[15] East Side (Relleno)

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Barney me prestó un par de pijamas que, en general, me sorprendió que tuviera, y pasé la noche en su casa. No pasó nada, no te preocupes.

— Así que, ¿cuánto tiempo ha estado pasando esto? — pregunté. Me acosté de espaldas, y Barney se inclinó sobre mí, trazando líneas en mis brazos.

— No sé exactamente cuando sucedió. Pero ha pasado desde hace ya un tiempo.

— ¿Por qué no me lo dijiste antes?

— Estaba a punto de hacerlo...el día que trajiste a Lawrence para que nos conociera por primera vez — dijo y me senté, mirando hacia sus hermosos ojos.

— ¿En serio? — pregunté y él asintió — Barney... lo siento mucho, no lo sabía.

— Sé que no lo sabías. Está bien, Lauren — dijo y sacudí la cabeza.

— Esperaste por mí... ¿verdad?

— No lo iba a hacer. Estabas tan feliz con Lawrence, pero con el tiempo este...sentimiento empeoró tanto que fui a Lily, y ella me convenció de tratar de conseguirte — levanté las cejas.

— Ah, así que la cena de lujo fue cosa de ella. Bueno... me alegra que lo hiciera

— Yo también.

Me acerqué a él, inclinándome hacia adelante y presionando mis labios en los suyos. Llevé una mano hacia su pelo, y él me tiró hacia su regazo, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura. Tiré ligeramente de su pelo, acercándolo aún más a mí antes de alejarme. Movió sus manos a mis lados, rozando sus pulgares sobre el material de mi camiseta. Le sonreí y él me devolvió la sonrisa.

— Bueno, no sé tú, pero estoy agotada — me bajé de él, apagando las luces y arrastrándome de vuelta a la cama — Buenas noches, Barney.

— Buenas noches.

Cuando desperté a la mañana siguiente, mi cabeza estaba en el pecho de Barney, y su brazo estaba ligeramente enrollado alrededor de mi cintura. Suspiré, recostada en su pecho.

— Hey — dijo él, su voz profundamente dormida.

— Hola — Miré el reloj con los ojos de par en par, levantándome de un salto de la cama — Oh, mierda.

— ¿Qué pasa? — preguntó él.

— Llego tarde al trabajo.

— ¿Tienes trabajo? — preguntó. Asentí.

— Tengo que tener algún tipo de ingreso.

— ¿Dónde trabajas?

— Mclarens — levantó las cejas — Lado este. El Pub.

— ¿En serio? Nunca he estado allí — contestó y me encogí de hombros.

— La verdad es que sigo prefiriendo el nuestro, para ser honesta. Pero, trabajo como camarera allí, así que — tomé mi vestido del suelo — Y no tengo dinero para el taxi. Ni nada de ropa.

— No, creo que tienes algo de ropa que dejaste aquí, de cuando te quedaste aquí después de lo de Ted.

— Oh Dios mío, ¡eres un salvavidas! — dije y entró en el vestidor. Me dio un juego de ropa y veinte dolares — Gracias, Barney — corrí al baño y me preparé. Cuando volví, él ya estaba vestido con su traje habitual, preparándose para su propio trabajo.

— Adiós Barney — me paré de puntillas, entrelazando mis labios con los suyos, en un beso fugaz.

— Adiós.

Salí del apartamento, buscando y pillando un taxi para ir al trabajo.

— Lauren, llegas tarde — dijo Nick, mi jefe.

— Lo sé, lo sé. Lo siento — dije y agarré mi delantal, atándolo alrededor de mi cintura.

— Tus clientes de siempre están aquí, pensé que querrías atenderlos — asentí mientras miraba hacia la mesa nueve.

— Hola Tracy. ¿Qué puedo traer para ti?

— Realmente estoy deseando una hamburguesa — me dijo. Lo escribí en mi bloc de notas. Tracy Mcconnell y sus amigos eran mi mesa habitual, y me recordaba MUCHO a nosotros.

— Voy a decir una buena palabra — dije sarcásticamente — Max, ¿qué puedo conseguir para ti? — el novio de Tracy me sonrió con una sonrisa encantadora, con el brazo alrededor de sus hombros.

— No quiero nada, gracias — dijo y asentí.

— Muy bien, ahora mismo vuelvo con lo tuyo.

— ¿Alguna vez te hemos dicho que eres nuestra favorita? — preguntó. Sacudí la cabeza.

— No últimamente, no. Pero lo aprecio — les sonreí y le di el pedido a Larry, el cocinero.

— Una hamburguesa, pedido de Tracy — le dije.

— Sí. Marchando.

Más tarde, estaba sentada con el grupo en nuestro McLarens. Barney y yo nos dimos cuenta de que Lily se moría por preguntarnos qué pasó anoche, así que nos pusimos de acuerdo para actuar indiferentes y fingir que no pasó nada. Marshall estaba en medio de una hilarante historia sobre un vendedor de perritos calientes cuando Lily lo interrumpió:

— ¡No puedo soportarlo más! — Marshall dejó de hablar y todos la miramos — Lo siento cariño. Es sólo que... tengo que saberlo — dijo ella, inclinándose sobre la mesa. Barney y yo estábamos sentados frente a ella, y Ted y Robin al final de la mesa.

— ¿Saber el qué? — Barney se rió, mirando entre Lily y yo. Me encogí de hombros.

— Sí, en serio. ¿De qué estás hablando? — preguntó Ted.

— Barney está enamorado de Lauren.

— ¿Qué? — preguntó Robin. Ted levantó las cejas, y Marshall no parecía muy sorprendido.

— Barney ha estado enamorado de Lauren durante mucho tiempo, y me pidió ayuda, así que le ayudé, y les organicé una cita, pero ella no sabía que era una, y luego le escuchó decirle a una chica que estaba enamorado de ella. Se fue, y justo cuando Barney me contaba lo que había pasado en su apartamento, apareció ella, ¡y tengo que saber qué pasó! — contó rápidamente.

— Lo siento, ¿qué?

— ¡Ahora no, Ted! — gritaron los otros tres, inclinándose hacia adelante en sus asientos. Barney y yo compartimos una mirada.

— No pasó nada — dijo Barney. Asentí, de acuerdo con él.

— ¿Qué? — preguntó Lily.

— Tuvimos una conversación incómoda, discutimos el hecho de que tengo novio, y eso fue todo — le expliqué — Y no hay más nada que contar, Lily. 

— ¿Qué? ¿Eso es todo? — preguntó y asentí.

— Eso es todo. No te preocupes, lo hemos discutido, y seguiremos siendo amigos — me congelé un poco, porque justo cuando estaba diciendo esto, la mano de Barney cayó sobre mi rodilla, con su pulgar rozando la piel expuesta por mi falda.

— Lo siento, Lil — puse mi mano sobre la suya, deslizando mis dedos entre los suyos. Y pasó su pulgar sobre el mío.

— No, está... está bien. Estoy bien, de verdad — me sentí mal de que estuviera tan molesta, pero Barney y yo solo queríamos disfrutar de lo que fuera antes de meter a nuestros amigos en esto. Prefiero que esté molesta cuando es mentira en lugar de enfadarse cuando era verdad. Volteé la mano de Barney sobre mi pierna y comencé a trazar líneas en su palma con mis dedos. De vez en cuando sus dedos se cerraban alrededor de los míos, sólo para soltarlos después de unos segundos.

— Bueno, creo que tenemos que irnos ya. Queríamos participar en una partida de láser tag esta noche.

— Así es. Sí. Queremos mantener todo lo más normal posible. Aparté su mano de mi pierna, me puse mi chaqueta, nos despedimos y salimos del bar — No vamos a ir a jugar al láser tag, ¿verdad?

— Nop — levanté una mano, llamando a un taxi. Subimos juntos y le dimos la dirección de Barney. Miré por la ventana, agarrando su mano, y entrelazando nuestros dedos — Hicimos lo correcto, ¿verdad? No diciéndoselo.

— Creo que sí, sí. Quiero disfrutarlo un poco más antes de que se lo digamos — respondió y asentí.

— Exacto.

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