Capitulo 50

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Nada ni nadie podrá cambiar lo que siento por ti, presente o ausente, no necesito tu cuerpo para amar a tu alma eternamente —J. Guerrero

Hace tanto tiempo que no podía un pie en un club, la última vez que lo hizo fue precisamente cuando Young-soo lo invitó, antes solía ir mucho al club Octagon y a casi todos los bares que le quedaban cerca, pero cuando esa vida fiestera entre alfas, con los que lastimosamente solo pasaba el rato, empezó a influir en su vida de manera negativa, decidió alejarse y poner un control en las cosas que hacía solo por buscar amor en donde evidentemente no lo encontraría.

Lo primero que hizo al llegar fue beber, solo hizo falta tomarse dos botellas de soju para pararse a bailar en medio de la pista. Pensó que al tomar ya no tendría en la cabeza a ese alfa pelinegro con aroma a canela y limón, pero lo perseguía en sus pensamientos incluso en ese momento, así que bebió más para borrarlo de su mente, aunque sea por un momento.

No se percató de lo rápido que pasaron las horas mientras bailaba en medio de las personas, con la música retumbando en sus oídos y el bailando el compás de la misma, saltando y moviendo sus caderas de un lado a otro, tenía frente a él al alfa alto y bastante atractivo con el que bailaba casi a diario, pero que en ese momento se sentía distinto y por ese momento no le importó.

Sentía su cuerpo caliente por la reciente cantidad de alcohol en su interior, que éste se acercara a él peligrosamente con una mano en su cintura, en cualquier otro escenario lo alejaría de inmediato, le permitió hacerlo, pero dejó de bailar cuando sus rostros estaban más cerca de lo que deberían, otra vez.

—Iremos al bar que está a dos cuadras de aquí, es más tranquilo —le susurró al oído—. Vamos.

Jimin aceptó su mano y lo siguió por el tumulto de personas hasta la salida, donde se encontraron con los demás bailarines que iban con ellos. En cuanto salieron, Jimin sintió como la euforia y la adrenalina que le daba el club se esfumaron, volatilizaron en el aire como el humo del cigarrillo electrónico que fumaban frente a él, proveniente de su grupo de compañeros de baile que iban tan tomados como él, la diferencia es que toleraba bastante bien el alcohol.

Llegaron a un bar que tenía música un poco más tranquila, entraron a la zona VIP, misma que por alguna razón ellos consiguieron, no hizo preguntas, solo aceptó y se sentó junto al alfa, es con el único que tenía la confianza suficiente como para hablar.

—¿Agua? —cuestionó Young-soo a su lado.

—Por favor.

El omega se tomó el vaso completo de agua, recostó su cabeza del espaldar del mueble por pocos minutos y en cuanto vio que solo eran ellos dos allí, aprovechó el momento para hablar con Young-soo.

—¿No quieres tomar algo? —cuestionó Young-soo señalando la barra en la que ahora se encontraban su grupo. Hasta parecía que dejaron el lugar solo para ellos dos a propósito y eso fue lo que hizo cuestionarse.

—¿Quién nos consiguió este lugar? —preguntó el omega sentándose de frente al alfa.

—Yo, mi padre es el dueño —susurró Young-soo. Fue en ese instante que Jimin comprendió porque estaban solos en la zona VIP y no en la barra como los demás—. Tienes que probar el makgeolli, te gustará.

—Young-soo, no comprendo nada, ¿qué es todo esto?, ¿qué intentas hacer?, ¿qué quieres de mí? —cuestionó Jimin sintiéndose ansioso por responder todas las preguntas que surgieron en su cabeza desde que sintió los labios de Young-soo sobre los suyos—. Tu... es muy confuso y necesito que me expliques, ahora.

—Está bien, Jimin, tranquilo, una pregunta a la vez —sugirió tocando las manos del omega, mismo que las apartó lentamente para que el alfa no se sintiera ofendido.

Puede que él estuviera soltero y podía hacer lo que quisiera y con quien quisiera, pero todo era tan reciente que no se sentía con la necesidad de probar a alguien más, mucho menos ser el motivo de infidelidad de un alfa que tenía a su omega marcada. Debía sanar primero y estaba seguro que aquello le tomaría mucho tiempo.

Le pareció raro que Selene, la omega de Young-soo, no haya ido a la presentación, cuando ella casi nunca se perdía una presentación.

—Antes dijiste que me besaste porque querías, ¿cómo es eso? Tú tienes una omega marcada —cuestionó Jimin sin poder creer las cosas que en ese momento le cuestionaba al alfa.

—En realidad, ella...—Young-soo llevó sus manos a su cabello, mostrándose algo frustrado sin siquiera empezar a hablar apropiadamente—. Es algo complicado y ahora que lo pienso mejor, no sé cómo explicarte.

—Me asustas, ¿qué pasa con ella? —preguntó Jimin preocupado de la respuesta que pudiera obtener cuando ya en su cabeza era lo peor.

—No pasa nada malo, lo que intentó decirte es que, es mi omega pero no porque nos amemos de esa manera, es decir, románticamente, ¿entiendes? —cuestionó Young-soo alzando sus cejas mientras hacía ademanes con sus manos. Jimin estaba completamente perdido, mirándolo con los ojos muy abiertos.

—No entiendo una mierda, Young-soo. ¿Qué es eso de que no se aman románticamente? Lleva tu marca, joder—determinó Jimin alzando los brazos al aire.

El omega dejó salir un suspiro exasperado cuando recibió la bebida que el alfa pidió para ambos y le dio un largo primer trago. Sintió el dulce y acido de la bebida, lo había probado antes, pero quería algo más fuerte que ese licor de arroz y el soju era la mejor opción de esa noche.

—Selene y yo tenemos una relación de beneficio, no estamos juntos porque estemos enamorados. Estanos juntos para mantener el linaje de nuestras familias, no somos los más importantes, pero si son bastantes tradicionales en cuanto a eso —explicó el alfa—. No me mal entiendas, ella es muy importante para mí, la quiero y ella a mí, pero no hay nada más que solo aprecio uno por el otro.

—¿Entonces tienen una relación abierta?, ¿qué hay de la marca? Eso es jodidamente una mierda —expresó Jimin antes de darle el siguiente sorbo a la bebida que pasó por su garganta mucho más suave que el primer sorbo, es por ello que pidió el soju que tenía en mente.

—Algo parecido, la marca no es profunda como para tener un lazo, es solo para disfrazar, si te das cuenta ella casi nunca lleva mi aroma —señaló Young-soo, sirviéndose por primera vez del makgeolli.

Jimin ya venía notando una actitud extraña entre ellos como pareja, pero nunca se le ocurrió de que podría tener algo ¿falso? Todas esas ocasiones en las que presenció la manera en la que se saludaban, como se hablaban, incluso cómo se miraban, era completamente diferente a una pareja de alfa y omega enamorados, comprometidos a través de la marca.

—Entonces Yoongi tenía razón al estar celoso de ti y no confiar en ti ni un poco—aseguró Jimin tomando el tercer vaso de makgeolli de un solo trago, hasta que tuvo el soju en sus manos y pronto sintió como quemó al atravesar su garganta. Necesitaba de ese alcohol para digerir la información que tenía.

—La tiene. Siempre me he sentido atraído hacia a ti, pero me gustas tanto que prefiero no hacerte parte de una vida así —explicó Young-soo con la mirada en el vaso que sostenía entre sus piernas, con una flexionada en forma de indio—. Además, nunca te lo dije o hice algo por respeto a tu pareja, todavía lo hago.

—No tengo pareja.

—Pero si alguien que amas y eso es más fuerte —consideró el alfa viendo como Jimin siquiera fruncía el ceño ante el largo trago de alcohol—. No quiero aprovecharme, solo quería que lo supieras.

—Cierto, ¿pero de me sirvió amar? Quizás lo que necesito ahora es sexo, no amor.

—No, yo creo que deberías dejar de tomar —consideró el alfa.

Young-soo intentó quitarle el vaso de la mano, pero Jimin se echó hacia atrás provocando que el alfa quedara casi encima suyo y con su rostro a pocos centímetros del suyo. Jimin lo miró a los ojos aun estirando el vaso que su compañero quería alcanzar, vio como éste tragó en seco mientras miraba los labios del omega, estando tan de cerca, con la posibilidad de besarlo pero solo estaba ahí mirando sus labios pronunciados entreabiertos.

—¿Qué?, ¿no vas a hacerlo? —cuestionó Jimin—. Cobarde.

Las palabras del omega casi fueron calladas por los labios del alfa, pero éste solo llegó a rozarlos, tan solo acarició su nariz con la suya al mismo tiempo que sus labios, sus ojos cerrados y su respiración irregular. Quería hacerlo, deseaba como nunca saborear el soju que intentaba quitarle de las manos, pensó en deslizar su mano por la cintura del omega, acercarlo a su cuerpo y finalmente cortar cualquier espacio entre ellos.

—Tu no quieres esto, Jimin, solo estás herido —susurró sobre sus labios—. Te llevaré a casa para que descanses.

—Solo bésame y ya.

—¿Por qué no lo haces tú? No voy a besarte sabiendo que intentas convencerte de que son los labios de alguien más que te besan.

Aquellas palabras fueron como un balde de agua fría para Jimin porque estaban llenas de razón y eso fue lo que le afectó, lo que le hizo entrar en razón de lo que estaba haciendo.

—Apártate, puedo irme solo a casa —Jimin lo empujó levemente lejos de él, dejó la botella verde de soju sobre la mesita frente a él—. Gracias por todo, por intentar que me divirtiera, me voy por mi cuenta, porque me conozco y esto terminará en sexo si no me voy ahora.

—Estas tomado, yo...

—¿No acabas de escucharme? Estoy bien, no te necesito cerca, no te quiero cerca. Necesito un poco de tranquilidad, es todo, no quiero volver a mis viejos hábitos —admitió más para sí mismo que para el alfa de pie frente a él.

—Al menos deja que te acompañe a la salida —Jimin solo aceptó la propuesta del alfa porque en realidad son sabía muy dónde estaba o cómo llegaría a casa, así que le permitió al alfa ubicar un auto que lo dejó en la puerta de su apartamento.

***

Yoongi pensó tanto en si ir o no a la presentación de Jimin, no quería hacerle sentir mal con su presencia, pero le había prometo que iría a verlo. A última hora decidió ir a verlo, quizás pasaría desapercibido, pero aquel pensamiento desapareció al recordar que estaba en primera fila.

Entonces lo vio, brillar con esplendor como un cisne blanco, moverse con destreza en el escenario y con una técnica tan limpia que parecía fácil solo porque era el quien bailaba, pero al ver su rostro y la expresión de dolor en sus facciones, se dio cuenta de que estaba dejando sus verdaderos sentimientos en el espacio y eso le dolió, porque sabía que la causa de ellos era él.

Al verlo derramar lágrimas en medio de su presentación, parecía parte de la actuación, pero él sabía mejor que nadie que no lo era y al parecer su compañero de baile se percató de ello, se lo confirmó el corto beso que hubo al finalizar el show.

No podía negar que verlo tan de cerca no le afectó, porque si lo hizo, pero al mirar a su alrededor y ver la reacción que tuvo el público se sintió orgulloso del gran bailarín en el que se estaba convirtiendo y eso le enorgullecía.

Cuando sus miradas se encontraron, el alfa intentó mostrarle una sonrisa, pero sabía que incluso en una sonrisa se le notó la tristeza que sentía si era lo único que podría hacer, verlo. Aunque quería verlo detrás de escenas, ser el quien lo besara, abrazarlo y halagarlo, se conformaba con solo verlo.

Yoongi esperó sentando con la mirada en el telón rojo a que las personas terminaran de salir para el poder irse sin hacer nada de lo que realmente quería en ese instante. En el momento que puso un pie afuera, sintió una fuerte punzada en su pecho que debilitó sus piernas, intentó llegar a su coche sin llamar mucho la atención, pero tuvo que detenerse en una columna para recuperar el aliento que sentía se le estaba yendo.

—¿Yoongi? —cuestionó alguien a su lado, levantó la mirada sin saber a quién se encontraría. Al ver a Taehyung frente a él y junto al alfa con el que vivía, se sorprendió y deseó no haberse encontrado con ellos en un momento tan patético como ese.

—Taehyung, te ves bien —señaló el alfa—. Mejor que la última vez, ¿Jungkook sabe que estás aquí? —cuestiono con la única intención de desviar la atención de él.

—Tú no te ves tan bien —susurró con las cejas algo fruncidas—. Y si, él sabe que estoy aquí. Pero eso no importa ahora, ¿estás bien?

—La verdad... no —susurró el alfa.

Taehyung vio como Yoongi mantenía el ceño fruncido y una mano en su pecho, en ese instante tuvo la sospecha de que podría tratarse, pero lo vio inadecuado mencionarlo, pero él conocía el sentimiento por el que estaba pasando, sabía lo agonizante que llegaba a ser.

—La única forma de hacer que el dolor disminuya, es inhalando y exhalando, encuentra que es lo que te hace sentir de esa forma y aíslalo —le sugirió Taehyung—. No desaparecerá, pero te hará sentir mejor que ahora.

—¿Esto es... algo de destinados? —cuestionó Yoongi con dificultad—. ¿Saber cómo controlar las emociones cuando se trata de las almas destinadas?

—Puede ser, ¿tú te sientes así? —cuestionó Taehyung, dejándole saber, sin tener decirlo directamente, que él sabía de su destinada.

—No... —susurró dándose cuenta de la insinuación de Taehyung—. Y no quiero averiguarlo.

Yoongi se paró derecho, se despidió de ambos y sin mucha prisa caminó a su auto; tuvo que recostarse por varios minutos contra éste para calmar su dolor y poder conducir en dirección a donde sea que se encontrara Sarang. Cuando finalmente el dolor en su pecho disminuyó, condujo hacia el único lugar en el que sabía que la encontraría.

Se equivocó, no estaba en el bar lleno de omegas prostituidas y alfas ricos que las usaban a su antojo. Entró en pánico cuando no supo de ella, no se encontraba en el apartamento, no había señales de que se metieron a la fuerza, y no estaba en el bar del que la sacó la última vez, pero sabía que: la desesperación, angustia y tristeza en su interior era el lobo de Sarang en peligro y gritándole a su lobo que la ayudara.

—¡Maldito destino de mierda! —gritó lleno de rabia golpeando el volante hasta que la palma de sus manos se tornaron rojas.

Condujo hasta la enorme casa de la que salió aquella noche en la que la encontró drogada y tan perdida. Desde su coche esperó largos minutos, vio todo tipo de gente entrar y salir, pero sobre todo a ese alfa vestido de traje con una actitud arrogante y una sonrisa llena de superioridad, desde su lugar se notaba que era un hombre mucho más adulto que Sarang, debía estar entre sus 35.

Yoongi deseaba salir y enfrentarlo, y mientras más tiempo pasaba más buena era la idea, pero esperó pacientemente alguna señal de Sarang, marcó su número una y otra vez hasta que consiguió que ella respondiera.

—Yoongi, el... sácame de aquí, va a matarme, él quiere... sácame de aquí —susurró a través del teléfono, su voz era temblorosa. Podía sentir el miedo en ella, y él podía sentir como la angustia crecía en su pecho.

—¿Puedes salir por alguna ventana? —cuestionó Yoongi—. ¿Una puerta trasera? Si no, llamaré a la policía y te sacaré de ahí como sea.

—Estoy encerrada en la recámara del segundo piso, está muy alto y estoy un poco... indispuesta como para saltar.

—Enciende y apaga las luces, te ayudaré a salir —demandó Yoongi con su atención en la casa, en cuanto vio que en la entrada no había nadie, se apresuró en correr hasta la casa y buscó la manera de llegar hasta Sarang.

—Olvídalo, ¿cuantas personas hay dentro? —cuestionó en un susurró para evitar ser escuchado.

—Envió a sus escoltas al sótano, escucho gritos de alguien y estoy aterrada, son algunos 5 y el —contestó la omega.

—Está bien, la puerta trasera está abierta, tocaré dos veces para hacerte saber que es seguro salir —explicó Yoongi—. Voy a sacarte, ¿sí? No tengas miedo.

El alfa entró sigilosamente por la puerta corrediza del patio trasero, no conocía para nada la casa, así que estaba arriesgándose a ser encontrado por alguien y eso no era lo peor que podría pasar. En cuanto percibieran su aroma, sabrán quien es y que es de Sarang, pero realmente quería deshacerse de ese sentimiento opresor lo antes posible, necesitaba salvar a Sarang, porque aunque sonaba egoísta, eso también de alguna forma lo salvaría a él.

Caminó por las escaleras, mirando a su alrededor, por los pasillos del segundo piso y se escondió detrás de una pared al ver como dos personas caminaban en dirección contraria. Esperó a que las voces se alejaran por completo y volvió su camino al pasillo que cada vez parecía ser más largo. Al llegar a la recámara en la que se encontraba la omega, tocó dos veces y escuchó cómo está abría la puerta.

—Apresúrate —susurró Yoongi sujetando su mano, casi arrastrándola escaleras abajo por la misma dirección en la que llegó.

Detuvieron sus pasos en seco y tuvieron que retroceder hasta la puerta más cercana y entrar en aquella habitación sin saber con que o quien se encontrarían, para su suerte solo era un baño vacío. Yoongi le hizo señas a Sarang de que se mantuviera en silencio, especialmente cuando esta parecía que estallaría en llanto en cualquier momento.

Yoongi abrió la puerta con sumo cuidado de no hacer ruido, miró a través de un rabillo y cuando se aseguró que no había nadie, volvió a sujetar a Sarang. Ambos caminaron más rápido a medida que se acercaban a la puerta trasera de la casa.

En cuanto estuvieron en el exterior, corrieron hasta el coche del alfa, mismo que condujo con las luces apagadas hasta llegar a la avenida principal y lejos de esa casa.

—¿Estás bien? —cuestionó Yoongi bajando la velocidad—. ¿Qué fue lo que te hizo?

—Nada que no haya hecho antes, solo... necesito dormir por hoy y borrar todo lo que dejó en mí. Un baño ya no es suficiente para ello, necesito... —Sus palabras fueron entrecortadas por un sollozó que asustó a Yoongi. Era la segunda vez que algo como aquello sucedía, aunque no tenía heridas y tampoco parecía estar drogada, las mordidas en sus muslos y la marca sangrando en su cuello, era más que evidente lo que había sucedido.

Yoongi solo se mantuvo en silencio y palmeó sutilmente su espalda mientras esta sollozaba en el asiento copiloto, aparentemente temerosa de que el la estuviera tocando, pero no lo alejó por completo. Sarang quiso negarse, pero él sabía que necesitaba ser revisada por un médico. Si no lo hacía, no podría asegurarse de que ella estaba bien, físicamente.

Durante su consulta médica improvisada, el alfa se mantuvo todo el tiempo afuera, así que solo obtuvo como repuesta un "ella estará bien, físicamente", por suerte la mordida en su cuello no fue profunda y eso evitó que se fortaleciera la unión entre ellos y que éste pudiera volver a encontrarla en la calle tan fácilmente y se la llevara como si fuera su pertenencia, tan solo una cosa que podía usar.

Esa noche no quiso dejarla sola, y no lo hizo porque se sentiría culpable si algo más le pasaba. Se quedó en el piso frente a la cama esperando a que ella terminara de dormirse. Allí sentando, en esa habitación en la que ha pasado tantas cosas, su espalda contra la pared y sus piernas flexionadas con sus antebrazos apoyados sobre sus rodillas y la mirada perdida en el piso de madera.

El silencio reinaba en la habitación, uno que podía llegar a ser ensordecedor si los pensamientos del alfa no fueran tan ruidosos. En su interior solo podía sentir su propio dolor y el de la omega tumbada en la cama, podía escucharla llorar hasta quedarse dormida, al menos eso creía.

—A veces me pregunto, ¿cuál es el propósito de la Luna si no puedes estar con la persona que verdaderamente amas? —la escuchó susurrar con la voz ronca.

—Es injusto e inevitable, puedes intentar ir contra la naturaleza, pero eso te mataría, lo cual me parece una clase de atadura que tu no elegiste, pero que según nuestra historia es nuestra mitad y deberíamos estar agradecidos de habernos encontrado —susurró Yoongi con la vista fija en el piso. Echó su cabeza hacia atrás y cerró sus ojos.

—Perdón —la escuchó decir con voz temblorosa.

—¿Por qué pides perdón? —preguntó el alfa.

—Por ser la razón de que no estés con quien amas. Yo no quería esto, lo único que quiero es... ser feliz, al menos por un momento —susurró—. Quiero dejar de ser usada como un juguete, poder salir sin miedo, ir a un café sin ser vigilada, hasta me gustaría poder trabajar, estudiar fotografía y viajar con mi cámara a todos lados. Quisiera poder fotografiar la felicidad de los demás, quizás de esa manera pueda contagiarme de ella y sentirme menos miserable, pero supongo que soy demasiado ambiciosa.

—No lo eres, desear ser feliz no es ambicioso —le aseguró el alfa—. Sarang... tú, ¿alguna vez te has resistido a las cosas que él te hace?

Esperó un largo rato la repuesta de su destinada, pero la escuchó.

—Sí, siempre me niego a tener relaciones sexuales con él, pero al final mi mente entra en una especie de trance donde ya no hago nada para evitarlo, siento que mientras estoy ahí, mi mente está completamente en blanco y solo hay un dolor tan grande que ignoras lo qué pasa a tu alrededor, es como un bloqueo, es como estar muerto en vida.

Las últimas palabras de la omega causaron un dolor en su corazón, incluso que su piel se erizara de solo pesar el inimaginable dolor que le causaba ese alfa. Su lobo solo quería ir a donde ella se encontraba y rodearla de sus feromonas para consolarla. Pero en cambio lo hizo desde su lugar, liberó sus feromonas para aliviar al menos la mitad de esas veces que el no pudo salvarla de ese hombre.

—¿Estás dispuesta a decirlo en la demanda contra él? —cuestionó el alfa—. Solo si quieres y estás lista para hacerlo.

—Necesito hacerlo o nunca se irá de mi vida. —Fueron las últimas palabras que escuchó de Sarang antes de que terminara dormida en un profundo sueño.

En cuanto Yoongi se reunió con su abogado para ponerla al tanto de los últimos acontecimientos, de la demanda que Sarang ya estaba lista para llevarse a cabo, de las pruebas que tenían reunidas, mismas que no eran suficientes para empezar un caso contra el alfa. Es por ello que el abogado le sugirió a Yoongi, en privado, que lo preferible es que éste se quedara con su destinada mientras ella se encargaba de obtener las pruebas para poder llevarlo directo a la cárcel, pero en su lugar, el alfa prefirió contratar a alguien de confianza para cuidar de Sarang.

Fue durante el primer mes lejos de su hogar que empezó a experimentar lo que podría ser el principio de un lazo que empezaba a debilitarse. El nivel de dolor era realmente insoportable, no solo durante la noche, sino en todo el día, se sentía algo agotado y débil.

Sabía que Sarang estaba pasando por un lazo roto con "su alfa", mismo que fue denunciado. El hecho de sentir su propio dolor y tristeza de estar lejos de Jimin, de no saber nada de él en lo que casi se convertían en meses. Encima de todo eso, experimentar el dolor por el que pasaba su destinada debido a su lazo roto y el suyo propio que se avecinaba. Puede que su conexión no fuera tan fuerte, pero eso no evitaba que el sufriera con cada partícula de su ser ese dolor físico/emocional que pareciera consumirlo.

Cada que sentía su corazón oprimirse, su abdomen contraerse por las punzadas recorriendo todo su interior, era como una tortura para él. A todo eso, se dio cuenta de que su lobo solo se sentía comprometido con ayudar a Sarang, sentir su dolor solo le estaba debilitando cada vez más, y la distancia entre él y su omega es lo que causaba que ese dolor no se disipara ni por un segundo.

—Ya... no sé qué más hacer, estoy sufriendo, Jungkook —susurró desde el sillón de su pequeña sala de estar en el cuarto de hotel, donde ahora se encontraba junto a sus amigos que llegaron allí preocupados por la salud del alfa, quien lucía más delgado, con ojeras

—¿Te duele por ella o por él? —cuestionó Hoseok a su lado, tendiéndole el medicamento que volvió a usar para tranquilizar a su lobo, porque de no sé así sentía que se moriría.

—Ambos, ella está pasando por un lazo roto y yo lo siento, y extraño tanto a Jimin que mi lobo solo quiere salir corriendo a sus brazos aun cuando sabe que él no hará que mejore —susurró Yoongi con los ojos cerrados—. ¿Cómo te deshiciste de esto?

—No puedo ayudarte, hyung, porque el dolor se fue cuando encontré a mi destinado, pero mi caso no es para nada como el tuyo —consideró Jungkook.

—¡Maldición, Jungkook! Debe haber algo que hacer —gritó desesperado poniéndose de pie frente al alfa. Mismo que dio un paso atrás para evitar la pelea que se acercaba.

—¡Sabes perfectamente que aceptar a tu destinada como tal te liberará de todo ese dolor! Pero insistes en perseguir una relación que ya ni siquiera existe. —Hoseok de puso de pie sorprendido por la repuesta de Jungkook que claramente nadie en esa sala esperaba.

—¿Que la acepte?, ¿Solo porque es mi destinada? No, joder, es una persona maravillosa pero no siento por ella lo mismo que siento por Jimin y nunca lo haré —estableció Yoongi presionando su dedo en el pecho del alfa, mostrando sus ojos lobunos, algo que asustó a Hoseok, quien trataba de evitar que llegara más lejos.

—Tú quieres desesperadamente una respuesta de mi parte, esa es la única que tengo, hyung —susurró Jungkook, bajando su tono de voz porque sabía que estaba hablando desde su propio dolor por no poder ver a Taehyung, apenas ahora podía hablar con él por texto.

—Respóndeme algo, sinceramente, Jungkook —masculló Yoongi con la mirada en el piso—. ¿Tú amas a Taehyung porque es tu destinado o por quien es el?, ¿que sientes por el fuera de su conexión como destinados?

Silencio. Solo hubo silencio en la sala y una mirada en el piso por parte de Jungkook.

—¿Lo amarías si no fuera tu destinado o solo sería un omega más que no puede remplazar a la que perdiste? —Lo siguiente que Yoongi sintió fueron las manos de Jungkook empujándolo y como sus ojos ahora se volvieron rojos.

—Chicos, no tenemos que hacer esto...

—¡Ten cuidado con lo que insinúas! —le gritó Jungkook—. ¡¿Cómo puedes decirme que estoy con Taehyung para sustituir lo que dejó Suzy?!

—¡Respóndeme! —le gritó Yoongi devuelta usando su voz de alfa.

—¡Claro que lo amo! —gritó golpeando el pecho del contrario con furor—. Sí, es cierto que en un principio mis sentimientos estuvieron influenciados por la conexión que tenemos y la necesidad de mi lobo cuidarlo.

—Entonces no.... —Jungkook levantó la mano causando que Yoongi se callara.

—Pero lo conocí, conocí a su lobo, a él, lo comprendí, aprendí a amarlo y en este momento no hay nadie que ame más como a Taehyung, así que si, lo siento si no es lo que quieres escuchar —susurró Jungkook. Yoongi solo bajó la mirada y lentamente volvió a sentarse cabizbajo.

—Lo siento, no quise, yo solo..., quiero obtener otras respuestas porque no creo que yo pueda aprender a amar alguien más que no sea Jimin —se disculpó Yoongi en voz baja.

—Está bien, hyung, entiendo. Intenta tranquilizarte, mantente fuerte, tu puedes superar esto —lo alentó Jungkook.

Yoongi solo asintió y se quedó recostado en el sillón en medio de los dos alfas que parecían igual de cansados que él.

—¿Hace cuánto no la ves? —preguntó Hoseok acomodándose a su lado.

—Una o dos semanas.

—Deberías al menos ir a ver que éste bien, sé que tiene a alguien cuidando de ella, pero te hará sentir mejor —sugirió el alfa, a lo que Yoongi solo asintió porque sabía que tenía razón.

Yoongi y los dos alfas que consideraba sus hermanos, ambos de quedaron a cuidar de él. Mientras tanto permanecieron a su lado viendo caricaturas en la televisión.

***

Desde la perspectiva de Jimin, la confesión de Young-soo y las acciones que le siguieron, provocó que su relación de compañeros fuera algo incomoda al principio, pero Jimin decidió aclarar las cosas porque quería seguir trabajando con el sin que se sintiera que había algo inquietándolos. Él no quería estar en una relación de ningún tipo, así que prefirió dejar las cosas claras antes de continuar.

Aunque ya no era lo mismo en su ambiente laboral, lo que hizo que su trabajo juntos siguiera siendo espectacular, fue el hecho de que Young-soo, a pesar de lo que sentía por Jimin, no quería involucrarlo en su vida y además entendía la situación en la que se encontraba el omega porque el prácticamente estaba haciendo lo mismo, dejando ir a la persona que quería porque era lo mejor para ellos.

Muchas veces lo vio bailar con tanta pasión y notó en cada movimiento lo mucho que éste amaba el baile. Pero también lo vio mirar a su alfa con devoción, mientras el miraba a su alfa, Young-soo lo observaba a él hacerlo, y aunque quiso fingir que eso no le afligía, en el fondo si lo hacía.

Entendió que por más que Jimin fuera el omega ideal para él, que le gustaba la persona tan brillante y carismática que era, no tendría oportunidad porque su corazón y todo su afecto le pertenecía a alguien más y nunca lucharía contra eso. Así que prefirió superarlo, al final comprendido que se enamoró de la persona equivocada.

Jimin no pensó que un sábado en la mañana sería tan doloroso apenas iniciando el día hasta que el fuerte dolor de cabeza fue en aumento a medida que más despierto estaba. Le martillaba con ímpetu, y en ese momento ir a un club después del trabajo, beber hasta las dos de la mañana, cancelar su viaje semanal a Busan, no fue tan buena idea después de todo.

Estaba tan cansado de todo, que lo primero que se le ocurrió fue que beber alcohol lo haría sentir mejor porque no pensaría en ello, pero bailar con todo el que se le acercara y haber tomado un montón de bebidas de las que no estaba muy seguro que eran exactamente, se arrepintió en el momento que sintió que su cabeza explotaría.

En el transcurso de sus dos meses soltero, pudo entregar su proyecto final, así que pronto se estaría graduando de la facultad y ese fue su motivo de celebración con sus compañeros, con los mismos que casi no habló hasta esa noche que todos parecían ser mejores amigo.

Varios alfa se le insinuaron, como era de esperarse en un ambiente y en una situación como la suya, pero aunque tuvo el impulso de seguirle los pasos, besarlo y quizás algo más, retrocedió y prefirió estar tranquilo rodeado de ellos sin tener que hacer nada más que bailar. De todos modos, ya tenía la fama entre ellos de ser un omega fácil de conseguir, pero esa noche les demostró que no lo era y que su corazón seguía latiendo por un solo alfa, uno que no lograba sacar de su mente ni siquiera con todo el alcohol que ingirió para hacerlo.

Con una gorra negra y unas gafas para ocultar las horribles ojeras que tenía, caminó hasta dos cuadras del apartamento porque no tenía medicamentos que le ayudaran con su resaca y mucho menos sopa para aliviar su estómago.

Después de pasar por la tienda de conveniencia, arrastró sus pies en dirección a su casa y se detuvo en la farmacia a solo un par de cuadras del apartamento, justo frente a la avenida principal. Una vez con sus pastillas en mano tuvo que hacer una fila para poder pagar, solo tenía delante suyo una mujer de cabello castaño que pagaba por una prueba de embarazo, a quien no le dio mucha importancia, el solo quería pagar e irse.

No entendía para que la chica compraba una prueba si por su aroma era más evidente que estaba en cinta. Pensar en ello fue lo que le hizo darse cuenta, su aroma, reconoció su aroma y su corazón inmediatamente se aceleró, quiso salir corriendo de allí, pero fue tarde cuando ella se dio la vuelta, dejando en el aire ese aroma a lilas y vainilla, luego percibió algo del aroma de Yoongi en ella y se sintió peor de lo que imaginaba.

Sus miradas se encontraron cuando ella se dio la vuelta para marcharse, después de un saludo fingiendo que no se conocen, cuando ambos estaban conscientes de quienes eran en la vida de Yoongi, la mirada de Jimin viajo hasta el cuello de la chica y cuando vio la marca que llevaba en su cuello, junto al aroma de Yoongi, sintió una punzada en su corazón, un dolor que atravesó su espina dorsal.

Así como Jimin reconoció el aroma de Sarang, la omega reconoció el de él. Con un nudo creciendo en su garganta, Jimin paga por sus pastillas y desde el interior vio como la chica seguía en la entrada, lucia temerosa mirando de un lado a otro, con un hombre esperando a su lado.

En cuanto salió de la farmacia, el omega observó cómo la chica caminó en la misma dirección que él iba, aferrándose a esa prueba de embarazo en sus manos. La vio cruzar la calle junto al hombre que la acompañaba, presenció como ella se subió en el auto negro que acababa de estacionarse del otro lado de la calle, apenas logró ver el rostro del alfa cuando ella se subió al coche, pero solo le bastó ver ese coche desaparecer con el resto para sentir su corazón oprimirse considerablemente.

Se quedó paralizado en medio de la acera, sintiendo las lágrimas en las esquinas de sus ojos. Ese momento fue como recibir un montón de golpes por el propio destino, la pocas esperanzas que le quedaban desaparecieron por completo junto a las lágrimas que limpió de sus mejillas con arrebato.

El destino le hizo ver que definitivamente lo había perdido, que ya no era remotamente suyo, que todo estaba donde naturalmente deberían de estar. Claramente, en los dos meses que tenían separados, Yoongi estaba haciendo su vida, mientras él seguía esperando que algún día llegara y le dijera todo lo que ya le ha dicho antes, porque esa sería la señal del destino que necesitaba, no la que ciertamente estaba obteniendo.

En esos dos meses en los que le estuvo entre clubes y bares, en la playa de Busan para superar todo lo que sentía por el alfa de una manera que empezaba a tener miedo de no poder dejarlo ir nunca, en todo ese tiempo; la vida, el destino, la madre luna y toda la naturaleza le demostraron que él estaba haciendo su vida con su destinada marcada y en cinta, exactamente como debió de ser siempre, sin el evitándolo.

Darse cuenta de ello fue como impactar contra el gran muro de la realidad y dolió tanto, que el nudo en su garganta casi le impedía respirar. Nunca pensó que amar dolería tanto como en ese momento.

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