[8] Soldado de asalto imperial de tamaño natural

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Maratón 1/3

Golpeé sólidamente en la puerta. Había llorado durante cuatro horas, luego decidí que había terminado de revolcarme sola y necesitaba un amigo, así que recurrí a mi mejor amigo. La puerta se abrió y Barney estaba allí, aún con su traje.

— ¿Lauren? — preguntó Barney y sonreí.

— Hola... Oh Dios mío, ¿qué te pasó en la cara?

— Fui abofeteado — contestó y me reí.

— ¿Quieres explicarme todo esto o qué? — pregunté.

— Sí, vamos, pasa — dijo haciendo un gesto para que pasara y entré.

— Wow, tu apartamento es impresionante. Oh Dios mío, ¿es un Soldado de asalto imperial de tamaño natural?

— Es sublime, eso es lo que es — dijo sonriendo y asentí.

— Realmente lo es, sí... — solté y se puso a mi lado.

— Lauren... ¿estás bien? — miré al suelo, mordiendo mi labio inferior. Mis ojos ardían, una señal de que en cualquier momento podría empezar a llorar otra vez.

— Sí, por supuesto, ¿por qué no iba a estarlo? — pregunté, poco convincente.

— Ted — contestó él y encogí de hombros.

— No sería la primera vez.

— ¿Qué? — preguntó y lo miré, una sola lágrima se deslizó por mi cara y me la limpié.

— Este no es la primera vez que me pasa, Barney.

— ¿Me estás diciendo que esto ha pasado antes? A ti. ¿De verdad? — me alejé de él. No quería llorar delante de Barney.

— Tal vez esto fue una mala idea. Debería irme... — empecé a ir hacia la puerta, sólo para chocarme de golpe con Barney, que se había puesto delante de mí para que no me fuera. Lo miré, y una vez más, me vine abajo y me puse a llorar. Me cubrí la cara con mis manos y él me envolvió con sus brazos, abrazándome contra su pecho. Resoplé, alejándome de él — Lo siento.

— No lo sientas. Solo estoy... sorprendido, eso es todo — dijo y fruncí mis cejas.

— ¿Por qué?

— Bueno, quiero decir, ¡mírate! Eres una luchadora, independiente, loca e inteligente. ¡Y estás buena! Tienes un tremendo cuerpo, un bonito-

— Vale, ya lo capto — le interrumpí. Y de pronto, me agarró de los brazos.

— Mira, Ted y esos otros chicos son idiotas, ¿de acuerdo? Tendrían que serlo. Quiero decir, ¿qué tienen esas otras chicas que tú no tienes?

— Ya sabes... no lo suficientemente puta, no lo suficientemente ocupada, no lo suficientemente dispuesta... No soy Robin.

— ¿Y qué? Lauren, eres la persona más impresionante que he conocido- bueno...la segunda más impresionante.

— ¿La primera eres tú? — digo levantando una ceja con burla. Él sonrió.

— ¿Quieres ver de qué iba la apuesta de la bofetada? — asentí. Me llevó al sofá, cogiendo un DVD y su portátil — Prepárate mentalmente para esto, ¿de acuerdo? — asentí — Sabíamos que Robin tenía un secreto. Así que aposté que era-

— Apuesto a que sé lo que pensaste que era.

— ...y Marshall no estaba de acuerdo — el video comenzó a reproducirse — Ves, ¿no te parece un-

— Sip.

— Pues, al ver el comienzo lo abofeteé, sin permiso. Entonces Robin lo aclaró y vimos el resto del vídeo.

— Let's go to the mall everybody — miré a Barney con los ojos abiertos.

— ¡No!

— ¡Sí! En Canadá, Robin Scherbotzky era una estrella del pop adolescente, conocida por su éxito con esta canción.

— Let's Go To The MallCome on Jessica. Come on Tori. Let's go to the mall you won't be sorry. Put on your jelly bracelets, Grab your cool graffiti coat. At the mall, havin' fun is what it's all about.

Me apoyé en el hombro de Barney, riendo. Estaba llorando de nuevo... pero en el buen sentido.

— ¡Oh Dios mío! — me limpié los ojos. 

A medida que avanzaba el vídeo, me di cuenta de lo cansada que estaba. No lo sabía en ese momento, pero para cuando terminó el vídeo, estaba profundamente dormida...

Barney's POV

— Ahora ves... — la cabeza de Lauren estaba en mi hombro y ella roncaba suavemente. Me reí. 

Tenía manchas de lágrimas en su cara, y sin embargo estaba sonriendo. Me sentía tan mal. No sé cómo Ted podría ser tan estúpido. 

La recogí en mis brazos y la llevé a mi dormitorio, acostándola en la cama. Le quité los zapatos y se movió.

— Barney... — murmuró ella en silencio.

— ¿Hmm?

Fue entonces cuando me di cuenta de que todavía seguía dormida. Murmuraba mi nombre mientras dormía. Me di cuenta, por mucho que lo odiaba, que me encanta la forma en que dice mi nombre. No esperaba que esto pasara, pero...

Me estoy enamorando de ella. Quizás hasta ya lo esté.

Me incliné, besando su frente y tirando de la manta sobre ella.

— Buenas noches, Lauren.

Lauren's POV

Me desperté a la mañana siguiente en una cama que no reconocía. Tuve un mini ataque de pánico hasta que recordé lo que pasó anoche. Debo haberme quedado dormida. Noté que Barney dormía a mi lado, encima de las mantas, aún con su traje de la noche anterior. Debe haberse quedado dormido también. Me senté, quitándome el pelo de la cara. No puedo volver a mi apartamento. No puedo. Barney se movió a mi lado, abriendo sus ojos.

— Hola — gimió con cansancio.

— No puedo volver — dije.

— ¿Qué?

— A mi apartamento — le miré — Si regreso, estaré sola con mis pensamientos, y conmigo ese es un entorno muy peligroso.

— Hey, tranquila — dijo él, sentándose.

— Barney, sé que es mucho pedir. Y sé-

— No te preocupes por eso. Por supuesto que puedes quedarte aquí — contestó y sonreí, abrazándolo.

— ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! No causaré ningún problema, lo prometo. ¿Y sabes? Estaba pensando que me gustaría compensarte por lo de anoche.

— Lauren-

— ¡Con Láser Tag! — dije y sonrió — Hemos querido ir juntos, ¿verdad? ¿Por qué no ahora?

— ¡Sí! ¿Esto va a ser Legen- Espera un momento... espera... espera... espera un momento... ¿Lauren?

— ¡Dario! — chocamos los cinco mientras reíamos.

— ¡Flanco derecho! ¡Flanco derecho! — ordenó Barney.

— ¡A tu izquierda! — le advertí, disparándole al chico antes de que pudiera dispararle a Barney.

— Acabas de salvarme la vida.

— Siempre a su servicio, señor — de repente enrolló su brazo alrededor de mi cintura, sosteniéndome contra su pecho mientras disparaba a alguien que trataba de dispararme.

— Solo pensé en devolverte el favor — dijo en mi oído.

Me reí mientras caminábamos por la calle, en nuestro camino de regreso a la casa de Barney. Podríamos haber tomado un taxi, pero era una noche estupenda.

— Debo admitir que eres el mejor compañero de Láser Tag que he tenido — le dije.

— La verdad es que yo nunca he tenido uno.

— ¿Nunca? — pregunté.

— A los otros no les gusta mucho el láser tag. Son todos unos perdedores — contestó y me reí.

— Bueno, cada vez que necesites un compañero, ya sabes a quién llamar. Me divertí mucho hoy.

— ¡Bueno, no ha terminado todavía! ¿Por qué no pasamos por el bar? Claramente eres una buena compañera de Láser Tag, vamos a poner a prueba tus habilidades como una compañera de ligues — dijo y dudé.

— ¿Sabes qué? Por qué no. ¡La noche es joven!

A medida que empezaba a pasar más y más tiempo con Barney, más me acercaba a él. Era fácilmente mi mejor amigo.

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