Capitulo 44

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Te busco por el anillo de Saturno, te busco del otro lado de la luna y grito tu nombre esperando que los escuches más allá de dónde llega el calor del sol —Gilraen Eärfalas.

Jimin estaba agotado, se le notaba en la mirada, en su forma de caminar. Intentó mostrar una sonrisa al momento de llevar consigo algo de comer para el alfa, trató convencer a su madre para que al menos comiera, pero estaba casi durmiéndose por los analgésicos que en ese momento le evitaban dolor.

—Perdóname, Jimin —susurró cuando solo se escuchaba el sonido de la maquina a su lado que el ritmo cardiaco. 

—Tu no sabías nada madre, no tienes por qué pedirme perdón —le aseguró Jimin. Él sabía que eso podría pasar y que las probabilidades eran altas, pero no le diría "te lo dije" cuando ella estaba en un estado que podía empeorar y no se creía con la fuerza suficiente como para cuidarla como cuando la hizo cuando era un niño.

—Pero ignoré el miedo que mi lobo sentía hacia él, era una señal y no la supe interpretar hasta que fue muy tarde —señaló en voz baja.

—No es tu culpa madre —repitió Jimin, dejando salir un suspiro.

—Perdóname, por ser más una carga que un soporte.

Eun-ji no dejó de repetir aquellas palabras mientras sus lágrimas descendían por sus mejillas una tras otra sin parar, en ese instante Jimin se dio cuenta de que ya no le pedía perdón por Haejin, había algo más detrás de sus susurros, así que decidió preguntarle:

—¿Por qué me pides perdón?

—Porque no creo poder sobrevivir a un segundo vínculo roto, esta vez completamente roto —masculló.

—Si podrás, no estés despidiéndote de mí como si fueras a morir —demandó Jimin—. Yo seré tu ancla mamá, siempre lo seré. Vas a salir de esto, ¿sí? —le aseguró limpiando las mejillas empapadas en lágrimas y vio cómo su madre terminó durmiéndose.

La vigiló por algunos minutos, no quería dejarla sola, no cuando Haejin podría aparecer en cualquier momento, tenía miedo de que lo hiciera y terminara lo que empezó desde que volvió a sus vidas, acabar con su vida.

Su consuelo fue saber que la policía los escoltaba, es decir, fueron víctimas de un asesino que es buscado, si no era muy listo, lo primero que haría sería volver a aquel hospital para deshacerse de ellos. Solo en ese momento, Jimin confió en que su progenitor no sería tan estúpido.

Al entrar a la habitación de Yoongi con la cena de ambos, por la expresión en los dos alfas que allí se encontraban, se dio cuenta de que interrumpió una conversación importante.

—Puedo volver más tarde, ustedes sigan...

—No, no, Jimin, quédate, por favor. Te ves cansado —le pidió Jungkook guiándolo hacia el sillón en el que estaba sentando—. Es reclinable, puedes descasar aquí, puedes ir a casa a la casa de Nam o a la mía.

—No, tengo que quedarme aquí. No quiero salir a ningún lado hasta que atrapen al psicópata que se hace llamar mi padre —comentó el omega dejando la bandeja en el sillón para acomodar las almohadas de Yoongi en su espalda con sumo cuidado.

—Está bien, yo... estaré pendiente, si me necesitan no duden en llamar. —Jungkook se despidió con una reverencia y en cuanto salió de la habitación, Namjoon entró junto a Hoseok, quien lucía bastante nervioso e intranquilo en cuanto vio a la pareja.

Lo primero que hizo Hoseok fue regañar a Yoongi por no llamarlo, pero su tono de voz cambió completamente cuando se dirigió a Jimin, a quien le habló con dulzura y le pidió que cuidara sus heridas.

—¿Quieren que les traiga ropa o algo? Puedo pasar a buscarte en la mañana, te llevo a casa, te duchas y descansas —sugirió Hoseok dirigiéndose a Jimin, mientras Yoongi terminaba de comer en silencio.

—No pienso salir de aquí —declaró el omega.

—Tienes que ducharte y cambiarte, iremos contigo, no estarás solo en ningún momento —insistió el alfa.

—Gracias a Dios que eres mi hermano y no de Jimin.

—Te has comportado como un imbécil conmigo, así que te lo mereces, pero sabes que te amo, aunque tú no me lo digas sé que tú también, hermanito —señaló Hoseok haciendo mohín con sus labios.

—Te amo, Hobi, ¿feliz? —susurró Yoongi poniendo los ojos en blanco, lo que hizo que Hoseok le sonriera, una sonrisa de oreja a oreja, y por primera vez en toda la noche sonrió, por lo contagioso que era la emoción y sonrisa de Hoseok.

***

Jimin tuvo la esperanza de que al siguiente día Yoongi y su madre se recuperaran, pero no sucedió nada. Todo Siguió exactamente como estaba.

De su madre podía entenderlo, estaba pasando por una situación que claramente no mejoraría de un día para otro, pero esperaba que el alfa si lo hiciera; es decir, es un alfa, se supone que su cuerpo debe sanar más rápido que el resto, no esperaba que su herida cicatrizara pero que al menos Yoongi no se quejara cada que movía un poco el brazo.

Se supone que el alfa debía mostrar mejoría dentro de las 24h para poder darle de alta, pero en cambio este parecía empeorar y Jimin empezaba a tener la sospecha de que no tenía que ver únicamente con el disparo que recibió, pero no podía sacar conclusiones sin saber la opinión de los doctores.

Solo salió de aquel hospital para ducharse y cambiarse de ropa, algo que hizo solo porque Hoseok y Namjoon casi lo obligaron. Esa misma noche pudo quedarse con su madre sabiendo que Jungkook estaría con Yoongi.

Agradeció que sus abuelos llegaron al hospital al salir el sol. Se sentía mareado y muy agotado, apenas y pudo dormir un par de horas, sabía que Yoongi tampoco pudo dormir y su madre lo hizo por los analgésicos.

Verla con temblores, escalofríos, mareos y vómitos, su piel más pálida de lo normal, le partía el alma verla en ese estado, solo revivió viejos recuerdos, mismo que no pensó que volvería a vivir en carne y hueso, mucho menos que fueran por el mismo motivo. Eun-ji apenas y hablaba con él con palabras mínimas como: "No tengo hambre", "come algo", "duerme", "cuida de Yoongi", "estoy bien", era todo lo que escuchaba salir de sus labios cuando no se quejaba por dolores o lloraba desconsoladamente.

No estaba al tanto de lo que sucedió con Yoongi mientras estuvo con su madre, pero por los pocos minutos qué pasó a verlo supo que nada bueno. La mirada de Jungkook se lo dijo y el cansancio en los ojos de Yoongi se lo confirmó, sus dolores.

Cuidar de su madre mientras su abuela le empacaba todas las cosas de la casa en la que ya no volvería a poner un pie, ni él y mucho menos su madre, le estaba consumiendo toda su energía. La bañó, peinó y dio de comer, se quedó junto a ella durante todo el día con pequeños intervalos para vigilar que el alfa estuviera bien.

Siquiera había pensado en el trabajo o la universidad, hasta que recibió una llamada de Young-soo preocupado porque no se apareció en el trabajo y tampoco llamó para decir porque, cuando en realidad la cabeza del omega estaba en todos lados y a la vez en ninguno.

Su mente seguía en aquella noche, puede que sus heridas no fueran tan graves, que no tuviera dolores como los que tenían su alfa y su madre, pero se sentía horrible por dentro, enfermo de solo recordar con la persona que estuvo viviendo. Cada que salía solo por el pasillo, tenía todos sus sentidos en alerta, tenía miedo y probablemente ese sentimiento se prolongaría por varios días o quizás meses. Es decir, será difícil para el poder seguir caminando libremente por ahí sabiendo que su padre aún estaba huyendo de la justicia.

En su tercera noche en el hospital, yendo de un lado a otro, con Namjoon y Hoseok como sus escoltas, Jungkook trabajando desde aquella habitación de hospital solo para cuidar de Yoongi mientras él no estaba, sus abuelos cuidando de su madre y Seokjin preparando comida para todos ellos, era la mejor definición de familia para él. Tuvo que asistir a una clase por la importancia de presentar su arte, algo en lo que, por primera vez, no le fue tan bien.

La noche llegó y este les insistió a sus amigos que volvieran a casa. Su cuello empezaba a doler al igual que sus ojos, las horas que ha podido dormir eran muy mínimas. Su cabeza estaba recostada del hombro derecho del alfa, abrazándolo por el pecho, con sus ojos cerrados disfrutando de su aroma y el calor que le brindaba su cuerpo.

—Alfa —lo llamó Jimin aún con sus ojos cerrados mientras escuchaba al alfa teclear en su portátil, recibiendo como repuesta un mmm—. ¿Por qué aún no pueden darte de alta?, ¿es por lo mismo que te causa dolor?

—Sí, es por ello que no he sanado más rápido, pero mañana podremos irnos a casa. Tú madre también.

—No, en cuanto se recupere volverá a Busan con mis abuelos, es lo que ella quiso —le hizo saber Jimin jugando con el dobladillo de la bata del alfa.

—Es más tranquilo para ella, pero, ¿estás bien con eso? Estará lejos de ti —comentó Yoongi cerrando su laptop para dejarla sobre la mesita de noche a su lado.

—Estoy bien con lo que sea que la mantenga viva.

No le importaba si tenía que irse al otro lado del país, siempre y cuando fuera por su seguridad, por su estabilidad, por ella, estaba bien para Jimin.

El silencio se hizo presente, ya no estaba el sonido del teclado mientras el alfa trabajaba, solo el sonido de la máquina y sus respiraciones. Yoongi estaba casi seguro que Jimin estaba pensando en sus malestares, era el mejor momento para contarle la verdad, había llegado y está vez no podía dejarlo pasar porque de todos modos, ya le preguntó sobre ello solo que no siguió haciéndolo para no presionarlo.

—¿Hay algo más que quieras preguntar? —preguntó Yoongi. Buscaba la mejor manera de contarle toda la verdad, no sabía cómo empezar, era un tema delicado y Jimin estaba tan tranquilo a su lado, ha estado tan cansado y ha dormido que tan poco.

Si no le contaba en ese instante, no lo haría pronto, porque siempre encontrará un motivo para no contarle. Mientras más lo postergaba, peor sería su reacción. Vio cómo reaccionó cuando el alfa sintió que era lo mejor ocultarle que sabía de la llegada de su padre, no podría pisar la misma piedra dos veces. 

—Sí, pero estoy muy cansado—susurró—. Ya dijiste que no estabas listo y yo dije que no te presionaría.

—La verdad es que no es como decírtelo y tengo miedo —comentó—, mucho miedo de cómo lo tomes, de nuestra relación...

—Yoongi, lo que tenemos tú y yo es genuino, ¿no lo es? —cuestionó Jimin ahora sentándose derecho, con su mano en la mejilla del alfa, mismo que inclinó su cabeza para sentir más cerca el toque, asintiendo en respuesta—. Entonces solo dime, sin pensar en el "¿y sí?".

Yoongi lo miró a los ojos por varios segundos, suspiró tomando la mano de Jimin, acariciando el dorso de la misma mientras aún seguía buscando las palabras, realmente no quería decir "mi destinado", "mi luna" y mucho menos mi "alma gemela", pero no tenía opción. Abrió la boca esperando que las palabras salieran, pero no pudo.

—Alfa, actúas como si fuera a salir corriendo, soy yo, tu omega, no un completo extraño —le aseguró Jimin llevándose una mano al pecho con la cejas ligeramente levantadas.

Desde aquella noche en la que encontró a Yoongi en el piso, quejándose de dolor y pidiéndole ayuda, no dejaba de pensar en todo el asunto, tampoco es como si pudiera pasar por alto sus feromonas de tristeza mientras se quejaba del dolor en su pecho o el hecho de que su lobo no quería marcarlo, todo aquello lo conducía a una misma cosa; algo a lo que no quería darle mucha mente, pero que mientras más pasaba el tempo, más ruidoso se volvía en su cabeza. Le martillaba cada que veía a Yoongi sufrir por ello y cada vez intentaba convencerse de que no podía ser lo que estaba pensando.

—Destinado —susurró Yoongi en un tono de voz tan bajo que el omega no pudo escuchar. Un murmuro que rompió con su burbuja casi como si respondiera a sus pensamientos.

—¿Qué? —preguntó Jimin a pesar de haber leído sus labios, quería escucharlo, quería confirmar lo que en ese momento se encontraba en su mente como un letrero con luces de neón que inevitablemente le molestaba que estuviera allí.

—He estado hablando con mi doctora, más bien ella convenciéndome de que se trata de los sentimientos de alguien más. Estuve leyendo y cada día estoy más seguro de que se trata de esto porque siempre empeora cuando se acerca la luna llena —explicó Yoongi, hablando tan rápido que a Jimin le costó seguirle el ritmo.

—¿Y eso es? —cuestionó Jimin aún con ese por ciento de esperanza de que el alfa le dijera lo contrario a lo que estaba pensando.

—Mi destinado —repitió el alfa mirando a Jimin a los ojos, viendo como el brillo de estos se apagaban, quiso mantener la mirada, pero éste rápidamente llevó su atención a sus manos juntas.

—Dime algo. Lo que sea, por favor —le pidió Yoongi buscando poder mirarlo a los ojos. Y cuando Jimin levantó su mirada, vio sus ojos brillosos, apretó sus labios en una fina línea, intentaba evitar llorar cuando estaba en todo su derecho de hacerlo.

Yoongi dejó salir un resoplido y acercó a Jimin a su cuerpo con cuidado de no lastimarse el hombro, el omega solo lo abrazó por la cintura y escondió su cabeza en el cuello del alfa, dejando salir las lágrimas que rápidamente secó antes de volver a sentarse derecho, quedando frente a frente al pelinegro.

—Lo sabía —masculló Jimin—. Bueno, lo sospechaba, solo quise convencerme de que podría estar equivocado, pero claramente no lo estaba.

—No quise decírtelo esa noche porque se lo que piensas de la conexión entre destinados por la luna y tenía miedo de que decidieras irte, aún tengo miedo de que prefieras marcharte —susurró Yoongi terminado de limpiar las pocas lágrimas en sus mejillas.

—Alfa, no pienso dejarte, haremos que funcione, ¿si? —señaló Jimin—. Y si no funciona, entonces no habrá nada más que hacer, es un asunto de la naturaleza con el que no deberíamos meternos, un claro ejemplo es lo que hizo Haejin.

—A la mierda la naturaleza, lo dije antes y seguiré diciéndolo hasta convencerte de ello. Te elijo a ti —replicó.

—Alfa —musitó Jimin bajando la mirada, Yoongi apreciando como su labio inferior temblaba levemente—. Cuando se trata de tu pareja destinada, no hay opción, no importa que elijas, nunca será remotamente igual.

—No me importa, Jimin, no importa si siento que estoy a punto de encontrarlo. Solo te quiero a ti y a nadie más —demandó Yoongi y el omega solo asintió, ambos quedándose en silencio.

Ahora que las palabras fueron dichas, Jimin no podía definir como se encontraba realmente, se sentía algo... ¿decepcionado? Porque sabía, estaba casi seguro de que él no tenía a un destinado, saber que el único alfa que ha sido merecedor de su amor podría encontrarse con su alma destinada por la luna, le dolía, no podía negarlo.

Le dolía y le parecía injusto que por un momento pensó que podría tener la felicidad y el alfa que tanto ha estado buscando, ahora su relación con el pendía de un hilo llamado destino incierto.

—Si lo encuentras o sientes que lo harás, entonces quiere decir que su vínculo espiritual es fuerte —opinó el omega.

—Jimin, se cómo funciona todo eso de la conexión entre alfa y omega destinados, todo el asunto de la luna roja —comentó Yoongi—. No te lo conté para que habláramos de ello, lo hice porque eres mi omega y quiero que los sigas siendo.

—¿Sabes que si lo encuentras es porque lo marcaste bajo una luna llena? —preguntó Jimin.

—¿Y qué?, ¿si lo encuentro debería marcarlo nuevamente bajo la luna para encontrarlo en otra vida? —cuestionó el alfa, obteniendo como respuesta únicamente un asentimiento de cabeza.

—¿Sabes que si ese vínculo es débil es porque no lo marqué bajo la luna llena?

—Si de verdad se trata de tu destinado, ¿por qué crees que es débil su conexión? —cuestionó Jimin.

—Porque ya pasó un plenilunio en el que estoy seguro pude haberlo encontrado, pero no fue así —consideró Yoongi.

Estaba al tanto de cómo funcionaba todo y si se supone que debían encontrarse en una luna llena por todo eso de la marca espiritual, la última vez que presenció una luna llena los únicos ojos lobunos que encontró en medio de su tormento fueron los ojos amarillos que tanto amaba. Nadie más que el se atravesó en su camino esa noche y si eso no era una señal del destino, entonces nunca entendería a la madre luna.

—Bueno, no era el momento para que sucediera —opinó el omega encogiéndose de hombros.

—Porque no estamos tan vinculados espiritualmente como deberíamos y eso me lleva a la otra pregunta —señaló Yoongi—. ¿Qué es lo que siento contigo?

—Amor —contestó sin siquiera dudar.

—Sí, pero lo otro. No te he marcado, pero hay algo entre nuestros lobos que ninguno puede explicar en palabras y por eso no hemos hablado de ello, sabes qué hay algo, lo has sentido.

—Sí, pero no sabemos que es, de lo que si estoy seguro es que no somos destinados —comentó Jimin en voz baja y von la mirada gacha.

—Hey —lo llamó Yoongi tomando su rostro entre sus manos—. No necesitamos serlo, solo quédate a mi lado, que yo haré lo mismo.

—Ahora entiendo porque tu lobo no quiere marcarme. —Aquellas palabras fueron como un balde de agua fría para Yoongi.

—No lo sabemos, Jimin, no todo tiene que estar relacionado con el destinado. Quizás es algo entre tú lobo y el mío, lo sabes.

—Lo sé —susurró Jimin—. Me quedaré a tu lado alfa, pero no prometo quedarme si veo que estás sufriendo por hacerlo.

—Sufriré por estar lejos de lo que la luna me destinó, no porque elija estar contigo —le aclaró el pelinegro mirándolo a los ojos y asegurándose de que éste lo entendiera.

—No dejaré que mueras por estar conmigo —determinó el omega.

—Está bien, nunca te obligaría a quedarte si no quieres, pero no prometo rendirme tan fácilmente contigo.

—No lo hagas —susurró Jimin de inmediato, como si le urgiera que el alfa no se rindiera con él. Se conocía y sabía que lo alejaría si veía que por estar con el traería más dolor en lugar de calmarlo.

Lo único que quería ser para el alfa era su omega y si no podía serlo, al menos ser alguien en quién podría apoyarse, intentaría ser para Yoongi, un poco de paz en su tormenta, aun sabiendo que su verdadera paz estaba en alguien más. Él no era su omega, probablemente nunca lo sería por completo, y allí, mientras se aferraba a su cuerpo en aquella camilla de hospital, simplemente se resignó al hecho.

***

Han pasado cuatro días desde que todo se volvió terriblemente caótico, Jimin estaba ansioso por saber una respuesta, no podía concentrarse en sus clases sabiendo que su padre aún no estaba tras las rejas. No podía concentrarse en nada más que fuera en su madre y Yoongi.

Ese día volvió al hospital sin siquiera haber comido porque sabía que Yoongi volvería a casa, por un lado, le daba miedo volver a casa sabiendo que ya no estaría tan cerca de su madre para cuidar de ella a menos que se quedara y si lo hacía estaría preocupado por Yoongi.

Se sorprendió al ver que en el hospital había más policías de los que dejó al irse temprano en la mañana, la entrada estaba prácticamente rodeada. Se asustó cuando vio que en la entrada de la habitación de su madre se encontraban tres policías, y lo primero que pensó fue que Haejin fue tan estúpido en hacer lo que todos pensaban que haría, ir por su madre.

Temió entrar a la habitación y encontrar el cuerpo sin vida de su madre, pero ella solo estaba dormida siendo vigilada por su abuela. Al confirmar que todo estaba bien, corrió hasta su alfa, con el corazón latiéndole fuerte contra el pecho.

Se encontró con Jungkook, Hoseok y Namjoon de pie frente junto a la camilla. Jungkook ayudando a Yoongi a terminar de colocarse una camiseta. Se detuvo en medio de la habitación desconcertado, esperando que alguien le dijera que sucedía.

En cuanto supo a que se debía tantos policías alrededor, Jungkook fue el primero en contarle, después de todo, su familia los estaba ayudando; el resto le dieron los detalle y a medida que más sabía, una inmensa tonelada del peso de sus hombros fue liberado.

Haejin fue atrapado mientras intentaba llegar a Eun-ji, algo de lo que todos temían, que se saliera con la suya al intentarlo, aun cuando la policía esperaba que aquel fuera su próximo movimiento, por más estúpido que sonara y así sucedió.

Deseó haber estado ahí cuando lo atraparon, mismo que fue detenido por la policía en un estado físico deplorable, por la descripción que sus amigos dieron de él, confirmó su teoría de que el alfa se había hecho daño a sí mismo y estaba seguro que fue a ese lugar para terminar lo que inició, no precisamente a disculparse.

Sabía que dentro de pocos días sería llamado para atestiguar, al menos pudo volver a casa sin tener que preocuparse por él.

Yoongi debía mantenerse en reposo, cuidar de la herida a la que le faltaba poco para cicatrizar. Pensó que podría descasar mejor una vez llegara a su hogar, pero era el único que debía estar pendiente de todo. Solo pudo dormir tranquilamente dos días después de haber llegado a casa.

El alfa no quería ser un peso para Jimin, pero cada que intentaba hacer algo, las punzadas en su corazón le hacían retroceder, tan fuertes que no le permitían ayudar a Jimin tentó como deseaba hacerlo. Despertaba en medio de la madrugada, con la respiración agitada, su lobo intranquilo, y aunque intentó controlar sus quejidos dejando la cama para no despertar al omega, era casi imposible que él no se diera cuenta minutos después.

Cada día se le acumulaba más sueño, sus heridas ya estaban completamente sanas, deseaba poder decir lo mismo de su madre, pero esta no mostraba mejorías. Apenas y tenía tiempo para digerir la comida que el alfa le preparaba con mucho esfuerzo, iba de la facultad al hospital, al trabajo y llegaba tan agotado a casa que una noche siquiera fue capaz de tocar la cena, terminó rendido en la cama que compartía con el alfa, hasta que los dolores de éste volvieran.

Una de esas noches lo encontró llorando en silencio, sentando en el piso del baño, con su cabeza entre sus piernas flexionadas. Le preguntó por qué lloraba y lo único que obtuvo como respuesta fue "ojalá lo suspirara, solo sé que duele". Aquella noche terminó sentándose a su lado, abrazándolo y llorando con él, solo que el si tenía razones para hacerlo y aunque no lo haya dicho en voz alta, incluso pensarlo le causaba un millar de sentimientos difíciles de controlar.

Su destinado lo necesitaba y cada día era más que evidente.

Después de un día muy energético y lleno de actividades, exactamente al terminar la coreografía, Jimin se terminó desplomando en el escenario, la cabeza le daba vueltas y por más que quiso resistir, su cuerpo empezó a reaccionar al sueño acumulado, el estrés de todo lo que lo rodeaba y el haberse saltado el almuerzo. Para su suerte ya era hora de volver a casa, así que solo tuvo que sentarse un par de minutos en los sillones de la recepción.

—Te llevaré a casa, espera aquí —señaló Young-soo, mismo que lo había sujetado antes de partirse la cabeza y cuando ni siquiera se lo pidió, se quedó a su lado sin decir nada y mucho menos hacerle preguntas.

—Tu teléfono no deja de sonar, deberías llamarlo antes de aparezca aquí, sigue en reposo, ¿no? —preguntó Young-soo, tendiéndole a Jimin el bolso que siquiera pensó en recoger.

Jimin rápidamente le tecleó una respuesta a Yoongi y se puso de pie dispuesto a irse. Pero su compañero hizo que volviera a sentarse. En ese instante el omega lo vio dirigirse a la entrada, donde lo esperaba su omega Selene, misma que lo saludó con una sonrisa y un abrazo. Mientras más los veía juntos menos parecían pareja, pero no tenía energías para pensar en ello. Solo quería llegar a casa y dormir, dormir de verdad.

Después de ver cómo Young-soo parecía explicarle algo a su omega, se dio cuenta de que hablaban de él por como el alfa lo señalaba detrás de su espalda.

Siquiera se dio cuenta de a la hora en la que el alfa y la omega lo dejaron en casa, solo sabía que esa misma noche recibió la noticia que ha estado esperando. Debía ir al tribunal de justicia a dar su declaración.

Durante todo el día no dejó de pensar en lo que diría frente al juez que le dictará la sentencia a su padre. Finalmente podría estar completamente tranquilo. Su madre se iría a Busan y su padre estaría detrás de los barrotes, tendría un descanso de todo lo que le consumía tantas energías en las últimas semanas.

Su madre mejoró lo suficiente como para que le dieran de alta y ese mismo día su abuela tuvo todo listo para marcharse a Busan antes del anochecer. Jimin decidió almorzar con ella, sus ojos seguían apagados, estaba débil, pero con la fuerza suficiente como para irse.

—Sé que estarás bien con Yoongi, ya hablé con la fiscalía que lleva el caso de Haejin, dudo que tengas que pasar mucho tiempo cerca de ese hombre —señaló Eun-ji mientras se despedía de su hijo—. Te llamaré todos los días para saber cómo estás. Si necesitas un escape de todo, sabes que puedes ir a verme cuando quieras.

—Te amo mamá, por favor, no dejes de cuidar de ti, sigue tomando todos tus medicamentos. Yo estaré bien, cuando no lo esté lo sabrás —masculló Jimin mientras la abrazaba. Dejó un beso en su frente y luego de haberse despedido de su abuela, las vio desaparecer en el bus que las llevarían a su ciudad natal.

Al volver a casa, notó que el sol empezaba a descender, lo bueno es que no tenía trabajo y tampoco al siguiente día, por lo que solo debía preocuparse por volver a casa pronto con su alfa.

A pasar de que aun debía mantener reposo, Yoongi se ofreció para acompañarlo a dar sus declaraciones, pero en el momento que tuvo que hacer muchos movimientos, tuvo que volver a casa y aceptar que el omega fuera acompañado de Jungkook. Namjoon no podía acompañarlo porque estaba en el hospital con Seokjin, después de todo seguía siendo un delta con un lobo que perdió y ha tenido que vivir con ello.

Al llegar a su destino, estaba mucho más nervioso de lo que pensó que estaría, pero durante todo el tiempo que tuvo que esperar habló con Yoongi y respondía alguna que otra cosa que le dijera su compañero de viaje, asignado por su alfa más como un guardaespaldas que cualquier otra cosa.

La noche llegó y con ella una brisa fría que azotó su rostro, esperó por largos minutos a que el alfa le contestara él te amo recién enviando. Aún en el balcón de aquel edificio, levantó su mirada hacia el cielo viendo lo extremadamente brillantes que estaban las estrellas, desvió su atención hacia el alfa a su lado que igualmente tenía sus antebrazos recostados del balcón.

—¿Jimin?, ¿todo bien? —le pregunto Jungkook mirándolo como si fuera un extraterrestre.

—¿Por qué? —cuestionó Jimin confundido por la expresión del alfa frente a él.

—Tus ojos, están..., amarillos —respondió Jungkook.

Inmediatamente supo aquello desvió su mirada y apretó sus ojos, esperando que estos volvieran a ocultarse. Él sabía que su lobo se manifestaba sin control alguno por una sola cosa, una que en ese momento le aterraba.

La última vez que le pasó no encontró a su destinado, pero si a Yoongi en el mismo estado que él, con sus ojos lobunos manifestándose.

Asustado, volvió a levantar su mirada al cielo esta vez sabiendo con que se encontraría y que significaba aquello, pero aun cuando estaba preparándose para encontrarse con una luna a llena junto a todas las estrellas brillantes, no esperaba encontrarse con lo que su ojos presenciaron en ese momento.

Un plenilunio rojizo destacaba en el cielo y mientras Jimin presenciaba por segunda vez en ese año, como la luna bañada en sangre resplandecía encima suyo, sintió su alma desplomarse y por supuesto que como en cada luna llena sintió la tristeza de su lobo, solo que esa noche, se intensificó mucho más de lo que hubiese deseado.

La última vez, aquella luna roja era por el alfa que estaba a su lado encontró a su destinado, no estaba seguro, pero podía apostar a que esta vez Yoongi pudo encontrar a su luna. El dejó al alfa en casa, pero cualquier cosa pudo haber sucedido y entre esas es que haya encontrado a su destinado.

Jungkook vio como Jimin tenía su mirada fija en la luna y en lugar de una repuesta lo que vio, hizo que dejara de mover sus hombros. Una lágrima se deslizó por sus mejillas, aún con su mentón levantado y sus ojos amarillos brillantes puestos en la luna llena que se tornó rojiza.

En el momento que Jimin dejó el estacionamiento del apartamento, Yoongi estaba tranquilo y lo estuvo mientras hablaba con su omega. De pie frente al ventanal vio que el último mensaje de su omega decía te amo, mismo al que no pudo responder cuando su teléfono cayó de sus manos al suelo, tuvo que sujetarse del piano para no derrumbarse por la fuerte punzada en su corazón.

Dejó salir un gruñido gutural mientras se llevaban una mano al pecho, el fuerte dolor no se detuvo por un segundo, en cambio fue incrementando, tanto que lo obligó a dejarse caer en el piso, sintiéndose tan aturdido, como si dos manos intentaran desgarrarlo por dentro.

Gritó, ansiando que alguien se deshiciera de ese dolor que le consumía, un sufrimiento emocional que cada vez se volvía más físico hasta el punto que sentía que le cortaba la respiración. De rodillas en el piso de madera, si inclinó hacia adelante, con su mano derecha en su pecho y en ese instante sintió lágrimas rodar por sus mejillas.

Sentía que las paredes a su alrededor se volvían más y más pequeñas. Era doloroso y asfixiante, su respiración de un momento a otro se volvió errática, tanto que sentía que si no salía de esas cuatro paredes, eventualmente moriría.

Se arrastró hasta la puerta, con sus piernas flaqueando pudo llegar al ascensor. Quería esperar a Jimin, quizás cuando estuviera a su lado se tranquilizaría, pero los dolores eran tan grande y asfixiantes que necesitaba salir de allí rápido.

Al verse en el espejo del elevador, vio conos sus ojos grises brillaban más de lo que alguna vez pudo verlos y no le importó, solo quería hacer que el dolor se detuviera. Se arrastró sujetándose de las paredes hasta llegar al exterior, caminó por el vecindario cuesta arriba, contrario a la vía principal, tomando bocanadas de aire para poder tranquilizarse.

Inhaló y exhaló, tratando de calmar a su corazón, hasta que percibió feromonas llenas de miedo y se detuvo en seco. Se encontraba a tres calles de su condominio, sabía que había alguien más detrás de él, pero tenía miedo de darse la vuelta porque podía sentir la necesidad de su lobo hacerlo, estaba muy inquieto y aquel aroma era muy conocido para él, incluso más que el de Jimin.

Aun cuando estaba mezclado con muchos otros olores que el desconocía, por encima de todo eso, reconoció aquel aroma, solo no sabía con exactitud a la persona que pertenecía, pero si al lobo.

—A-alfa —escuchó la voz de una mujer detrás suyo.

Fue en ese momento que Yoongi lo supo, la había encontrado, no necesitaba tocarla para saberlo. Luchó contra su lobo para enfrentar su destino, ese que tanto ha querido prolongar. Todo su esfuerzo de seguir su camino como si nada hubiese pasado, se derrumbó en el instante que escuchó un gemido por parte de la chica e inevitablemente se dio la vuelta.

Su mirada se encontró con un par de ojos azules oscuros brillantes, su cabello castaño algo desaliñado le trajo recuerdos del parque de diversiones en el que vio su largo cabello descender por el brazo de un hombre que la llevaba a la ambulancia. Sus labios eran finos y sus ojos grandes. La vio ensangrentada, con cortes en su nariz en sus mejillas y sangre que salía de su nariz. Reaccionó rápido al sujetarla para evitar que se desplomara en el piso.

—Eres tú, finalmente, te encontré —sollozó sujetándose del brazo derecho del alfa mientras sus piernas se debilitaban y caía al piso con Yoongi mirándola sin saber que estaba pasando realmente con ella.

Apretó las manos de la chica y sus dolores desaparecieron. Lo único que sentía era tranquilidad, una especie de paz que por alguna razón le hizo sentir completo. Era ella, si era su destinada y lo que sintió cuando hizo contacto piel con piel con ella, era tan inexplicable que no podría explicarlo en palabras, aunque lo intentara, solo sabía que era ella. La misma chica que vio en el parque de diversiones y muy probablemente todo su dolor que ha estado sintiendo desde hace meses, era el suyo.

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