ser sincero con JiMin y contarle la verdad! 

— ¡No puedo! — el pecho del Min dolía ante la idea de que el rubio terminara por alejarse cuando descubriera su secreto. — No podría soportar que JiMinnie se alejara como...

Hobi asintió... Aún recordaba a la perra que había sido su novia anteriormente. 

Kim HaNeul había sido una completa desalmada cuando YoonGi se había abierto a su persona y le había confesado parte de su pasado que tanto le había costado superar para llegar a su presente y es mujer no se había contentado con sólo romper su corazón en miles de pedazos, sino que también, ¡Esa tonta muñeca de plástico había acabado con  el autoestima de su amigo!

El mayor se había pasado meses en estado de depresión por su culpa. YoonGi no comía, no dormía, no salía de su hogar. HoSeok estuvo a punto de desesperarse e ir a dejar sin cabellos a la desgraciada cuando JiMin había aparecido como una luz en la vida del Min.

Su encuentro estaba predestinado, había sido un día en el que por fin sus amigos habían logrado arrastrar al Min de regreso a la universidad, cuando el rubio llegó con su aura de pureza envolviéndole. 

El Park se encontraba vestido con unos ligeros shorts y un sweater rosa que le llegaba a mitad de los muslos, y se acercó directamente hasta donde el pelinegro estaba sentado.

— ¿Puedo sentarme aquí? — le preguntó con una hermosa sonrisa que hizo que sus ojos formaran pequeñas medialunas, mientras todos se quedaban en absoluto silencio, YoonGi asintió.

Así fue como su relación comenzó y aunque ellos mismos se empeñaban en decir que eran mejores amigos, ¡Prácticamente llevaban una relación de pareja!

No había ni un solo momento durante la semana en la que ambos no estuvieran en compañía del otro.

Sí no era JiMin quien dormía en la casa de YoonGi, YoonGi era quien iba a buscarle.

HoSeok más de una vez les había encontrado enredados en la cama.

"PERO NO ERAN NOVIOS"

Jung quería golpearse a sí mismo y golpear al Min que seguía sin creer que era el único sobre esta tierra que tenía la dicha de acaparar el corazón del rubio. 

— YoonGi no puedes vivir toda tu vida con el miedo al hubiera, ¡Tienes que confiar en ti y en todo lo que eres, mi amigo!

— Hobi... Yo... — suspiró antes de continuar — Amo a JiMin con toda mi existencia, pero no podría soportar que se alejara de mi lado. ¿Que sí sufro cada vez que alguien nuevo viene a declarársele? ¡Absolutamente! Todas las noches rezo  para que él no encuentre a nadie que quiera robármelo. 

— Hyung, ¿Estamos de acuerdo en qué eres la persona que más lo conoce, correcto? — el pelinegro asintió — Pues entonces deberías confiar en él... JiMin jamás haría nada para lastimarte.— trató de convencerlo.

— Justamente HoSeok, — YoonGi negó — El problema es que peor que vivir sin él, sería vivir con su lástima. 

— Entonces, ¿Hoy sería la dichosa... "Bajada de los diablitos"? 

— Exacto. — respondió de forma escueta el pelinegro. 

— ¿Qué significa eso? — volvió a preguntar el menor.

— Significa que es un momento de pausa de la cotidianeidad de los sujetos, — explicó mientras se subía a una escalera para acomodar unas luces — Es una disrupción en el tiempo y espacio — TaeHyung se volteó para notar el gran esfuerzo que Jeon estaba haciendo para entender lo que decía y simplemente suspiró antes de continuar — En realidad se toma de "excusa" como para dejar salir los "deseos prohibidos" y poder echarle la culpa al diablo por sus acciones.— se encogió de hombros. — Sigue siendo una fiesta para disfrutar.

— Así que... ¿Todo lo que las personas realicen en las próximas 48 horas, serán perdonados bajo la excusa de que el diablo les obligó? — inquirió sugestivamente, mientras esbozaba una sonrisa seductora.

— ¡T-Tal vez! — respondió mientras podía sentir como su corazón volvía a latir con fuerza, pensando en que urgentemente tendría que sacar un turno con el cardiólogo. ¿Qué sí éstos eran avisos de un pre infarto? ¡Él no quería morir sin haber conocido el amor primero! 

— ¿Cualquier cosa dices, TaeHyung? — ¿Por qué la voz de JungKook sonaba de lo más oscura en éstos momentos?

— A-ajam. — su nerviosismo hizo que su pie se resbalara al tratar de bajar de la escalera y sus manos se zafaron del agarre.

TaeHyung se había resignado a caer estrepitosamente al suelo, por lo que se limitó a cerrar sus ojos con fuerza.

El pelinegro esperó unos segundos sin sentir ningún tipo de dolor, extrañándose al sólo percibir una fragancia a roble y chocolate que estaba calando sus sentidos. 

— ¿Te encuentras bien, Tae Tae? — el mayor pestañó un par de veces para encontrarse con JungKook a centímetros de su persona, preocupado por sí se había lastimado. 

Tae pudo sentir como el calor se agolpaba en sus mejillas al notar la cercanía con el menor. Inconscientemente se mordió los labios al notar que Jeon era demasiado guapo para su salud mental y que sus piercings acentuaban su belleza. 

— N-no — respondió. Sin saber sí JungKook se refería específicamente a su caída o a lo peligroso que era para sus sentidos que él estuviera tan cerca.

— Que bueno. —sonrió — Debes tener más cuidado, hyung. ¿Qué habrías hecho sí no estaba aquí para sostenerte entre mis brazos? — el Kim tragó grueso. 

— P-por suerte me atrapaste. — se animó a responder.

Jeon incrementó su sonrisa al escuchar esas palabras — TaeHyung, te perseguiría todos los días, con tal de tenerte toda mi vida. 

Tae abrió y cerró la boca varias veces sin poder saber exactamente que decir, por lo que simplemente se dejó llevar y estampó sus labios contra los del menor.

JungKook se sorprendió ante la iniciativa del pelinegro pero estaba lejos de discusión el negarse. 

En ese momento se sintió en el cielo, ¡Al fin! Luego de años de estar completamente enamorado del mayor, por fin TaeHyung se daba cuenta de su existencia y correspondía sus sentimiento.

Después de todo, el haberse dedicado a espantar a todo aquel pretendiente que el Kim pudiera tener, había valido la pena al probar los dulces labios del chico que estaba profundamente enamorado.

Un rubio caminaba alegremente por las calles del campus de la universidad, admirando la bonita decoración en la que tanto habían estado trabajando éstos últimos días.

— ¡Ésto es bellísimo, Yoonie! — exclamó feliz. — ¿No te parece? 

El pelinegro asintió hacía él, mientras le dedicaba una pequeña sonrisa.

 — Lo es, pero...

— ¿Pero? — preguntó confuso.

— No es tan lindo como tú, JiMinnie. — el mayor se acercó lo suficiente hacía su persona para poder acomodar unas flores que el rubio había utilizado como parte de su outfit de carnaval. El menor aprovechó la cercanía de YoonGi como para enlazar sus brazos a la altura de su nuca y atraerlo hacía su cuerpo.

A pesar de que ésta no era la primera vez que el mayor tenía éste tipo de tratos con él, no pudo evitar alegrarse de sobremanera. Además...

¡Era hoy! 

¡Hoy era el día en que por fin se declararía con el Min!

El rubio amaba con cada partícula de su ser al perfecto chico que tenía en frente, y realmente no le habría importado seguir como estaban siempre sino hubiera sido porque accidentalmente escuchó la conversación que YoonGi y Hobi tuvieron. 

Por un lado hirvió de rabia al saber que una estúpida había tenido la oportunidad de estar al lado de alguien como el mayor, y no conforme con no haberla podido aprovechar, ¡Había roto el corazón del Min! 

Jamás le perdonaría a esa cualquiera el haber hecho sufrir a YoonGi y por su bien, esperaba que nunca cruzaran camino porque JiMin sin conocerla, había decidido que se merecería una reconstrucción facial luego de terminar con ella.

También estaba el hecho del secreto que el Min le ocultaba, ¿Qué sería tan grave como para no poder contarle? 

Pero a pesar de todo eso, ¡Su corazón no pudo evitar saltar de la emoción al saber que el pelinegro le correspondía!

¡JiMin le demostraría que YoonGi había nacido especialmente hecho para él!

 YoonGi, yo... — comenzó el rubio.

— ¡Vaya, vaya! — intervino una voz — ¡Pero miren a quién tenemos aquí! — la persona se acercó lo suficiente como para quedar en frente de la pareja. Ambos se voltearon para apreciar a una bella joven parada a pocos metros de distancia 

— HaNeul. — articuló con pesar el pelinegro, mientras JiMin sentía su sangre hervir al escuchar ese nombre.

— ¿Cómo estás? — preguntó con falso interés — No volví a saber de ti, luego de que me engañaras y me obligaras a tener que dejarte. — fingió limpiarse una lágrima de su rostro. 

— Las cosas no fueron así, y lo sabes. — respondió lentamente.

— Claro, claro... — le restó importancia. — Simplemente dejaste que me enamorara para luego caer con un viernes santo, ¿Verdad?

— ¡Callate, bruja! — la voz del rubio sonaba llena de rabia — ¡Es imposible que alguien como tú pueda saber de amor!

HaNeul llevó su atención hasta el lindo chico que se encontraba en brazos de su ex y no pudo disimular su enojo al respecto. ¡Sí! ¡Ella había sido la que había dejado a YoonGi en primera instancia! Pero eso no significaba que no lo hubiera querido... Simplemente era que como mujer tuvo ciertas "necesidades" que él no habría podido cumplir y por eso había decidido dejarlo.

— ¿Y tú quién eres, rubio teñido? — señaló de forma despectiva — Mocoso, ¿Acaso no te enseñaron a no meterte en donde no te llaman? 

— Soy su novio, imbécil. —respondió JiMin, aferrándose más al mayor tratando de protegerle de los dichos de la mujer. — Y puede que sea menor pero te aseguro que jamás sería tan tonto como para dejar ir a alguien como YoonGi. 

En ese momento, el corazón del pelinegro estuvo a punto de salir corriendo de su lugar. Min estaba seguro que el Park sólo lo decía para defenderlo pero en lo profundo de su ser, realmente deseaba algún día escuchar esas palabras. 

La joven no pudo evitar reír sarcásticamente al escuchar las palabras del chico — Niño, ¡Definitivamente eres muy gracioso! Casi que por un momento te creo, — fingió pensarlo — O quizás sí lo seas pero llegará un momento en el que entenderás que "tu chico", — le hizo señas con las manos — Es un perfecto mentiroso. ¿No es cierto, Min YoonGi? — hizo una pausa, disfrutando el lastimar al pelinegro — O mejor dicho, debería decir, ¿Min YoonJi? — señaló con malicia.

Silenciosas lágrimas comenzaron a correr por el rostro del Min, incapaz de pronunciar palabra alguna.

 ¡Se había acabado! ¡Cualquier oportunidad que había creído tener alguna vez, se había esfumado como por arte de magia! 

Todo y gracias a una persona que no se contentaba con haberle arruinado la vida una vez, sino que ahora acababa de sentenciarle por completo.

Ahora era oficial, JiMin se alejaría de su lado para siempre. 

Contra todo pronostico, YoonGi pudo sentir como su rostro era acariciado con dulzura y sus lágrimas eran retiradas con pequeños besos alrededor de sus mejillas y párpados. 

— YoonGi, mirame. — el rubio levantó su mentón con dulzura — Escuchame bien, lo que dije es cierto, ¡Eres completamente perfecto para mi y no te dejaría por ningún motivo! — sin esperar respuesta, Park selló su promesa con un tierno beso. 

Las lágrimas pronto dejaron de caer y el mayor pudo sentir como sí todo el peso del universo se retirara de sus hombros. ¿Acaso estaba soñando? 

Sí era  así, entonces no le importaba. ¡Quería quedarse por siempre en este momento y lugar!

La pareja no tuvo noción del momento exacto en el que dejaron de besarse, pero agradecieron encontrarse a solas. Nada ni nadie arruinaría este mágico instante...

— JiMinnie... — hablo con dificultad. — ¿Entonces... tú?

— Estoy enamorado de ti, Min. — expresó con una sonrisa — ¿Qué no te habías dado cuenta? 

YoonGi negó sistemáticamente, correspondiendo a la alegría del menor. — ¡Juro que no! ¡Es decir— comenzó a trabarse. — ¡Yo—

Park volvió a callarle con un beso que el pelinegro no tardo en corresponder. — Me está gustando mucho ésto de callarte, Yoonie. 

El mayor volvió a atrapar sus belfos, ésta vez tomándose el tiempo de poder degustar lentamente sus labios, tratando de que su toque se quedara grabado en su memoria por siempre. 

JiMin gimió al sentir como el Min profundizaba el beso, mordiendo y chupando con gran necesidad, mientras él se acercaba más hacía su persona, disfrutando del roce de sus cuerpos. 

A pesar de sus deseos, el mayor interrumpió el beso, encontrándose con la exquisita imagen del rubio con las mejillas sonrojadas y los labios hinchados producto de su demanda. — A-antes de continuar... — tomó aire, tratando de que su respiración se regularizara. —Necesitamos hablar, necesito mostrarte algo, ¿Sí? 

Park asintió a sus palabras, saboreando todas las sensaciones que Min había provocado en su interior. — Conozco un lugar... — finalizó, tomándolo de la mano.























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