Capitulo 43

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Canción del capítulo: Rescue de Lauren Daigle

⚠️Éste capítulo contiene violencia intrafamiliar, así como la mención de temas relacionados al uso de armas de fuego, asesinatos y relaciones sexuales no consensuales. La historia no pretende promover ningún tipo de abuso. Si eres sensible a estos temas puedes dejar de leer cuando quieras.

Dicen que cada átomo en nuestro cuerpo fue alguna vez parte de una estrella, tal vez no me voy, tal vez me voy a casa —Vicent Van Gogh

En el fondo sabe que debía poner más resistencia en que Haejin volviera a sus vidas tan de súbito como lo hizo. Llegó con un discurso de arrepentimiento que su madre creyó al instante. Jimin nunca confió en el por como los abandonó sin decir nada, puede que no recordara cómo fue porque no estuvo allí, pero si vio el sufrimiento de su madre y esa fue razón suficiente como para no dejarlo entrar en su vida.

Pensó en aquella noche cuando intentó con desesperación que lo aceptaran. Recordó su mirada cuando preguntó por quién se supone que era su destinada, sus palabras exactas fueron "Está muerta", palabras que salieron de su boca sin una pizca de dolor; recordaba su mirada tan vacía. Debió darse cuenta de que para haber dejado a su destinada, se supone que debía estar peor de lo que lucía, en cambio no había nada más que un falso arrepentimiento y vacío en su mirada.

Saber que el acabó con su vida le causaba escalofríos por todo el cuerpo. Se sintió mareado y aturdido con la información que acababa de recibir. La imagen de su madre siendo asesinada, sangre en el piso de su casa, ella aferrándose a los brazos de su alfa y su verdugo. Pudo haber sido el destino de quien fue la destinada de Haejin y podría ser el mismo destino de su madre si no hacía algo.

Jimin reaccionó y salió corriendo del cuarto de arte, no pensó en nada más, no sabía que haría o que diría, solo estaba desesperando por hacer algo rápido, solo quería salvar a su madre de las garras de un monstruo disfrazado de oveja.

Haejin definitivamente era un monstruo, tuvo la osadía de acabar con la vida de su omega y destinada, no sabía cómo lo hizo o por qué, pero aquello era lo que menos le importaba mientras corría deprisa hacia su madre.

Su amigo no dejaba de gritarle que esperara por ellos, todo los demás no logró escucharlo, su mente estaba procesando la información. Su lobo estaba asustado, aterrorizado y estaba seguro que se podía percibir en sus feromonas.

Se detuvo en seco e intentó hacer algo más que solo correr hacia su casa y sacar a su madre de ese lugar sin tener que darle explicaciones. No tenía tiempo, era un asesino fugitivo viviendo en su casa tranquilamente, debía llamar a la policía, no podía hacer aquello solo.

Jimin le pidió a la alfa de su amigo que llamara a la policía y rápidamente le dio la dirección de su antigua casa. Tomó prestado el teléfono de Sunghoon y marcó el número de Yoongi, pero éste no le contestó; si estaba en una reunión sabía que no respondería a menos que supiera que era el quien llamaba.

Necesitaba que Yoongi supiera lo que estaba sucediendo, y lo único que se le ocurrió fue pedirle a la pareja que fueran a su lugar de trabajo y contarle lo que pasaba, de todos modos, la policía debería estar de camino a su casa, al menos de eso los convenció Jimin para que lo dejaran ir solo.

Llegó a la casa con la respiración agitada, su corazón latiendo con fuerza y muy nervioso. Su preocupación aumentó al ver que todo estaba tan tranquilo que le espantaba. Se detuvo en la puerta mirando hacia atrás, esperando que la policía llegara y así poder atrapar al hombre que se escondía en su casa.

Hasta que escuchó un gruñido del otro lado de la puerta, aquello claramente era su voz de alfa. Por instinto, Jimin colocó rápidamente el código de acceso y empujó la puerta.

La escena que encontró le enfrió el corazón por un segundo. La sala era un completo desastre de cosas esparcidas en el piso, libros, cojines, algunos de los cuadros que el omega le dejó a su madre. Haejin se encontraba de pie del otro extremo de la mesa, con su madre aferrándose a su teléfono, con lágrimas en sus ojos y la respiración algo agitada.

Su plan inicial era que la policía llegara, se llevaran a Haejin y el salvaba a su madre de una posible muerte, pero todo eso se derrumbó al ver la escena. La mirada de su padre estaba llena de desesperación, mientras que su madre parecía estar al borde de una especie de ataque.

Todas las ocasiones en las que fue a visitar a su madre sin previo aviso, siempre estaba contenta con el alfa, así que encontrar aquella escena después de haber escuchado como el alfa le gritaba activó sus sentidos. Era raro, a menos que su madre se haya dado cuenta y Haejin haya dejado salir su verdadero y monstruoso ser.

—¡Vete, Jimin, sal de aquí! —gritó su madre sacándolo de su ensimismamiento. Esa fue la repuesta que necesitaba para saber que ella ya lo sabía, que no era solo una pelea de pareja.

Haejin corrió hasta Eun-ji aprovechando que la atención de la omega estaba en su hijo. Intentó quitarle el teléfono de la mano, pero ella forcejeó con él.

—¡Tu, maldito monstruo suéltala! —gritó pegándole en la espalda, pero éste seguía forcejando con su madre. Jimin buscó con la mirada algún objeto con el que podría pegarle, solo tenía cerca una taza que tomó entre sus manos para arrojársela al hombre que le daba la espalda.

Su mano de quedó en al aire cuando Haejin se dio la vuelta y apretó su muñeca tan fuerte que la taza descendido de su mano, terminando en pedazos en el suelo. El alfa lo miró tan profundamente a los ojos que erizó su piel.

—¡No te metas en esto! —le gritó mirándolo directo a los ojos, mientras su otra mano estaba enroscada en el cuello de su madre. Quedó paralizado ante aquella mirada tan frívola.

El omega le escupió a la cara y cuando éste debilitó su agarre, Jimin tomó uno de los pedazos de la taza destrozada, no le importó que se cortara y en un rápido y nervioso movimiento cortó el antebrazo de la mano que sujetaba a su madre. Jimin tomó de los hombros a la omega, con la intención de arrástrala lejos del alfa, pero en ese instante sintió la gran mano de Haejin en su cabello.

Un gritó salió de sus labios cuando éste tiró con fuerza de su cabello y lo arrojó con contra el suelo provocando que éste diera en la cabeza.

Solo podía escuchar a su madre gritarle, pegarle y arrojarle cosas, lo que aparentemente solo le hizo enfurecer más. Jimin se levantó aun quejándose, se limpió la sangre que salía de las palmas de sus manos y le arrojó a la cabeza uno de los objetos de la mesita de muebles, solo escuchó un lamento de su parte, más no perdió resistencia.

Haejin finalmente llegó obtener el teléfono de la omega, a quien arrastró a su lado en todo momento.

—¡Maldito asesino, quita tus sucias manos de ella! —vociferó Jimin. Parecía valiente pero la realidad es que estaba horrorizado.

—Vuelves a llamarme así y puede que me convierta en uno —le amenazó con el martillo que sostenía en sus manos. Jimin se quedó petrificado una vez más, apenas pudiendo respirar con regularidad.

El sonido estrepitoso del martillo contra la encimera que se hizo añicos junto con el teléfono que Haejin destruyó encima. Tenía a su madre sujetada por el cuello, misma que arrojó a la mesa del comedor y la amenazó con su voz de mando para que se quedara allí.

Jimin empezó a alejarse cuando este se acercaba a él con la mirada fulminante, una mirada aterradora que hizo que el omega se alejara, una mala pisada y tuvo que arrastrarse por el piso, con miedo de ser brutalmente lastimado por Haejin, después de todo era un asesino.

—¡No le hagas nada, detente! —gritó su madre con desesperación, detrás del hombre que seguía sosteniendo el martillo con una sonrisa maligna que aterrorizó a Jimin.

—No le voy a hacer daño si me obedece, maldito omega malcriando —se quejó entre dientes—. Me cansé de soportarte y fingir que no quiero ponerte en tu lugar por faltarle el respeto a tu padre —confesó mientras se acercaba al omega con Eun-ji tirando de su brazo, pero éste la empujó lejos de él.

—Que padre de mierda eres... —Sus palabras fueron interrumpidas cuando el alfa le arrebató el móvil de las manos sin dejar de mirarlo a los ojos y dejó el teléfono sobre la encimera para hacer lo mismo de antes, destruirlo por completo.

Jimin tomó la mano que le tendía su madre y se puso de pie sujetando con fuerza las manos de la mujer.

—El mató a su omega mamá, a su destinada —susurró rápidamente—. La policía y Yoongi ya vienen.

Eun-ji asintió frenéticamente al mismo tiempo que intentaba mantener a su hijo detrás de ella, mientras el hombre se acercaba a la puerta y la cerraba con seguridad. Ambos tragaron en seco y en ese momento temieron por su vida.

La omega estaba en una llamada con su madre cuando se enteró, fue suficiente con que le contara que estaba viviendo con Haejin otra vez y así fue como se enteró de todo. Haejin, fugitivo y las palabras "mató a su destinada", la dejaron ensimismada, especialmente cuando tenía al susodicho frente a ella, mirándola.

No pudo controlar sus feromonas y éste rápidamente supo lo que pasaba. Eun-ji intentó llamar a la policía, pero Haejin corrió hacia ella con desesperación e intentó quitarle el teléfono de las manos, ella fue rápida al arrojarle vasos y platos recién limpiados.

—¡Aléjate! Park Haejin, no te atrevas a ponerle un dedo encima —gritó su madre manteniendo a Jimin detrás de ella.

—¡No me grites! Yo soy el alfa aquí —demandó el hombre apretando su mandíbula.

No sabían cómo las cosas llegaron a ese punto, sabían que estaban luchando por salir de esa pesadilla vivos. Haejin definitivamente parecía estar fuera de sus cabales. Jimin intentó proteger a su madre y en el intento obtuvo un puñetazo en la cara, ahora Eun-ji se encontraba temblorosa, pegándole en la espalda con todo lo que encontrara, mientras que el alfa usaba su cinturón para hacerle entender a Jimin quien estaba al mando.

—¡No eres mi maldito padre! —le gritó sintiendo el cuero arder la piel de sus brazos. Se encontraba pegado a la pared, con Haejin gritándole que entendiera que era su padre, pero Jimin aguantó cada latigazo como el hombre que su padre le exigía ser, no derramó una sola lagrima y reprimió sus quejidos.

—¡Maldito! —vociferó dejando salir un quejido gutural al sentir la hebilla cortar en su piel. Su madre logró detener que éste siguiera dándole con la correa, lo que causó que el alfa llevar su atención a la omega detrás de él.

En el momento que Haejin levantó su mano y le pegó en el rostro a su madre, temió de lo peor, su cabeza daba vueltas, pero estaba lo suficientemente lúcido como para dar un paso al frente y evitar que Haejin siguiera pegándole a su madre, a quien escuchó gritarle: "Si, mátame como a ella"

—Te preferí a ti antes que a mi maldita destinada, que no pedí, y así me pagas. Lo hice por ti Eun-ji —determinó el alfa finalmente deteniéndose. Jimin tuvo que apoyarse en sus rodillas para mantener la compostura, sentía que estaba al borde del desmayo.

—Yo no te pedí que lo hicieras, no te pedí que volvieras —se quejó Eun-ji—. Mataste a una persona, huiste y viniste aquí buscando redención —dijo con dificultad.

Haejin se acercó aún más a su omega con la intención de tomar su rostro entre sus manos, pero esta dio un paso hacia atrás aterrada, con sus manos temblorosas, viendo por encima de los hombros del alfa como Jimin intentaba alcanzar el teléfono fijo.

—Eun-ji, de todos modos iba a morir por lazo roto, yo casi lo hago, por eso me tardé en volver, pero lo hice. Volví a ti —expresó volviendo a usar aquella mirada de arrepentimiento que la omega ya no creía ni un poco.

—¿Estas escuchado lo enfermizo que suena eso? —preguntó escaneando con la mirada su alrededor, con la esperanza de encontrar algún objeto para pegarle en caso de que intentara algo. Vio a Jimin caminar sigilosamente detrás del hombre para llegar hasta el teléfono.

Sin que ninguno de los dos lo esperara, Haejin se dio la vuelta y cuando sus ojos se encontraron con los de Jimin, quien tenía el teléfono en la mano, éste rápidamente marcó al 911 pero en el instante que lo hizo su padre intentó quitarle el teléfono de las manos, pero éste se resistió.

—¡Dame el maldito teléfono! —gritó con su voz de mando. Lo que hizo que Jimin se estremeciera ante la presencia del lobo de Haejin, y dejara ir el aparato.

—¡No te atrevas a ponerle una mano encima! —chilló su madre colocándose frente a su hijo.

—Es mi hijo, aunque quiera comportarse como un mocoso irrespetuoso todo el tiempo —determinó el alfa.

—No es tu hijo, tu nunca cuidaste de él —le aclaró Haejin manteniendo a Jimin detrás de ella.

Haejin se rio sin gracia y volvió a usar su voz de mando, esta vez bajo la excusa de que lo escucharan explicarles lo que sucedió, cuando en realidad no había nada que explicar sobre un asesinato.

Jimin se metió en medio de él y su madre cuando éste volvió a levantarle la mano para pegarle y le mostró sus ojos lobunos en respuesta. Aun así, el alfa siguió usando su voz de mando, y el omega continuó resistiéndose a pesar de que su lobo interior estaba casi jadeando y bajando la cabeza en repuesta a la voz de alfa. Luchó para no dejarse someter.

Sus ojos lobunos desaparecieron al ver lo que Haejin extendió delante de sus ojos. Negra y brillante, un arma de fuego que le paralizó el corazón, solo pudo retroceder y hacer que su madre lo hiciera con él. Posiblemente fue la misma pistola con la que mató a su destinada y también lo haría con ellos, así que solo le quedó rogar por que alguien llegara y los salvara de aquel destino hacia la muerte. Sería irónico que la misma persona que le dio la vida se la quitara.

Yoongi salía en su auto con el teléfono en el altavoz para avisarle a su omega que estaría en casa pronto, tuvo que frenar de golpe al ver como dos personas se interponían en medio de la calle con un auto que le impidió el paso.

—¡Que mierda! —se quejó colgando la llamada que fue directo al correo voz. Algo que le pareció raro, ya que Jimin siempre lo llamaba a esa hora de la noche si todavía no ha llegado a casa.

Yoongi salió del auto maldiciendo en voz baja, cuando fijó su mirada en el chico pelirrojo recordó su rostro y lo reconoció de inmediato; era el amigo de Jimin, por su semblante y como éste caminó rápidamente hacia el alfa, supo que algo andaba mal, conectó eso con el hecho de que Jimin no le contestaba.

Al escuchar como este le explicó en menos de un minuto que Haejin era un fugitivo de Busan por haber matado a su omega y que Jimin estaba de camino a su casa, al igual que la policía. Reaccionó inmediatamente.

—¡¿Y lo dejaron ir solo?! —gritó alzando sus cejas.

—No conozco la ciudad y no reconocerías a mi alfa si ella...

—A la mierda todo eso, ¿hace cuánto Jimin se fue? —cuestionó con desesperación.

—Algunos 15 minutos. Ella le dijo a la policía que se encontraba en la calle Daehank 5.

—¡Maldición, esa no es la dirección de Jimin! —gritó sacando el móvil de su bolsillo al mismo tiempo que entraba al auto y la pareja a su lado corrían al coche que aún estaba en medio de su camino.

Solo podía pensar en que Jimin podía estar en peligro, la policía llegaría al lugar equivocado mientras su omega podría estar en riesgo. Por un segundo se culpó, si lo hubiese marcado lo sabría, hubiese sentido su angustia o miedo a través de la marca y se odio por no hacerlo.

Condujo a toda velocidad por las calles de Seúl, esquivando todos los autos delante de él. En el camino llamó a la policía, no sabía a qué se enfrentaría en cuanto llegara su destino, es por ello que se tomó la molestia de contarle a Jungkook y Namjoon lo que sucedía con el padre de su omega.

Detuvo el auto en seco, siquiera se preocupó por estacionarse, simplemente salió corriendo hacia la casa del omega, movió el picaporte de la puerta de un lado a otro pero esta parecía estar cerrada desde dentro.

—¡No te muevas maldito omega! —escuchó la voz del alfa del otro lado, empujó la puerta, pateó con fuerza, pero nada sucedió.

—¡Jimin! —gritó golpeando la puerta. Estaba desesperado, su lobo estaba ansioso por llegar a Jimin, podía sentir su aroma agrio combinado con frutas tropicales, su lobo estaba aterrado y le suplicaba por ayuda.

Jimin igualmente podía percibir las feromonas llenas de angustia del alfa que intentaba entrar a la casa, mientras que él tenía su mirada fija en la pistola que apuntaba a su frente, podía sentir el cuerpo de su madre temblar detrás de él. Ambos tenían miedo de siquiera mirar a otro lado y despertar aún más la furia del hombre frente a ellos, mismo que los miraba expectante a que hicieran la más mínima cosa para tirar del gatillo, porque después de todo, su dedo descansaba en el gatillo, un mal movimiento y tendría una bala atravesando su frente.

Yoongi miró por el ventanal junto a la puerta, pero las cortinas estaban cerradas fue por un ligero movimiento de la brisa que le permitió ver por un segundo hacia el interior de la casa, solo vio el rostro de Jimin con los ojos muy abiertos, paralizado frente a quien parecía ser Haejin con su mano extendida.

Yoongi buscó rápidamente con la mirada algún objeto, pero no había nada en el porche, terminó quitándose la camiseta y envolviéndola alrededor de su puño, para luego pegarle fuerte una y otra vez al ventanal.

—¡Te vas a lastimar! —gritó el pelirrojo a su lado.

—¡No me importa! —vociferó sin dejar de pegarle al vidrio, viendo como este empezaba a romperse—. Mi omega está peligro, me importa una mierda si me lastimo —determinó sin importarle la sangre que salía de sus manos por pequeños cortes que llegaron a sus antebrazos.

La alfa le tendió una llave inglesa y con ello ambos rompieron el cristal, hasta que abrieron un espacio lo suficientemente grande como para que Yoongi pudiera entrar a la casa.

Yoongi se encontró con algo peor de lo que imaginaba, Haejin apuntando a Jimin con una pistola, mismo que tenía sangre en sus manos y nariz. En ese momento dejó de pensar racionalmente, solo quería alejar a aquel alfa de su omega, desgarrarle la garganta y acabar con él.

—¡Yoongi, no, llama a la policía! —le gritó Jimin al ver que el alfa mostraba sus ojos grises, con la mirada fija en Haejin.

—Alfa, no —gritó Jimin cuando Yoongi mostró sus ojos lobunos en un color más intenso y le gruñó al hombre frente a él mostrando sus colmillos.

En el primer paso que dio hacia Haejin, éste le apuntó con la pistola y antes de poder reaccionar sintió el ardor atravesar su hombro e inmediatamente vieron la sangre correr. No pensó en que él tenía un arma de fuego y su única arma era una llave inglesa, misma que le arrojó a pesar de toda la sangre que empezaba a salir de su hombro.

—¡No! —gritó Jimin al ver como Yoongi bajaba su postura debido al malestar en su hombro izquierdo, al ver que el alfa le apuntó una vez con la pistola, con la fuerza que le quedaba en su brazo derecho, lanzó la llave inglesa hasta su muñeca provocando que la pistola cayera al piso y el alfa se quejara por el golpe.

Las sirenas de la policía se escucharon se cerca, Haejin miró de un lado a otro, intentó llegar hasta la pistola, pero Yoongi fie más ágil al tomarla en sus manos, dejando de cubrir su herida por un segundo solo para evitar que el alcanzara el arma homicida. Haejin salió corriendo como un cobarde, en la puerta de entrada la alfa intentó acorralarlo e intentar evitar que éste escapara, pero Haejin le gruñó con ímpetu, tuvieron una pequeña batalla en el porche, pero aun así terminó corriendo en dirección contraria.

Uno de los autos de la policía se detuvo frente a la casa de Eun-ji, mientras que el otro siguió la dirección que el pelirrojo le indicó, camino que tomó Haejin para escapar.

—Alfa, joder —susurró Jimin dejándose caer en el piso, donde se encontraba el alfa hincado apretando el t-shirt que antes cubría su puño ahora presionaba en su hombro para evitar que saliera mucha sangre.

—Tienes que dejar de enfrentarte a los alfas, Jimin, sigues siendo un omega —le regañó entre quejidos, pero aun así mostrando una sonrisa de lado.

—¡Min Yoongi! No te atrevas a cerrar los ojos —demandó apretando la tela contra su herida, haciendo contacto con su mano que seguía ensangrentada y adolorida—. Mírame, mírame —le pidió con desesperación, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

—Te estoy mirando, omega. No llegué tarde, ¿cierto? —cuestionó mirando a Jimin a los ojos—. No duele, pero me siento tan débil...

Eun-ji seguía de pie en el mismo lugar viendo la escena con todo su cuerpo temblando y lágrimas deslizándose por sus mejillas. Estaba herida en las piernas por cortes de los trozos de vidrio en el piso, tenía moretones en su rostro, pero lo que más le dolía era el corazón al darse cuenta de que puso en peligro la vida de su hijo por darle una segunda oportunidad a quien no lo merecía. Se sentía culpable de todo lo que estaba pasando.

Al ver a los oficiales y paramédicos entrar a la casa, esta reaccionó, ayudó a Yoongi a ponerse de pie mientras Jimin seguía rogándole que se mantuviera despierto.

—El arma homicida —masculló Yoongi entregándole la pistola al oficial que entraba a la casa.

—Jimin entra —le pidió su madre señalando el interior de la ambulancia—. Soy enfermara, iré con ellos.

—Señora no puede...

—¡Iré con ellos! —gritó en cuanto subieron a Yoongi en una camilla, quien empezaba a pestañear con lentitud sintiéndose cada vez más débil.

Dentro de la ambulancia todo se volvió un poco caótico, Eun-ji le echó un vistazo a la herida del alfa y se dio cuenta de que no podía asegurar a simple vista que tan profunda era la herida, pero por la abundancia de sangre que salía, entendió que debían llegar al hospital antes de que perdiera más sangre.

—Necesita oxígeno, hay que medir la presión arterial —señaló Eun-ji, volviendo a presionar la tela contra le herida de la que seguía saliendo mucha sangre.

—Alfa, estarás bien, ¿sí? —le aseguró Jimin extendiendo su mano para poder tocar los dedos del pelinegro—. Estoy aquí.

—Jimin mantente detrás, necesitas primeros auxilios. —A regañadientes el omega se quedó en la esquina, siendo atendido por uno de los dos paramédicos, quien se encargó de desinfectar la herida en la palma de su mano y vendarla.

Al llegar al hospital, Jimin caminó rápidamente junto al alfa que empezaba a cerrar sus ojos, sujetó su mano, pero tuvo que dejarla ir en cuanto lo llevaron a la habitación en la que sería operado para extraerle la bala.

—Estará bien, vamos —le aseguró su madre dirigiéndolo hacia las enfermeras que curarían las heridas que ambos tenían.

Jimin vio a su amigo hablar con la policía en la entrada de emergencias, no había tantas personas, pero de tan solo estar allí se sentía hostigado, tenía tantos malos recuerdos del hospital que se sentía muy aturdido, abrumado. Él y su madre fueron atendidos por dos enfermeras, una limpiaba su nariz y alguno que otro pequeño corte. Eun-ji tuvo puntadas en una pierna y cuando empezaron las preguntas de rutina la omega no respondió a ningunos de los estímulos.

La omega pensó en todo lo que pasó en tan solo varios minutos, en su cabeza solo estaba la idea de que estuvo durmiendo con un asesino por meses, incluso le permitió marcarla otra vez hace pocos días y ahora resultaba que ese hombre solo era un asesino intentando vivir la vida que no tenía, que solo llegó de la nada para tenerla y ella se lo permitió. Debió hacerle caso a su instinto lobuno y decirle que no, pedirle que se fuera, pero en cambio hizo todo lo contrario, solo pensó en ella y como sus días de dolor se irían.

Sintió náuseas y su cabeza empezó a dar vueltas. Jimin vio como la enferma le preguntaba una y otra vez si lograba escucharla. El omega empezó a preocuparse cuando esta no respondía. Su pecho empezó a subir y bajar con rapidez, Jimin sintió sus manos frías y de un momento a otro la vio palidecer.

—Mamá, háblame —le rogó Jimin.

—Perdóname.

—Mamá, ¿qué te pasa? —preguntó moviendo los hombros de la castaña, pero esta no parecía reaccionar.

Su mirada estaba fija en un punto, mientras sus lágrimas se deslizaban por sus mejillas como cascadas.

—Está en estado de shock —comentó una de las enfermaras mirando a Jimin detrás de ella. Ambos dirigieron su mirada a la omega cuando un sonido gutural salió de sus labios al mismo tiempo que se inclinaba al frente con una mano en su cuello.

—¡Agh! —gritó de dolor al sentir una punzada en su marca. El quejido de su madre le espantó y le trajo viejos recuerdos sobre los ataques que solía tener.

—Su lobo, está sufriendo otra vez —señaló Jimin conociendo perfectamente aquel sonido horroroso de dolor.

Cuando su madre levantó la mirada, notaron los ojos lobunos color verde de la omega y Jimin vio la marca en su cuello, misma que se tornó de un color amarillento. Con aquello confirmó que probablemente su padre estaba siendo atacado o es muy probable que éste se hiciera daño a sí mismo porque sabía que eso le afectaría a Eun-ji y de esa manera ella no podría hablar. Es algo que esperaría de él.

Cuando todo empezó a empeorar, Jimin tuvo que retroceder y ver cómo se llevaban a su madre sin permitirle pasar mientras la estabilizaban, desde su lugar pudo ver como terminó desmayada en la camilla. Quedándose así en medio del pasillo, sintiéndose completamente solo y vacío, sin saber qué hacer; su madre y Yoongi ingresados, su padre por ahí suelto, todo era un desastre.

Ahora se estaba en medio del pasillo de una sala de emergencias, sin saber qué hacer, no podía hacer nada más que dar su declaración a los detectives que ahora se encontraban frente a él haciéndole preguntas sobre su padre; cuando llegó, cuanto tiempo tenía con su madre, cuando se enteraron de que era buscado por la justicia.

Sunghoon estaba a su lado terminado su versión de la historia, de todos modos, él sabía mucho más de lo que sabía Jimin, quien tenía su atención en los doctores que entraban y salían, esperando con desesperación alguna respuesta de Yoongi o de su madre. Estaba tan cansando que sentía que cada partícula de su cuerpo dolía, solo quería poder tumbarse en su cama con su alfa a su lado, pero no, Haejin llegó a su vida a cambiar a todo, especialmente su paz mental.

Los detectives le aseguraron que encontrarían a su padre porque no pudo haber ido muy lejos, quería creer eso, quería creer que en cuanto saliera de aquel hospital no tendría que preocuparse de Haejin, porque sentía que no que no soportaría estar alerta todo el tiempo, no cuando Yoongi y su madre estaban ingresados en el hospital. No tendría cabeza para nada que no fuera ellos.

A pesar de que tenía a su amigo de la infancia a su lado. Se sentía tan desolado, estaba llegando a ese punto en el que se sentía solo. Su temor a la soledad le respiraba en la nuca y le susurraba en los oídos "inútil", así se sentía.

Jiminie. —La voz de alguien llamándolo hizo que volteara su mirada, encontrándose con Namjoon y Jungkook acercándose a él a pasos apresurados.

En el momento que se puso de pie ellos llegaron a su lado, Namjoon lo miró de arriba a abajo con la preocupación notándose en su rostro.

—Por la Luna, te ves mal, ¿cómo te sientes?, ¿dónde está Yoongi? —preguntó el alfa, con Jungkook a su lado, expectante a su respuesta.

—Fue disparado en el hombro, está en cirugía —contestó Jimin en voz baja.

—¿Y tú cómo te sientes, Jiminie?

Jimin abrió la boca para decir algo, decirle como se sentía, de todas las personas que allí se encontraban, él era a quien más confianza la tenía, a quien no podía ocultarle sus verdaderos sentimientos porque lo conocía tanto como Taehyung lo hacía, como a la palma de su mano.

Quiso hacer que las palabras salieran de su boca, pero terminó derrumbándose, no aguantó más y se desmoronó frente a Namjoon. El alfa lo rodeó con sus fuertes brazos, su cabeza quedaba exactamente en sus hombros, donde descanso su frente.

Por la manera en la que Namjoon lo abrazó con fuerza y acercó su cabeza a la de Jimin, haciéndole saber que estaba allí para él, fue lo que causó el llanto del omega, mismo que lloró desconsoladamente en el hombro de su amigo, sentía su pecho arder.

Se mantuvo fuerte todo el tiempo, desde que llegó a la casa de su madre, en el hospital. Yoongi estaba en un momento de debilidad, su madre estaba en un trance y dolor, debía ser fuerte o al menos intentarlo. En ese momento era quien debía mantenerse firme y cuerdo, pero en cuanto Namjoon lo abrazó no pudo evitar dejar salir todo lo que estuvo reteniendo durante toda la noche.

Entonces se dio cuenta de que su madre podría estar en un estado de shock que podría pasar a ser un estado postraumático, depresión y esta vez un lazo completamente roto; Yoongi podría estar muriendo, aquello hizo que su llanto empeorara.

El alfa lo abrazó hasta que éste dejó de sollozar, terminó hipando y disculpándose con el resto de sus amigos por su comportamiento. Namjoon lo miró a los ojos, mismos que en ese momento estaban rojos y algo hinchados.

—T-tengo miedo de que muera —susurró Jimin limpiando la nariz con el pañuelo que le extendió Sunghoon detrás de él.

—No morirá por un disparo en el hombro, es fuerte —le aseguró Jungkook.

—Él no ha estado muy fuerte últimamente, eso es lo que me asusta. Estos dolores que ha estado teniendo constantemente en la noche y ahora esto.

—Jimin, el estará bien, y tú también —afirmó el alfa puro, mismo que tenía la mirada sobre él de dos completos desconocidos. Notó como estos miraban a Jimin y luego a ellos, entendía que era raro que un omega tuviera una relación así de cercana con no uno sino dos alfas y uno evidentemente pura sangre.

El pelirrojo terminó despidiéndose de Jimin y pidiéndole que lo llamara si necesitaba algo más. Cuando estuvieron fuera de su campo de visión, Jungkook se acercó al omega y lo abrazó por pocos segundos.

En el momento que se apartan, los tres presenciaron cómo sacaban a Yoongi y lo llevaban a una habitación, en la misma dirección que se llevaron a su madre. Jimin corrió detrás de los enfermeros hacia el ascensor y esperó fuera la habitación en la que fue ingresado a que alguien le dijera cómo estaba.

El doctor le aseguró que estaba estable y que no hubo daños de órganos, se quedaría en observación por esa noche, pero tenía previsto sanar pronto, todo dependerá de que tan fuerte estuviera su lobo y Jimin sabía que no estaba tan fuerte como quisiera. Aun así, le daba esperanzas saber que estaba bien y que se recuperaría. Aprovechó el momento para solicitar el traslado de su madre ese piso, para poder cuidar de ambos sin tener que volverse loco.

—Entra, yo haré todo el papeleo, no te preocupes —señaló Namjoon quitándole de las manos los papeles que debía llenar.

En cuanto entró a la habitación, Yoongi le dedicó una sonrisa débil, el alfa se encontraba vendado en su hombro y con una intravenosa en su brazo. Jimin se acercó con cuidado de no lastimarlo y lo besó suma delicadeza, dejando sus frentes juntas por segundo mientras le susurraba que lo amaba.

—Por favor dime que estás bien, ¿y tú madre cómo está? —cuestionó el alfa en voz baja mientras Jimin se sentaba a su lado para tomar la mano su mano y dejar el dorso un suave beso.

—Mamá no está bien, es por su marca y su lobo ya sabes. Pero ella estará bien, la cuidaré bien como siempre lo he hecho, a ti también —susurró Jimin en respuesta.

—Siempre y cuando no olvides cuidar de ti también. —Jimin asintió cabizbajo y sintió la palma de la mano de Yoongi acariciar sus mejillas en completo silencio.

El ligero toque en la puerta hizo que apartarán sus miradas y llevaran su atención a los dos alfas que se encontraba de pie en la entrada de la habitación.

—Jimin, es tú madre, quiere verte. Al parecer eres el único al que quiere hablarle —le informó Namjoon—. Está en la segunda puerta después de esta, 202.

Jimin llevó su mirada a Yoongi y este asintió con la cabeza dándole un ligero apretón a la mano de su omega.

—Ve tranquilo, ellos estarán aquí conmigo —le hizo saber el alfa tirando ligeramente del brazo del omega para poder obtener de él un beso antes de que se fuera y susurrarle en respuesta que también lo amaba.

En el momento que Yoongi se quedó a solas con los alfas, su semblante cambió por completo a uno de dolor y quejas que no quiso mostrarle a Jimin, porque no quería darle otra cosa de la que preocuparse. Tuvo que contarles a sus amigos lo qué pasó en casa del omega y como terminó con una bala en su hombro.

En cuanto Namjoon salió a contestar las llamadas insistentes de su delta, Jungkook se sentó junto a Yoongi y lo observó con curiosidad, no dejaba de pensar en lo que dijo Jimin sobre los dolores de su pareja, así que decidió preguntarle sobre ellos. Jungkook sabía que visitaba a Hee Sun, lo vio una vez con aquellos dolores y le preocupó que estos siguieran.

—Posiblemente sean por mi destinado. He intentado controlarlo con Jimin, en el último mes él me ha visto pasar por ese sufrimiento y es horrible ver como intenta calmarme con sus feromonas y su voz de omega. Lo que ha estado funcionado, pero cada día es más fuerte y menos puede ayudarme en ese sentido.

—¿Él lo sabe? —le preguntó Jungkook.

—Sabe que no es alguna enfermedad, pero no sabe de qué se trata exactamente —respondió Yoongi—. Quiero marcarlo y no he podido porque mi maldito lobo, después de que se ha sentido tan cómodo y cercano con Jimin, no quiere vincularse, mis colmillos no salen.

—Puede que tú lobo siga sintiéndose cómodo con él y no quiere vincularse porque quiere protegerlo. A veces no entendemos las cosas guiadas por nuestros lobos, pero he aprendido que ellos han vivido por siglos y saben mejor que nuestra parte humana las cosas que hacen, aunque para nosotros no tenga sentido —explicó Jungkook, obteniendo toda la atención de Yoongi—. Recientemente descubrí que mi lobo podría tener 6 siglos de vida y en cada una de ellas se encuentra con el lobo de Tae. Eso es mucho tiempo de vida, hyung.

—¿Cómo lo sabes? —pregunto Yoongi con curiosidad.

—Tuve un sueño. Más bien fue como un recuerdo de las vidas anteriores de mi lobo, cuando conocí por primera vez a mi destinado y entendí porque nos hemos encontrado siempre, pero ese no es el punto —puntualizó Jungkook—.  Yo sé cómo se siente ese dolor cuando tu destinado te llama y ruega por tu ayuda a tal punto que sientes que mueres por dentro. Conozco a la perfección esos dolores.

—¿Qué debería hacer? —preguntó Yoongi. De verdad que no sabía que más hacer, quería escuchar el consejo de alguien que haya pasado por eso y nadie más que Jungkook podría darle respuestas.

—Tienes que contarle a tu omega —le respondió Jungkook mirándolo a los ojos—. Mientras más cerca esté la luna llena, más doloroso será y eso solo significa que estas cerca de encontrarlo, ya me sucedió hyung.

—No quiero contarle ahora, ya está lidiando con muchas cosas —susurró bajando la mirada a sus manos sobre su regazo.

—Si no lo haces ahora, cuando quieras decirle será muy tarde, Jimin tendrá más cosas con las que lidiar y será peor, créeme —le aseguró el alfa—. Papá nos ayudará a encontrar al padre de Jimin esta misma noche si es posible, tú busca el momento para contarle, nunca sale nada bueno de ocultar las cosas, si no mira dónde estoy ahora con Taehyung.

Yoongi solo asintió con la cabeza y en ese momento Jimin entró en la habitación con comida en sus manos. El alfa lo vio a los ojos y observó la pequeña sonrisa que le dedicó mientras se acercaba. El merecía saberlo y aunque seguía temiendo su reacción, sabía que debía arriesgarse y contarle toda la verdad antes de que fuera muy tarde.

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