🎪Circo 47🎪

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Los gritos eufóricos aumentaban su miedo. Jang mira a su alrededor y puede reconocer a cada una de sus víctimas, pequeños e inocentes omegas que perecieron bajo sus garras, y que ahora estaban ahí, burlándose de su desgracia y alabando al anfitrión que desde su trono le veía con burla y mala intención.

—Todo este tiempo has estado oculto como la maldita rata cobarde que siempre fuiste —la voz de Ange tenía el tinte oscuro que estaba estremeciendo hasta los huesos a Jang.

—Déjame en paz —logró articular, y tras sus palabras las risas enloquecidas de todas las almas se hicieron escuchar.

Ange compuso una sonrisa burlona. —Dejarte en paz... —saboreó aquellas palabras en su lengua venenosa—. ¿Ustedes que opinan? —preguntó a su público maldito—. ¿Le dejamos en paz?

Toda la multitud hambrienta gritó una negativa enfurecida; los ojos muertos estaban puestos en el dueño del circo con tanta intensidad que temió lo peor. Trató de salir de aquel lugar, más todas las puertas habían desaparecido dejándole en un callejón sin salida que poco a poco lo estaba asfixiando.

No tenía salida, y él no estaba listo para morir por segunda vez.

El temor de la destrucción total le llegó con fuerza, más aún cuando Ange lo suspendió en el aire y lo colocó en el centro del escenario como si se tratase de un muñeco de trapo manipulable.

—¡Iniciemos con el show! —exclamó el anfitrión desde lo alto de su trono.

Jang gritó cuando de la nada hilos filosos atravesaron sus manos y pies hasta tenerlos atados. Los hilos ardían en su sistema, provocando que las lágrimas salieran de sus ojos y que esa imagen cargada de desdicha y dolor aumentara las risas siniestras de todos aquellos espectadores que pacientemente esperaban por más.

—Un espectáculo de marionetas dará comienzo —canturreó Ange con travesura, y casi en el mismo momento los hilos se movieron para que el cuerpo de Jang iniciara a danzar con la melodía muerta que se estaba escuchando por todo el lugar.

El espectro de la serpiente gritaba adolorido, los movimientos que los hilos hacían al tirar de su cuerpo eran sumamente dolorosos; sangre escurría por su cuerpo y la agonía se prolongaba aún más gracias a que cada una de las almas se encargaba de aniquilar su fuerza, dejándole como algo patético y moldeable.

Ange bajó de su trono y usando de su poder tiró con fuerza de los hilos para que el cuerpo de Jang quedara frente a él, los ojos rojos analizaron con cuidado soltando una sonrisa cuando una idea nueva llegó a él.

—Estás muy serio y este es un show importante para Circo Sonrisas —analizó, al mismo tiempo que sus filosas garras aparecían—. Tendré que dibujarte una sonrisa en el rostro, Jang.

El hombre no pudo responder, las garras abrieron la carne de ambas mejillas extendiendo una sonrisa siniestra y sangrienta, se sacudió y trató de huir, más los hilos que lo mantenían sujeto aumentaban su dolor cada vez que se movía.

La agonía aumentaba.

El dolor aumentaba.

Quería salir, huir y que todo acabara.

Pero no existía forma alguna, llegando a alcanzar un nivel de miedo que jamás imaginó.

Las garras se encargaron de cortar el rostro de Jang hasta que quedó satisfecho con la sonrisa dibujada. Casi en el mismo momento Ange se encargó de sacar el ojo izquierdo con una violencia mortal, para luego sustituirlo con un yoyo de color rojo, de esos mismos que vendían en la feria.

Los gritos ensordecedores aumentaban la euforia de cada uno de los presentes. Para cada uno de ellos era sumamente gratificante de ver el sufrimiento de su verdugo, estar del otro lado de moneda, disfrutando del show que el demonio anfitrión había creado para hacer pagar una a una todas las bajezas y actos ruines que aquel alfa hipócrita hizo cuando poseía una simple vida mortal.

Una aguja fue forjada y con hilo de un brillante rojo, Ange comenzó a coser la boca del alfa. Los gritos se convirtieron en lamentos enterrados que ya no podían exteriorizarse, el cuerpo de Jang se sacudía con violencia y necesidad, llorando de manera inconsolable cada vez que la aguja se enterraba con fuerza en su carne.

—Vas a morir completamente —susurraba el demonio renacido—. Me encargaré de destruir cada partícula de tu putrefacta esencia y ya nunca más tendrás la oportunidad de renacer —los ojos rojos le miraron y una sonrisa perversa se dibujó en los rellenos labios—. Porque de la oscuridad yo soy el único rey y anfitrión.

Los hilos que mantenían el cuerpo atado se tensaron con fuerza, los lamentos del alfa quedaron encerrados en lo profundo de su garganta, al mismo tiempo que era cruelmente violado por cada una de las almas perdidas que buscaban a saciar con su cuerpo maltratado su hambre y sed de venganza.

Los ojos rojos se deleitaron con el sufrimiento agónico, las garras escarbaron profundamente y ahondaron hasta cortar el fino hilo de la existencia del espectro. Jang emitió un sonido ahogado, siendo consumido por cada víctima de su pasado, las cuales mordían sin descanso hasta acabar con cada una de sus partículas y recuerdos.

—Desaparece —las carcajadas de Ange Rouge siguieron resonando, las almas se amontonaron y comieron con hambre voraz, aumentando el dolor, la agonía y el miedo en aquel espectro que bajo el muro de todas sus víctimas conoció su rotundo final.

Y absolutamente nada quedó de aquel ser que alguna vez se llamó Jang Mi Kwan.














Adiós para siempre, Jang. Te extrañaremos mucho. 😔

Nah mentira, púdrete vomito de Lucifer 👺
















YOONGLH🎪

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