Capítulo 3

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Narra Shu

Curiosidad

Eso es lo que sentí desde el primer momento en que esa chica pisó la mansión. A su alrededor danzaba un aura llena de misterio, como si tratase de ocultar un secreto. Y eso fue lo primero que me llamó la atención.

Durante los días posteriores a su llegada, me dedique a observarla en silencio. Fingía que no me importaba pues no quería darles motivos a esos para molestarme, pues sabía que sería un cuento sin fin si sabían que algo que no fuera Yui, me llamaba la atención.

De lo segundo que pude darme cuenta es del enorme desprecio que siente por los trillizos. Sus facciones que siempre estaban llenas de paz y serenidad, canbiaban a unas de odio y repulsión cuando uno de los hijos de esa mujer se acercaba a ella. Esos momentos eran divertidos ya que Scarlett se contenía de querer arrancarles la cabeza.

Una semana antes del regreso a las clases, Reiji y yo discutimos acerca de lo que haría la invitada en nuestra ausencia. Yo propuse que se quedara en la mansión, pero mi estúpido hermano dijo que no, que jamás dejaría que una extraña se quedará sola sin supervisión. Que no quería otro incidente como el de Ayato y Raito.

Sin más remedio, le informé que yo le daría la noticia de asistiría al instituto con nosotros. Mi hermano no pudo estar más que satisfecho.

—Que fastidio —dije con cansancio ya que no me gustaba tener que caminar cuando simplemente me podía aparecer.

Cuando llegue a su habitación que estaba a lado de la de Yui, me pude percatar que existía una barrera que me impedía el paso. Intenté tomar el picaporte, pero este me repelia con un choque eléctrico. También intenté aparecerme dentro del lugar, no obstante, ocurrió lo mismo que con el picaporte.

Con voz rasposa, dije:

—Déjame pasar.

Escuché varios ruidos provenientes del interior de la habitación, cómo si quisieran ocultar algo. Después de una minutos, una mirada dorada me recibió con sospecha.

—¿Se le ofrece algo Sakamaki-kun? —preguntó Scarlett mientras cerraba la puerta con delicadeza.

—Hemos decidido que a partir de mañana irás a la escuela con nosotros —informé sin tantos rodeos.

—¿Escuela? Pero yo ya no necesito asistir, hace tres años termine mis estudios.

—No queremos que te quedes aquí sola sin que ninguno de nosotros te supervise.

—Por favor Sakamaki-kun. —Ella rogó mientras tomaba mis manos entre las suyas—. Permita que me quede aquí, no haré nada malo.

No me podía resistir ante ese toque suave como terciopelo, así que lleve sus manos a mis labios y deposité un delicado beso sobre ellas.

—No podemos, es nuestra decisión final Winter-san —sentencié, pero sin dejar de sostener las manos de mi contraria.

La chica dulce y tierna fue reemplazada por una mujer iracunda que me miraba como si fuera la cosa más asquerosa del mundo. Ella se alejo de mí y con su dedo apuntándome, me gritó:

—¡Fuera de mi habitación!

—Yo vivo aquí, puedo ir a dónde yo quiera —respondí con molestia, pero sin dejar que está se viera reflejada en mi rostro.

—¡Largo de aquí! ¡Vete!

Aventé a su cama el uniforme que usaría para asistir a la escuela con nosotros. Su mirada nunca se apartó de mi persona, pero al menos ya no me apuntaba con su dedo acusador.

—Mañana en la noche vendré por ti, quiero que estés lista.

Ella tan sólo me miró seriamente con la luz de la luna iluminandola y el viento moviendo sus cabellos castaños y blanquecinos.

Y habría que ser muy observador para darse cuenta de que algo no andaba bien con Scarlett. Su aroma no correspondía a lo que según me había dicho esa persona.

«La chica es una híbrida»

Esa fue la tercera cosa de la que me di cuenta...



Al día siguiente
En el instituto

Las primeras horas de clase fueron bastante aburridas para Scarlett ya que los temas que se trataron, ella ya los había visto en sus anteriores escuelas. Así que decidió que se saltaría las últimas clases y que mataría el tiempo en la biblioteca, pero eso representaría una labor titánica ya que le había tocado estar en el mismo salón de Reiji Sakamaki.

La chica de ojos dorados le resto importancia al asunto por lo que tomó sus cosas y salió del salón con rumbo a la biblioteca.

Durante su trayecto, ella se planteo de que ya era hora de retomar sus entrenamientos que había dejado olvidados. Si quería ser la mejor de los cazadores, debía ser constante en ello para obtener mejores resultados y así dejar varias bocas cerradas. También lo hacía para enseñar a Yui a defenderse porque no podría estar siempre detrás de ella como una sombra.

«Si quiero ser la mejor de todos, no debo fallar. Debo dejar en alto el apellido Winter» pensó la chica mientras tomaba del piso un libro de pasta dura color negro.

—Revolución Mexicana —susurró Scarlett a la par que ojeaba un poco el contenido del libro—. Se ve que eres interesante.

La pelicafé tomó asiento sobre uno de los escalones de una escalinata de madera oscura y dejando sus cosas sobre el suelo, comenzó a leer sobre la historia de México. Tan metida estaba en su lectura que no se percató que alguien la observaba fijamente.

Un chico de cabellos y ojos morados que eran adornados con unas pronunciadas ojeras, miraba con atención a la joven que tenía enfrente suyo. Le resultaba extraño que ella estuviera ahí pues había dejado muy en claro que era alguien con gran sentido de responsabilidad que no daba lugar a las niñerías.

—Eres curiosa, ¿qué tanto buscas en esos libros? —preguntó Kanato con voz aterciopelada.

Scarlett alejo su mirada del libro y parpadeo varias veces ante de responderle a su interlocutor.

—Estoy leyendo un poco sobre la historia de México —respondió educadamente la chica.

—¿Y es interesante?

—Bastante diría yo, es genial ampliar el conocimiento que tiene uno para no vivir en la ignorancia.

Sin embargo, Kanato no respondió.

Ambos jóvenes se observaron fijamente, ninguno parecía querer dar tregua para romper el silencio. La tensión entre ellos dos iba en aumento y cualquiera que se atravesará por su camino, sería su víctima.

«Que chica tan más... aburrida» pensó Kanato.

«¡Niño estúpido!» pensó Scarlett.

—Teddy te invita a una fiesta de té, ¿quieres venir? —cuestionó el pelimorado con cuidado.

—Me gustaría ir, pero hace muchas lunas que deje de ser una niña —contestó la chica mientras se paraba de su lugar para alisar con sus manos su uniforme y tomar el libro que estaba leyendo—. Así que ser participe de juegos infantiles ya no va conmigo.

»Nos vemos luego Sakamaki.

A él nunca le habían dicho que no, siempre conseguía que de alguna manera se cumplieran sus caprichos. Por eso cuando alguien le negaba algo, no podía evitar que la ira hablará en su lugar.

—¿¡Quién te crees que eres para decirme que no!? —vociferó Kanato tomando de la muñeca a Scarlett—. ¿¡Acaso no me quieres!?

—¿¡Quién en su sano juicio va a querer a un loco como tú!? —gritó la chica tratando de safarse del agarre del masculino—. ¡Nadie! ¿Entendiste? ¡Nadie quiere a los locos como tú!

—Mi mamá si me quería —susurró Kanato aflojando su agarre—. Pero quería más a Raito por sobre mí o mi otro hermano.

—Pues claro, Raito la satisfacía como tú nunca podrás hacerlo con otra mujer.

—¿Qué es lo que dijiste?

—Lo que oíste sucio Sakamaki —escupió Scarlett con odio—. Tu madre nunca te amo, solo te utilizó para su beneficio personal. No le importaban tú o tus hermanos.

»Solo le interesaban si por medio de ustedes obtenía algún beneficio. Y si no era el caso, los desechaba tal cual la basura que son. Tu madre era una prostituta barata que te odiaba desde que te engendro.

Y dicho eso, Scarlett dejo a Kanato solo con sus pensamientos.

Sin embargo, ella también lloraba. Le dolió haber pronunciado tales palabras pues sabía que en algún tiempo no fueron ciertas.







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