Capitulo 18

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A estas alturas de mi vida, arriesgaría mis alas por un beso tuyo —Danns Vega.

Las calles del vecindario estaban tranquilas como era de costumbre, sobre todo a esa hora de la noche. Aunque el interior del auto era silencioso, no era incómodo. Jimin sostenía sus rosas azules sobre su regazo, viendo lo cerca que estaba de llegar a su casa, no quería bajarse del auto. Quería seguir pasando tiempo con el alfa.

Yoongi estacionó el auto frente a la casa de dos niveles del omega, por la luz encendida en el segundo piso, el alfa se dio cuenta de que la madre de Jimin probablemente seguía despierta.

—Gracias, por todo lo de hoy —agradeció Jimin sin querer bajarse del coche—. La pasé muy bien.

El omega no quería abandonar el aroma de Yoongi, quisiera quedarse con él toda la noche hasta quedarse dormido, tendiendo su aroma cerca, pero sabía que eso era pedir demasiado, así que por el momento debía conformarse con aquello.

En el momento que Jimin hizo ademán para abrir la puerta, la voz de Yoongi lo detuvo.

—¿Tienes clases mañana? —cuestionó el alfa llamando la atención del omega.

—Sí, en la mañana, supongo que tú tienes que trabajar —consideró Jimin, esperando con ansias que el alfa tuviera un momento libre para poder verlo otra vez.

—Trabajaré después de almuerzo, mañana tengo la presentación de mi proyecto final —replicó Yoongi.

—¿Ya te gradúas? —cuestionó el rubio—. Eso está genial, ya quiero graduarme también —comentó con ilusión. Aunque le gustaba su carrera podía llegar a ser muy estresante cuando las presentaciones de su trabajo y las asignaciones de la facultad se unían.

—El punto es..., que puedo pasar por ti si quieres —señaló el pelinegro mirando a Jimin sonreír a medias.

—Claro que quiero —contestó Jimin al instante, incluso se sintió algo tímido por sonar tan desesperado.

—Bien, paso por ti entonces —susurró Yoongi tratando de reprimir una sonrisa, pero no puedo evitarla mientras Jimin le sonreía mostrando todos sus dientes, sin ocultar ni un poco lo mucho que le emocionaba aquello.

—Bien —masculló el omega, aun sin mostrar intenciones de querer irse.

—Te veo mañana —repitió el alfa desabrochándose el cinturón de seguridad.

—Sí, te veré mañana —musitó Jimin, a la espera de lo que sea que Yoongi estaba planeando hacer. Solo esperaba que fuera lo que él tenía en mente.

—Bien —murmuró el pelinegro estirándose hacia Jimin.

—Genial —murmuró el omega, ahora tendiendo al alfa a sólo centímetros de sus labios, mismos que se juntaron en un pequeño y rápido beso.

Exactamente lo que quería Jimin era besar por última vez al alfa, no podía irse sin volver a probar sus labios, sentir ese cosquilleo en su interior mientras los labios de Yoongi se apoderaban de los suyos con pasión. Cuando se apartaron, el omega le dedicó una sonrisa antes de salir del auto con las rosas en manos.

Por la ventana de la sala de estar, Jimin vio las luces del auto de Yoongi alejarse. Sonriente, lo primero que hizo fue colocar sus rosas en agua para conservarlas lo más que se pudiera, las llevó consigo a su recamara y las colocó en su mesita de noche, para recordar que aquello de verdad fue un regalo del alfa que le gustaba y que lo cortejaba.

En cuanto salió al pasillo para apagar las luces que permanecían encendidas, notó que las del cuarto de su madre seguían encendidas, incluso la puerta estaba medio abierta, lo que le pareció raro a Jimin. Su madre nunca dormía con las luces encendidas y mucho menos con la puerta abierta.

Bajó rápidamente las escaleras, apagó todo y se aseguró de cerrar todas las ventanas y puertas. Mientras subía para ver qué sucedía con su madre, la notificación de un mensaje llamó su atención, miró en la pantalla brillaba el nombre de Yoongi, pero el mensaje de hace horas de Namjoon destacaba entre los demás.

Se preocupó al ver en aquel mensaje, que su madre les pidió que la llevaran a casa cuando apenas eran las ocho de la noche. Lo que le hizo guardar el móvil y seguir su camino, fue el hecho de saber que Jin notó a su madre rara y estaban preocupados.

Al entrar a la recamara encontró a su madre sentada en la orilla de la cama, con su cabeza escondida entre sus brazos, mientras movía su pie con algo de nerviosismo.

—¿Mamá por qué sigues despierta? —cuestionó Jimin caminando hacia ella.

—No puedo dormir, siquiera con las pastillas, alguien estuvo tocando la puerta y mi lobo entró en crisis, otra vez —dijo aún sin levantar la cabeza.

—¿Por qué? —preguntó el rubio con notable preocupación en su voz—. A ver, mírame —le pidió y cuando lo hizo entendió a qué se refería.

Sus ojos verdes esmeralda brillaban con intensidad, mostrando la presencia de su lobo, algo que Jimin casi nunca había logrado presenciar, por esa misma razón se quedó paralizado frente a su madre.

—Lo siento cerca, pensé que el vínculo estaba completamente roto, pero lo siento cerca y eso no me gusta Jiminie.

La respuesta de su madre lo dejó sin palabras, no tenía que ser un genio para darse cuenta de que hablaba de su padre. No esperaba que ella tocara ese tema, nunca lo hacía. Pudo ver en sus ojos: temor, tristeza y mucha ansiedad. Jimin sabía que ella no se había desvinculado por completo de aquel hombre y eso no le gustaba.

—Está bien mamá, quizás viste a alguien parecido y te trajo recuerdos, tranquila —le susurró Jimin tratando de calmarla—. Estamos juntos, ese hombre no está cerca y no lo estará.

—No puede saber dónde vivimos ¿cierto? —preguntó Eun-Ji.

—Es muy poco probable, madre —masculló el omega, peinado el cabello de la mujer frente a él. Quien asintió mientras se incorporaba en la cama.

—Ahora cuéntame cómo te fue con Yoongi —le pidió abrigándose con un suéter azul oscuro—. ¿Fue gentil?

—Mamaaá —se quejó Jimin en voz baja—. No pasó nada de lo que crees, solo fuimos a cenar.

—Se tardaron mucho como para solo "cenar" —señaló la omega, haciendo comillas con sus dedos.

En el momento que su madre mencionó la tardanza de él y Yoongi, recordó la verdadera razón por la que fueron a cenar más tarde de lo que tenían previsto, y con ello recuerdos de las marcas en la espalda de Taehyung llegaron a su cabeza. Debía contarle de ello a su madre, debía buscar ayuda antes de que fuera muy tarde, porque sabía que su amigo no la haría hasta que ya no aguantara más.

No tardó en cortarle a su madre sobre lo que sucedió con su mejor amigo, lo primero que mencionó fueron las marcas que vio y mientras le contaba, ató cabos.

Recordó aquella noche que fue a verlo a su casa y lo encontró actuando con nerviosismo y queriendo salir corriendo de su casa. También cuando escapó de casa y prefirió quedarse en casa de un extraño, independientemente de que fuera su destinado, a volver a su hogar. Posterior a esos acontecimientos de los que él fue testigo, no podía dejar fuera aquella tarde en la que su padre le pegó frente a él y como prácticamente lo arrastró fuera de su casa.

Pensó que podría tratarse del alfa amigo de su hermanastro, pero todo apuntaba de que la raíz del problema era Ji hoon, y eso era peligroso. Ya sabía lo que su madre le diría, pero no se quedaría de brazos cruzados. Estaba cansado de que los alfas siempre se salieran con la suya.

—Creo que su padre le pega —concluyó Jimin—. Y no solo como castigo, sino violentamente, casi como tortura.

—Jimin, no nos conviene meternos en problemas con Ji hoon —consideró su madre, masajeando su frente mientras suspiraba.

—Madre, tenemos que ayudarlo, sabes que él no buscará ayuda. Le tiene demasiado miedo, y sabemos por qué —determinó el omega sentándose en forma de indio sobre la cama.

Jimin era conocedor del por qué Taehyung le tenía miedo a su padre por lo que era capaz de hacer, aunque la mayoría de las cosas que él sabía eran rumores, pero se ha repetido tanto que dejaba de ser rumor y se convertía en verdad.

—Escúchame, para eso necesitamos pruebas que no tenemos, y de tenerlas te puedo asegurar que ese hombre buscará la manera de deshacerse de ellas; será fácil para él solo porque dos omegas fueron quienes le dieron evidencia a la policía —explicó Eun-ji tomando las manos de Jimin.

—Pero mamá, debiste ver sus heridas, tiene que haber algo que podamos hacer o algo malo puede pasar —le pidió Jimin con las cejas levemente fruncidas, con un semblante lleno de preocupación.

—Está bien —suspiró la omega—. Él tiene un alfa que es su destinado, si algo podemos hacer, es a través de él. Quiero ayudarlo, pero tengo miedo de los daños colaterales hacia nosotros.

—Sí, Jungkook, ¿qué debería hacer? —preguntó Jimin.

—Él debe saber mejor que tú y yo qué pasa con su pareja, que nos ayude a conseguir evidencia, sin eso no vale de nada una denuncia —determinó su madre. El omega solo se asintió y rápidamente la abrazó en agradecimiento.

Su madre nunca ha querido que el pasara mucho tiempo en casa de Taehyung precisamente por su padre, así que era un gran avance que ella accediera a ayudarlo. Aunque, de todos modos el omega pretendía hacer algo por su amigo, no lo dejaría solo.

—Jimin, sabes que Ji hoon se relaciona con gente peligrosa y que esto no ser tan afectivo. Solo estamos intentándolo, pero nada es seguro —comentó la castaña mientras Jimin se ponía de pie para irse.

—¿Necesitas que me quede contigo? —cuestionó el omega, desde el umbral de la puerta.

—No, ve a descansar, mañana tengo turno en la noche en el hospital —informó acurrucándose debajo del edredón.

Jimin le lanzó un beso antes de cerrar la puerta y volver a su recámara. Al ver las rosas azules junto a su cama, recordó el mensaje sin contestar de Yoongi, mismo que se aseguró en responder.

Antes de irse a dormir le hizo saber a la pareja de alfas que sucedía con su madre, se reservó los detalles de su padre y solo les aseguró que todo estaba bien.

***

La noche pasó, literalmente en un abrir y cerrar de ojos para el omega, apenas pudo dormir las horas necesarias para poder descansar por completo. El auto negro estacionado frente a su casa anunciaba la llegada del alfa, por ello se apresuró en salir de casa sin preocuparse por comer el desayuno, algo por lo que su madre se quejó, pero que no le dio tiempo a seguir reprimiéndolo porque éste ya estaba fuera de la casa.

Jimin entró sonriente al coche, fue recibido por el aroma a limón y canela que estaba esparcido por todo el auto, no había mejor manera de iniciar el día que percibiendo el aroma del alfa cerca y una sonrisa de su parte.

—Buenos días —susurró Yoongi con voz más grave de lo habitual.

Su voz ronca era de las tantas cosas que le gustaba del alfa, aunque en se momento era más profunda de lo que antes lo había escuchado. Dejando de lado aquello, Jimin le devolvió los buenos días con una sonrisa de oreja a oreja que no podía ocultar, aunque quisiese.

—¿Café? —cuestionó el alfa al detenerse en el semáforo en rojo.

—Lo necesito más que nunca.

Jimin no sabía que más decir, así que decidió colocarse los anillos que cargaba en los bolsillos de su bolso, no le dio tiempo a colocárselo antes de salir, por no querer hacer esperar por mucho tiempo al alfa, especialmente cuando sabía la presentación importante que tenía el pelinegro.

En cuanto terminó, desvió su atención al alfa y notó que éste lo estaba mirando ponerse sus prendas. De fondo se escuchaba Getaway car, mientras ambos se miraban esperando el cambio a verde del segundo semáforo en el que se detenían. El alfa extendió su mano derecha hacia el omega, pero éste no entendía que quería, por lo que él Yoongi tuvo la valentía de tomar su mano y apreciarla.

Jimin sintió sus mejillas arder cuando vio como el pulgar de Yoongi se movía en el dorso de su mano, con tanta sutileza, sospechaba que aquella caricia inconsciente porque parecía más concentrado en sus accesorios que en el movimiento de sus dedos.

—Te quedan muy bien —halagó el alfa volviendo su mirada al frente y su mano al volante.

—Gracias —susurró Jimin mirando sus manos, aun sintiendo el cosquilleo que dejó la mano de Yoongi.

Lo observó conducir con una mano hasta la cafetería, la misma de siempre. No notó lo bien vestido que iba el alfa hasta que lo vio salir del auto y acomodar su americana.

—Quédate aquí —le pidió por la ventanilla del auto, antes de seguir su camino al interior de la cafetería.

—No iré a ningún lado —masculló para sí mismo, observando al alfa alejarse-

El omega esperó paciente dentro del auto, intentó seguir con la mirada cada paso de alfa dentro de la cafetería, pero de vez en cuando algunas personas le bloqueaban la vista. En cuanto Yoongi salió con dos vasos de café en sus manos, Jimin se perdió en la silueta del contrario; desde donde estaba tenía una mejor vista de lo bien que lucía en un traje que no era negro, aunque el color negro le quedaba muy bien, pero el amarillo aún más, iba muy bien con el tono pálido de su piel.

Yoongi llevaba pantalones y chaqueta color amarillo, debajo una camiseta blanca y en su muñeca izquierda lucía un reloj blanco, un accesorio que lo hacía ver aún más elegante. Jimin no pudo apartar su mirada del cuerpo del alfa mientras éste se acercaba al auto. Por su forma de caminar y como fruncía el ceño debido a la luz solar que le pegaba de frente, es que se veía tan dominante.

—Gracias —dijo Jimin al recibir el vaso de café de la mano del hombre que ahora estaba a su lado—. Ten cuidado de derramar el tuyo, no queremos que tu traje se manche.

Al llegar a la facultad, Jimin esperaba despedirse del alfa antes de entrar a clases, pero en cambio éste lo acompañó hasta la puerta del aula y luego se marchó.

Yoongi sitió la mirada de alguien cuando solo había avanzado un poco lejos del aula en la que acaba de dejar a Jimin, al levantar su mirada se encontró con el alfa que molestaba al rubio, el mismo que intentó usar su voz de mando con el omega en medio de una cafetería llena de personas.

—Mantente alejado de él. —Yoongi se detuvo en medio del pasillo señalando con su dedo índice al alfa delante de él.

—Cuidado en cómo me hablas, alfita —determinó Chanyeol, dando un paso adelante, esperando que el pelinegro retrocediera, pero Yoongi se mantuvo en su lugar sin pestañear y sin moverse un solo centímetro.

—Cuidado en como lo miras, te estoy observando —contraatacó el pelinegro.

Vio aquella mirada en sus ojos, la misma que tenía cuando intentó obligar a Jimin a obedecerle. Tendría a ese alfa en la mira porque no le gustaba para nada la forma depredadora en que miraba al omega que él estaba cortejando, lo observaba como si quisiera terminar algo que no pudo hacer.

—Son mis ojos, sácamelos si te molesta como le miró el culo a Jimin —se mofó con una sonrisa burlona.

Yoongi apretó sus puños a sus costados, estaba dispuesto a partirle la nariz en ese instante, pero tenía cosas más importantes que hacer y no quería que el omega creyera que era un alfa obsesionado con sus exes y un temperamental.

—Si le pasa algo, tan siquiera un mínimo rasguño o un pelo despeinado, te puedo asegurar que te sacaré esos ojos de los que tanto alardeas, alfita —amenazó Yoongi, presionado su dedo índice sobre el pecho del contrario.

—Ya veo qué pasa aquí —masculló Chanyeol—. Ya te abrió las piernas, no me sorprendería.

Yoongi estaba listo para pegarle cuando sintió las manos de alguien sobre su hombro y luego unas fuertes manos sujetar su brazo, solo por eso se detuvo. Conocía perfectamente el aroma de la persona que apretaba su muñeca.

—Somos de la misma casta, pero claramente no de la misma clase, basura —escupió el alfa dándose la vuelta para seguir su camino fuera de ese lugar antes de llamar más la atención.

Notó como Hoseok lo miraba con una ceja levantada, esperando alguna explicación por parte de Yoongi, quién solo levantó su hombro derecho al mismo tiempo que ladeaba su cabeza en esa misma dirección.

—Solo le daba un ultimátum —explicó Yoongi con una sonrisa de lado.

—¿Por un omega? Tu no haces esas cosas, a menos que quieras algo a cambio, ¿qué intentas hacer? —pregunto con algo de diversión en su voz.

—Por un omega no, por Jimin, son cosas diferentes —corrigió el alfa—. Lo único que intento es cortejarlo, solo quiero a cambio que sea mi omega, ¿hay algún problema con eso?

Hoseok solo levantó sus manos en señal de rendición, no quería que el alfa a su lado también le diera un ultimátum por cuestionarlo. Sabía que no lo haría, pero prefería no averiguarlo.

En el momento que se despide de su amigo, Yoongi puso toda su concentración en su presentación de proyecto final, mientras esperaba ser llamado por el jurado que lo evaluaría.

No pudo evitar pensar en la sonrisa del omega y como éste cerraba sus ojos siempre que comía algo que le gustaba demasiado.

Escuchar su nombre hizo que saliera de su burbuja de pensamientos. Tenía pensado dejarle claro a Jimin que no estaba jugando con el cortejo y para eso tenía algo planeado. Dejó aquellos pensamientos de lado mientras se preparaba frente al auditorio, que tenía algunos estudiantes que estarían presentes en su exposición de tesis.

Las horas de la mañana pasaron tan rápido como un silbido. Durante los pocos minutos que Jimin tenía entre clases, los tomó para buscar a Jungkook con desesperación, necesitaba encontrarlo y hablar con él sobre las marcas de Taehyung, pero su corta búsqueda no dio resultados, solo empeoró lo ansioso que estaba respecto a ello.

Antes de salir de su clase de Fotografía, la última en el día, intentó llamar a Jungkook, incluso a Taehyung, pero no logró comunicarse con ninguno. El omega sentía que debía conseguir hablar con el alfa de su mejor amigo ese mismo día, no quería postergar ese tema, le preocupaba. Además, consideraba que en situaciones como la que su amigo se encontraba, el tiempo era lo que menos tenía a su favor.

Al salir del aula, Jimin no esperaba ver a Yoongi esperarlo con una rosa azul en su mano, tenía planeado volver a tomar el autobús para llegar a su trabajo y solo poder hablar con el alfa durante la noche, pero todo eso se desplomó cuando lo vio recostado de una pared mientras esperaba por él.

Yoongi se tomó la molestia de ir hasta la única floristería de la ciudad que vendía aquellas rosas azules, inmediatamente salió exitoso de su presentación, fue lo primero que hizo. Le gustó ver la sonrisita de Jimin mientras se acercaba a él, eso demostraba que estaba feliz de verlo, por segunda vez en el día.

—Almuerza conmigo —le pidió Yoongi mientras le extendía la rosa.

—Me sorprendes Min Yoongi —susurró Yoongi con su mirada en la flor que hasta parecía recién cortada. Su color azul era tan uniforme que parecía irreal.

—Tengo que trabajar dentro de dos horas, así que podemos comer y te dejo en tu trabajo —explicó el alfa mirando la hora en su reloj.

Jimin asintió en acuerdo, mientras caminaba por el pasillo se sintió en la libertad de tomar al alfa por el brazo hasta llegar al estacionamiento. Ese simple acto le habría molestado al Yoongi del pasado, no le gustaba las demostraciones de afecto en público, tampoco tener personas muy cerca de él, pero en cambio le gustó la cercanía del omega.

Ahora que ha pasado más tiempo juntos, ninguno quería separarse del otro. Jimin podía acostumbrarse a verlo todos los días, a hablar con él cada día y compartir sus cafés mañaneros. De observarlo en la cafetería a pasar tiempo con él, era mucho mejor de lo que Jimin tenía pensado que sería.

A Yoongi nunca le hizo falta pasar tiempo con otras personas más que con su reducido grupo de amigos, con quienes tampoco era mucho de salir, a excepción de Hoseok y en los últimos meses también Jungkook. Ahora que había salido con el omega en más de una ocasión, se sentía completamente diferente.

El alfa lo vio llenar sus mejillas de comida, y mientras lo hacía se dio cuenta que le gustaba verlo comer. Durante el almuerzo y todo el viaje al lugar de trabajo del omega, no dejaron morir la conversación que tenían.

Aunque el pelinegro era una persona que solo es habladora con quienes son cercanos a él, y aunque conocía a Jimin de pocas semanas, se sentía con la libertad de hablar de cualquier cosa; desde lo más sencillo como el clima, hasta temas más serios como el abuso.

Sentía que podía hablar de cualquier tema con Jimin y éste tendría conocimiento o una respuesta de ello. Le gustaba que fuera una omega tan preparado, de mente abierta, que no juzga, en cambio que es empático, más inteligente y astuto de lo que aparenta ser. Eso le dio más confianza para hablar de su familia inexistente, en caso de que llegaran a tocar ese tema.

Quiso bajarse del auto y acompañar a Jimin hasta el interior del edificio de tres pisos en el que trabajaba, pero era su lugar de trabajo, así que solo pudo esperar a que éste cruzara la calle. Vio como un chico alto y demasiado atractivo lo saludaba con demasiada cercanía para su gusto. Luego de verlo con más detenimiento se dio cuenta de era su compañero de baile, pero eso no hizo que bajara la guardia.

Antes de seguir su camino a su trabajo, decidió dejarle un mensaje al omega pidiéndole que le avisara cuando fuera a salir si quería que pasara por él.

Mientras conducía, no pudo evitar pensar que quizás estaba siendo muy apegado en tan poco tiempo. Se preguntó si debía dejar de insistir en llevarlo a todos los sitios, se cuestionó si estaba siendo muy intenso con todo.

Solo quería estar con él. Quería verlo siempre que pudiera, cuidarlo, y asegurarse de que nadie más quiera cortejarlo. El alfa ha pasado casi toda su vida siendo prácticamente rechazado, que ahora que era aceptado quería pasar todo el tiempo posible con la otra persona, esa era su manera de asegurar que Jimin no se fuera como todo el que lo ha hecho en su vida.

No iba admitírselo a sí mismo, pero en el fondo lo que sentía era miedo de que el omega lo dejara. Sabía que podía hacerlo, tenía miedo de que lo hiciera.

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