•39• Palabras inesperadas.

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Las horas posteriores estuvieron ...regulares .

¿La señora DoYeon le ofreció a Hae divorciarse de mí? ¿Por qué?

Aunque fingía no haber escuchado nada, la verdad era que había escuchado todo y mi mente no lo podía remendar. Esas últimas palabras suyas... ese tono nostálgico... mencionó a Taehyung con... ¿tristeza?

Observé con cautela a Hae esperando verla pensativa o cohibida luego de aquel diálogo en donde estuve más que involucrado, pero no parecía estarlo. Al sentarnos juntos en la mesa tomó mi mano bajo el mantel cruzando nuestros dedos, me mostró una hermosa sonrisita y me indicó que comenzara a comer cuando me quedé embobado mirando sus gestos. Es decir, de no haber escuchado tras la pared jamás hubiera sospechado de nada de lo que está pasando.

Estoy confundido.

(...)

—No hagas esto, niña, no te conviene.— esbozo una sonrisa ladina moviendo la cabeza a los lados en el vano intento de alejar su boca de mi cuello. Ha descubierto que puede besarme ahí ahora que está siendo sostenida por mis brazos.

Sí, la estoy llevando a la habitación porque está un poco mareada debido a la indebida cantidad de vodka que le advertí que no se tomara. Venía traía sosteniéndose de mí pero daba muchos traspiés así que terminé cargándola.

Una vez dentro de la habitación me apresuro en lanzarla a la cama. Ella suelta un gritito y comienza a reírse como loca.

—Eres malcriada. ¿Acaso te buscas un castigo?

Me quito el abrigo mirándola morderse la uña del dedo índice con una carita... Maldición, demasiado provocativa, me la follaría ahora mismo.

Pero está borracha, quizás no deba...

Ella se sentó en la cama y comenzó a desvestirse mediante la poca estabilidad que tenía. Lanzó la ropa al suelo, incluido el sostén.

—¿Qué haces?— alcé una ceja viéndola volver a tumbarse de espaldas.

—¿Quieres que te alcance un pijama? — le digo, mi objetivo es su cara, pero mis ojos se desvían a sus senos y sus curvas inevitablemente.

—¿Cual pijama? Ven. — me mira un poco risueña, se sienta y me toma de la mano para luego tirar de mí y acercarme.

Mirándole desde arriba, me puse las manos en la cintura y suspiré mientras ella me miraba fijamente la boca con unas ganas visibles de que la bese. Acuné su cara y me agaché a dar un pequeño beso en su frente.

Me quité la camiseta y se la extendí.— Ten, póntela, no lo provoques, anda.

HaeMi observa la prenda un momento, e inesperadamente la lleva a su nariz para aspirar, entonces se la pone y se levanta quedando bien cerquita de mí. No está a mi altura pero si yo bajo la cabeza y ella alza la suya nuestras bocas no están nada lejos.

Sus ojos oscilaron entre mis labios y mis orbes varias veces, posteriormente abrazó mi cuello con sus brazos.

—¿Te he dicho ya lo lindo que eres? — susurró, sus pupilas marronas oteándome levemente brillosas.

Mi corazón está un poco ansioso ante las circunstancias pero eso no evita que ponga una sonrisa ladina y ubique mis manos en sus caderas.

—No, no me lo habías dicho.— respondí.

—Sí lo dije.— me recalca.

—¿Sí?—  hago un puchero, en serio no me acordaba.

—¿Y ya te dije que... —bajó su mirada y acaricio sus labios con su lengua, haciéndome querer acariciarlos yo—... amo como me miras, me cuidas, y me haces sentir?— siguió, alzando la vista de nuevo.

Joder. No, nunca lo había dicho y se escucha tan lindo.

La amo.

—Podría hacerlo mucho tiempo.— confesé, afirmando las manos en su cuerpo. Mis latidos están tan acelerados...

El contacto visual prevalece unos segundos, su mirada es misteriosa, no se que me pueda decir, así que trago en seco con una taquicardia incipiente.

De repente ella sonríe dulcemente y me da un pequeño beso en los labios. Su mirada me dice que esta conversación tomará un rumbo imprevisto.

—Te quiero.

No, no fui yo quien dijo eso.

Mis labios se entreabren al escucharla.

Está mirándome como ensimismada, sus ojos se han cristalizado y se nota mucho.

—Hae... No estas sobria y esa declaración es muy... — mi cerebro no piensa asumir esas palabras mientras ella no está del todo consciente.

Hae Mi inspiró y respló cambiando la mirada. Sus ojos estaban aún más húmedos, diría que las lágrimas están a punto de salir. Se separó de mi un paso atrás.

Sus siguientes palabras fueron... inesperadas.

—Yo sé que vas a pensar que esto solo es un impulso pero incluso hoy pude escapar de esto y alejarme completamente de ti , y... no... —soltó una sonrisa impotente— ¿lo puedes creer? no acepté hacerlo.— Debo decir que fue un balde se agua fría a pesar de que ya lo sabía.— Estuve semanas sin dormir deseando regresar a los días en donde era plenamente feliz con un chico que daba la vida por mí pero... —Sollozó, mirando a otro lado, quizás buscando el orden de sus próximas palabras.— pero tú... —Me miró entre lágrimas.— tú te metiste en mí.— se señaló con su índice.— Estás en mi corazón ahora Jungkook. Te quiero y quizás te ame. —fue calmado la voz, por su manera de expresarlo osé augurar que le suponía un problema.

Se supone que ahora debo decir algo pero... creo que enmudecí.

HaeMi se queda mirándome esperando escucharme hablar, pero el shock no me permite formular palabra alguna y poco a poco una mezcla entre decepción y confusión pretextó su mirada.

—¿N-no vas a decir nada?— preguntó en un hilo de voz.

Avancé hacia ella dando el paso con el que quizo marcar distancia y la abracé. Al ser tan bajita se me hacía incomodo así que la alcé y ella enroscó las piernas en mi cintura automáticamente.

Escondí la cara en su cuello y ella sobó mi nuca con sus manos. Aparté su pelo y besé su cara su cuello y su oreja con tanta devoción que pude ver como su piel se erizaba y sus pesones duros me pinchaban el pecho.

—Hae...— me senté en la cama con ella encima y así estuvimos cómodamente cara a cara.

Suspiré y bajé la mirada.

—¿Qué pasa? No te lo calles,  Jeon, acabo de confesarte que te quiero y que no quiero divorciarme de ti. —. Ya no luce tan borracha. Al parecer la intensidad de las emociones han disminuido el efecto del alcohol.

—Claramente yo también te quiero, Hae.— le dije, sincerándome.

Su mirada suavizó un poco.

—¿Solo eso?

Yo me le quedé viendo. Deseando que fuera consciente del  millon de oraciones bonitas agrupadas en mi interior buscando organizarse.

—Yo sé que me quieres pero...

—Te quiero.— cojí ambas de sus mejillas con mis manos.— Y no solo eso... Yo te amo.

HaeMi me analiza algo impactada. No estoy tan nervioso como esperaba estarlo al decir esa frase en voz alta frente a ella. Supongo que después de tantas confesiones la espontaneidad ha matizado el ambiente.

—Lo digo en serio, Jung Hae Mi, aunque te parezca una aseveración muy fuerte  yo... no podría ser más sincero al decirte esto.  Nunca quise divorciarme de ti.

—¿Como así... tú

—Es una larga historia.— le expliqué.

Hae todavía con duda en sus ojos, me abrazó con fuerza.

—Te creo Kook. Siento lo mucho que me quieres y se siente muy bien...

Sonreí con una paz profunda por dentro, acariciando su espalda desnuda con cariño.

Hae se alejó y me miró detenidamente la boca.

—¿Quieres un beso?— le pregunté, tan ansioso como ella.

—Me encantaría.— dijo bajito sonriendo y asintiendo.

La complací.

El beso se dió tan espontáneamente que la oxitocina no esperó seis segundos para esparcirse a nuestro alrededor. Tomé su rostro y ella se arrimó desesperadamente a mí. Busqué sus pechos con mis manos y los apretujé sin dudarlo. Jugué un poco con sus pesones poniéndola inquieta hasta que rompí el beso para llevar mi boca justo a uno de ellos.

Tomé de cada pecho todo lo que pude succionando y halando a mi antojo para luego subir a su cuello y besar muy bien cada espacio. Hae Mi se retorcía más que nunca.

Volví a su boca y nos volvimos a besar con fogosidad. El deseo carnal era descomunal por ambas partes.

—Por favor cógeme todo lo que puedas, Jungkook, te necesito.— sus palabras estaban interrumpidas por deliciosos suspiros.

Su petición me saca una sonrisa ladina—Por supuesto que lo haré.

Iba a continuar besándola pero...

—Antes...— me habla, obteniendo mi completa atención.

—Hae, el pantalón me va a reventar.— menciono como reclamándole que no lo alargue más.

—Quiero mostrarte algo.— dijo rápidamente con una sonrisita enigmática.

Ladeo la cabeza con cierta curiosidad.

Ella sin dejarme opinar nada se fue al vestidor, no sin antes recibir un húmedo beso mío. Mis palabras fueron : "no tardes"

Me quedé unos minutos esperándola, más que intrigado e inquieto, pues me dejó una erección bastante prominente que desea ser bajada.

De la nada,  una preciosa lencería color negro que no dejaba nada a la imaginación se interpone en mi campo de visión.

—¿Te gusta?

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😏

Graciasxleer 💫❤

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