Capítulo 11

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Volteo al reloj de la mesita, son casi las ocho de la mañana.

Me levanto y voy al baño, necesito una ducha.
Después de bañarme, me arreglo con un bonito conjunto otoñal.
Cuando salgo del baño y me seco el cabello.

Carola se acaba de despertar.

—Si quieres tomar una ducha puedes hacerlo —Me levanto de la silla frente a mi tocador y camino hasta el armario, saco una pequeña bolsa que contiene una blusa, unos jeans y un cambio de ropa interior—. Toma, puedes ponerte esto —Le entrego la bolsa y ella la toma con algo de incredulidad—. Seguro que te queda bien. Estaré abajo haciendo el desayuno, date prisa.

Salgo de mi habitación y bajo las escaleras hasta la cocina.

He preparado unas claras con tocino, café, jugo de naranja, fruta de temporada en cubos con yogurt y granola y saco algo de pan blanco de la alacena. Lo coloco todo en la isla de la cocina y cuando termino, Carola baja. Tiene la pequeña bolsa en la mano derecha, seguro con su ropa de anoche, pues lleva puesto lo que le di.

—Gracias por la ropa, te la devolveré después de mandarla a la tintorería —Se acerca a la isla y toma asiento en un banco.

—Puedes quedártela —Le comunico sentándome frente a ella—. No sé si te gusta el café, pero hice un poco y algo de jugo. Come lo que quieras. Después te llevaré a tu casa.

—Muchas gracias, Scarlett, de verdad me sorprende que teniendo todo lo que tienes, seas tan dulce y amable, hoy en día ya no hay muchas personas así.

—Yo aún no tengo nada. Sí mi verdadera madre estuviera aquí, eso me bastaría, solo tenerla a ella, yo sería feliz viviendo en un barrio humilde o en una mansión, donde sea, siempre y cuando esté con mamá. Y un padre que realmente me aprecia.

Carola me sonríe abiertamente y terminamos nuestro desayuno en un silencio cómodo.

A las nueve en punto, Drew llega, tan puntual como siempre. Carola y yo salimos.

—Hola —Lo saludo y él me abraza.

Se ve guapísimo, lleva una camisa negra, unos jeans claros, un chaleco azul rey, y un par de tenis en color negro, todo de Loui Vuitton.

—Hola Scarlett. Hola Carola —saluda dándole un beso en la mejilla.

—Hola Drew, por mí ni te preocupes, Scarlett solo me lleva a casa, no voy con ustedes —aclara Carola viendo la expresión de desconcierto de Drew.

—Vamos, llevemos a Carola a casa —caminamos hasta el garaje y Carola entra al asiento trasero, Drew en el asiento del copiloto y yo al del conductor.

—¿En dónde vives Carola? —pregunta Drew cuando llegamos al centro.

—En la Zona Norte, en una pequeña zona residencial —contesta asomándose entre los asientos delanteros—. ¿Puedo encender el equipo de música? —Me pregunta—. Me gusta lo que escuchas.

—Claro —Le contestó con alegría—. Siéntete en confianza.

Carola enciende el equipo y Lorde comienza a cantar Royals.

—Scarlett tiene un buen gusto para la música —menciona Drew viéndome sonriente.

Estamos entrando en los barrios del norte, aunque ya no tengo mucho miedo como la primera, ahora que he conocido un poco la zona, me siento más segura.

Este lado de la ciudad es más urbano, hay más flora y fauna. En donde vivo se conservan los jardines y algunos árboles en las calles, pero esto es más natural, el aroma a tierra mojada penetra en mi ser inundando mis sentidos.

—Nunca había venido a esta parte de la ciudad —admite Drew viendo por la ventana—. Es muy natural y está bien conservado —murmura admirando el paisaje, aunque aparenta tranquilidad, alcanzo a notar su respiración irregular.

—Es mejor que la ciudad en sí, aunque debo admitir que hay más lugares para visitar en el centro —apunta Carola desde su asiento.

Estamos llegando a la casa de Carola.

—Servido señorita —anuncio deteniéndome en frente de las escaleras de la entrada a la casa.

—Am... en realidad —Carola volteá a verme—. Mis padres quieren conocerte, Scarlett. Anoche cuando les dije que me quedaría en tu casa, me pidieron que te trajera, aunque fuera solo unos minutos, así podrían conocerte. Mi papá... quiere agradecerte por lo bien que se ha portado tu padre con él.

—Oh... —Esto no me lo esperaba—. Claro. Vamos —apago el motor y salgo del auto—. Vamos Drew —Él sale y lo tomo de la mano.

—¿Eso significa un sí? —Me pregunta en voz baja, mientras seguimos a Carola a la entrada de la casa.

—Es un sí, Drew —Le respondo y él me sonríe, una sonrisa que le llega hasta los ojos.

Carola abre la puerta de la entrada y en el mismo momento su mamá aparece del otro lado.

—Mamá, regrese —Le dice y su mamá la abraza, pero que hermosa escena.

La señora Snow, es una mujer de unos cuarenta, es alta y guapa, su cabello es igual de negro que el de Carola, aunque sus ojos son de un miel intenso.

—¡Bob, la niña llegó! —grita sobre su hombro y el señor Snow aparece en la puerta, Paul y Roger están detrás de él.

—Papá, mamá, quiero presentarles a Scarlett McCarthy Jackson, ella es la hija del Doctor McCarthy —presenta Carola haciéndose a un lado, para que sus padres me vean—. Y él es su novio, Drew Mackenzie.

—Es un gusto conocerlo, doctor Snow —saludo ofreciéndole la mano para estrecharla.

—El gusto es nuestro, Scarlett, tú padre se ha portado de maravilla con nosotros y no he podido agradecerle, la buena bienvenida a la ciudad —Me suelta la mano y después saludo a la señora Snow.

—Señora Snow, por fin la conozco —estrecha mi mano y me da una sonrisa tierna—. Mis padres están en un retiro, regresarán la próxima semana, seguro que podrán hablar entonces.

—Sí, escuché de ello, pero no tuve tiempo de inscribirme —explica el señor Snow—. Ya será para la próxima vez —después pasa la vista a su hija—. Cambiando de tema, tus amigos han venido a buscarte.

Roger y Paul salen a las escaleras.

—Claro, bueno —Carola voltea a verme y después a sus padres—. Mamá, papá, Scarlett debe irse, ella y Drew tienen un compromiso.

—Claro, no los entretenemos más —La señora Snow me despide y regresa a su casa.

—Fue un gusto conocerte Scarlett, tal vez puedas acompañarnos el próximo sábado en la tarde, daremos una parrillada y nos gustaría tenerte en casa. Claro, tu novio puede venir —Nos invita el Señor Snow y yo asiento.

—Claro, gracias por la invitación, aquí estaremos.

—Bien, Carola te dará los detalles. Nos vemos pronto —Me sonríe y regresa a su casa, cerrando la puerta.

—Bueno, mañana en la facultad te doy los detalles —menciona Carola.

—Claro. Nos vemos mañana —Me despido con un abrazo y después me dirijo a Roger—. Un gusto verte Roger, hasta luego —intento no ver a Paul, aunque es inevitable cruzar las miradas, sigue viéndome con desaprobación.

—Nos vicenteamos luego Scarlett —Me despide Roger sonriente. Y Paul rueda los ojos.

—Falsa —murmura, aunque lo escucho, lo ignoro.

—Nos vemos mañana Carola —Drew se despide y de su mano bajo las escaleras, hasta el auto.

Él toma las llaves y me lleva hasta el asiento del copiloto, entro y cierra la puerta, para después entrar al asiento del conductor.

—Hora de la verdad —Me sonríe y pone en marcha el auto. Da la vuelta en la carretera y salimos de la zona residencial.

—¿A dónde vamos? —Le pregunto encendiendo el reproductor. Counting Stars de One Republic está sonando.

—Es sorpresa —contesta con la mirada fija en la carretera, pero noto que tiene una pequeña sonrisa y un brillo especial en la mirada.

—Bueno espero que sea una buena sorpresa.

Drew maneja hasta el lado sur de la ciudad, de este lado se encuentran los restaurantes cinco estrellas, los mejores bares y antros de la ciudad.
Las boutiques más exclusivas, pero también está el barrio chino, las mini Vegas, con juegos para todas las edades y los karaokes. Hay mucho de este lado de la ciudad, así que no sé a dónde vamos.

Aparca delante de un gran antro, con luces neón en el letrero que anuncia Star. Bajamos y el parking se lleva el auto. Lo bueno de este antro, es que hay servicio de restaurante en la primera planta, en la segunda están los juegos y en la tercera; la zona de baile. Solo he venido una vez, con Nora y Mateo, fue increíble, prometimos volver, pero entonces Nora se fue con las populares.

Entramos al restaurante, es hermoso y no necesitas ir de gala para entrar, es más bien casual. I Won't Give Up de Jason Mraz, está sonando de fondo.

El recepcionista nos da una mesa, cerca de la barra y nos deja las cartas.

—¿Habías venido antes? —pregunta frente a mi, viéndome a los ojos.

«Sus ojos... me es inevitable perderme en ellos, más si me esta observando como ahora... Ahh...».

«Sigue mirandome y ríe mientras baja la mirada, pero qué... Si, me pregunto algo... ¡Regresa al presente, Scarlett!».

—Amm... —«¿Qué preguntó? Ah, sí». —. Una vez, con Mateo y Nora, pero solo entramos aquí, no fuimos arriba, nos quedamos adorando la comida —contesto riendo—. Probamos casi todos los postres.

—Lo sé, la comida es increíble aquí —Drew me sonríe y yo susporio sintiendo como la adrenalina recorre mi cuerpo cuando toma mi mano—. Solo estaremos un rato, podemos subir si quieres, pero a las doce en punto, debemos ir a otro lugar. A tu mayor sorpresa.

—Ok —acepto sonriente.

El mesero llega y toma nuestra orden, yo pido una rebanada de pastel de coco y otra de chocoflan y una taza de té de limón. Drew pide una rebanada de pastel de zanahoria y otra de pastel de nuez y una malteada de café. Cinco minutos después tenemos nuestra orden en la mesa.

—¡Dios, esto es delicioso! —Me deleitó probando el pastel de coco—. Tienes que probarlo —tomo otra cucharada y se la acerco a Drew, él abre la boca y hace una mueca de placer.

—Tienes razón —Secunda con la boca llena—. Prueba el de zanahoria —Me da una cucharada de su pastel, no está mal, pero el de coco es mejor.

—¿Quieres chocoflan? —Lo cuestiono probando el chocoflan—. Es bueno —Le acerco una cucharada y él la acepta.

—No está mal —toma un sorbo de su malteada—. No sabía que conocieras a los amigos de Carola —menciona casualmente, cambiando de tema.

—Los conocí anoche. Son... peculiares. Me agradaron aunque a dos de ellos no les caí bien, ya sabes, creen que todos los hijos de millonarios somos iguales y me trataron... diferente —explico sin darle muchos detalles.

—¿No eran esos dos chicos que estaban en su casa, o sí? —indaga con interés—. Porque el castaño te veía algo serio.

—Su nombre es Paul y... él y su novia... no fueron muy amables —contesto tranquilamente, para no alarmarlo.

—¿No fueron amables? ¿Te hicieron algo? —interroga con el ceño fruncido.

—No, ellos... ya sabes, creen que invadí su territorio y eso. Nada a que darle importancia —contesto despreocupada—. Pero, si me vas a acompañar a la parrillada, ¿verdad? —pregunto cambiando de tema.

—Claro, no dejaré a mi chica sola esta vez —contesta coquetamente y siento que el corazón se me derrite de solo escuchar de su boca, las palabras mi chica.

Terminamos nuestros postres y después subimos al segundo piso, a la zona de juegos. Price Tag de Jessie J. Está sonando a través de las grandes bocinas que cubren las esquinas de las paredes. Los juegos para adolescentes están en la entrada y los juegos para chicos más grandes están en el centro y el fondo del lugar.

Caminamos de la mano, hasta las consolas de baile, donde dos chicas están en plena competencia, bailando al ritmo de Umbrella de Rihanna.

Hoy la vi, aunque fue solo un instante, se veia hermosa, la luz del día le sienta de maravilla...

Estaba acompañada de su novio, un riquillo más, por la pinta que se cargaba, seguro que sus padres nadan en dinero, pero por más dinero que pueda tener, no se merece a la muñequita.

No sé qué voy a hacer con este lío emocional, estoy confundido.

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