Capitulo 42

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

Que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena —Joaquín Sabina.

Una marca, la marca. Una conexión necesaria en un mundo como donde el lobo era una parte importante del ser humano. Algo por lo que fácilmente se puede ir a la cárcel si se hace en contra de voluntad, un vínculo que puede provocar la muerte si se rompe. Una conexión que podría ser una desgracia, pero también un privilegio. Un arma de doble filo a la que todos recurrían, pero en el fondo temían de ella porque, así como podía salvarlos de una situación peligrosa, igualmente podría matarlos y eso era simplemente aterrador.

"Estoy listo, aquellas palabras retumbaban en su cabeza; "estoy listo para ser marcado", una y otra vez hasta sentirse como un inútil, incapaz de cumplir con los deseos de su omega.

***

Aquella noche en la que sus punzadas se intensificaron sabía que era porque el día del plenilunio estaba cada vez más cerca; por un momento, en el instante que decidió quedarse con Jimin, pensó que moriría ahí mismo, en sus brazos. Hasta que lo escuchó decirle "todo estará bien" usando su voz de omega al mismo tiempo lo marcaba con su aroma reconfortante de frutas dulces.

Jimin nunca le ha cuestionado acerca de ello, nunca le preguntó porque esa noche le dolía tanto, por qué lo eligió a él, es decir, a quien más debía elegir si no era a él, y aquello le hizo sentir mal al alfa. Debía contarle porque él le estaba dándole el beneficio de la duda y depositando toda su confianza en él, aun cuando ya le mintió una vez, pero aun así Jimin se mostró paciente y comprensible, pero definitivamente no estaba feliz con eso y Yoongi lo sabía en cómo a veces lo miraba.

El omega no podía ver al alfa sintiendo esa clase de dolor cuando las heridas parecían ser internas, era la tercera vez que se comportaba de esa forma, como si buscara con desesperación encontrar en el algo que no podía darle y le frustraba no saber que era.

En las otras ocasiones pensó que el alfa tenía algún tipo de enfermedad y por eso tomaba pastillas, pero luego de esa noche no estaba seguro de eso. Estaba casi seguro que había algo más detrás de sus dolores que parecían más de su lobo que de su parte humana.

Decidió darle el beneficio de la duda, esperó pacientemente a que el alfa estuviera listo para contarle.

Al siguiente día Yoongi parecía como nuevo, como si nada de la noche anterior hubiese ocurrido, pero pasó y Jimin no podía sacárselo de la cabeza, mucho menos sus palabras: "Haz que pare", "márcame con tus feromonas", "te elijo a ti".

Todo estuvo en su mente todo el día, haciéndose toda clase de preguntas y para contestar al menos una de ellas llamó a la única persona que probablemente sabría que le pasaba.

—Dice que era su lobo ¿hablándote? —preguntó Hoseok. Se encontraban en el comedor de la facultad almorzando juntos mientras Jimin le hacia todas las preguntas que tenía.

—No, su lobo estaba manifestándose por el dolor, Yoongi era quien pedía ayuda, no su lobo —explicó Jimin—. Quizás él no se dio cuenta, pero su lobo parecía confundido, es decir, sus ojos cambiaron de color varías veces y en las pocas ocasiones que me miró se notaba que estaba confundido y luchando contra su parte humana, quizás estaban en una clase de conflicto, joder no lo sé.

—Bueno, sé que le sucede, pero no creo que me corresponda a mi contártelo —confesó Hoseok y Jimin asintió.

—¿Pero es malo? —preguntó con preocupación en su voz.

—En realidad, depende mucho de cómo te lo tomes —replicó Hoseok—. Solo dale un poco de tiempo para que el encuentre el momento para decírtelo, sé que lo hará pronto. Tiene que hacerlo.

—¿Por qué tiene que hacerlo ahora?

—Porque tú eres su omega y eres el único que ha podido ayudarlo —admitió Hoseok.

—¿Desde cuándo tiene estos ataques? —preguntó el omega con curiosidad.

—Fue casi para el mismo tiempo de cuando te conoció, pero eso no quiere decir que fue por ti, no te asustes —le explicó Hoseok, Jimin solo asintió y terminó de comer antes de que se le hiciera tarde para llegar al trabajo.

Al igual que Jimin, Yoongi no podía dejar de pensar en todo lo qué pasó la noche anterior con el omega, quien durante toda la mañana estuvo callado, y eso le inquietaba bastante. Durante todo el día buscó el momento perfecto para poder aliviar sus dolores, no estaba listo para contarle a Jimin todavía, pero estaba seguro de que tendría que hacerlo antes de que las cosas se volvieran incómodas entre ellos.

Después de tener las pastillas en manos, no pudo concentrarse por completo en el trabajo, estaba pensando en que palabras utilizar para contarle a Jimin o al menos explicarle una parte y no tener que ocultarle nada, no quería seguir haciéndolo por la confianza que él omega estaba colocando en él.

Al llegar a casa, encontró a Jimin sirviendo la cena en el comedor, hace algunos días que no comían juntos porque el omega estaba muy ocupado en alguna tarea, porque comían antes de llegar a casa, especialmente cuando Jimin visitaba a su madre o a Taehyung, así que le parecía el mejor momento para comer juntos después de una noche tan repentinamente algo caótica.

—Estoy en casa —susurró Yoongi aún desde la entrada. Si no se quitaba los zapatos en la entrada recibiría un regaño por parte de su omega en lugar de un beso como el que aceptaba en ese momento.

—Llegaste temprano —masculló Jimin invitando al alfa a sentarse en el comedor.

—Tú también, pensé que te quedarías a ensayar hoy —respondió el alfa tomando los palillos en sus manos.

—No, quise hacer la cena hoy. Necesitas alimentarte bien —señaló Jimin sentándose a su lado.

—Me estoy alimentando bien, tu eres el bailarín aquí, si alguien debe alimentarse bien eres tu —consideró el alfa.

—Y tú eres el que está pasando por dolores que hasta te hacen llorar. No ignoremos eso solo porque no estás listo para contarme —le pidió Jimin, tomando al alfa por sorpresa, quien solo asintió con la cabeza y mantuvo su atención en la comida. Una vez más sumergido en sus pensamientos y sintiéndose algo culpable por no hablar con Jimin.

Quería creer que él lo entendería y se quedaría a su lado si lo supiera, pero sabiendo lo mucho que éste apoyaba la conexión entre destinados, era esa pequeña duda que no le permitía contarle toda la verdad. Conocía a Jimin y sabía que el intentaría alejarse en cuanto supiera que su dolor posiblemente era debido de alguien más que en cualquier momento podría aparecerse en su vida. Eso sería como marcar una distancia entre ellos y es lo que no quería. Tenía miedo de que en cuanto supiera de su destinada decidiera terminar su relación.

Lo escuchó hablar de todo lo que hizo en el día, de los artistas que estuvieron en la conferencia en la que participó durante sus clases. De su nuevo papel protagónico que estaría presentando en uno de los teatros más grande de Seúl, tendría un pax de deux con Young-soo, en cualquier otro momento aquello le incomodaría a Yoongi, pero lo único que le preocupaba era el tema de sus dolencias.

—Yoongi, volviste a llenar el shampoo de agua, ¿es enserio? Me quiero lavar el pelo, pero no hay nada —gritó con frustración desde el baño—. ¡Te voy a matar cuando vuelvas a hacer eso, Min Yoongi!

El alfa no pudo evitar sonreír ante las quejas de su omega, aún se encontraba secando su cabello mientras se preparaba para irse a la cama. Tomó el nuevo shampoo de almendras y lavanda que a Jimin tanto le encantaba y entró al cuarto de baño aún con aquella sonrisa traviesa en su rostro.

Al entra, vio a Jimin realmente intentando lavarse el cabello con el agua que dejó en el recipiente a propósito, solo para ver cómo éste se enojaba.

—No puedes matar a tu alfa por sobrevivir cuando se termina el shampoo en medio de la ducha —dijo mientras le extendía el nuevo shampoo al omega—. Lo hice a propósito, lobito —comentó dándole una suave nalgada antes de irse sin esperar una respuesta de su parte.

—¡Eres muy maquiavélico! —fue lo que escuchó detrás de él mientras cerraba la puerta.

Mientras el omega terminaba de bañarse, lavó los platos de la cena, apagó todas las luces y mientras se dirigía hacia la habitación listo para acostarse con su omega en la cama, se detuvo en el umbral de la puerta al sentir el mismo insoportable dolor en el pecho, esta vez solo fue una punzada en su corazón que hizo que se inclinara hacia adelante.

No esperaba que Jimin estuviera exactamente de frente a la puerta mientras se secaba el cabello con el secador, mismo que fue apagado en cuanto vio al alfa fingir que todo estaba bien, cuando en su rostro y sus feromonas decían todo lo contrario, estaba sucediendo otra vez.

Sin decir nada, Yoongi tomó las pastillas que se encontraban en los cajones blancos del baño, rápidamente buscó un vaso de agua e inmediatamente se tomó el medicamento. Para cuando volvió a la habitación, Jimin lo miró con preocupación. Puede que las pastillas no ayudaran mucho si se complicaba como lo hizo la noche anterior.

—¿Todo bien? —preguntó Jimin desde el umbral de la puerta, con su cabello algo esponjoso cubriendo su frente.

—Sabes que te amo, ¿cierto? —preguntó Yoongi en un susurro.

—Sí, claro que lo sé. Yo también te amo, pero...

—Hablemos, de... —Yoongi no encontraba las palabras correctas para definir lo que tenía—. ¿Mis dolores?

Jimin asintió y se sentó en la orilla de la coma siendo guiado por el mismo alfa. Yoongi sujetó sus manos y dejó salir un largo suspiro.

—Lo que... —No encontraba las palabras para empezar su explicación. Sentía un nudo en su garganta de tan solo pensar en Jimin alejándose de él por lo que fuera a contarle.

—Hey, tomate tu tiempo —le alentó Jimin, apretando el dorso de su mano, mientras el alfa tenía su mirada en sus manos entrelazadas sobre el edredón.

—Empecé a tener estos dolores hace alrededor de 9 o 10 meses, el mismo día de tu exposición de arte en la facultad de artes. Fui con la doctora que Jungkook me recomendó pensando que solo sería alguna enfermedad que podría curarse con un tratamiento —explicó Yoongi jugando con los pequeños dedos de su omega.

—¿No lo es?

—No.

—¿Tienes cáncer?

—No. —Yoongi dejó salir otro suspiro, pensando que camino debía tomar en aquella explicación—. No tengo nada que la ciencia pueda curar, no es cáncer. Es solo algo de la naturaleza lobuna, pero no creo estar preparado para contarte de que se trata realmente, solo quiero que sepas que está bien, aunque me veas llorar por el dolor o pedirte ayuda, es porque eres el único omega que ha podido mantener a mi lobo tranquilo cuando se trata de esto.

—Alfa, no tengo idea de que podría ser, tampoco te presionaré para que me cuentes, pero no me pidas que me quede de brazos cruzados mientras te pasas por lo que sea que te cause tanto dolor —le aseguró Jimin con su pulgar acariciando su mejilla—. Me quedaré a tu lado y te cuidaré, no necesito razones para hacerlo porque te amo tanto como tú a mí. No tienes que darme un montón de explicaciones, confío en ti y en las decisiones que tomes.

—Te has vuelto mucho más comprensible en estos días. Has madurado mucho desde que te conocí —musitó con una sonrisa de lado.

—Son los resultados de tenerte a ti como alfa. Creo que ambos hemos aprendido cosas valiosas desde que nos conocimos, como esto, gracias por contarme —susurró Jimin antes de depositar un suave y dulce beso en los labios del alfa.

***

Después de aquella noche en la que medio confesó lo que le sucedía, sus dolores seguían allí, pero no llegaron a empeorar como la noche en la que eligió a Jimin como su único omega.

Tenía un mes viviendo con Jimin y no podía quejarse de lo que era vivir con la persona que amaba. Todo lo que una vez deseó tener con el omega, ahora lo tenía, pero también sentimientos mezclados con la tristeza y el enojo hacia sí mismo, sentía que no avanzaba más en su relación por su culpa.

Tenía a Jimin a su lado, finalmente viviendo con él. Al despertar lo primero que veía era el rostro del omega sumergido en un profundo sueño.

Al llegar a casa era recibido por el aroma de su omega. Ahora disfrutaba hasta ir al supermercado, porque no tenía que hacerlo solo, no llegaba a casa y encontraba una cama vacía, si quería quedarse en casa durante todo el domingo no tenía que hacerlo solo, podía jugar con él a los videojuegos; tocar el piano para el tanto como se lo pidiera, disfrutar de verlo bailar en la sala de estar, escuchar su risa retumbar en cada rincón del apartamento cuando miraban alguna película de comedia.

Amaba como la compañía del omega le hacía sentir completo. Las noches en las que sus punzadas a penas le permitían dormir, no importaban cuando tenía a Jimin a su lado, usando su voz de omega y sus feromonas, lo que en poco tiempo si resultó ser aliviador para el alfa.

Realmente amaba tenerlo como su omega, todas las veces que su grupo de amigos se reunía, Yoongi solo podía tener su atención únicamente en Jimin, en como este era tan cuidadoso con todos, como los hacía reír con sus comentarios tan directos y con sus palabras con doble sentido.

Si hubiera un juego en el que tendría que mirarlo solo a él por más de una hora, ganaría el primer lugar, sin duda. Porque estaba seguro que además de su madre y el mismo, no había nadie que lo amara como él lo hacía. Eso era lo bueno, lo malo es que no podía demostrárselo como el omega deseaba, con una marca.

Exactamente en tres ocasiones le pidió que lo marcara, que estaba listo para llevar su marca, que quería ser suyo por completo. En esas tres ocasiones lo intentó, quiso hacerlo.

La primera vez que lo intentó, en el momento que se acercó al cuello del omega para hacerlo, sus colmillos no salieron, le dejó claro a Jimin que también quería hacerlo, pero su lobo no parecía tan listo como él. Yoongi tenía la sospecha de saber a qué se debía, le quería atribuirle todo a la misma razón de sus dolores, pero era inevitable hacerlo cuando todo apuntaba a lo mismo: su destinado o destinada.

Lo peor de todo no es que sus colmillos no salieran y fuera algo vergonzoso, lo peor es que de alguna manera Jimin se sentía rechazado por su lobo y eso le fastidiaba. Puede que el dijera que todo estaba bien, que no era necesario que lo hicieran tan pronto, pero sus acciones al siguiente día iban en contra de sus palabras. No solo le entristecía, sino que también le enojaba y el alfa lo entendía.

La segunda vez que se lo pidió estaban sumergidos en la bañera de su baño, jugando con el agua, lo que terminó en sexo apasionado, su piel contra la de su omega siendo uno. Sus bocas emitiendo sonidos altos de placer, la voz ronca del alfa y la más aguda del omega que al llegar al clímax pidió ser marcado mostrando su cuello como si de un premio se tratara.

Una vez más, Yoongi no pudo y en el fondo tampoco quiso hacerlo en ese momento. No porque estaban en la bañera, llenos de espumas y jabón, de hecho, aquello hasta le pareció romántico en comparación con los sonidos y acciones obscenas que allí se cometieron. Esta vez, tenía en mente otras cosas.

Uno estaba conectado al otro. Le prometió a la madre de Jimin que no le causaría un lazo roto o al menos que haría todo lo que estuviera en sus manos para que el nunca tuviera que pasar por algo como eso. Así que por más que quisiera, no tenía el atrevimiento de marcarlo sabiendo que podría provocarle un vínculo roto si por alguna razón encontraba a su destinada.

Puede que nunca lo hiciera, pero su miedo de marcar a Jimin y reclamarlo como suyo no sería tan simple como eso. Él sabía de la posible existencia de un destinado, es cierto que había elegido a Jimin, pero debía admitirse a sí mismo que era un asunto de la naturaleza que no podía controlar y algo que no se perdonaría nunca sería provocarle a su omega un lazo roto por su culpa, por culpa de la luna.

Así que mejor decidió esperar, al menos que pasara la luna llena. Estaría más seguro de que las probabilidades de encontrar a su destinado serían más baja y solo así podría marcarlo y no dejar sus "te amo" en al aire.

La marca era importante para Jimin, era el más importante para el omega y que él no lo marcara significaba rechazo para el rubio.

La última vez que se lo pidió estaba fresca en su mente porque fue apenas hace un día.

Gemidos de placer invadían la habitación iluminada únicamente por las luces en la cama del alfa y la poca luz que se filtraba a través de la ventana con las cortinas corridas. Las piernas del omega estaban completamente abiertas, con Yoongi en medio de ellas sujetando su pierna derecha al nivel de sus hombros e inclinándose hacia adelante, presionándose contra Jimin mientras su otra pierna pegaba contra el edredón.

El roce de piel, los gemidos desvergonzados que salían de sus labios, mientras las embestidas del alfa provocaban un sonido de choque de pieles combinado con los chillidos de placer del omega debajo de él.

Estaban uno frente al otro, Yoongi tenía su puño apoyado sobre la cama a un costado del cuerpo de su omega. Podía sentir su aliento en sus labios, como si absorbiera cada gemido que salía de la boca de su omega; las manos de Jimin cubrían su rostro, mismo que acercó hasta que sus narices se rozaban.

Sus corazones iban tan rápido que parecían ir en una carrera. Vio como el omega fruncía sus cejas cuando estaba a punto de correrse.

—Alfa, estoy listo —susurró mientras sus labios se ronzaban—. Estoy listo para ser marcado.

Yoongi lo besó ahogando con sus labios el fuerte gemido gutural que salió de los labios de Jimin mientras llegaba al orgasmo. El alfa escondió su rostro en el cuello del omega, podía sentir como abría sus glándulas para recibir sus colmillos, mismo que no salieron y que el alfa tampoco hizo el esfuerzo para hacerlo.

—Perdóname —susurró aún con la respiración agitada y la cabeza escondida entre el cuello y el hombro del omega—. De verdad lo siento, quiero hacerlo, pero los colmillos no salen.

—Está bien, esperaré a que estés listo para hacerlo —susurró Jimin sintiendo el pecho del alfa contra el suyo.

En cuanto se separaron y se levantaron de la cama, Yoongi lo tomó por el brazo al ver que éste se apresuró en ir al baño más rápido de lo normal y cuando el omega no se dio la vuelta para encararlo, supo que algo andaba mal.

—Mírame —le pidió.

—Debemos limpiarnos antes de que el agua esté muy fría.

—Omega, mírame —ordenó en un tono de voz bajo. Vio como Jimin se llevó una mano al rostro y seguido de ello se dio la vuelta.

Sus mejillas estaban empapadas en lágrimas que seguían saliendo de sus ojos. Estaba llorando, se veía tan triste y fue en ese momento que Yoongi se sintió peor, lo hizo llorar, era la segunda vez que Jimin lloraba por su culpa. Sintió que su alma se desplomó cuando lo vio hipar debido a lo que se convirtió en llanto.

Tiró de su brazo y lo abrazó, aun con sus cuerpos completamente desnudos, por lo que podían sentir la calidad de su piel. Lo escuchó sollozar mientras lo abrazaba y acariciaba su espalda. Yoongi lo apartó un poco por sus hombros y con sus pulgares limpió sus lágrimas mientras éste mantenía su mirada en el piso. Levantó su mentón para poder mirarlo a los ojos, aunque eso le partiera el alma.

—¿Acaso no soy suficiente?, ¿no te gusto lo suficiente como para marcarme?, ¿no me... —su voz de quebrantó mientras más lágrimas se deslizaban por sus mejillas—. ¿No me amas lo suficiente como para márcame?

—¡Claro que lo hago! —dijo el alfa más alto de lo que pretendía—. Claro que te amo como para querer marcarte. Yo más que nadie quiero hacerte mi omega oficialmente, quiero que lleves mi marca...

—Entonces hazlo, te lo he pedido tres veces y solo te quedas ahí. Te muestro mi lobo, mi cuello y mis glándulas, lo estoy haciendo más fácil para ti y aun así no lo haces, ¿qué te lo impide? —cuestionó. Yoongi vio cómo su labio temblaba y sintió su corazón oprimirse al ver que le estaba haciendo daño.

—Jimin, no te está rechazando. Solo no cree que sea el momento —susurró—. Yo quiero hacerlo, amor, sabes que quiero. Tú no eres el problema, es mi lobo. Tu eres perfecto, Jimshi, eres más que suficiente para mí.

—Estoy cansado de ver cómo todos presumen su marca y yo solo obtengo el aroma de mi alfa. Incluso una pareja de alfas están marcados, no puede ser tan difícil, ¿lo es? —preguntó con ojos de cachorro.

—Lo es para mí. No sabes cómo amaría verte presumir mi marca, joder, muero por ver eso —susurró—. Pero mi lobo aún no está listo, él tiene sus razones, por favor dale un poco de tiempo.

—Está bien, de todos modos, no pretendía pedirlo de nuevo. Tengo vergüenza, alfa idiota —medio bromeó golpeando levemente el brazo del alfa, haciendo que éste sonriera al ver destellos de una sonrisa en los labios del omega.

—¿Estamos bien? —cuestionó Yoongi aún con sus manos acariciando la mejilla del omega.

—Si.

—¿Seguro? —preguntó Yoongi alzando sus cejas.

—Seguro, te amo, alfa —susurró mirándolo a los ojos.

—Y yo a ti, omega.

Desde esa noche el alfa pensó que las cosas entre él y Jimin se volvería incómodas, distantes, pero todo siguió exactamente igual. Nada cambio entre ellos, solo vio de vez en cuando tristeza en su mirada cada que veía la marca de Seokjin o la de Kyung cuando se encontraban en la calle. Al notar aquello, Yoongi supo que debía hacer algo, fue entonces cuando decidió que lo haría, se olvidaría de su destinada, sería egoísta y lo marcaría esa misma noche.

Jimin salía del trabajo más temprano que lo normal, cuando aún el sol no se ocultaba, el instructor estaba enfermo y solo por eso pudieron salir más temprano de lo normal. Buscó en su bolso su móvil para hacerle saber a Yoongi que lo visitaría en su trabajo, pero no encontró su teléfono, por un momento entro en pánico, pero luego recordó dónde lo dejó.

—Young-soo, ¿puedes llevarme a la facultad? —le preguntó Jimin al alfa que caminaba a su lado—. He dejado algo importante.

Le dio las gracias a su compañero en cuanto lo dejó en la entrada de la universidad, corrió por el campus con la esperanza de encontrar su teléfono en el cuarto de arte. Al entrar, escaneó con la mirada toda la habitación hasta encontrar lo que buscaba, lo malo es que no tenía batería, como era de esperarse.

Decidió irse a casa y esperar al alfa con la cena lista. Mientras caminaba a toda prisa hacia la salida, se dio cuenta de que aún había personas tomando clases de arte y ya empezaba a anochecer.

En medio de su camino, escuchó su nombre ser gritado detrás de él, cuando se dio la vuelta se encontró con aquel beta pelirrojo que ahora lo abrazaba con fuerza. Le pareció raro que su amigo de infancia se encontrara en Seúl, en la misma universidad que él y apenas se daba cuenta de ello.

—¿Qué haces aquí Sunghoon? —cuestionó Jimin sonriente.

—Mi alfa viene a esta universidad, recién nos mudamos juntos en la ciudad —explicó señalando a la mujer alta de cabellos castaño claro que ahora se encontraba a su lado saludándolo con una reverencia que él respondió del mismo modo.

—¿Tu madre cómo está? Quisiera verla, podemos acompañarte si no es problema —sugirió su amigo.

—Ella está bastante bien, me temo que no podrá ser hoy. Ya no vivimos juntos y debo volver a casa antes de anochezca más.

—Oh, entonces, será otro día. Puedes escribirme, quisiera verla.

—Sí, bueno, ella vive con papá ahora, podemos ir cualquier día que él no esté —especificó Jimin sonriente, pero la manera en la que la sonrisa de Sunghoon desapareció de repente, le asustó.

—¿Tu padre? —preguntó con los ojos muy abiertos. Jimin vio como este parecía palidecer y tragar en seco.

—Sí, el muy cretino tiene meses aquí —informó Jimin con desdén.

—¿M-meses? —cuestionó con algo de nerviosismo.

—Sí, ¿por qué?

—Jimin, tu no... —se detuvo a media frase mirando a su alrededor asustadizo—. ¿No lo sabes?

—¿Saber qué? —interrogó el omega empezando a preocuparse por la repentina preocupación y hasta diría que miedo por parte de su amigo.

Cuando éste lo arrastró hasta el cuarto de artes, se alarmó aún más y su corazón empezó a latir fuerte contra su pecho, sintió sus manos sudar y cuando estuvieron los tres solos en aquel cuarto, Jimin puso todos sus sentidos en alerta porque sabía que se trataba de Haejin y eso le aterraba.

—No se sabe nada de tu padre desde hace varios meses. Es fugitivo de la justicia —confesó mirándolo expectante a cualquier reacción.

—¿F-fugitivo? —preguntó sin poder creer lo que estaba escuchando—. ¿Por qué?, ¿qué fue lo que hizo?

Tenía miedo de la respuesta de aquella pregunta, no se sentía preparado para recibirla. Estaba completamente aterrado sabiendo que su padre, el hombre que vivía con su madre, era un fugitivo de la policía y eso solo significaba una cosa, hizo algo malo y estaba ahí para esconderse, Que mejor lugar que en la casa del hijo que abandonaste y la omega que dejaste con un lazo roto y dependiendo casi totalmente de ti. Era el mejor lugar para huir, esconderse y tener otra vida tranquila.

—Cometió asesinato.

«Asesinato» aquellas palabras retumbaron en su mente haciendo eco en cada rincón de su cabeza.

—¿A-a-asesinato? —tartamudeó no solo asustado, sino aterrado.

Su madre vivía con un asesino, dejó entrar a su casa a un asesino. Se sintió enfermo de solo pensar en ello, fue cuando escuchó las siguientes palabras de su amigo que fue lo que activó todos sus sentidos, le dio escalofríos y el miedo no le importó, solo se vio en l necesitada de salvar a su madre de quien sea que fuera ese hombre.

—Mató a su omega.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro