Capitulo 19

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No es lo que siento por ti, es lo que no siento por nadie más —Jaime Sabines.

El sol empezaba a ocultarse entre las nubes, los clores anaranjados del cielo y la luz del exterior que filtraba por los ventanales de la oficina en la que se encontraba el alfa, empezaba a bajar la luminosidad.

Su escritorio estaba lleno de papales, bolígrafos, lápices, diseños publicitarios impresos que aún seguía revisando. Tenía tres proyectos que terminar antes de finalizar el mes, los días avanzaban y eso empezaba a causarle dolores de cabeza. Por lo general sus días estaban llenos de reuniones con el equipo de trabajo que él lideraba, pero ese día fue la excepción.

Desde que llegó a su oficina, no salió de allí, y agradeció que nadie llamó o hizo cita para reunirse con el ese día. No recordaba cuando fue la última vez que pudo quedarse todo un día dentro de su oficina y adelantar todo el trabajo que tenía atrasado.

El alfa sintió su cuerpo algo rígido por permanecer sentado durante un largo tiempo. Se dejó caer en su silla, arrastrando la hacia atrás al estirar sus piernas y brazos, mismos que mantuvo sobre su cabeza. Su mirada se quedó fija en los sillones blancos frente a él.

Se levantó de su lugar con la intención de estirar sus piernas, manteniéndose de pie frente al ventanal que quedaba a pocos pasos de su escritorio.

Con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón amarillo, vio el sol terminar de ocultarse. Su oficina tenía la mejor vista y el pocas veces estaba allí dentro para apreciar una escena como la de ese momento. Miró la hora en el reloj que colgaba en su pared del fondo revestida en madera, mismo que marcaba las 6:30 de la tarde.

Del otro lado de la ciudad, Jimin se encontraba con la respiración agitada solo por los calentamientos antes de iniciar la nueva coreografía, en la que una vez más sería protagonista junto a su compañero de baile.

—Necesito que todos vean como lo hacen ellos, y que lo repliquen —ordenó el instructor en medio del salón en el que practicaban.

Jimin y Young-soo repitieron sus movimientos como demostración, ya empezaban a costurarse a ese tipo de órdenes, especialmente cuando iniciaban una nueva coreografía.

El resto de la tarde, solo escucharon los regaños del instructor porque aún no había coordinación en nada, cada presentación siempre era más difícil que la anterior y aquella no era la excepción.

Aunque sabía que no debería ser perfecto en el primer intento, al omega le frustraba no poder aprender un paso de baile al instante. En varias ocasiones estuvo a punto de caerse, si no fuese por su compañero estaría más en el piso que bailando, lo que arruinaba por completo la coreografía.

Cuando llegó la hora de salida, Jimin se dejó caer boca arriba en el piso. Podía sentir su cabello húmedo de todo lo que había bailado ese día, su pecho aún subía y bajaba por toda la fuerza que empleó minutos atrás.

—Tranquilo, solo es el primer día después de nuestro éxito con RED, es normal que esto suceda —le alentó Young-soo parado junto a Jimin.

—¿Crees que logremos eso que él quiere? —cuestionó Jimin mirando al alfa desde su lugar.

—Claro que sí, somos primer bailarín, podemos hacer eso y más —afirmó Young-soo tratando de animar a su compañero, quién solo asintió y recibió las manos extendidas del alfa en para poder ponerse de pie.

—¿Necesitas que te lleve? —preguntó mientras salían del salón de prácticas.

—No, me quedaré un poco más —le hizo saber Jimin mientras bajaban por el ascensor hasta el primer piso, donde ambos se despidieron antes de tomar caminos separados.

Jimin caminó hasta el auditorio que usaban los actores de teatro para ensayar sus actos. Eran alrededor de las ocho de la noche, por lo que sabía que a esa hora no había nadie allí, tendría el auditorio para el solo. Es lo que siempre hacía para liberarse de lo que sentía en ese momento, no podía irse a casa de esa manera, no se iría hasta asegurarse de que al siguiente día lo haría mejor.

«Somos primer bailarín» la apalabras de Young-soo retumbaron en su cabeza mientras giraba sobre el escenario. Si quería seguir siendo primer bailarín debía esforzarse un poco más que el resto de sus compañeros, nunca ha sido fácil mantener ese puesto, y nunca lo sería.

Después de su pausa, Yoongi no dejó de mirar el reloj una y otra vez. Las horas seguían avanzando, tanto que la única luz encendida en ese piso era la de su oficina, se había quedado hasta tarde, más que para adelantar trabajos, para esperar una respuesta por parte del omega. Estaba ansioso por recibir un mensaje de él, pero ya eran las 8:30 de la noche y seguía sin responder.

El alfa no sabía si aún estaba en su trabajo, pero es el lugar al que decidió ir aún sin una contestación del rubio.

Mientras se estacionaba en el sótano del edificio, recordó a su compañero y se preguntó si estarían juntos ensayando para su próxima presentación, las probabilidades eran altas, pero esperaba que no fuera así o se sentiría muy incómodo al ir a su lugar de trabajo, ya de por sí lo era, pero ya no pensaba dar un solo paso atrás.

En la recepción preguntó por el omega a un hombre de algunos 40 años, quien por suerte conocía a Jimin. Caminó hasta el teatro, al abrir la puerta se sorprendió al ver lo grande que era el lugar, las paredes estaban pintadas de un gris claro, el techo iluminado por pequeñas bombillas que parecían estrellas en el cielo; asientos rojos vino en combinación con las paredes de madera en el escenario, donde se encontraba Jimin girando y saltando sin parar. Al mirar a su alrededor se dio cuenta que incluso tenía dos balcones a ambos lados.

Sigilosamente se sentó en el fondo, y observó al omega bailar. La manera en que movía su cuerpo era simplemente impresionante, como saltaba y parecía volar. Yoongi se asustó cuando Jimin estuvo a punto de caerse por un salto seguido de varios giros, estaba seguro que si el intentaba algo como eso, vomitaría al instante.

Jimin se detuvo a descansar, caminó de un lado a otro con las manos en su cintura y la mirada en sus zapatillas de ballet. Al levantar la mirada, notó la presencia de alguien en la última fila de la planta baja del teatro, inmediatamente reconoció el ligero aroma que pudo percibir, y ese traje amarillo, no lo confundiría con ninguno.

El omega le sonrió, algo que alivió a Yoongi, no quería que el pensara que estaba comportándose como todo un acosador, pero la gran sonrisa que le dedicó le decía lo contrario.

Estaban un poco lejos uno del otro, por lo que Jimin tomó el móvil en sus manos, fue en ese momento que se dio cuenta de que tenía un mensaje del alfa. Se alegró de que éste no esperó su respuesta para ir por él, porque siempre la respuesta sería un sí.

Yoongi

Te ves muy bien desde aquí.

Jimin

Estoy todo sudado, no puedo verme tan bien como afirmas.

Yoongi.

Bueno, eso te hace ver más sexy.

Jimin se mordió el labio inferior tratando de reprimir su risa. Le estaba coqueteando y estaba logrando el efecto que quería causar en él.

Jimin

¿No deberías estar haciendo algo más entretenido que verme bailar?

Yoongi

No hay nada más interesante que tú, me gusta verte bailar.

Jimin se sonrojó al recibir aquel mensaje, empujó su cabello hacia atrás mientras miraba a Yoongi desde su lugar con ojos coquetos, se mojó los labios y volvió su mirada al teléfono, rápidamente le escribió que se vieran en la salida. El omega salió por la puerta trasera, tomó el ascensor hasta el tercer piso, rápidamente se cambió de ropa y secó el sudor de su cuerpo.

Para cuando estuvo en la entrada, encontró al alfa con sus manos en los bolsillos de su pantalón, y solo haciendo aquello se veía demasiado bien. Tenía unas increíbles ganas de lanzársele y besarlo, de todos modos, la única persona cerca era quien cuidaba el edificio.

—Hey —le saludó Jimin—. Perdón por no responderte antes, estaba bastante ocupado hoy.

—No, lo siento por venir sin avisar —se disculpó Yoongi, abriendo la puerta del asiento copiloto para Jimin.

—No tienes que disculparte por eso —susurró Jimin mientras se colocaba el cinturón de seguridad—. Es un privilegio tener a alguien que quiera llevarte a casa.

Con aquellas repuesta, todos los cuestionamientos del alfa sobre si estaba siendo muy apegado o comportándose como un acosador con el omega, simplemente se esfumaron; en cambio, dejaron tranquilidad al saber que Jimin en lugar de sentirse acosado o incómodo, se sentía privilegiado, eso causaba en la gran satisfacción.

Yoongi escuchó un quejido bajo, miró a Jimin por segundos antes de volver su atención al trayecto. De reojo vio como el omega recostaba su cabeza del asiento y desviaba a su mirada a la calle.

No hizo falta preguntar si estaba cansado, claramente lo estaba. Lo vio bailar y más que feliz parecía algo frustrado; el alfa desconocía que tanto esfuerzo debía ejercer Jimin para bailar tan bien como lo hacía, pero ahora que estaban conociéndose esperaba saber que tanto le costaba aquello, así podría darle el apoyo que necesitaba.

—Supongo que es costumbre quedarte después del trabajo —opinó Yoongi sujetando el volante con una mano, mientras la otra reposaba en la palanca de cambios.

—Sí, siempre. Debo estar extremadamente cansado para no hacerlo, ser primer bailarín significa dar una milla extra para mantenerlo y superarlo —explicó Jimin cerrando sus ojos mientras movía sus dedos.

—No sé mucho de ballet, pero creo que no deberías sobreexplotar tu cuerpo —consideró el alfa entrando al vecindario en el que vivía el chico sentado en su asiento pasajero.

—No lo hago, tengo completo control de mi salud —le aseguró Jimin ladeando su cabeza para ver al alfa, a quien solo vio asentir, al mismo tiempo que pasaba su pulgar por su labio inferior, acto que Jimin consideró innecesario en ese momento.

—Parece que tú madre no está en casa —susurró Yoongi al ver todas las luces y ventanas cerradas.

No había segunda intención incluya en su comentario, solo pretendía dejar al omega, esperar a que estuviera dentro de su casa e irse, pero el hecho de que todo estuviese apagado llamó su atención.

—Es enfermera, hoy tiene turno de noche, debió haberse ido hace poco —comentó Jimin viendo la casa color blanco liso, con diseño en ladrillo en la parte inferior.

—¿Y duermes aquí solo? —cuestionó Yoongi con preocupación y su mirada puesta en el omega, quién asintió con obviedad—. ¿No es peligroso?

Jimin se rio bajito mirando con ternura al alfa a su lado para luego decir: —No es peligroso, no es mi primera vez, y se cuidarme bien solo.

—Y no lo dudo —masculló el pelinegro inspeccionando con la mirada la calle en la que vivía el omega.

—¿Cenaste? Deberías entrar, puedo hacer algo para los dos —sugirió Jimin.

Yoongi volvió su mirada al omega. No esperaba aquella espontánea invitación a su casa. Antes de dar una repuesta, pensó en que estarían solos en su casa y que eso significaba que podrían pasar cosas. Consideró decir que no, o inventarse alguna excusa, pero al final terminó aceptando, convenciéndose de que nada más que un par de besos podría pasar entre ellos estando en esa clase de privacidad. Además, la invitación del omega no parecía ser hecha con esa intención.

—Bienvenido, por favor deja tus zapatos en la entrada —le pidió el omega quitándose los suyos.

En cuanto encendió las luces el alfa pudo ver el interior de la casa. Todo era muy sencillo y organizado. El techo rectangular era alto, las paredes eran blancas como en el exterior, el piso era de madera marrón claro, lo que le daba un toque más cristalino y fresco, especialmente por las plantas verdes, algunas que permanecían en el piso, otras en las repisas.

—Tu casa es muy... acogedora —halagó Yoongi mientras se aproximaban a la sala de estar. Las cortinas beige cubrían el ventanal junto a la butaca del mismo color y a pocos pasos de la misma, un sofá verde de tres plazas.

En ese mismo espacio se encontraba la cocina abierta, con el comedor de madera detrás de las encimeras, junto a las puertas corredizas que daban al patio trasero, algo que pudo notar porque las cortinas estaban corridas a un lado.

El alfa estaba tan acostumbrado al frío de su apartamento, a las paredes llenas de pinturas que usualmente compraba en las galerías de arte, a las mismas que iba solo. Ver lo cálido y familiar que se sentía el interior de la casa de Jimin, le recordó a como se sentía con él.

—Ponte cómodo, me ducharé rápido y vuelvo enseguida —le pidió el omega dejando a Yoongi mirando alrededor con curiosidad.

Estaba cansado de usar todo el día aquellas mallas de ballet, así que decidió usar algo simple y cómodo con lo que probablemente dormiría, no había nada más reconfortante que una camiseta blanca y una bermuda negra.

Yoongi vio al omega bajar las escaleras que quedaban exactamente detrás de donde se encontraba la repisa en la que descansaba la televisión. Con su cabello más esponjoso que antes y una parte del mismo atado en una coleta. Tenía sus manos metidas en los bolsillos mientras bajaba, una sonrisa sutil se plantó en sus labios al hacer contacto con el alfa, quien solo podía pensar en lo increíblemente sensual que se veía el omega en ropa tan casual como la que llevaba puesta.

Se supone que no debería verse de esa manera, pero para el poco control del alfa lucia demasiado sexi. Sus aretes, no tenía sus anillos, pero si las pulseras de diferentes colores en su muñeca izquierda y ese collar con colgante en forma de ancla que siempre usaba, por alguna razón destacaba más su atractivo físico.

Si no fuera por su aroma tan dulce, fácilmente podría decir que era un alfa, tenía buen cuerpo y debía admitirlo, su presencia y personalidad eran fuerte, su mirada siempre coqueta. Era un omega dominante, que si no fuese por su aroma y ciertas facciones de su rostro, fácilmente podría ser confundido con un alfa. Un alfa como él, y si fuera así, no le importaría solo porque es: Jimin.

Jimin pasó delante del alfa sentado en el sofá de la sala de estar y encendió la calefacción para evitar el frío que empezaba a hacer, no era mucho, pero prefería tener la casa más caliente que el exterior, especialmente cuando estaría usando pantalones cortos.

Yoongi fijó su mirada en las piernas descubiertas del omega, y por más que quiso no pudo apartar su vista. Las piernas de Jimin no eran una broma, después de sus labios, en ese instante sus piernas definitivamente se convirtieron en su segunda debilidad del omega.

—Puedo sentir como me miras, esta vez no fingiré que no me doy cuenta —dijo Jimin dándose la vuelta para quedar frente al pelinegro.

—Tampoco intento disimular que te estoy mirando —admitió Yoongi, recorriendo su mirada desde las piernas del omega, se detuvo en su pecho por varios segundos, luego en sus labios hasta hacer contacto visual y allí se detuvo hasta que el omega apartó la mirada con una sonrisa de lado.

—Hagamos algo de comer —sugirió el rubio.

Yoongi no tardó en seguir sus pasos hasta la cocina, esperó ordenes de Jimin, porque era su cocina y él era quien cocinaba, el solo estaba allí para ayudar en lo que fuera necesario, más bien, en lo que Jimin le pidiera que hiciera.

Mientras preparaban la cena, mantuvieron la conversación de lo que sea que pasara por sus mentes. Desde verduras y cortes de carne, hasta los días de verano.

Ligero y cercano fue el ambiente que crearon entre ellos mientras cenaban Tteokbokki en el comedor de madera. Jimin lo sorprendió al destapar una copa de vino tinto al terminar de cenar.

—¿Te molesta si meto los pies en agua un momento? —cuestionó Jimin terminado de limpiar los platos.

—Claro que no.

Jimin se sentó junto al alfa, con un balde lleno de agua con hielo frente a él. En ese momento el pelinegro vio los pies de Jimin y se asustó.

—Woah, eso se ve doloroso, ¿estás bien? —cuestionó Yoongi viendo como el omega se quitaba los parches alrededor de sus dedos.

—No te asustes, es normal. Me duele como un demonio el arco plantar, es como una tortura, pero nada para alarmarse —admitió Jimin. El omega se deshizo de los parches que cubrían sus dedos para evitar empeorar los callos a causa del baile y las ajustadas zapatillas de ballet.

Ambos están en el sofá, con la televisión en frente de ellos encendida con una película de acción reproduciéndose. Un grupo de ladrones huyendo en un auto a toda velocidad de dos hombres enormes que querían matarlos. De Jimin esperaba algún drama romántico, pero el omega era como una caja llena de sorpresas.

Mientras Yoongi está concentrado en la película que el rubio eligió ver, Jimin movió sus pies dentro del agua y mantuvo su mirada en el alfa a su lado, la camiseta blanca que llevaba puesta se pegaba a su pecho, algo que su americana ocultaba antes, su cabello negro con corte por debajo realmente le enloquecía, tenía unas grandes ganas de pasar sus dedos por su cabello, acercarlo a él y besarlo.

—Listo, ya me siento mucho mejor —comentó el omega luego de haber dejado el balde en su lugar.

El alfa lo siguió con la mirada hasta que se sentó nuevamente a su lado. El omega le sonrió y se sintió algo intimidado al sentir la mano de Yoongi sujetar su pierna sin apartar la mirada. Dejó ambas piernas reposar sobre su regazo y sin que él omega se lo esperara este presionó sus dedos en el arco plantar de los pies de Jimin.

—Tocas el piano, debes saber usar muy bien tus manos —consideró Jimin dejando caer su cabeza atrás, sintiendo el masaje del alfa en sus pies. Yoongi se rio bajito al escuchar el comentario de Jimin.

—Sí, así como eres de flexible, yo soy bueno con las manos —comentó coqueto, llevando su mirada al omega, a quien encontró con la cabeza echada hacia atrás y cubriendo su rostro con su antebrazo.

Yoongi pasó de un pie al otro, aunque el omega aseguraba que ya se sentía mejor, las rozaduras y callosidades decían lo contrario.

Jimin se sentía en el cielo, el cosquilleo en la planta de sus pies esta vez no se debía al dolor, era simplemente fascinante. Al sentir como Yoongi presionó exactamente en ese lugar que más le dolía, un jadeo involuntario y satisfactorio salió de sus labios, lo que hizo que Yoongi rápidamente desviara su mirada a la del omega, sorprendido por lo que acababa de escuchar.

Jimin levantó su cabeza avergonzado, mordiéndose el labio inferior. No sabía que decir, mucho menos con Yoongi mirándolo con las cejas levantadas y una sonrisita en sus labios.

—Si esto iba a ponerte de ese modo, debiste detenerme —comentó Yoongi al ver las mejillas sonrojadas del omega.

—Quería el masaje, lo necesitaba, es mejor cuando alguien más lo hace por ti —consideró Jimin luego de aclararse la garganta.

El alfa lo miró sin decir una palabra por un largo rato, hasta que susurró: —Y yo quiero besarte, ahora.

Jimin se rio por la franqueza del alfa. Estiró su mano hasta llegar al hombro de Yoongi, vio como éste pasó su lengua por la comisura de sus labios y miraba los del contrario con deseo.

—¿Te he dicho antes lo mucho que me gustas? —cuestionó Jimin mientras acariciaba su rostro con sus dedos, no esperó una respuesta del alfa antes de seguir hablándole—. Cuando quieras besarme solo hazlo, no tienes que pedirme permiso para eso —susurró acercándose al rostro del alfa hasta rozar sus narices.

El omega observó como aquellos ojos felinos tenía su vista en sus labios y no pudo evitar sonreír al notarlo.

—Entonces no pediré permiso para hacer esto tampoco. —En un movimiento rápido Yoongi pasó la mano por cintura del omega y lo levantó hasta dejarlo en su regazo, lo que causó un chillido casi entre dientes por parte del rubio.

El alfa solo tuvo que inclinarse un poco para que el omega diera el siguiente paso de besarlo, sus manos se deslizaron por su cabello mientras lo besaba con desesperación. Ambos necesitaban ese beso desde la primera hora de la mañana, y todo ese deseo se acumuló hasta detonar en ese momento como un fuego artificial que estallaba en sus labios.

Con sus manos ahora en los muslos del omega, Yoongi se apartó consiguiendo una queja por parte de Jimin, lo que hizo que éste sonriera y que el omega besara su sonrisa.

—Tranquilo, puedes besarme todo lo que quieras, dulzura —masculló Yoongi sobre los labios rojizos y algo hinchados del omega.

Yoongi lo besó con pasión, despacio y de una manera tan sensual que llegaba a excitar a Jimin. El beso se intensificó volviéndose cada vez más húmedo y pasional, el omega pasó su lengua por el labio inferior del alfa para luego morderlo levemente, algo que el alfa imitó, solo que con más lentitud, lo que provocó un jadeo por parte del chico sobre su regazo.

—Hueles muy bien, demasiado para mi autocontrol —susurró Yoongi inhalando el aroma a manzana verde y peras que emanaba del cuello del omega, mismo que no dudó en besar.

Yoongi disfrutó de escuchar los suspiros de Jimin mientras hacia un recorrido de pequeños besos por su cuello, mandíbula, mentón, hasta volver a detenerse a sus carnosos labios.

Jimin pudo sentir la dureza de Yoongi apretar contra su trasero y la forma en la que el alfa lo besaba no ayudó a lo húmedo que empezaba a sentirse en ese momento.

El omega movió sus caderas de un lado a otro sobre Yoongi, quien deslizó sus manos desde los muslos de Jimin, hasta el bulto en sus pantalones, pero no quiso ir más allá que solo un roe. Metió la mano por debajo de la camiseta del rubio, terminó su recorriendo pasando sus manos por la espalda del rubio y deslizándola por el pantalón, dándole un ligero apretón a las nalgas del omega, otra cosa que agregar a su lista de debilidades en él.

Labios, piernas, y trasero. Tres cosas que hacían temblar sus piernas ante el omega. Al igual que su seguridad, personalidad espontánea y artística, y por supuesto que su osadía no podía quedarse fuera.

Aun besándolo, con lentitud se atrevió a bajar un poco más su mano, sintiendo algo de humedad en las nalgas del omega, lo que provocó que ambos dejaran salir un jadeo en medio del beso.

El alfa sacó su mano al comprobar que Jimin estaba excitado y estaba seguro que podía sentir que él también lo estaba. Aunque ambos se encontraban muy excitados, Jimin lo alejó y éste no dudó en apartarse.

—Espera —masculló Jimin con la respiración agitada.

—¿Qué sucede? —cuestionó Yoongi aún con sus manos en las nalgas del omega.

—Quiero..., quiero hacerlo —tartamudeó Jimin, empujando su cabello hacia atrás—. Pero también quiero ir más despacio contigo, siempre voy muy rápido, pero contigo es diferente, no quiero que seamos compañeros de cama nada más —confesó dejando caer su cabeza en el pecho del alfa.

—Está bien, no haremos nada que no quieras, iremos a ritmo que desees. Tampoco te quiero solo como compañero de cama, pensé que ya lo había dejado claro —señaló Yoongi, acariciando el cabello del rubio encima de él.

—Es decir, si, solo quería decirlo, es mejor hablarlo que darlo por hecho —masculló el omega incorporándose sobre las piernas del alfa, de manera que ahora podía ver su rostro, quien asintió con una sonrisa sin mostrar sus dientes.

Yoongi llevó su mirada al collar que descansaba en el cuello del omega y lo tomó entre sus dedos mirándolo con curiosidad, había notado que siempre lo tenía puesto, incluso el día de su presentación.

—¿Tiene algún significado? —cuestionó el alfa aun apreciando el ancla en la palma de su mano.

Jimin observó su colgante y luego a Yoongi, mordió ligeramente su labio inferior cuestionándose si debería hablarle de aquello al alfa, no le importaba contarle sobre el significado de su collar y el por qué siempre lo traía consigo, sino a donde los llevaría esa conversación. No quería hablar de su padre, lo maldito que fue y que probablemente siga siendo, eso sería una forma de arruinar el buen ambiente en el que estaban.

—No tienes que decirme si es algo demasiado personal —comentó Yoongi dejando ir el collar, para luego levantar el mentón del omega, haciendo que esté lo mirará a los ojos. Dejó un beso corto sobre sus labios y volvió a dejar sus manos sobre los muslos descubiertos del rubio.

Jimin podía sentir el calor en cada toque del alfa, puede que no estuviera haciendo nada con intenciones sexuales en ese momento, solo reposaba su mano allí, no importaba que pudiera sentir sus feromonas de excitación por el beso subido de tono de hace pocos minutos. Pero tan solo sentir la mano de Yoongi en su pierna, le causaba un cosquilleo que hacía a su lobo saltar de felicidad.

—No es eso, es que eres la primera persona que lo nota y la primera que me pregunta sobre ello, que no sé cómo realmente responder porque es algo un poco... complicado —admitió el omega.

Yoongi solo asintió, sin dejar de mirarlo a los ojos.

—Está bien, no tienes que responder de todos modos.

—Es un símbolo de amor, de un vínculo fuerte —susurró Jimin tomando el colgante entre sus manos—. Pero el más importante es que representa estabilidad, así como el ancla estabiliza un barco, de esa misma manera yo lo hago con mamá.

—Oh, tiene un gran significado —consideró el alfa.

—Ella no ha sido muy estable emocionalmente, pero yo he sido lo más cercano a eso que ha tenido. —Jimin decidió omitir el hecho de que él ha sido lo más cercano a estabilidad en todo el sentido de la palabra, porque casi murió por un lazo roto por culpa de su padre.

—Me lo regaló cuando nos mudamos aquí, a Seúl. Aunque compartimos un vínculo, a medida que fui creciendo y cuando tuve una marca temporal, se debilitó, así que esto es un símbolo de que ese lazo jamás se cortará, sin importar con quien me enlace en el futuro —explicó Jimin viendo la cicatriz en su muñeca, de la que muy poco quedaba ya.

—Eso es muy lindo y algo que muchas personas desearían tener —susurró Yoongi, dejando de lado el hecho de que el omega tuvo una marca temporal con alguien más.

Más que por el resto del mundo, hablaba por sí mismo.

Antes de que poder responder, recibió una llamada de su madre. Era raro que ella llamara cuando estaba en el trabajo, por lo general siempre enviaba un mensaje de texto para asegurarse de que Jimin había comido y de que todo estaba bien. Por esa misma razón el omega se apresuró en tomar la llamada, bajándose del regazo del alfa.

—Jimin, amor, sé que debes estar descansando, pero tienes que saber que algo terrible ha pasado en el hospital —dijo inmediatamente descolgó la llamada.

—¿Qué pasó? —cuestionó totalmente alarmado.

La voz de su madre se escuchaba estable y tranquila, no parecía que le hubiese pasado algo a ella directamente, pero aun así no dejaba de preocuparse. Si ella lo llamó es porque algo muy malo había pasado.

¿Que creen que haya pasado para que Jimin recibieran ese tipo de llamada de su madre? Una pista: Agresor.

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