Capitulo 6

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Cambiando lo amargo por miel y lo gris por rosas —Serú Girán

Los días de dormir bien y descasar se redujeron para Jimin. La fecha de su presentación de baile se acercaba cada vez más, los exámenes finales de la universidad y la preparación de uno de los proyectos más importantes de su carrera era lo que tenía su tiempo mucho aún más limitado, apenas y tenía tiempo para tocarse una oreja.

Para poder estar activo y bien despierto durante las clases y el trabajo, tenía como aleado el café, con lo que recompensaba sus horas sin dormir, y en ese café estaba incluido ver al alfa que tanto disfrutaba encontrarse. Hace días que no lo veía, ya no podía quedarse a tomarse su café en las mañanas o comer algo más antes de irse a trabajar.

Jimin comía con rapidez su comida del medio día, mientras hablaba con sus amigos de lo que tenían planeado para la exposición de arte. El omega se pasaba días y noches tratando de terminar aquella escultura y aún no tenía nada preparado para el concepto. El día de la exposición estaba a la vuelta de la esquina y todos parecían haber terminado sus proyectos, mientras que el siquiera estaba cerca del final y eso le causaba dolores de cabeza.

—No lo veas como algo que tienes que hacer por obligación —comentó Kyung, con sus palillos en una mano mientras que con la otra sostenía el lápiz que trazaba las líneas del boceto que dibujaba en su cuaderno.

—Es que, literalmente es algo que tengo que hacer obligatoriamente o repetiré el año, no puedo hacerlo sin pensar en ello —lamentó Jimin, antes de llenarse la boca de comida.

—Piensa que estás haciéndolo para tu propia exhibición de arte y verás todo muy diferente —sugirió Namjoon desde la esquina del asiento.

El alfa cursaba su último año de universidad en la facultad de Pintura Oriental y por ello eran compañeros en la clase de Historia del Arte y la Cultura coreana. Namjoon casi estaba por graduarse, así que un consejo de él era muy bienvenido en un momento de desesperación como ese.

Después de haber insistido tanto, Taehyung logró almorzar con ello; se encontraba en medio de Namjoon y Jimin, quien se encargó de presentarlos, pero el castaño siquiera parecía estar con los pies en la tierra. Su mirada estaba perdida y sus labios alzados en una pequeña mueca que alertó al rubio.

—Creo que Tae estaba terminando una pintura en un cuadro 20x24 —señaló Jimin esperando que su amigo reaccionara o dijera algo al respecto, pero no lo hizo.

—Eso es grande, es decir, es Taehyung. No puedes esperar menos de sus pinturas —consideró Kyung.

—¿Qué tienes planeado para la exposición? —cuestionó Namjoon tocando el hombro del omega que recién había conocido. Este parecía estar tan sumergido en sus pensamientos que ni siquiera escuchaba lo que se hablaba en la mesa.

Jimin abrió los ojos con exageración, sorprendido por la repentina reacción de Taehyung por el leve toque Namjoon en su hombro. Le gritó tan fuerte que llamó la atención de todo el que estaba presente en la cafetería. De un momento a otro hubo un silencio incómodo, hasta que el castaño salió corriendo sin que a Jimin le diera tiempo de ir detrás de él.

Necesitaba adelantar la escultura que estaba preparando antes de volver a clases, pero no podía irse si asegurarse que su amigo estaba bien. No quería preguntar el porqué de su reacción e incomodar aún más a su amigo, así que se limitó a abrazarlo fuerte, lo vio parado en la entrada de la cafetería aferrándose a un pañuelo y barriendo la cafetería con la mirada.

Namjoon no dejaba de disculparse a pesar de que el omega realmente no estaba pendiente de lo que hablaban y Jimin se dio cuenta de ello.

—¿Estás bien? —preguntó Jimin acomodando su cabello debajo de la boina negra que cubría parte del cabello de Taehyung.

Jimin recibió un asentimiento por parte de su mejor amigo y una mirada por pocos segundos le dejó un poco más tranquilo. Besó la frente del castaño y se despidió de los demás con una reverencia antes de correr en dirección al cuarto de arte que utilizaría para adelantar su escultura.

Le causaba dolores de cabeza no poder avanzar como quería, antes podía terminarlo en tres días, pero ya se había tardado más de una semana. Solo podía dedicarle tiempo a su escultura durante la hora de almuerzo, o lo que quedaba de ella, por más que quisiera hacerlo en casa al llegar de trabaja, no tenía la energía o la creatividad suficiente como para hacerlo.

—Concéntrate, es un trabajo para ti, no para la universidad. —Se dijo a si mismo mientras se sentaba frente a escultura de arcilla a medio hacer.

Jimin se peinó el cabello hacia atrás mientras dejaba salir un largo suspiro, por la hora que marcaba el reloj en la pared blanco hueso frente a él, supo que le quedaba solo media hora de almuerzo y en ese tiempo se propuso avanzar lo que más que pudiera.

Tomó la arcilla en su mano derecha y cuando estuvo a punto de iniciar, se quedó paralizado, observando con detenimiento y pensando que forma quería darle a su escultura. Fue en ese instante en que recordó la clase de historia en la que se habló de cómo artistas murieron por haber rechazado a su destinado.

Mientras en una mano ligeramente levantada sostenía un puñado de arcilla, en la otra la herramienta que más utilizaba para esculpir, un vaciador de fleje. El omega decidió cuál sería su concepto, incluso se emocionó por ello.

Emoción era todo lo que necesitaba encontrar, y después de haber estado semanas dándole los mismos aburridos detalles a su figura, sintió que en ese momento lo haría bien, porque lo hacía para él, para demostrar que a través de la escultura se puede transmitir muchos sentimientos, y ese era su propósito. Concentrado en la creación de su concepto escultural, pensó que ya no le importaba una calificación, sino hacer un buen trabajo y con el causar una reacción en los demás, lo que fuera, pero algo.

El sonido de la puerta abrirse abruptamente casi hizo que arruinara su trabajo, ladeó la cabeza para ver quien había irrumpido violentamente en un lugar que se supone era de tranquilidad y pura concentración. Todo el que estudiaba bellas artes lo sabía.

La mirada de Jimin pasó de ser una enojada a un llena de confusión al notar la presencia de un grupo de tres chicos altos y fuertes que nunca había visto en su vida. De repente la habitación fue inundada por sus aromas y no tardó en darse cuenta de que eran alfas.

La mirada mezquina que portaban, sus expresiones mientras se acercaban a él, todo su lenguaje corporal anunciaba peligro y eso le asustaba a Jimin.

—¿Eres Jimin? —cuestionó el más alto de los alfas. Jimin se quedó paralizado, tragó en seco aún con las manos sucias de arcilla—. ¿Eres la perra de Chanyeol?

El semblante de Jimin volvió a mostrar confusión en un ceño fruncido y al escuchar la manera en la que se refirieron a él algo de indignación se reflejó en todo su rostro.

—¿Disculpa? No soy nada de él.

—Si eres Jimin, el juguetito sexual del idiota de Chanyeol.

Escuchar aquel apodo de los labios de ese alfa, mientras mostraba una sonrisa burlona en el rostro, irritó aún más al omega que ahora se encontraba de pie. Ni siquiera se acostó con Chanyeol, así que no toleraría que lo llamaran de esa forma.

—No soy el juguete de nadie, mucho menos de ese idiota —se quejó limpiándose las manos del delantal que llevaba puesto para no ensuciar su ropa.

—Escucha, rubio —señaló dando un paso adelante para quedar frente a frente a Jimin—. Tu noviecito, me debe mucho dinero y muchas drogas, será mejor que me digas dónde está o las cosas se podrán feas aquí, eres su garantía.

—¿S-su garantía? —cuestionó Jimin con nerviosismo—. Ya no somos nada, no sé dónde está.

—Entonces tú pagarás todo lo que él me debe —masculló, acercándose cada vez más, provocando que Jimin diera varios pasos hacia atrás hasta que sintió el frío del metal de la repisa detrás de él y luego el sonido de cosas caerse.

—No te atrevas a ponerme un dedo encima —advirtió Jimin con su dedo índice.

—Revísenlo —ordenó el alfa, sin apartar su mirada de los ojos del omega, quien empezaba a usar sus feromonas para alertar a cualquiera que pasara por aquella habitación e interrumpiera lo que sea que fuera a ocurrir allí.

—No, no me toquen. —Se quejó alarmado, pero no sirvió de nada. Dos alfas lo tomaron de las manos, el otro revisaba sus bolsillos y mientras hacía eso, Jimin sintió un apretón en su trasero.

—¡¿Qué te pasa idiota?! —chilló pisando con fuerza el pie del alfa que tenía en frente, quién se quejó y apretó las mejillas del omega.

—Quédate quieto, omega de mierda —demandó el alfa.

Jimin estaba nerviosos y aterrado, pero eso no le impidió escupirle la cara al chico que presionaba sus mejillas.

—¿Te crees muy valiente? —cuestionó mientras se limpiaba el rostro con arrebato, ladeó su cabeza y le dedicó una mirada depredadora que hizo temblar a Jimin, seguido de eso sintió una fuerte cachetada en su mejilla derecha. Tan fuerte que le hizo girar la cabeza.

El ardor de la mano del alfa en su mejilla solo le enojó aún más, tenía miedo, pero también unas increíbles ganas de patearles el trasero a los tres alfas que querían aprovecharse de su debilidad como omega.

—Así que eres bailarín —susurró quien suponía era el líder de la pequeña pandilla de rufianes—. Si te rompo una pierna, no podrás bailar.

«¿Qué?» pensó Jimin, con una expresión de horror en su rostro que fue bastante evidente para los alfas. Ahí fue cuando el miedo se convirtió en terror y sus atacantes lo sabían mejor que nadie.

—¿O qué tal tu mano derecha? Dejarías de ser artista en todo el sentido de la palabra —se mofó ahora sujetando con fuerza su mano derecha. Sin apartar su mirada intimidante y burlona por un solo segundo.

«Ellos no podían hacerle eso, no en la universidad» fue lo primero que cruzó por la mente del rubio. No podrían ser tan sanguinarios solo porque estuvo por un tiempo con Chanyeol. No podían partirle las piernas o las manos. Se convenció de ello, pero su lobo interior estaba muy aterrorizad. Su cuerpo no deja a de temblar y su corazón latía desbocado contra su pecho.

—No se atreverían —musitó con la voz temblorosa.

Una risa carente de humor y algo maquiavélica hizo eco en toda la habitación. Cuando el alfa presionó su muñeca, Jimin abrió los ojos asustadizo y se removió con fuerza.

—Suéltenme —clamó con su voz de omega, pero lo único que recibió como repuesta fue una mano impactar contra su mejilla una y otra vez. Podía sentir sus mejillas arder y sus lágrimas brotar por sus ojos, nublando su vista casi por completo.

Un gruñido profundo de la voz de mando del alfa provocó que este se encogiera en su lugar, pero solo por una fracción de segundos. Aun su lobo y el estuviesen aterrados, no respondían con facilidad a la voz de mando de los alfas.

El alfa intentó volver a usar su voz, pero en ese instante la puerta se abrió nuevamente de golpe. Jimin intentó ver de quien se trataba, pero las lágrimas no se lo permitían, esperaba que fuera alguien que estuviera allí para salvarlo de todas las cosas horribles que pensaban hacerle aquellos alfas.

Estaba tan aterrado que no escuchaba nada más que un pitido insoportable en sus oídos, la respiración empezaba a fallarle. Los alfas que lo sujetaban lo dejaron ir, las piernas le flaqueaban, así que terminó desplomándose en el piso, con todo su cuerpo sacudiéndose.

Aún sin poder ver de quien se trataba, Jimin percibió su aroma por encima de todas las alfas que había en el cuarto. No era necesario verle la cara, sabía perfectamente de quién se trataba, conocía muy bien ese aroma.

—Jimin —escuchó la voz de Chanyeol a su lado.

El omega tenía la palma de sus manos pegadas al piso, tratando de recuperar el aliento, pero cada segundo que pasaba empeoraba aún más. Un sonido agudo e inestable salió de su boca.

—Jimin, estoy aquí, tranquilo —susurró el alfa a su lado, arropando su rostro entre sus manos para poder mirarlo a los ojos.

Jimin no sabía que él había hecho o dicho para que los alfas se fueran de allí y lo dejaran en paz, tampoco le interesaba mucho. Casi la totalidad de su mente estaba en todos los sentimientos que experimentaba, se sentía al borde de la muerte. De tan solo pensar que estuvo a punto de posiblemente perder sus piernas o su movilidad en la mano, le causaba terror.

—Joder, joder —masculló Chanyeol atrayendo a Jimin a su pecho, rodeándolo con sus brazos mientras liberaba sus feromonas para tranquilizar al rubio.

Inconscientemente Jimin se aferró al cuerpo del alfa como si su vida dependiera de ello, no le importaba lo mucho que despreciaba a Chanyeol, solo quería dejar de sentirse tan débil e inútil, quería sentir protección y seguridad; aunque no le gustara la idea, Chanyeol era el único que podía darle aquello en ese momento. Se olvidó de que estaba aferrándose al alfa que casi lo violó.

Poco a poco las feromonas de Chanyeol funcionaron para que Jimin se tranquilizara. No era la primera vez que lo hacía y el alfa de alguna forma estaba seguro de que funcionaría.

—¿Estás bien?, ¿te hicieron algo?, ¿te tocaron? —cuestionó en voz baja, mientras peinaba el cabello desarreglado de Jimin, y con su pulgar limpiar las lágrimas que aún empapaban sus mejillas.

Lentamente el omega apartó el toque de Chanyeol, suspirando profundamente con la mirada en el piso. No quería tenerlo cerca, pero tampoco quería ser un mal agradecido, si no hubiese sido por él tendría una pierna fracturada o quizás todos los huesos de su cuerpo.

—¿Cómo sabias que estaba aquí? —preguntó el omega sin mirar al alfa a la cara, no quería que el malinterpretara aquel momento.

—Pasaba por aquí y tus feromonas eran muy evidentes —explicó el alfa, poniéndose de pie para luego ayudar al rubio a levantarse.

—¿Casualmente pasabas por aquí? Tu facultad queda en el otro extremo del campus, literalmente —señaló Jimin con las cejas levantadas.

—Bien, sé que en exámenes finales te la pasas en este cuarto, quería verte —admitió.

—Chanyeol, te recuerdo que tú y yo terminamos.

—Vaya, al menos esperaba un "gracias".

—¿Gracias? Si no hubiese sido por ti, esto no me habría pasado, ellos buscaban "el juguetito sexual de Chanyeol" —reclamó alzando la voz más de lo que pretendía—. No sé qué demonios le hablaste sobre mí y tampoco quiero saberlo, ¿tu garantía?, ¿acaso me vendiste por dinero y drogas? Enserio que eres peor de lo que imaginaba —se quejó Jimin bufando.

—Jimin, puedo explicar...

—Pero si es lo que quieres escuchar, entonces gracias por salvarme de algo qué sucedió por tu culpa —le interrumpió Jimin—. Ahora, puedes irte, necesito algo que terminar.

—Jimin, yo no les dije nada sobre ti, yo te a...

—No te atrevas a decirlo —demandó el omega girando sobre sus talones con brusquedad luego de haber recogido del piso su móvil y carnet de bailarín.

—Sabes que lo hago.

—Chanyeol, estoy cansado de esto, ¿podrías irte? Por favor —rogó bajando sus hombros con agotamiento—. No quiero que tus amigos pandilleros me vinculen con nada que tenga que ver contigo —declaró mientras recogía sus herramientas de trabajo.

El alfa estuvo a punto de decir algo, pero en ese momento la puerta se abrió, dejando ver la silueta de una pelirroja que Jimin conocía perfectamente.

Chanyeol le dedicó una última mirada al omega y dejó la habitación en silencio. La mirada de Kyung siguió la silueta del alfa hasta que estuvo fuera de su campo de visión.

—¿Ese era el alfa que...

—Sí, hagamos como que no viste nada, no quiero hablar de eso —susurró con cansancio, quitándose del delantal.

—Jimin, tus mejillas, tus ojos, ¿intentó tocarte?, ¿aquí? Voy a acabar con ese bastardo ahora mismo —declaró la omega con enojo.

—No, no es lo que crees, el no hizo esto, bueno... no directamente —masculló Jimin—. Unos alfas entraron y me atacaron por su culpa, pero él llegó justo a tiempo. Solo... no hagamos un escándalo de esto.

—Primero Tae y ahora tú, ¿qué demonios pasa con ustedes hoy?

—Cosas de almas gemelas —Jimin intentó bromear con una sonrisa de lado, pero su expresión delató como realmente de sentía en ese momento y Kyung se dio cuenta de ello.

—Necesitas un abrazo —aseguró la omega abriendo sus brazos para abrazarlo con fuerza.

Jimin recibió el abrazo tratando de reprimir las lágrimas que intentaban salir. Odiaba sentirse débil, especialmente cuando se trataba de alfas. No fue capaz de deshacerse de ellos como siempre lo hacía, solo pensaba en una cosa: que dejaría de ser artista y eso le aterró tanto que nubló su mente.

En busca de un poco más de tranquilidad, Jimin inhalo profundo y al hacerlo olfateó un aroma diferente en Kyung, uno que él había percibido antes. Era muy leve, apenas y podía sentirse si no era estando así de cerca de ella, pero allí estaba.

Su amiga Kyung por alguna desconocida razón olía a alfa, a ese alfa, y eso le desconcertó un poco. Mientras recibía el abrazo de la pelirroja, un millón de posibilidades cruzaron por su mente.

Quizá lo conocía de la universidad, eran amigos y él no lo sabía. Tal vez eran familia o solo conocidos. No estaba seguro porque ella llevaba su aroma y tenía miedo de saber la razón.

De lo que estaba seguro es que el conocía ese aroma fresco a limón recién cosechado del árbol, se preguntó si cabía la posibilidad de que alguien más tuviera un aroma parecido, pero luego se dio cuenta de que solo buscaba excusas para no llegar a la conclusión que tanto intentaba evitar. ¿Y si eran pareja? Esa pregunta rondó por la cabeza de Jimin durante toda la tarde.

El omega se recordó que solo disfrutaría de verlo desde la distancia, así que se supone que no debería afectarle que Kyung llevara ligeramente su aroma, pero sabía que observaba a ese alfa porque en el fondo lo quería tener.

Aunque no lo conocía en absoluto, la curiosidad de saber quién era se hizo más grande cada vez que lo veía. Pensar en la posibilidad de que él estuviese emparejado con alguien más, derrumbaba por completo sus ganas de tenerlo.

Lo peor de todo es que estaba ilusionándose con alguien que siquiera conocía, y eso, eso probablemente terminaría muy mal.

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