Capitulo 23

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Ojalá y un día te pierdas en mi cama, y nunca encuentres la salida —Danns Vega.

Jimin dejó de tocar el piso cuando Yoongi lo levantó, haciendo que éste enroscara sus piernas alrededor de las caderas del pelinegro. Las cortinas estaban corridas, por lo que la luz del exterior se filtraba por el gran ventanal de la sala de estar, pero la pareja que ahora se encontraban en el sofá marrón en medio de la sala de estar, era ajena al paisaje del otro lado del ventanal.

Yoongi escuchó un jadeo por parte del omega cuando éste lo dejó descansar sobre su espalda en el sillón sin dejar de besarlo.

—Creo que en mi cama estarás más cómodo —susurró el alfa besando el cuello de Jimin, mismo que empezaba a removerse debajo de él.

—Estoy bien, tu solo...

Las palabras de Jimin fueron interrumpidas nuevamente al sentir como el alfa lo levantaba y lo cargaba hasta llegar a la primera puerta a la izquierda después de cruzar la entrada de la cocina.

En ese momento no pudo apreciar la recamara del alfa, solo sabía que todo era blanco y liso a su alrededor, únicamente pudo sentir la suavidad de las sábanas rozar su piel, esa que tanto deseaba sentir los toques del alfa. Yoongi buscó con sus manos encender las luces desde el interruptor en su cama, pero en ese momento Jimin tiró de su brazo provocando que cayera a la cama de espaldas, lo siguiente que sintió fue al omega sentado sobre el a horcajadas.

—Yo también quiero tocarte —susurró Jimin sobre los labios del alfa, rozándolos sin llegar a besarlo.

Yoongi deslizó sus manos por los muslos de Jimin hasta llegar a su trasero, mismo que movía de un lado a otro sobre él, una indecorosa acción que solo provocaba en el que quisiera desvestirlo y hacerlo suyo de una vez hasta quedarse sin aliento, pero sabía que esa noche no lo haría, pero que de todos modos algo obtendría.

Jimin tuvo el atrevimiento de levantar la camiseta del alfa y pasar sus manos por el abdomen trabajado del contrario. Mientras sus dedos se deslizaban por el cuerpo sorprendentemente fornido del alfa, agradeció que Yoongi haya podido encender las luces, porque de otra forma no habría podido apreciar la piel blanca, casi pálida del alfa.

Jimin se estiró para poder besarlo una vez más, pero pronto se apartó, echando su cabeza hacia atrás, mientras sonidos lujuriosos salían de los carnosos labios del omega, quien se apoyaba de los talones del alfa. Yoongi solo veía como éste se movía encima suyo, aún con su ropa puesta, frotando su trasero contra su virilidad.

Aquel roce entre sus cuerpos provocó que el alfa dejara salir un jadeo en un suspiro. La vista que tenía desde su lugar era muy obscena y caliente. No podía creer que Jimin realmente estaba haciendo aquello para provocarlo. La línea de su mandíbula, los pequeños sonidos jadeantes que susurraba, el lento y tortuoso movimiento de sus caderas sobre su miembro, era algo que le estaba enloqueciendo.

Yoongi detuvo los movimientos del rubio al sostenerlo con fuerza de sus caderas, por lo que se le fue fácil darle la vuelta y dejarlo boca arriba en su cama. Se posicionó en medio de las piernas del rubio, y sin pensarlo dos veces se deshizo de su camiseta, lo que hizo que Jimin lo mirara con ojos deseosos.

El pelinegro tomó el dobladillo de su propia camiseta sobre el cuerpo de Jimin y la deslizó hacia arriba hasta deshacerse de ella. Se detuvo a apreciar lo hermosa que era la piel del omega, pero lo que llamó más su atención fue la palabra "Nevermind" escritas en el costado derecho. Justo cuando pensaba que Jimin no podría ser más sexi, aquel tatuaje definitivamente lo hacía más sexy.

No esperaba ver en él un tatuaje, mucho menos que le quedara tan bien.

—Te queda muy bien —halagó el alfa pasando sus dedos por las letras de tinta negra.

Las manos de Jimin tomaron la suya con suavidad y lentamente la acercó a su rostro, lo que hizo a continuación solo hizo que Yoongi se excitara aún más, si es que acaso aquello era posible. Su dedo índice ahora se encontraba húmedo y dentro de la boca del omega que lo miraba directo a los ojos mientras cometía aquel acto de obscenidad sin vergüenza alguna.

Su comportamiento solo le confirmaba la experiencia que tenía en cuanto a sexualidad y en lugar de eso incomodarle, le encantaba, le sumaba puntos a su sensualidad.

Amaba su atrevimiento, sabía que lo era, pero aquella osadía parecía estar en su máxima capacidad. Esperaba que no lo sorprendiera con algo más, o estaba seguro que no se limitaría y lo anudaría sin pensarlo. Su autocontrol estaba a punto de irse por la borda y Jimin no estaba ayudándolo.

—Joder —suspiró Yoongi al ver los ojos brillosos del omega, llevó su mirada al bulto en sus calzoncillos y no tardó en deshacerse de ellos, dejando a la vista su excitación.

—Tócame ya —suplicó Jimin moviendo sus caderas en desesperación, lo que hizo que el alfa le dedicará una sonrisa llena de complicidad, le gustaba ver lo ansioso que estaba por ser tocado.

—Iremos despacio —susurró Yoongi haciendo un recorrido de besos desde su tatuaje, hasta detenerse en las pelvis del omega—. Puedo hacer eso —susurró haciendo que Jimin separara sus piernas, lo que le dejó a la vista lo húmedo que se encontraba. Parecía listo para recibir lo que sea que fuera a darle en ese momento.

Un gemido por parte del rubio se escuchó en toda la habitación cuando este sintió los dedos del alfa tocar su entrada y posterior a ello introducir un dedo, mientras que con su mano libre tocaba su miembro.

Los movimientos de dedos en su interior hicieron que se retorciera debajo del toque de Yoongi, mismo que apreciaba lo mucho que Jimin disfrutaba de sus caricias. Los gemidos de placer eran cada más alto a medida que incrementaba sus movimientos.

El alfa encontró su punto débil pocos minutos después. Sus tres dedos se movían con rapidez, de adentro hacia afuera, causando en el omega jadeos placenteros, mismo que podía escuchar a diario, su voz aguda mientras gemía de placer era algo a lo que podría acostumbrarse a escuchar todos los días de su vida y no tendría queja alguna.

El alfa besó el muslo interior de Jimin, succionó, lamió; lo que obtuvo como respuesta fue su piel erizada y gemidos que eran como música para sus oídos. Dejó salir un jadeo ronco al escuchar al omega gemir muy alto, el solo usaba sus dedos y su mano, no podría imaginarse como se sentiría estar dentro de él y hacerlo gritar su nombre tan alto como gemía en ese momento, incluso más.

No sabía si su sensibilidad se debía a que no estuvo por mucho tiempo con alguien más o porque realmente lo estaba haciendo sentir muy bien, el alfa quiso creer que se trataba de la última opción.

Vio como Jimin se apoyó en sus antebrazos sobre la cama, de manera que ahora podía ver desde un mejor ángulo las expresiones de placer del omega. Tenía sus cejas fruncidas, sus labios rojos e hinchados entreabiertos y sus ojos llorosos.

—Alfa, voy a... —Yoongi lo miró a los ojos, mordiéndose el labio inferior con picardía.

Vio el omega cerrar sus ojos y echar su cabeza hacia atrás sin siquiera poder finalizar lo que decía, hasta terminar estallando en las manos del alfa, mismas que movía con

rapidez hasta que sintió todo el cuerpo de Jimin sacudirse. Pudo sentir como apretaba sus paredes en el proceso, en ese momento Yoongi deseó estar dentro de él y no sus dedos, pero escucharlo gemir en descontrol luego de haberse corrido, era suficiente para él.

Estuvieron tan centrados en el placer que sentían, en la desesperación de tocarse, que siquiera se preocuparon por evitar hacer el desastre que ahora tenían. El omega se dejó caer en la cama, con su pecho subiendo y bajando por la reciente ola de placer que acaba de recorrer todo su cuerpo. Sonrío con picardía, mientras aún sentía sus piernas temblar, mismas que el alfa besaba. Jimin estaba seguro que dejaría marcas o que ya lo había hecho.

—No preguntaré qué tanto te gustó, porque fue muy... —El alfa se puso de pie—, evidente. —Terminó de decir, señalando la evidencia de su orgasmo sobre su abdomen y parte de la mano del pelinegro.

—Quédate aquí —le pidió mientras abría la puerta del baño. Rápidamente se limpió las manos y mientras limpiaba el resto en el cuerpo de Jimin, vio como éste levantaba su pierna, con su pie en punta acarició el bulto en los pantalones del alfa, aquel que tenía desde que se besaban en la cocina.

—No creas que voy a dejarte así —determinó Jimin con voz ronca, quien se levantó de su lugar e hizo que el alfa se sentara en la orilla de la cama—. ¿Cómo has soportado esta tela tanto tiempo? —el omega le quitó la única ropa que tenía el alfa, dejando a la vista, frente a él, una erección que hasta parecía dolorosa.

La sonrisita de Jimin mientras permanecía de rodillas frente al alfa, hizo que el pelinegro quisiera levantarlo de ese lugar y hacer que sus gemidos se convirtieran en gritos producto de su deleite insaciable. Lo deseaba mucho, pero se conformaba con lo que estaban teniendo.

Al sentir las pequeñas manos del omega en su miembro, dejó salir un suspiro. Él realmente lo estaba haciendo. Fue tan atrevido que lo lubricó el mismo y empezó a tocarlo con movimientos lentos y los jadeos se hicieron presente una vez más.

Yoongi pensó que Jimin estaría cansado, pero parecía tener la suficiente energía como para hacerlo sentir ese cosquilleo que recorría todo su cuerpo como lava. Los movimientos del omega eran lentos y a veces rápidos, cambios que enloquecían al pelinegro que se apoyaba en las palmas de sus manos.

Echó su cabeza hacia atrás sintiendo el vaivén de las manos de Jimin, gimió el nombre del omega con los ojos cerrados. No hacía falta imaginar, solo recordar los recientes eventos de lujuria que habían compartido.

—A la mierda. —Yoongi abrió los ojos de golpe cuando sintió el caliente de la boca de Jimin rodear su miembro, vio como éste subía y bajaba al compás de sus manos. Definitivamente, sabía cómo hacerlo, tanto que se sentía cerca de terminar.

Por acto reflejo, Yoongi sujetó el cabello rubio del omega hacia atrás para poder apreciar su cara mientras pasaba su lengua alrededor de toda su virilidad, como si de alguna golosina se tratara.

Los labios de Jimin alrededor de su masculinidad, el sonido tan obsceno que provocaba el movimiento de los mismos, escucharlo jadear como si lo disfrutara tanto como él, fue lo que provocó que el alfa sintiera una ola de placer que recorría todo su cuerpo.

Los movimientos eran tan excitantes que Yoongi no ocultó sus gemidos de placer. Después de tanto tiempo excitado, era casi imposible para el no terminara rápido, en cuestión de minutos.

—Apártate —gimoteó Yoongi al sentir el calor acumularse en su abdomen. Esperaba que el omega se retirara, pero en cambio éste lo miró desde su posición, sin dejar de cometer con su boca aquellas acciones lascivas.

Verlo desde ese lugar, mirarlo directo a los ojos mientras cometía un acto de obscenidad como aquel, fue la gota que derramó el vaso. Jimin se apartó tan solo un poco para tomar un respiro, y fue exactamente en ese momento que el alfa llegó al punto máximo. Un clímax que se evidenció en las sacudidas de su cuerpo, en las pequeñas manos del omega, parte de sus mejillas y labios.

—Maldición, Jimin —gimió el alfa al ver como sus restos estaban en su rostro, algo que encontró muy caliente. Todo porque él no quiso apartarse antes de algo como aquello sucediera.

Relajó su cuerpo dejándose caer hacia atrás, sintiendo su corazón latir con fuerza contra su pecho. Vio a Jimin trepar hacia él, hasta sentarse sobre su regazo a horcajadas.

—Tampoco preguntaré si te gustó, es evidente que si —alardeó el omega con una sonrisa llena de picardía.

El alfa levantó su mano y aprovechó que el omega seguía desnudo para darle una nalgada, al mismo tiempo que decía: —Atrevido.

—Solo para ti —contestó Jimin, mismo que dejó salir un grito involuntario al sentir como el alfa lo levantaba sujetándolo fuerte por la cintura.

—Tienes más fuerza de la que aparentas —opinó Jimin cuando tuvo sus pies en el piso, dentro de la ducha con paredes de azulejos negro. El baño del alfa era mucho más lujoso que el baño de visitas.

Un cristal completamente transparente los dividía del resto del cuarto, mismo que era de baldosas blancas con negro. Tenía un lavamanos de patas con gabinetes negros, su parte superior blanca, donde se encontraban: los perfumes, cremas de afeitar, incluso lubricantes y aceites. Todo aquello hacia mucho más evidente que era el lugar íntimo del alfa, por lo que se alegraba que estuviera compartiéndolo con él.

—¿Me estás diciendo que luzco como debilucho? —cuestionó Yoongi dándole la vuelta a Jimin para quedar frente a frente.

Solo obtuvo como respuesta una risita por parte del omega, el alfa solo negó con la cabeza mientras tomaba un trozo de papel para deshacerse de sus restos en el rostro del omega.

Mientras el agua de la ducha rodaba por sus cuerpos, Jimin observó como el alfa limpió todo su cuerpo con suma delicadeza. El omega quiso hacer lo mismo con él, pero el alfa se negó y solo permitió que el rubio frotara su espalda con la esponja.

Yoongi no estaba acostumbrado a ser limpiado por alguien más, siquiera a compartir la ducha, por lo que se sintió raro que el omega quisiera hacerlo con él.

Aunque Jimin tampoco había tenido a alguien que quisiera limpiarlo y ducharse con el después de un momento pasional, la mayoría de alfas con los que ha estado en ese sentido, lo único que le ha importado es terminar, nunca se preocuparon por las caricias o el cariño después del sexo.

Le pareció raro que el alfa no quisiera que el hiciera lo mismo con él, pero sonrió cuando finalmente se resignó.

Al volver a la recamara, fue cuando pudo apreciar con más detenimiento el lugar en el que acaba de tener su primer encuentro sexual con el alfa. Al ver las sábanas grises desarregladas, de tan solo pensar lo que acaba de pasar en aquella cama, sentía sus mejillas calentarse.

Mientras volvía a vestirse, el alfa cambió las sábanas de su cama con suma rapidez, para cuando el omega ya estaba vestido, Yoongi ya había colocado sábanas nuevas.

—Ya puedes descansar, apagaré las luces, ya vuelvo —informó el alfa, removiendo su cabello con sus manos, mientras salía de la habitación.

Lo último que Jimin vio fue su espalda al descubierto y sus musculosos contrayéndose aun cuando tenía su brazo levantando y su mano entre su cabello negro que lucía mucho largo estando húmedo.

Suspiró al dejarse caer sobre la suavidad de la cama, esperaba ver al alfa atravesar la puerta y recostarse a su lado. Esperó y esperó, pero cada vez sentía sus parpados más pesados, estaba realmente exhausto. Todas las energías, tanto física como emocionales que había gastado durante el día y parte de la noche, solo hizo que se durmiera sin siquiera darse cuenta o importarle que las luces de la recamara siguieran encendidas.

Aquel sueño que se supone sería un descanso de cinco minutos hasta que el alfa volviera, se convirtieron en horas. Cuando despertó, estaba algo desorientado, todo lo que estaba a su alrededor olía a Yoongi. El omega se sentó en la cama, fue entonces que recordó todos los eventos de la noche.

Las luces estaban apagadas y la puerta cerrada, solo se filtraba la luz del exterior a través de la cortina de tela fina blanca, recordaba haberse dormido con la luz encendida y la puerta abierta. Estiró su mano esperando encontrarse con el cuerpo de Yoongi, pero no sintió nada.

Aún algo adormilado buscó el interruptor en las paredes, pero fue cuando pasó sus manos por la parte superior de la base de madera de la cama, que logró encenderlas, mismas que venían debajo de la base, aquellas eran las ventajas de tener una cama de plataforma, tan moderno que parecía flotante.

Jimin solo vio la pila de almohadas detrás de él, las sábanas desarregladas eran señal de que definitivamente el alfa estuvo allí. Miró la hora en el reloj de mesilla que se encontraba sobre el espaldar grueso de la base de la cama, mismo que marcaba las tres de la mañana.

Sigilosamente abrió la puerta y solo pudo ver la luz encendida que provenía de la cocina; caminó hasta allí, pero solo vio tabletas de pastillas sobre la mesa de mármol, algo que le resultó extraño, no parecían ser supresores.

Cuando volteó la cabeza con la intención de encontrar al alfa, lo vio sentado en uno de los cojines frente a la mesita, su cabeza estaba apoyada sobre su brazo derecho y un vaso de agua sostenía su mano sobre la mesa. Jimin levantó una pierna detrás de otra para llegar al cuerpo del alfa que se encontraba en la plataforma muy parecida a la base de su cama.

—¿Yoongi? —cuestionó en un susurro lleno de preocupación. Se hincó a su lado, moviendo sus hombros ligeramente, pero éste parecía estar sumergido en un sueño profundo.

Cuando vio que este no despertaba y que aparentemente había tomado pastillas quién sabe para qué, se preguntó si era buena idea despertarlo cuando parecía que no podía dormir.

—Alfa —masculló Jimin recostando su cabeza sobre la mesa, de manera que estaba muy cerca del rostro de Yoongi—. ¿Desde hace cuánto estás aquí?

Después de un minuto pensándolo, decidió despertarlo, él sabía lo incómodo que era dormir de esa manera y las consecuencias se pagan al despertar.

—Ven, vamos a la cama. —Se encargó de pasar un brazo del alfa por encima de sus hombros, mientras lo ayudaba a caminar hasta la recámara. Seguía en un estado de somnolencia mientras lo dirigía a la alcoba.

Jimin apagó las luces de la cocina y siguió la que provenía de la habitación, cerró la puerta detrás de él y mientras lo hacía escuchó al alfa balbucear.

—Jimin, por favor, haz que pare —masculló el alfa, algo que llamó la atención del omega, pero lo dejó pasar por alto al pensar que solo se trataba del alfa hablando entre sueños.

—Duerme —le susurró Jimin, dejando al alfa descansar sobre la cama. Al apagar las luces, se recostó junto a Yoongi, y no dudó un segundo en abrazarlo, inhalando su aroma hasta quedarse dormida otra vez.

***

Entre sueños podía escuchar una molida suave, no sabía de dónde provenía, si de esa manera lo recibían en el cielo o que, solo quería seguir escuchando aquella armonía por siempre. Cuando Jimin abrió las ojos, dejó de escucharla, estaba casi seguro que no fue solo sueño, aunque la escuchó mientras apenas se despertaba, se sintió muy real.

Una vez más se despertó sin el alfa a su lado, el aroma a café inundó sus fosas nasales, lo que le dejó claro que Yoongi ya se había despertado y hasta parecía haber hecho café.

Caminó descalzo por el pequeño pasillo, al entrar a sala de estar confirmó que aquella melodiosa música provenía del piano del alfa, quien estaba sentando en el banco del mismo con la mirada en el exterior y una taza de café humeante reposaba sobre el piano negro.

—Buen día —masculló Jimin, abrazando a Yoongi por su espalda descubierta, quien se sobresaltó un poco al sentir los brazos del omega rodearlo por detrás.

—¿Dormiste bien? —cuestionó el alfa acariciando el brazo de Jimin que colgaba de sus hombros.

—Hubiera dormido mejor si te quedabas conmigo —admitió el omega dejando un beso en la mejilla del pelinegro antes de apartarse y colocarse frente al mismo—. Toca para mí.

—Tengo que ir a trabajar y tú tienes clases, lindo —señaló el alfa al levantarse y llevar la taza de café a la cocina, donde sirvió un poco para el omega que apoyaba sus codos sobre la encimera.

—Así que... soy lindo.

—No, eres hermoso, único, espectacular y sobre todo muy sexy con esa ropa —determinó el alfa dirigiéndose a su recámara.

—Lo dices porque es tuya —señaló Jimin, consiguiendo un guiño por parte del alfa antes de que éste desapareciera de la cocina.

Minutos después de haberse cambiado de ropa, ambos listos para salir de casa, Yoongi se ofreció en llevarlo a casa para que se cambiara de ropa, algo que el omega no pudo rechazar; no quería usar una ropa sucia durante todo lo que quedaba del día, por lo que se cambió rápidamente y volvió al coche del alfa, mismo que lo dejó frente a su facultad.

En el día intentó mantener el ánimo intacto, Yoongi se esforzó para animarlo. Durante sus clases y el almuerzo trató de no pensar en todo lo que estuvo rondando por su cabeza la noche anterior, antes de que el alfa lo encontrara llorando, como todo un patético.

La partida de Taehyung solo fue como un detonante para él y sus sentimientos. No fue a él a quien abandonaron directamente, pero no podía dejar de sentirse mal por Jungkook y por el omega también.

Ese fue el tema conversación de su amiga Kyung mientras almorzaba, pero Jimin no dijo nada al respecto, intentó seguir comiendo, pero perdió el apetito al instante. Ver toda esa situación solo le hacía cuestionarse; si eso pasaba entre destinados por la Luna, que le esperaba a él que era un simple omega que solo ha tenido la suerte de encontrarse con un alfa como Yoongi, ahora que lo tenía le aterraba perderlo.

—¿Todo bien con Yoongi? —preguntó la pelirroja delante de él, con quien no había hablado del tema desde el incidente con Chanyeol.

—Sí, ¿por qué? —contestó Jimin extrañado de que ella este preguntado aquello. Aunque sabía que estaba saliendo con Hoseok, seguía siendo raro hablar de Yoongi con ella.

—Pareces estar en otro mundo, solo preguntaba —replicó apoyando los brazos sobre la mesa.

—Me quedé a dormir con él anoche, está todo bien —especificó el rubio, no quería hacer de su relación con Yoongi una especie de competencia con Kyung, pero era algo que no podía evitar cuando se sentía en la necesidad de dejar su punto claro y con sutileza.

—Desconozco la persona que es Yoongi contigo —comentó sonriente. Jimin sabía que aquel comentario solo era para tranquilizar su notable defensiva.

—Pensé que no lo conocías tanto —señaló él omega alzando una ceja. Solo obtuvo una risa casi inaudible por parte de la pelirroja.

Claro que ella lo conocía, como no iba a conocer, aunque sea un poco, a quien fue su compañero de cama quien sabe por cuánto tiempo. Pero de lo que sí estaba seguro, es que ella no lo conocía de la misma manera que él, así que aun así estaba un paso adelante.

—Solo preguntaba, definitivamente no conozco al alfa que es tuyo, creo que solo tú has logrado sacar esa parte de él, tranquiliza a tu lobo —señaló Kyung al ver como los ojos del omega se manifestaba, es por ello que recalcó lo que era obvio, Yoongi era su alfa—, omega celoso.

—Perdón, es inevitable —se excusó Jimin mientras se levantaba de su lugar para llegar a tiempo al trabajo—. Nos vemos, dale saludos a Hobi de mi parte.

Durante el camino sus pensamientos volvieron a ser ocupados por todas sus inseguridades, él no era una persona insegura de sí mismo, pero si de lo que podía perder. En ese momento solo podía pensar en que, así como conoció al alfa, de manera inesperada, tenía miedo de perderlo de esa misma forma. No importaba la razón que fuera, solo tenía miedo.

Ahora que lo tenía a él, lo único sano y bueno que ha tenido en su vida después de su madre, el terror de perderlo se incrustaba en su pecho y su mente, de una manera

arrolladora que incluso le quitaba el apetito, era un sentimiento que no podía dejar ir.

Quizás sentía aquello porque sabía que en el fondo las probabilidades de que sucediera, no eran bajas.

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