•42• Esos síntomas.

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Semanas después.

HaeMi

Jueves en la tarde.

Estoy dedicando mi tiempo a algo tan útil como cocinar. Claro, no estoy sola, he desarrollado mis cualidades culinarias pero todavía no soy una experta como Jeon, quien acaba de irse a atender una llamada de SeokJin. Mi madre continúa recibiendo las quimioterapias, ahora ha sido internada en casa, obviamente con la atención requerida y personas encargadas de velar por su bienestar. Planeo llevarle un poco de lo que cocine, me hace ilusión.

Hemos decidido encender el pequeño televisor que tenemos sobre un estante anclado a la pared, el canal seleccionado emite las noticias.

Todo parece marchar perfecto hasta que...

—¿Estas bien?— escucho a Jungkook a mis espaldas.

De nuevo ese sonido extraño que aturde me llena los oídos provocándome un repentino dolor de cabeza. Cierro y aprieto los ojos un momento. El dolor se calma volviéndose más tenue pero al reabrir los ojos una sensación nauseabunda me invade.

—Nena...— Jungkook me pone la mano en la espalda como intentando sostenerme.—¿Ese mareo otra vez?

Escucho su voz en medio de mi malestar y afirmó con un gesto.

—Ven.— me tomw del brazo y me ayuda a sentarme en una silla.

Al ver la mesa cerca me desparramo sobre ella sintiéndome aliviada.

—¿Te llevo a la cama?— Jungkook me habla luego de unos minutos en silencio.

—Uhm... no, debo terminar de cocinar.— dije, en verdad sin ganas pero en el fondo muy preocupada, quería llevarle esa comida hecha por mí a mi madre.

—Olvídalo. Estas fatal. Lo terminaré yo.

—No... Estoy bien...— murmuré todavía con la cabeza apoyada en mis brazos sobre la mesa.

Y posteriormente estuve siendo cargada.

Rendida, deje caer mi mejilla en su pecho sintiendo como avanzaba conmigo encima. El cansancio me superaba y yo solo ansiaba una cómoda cama en la cual dormir.

Perdóname mami, pero mi cuerpo no quiere.

Percibo el olor característico de mi cuarto y unos instantes después ya estaba tocando mi almohada.

Entreabrí los ojos con esfuerzo logre ver a Jungkook aproximarse, luego una textura húmeda tocó mi frente. Me acariciaron el cabello con pacificidad y no necesité más para sumergirme en un profundo sueño.

Jeon Jungkook.

La observé dormir tranquilamente antes de cerrar por completo la puerta.

Me dirijo a la cocina para terminar la comida intentando evadir mis pensamientos locos mientras bajo la escalera.

No es la primera vez, ni la segunda, ese raro malestar ha ocurrido varias veces. Y no he querido discutirlo con ella más allá de insistirle en ir a atenderse con un médico pero... Dios, debería alejar estas conjeturas.

En nuestros encuentros sexuales no hay condón, nunca ha habido. Y si HaeMi no ha sabido protegerse bien por su cuenta...

(...)

Hae Mi.

Adormilada, me siento en la cama y me pongo las pantuflas yendo camino a mi baño, tengo los ojos abiertos a duras penas. Voy directo a lavarme la cara con agua y jabón para despertarme. Luego de esto, apago la luz y salgo de ahí, aún con la cara mojada, a veces me gusta que se me seque sola.

De repente la puerta se abre y entra Jungkook y en sus manos una charola con lo que parece una exquisita cena.

Pero al pensar en eso recordé algo que me quitó la tranquilidad.

—Por fin despertaste.

—No puede ser, ¿es hora de cenar?

Jungkook frunce el ceño viéndome ir de inmediato a ver la hora en mi celuar.

9: 40

—¡¿Qué?!

—¿Qué pasa?— jungkook puso el azafate en la mesita cerca de la puerta con una serenidad envidiable.

—No.— me senté en el borde de la cama y me cubrí el rostro con las manos.— No no no.

Y sin poder evitar la nostalgia que creció sin razón en mi interior, comencé a llorar.

—Pero Hae... —Jungkook vino hacia mí.

—¡Como pudiste dejar que durmiese tantas horas, ¿sabes que significa eso? ahora ya no puedo llevarle la cena a mi madre, ya debe estar descansando y ahora va a pensar que no me preocupé por ella!— espeté y deje escapar un suspiro que explotó en zollosos resquebrajados.

Jeon se queda en chock por un momento.

—¿Pero por qué lloras? ¿Y por qué tengo la culpa de que hayas querido dormir?— se defendió sin entender nada.

—¡Debí ser más responsable!— me dije negando, las lágrimas seguían saliendo.

—Todavía puedes ir a verla, nena, tranquila.— Siento el colchón hundirse a mi lado.

Dejé de taparme la cara con las manos y lo miré.

—Está bien, pero debo vestirme ahora mismo.— me sequé las lágrimas con mis torpes manos y me fui pitando al vestidor a por una mejor ropa.

Jungkook me siguió y recostó el hombro de la pared.

Sorbí mi nariz varias veces hasta deshacerme del fluido.

Escogí un vestido sencillo y me lo probé superficialmente frente al espejo. Aunque no estaba muy segura, me decidí y comencé a desvestirme para ponérmelo.

Escuché un suspiro a mis espaldas y me volteé para ver a Jungkook vacilándome.

—Voy a preparar el auto.

(...)

Jungkook.

El objetivo fue cumplido. Hae pudo ver a la señora DoYeon y pasar un rato con ella. A pesar de que la idea de llevarle la cena tuvo que ser descartada, sintiéndome en la necesidad de cambiar la carita que tenía, le propuse llevarle otra cosa. Ella concordó sin pensarlo y así lo hicimos, nos llegamos a un supermercado que abría las veinticuatro horas , compramos algunas golosinas y un pastel de manzana.

Vinimos emprendiendo el viaje de regreso a las 10 y media.

HaeMi está con la cabeza recostada en la ventana y su mirada fija en la vista que ofrecía el lado derecho del auto. Pero de pronto comienza a inhalar y exhalar un poco más profundo, lo cual me extraña. ¿Le pasa algo?

Volví a fijar la mirada en el largometraje, el sonido de un auto pasando a toda velocidad cerca de nosotros me recordó que no puedo descuidar el manejo.

—Kook, ¿puedes parar?

Su expresión ha cambiado, y sus ojos no me preguntan nada simplemente me dicen "necesito que pares".

—¿Que sucede?

Aprovecho que vamos saliendo de la autopista y encuentro el mejor rincón para estacionarme.

—¿Estás bien?— cojo su mejilla y le obligo a que me mire. Ella está todavía tomando grandes suspiros como si intentara calmarse.

Su ceño se arruga y, con los ojos inyectados en susto, mueve la cabeza de un lado a otro en negación.

Veo como abre la puerta y sale rápidamente del auto, lo cual me deja más que descolocado, no supe en que momento se quitó el cinturón de seguridad, solo salió disparada. Sin saber qué sucedía pero totalmente seguro de que no me quedaría aquí encerrado, salí yo también. La veo inclinarse junto a un árbol y las arqueadas comienzan a escucharse. En seguida deduje que por el camino pudo sentir náuseas y las aguantó hasta el vómito.

Me acerqué lo más rápido que pude y le ayudé a apartarse el cabello, también sujetando su frente.

Al terminar se enderezó y yo ya tenía un pañuelo en mi mano que había sacado de mi pantalón para que se limpiara. Ella me agradeció y yo la llevé hasta su lugar en el coche.

Luego me metí en el asiento conductor dejando la puerta entrejunta.

—¿No tienes un caramelo?— me miró ella.

—Uh... no.— me toqué los bolsillos haciendo una mueca.

En eso levanté la mirada y vi una pequeña cafetería con asientos afuera, cerca de aquí.

—Pero nos podemos tomar algo allí— le señalé con la mirada.

(...)

Me como la fresa de mi batido mientras veo a Hae menear el suyo con la pajita. Está cabizbaja, callada. Sé que lo de su madre le preocupa pero también sospecho que no es eso lo que la tiene así.

Ya pasados unos minutos en silencio. Hablé.

—¿Te sientes mejor?

— Mhm... mucho mejor.— la oigo murmurar.

Mantengo el silencio un minuto más.

—Estoy preocupado por ti, ¿sabías?— suelto.

Su respuesta solo es una mueca. Ha tomado muy poco de su batido y no para de evadirme la mirada.

—Tu salud últimamente está... mal. Te ves más flaca, solo duermes, te mareas.— mencioné.

—Esos síntomas no son...

La interrumpí.— ¿No son qué?

El ambiente se coloca cada vez más tenso.

—Kook, yo...— se toma la osadía de mirarme por fin.—, hay algo que debo contarte...

Su expresión neutra despierta mis nervios.

—Yo... mientras estuvimos...— el contacto visual se rompe de nuevo por parte suya. Quiero realmente saber cuáles son las palabras que le hacen tragar saliva y bajar su mirada.— no me protegí... de ninguna manera. No pastillas anticonceptivas... ni vacunas o dispositivos... nada de eso.— volvió a mirarme momentáneamente.— Pero no lo hice porque en una consulta con el ginecólogo a la que asistí cuando me hice mayor de edad al tener una sospecha de este tipo... me detectaron una enfermedad. Una con la cual es casi imposible que pueda quedar embarazada.— La estupefacción entra en mí con disimulo. HaeMi suspira y se le cristalizan los ojos.

Joder, ya no quiero que vuelva a llorar, al menos por hoy.

—Cielos, Hae.— dije consternado. Moví mi silla para crear más cercanía.

—Ahora yo solo... Estoy muy asustada.— Se sobó los brazos. Las lágrimas salieron con espontaneidad. Yo me lamí los labios, intentando lidiar con la susceptibilidad que me esta demostrando ahora mismo.

—Hae, no llores.— dije con voz firme, como exigiéndoselo.

Ella negó.— Tu no entiendes, Jungkook. No quiero ser madre. —me miró con ojos dolientes.— No estoy lista y me asusta mucho.

Digiero sus palabras tratando de comprenderla. Aunque en el fondo sé que diferimos en opiniones.

—Quiero abortar.— Arremetió, sin darme tiempo a opinar nada más.

—¿Qué?— la miro desconcertado.— No no no, ¿como se te ocurre? Eso ni siquiera es legal.

—Jungkook— sus ojos son dos dagas apuntándome.— ¿Acaso ves otra salida?

Yo me trago mis palabras. Pero no porque no tenga nada que decir, sino porque no sé como decírselo. Es que soy consciente de que da igual mi mejor esfuerzo, ella no cambiará de parecer. Por lo menos no ahora mismo.

—Hae, tienes que pensarlo ¿si?— tomé su mano, ella miró ese gesto con seriedad.— Mira, sé que es duro pero...

—¿Te estás escuchando?— se soltó de mi agarre—No vamos a tener un hijo.—decretó, como algo indiscutible.—Es lo más... absurdo, lo más apresurado...—su rostro se torna inexpresivo , yo temo— Es posible que este embarazo haya sido resultado de la noche en que me forzaste y terminaste dentro de mí.

Cada una de sus palabras fue una puñalada.

Al obtener mi silencio sepulcral y mi mirada perdida, pude notar un poco de arrepentimiento en su mirada.

—Vámonos de aquí...

Dejó la mesa y yo me quedé observando su batido, quieto casi en la misma cantidad que tenía cuando se lo entregaron.

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Cap corto pero inédito.

Graciasxleer 💗

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