Capitulo 7

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Quizás es porque me sentí como en casa contigo, mucho antes de que me dejaras entrar —Ron Israel.

La brisa del patio en el que acostumbraba a pasar su único tiempo libre en la universidad, golpeaba el rostro de Yoongi con suavidad y frescura. Rayos del sol se filtraban por las hojas del árbol que le brindaba sombra en ese momento.

Hace pocos segundos estaba concentrado en cosas del trabajo, se supone que debería tener su atención en una cosa a la vez. Exámenes o trabajo, pero ambas cosas eran importantes y no podía dejar de hacer ninguna.

Desde su lugar podía ver el ajetreo que había en el edificio de la facultad de arte. Observó cómo los estudiantes caminaban de un lado a otro, algunos con delantales llenos de pintura, otros con las manos sucias de arcilla, se notaba que todos estaban en exámenes finales.

—Aquí estoy.

Yoongi sintió unos brazos rodearlo por la espalda, reconoció el aroma de Kyung de inmediato y cómo está restregó su mejilla contra su cuello.

—¿Qué haces?, ¿qué haces? —cuestionó el alfa, rápidamente apartando a la chica de su lado.

Era la segunda vez que ella lo saludaba con un abrazo, el día anterior lo sorprendió mientras caminaba al estacionamiento de su auto. Kyung lo abrazó por el cuello y aunque este la apartó de inmediato, estaba seguro que había dejado su aroma en ella, aunque fuese un poco y eso puso en alerta todos sus sentidos.

—Saludarte —replicó la pelirroja, empujándolo levemente para sentarse a su lado.

—Nosotros no hacemos... esto —señaló Yoongi el pequeño espacio que quedaba entre ellos.

—Tampoco nos llamamos por teléfono casualmente, así que, escúpelo —demandó Kyung, apoyando su codo sobre la mesa de picnic.

Desde la última vez que estuvieron juntos, Yoongi no podía dejar de pensar en las palabras de la omega durante su celo, en cómo las cosas entre ellos parecían haber cambiado un poco y eso no le gustaba, no le daba buena espina.

Desde un principio dejaron bastante claro que no había nada entre ellos. El la llamaba cuando no podía considerar como opción pasar el celo con betas o solo, y ella hacía exactamente lo mismo. No había una relación como tal, así que escucharla decirle después del sexo, "estuviste maravilloso", lo puso en alerta y no dejó de pensar en ello durante toda la semana.

—Solo quiero dejar algo claro, en caso de que lo hayas olvidado. Nosotros no somos nada y no lo seremos —determinó el alfa—. Desde que mi celo pasó, no he dejado de pensar en las cosas que dijiste y cómo te comportaste después.

—¿Qué fue lo que dije? Se perfectamente que no somos nada, lo dejamos claro cuando nos conocimos —expresó Kyung alzando sus cejas—. Además, fuiste tú quien se quedó durante todo el fin de semana hasta que el celo pasó.

Yoongi recordaba haber conocido a Kyung en una fiesta de la universidad, se veía tan indefensa rodeada de tantos universitarios borrachos, cuando ella apenas era de primer año. Esa noche terminaron algo ebrios y desnudos, luego de eso se llamaron específicamente para ese momento y antes de iniciar lo que sea que tenían, dejaron claro las cosas.

—"Eres increíblemente bueno en esto", "podría acostumbrarte a ti", "esto me gusta". —Yoongi citó cada una de sus palabras, enumerándola con sus dedos—. Dormimos juntos, nunca hacemos eso y en la mañana...

El alfa se detuvo a media frase, no quería hablar de ello porque ella se daría cuenta y lo último que necesitaba es que malinterpretara aún más la situación.

—Te besé, me besaste y tuvimos sexo, pero no podías culpar tu celo de ello porque ya había terminado —relató Kyung.

Yoongi no tuvo más opción que solo asentir.

—No quiero que pienses que fue algo especial el que me quedara, de todos modos, era mejor que estar en las cuatro paredes de mi apartamento —consideró el alfa—. No significó nada, supongo que quería seguir llevándole la contraria a mi lobo.

—Yo sé que no fue nada más que sexo, Yoongi —suspiró la pelirroja—. No sé qué pasa con tu lobo ni por qué no me quiere ni estando en celo.

—Porque quiere a alguien más.

—¿A quién?

—Ojalá lo supiera, solo sé que quiere a otra persona.

—Creo que deberíamos dejar esto aquí —sugirió la omega—. No sé cuáles son tus planes para la vida, pero yo si me quiero enamorar, ir a citas, enlazarme con alguien.

Yoongi la miró a la cara y vio cómo esta jugaba con la hoja del árbol que había caído sobre la mesa, sus feromonas de melancolía la delataron y el alfa lo entendió a la perfección.

—Puedes estar tranquilo, no estoy enamorada de ti, si es lo que te preocupa. De todos modos, tú no puedes darme lo que quiero.

Yoongi estaba tan acostumbrado a escuchar esas palabras que ya no les afectaba tanto como antes. Al parecer no cumplía con los altos estándares de toda su especie.

—¿Pretendes hacer esto toda tu vida?, ¿solo tener a alguien con quien pasar el celo?, ¿No quieres formar una familia?, ¿tener una omega?

—Tu misma lo has dicho, los omega no me quieren, betas difícilmente, así que, no está en mis planes formar una familia o siquiera enlazarme con alguien —admitió el alfa.

—Yoongi, eres mucho mejor que muchos alfas que he conocido, y no lo digo en el sentido sexual, sino humano. No eres tan mal partido como te han hecho creer —le aseguró Kyung levantándose de su lugar.

—¿Gracias? Supongo —susurró el alfa.

Mientras Kyung se levantaba para irse, vio a su amigo Hoseok caminar hacia ellos con el ceño levemente fruncido debido a la luz solar que cubría su rostro.

—Por cierto, en mi facultad habrá una exposición de arte a las 4, deberías venir —lo invitó la omega.

—No prometo nada.

Kyung asintió y se dio la vuelta para irse. Yoongi llevó su mirada al alfa que se acercaba a él y vio como este se le quedó mirando a la omega, quien respondió a esa mirada con una reverencia para luego seguir su camino hasta desaparecer entre la multitud de estudiantes que caminaban de un lado a otro en los pasillos de la facultad de Bellas Artes.

—¿Quién era ella?, ¿tu omega? —cuestionó Hoseok, sentándose frente a Yoongi, aún con su mirada en la silueta de le pelirroja que se alejaba.

—Que chiste —replicó el alfa—. Te la presento, escribe su número, es tu tipo.

—¡Wa! Detente ahí, parece que quieres deshacerte de ella —consideró Hoseok riendo—. Además, ¿cómo sabes que es mi tipo?

—Mejor no preguntes y escribe el maldito número —insistió Yoongi.

En ese momento sintió una gran necesidad de cortar con Kyung cualquier tipo de relación o cercanía. No quería decir que necesitaba deshacerse de ella, pero no había otra forma de decirlo. No quería volver a llamarla para pasar el celo juntos, tarde o temprano eso iba a terminar mal, así que lo mejor fue que terminar con aquello.

—Hyung, últimamente estás a la defensiva conmigo, ¿estás celoso de Jungkook? —cuestionó Hoseok con seriedad y empujando levemente su labio inferior hacia afuera.

Yoongi lo observó con él se semblante serio, vio como este empezaba a hacerle pucheros y a mirarlo con ojos de cachorro. Una risa estruendosa se escuchó en todo el patio, una amplia sonrisa de oreja a oreja mientras reía sin parar; golpeando la mesa y llevando las manos a su estómago, tratando de recuperar el aliento sintió las lágrimas en las esquinas de sus ojos a causa de la risa.

La brisa de la primavera movió su cabello negro, dejando parte de su frente al descubierto. Hoseok sonrió al ver como Yoongi se reía sin vergüenza alguna, siendo ruidoso y exagerado. Le gustaba verlo reír así, podía contar con los dedos de una mano las veces que ha podido apreciar al alfa reír de esa forma.

Podía verlo sonreír o reírse bajito, pero muy pocas veces reírse tan fuerte que sus ojos se achicaban. A puras carcajadas.

—¿Celoso?, ¿Y de Jungkook? Por Dios Hobi, ¿eso qué tiene nada que ver en todo esto.

—La verdad nada, solo quería sacar el tema para que vinieras con nosotros a la exposición de arte de la facultad...

—Sí, sí, si —lo detuvo Yoongi levantando su mano en el aire—. Tengo una reunión importante ahora, pero intentaré ir.

—Encuéntranos allá.

Yoongi estaba seguro que el único que sabía que el disfrutaba ir a museos y galerías de arte, era Hoseok y probablemente su compañero de trabajo Min-ho. Era de las cosas que hacia durante el fin de semana; paseaba por las calles de Seúl, con una café frío en la mano. Disfrutaba ir a los museos, apreciar las esculturas y obras de las galerías de arte.

—Hablando de Jungkook, creo que estás contagiándole todo tu... —Yoongi hizo ademanes con sus manos señalando todo el cuerpo del alfa frente a el—. Amor y paz. Me escribe cada día para preguntarme si estoy bien, es decir, el celo de ningún alfa dura más de 24 horas, estoy más que bien, ¿qué le pasa?

Esta vez quien se estrelló de la risa fue Hoseok, ganándose una mirada acusadora de su amigo.

—Él es así con quienes se siente en confianza, es muy protector, no importa si eres o no mayor que el —explicó Hoseok—. Pero tienes sus momentos para eso, igual que tú.

—Parece que los conoces muy bien —susurró Yoongi recogiendo sus pertenecías de la mesa.

—Estas celoso.

—¿Por qué estaría celoso de que me hayas abandonado por un alfa pura sangre? Y te haces llamar "mi hermano" —dijo cruzándose de brazos y desviando la mirada—. Hermano de mierda.

—¡Yoongi! —chilló Hoseok levantándose de su lugar para apretar el cuerpo del pelinegro en un abrazo con la sonrisa que iluminaba su rostro, siempre.

El pelinegro se despidió de su amigo con una reverencia y rápidamente dejó la universidad. Debía llegar a tiempo a la reunión con sus nuevos aliados, cruzó por el estacionamiento de la facultad de arte y mientras abotonaba su americana negra, un chico le cruzó por el frente corriendo a toda velocidad.

El alfa ladeó la cabeza y vio una cabellera rubia alejarse corriendo con algo de desesperación. Yoongi solo siguió su camino hasta su auto y mientras se acomodaba en el interior de su coche, decidió que lo mejor que podría hacer era ir a esa exposición de arte, le serviría para despejar un poco la mente y dejar de pensar tanto las cosas tan solo por un momento.

Había pasado un día desde el incidente de Jimin en al cuarto de arte, no quiso volver a ese lugar por miedo a que lo buscaran de nuevo, pero tenía una escultura que terminar y en cuanto lo hizo, se sintió con un gran peso de encima, realmente satisfecho.

Jimin corría de un lado a otro, a pesar de que la temperatura era fresca, podía sentir el calor en su cuerpo. El día de la exposición llegó y había pedido permiso para faltar a su trabajo. Conocía la hora de entrada, pero no la de salida, además de que debía tener toda su concentración en aquella exhibición. Esperaba que el concepto que preparó fuera tan bueno como para obtener un A en la evaluación.

El día de la exposición era un día muy importante, porque daban un paso adelante como artistas y era esa exhibición lo que aproximaba un paso más cerca hacia qué clase de artista quería ser en el futuro.

Aunque estaba seguro de que había hecho un buen trabajo, quiso asegurarse aún más al repartir boletos de invitación para ganarse puntos extras en caso de que lo necesitara. El omega pasó del patio a los pasillos de la facultad, donde se encontraba el verdadero caos de estudiantes y trabajadores trasladando las obras a la galería de arte de la universidad.

En medio de todo ese traqueteo, encontró a la última persona que esperaba ver, no necesitaba ser un adivino para saber que se trataba de Jungkook, quién caminaba a pasos lentos con toda su atención en el vaivén de las personas. No era normal ver esa cantidad de estudiantes en los pasillos, menos a esa hora de la mañana, así que supuso que por eso el alfa se notaba ligeramente sorprendido, por lo que Jimin utilizó aquello como excusa para acercársele e invitarlo, como ha hecho con todos.

Jimin reprimió una risa al ver la cara de sorpresa que tenía el pelinegro cuando éste se presentó y siquiera hizo falta que el alfa lo hiciera. Antes de que saliera corriendo, el omega se adentró al cuarto de arte, donde encontró a Taehyung y Kyung dándole los últimos retoques a sus pinturas.

El rubio inmediatamente sacó a relucir el tema de Jungkook, pero la única que mostró interés en aquella conversación fue Kyung, mientras que Taehyung solo se quejó en cuanto este intentó conseguir el número del alfa para su amigo. Jimin notó que estaba de mal humor, así que por eso dejo de hablarle de alfas; casi siempre pasaba lo mismo con él, desviaba el tema cuando se trataba de él en una relación con un alfa.

—¿Y qué hay de ti? —cuestionó Kyung mirando de lejos su pintura terminada.

Jimin se aclaró la garganta y mostró su mejor sonrisa antes de responder. Debía disimular que no se había medio interesado por un alfa que ella conocía. Sin dejar ir su sonrisa, contestó la pregunta haciéndole saber que ha estado observando a alguien, no dio detalles y agradeció que Taehyung no lo mencionaran, ya que él era el único que sabía quién se trataba realmente.

Las cuatro de la tarde llegaron tan rápido que Jimin si quiera se dio cuenta cuando sus amigos llevaron sus pinturas al salón donde sería exhibido. Aunque ya había halagado su trabajo, le hubiese gustado verlo colgado antes de iniciar, pero él debía estar junto a su obra como todos los demás estudiantes.

A medida que las personas empezaron a llegar, sintió sus manos temblorosas y su garganta seca. Es cierto que no era su primera exposición artística frente a tantas personas y que sería evaluado por ello, pero él no era de ponerse nervioso por ello. El omega se tomó toda la botella de agua que tenía a mano, se paró derecho y mostró una sonrisa a todo el que se detenía a apreciar su escultura y preguntar sobre ella.

De un momento a otro el salón estaba lleno, el bullicio de las personas era la evidencia de ello. Jimin llevó su mirada al director de la carrera que se acercaba a él con un semblante serio y toda su atención en su obra mientras sostenía un papel donde se suponía que calificaría su trabajo final.

Jimin observó como el hombre pasó sus dedos por la pequeña placa en la que destacaba el nombre de su escultura, la que título como: "The chosen embrace" lo que se traduce como: "El abrazo elegido".

—Me parece una figura un tanto compleja para ser arcilla, señor Park —opinó el director. Quien de antemano sabía que Jimin trabajaba sus esculturas en arcilla, nunca en bronce.

—Cambié de opinión y decidí hacerlo en bronce pintado —le aclaró Jimin, pero estaba seguro de que el hombre sabía perfectamente de que material estaba hecho y solo quería asegurarse de que él también lo sabía.

El director se tomó su tiempo para apreciar la figura de una pareja que se unían en un abrazo que los volvía uno. Mientras uno de ellos estaba sentando con las rodillas flexionadas, la otra figura que se encontraba sobre su regazo, cubría parte de su cintura y su espalda con sus piernas, con el brazo derecho lo rodeaba por los hombros; mientras, quien estaba sentando sobre el suelo, escondía su cabeza debajo del hombro de quien descansaba sobre él, mismo que sujetaba la cabeza escondida de su compañero y mantenía la mano izquierda en su mejilla, lo que le daba una vista de consolación.

La escultura tenía destellos dorados en combinación con las líneas color salmón que cubrían cada parte de su cuerpo que se encontraba pecho con pecho, corazón con corazón.

—Explícame el concepto que utilizaste —pidió el director rodeando la escultura para poder apreciarla de todos los ángulos posible.

Al omega siempre le ha parecido interesante como la luna y el lobo interior de cada persona estaban conectados de una forma que muy pocos conocían, pero Jimin sabía exactamente como se sentía esa conexión con la diosa Luna.

Saber todo aquello de la historia de sus ancestros cuando aún sus lobos eran cambiaformas, eso le ha ayudado en muchas cosas, pero especialmente a controlar a su omega y poder ser capaz de pasar su celo solo. Era un omega dominante por el simple hecho de que podía dominar a su lobo y eso le permitía ser menos sumiso o dependiente de las alfas.

—El concepto general es sobre el lobo interior de dos personas que encontraron a sus destinados, pero decidieron ir contra las leyes de la naturaleza para seguir juntos —explicó Jimin—. El 50% de la población espera encontrar a su pareja destinada en algún momento de su vida, pero ¿qué pasaría si lo hicieras cuando tienes un lugar seguro con alguien más?

—Probablemente moriría —respondió una persona del pequeño grupito que ahora lo rodeaban.

—O no —señaló Jimin—. Rechazar a quien la Luna te destinó puede traer consecuencias, pero dependerá de que tan fuerte sea la conexión que se tiene con la otra persona.

—Señor Park, la historia relata lo siguiente:

"El fulgor de la Luna ilumina a los lobos destinados. Dos almas vinculadas por la naturaleza. No importa espacio o tiempo, lugar o circunstancia, una conexión espiritual los unirá en cuerpo, alma y espíritu. Un vínculo que puede atenuarse, pero nunca fragmentarse".

—Eso correcto —afirmó Jimin—, pero también dice:

"Para ser unidos en alma y espíritu, lobos destinados danzarán para la Luna, bajo el esplendor del plenilunio que será testigo de un lazo que establecerá una impetuosa conexión entre alfa y omega. La única fuerza capaz de quebrantar el destino de la Luna, es un vínculo debilitado entre destinados y un lazo de amor fortalecido entre los elegidos por el destino"

—Sin la existencia de esta conexión, el amor puede ser una fuerza que podría romper lo que está predestinado por la diosa Luna —determinó Jimin.

Él estaba seguro de lo que hablaba, la historia era su punto fuerte y lo puso en evidencia, por lo que el director de limitó a asentir con la cabeza con una sonrisa de lado.

—Las líneas doradas el cuerpo de ambos no van en ninguna dirección porque a pesar de haber encontrado a su destinado, el destino que eligieron fueron ellos mismos, por esa razón las líneas no llegan a conectarse en ningún momento. Solo están ahí, sin un principio, ni final —recalcó el omega ahora con más seguridad.

Presenciar rostros llenos de sorpresa e incluso intriga fue satisfactorio para Jimin. Ver como empezaban a susurrar entre ellos mientras señalaban la figura que el creo, le llenaba de emoción. Cuando recibió un asentimiento aprobatorio del director supo que había logrado lo que quería.

—Excelente trabajo señor Park. —Fue lo último que dijo antes de retirarse. En ese momento quería saltar de la emoción, pero se contuvo de hacerlo.

A medida que las personas fueron avanzando a las demás obras, Jimin sintió su garganta cerrarse al percibir ese aroma a limón cerca. Levantó la mirada y casi de inmediato notó la cabellera negra del dueño de ese aroma.

Lo vio acercarse y rogó que no se detuviera a ver su obra, no se sentía listo para dirigirle la palabra. Quería mantenerlo lejos, porque de ser verdad sus sospechas sobre él y Kyung, se sentiría muy mal por haberse fijado en un alfa que no podría tener, mucho menos que de alguna manera esté involucrado con su amiga.

El omega quiso fingir que su atención estaba en cualquier cosa menos en el alfa frente a él, quién ahora rodeaba la escultura con sus brazos escondidos detrás de su espalda mientras apreciaba la obra con el ceño levemente fruncido.

Jimin no pudo evitar mirarlo, lo tenía a pocos pasos suyo, vestido con un traje formal, sin gorra ni cubrebocas e incluso con la frente descubierta. Era el momento perfecto para apreciarlo mejor y no hubo desperdicio alguno.

Yoongi levantó la mirada encontrándose con unos ojos brillosos observarlo algo asustadizo. El cabello rubio fue lo primero en lo que se fijó y lo observo por más tiempo del que tenía pensando.

Había algo en sus facciones y en toda su silueta que le recordaba a alguien. Lo relacionó con todos sus recuerdos sobre el mismo chico que le mostró el dedo del medio luego de haberle arrojado café a su auto en medio de la calle, el mismo que bailaba apasionadamente en el club. Luego percibió su aroma y estaba casi seguro que se trataba del mismo omega.

De su cuerpo emanaba un aroma a frutas tropicales en la que predominaba la manzana verde y cerezas. Yoongi reconoció ese aroma de la fiesta, el mismo que alteró su celo y descontroló a su lobo al punto de rechazar a una omega cuando estaba en celo.

—¿Nos hemos visto antes? —cuestionó Yoongi viendo al omega que lo miraba con las mejillas algo sonrojadas. Llevaba una camisa de ceda azul cielo que contrastaba perfectamente con su cabello rubio y el pantalón blanco de talle alto solo resaltaba su figura.

Hicieron contacto visual, uno que Jimin, no pudoabandonar en ningún momento por más que quiso. Definitivamente era mucho másinteresante ver sus ojos felinos de cerca. Yoongi tampoco mostró interés algunoen apartar la mirada del omega, y no lo hizo

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