Capitulo 32

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Canción del capítulo Your eyes tell de BTS.

Y así fue. Empecé por mirarlo, luego su nombre, su sonrisa y sonreí. Con los días su voz, su rostro habitando en mí. Nuestro primer encuentro; sus ojos borrando mi pasado, su boca besando mi mano, su cuerpo abrazando mi futuro. Luego yo, descubro el amor y con él la vida —Lucía Herazo.

Volver a la rutina de cada día, por primera vez fue emocionante para Jimin, fue un poco abrumador, pero aun así satisfactorio volver a las clases, porque eso solo significaba que estaba bien, que se había recuperado. Ya no necesitaba la ayuda de alguien para poder caminar o bajar las escaleras, ansiaba poder sentirse libre e independiente como siempre lo ha sido.

Ponerse al corriente con las clases y recuperar los puntos perdidos hizo que al final de sus clases ya estuviera cansado, quizás más por el hecho de haber estado en cama la mayor parte del tiempo durante su mes de recuperación, pero aun así volvió emocionado y listo para volver a su lugar en el trabajo.

Nunca pensó que llegaría a extrañar tanto las zapatillas de ballet y las mallas hasta que estuvo en los vestidores. En cuanto volvió a pisar el escenario y visualizar desde su lugar los asientos vacíos del teatro, dejó salir un suspiro, finalmente volvió a estar en el lugar que, aunque le causaba cansancio, era gratificante ver el resultado de esos dolores.

—¡Jimin! —escuchó su nombre hacer eco en el lugar.

Aún se encontraba solo en medio del escenario, por supuesto que ese día fue el primero en llegar. Miró por encima de su hombro y se encontró con la sonrisa de oreja a oreja de Young-soo y detrás de él su nueva compañera de baile Soo-jin, que ese día dejaba de serlo.

Jimin le devolvió la sonrisa, no podía evitar mostrar su felicidad de estar de vuelta, vio como la sonrisa de Soo-jin desaparecía poco a poco, en ese momento se dio cuenta el miedo que causaba en ella que tomara lo que intentó quitarle.

—Bienvenido —le dijo el alfa en cuanto estuvo a su lado.

—¿Te recuperaste por completo? —cuestionó Soo-jin, junto a Young-soo.

—Sí, estoy bien.

—¿Está seguro de que podrás bailar? La coreografía es muy fuerte —volvió a preguntar. Jimin se quedó en silencio por un momento, y solo asintió con una sonrisa de lado.

Estaba seguro que en el fondo ella todavía tenía la esperanza de quedarse con el papel.

El resto del grupo llegó al escenario y con ellos el instructor que se encontraba debajo del escenario. No se esperaba recibir tantas sonrisas y abrazos de bienvenida. Aunque no le habían dado oficialmente su lugar como primer bailarín en la coreografía, ese era su lugar después de todo, así que se quedó en el centro aun cuando Soo-jin también estaba en el mismo lugar. Ambos a cada lado de Young-Soo.

Recibió una bienvenida por parte del instructor, hasta le pareció ver una sonrisa en el rostro rígido del hombre.

—¿Cómo está tu tobillo? —preguntó con sus manos en su barbilla mientras se ajustaba los lentes.

—Ya sanó señor —contestó el rubio dando un paso al frente.

—¿Podrás bailar? —preguntó revisando los papeles en su mano.

—Perfectamente —respondió Jimin.

Probablemente le dolería un poco al ser la primera vez que bailaba en semanas, pero lo haría, de todos modos, su doctor dijo que ya podía bailar, así que debía confiar en su diagnóstico.

Puede que no haya salido de una escuela de baile prestigiosa como la mayoría en aquel escenario, es por ello que debía demostrar que era un profesional en ello a como dé lugar.

Se quedó solo en el escenario mientras el instructor le pedía una demostración de que podía bailar. Tuvo que ir dar varios giros y saltos difíciles, contrario a lo que pensaba, no tuvo inconvenientes en hacerlos, no hubo dolor, solo incomodidad, pero nada que no pudiera tolerar o manejar.

—Jimin continuará con el papel principal que tenía—decretó inmediatamente terminó. Con la respiración agitada mostró una sonrisa que no pudo ocultar en ese momento.

—Disculpe, no creo que sea bueno cambiar de puestos cuando estamos a tres semanas de la presentación —consideró Soo-jin en cuanto todos volvieron al escenario, lo único que obtuvo fue una mirada fría y una sonrisa sarcástica por parte del instructor.

—Mientras Jimin esté presente, será el primer bailarín, para eso le pagan —señaló—. Además, ni siquiera puedes hacer un un triple fouettés en tournant correctamente, ¿cómo pretendes que te deje en el centro?

—Pero..., Jimin me dijo que esa fue la técnica que usó para ese paso —se quejó una vez más. Estaba haciendo el ridículo en frente de todos, pero sobre todo estaba demostrando su sed de atención, algo que Jimin siquiera tuvo la molestia de hacer cuando supo que por ella tuvo un esguince en el tobillo.

—¿Jimin te dijo?, ¿Desde cuándo él es tu maestro? —Soo-jin iba a responder, pero el instructor levantó su mano interrumpiéndola—. Cada bailarín tiene su manera de aprender las técnicas tú y Jimin no son iguales, evidentemente.

—Pero...

—Pero nada, a tu lugar —ordenó—. Iniciemos dese el medio tiempo.

—¿Recuerdas tu técnica para este paso? —le pregunto Young-soo en un susurro antes de poder iniciar.

—Lo hago mejor que nadie —aseguró Jimin con una sonrisa cómplice mientras se posicionaba para iniciar.

Recordaba al pie de la letra cada paso de la coreografía. Pero estaba nervioso por llegar a esa parte en la que tuvo su accidente, así que solo tomó una bocanada de aire y se aseguró de tener mucho espacio entre la bailarina irritable que podría volver a sabotear su baile y hacer que cayera.

—¡Si, maravilloso! —gritó el instructor—. Así es como se hace —señaló a la pareja que se encontraba en el medio.

Tenía semanas sin bailar, con un tobillo que no podía mover y aun así hizo un baile ejemplar. Estaba orgulloso de sí mismo, y hace mucho tiempo que no se sentía de esa manera, siempre quería más y más, bailaba hasta el punto de quedar sin aliento y con los pies quemándole del dolor, por primera vez en mucho tiempo, se sintió conforme de su resultado, sabía  que siempre podría mejorar, pero estuvo bien y es lo que importaba.

Al terminar las horas de trabajo, sudado y sediento, tuvieron una reunión antes de poder irse. Tenían ciertas cosas que determinar antes de que llegara el gran día y ahora que Jimin estaba reintegrado todo volvería a donde estaba.

—Tendremos la sesión de foto en dos días, y hay algo más —dijo el coreógrafo—. Tenía un baile contemporáneo para Jimin, pero su tobillo lo arruinó, así que tendremos que saltarnos eso.

—¡No! —chilló el omega levantándose del suelo—. Puedo hacerlo, puedo aprenderlo en tres semanas.

—Empiezas mañana —determinó—. Necesitamos un pianista. Si saben de alguien hágame saber.

De inmediato a Jimin le llegó a la mente el nombre de Yoongi, él era muy bueno tocando el piano y sería la mejor oportunidad para que el estuviera en Busan durante el fin de semana. Primero debía hablarlo con él y saber su disponibilidad, pero en el fondo ya estaba haciendo planes para llevarlo a su ciudad natal y que conociera a su familia, ya él le presentó la suya, ahora era su turno de hacerlo.

Quiso quedarse un poco más pero no quería forzar demasiado su pie, no cuando era su primer día bailando y pronto iniciaría una rutina intensa para aprender una coreografía en tan poco tiempo.

Al salir del ascensor, caminó junto al grupo de bailarines hacia la salida del edificio, era su primera vez saliendo tan temprano y con ellos, así que se sentía un poco raro saliendo a tiempo y con tantas personas. Young-soo iba a su lado hablando de lo que deberían hacer cuando terminara su presentación; algunos le preguntaban sobre que se sentía saber que iba a presentarse en su ciudad natal.

Al llegar a la entrada se sorprendió al ver a Yoongi esperándolo, vestido de traje como era usual. Se despidió de sus compañeros y caminó hacia el pelinegro, notó como el alfa siguió con la mirada a Young-soo incluso lo saludó con un asentimiento de cabeza.

Jimin sonrió negando con la cabeza al ver que el alfa estaba notablemente celoso y en cuanto llegó a su lado, se atrevió a darle un beso sonoro en público para darle a demostrar que no había razón para estarlo, aunque hasta le parecía tierno verlo celoso por Young-soo al punto que pasó a buscarlo e incluso se bajó del auto.

—No sabía que vendrías hoy, ¿me llamaste? —cuestionó Jimin aun con sus brazos alrededor del cuello del pelinegro, obteniendo una negación como respuesta.

—¿Qué tan cansado estas? —preguntó Yoongi tomando el bolso de Jimin de sus hombros.

—¿Tienes algún plan conmigo y me necesitas descansado? —interrogó el omega levantando sus cejas.

—Nada de lo que estás pensando, goloso —determinó Yoongi haciendo su camino hacia el auto que tenía estacionado del otro lado de la calle—. Quiero llevarte a una cita, he comprado algunas cosas que nos gusta para que hablemos.

—Suena a algo importante —consideró Jimin una vez dentro del auto, lugar donde confirmó que efectivamente el alfa había comprado comida y tenía todo en el asiento trasero.

A medida que fueron avanzando, el omega se dio cuenta a donde los dirigía el camino que había tomado el alfa. Un lugar que se volvió no solo su refugio de paz, sino también su lugar especial en el que tenían todos los buenos recuerdos de cuando empezaron a conocerse.

A pesar de que subirían a la montaña, Yoongi no se dejó ayudar mucho por Jimin, quien al final terminó guiando el camino hacia la cima, uno que concia como la palma de su mano. Al llegar vio como el alfa trajo una manta que estiró en el suelo, encima dejo las cajas de fideos, arroz y ternera que compró para ambos junto a dos botellas de soju.

—También compraste tiramisú —masculló Jimin al ver como el alfa preparaba todo.

Entre todo eso, lo que más le llamó la atención fue la bolsa de color rojo que se encontraba junto al encendedor, fue en ese momento que tuvo una mejor idea de lo que el alfa tenía planeado, lo que hizo que se pusiera un poco nervioso.

—¿A qué se debe la ocasión?, ¿celebramos algo? —cuestionó el omega para disimular un poco sus repentinos nervios. Mientras esperaba la respuesta del alfa, se dijo mentalmente que solo era Yoongi y que no había nada de porque ponerse nervioso.

—Lo pensé anoche mientras dormías, y llegué a la conclusión de que estamos en el mejor momento de nuestra relación para hacerlo —respondió sacado el artículo rojo de su funda, al mismo tiempo que lo guiaba más del centro de donde se podía visualizar mucho mejor la luz de la luna y el paisaje de la ciudad debajo de ellos.

—La luna llena será en un par de meses, quise hacerlo antes de ese día, sé que tendría más significado durante la luna llena, pero ya no puedo esperar —consideró el alfa.

La verdad es que Yoongi se sentía desesperado por unirse a él oficialmente, dejar como recuerdo el tiempo en el que lo cortejó, pero sobre todo porque sabía que mientras más se acercaba la luna llena sus dolores volverían y quien sabe que tan fuertes serian esta vez.

El dolor en su pecho se disipó un poco, de vez en cuanto lo sentía, pero no tan fuerte como para tomar pastillas, solo buscaba con desesperación unirse a Jimin, aferrarse a él antes de la luna llena, quería fortalecer su conexión antes de ese día porque en el fondo, la verdad es que estaba aterrado de lo que podría pasar durante la próxima luna llena.

Tenía el recuerdo intacto de lo que sucedió la última vez y ahora que sabía de qué se trataba no podía dejar de sentirse ansioso al respecto, no quería tener a nadie más que a Jimin en su vida.

Jimin no dijo nada y solo se mantuvo expectante a lo que el alfa tenía preparado, solo había leído en el libro de lobos cómo funcionaba realmente el final del cortejo. Era algo tan tradicional que apenas y se había visto en una que otra película romántica, estaba infravalorada la ceremonia del cortejo, ya nadie le daba la importancia que merecía, pero allí estaba Yoongi, mirándolo a los ojos mientras en sus manos sostenía un globo de papel rojo.

El omega sabía que él no era la persona más tradicional, pero aun así se tomó la molestia en conocerlo y saber que él consideraba aquello como algo muy romántico y especial.

—Con esta farola de papel que simboliza nuestra unión no física, ni espiritual, sino sentimentalmente, como alfa y omega en la que la luna es testigo, sello el fin de este cortejo y el inicio de una relación amorosa, contigo, siempre y cuando la respuesta sea afirmativa —susurró Yoongi sosteniendo la farola en medio de ellos.

Jimin lo miró a los ojos a punto de llorar por la elección de palabras del alfa, todo aquello estaba en el libro de lobos, y le pareció tan romántico escuchar a alguien decirlo en voz alta, no en una película, no en su imaginación. Esas palabras eran dirigidas a el de la manera más respetuosa y afectuosa, lo que le conmovió considerablemente.

—Acepto nuestra unión no física, ni espiritual, sino sentimentalmente, como alfa y omega en la que la luna es testigo de nuestra petición a una relación amorosa prospera, contigo —respondió Jimin sujetando el globo junto con el alfa, quien le mostró una sonrisa.

—Alcémoslo, porque ya quiero besarte —admitió Jimin.

Ambos sabían exactamente como iniciar aquello que marcaría el inicio formal de su relación. Yoongi encendió la mecha, ambos cerraron sus ojos por un minuto mientras rozaban sus manos con la farola en medio de sus manos, cada uno, de forma individual le pedía a la Luna su bendición para que sus lobos se unieran sentimentalmente en una relación que pronto se convertiría en una unión entre sus almas. A su vez, ese minuto era utilizado para desear un futuro brillante en la relación que iniciarán, siendo la Luna testigo de ello.

Un minuto fue suficiente para que el globo se llenara de aire caliente y fue la misma farola que les aviso que podría ser soltado al ejercer fuerza hacia arriba. Elevaron el globo al cielo estrellado y la luna brillante. Aun sujetándose de las manos, uno frente al otro, siguieron con la mirada el pequeño globo rojo de papel que se realzaba en el cielo.

Yoongi llevó su mirada a Jimin y lo vio mirar como su deseo flotaba en el aire, se veía tan resplandeciente como las estrellas encima de ellos. Dio un paso adelante y eso hizo que Jimin volviera su mirada a él, le sonrió y pronto sintió los labios del alfa sobre los suyos. Las manos del pelinegro arropaban sus mejillas mientras lo besaba con pasión, lento, sintiendo el calor de su boca contra la suya, la suavidad de sus labios e incluso el fuerte palpitar de sus corazones.

La luna está hermosa hoy —susurró Yoongi sobre los labios del omega.

Puedo morir en paz —masculló en respuesta, dejando un último beso en los labios del alfa.

El resto de la noche se quedaron sentados sobre aquella manta, viendo como el globo rojo se alejaba de ellos. Comieron mientras hablaban de cualquier cosa que surgiera en el momento, rieron juntos, era un momento que ninguno quería que terminara. Jimin aprovechó la ocasión para hablarle sobre el pianista que necesitaban en su trabajo.

—Las presentaciones serán durante el fin de semana, incluso ya todas las entradas fueron compradas, la verdad me gustaría mucho que pudieras ir con nosotros —confesó Jimin mientras ayudaba al alfa a recoger las cosas.

—¿Cuál es el horario?

—Sera entre las 7:30 y las 8 de la noche —contestó el omega tomando la última gota de soju que quedaba en su botella.

—Ahí estaré, buscaré la manera de poder trabajar desde el hotel el viernes —indicó el alfa haciendo que Jimin saltara de emoción, no esperaba que el alfa aceptara de inmediato, le hacía mucha ilusión bailar mientras el tocaba el piano.

—Gracias, gracias —agradeció Jimin mientras bajaba la montaña sujetado del brazo del alfa hasta que llegaron al auto.

Jimin intentó mantenerse despierto durante el camino a casa, pero terminó rendido en un sueño. La verdad es que estaba agotado por la intensidad de las clases y luego el baile, pero Yoongi estaba casi seguro que también influyó el poco de alcohol que tomaron.

Aunque en el fondo quería volver a su apartamento con Jimin, prefirió llevarlo a su casa, de todos modos, su madre lo necesitaba en casa. Ella no volvió a hablarle de aquel hombre que tocaba en su puerta noches atrás y él tampoco lo mencionó, era consciente de que necesitaba de la compañía de Jimin más que él.

Cargó al omega y lo dejó descansar en su cama, estaba notablemente cansado y el también empezaba a sentir el cansancio en su cuerpo. Así que no tardó en irse y hacerle saber a Eun-ji que lo llamara en caso de que sucediera era algo.

Una vez más, volvió a la soledad de su apartamento, aunque estaba feliz de poder decir que Jimin era su pareja oficialmente.

***

Tres semanas parecían lejos, pero esos días pasaron frente a sus ojos como arena que se deshace en las manos.

Jimin esperaba poder pasar tiempo con Yoongi ahora que sería pianista en su presentación, pero para el instructor fueron suficiente tres días de ensayo con él, lo que sabía que atrasaría un poco al alfa en su trabajo, así que los días siguientes solo pudo verlo en las mañanas cuando pasaba por él.

Tampoco es como si el tuviera el tiempo para ir a verlo a su oficina, algo que cruzó por su mente en más de una ocasión, pero durante esas semanas se quedó después del trabajo por algunas dos horas más, además de que no quería aparecérsele en su oficina sin saber que tan de acuerdo estaba el con ello.

Durante esos días se volvió costumbre para Jimin ser marcado por Yoongi con sus feromonas y eran tan fuertes que su aroma se quedaba en el por largas horas, algo de lo que el omega no se quejaba en absoluto.

Inmediatamente terminó su última clase del viernes, se despidió rápidamente de Namjoon, Hoseok y Jungkook luego de haber terminado su almuerzo, quienes no iría a Busan, pero estaba agradecido con sus buenos deseos para esos días.

Yoongi no quiso tener una despedida porque sabía que volvería en pocos días, pero ver como Jungkook parecía ido de la realidad, incómodo y demasiado callado, lo abrazó en forma de despedida, porque sabía que el alfa había estado tomando alcohol constantemente, que estaba en busca de algo para deshacerse del padre de Taehyung y con ello quizás volver a verlo, encontrarlo, pero también sabía que todo aquello había sido un intento fallido para Jungkook.

Hasta que llegó a un punto en el que simplemente dejó de buscar a Taehyung y se preocupó más por hacer lo que la justicia no ha querido con el padre del omega. Habían pasado dos meses desde su partida, y claramente Jungkook estaba agotado física y emocionalmente, lo peor de todo es que se le notaba en el rostro que no la estaba pasando tan bien como quería aparentar. Se le notaba triste, enojado y exhausto.

Durante el viaje a Busan Jimin se dio cuenta de que su madre no había dicho una sola palabra, solo se mantuvo en el asiento trasero del auto de Yoongi, mirando la carretera por la ventanilla. Por lo general ella estaría hablando de lo emocionada que estaba de volver a Busan, pero en cambio lucia pensativa, lo que en parte preocupó a Jimin.

No podía esperar a llegar para hablar con ella, porque sabía que llegarían directo a la casa de sus abuelos y prácticamente no tendría tiempo para eso o ella evitaría el tema. Así que no le importó que Yoongi estuviera allí, de todos modos él sabía lo que pasaba con ella y su padre.

—Mamá, ¿está todo bien? Estas muy callada, desde hace días en realidad, ¿qué pasa? —cuestionó dándose la vuelta para poder mirarla a los ojos.

—No es nada —susurró en tratando de mostrarle una sonrisa a Jimin, algo que no resultó para ella.

—¿Te preocupa encontrarte con el señor Park? —preguntó Jimin. Eun-ji miró de reojo a Yoongi por el espejo retrovisor, quien mantuvo su atención en la carretera a pesar de la mirada de la omega detrás de él.

—No —dijo con la atención ahora en su hijo. Se tardó un poco en darle respuesta, por lo que Jimin no creyó en ella.

—No te preocupes, el no irá a buscarte. Solo habrá gente mirándonos como si fuéramos extraterrestres —afirmó Jimin—. Estoy seguro que la mayoría sabe que estaré en la presentación del teatro, somos los pobres individuos que fueron abandonados por un alfa, nadie esperaba que llegáramos donde estamos ahora, mamá, así que olvídate de ese hombre y alégrate de que veremos a nuestra familia otra vez.

Eun-ji solo asintió y le dedicó una sonrisa a Jimin. Ella no quería preocupar a su hijo con el tema de su padre porque se supone que debía tener su atención en el baile. Tenía planeado hacerle saber lo que sabía de su padre cuando volvieran a Seúl, porque de todos modos estaba buscando otra casa donde mudarse, no quería seguir viviendo en un lugar donde su padre sabía que estaban.

Su llegada a Busan fue exactamente como Jimin tenía pensando que sería, fueron directo a la casa de sus abuelos, mismos que le dieron la bienvenida con mucha comida. Jimin no tuvo que hacer mucho para que Yoongi se sintiera como en casa, su familia se encargó de hacerlo e incluso habló más de lo que pensó que lo haría.

Fue inevitable que su abuela le comentara todas las cosas que hacía Jimin mientras vivió con ellos y por supuesto que no tuvo otra opción que mostrarle el pequeño cuarto en el que dormía con su madre hasta que se fueron a vivir solos.

La madre de Jimin sintió un nudo en la garganta al ver que allí permanecía la manta amarilla de su hijo. Fue duro para ella tener que sobrevivir a un lazo rato mientras intentaba cuidar de su cachorro.

Entrar nuevamente en aquella habitación, le hizo recordar todas las noches en la que le pidió perdón al pequeño Jimin recién nacido por no ser lo suficientemente fuerte como para cuidar de él como correspondía. Fue una época en la que se sintió como la peor madre, pero no tenía el coraje de darlo en adopción, cada que miraba sus ojos o escuchaba su risa, simplemente no tenía el corazón para dejar ir a su hijo de esa manera; y desde ese momento se convirtió en su fuerte, su estabilidad en todos los sentidos.

Pero Jimin no recordaba esas lágrimas o el sufrimiento que seguía guardado en aquel pequeño cuarto. Yoongi se dio cuenta por los ojos llorosos de su suegra y no fue necesario que lo dijera en voz alta, sabía que no le hacía bien seguir en esa habitación que ya nadie usaba.

Luego de haber compartido con la familia, Eun-ji decidió quedarse en la habitación de huéspedes de sus padres, mientras que Jimin y Yoongi tuvieron que quedarse en el hotel que la empresa les pagó y que para su suerte quedaba cerca de la casa del omega.

Inmediatamente se reunieron en el lobby con el resto del grupo, donde se mantuvo sentando junto al alfa que adelantaba su trabajo con la laptop en su regazo, mientras esperaban la llave de la habitación en la que se quedarían.

La habitación en la que se quedaría tenía una hermosa vista de las montañas que parecía que podría tocarlas con las manos de lo cerca que se encontraban de ellas. Al pasar por el pasillo de la entrada a su izquierda se encontraba el baño; las paredes de la recamara era un color beige casi gris, la cama King size cubierta de sábanas blancas y frente a esa un pequeño escritorio de madera marrón clara y encima del mismo colgaba de la pared la televisión que probablemente no usarían. Junto a los ventanales rodeados de cortinas grises se encontraban un sillón blanco cómodo y elegante.

En cuanto se instalaron por completo en la habitación, Jimin sintió el dolor en su tobillo, estuvo mucho tiempo de pie mientras estuvieron caminando por los alrededores, así que antes de irse a dormir hizo los ejercicios y se colocó la compresa fría acostado boca arriba en la cama.

—¿No vas a dormir? —preguntó Jimin sintiendo sus párpados cada vez más pesados. No durmió durante el viaje porque era el copiloto, así que se sentía agotado.

—Tengo algo que terminar, mañana tengo una reunión importante y esto es necesario —contestó mientras tecleaba sin parar, sentando en el escritorio de espaldas al omega.

—Alfa —se quejó caminando hacia el pelinegro—. ¿Qué tantos haces? Ven a abrazar a tu novio.

Jimin se metió por debajo de sus brazos y se sentó sobre el regazo del alfa escondiendo su cabeza en el cuello del mismo mientras lo abrazaba.

—No puedo ahora, amor —susurró Yoongi sin dejar de escribir en el teclado—. ¿Puedes esperar veinte minutos o tienes mucho sueño? —preguntó.

—Me quedaré aquí hasta que termines —susurró Jimin sobre el cuello de Yoongi.

Lo que el omega no esperaba fue quedarse dormido encima del regazo del alfa, con su cabeza pegada al pecho del mismo mientras éste terminaba su trabajo. Le pareció mucho más reconfortante que la gran cama vacía.

Al siguiente día se despertó en la cama y por la llamada intensa de su madre, vio que el alfa seguía en el mismo lugar donde se durmió la noche anterior.

—¿No dormiste? —preguntó Jimin estrujándose los ojos mientras se ponía de pie.

—Claro que lo hice, me usaste de almohada toda la noche, solo decías "alfa, abrázame" —contestó Yoongi imitando su voz como un niño mimado.

—No tengo la culpa de que huelas muy bien.

—También me pediste sexo, pero estabas medio dormido, así que solo me reí y te abracé toda la noche —confesó Yoongi.

—Yo no hice eso —negó el omega mirándolo desde el umbral del cuarto de baño—. Bueno quizás sí, es algo que haría, y lo que sea que haya dicho seguro fue cierto.

—Dijiste que no te he tocado desde que aceptaste ser mi omega, de eso te quejabas —le hizo saber el alfa tratando de no reír al recordar aquel momento en el que Jimin lo sorprendió al decirle eso entre sueños.

—Si tenía razón —fue lo último que dijo antes de cerrar la puerta del baño.

—¡Descarado! —gritó Yoongi sonriente y negando con la cabeza.

Una vez estuvieron listos, salieron apresurados solo para poder pasar por la casa de su abuelo antes de ir al teatro en el que estarían ensayando, el alfa había terminado su reunión temprano, así que podía terminar su viaje sin estar pendiente al trabajo en Seúl.

Eun-ji insistió en que deberían desayunar en casa porque estaba segura la comida del hotel no sería tan saludable como la de casa. Jimin no tuvo otra opción que desayunar rápidamente y salir prácticamente corriendo hacia el teatro, él nunca llegaba tarde, mucho menos lo haría en su ciudad natal.

Cuando estuvieron a punto de entrar al teatro, Jimin se encontró con una de las pocas personas que realmente extrañaba de aquel pueblo. Un beta de cabello rojo cobrizo, quien fue su amigo de infancia por mucho tiempo e incluso fueron a la escuela de danza juntos. Compartieron un abrazo que para Yoongi fue eterno, pero se sintió feliz al ver la sonrisa de Jimin mientras se reencontraba con él.

Ambos comparten números para mantenerse en contacto y siguen sus caminos separados. En cuanto estuvieron en la entrada del anfiteatro, fue cuando Jimin se encontró con el largo cartel que caía desde el techo hasta llegar al piso, en el destaca su rostro, el de Young-Soo y algunos bailarines.

Estaba acostumbrado a verse en las portadas para los shows, pero saber que se encontraba en su ciudad natal, en el lugar que siempre soñó bailar, pero en el que nunca pudo bailar por las limitaciones. Puede que no fuera el mejor bailarín en aquel entonces, pero ver su rostro en grande en aquel cartel les demostraba a todos que ahora sí lo era.

Mientras estuvo en la escuela de danza fue criticado, avergonzado y hasta humillado por no hacer un paso de baile bien, pero ahora se daba cuenta que quizá sin todos esos malos momentos, no sería la persona, ni el bailarín que es hoy.

Nadie nunca creyó en el como para dedicarse a trabajar como bailarín o como artista en general, ni siquiera sus maestros, mucho menos sus compañeros. Pero allí estaba, esperando verlos a todos en sus presentaciones y demostrarles que el omega débil, frágil y sin talento, era el primer bailarín de una agencia de baile, y se presentaría en el escenario que siempre le dijeron que nunca pisaría.

—¿Nostalgia? —cuestionó Yoongi tomando su mano mientras ambos aún seguían mirando la hermosa imagen frente a ellos.

—Y felicidad —contestó Jimin ladeando su cabeza para poder mirarlo a los ojos.

Al entrar al salón principal, donde se presentarían, se encontraron con todo el vaivén de un primer día de presentación, el montaje estaba casi listo, los estilistas cargaban con sus valijas hacia la parte trasera del escenario. Jimin vio a Young-soo en el centro del escenario y éste lo saludo aleteando una mano.

En cuanto puso un pie en el escenario y vio los asientos vacíos desde allí, solo pudo imaginar aquello lleno de personas que lo verían bailar, pero sobre todo quería ver el rostro de las personas que no creyeron en él.

Entonces vio a Yoongi en medio de esos asientos, sonriéndole, no solo con los labios, sino con los ojos y todo su cuerpo, luciendo feliz por él. Nunca imaginó que tendría la suerte de poder encontrar a alguien a quien pudiera contarle sus inquietudes, mostrarle su pasado y presentarle su presente con la intención de que estuviera en su futuro. Observaba a Yoongi verlo a él con una sonrisa llena de complicidad y se sintió tan feliz de que estuviera allí con él, experimentando a su lado un momento que para él, era especial.

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