Capitulo 41: I Choose You...

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Si tuviera que elegir entre tú y lo que me ha destinado la naturaleza; te elijo a ti, siempre a ti. Porque eres para mí mucho más que solo mi destino. Eres con quien he descubierto el amor genuino, no forzado por la luna y la naturaleza —Kim Jade.

La propuesta de Yoongi le tomó por sorpresa, una que por la sonrisa que se extendió por sus labios, era evidente de que le agradaba la idea. En ese momento se detuvo a pensar en ello y le pareció la mejor idea, no es que Jimin no haya pensado en ello antes, pero no esperaba que el alfa también estuviera planteándoselo.

Fue el mejor momento para pedírselo, pasaban mucho tiempo juntos en su apartamento, casi como si vivieran juntos. Jimin empezaba a desear a tener su espacio un poco más privado. Desde que su padre vive con ellos, ha tenido que dejar de hacer muchas cosas, como pasearse por el segundo piso tan solo en ropa interior y descalzo, poder salir en toalla hasta la recámara de su madre sin problema alguno; dejar la puerta abierta de su habitación mientras dibujaba únicamente con un par pantalones puestos y su delantal, mientras su padre estuviera merodeando por la casa no podría hacer nada de eso, pero con Yoongi si podría.

En ese segundo se imaginó viviendo con el alfa y la idea que tenía en su cabeza era casi perfecta, porque sabía exactamente por las cosas que pelearía y una de ellas sería la dieta del omega.

—Puedes decir que no si no quieres —consideró el alfa, sacando a Jimin de su burbuja de pensamientos.

—¡No! No es eso, estaba pensando...

—¿Imaginando que tan malo sería vivir conmigo? —cuestionó Yoongi con un tono de voz divertido.

—No, es decir, no creo que sea tan malo —respondió Jimin—. Me gustaría, no, me encantaría que viviéramos juntos.

—Bien, a mí también —afirmó Yoongi sonriente—. Tengo algunos buenos lugares que me han recomendado, podemos agendar una cita para el fin de semana, si quieres.

—Espera, pensé que solo llevaría mis cosas a tu apartamento —consideró Jimin, recogiendo todas las cosas que tenía dispersas en el piso.

Era más fácil para ambos si el solo llevaba el resto de sus cosas al apartamento de Yoongi, establecieran las reglas y se dividieran los pagos. Además, era lo suficientemente espacioso para ambos, podría utilizar el cuarto de invitados para hacer todas sus cosas en cuanto a pintura y esculturas sin tener que interrumpir el espacio de Yoongi cuando trabajaba desde casa. Pero, por el tiempo que tuvo que esperar por una respuesta del alfa, supo que el este estaba pensando en algo más.

—No, no quiero que vivamos aquí —dijo después de varios segundos sin decir nada—. Es decir, tenemos buenos recuerdos, pero los míos no son tan buenos y prefiero crear nuevos recuerdos y empezar una nueva etapa contigo en un lugar que sea un inicio para ambos.

Escucharlo explicarse de esa manera, como si le urgiera tener un lugar diferente, quiso preguntar cuáles fueron aquellos malos recuerdos que deseaba tanto que fuera un inicio para ambos, pero entonces recordó la pelea que tuvieron e inevitablemente Kyung también llegó a su mente. Apretó sus ojos para alejar aquella imagen de su cabeza y empujarla a un lugar donde no podría volver a pensar en algo como eso.

—¡Si! —chilló más alto de lo esperado—. Estoy de acuerdo, deberíamos empezar en otro lugar. Incluso podemos ir mañana mismo.

Yoongi sonrió satisfecho al escuchar la repentina respuesta del omega. Antes de colgar se pusieron de acuerdo la hora en la que visitarían algunos lugares juntos. De todos modos, el alfa pretendía quedarse con el apartamento, quizás lo rentaría, pero mientras tanto estará solo, vacío.

Se tardaron en colgar, estaban tan emocionados que no pudieran dejar para otro momento todos los temas que debían tocar antes de mudarse, como los gastos cubrirá cada quien, quien hará las compras, en qué lugar les gustaría rentar, si deberían cambiar los muebles del alfa que para Jimin eran "de alfa soltero", incluida su cama, cuando en realidad la discusión acerca de cambiar los muebles de Yoongi tenían otras intenciones detrás.

Aunque el omega no quería admitirlo porque le resultaba muy vergonzoso, incluso para él. Se estaba comportando muy posesivo con algo que era del pasado y de lo que no tenía certeza aún. Jimin seguía insistiendo en comprar nuevos muebles mientras terminaba su escultura con Yoongi en el altavoz, negándose a cambiar sus muebles.

—Jimin, es un desperdicio de dinero, no cambiaré mi cama, ¿nos has visto lo genial que es la plataforma de mi cama? Literalmente se ve como si flotara y tiene luces debajo, no está en discusión —demandó el alfa—. Además, ¿para qué quieres hacer eso? Aún no lo comprendo.

El omega se quedó callado sin saber que responder, no queriendo decirle que solo estaba comportándose como un novio celoso de algo que el siquiera podía asegurar.

—Nunca pensé en esto, y es absurdo lo sé, porque hasta ahora vengo a pensar en ello y me siento horrible porque no es algo que siquiera debería importarme, es decir, es cosa del pasado y es tu vida...

—Jimin, al punto.

—Me siento horrible por esto, pero es que tu relación con Ky...

—No puede ser, ni termines esa frase, ya sé a qué viene todo esto —comentó Yoongi peinado su cabello largo hacia atrás—. Jimin, lo que tuvimos no sucedió en este apartamento, y no es así de importante como para que quieras deshacerte de mis muebles. Tu y yo hemos hecho más cosas allí, incluso mi maldita mesa lleva tu nombre, solo has sido tú.

Jimin se quedó callado, con una sonrisa que no podía borrar de su rostro. Fue fácil de convencer porque el alfa se escuchaba naturalmente sincero, no debería siquiera pensar en ello. Era algo absurdo que el pensara en ello, es decir, ni siquiera compartieron un vínculo amoroso o parecido, al menos eso parecía.

Aquella noche se quedaron hablando hasta que Jimin terminó su escultura, el alfa terminó tumbado en su cama, escuchando a su omega explicar lo que estaba preparando hasta quedarse dormido con el teléfono en manos.

Como tenían previsto, les tomó toda la semana visitar cada uno de los lugares que serían potenciales para vivir juntos. Visitaron más de cinco apartamentos y casas, ninguno de ellos resultó por diferentes razones: la lejanía del apartamento al metro, el precio más alto de los que ellos podrían costearse o lo pequeño que eran algunos, hasta que finalmente encontraron su lugar cómodo y perfecto para ambos.

No hubo diferencias, ambos estuvieron de acuerdo con que vivir en Dongjak, no estaba tan lejos de casa de su madre, el transporte era bueno y a pesar de ser un apartamento lo suficientemente espacioso para dos podían pagarlo perfectamente sin problemas.

En el momento que visitaron el piso en el que vivirían juntos, lo primero que llamó la atención de Jimin fue el vecindario del condominio, la calle era tranquila, había un colegio de niños cerca. La zona les pareció perfecta para un buen inicio viviendo juntos.

El sábado en la tarde tenían todas sus cosas recogidas y listas para la mudanza. Jimin habló con su madre en cuanto terminé de empacar sus cosas y por supuesto que tuvo que consolarla y decirle que no se estaba yendo del país, después de todo sólo estaría a 20 minutos en auto y se aseguraría de visitarla cada semana, especialmente sabiendo que la dejaba sola con ese hombre que ya una vez fue capaz de hacerle daño emocionalmente.

El camión con todas las cosas de Yoongi que ahora serían de ambos, se encontraban frente a la casa del omega.

—Me tardé, pero ya estoy aquí —anunció Yoongi a Jimin, mientras se bajaba de su auto, con su cabello atado en una coleta, pantalones cortos y zapatillas deportivas.

El omega le sonreía desde la entrada de su casa, vestido con una camiseta morada holgada y pantalones de chándal grises.

—Alfa, ¿seguro que tu piano no se maltratará? —preguntó luego de haber recibido un beso en los labios por parte del alfa.

—Está bien protegido. Vamos por tus cosas —señaló con su cabeza hacia el interior de la casa.

Eun-ji abrazó a Yoongi en cuanto lo vio, uno que el alfa aceptó con una sonrisa en el rostro. La madre de Jimin siempre ha sido una mujer dulce y cariñosa, con el tiempo que tenía saliendo con su hijo ha sabido ganarse su confianza como para que el alfa se llevara a su hijo.

La omega sabía que el momento llegaría, pero no estaba preparada para verlo irse, y sabía que nunca lo estaría, así que solo pudo estar por feliz por el paso que estaban dando en su relación.

—Estoy pensando en darles un par de semanas de gracia antes de que me tengan cada semana visitándolos —comentó Eun-ji con una sonrisa melancólica mientras frotaba el brazo del alfa.

—Estoy seguro que Jimin estará aquí más de lo que cree. Deséeme suerte con él, es un poco intenso a veces —medio bromeó Yoongi abrazándola por encima de sus hombros, mientras está lo abrazaba por la cintura.

—¡Hey!... Eso es cierto, pero así me amas —puntualizó Jimin dirigiéndose a las escaleras.

—Lo hago. Más de lo que se puede admitir frente a tu madre —comentó Yoongi mostrando una sonrisa a la que Jimin estaba acostumbrado mayormente cuando estaban a solas.

—¿Por qué hay un camión de mudanza afuera?

Antes de que Jimin subiera las escaleras en dirección a su recámara, Haejin entró a la casa con una expresión de confusión en su rostro. La atención de Yoongi fue al hombre que ahora se encontraba frente a él, tan alto como lo recordaba de aquella noche, ahora que lo tenía en frente podía notar ciertas facciones de su rostro parecidas a las de Jimin, la diferencia estaba en que las de su omega eran mucho más sutiles y delicadas.

—Jimin, se muda —respondió Eun-ji rompiendo con el silencio que se instaló en la sala de estar.

—¿Y él es? —preguntó el alfa, dejando su chaqueta sobre el espaldar del mueble. Él ya sabía quién era, o quien podría ser, pero evidentemente quería una presentación formal.

—Yoongi, es...

—El alfa de Jimin, yerno de Eun-ji —terminó de responder Yoongi, haciendo una pequeña reverencia sin dejar ir a la mujer a su lado. No le importaba que el hombre frente a el casi lo fulminara con la mirada mientras abrazaba a su omega.

Yoongi estaba más que seguro que él lo recordaba de aquella noche en la que le dijo que la madre de Jimin no se encontraba en casa cuando en realidad ella no quería verlo y él estaba consciente de ello. Ambos se reconocían por sus aromas.

—Haejin, alfa de Eun-ji, padre de Jimin —se presentó con la misma reverencia—. ¿Alfa de Jimin? —cuestionó Haejin llevando su mirada al omega que seguía al pie de la escalera—. No veo que tenga una marca.

—No tienes que responder eso —determinó Jimin poniendo sus ojos en blanco, dándose la vuelta para seguir su camino hacia su habitación, donde estaba el resto de sus pertenencias.

—Parece que es tarde para esto, pero, ¿cuáles son tus intenciones con mi hijo? —cuestionó alzando sus cejas. Yoongi vio como Jimin se dio la vuelta con brusquedad al escuchar como el hombre lo llamaba "su hijo" con total arrullo. La indignación en el rostro del omega fue más que evidente, es por ello que el pelinegro le hizo ademán con las manos para que se quedara callado, haciéndole saber que él tomaría el control de la situación.

—Definitivamente, no abandonarlo, solo si el así lo decide. No voy a hacerle daño, antes me heriría a mí mismo que a él —replicó Yoongi con el mismo tono de voz que el alfa frente a él utilizó—. Eun-ji sabe perfectamente cuáles con mis intenciones con su hijo. Ella fue quien me dio la bendición para cotejarlo y estar con él, y ella es la única con la autoridad para cuestionarme todo lo que tenga que ver con su hijo, ¿no es así? —preguntó mirando a la omega a su lado, quien mantuvo su mirada en el piso.  Yoongi agradeció que en ningún momento se apartó de él, porque quería dejarle claro al hombre que recién llegaba, que debía ganarse los lugares, no solo llegar y tomarlos.

Escuchar como el alfa resaltaba que era hijo de Eun-ji, y la forma en la que respondió a la pregunta fuera de lugar de su progenitor, al rubio le pareció sexi. Siempre consideró un gran atractivo en el alfa su manera de poner en su lugar a las personas sin tener que faltarles el respeto pero dejar intrínseco todo lo que quería decirle directamente pero que no lo hacía por respeto a sus mayores.

En pocas palabras, Yoongi le dejó claro que no era su padre y que su intención nunca será la misma que él tuvo años atrás.

—Es bueno saberlo, como también es bueno saber con quién Jimin se ha estado quedando con frecuencia en estos último días —comentó Haejin, con su mirada fija en el pelinegro, misma que Yoongi le sostuvo.

—Sí, conmigo. Ella siempre lo sabe —señaló Yoongi a la mujer que ahora dejaba ir para acercarse a su omega que le hacía ademán con las manos para que lo siguiera.

—Te dije que es un idiota, pero lo pusiste en su lugar mejor que yo —masculló Jimin mientras subían a su recámara.

Entre todos bajaron todas las cajas con las pertenecías de Jimin, lo que sorprendentemente para el alfa, era mucho más de lo que esperaba. El omega no permitió que nadie tocara sus cajas con herramientas de arte, cuadros, lienzos y pinceles.

En cuanto tuvieron todo montado, su madre y Haejin decidieron ir con ellos para ayudarlos a desmontar y acomodar, a lo que la pareja no pudo negarse. Además, se supone que sus amigos estarían en su nuevo apartamento dentro de pocas horas.

Por primera vez, sintió que su padre hizo algo productivo al ayudarlos a subir los muebles hasta el quinto piso en el que vivirían, incluso escuchó a Yoongi hablar con el de deportes o cualquiera de esos temas de alfas.

Él se quedó en el interior del apartamento con su madre y Seokjin, quien llegó junto a las demás alfas minutos después de ellos. Acomodaban todo mientras los alfas hacían el trabajo pesado, Yoongi y Jungkook armaban la base de la cama que su alfa tanto amaba, mientras que el y su madre discutían como deberían poner el gran sillón y el comedor.

Las ventanas estaban abiertas de par en par en par, de manera que el aire circulaba por todo el apartamento y así tolerar un poco más la alta temperatura. El movimiento de personas entrando y saliendo, moviéndose de un lado a otro, era un tanto abrumador y empeoraba el día tan caluroso.

—Min Yoongi, tu piano —gritó Hoseok desde la puerta de entrada

—¿Qué pasa con él? —preguntó el alfa saliendo de la habitación para que ver sucedía.

—No cabe por la puerta.

—Si cabe, ya lo medí, deben girarlo un poco a la izquierda y entrará como tus dedos en el culo de tu omega cuando está en celo.

—¡Yoongi! —gritó Jimin mirándolo con los ojos muy abiertos, no esperaba que éste comentara aquello y mucho menos que todos se rieran debido al comentario, incluida su madre.

—Lo siento, también te amo, lobito —se disculpó Yoongi logrando que las cosas se detuvieran y todo el que estaba allí presente lo mirara con sorpresa—. Lo siento Eun-ji, por favor hable con su hijo para que no me mate la primera noche viviendo juntos, también la quiero mucho.

—Ya que estas repartiendo tanto amor, dime que me amas también —le pidió Hoseok desde el umbral de la puerta, detrás del piano que aún no lograba entrar.

—Me abandonaste por una omega y Jungkook, no te lo mereces querido hermano.

—Yo no tengo nada que ver en esa ecuación —se defendió el alfa que haría armaba uno de los tantos estantes de Jimin.

—Me estoy derritiendo del calor, ¿pueden dejar de hablar y entrar el piano? —cuestionó Namjoon, logrando que volvieran a la acción.

Les tomó todo el día poder acomodar todo, al finalizar la tarde estaban rodeados de cajas y un montón de otras cosas sin acomodar, pero todos estaban tan agotados y sudorosos, que solo hicieron algo comer y terminaron compartiendo la cena en medio de la sala espaciosa de paredes blancas, formando un círculo alrededor de la comida sobre el piso de madera.

Eun-ji y Haejin fueron los primeros en irse cuando ya era bastante tarde y detrás de ellos el resto de sus amigos.

La pareja terminó cayendo en un profundo sueño en el instante que dejaron caer sus cuerpos en la cama que ya estaba montada. Pudieron terminar de organizar todo al siguiente día, esta vez el omega lo hizo con más calma e incluso más tranquilo.

En el pequeño vestíbulo de la entrada colocó un estante de tres divisiones y colocó en la pared justo encima de aquella repisa una de sus pinturas. Inmediatamente se entraba a la casa, lo primero que se apreciaba era la cocina abierta con gabinetes y encimeras de color blanco, el comedor de granito blanco y sus cinco sillas aterciopeladas con una lámpara que colgaba encima del mismo.

***

Vivir con Yoongi resultó ser exactamente como lo esperaba, ahora podía asegurarse de que éste comiera y viceversa. Sus únicos conflictos, como Jimin sabía que pasaría, eran cuando estaba en medio de su dieta y solo cenaba con alguna fruta o un jugo pesado, pero poco a poco el alfa entendió que era algo que Jimin debía hacer para mantenerse en forma.

Ahora que vivían bajo el mismo techo, Jimin aprendió lo disciplinado y organizado que era Yoongi, se dio cuenta de ello siempre que lo veía trabajar por largas horas en la mesita sobre la plataforma del piso, muy parecido al que tenía en su antigua casa, solo que en el apartamento que compartían juntos iba de un extremo a otro en el fondo de la sala, junto al ventanal que cubría esa pared completa, permitiendo siempre que la luz natural iluminara la mayor parte de la casa.

Detrás de esa pequeña mesita se encontraba su elegante piano negro, justo al lado del gran sillón marrón, que fue decorado por Jimin con cojines de colores pasteles en combinación con una larga alfombra color rojo sangre. Los cuadros que colgaban encima del sofá simplemente le daban otro color, otra apariencia a la sala de estar que antes parecía muy aburrida con aquellas paredes blancas, ahora tenía un mejor diseño gracias a su pintura y los estantes que tanto le encantaban.

De vez en cuando discutían por cosas sencillas, de cómo guardar o qué lugar los platos, como lavar la ropa. Eran cosas que ambos hacían de manera diferente pero que después de varias semanas viviendo juntos, lograron acostumbrarse a la forma de hacer las cosas del otro.

Lo que más le gustaba de vivir con el alfa es que tenía tranquilidad, podía pintar e incluso practicar sus coreografías frente al espejo sin que nadie lo molestara o dijera algo, incluso el alfa a veces lo ayudaba tocando el piano o limpiando sus pinceles. Era tan atento que le resultaba irreal que Yoongi fuera su alfa.

Tenía la libertad de dormir solo en bóxer durante las noches calurosas, aunque eso casi siempre terminara en sexo desenfrenado, algo que han estado haciendo más constantemente ahora que dormían juntos a diario. La cama empezó a aburrirles, pero lo mejor de todo es que su baño tenía una bañera en la que podían bañarse juntos y tener encuentros pasionales mientras lo hacían.

Ya no importaba si al otro día tenían trabajo, su necesidad de tocarse y estar juntos era mayor que eso. Es como si no pudiera saciar su sed, cada día o noche de sexo era cada vez más grande la necesidad.

A Yoongi le encantaba llegar a casa y de vez en cuando encontrarse con Jimin con poca ropa y descalzo, con su cabello corto ahora pintado de negro cubriendo su frente, haciéndolo ver tan tierno y al mismo tiempo tan sexi.

Por lo general Yoongi pasaba por el cuándo salía más tarde, cuando ninguno tenía ganas de cocinar compraban comida preparada y con eso eran felices. Cuando vivía solo acostumbraba a llegar tarde a casa, pero en cambio ahora pasaba más tiempo trabajando en casa únicamente para estar cerca de Jimin y su aroma, le gustaba verlo cocinar con sus pantalones de chándal y sus camisetas holgadas, con su cabello húmedo.

Le llenaba el alma pensar que al llegar a casa tendría a Jimin a su lado. Ya no había una pizca de soledad en su vida y no podía estar más feliz con ello.

Jimin estaba feliz con ver al alfa, siempre estaba en casa cuando él lo estaba, no importaba si éste trabajaba. Le agradaba sentarse a su lado durante las noches y hacer sus tareas de la universidad mientras éste trabajaba y a veces tenía reuniones virtuales con socios del extranjero.

A medida que fueron pasando los días, más se fueron acostumbrando a compartir un hogar con el otro, pensaban que sus peleas serían más constantes, pero realmente aprendieron rápido la forma de ser del otro, a compartir el mismo shampoo; pelear cuando éste se terminaba o cuando el alfa le echaba agua al envase en lugar de comprar uno nuevo o al menos avisarle a su compañero que se lo había terminado.

Al alfa no le gustaba de Jimin que este a veces regresara solo del trabajo y tomara atajos para llegar más rápido a casa. Por lo mismo que era muy tranquila la zona, era más vulnerable para le pasara algo. Por más que le pidió a su novio que no regresara solo a casa cuando era muy tarde, éste seguía haciéndolo y eso le molestaba, es por ello que hacía lo posible por pasar por él.

Por lo general, Jimin llegaba un poco más tarde a casa porque visitaba a Taehyung y pasaban horas hablando. Además de que él era intermediario para que el pudiera hablar con Jungkook a través de su teléfono o dejándole cartas. Fue la única forma resultó efectiva para ellos mantenerse en contacto en medio de todo el caos.

Debido a que Jungkook hablaba con más frecuencia con Taehyung, se le veía más contento y sano, algo que alegraba a Yoongi, lo que poco a poco hizo que este comprendiera mejor al omega y la decisión que tomó. Que éste demostrara interés en mantener su relación más o menos estable con Jungkook, fue lo que hizo que dejara de juzgar la decisión que tomó, entendió el miedo que le tenía a su padre cuando casi mataron a golpe a Jungkook solo porque se vieron.

Yoongi sabía que Jungkook estaba en medio de algo con su padre para deshacerse del papá de Taehyung y saber que el omega también estaba al menos intentando algo, era lo que Yoongi estuvo esperando, que el rubio hiciera algo que le demostrara que estaba equivocado y que realmente no era tan egoísta después de todo. Solo tomó una mala decisión y a pesar de todo su miedo, intentaba arreglar aquellas cosas que hizo mal.

El plenilunio se acercaba, Yoongi estaba al tanto de ello, sabía que día tendrían luna llena y aunque no quería admitirlo, eso le causaba mucho miedo. De tan solo pensar en cómo la pasó en aquella noche de luna, le causaba ansiedad.

Cada que miraba el calendario deseaba cada vez más poder retrasar ese día que solo sería sufrimiento para él. Podía tolerar las punzadas que empezaba a experimentar otra vez, pero cuando la luna estaba llena, era tan insoportable el dolor que sentía que moriría.

Sus dolores volvieron a presentarse, esta vez siempre en la noche, fueron tan constantes día tras día que terminó sus pastillas para aliviar aquello. Tuvo suerte que la opresión en su pecho sucedía cuando Jimin ya dormía o cuando éste aún no llegaba a casa.

Sabía que se le acababa el tiempo para contarle al omega lo que podría estar pasando, pero tenía tanto miedo de lo que sucedería si se enteraba que experimentaba fuertes dolores en su pecho y que podría tratarse de su destinada.

No tendría ni el valor, ni mucho menos la cara como para decirle aquello a Jimin. Sabía que a pesar del miedo, era necesario decirle, al menos para que estuviera mentalmente preparado en caso de que por algún milagro del cielo alguna vez llegara a encontrar a su destinado.

Pero si hacía aquello solo estaría afirmando que eventualmente lo encontraría y que le haría daño a Jimin, algo que Noé ataba remotamente en sus planes sino todo lo contrario.

Como prometió, Jimin salía de casa de su madre después de su primera visita de la semana, ahora que vivían separados su vínculo por alguna razón se fortaleció. Colocó el código de acceso de su apartamento, dejó sus zapatos en la entrada y buscó con la mirada alguna señal del alfa que siempre se asomaba cuando él llegaba de casa de su madre, pero esta vez no lo vio alrededor.

—Yoongi, estoy en casa —dijo caminando hacia el interior de la casa. Lo vio frente al fregadero con la cabeza agachada mientras apretaba la orilla de la encimera, le apreció raro que éste no le haya respondido, pero le pareció aún más raro sus feromonas y como estas solo mostraban dolor.

Confundido se acercó al alfa y a medida que lo hacía vio cómo su pecho subía y bajaba con rapidez, fue cuando se dio cuenta de que algo malo le pasaba. Corrió a su lado y en el momento que dejó caer su mano en el hombro del alfa éste levantó su mirada, dejando ver la manifestación de su lobo a través de sus ojos grises.

—Jimin, d-duele —tartamudeó mientras señalaba su pecho. El omega se asustó al escuchar un gemido de dolor salir de los labios del alfa, mismo que apretó sus manos en la encimera y no le dio tiempo a reaccionar cuando el alfa cayó de rodillas.

Lo sujetó por sus brazos para evitar que éste terminara de desplomarse por completo, pero Yoongi terminó arrodillado sobre el piso arrastrando a Jimin a su lado. Ya no podía disimular, estaba en ese punto en el que simplemente no podía ocultar su dolor.

—¿Qué pasa?, ¿qué te duele?, ¿y tus pastillas? —cuestionó Jimin buscando desesperadamente la mirada del alfa. 

Hincado frente al pelinegro que ahora se encontraba sentando en el suelo con la mirada hacia abajo, su pecho subiendo y bajando, sus manos algo temblorosas mientras el omega buscaba con desesperación el móvil entre sus pantalones.

—No llames, pasará, solo... —se detuvo a media frase dejando salir un quejido al sentir una fuerte punzada en su pecho que se movió por todo su interior como el filo de una navaja atravesando su piel abriéndose camino a su interior.

—¿Qué tienes?, ¿por qué estas así? —lloriqueó Jimin lleno de preocupación al ver la situación en la que se encontraba el alfa—. ¿Qué puedo hacer?

—Abrázame, márcame con tus feromonas, no lo sé. Lo que sea —rogó Yoongi apretando la muñeca del omega que se encontraba frente a él, levantó su mirada y con lágrimas al borde de sus ojos le pidió:

—Haz que pare —dijo con sus ojos grises brillante.

El omega no se tardó en hacer lo que le pedía, lo atrajo por sus hombros hacia su cuerpo y lo apretó contra su pecho, con el rostro del alfa entre su cuello y sus hombros, exactamente dónde encontraba sus glándulas. Cerró sus ojos mientras lo abrazaba y lo marcó con sus feromonas, se aferró más a él cuando sintió como el cuerpo del alfa se sacudía, pensó que estaba llorando pero no.

—¿Funciona? —preguntó cuándo su pecho dejó de subir y bajar con rapidez.

—No —contestó el alfa, apenas en un sonido audible.

—Dime que hacer, alfa, como te ayudo, debe haber algo que yo pueda...

—No hay nada que puedas hacer —le interrumpió Yoongi sintiendo su cuerpo débil, se apartó tan solo unos pocos centímetros de Jimin, pero en ningún momento dejó ir sus manos.

No había nada que el pidiera hacer y admitirse eso sí mismo y a su omega era tan doloroso como las punzadas en su pecho. De todas las personas en el mundo que podrían aliviar su dolor era Jimin, y llegó a un punto en el que siquiera él podía traerle calma a su angustia.

Lo peor de todo es que sabía cómo terminar con aquel dolor, pero prefirió soportarlo, mirando a Jimin a los ojos, sujetando sus manos y sintiendo su aroma a rodearlos, prefería aquello que dejarlo e ir por esa persona que lo tranquilizaría.

Por primera vez se sintió con la necesidad de elegir entre él y la única persona que aparentemente podría acabar con su sufrimiento. Y por primera vez, lo eligió a él porque lo amaba.

Volvió a aferrarse a Jimin con necesidad de volver a sentir aquella conexión con su lobo, un segundo sería suficiente para él. Pero no sucedió, no pasó nada. Su dolor no se fue y su mínima conexión con Jimin no estaba allí.

Una lagrima se deslizó por sus mejillas mientras el omega no podía verlo, mientras lo aprestaba contra su cuerpo con desesperación. Mentalmente se repitió una y otra vez: "Lo elijo a él", como si estuviera gritándole a su lobo, a la madre luna y toda la naturaleza, que siempre elegiría a Jimin incluso si estaba al borde de la muerte, lo amaba y eso debería suficiente.

—Te elijo a ti —terminó susurrando, sin dar explicaciones, solo asegurándole que no se haría a ningún lado, que incluso en su peor momento se quedaría a su lado. Que no importaba que allá afuera existiera un antídoto a su dolor, solo lo quería a él, solo lo amaba a él y siempre lo elegiría a él por encima de todo.

«Te elijo a ti» se dijo mentalmente mientras abrazaba por sus hombros al única omega que ha amado y al único que siempre amará.

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