🎪Circo 7🎪

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SeokJin había decidido realizar una pequeña investigación por su cuenta. Hace un par de horas había sentido una energía que le resultó extraña y curiosa, le transmitía calidez y confianza, pero al mismo tiempo lograba estremecer todo su cuerpo debido a la oscuridad que la envolvía. Nunca en sus años de profesión se había encontrado con algo parecido, es por eso que en esos momentos se encontraba caminando en completo silencio alrededor de los diversos juegos abandonados con la esperanza de poder percibir algo.

A pocos pasos de donde se encontraba pudo divisar el gran carrusel. El viento frío de la madrugada hacía que las viejas y desgastadas bisagras de la puerta de entrada rechinaran con fuerza causándole molestias en sus oídos y que las banderas del circo se agitaran con fuerza.

De pronto sus oídos captaron numerosas risas. Parecían ser felices e infantiles las cuales no tenían un punto fijo de inicio. SeokJin caminó con pasos seguros hasta el carrusel ya que de ahí nacía la energía más fuerte ignorando por completo las risillas llenas de malicia que danzaban en compañía del viento.

En su mano derecha yacía enrollado un rosario bañado de agua bendita y en la izquierda mantenía sujeta la linterna. Observó a su alrededor y fue consciente de que se había adentrado bastante en el circo, ya que sus compañeros de equipo no estaban a simple vista.

El ambiente se tornó pesado. En su pecho se formó una presión que no le dejaba respirar y el mismo aire quemaba en sus pulmones, una profunda angustia lo envolvió y de repente solo quería llorar siendo víctima de sufrimientos y pensamientos ajenos a su razón.

Aferró con fuerza el rosario a sus manos en un intento de eliminar el temblor que había nacido en ellas, sus pasos ahora eran vacilantes, pero aún así SeokJin no se detuvo y siguió caminando.

Su rostro hormigueaba y lo sentía caliente. Su respiración acelerada iba en sincronía con las eufóricas risas que escuchaba, sabía que trataban de desconcentrarlo y atemorizarlo en algún punto del camino, pero el omega tenía la convicción de llevar a cabo su pequeña investigación hasta el final y ninguna energía pesada y espectro desconocido podría evitarlo.

Cuando por fin estuvo frente al carrusel el ambiente pesado se desplomó de manera brusca haciendo al omega toser consecutivamente producto del cambio de presiones. Frunció el ceño al sentir un caliente líquido salir de sus fosas nasales, y no le llevó mucho tiempo descubrir que se trataba de sangre, la cual salía de manera insistente goteando en su ropa y siendo derramada en el pasto del suelo.

Sacó de su bolsillo un pañuelo y lo presionó con fuerza en sus fosas nasales. No le gustaba para nada la situación en la que estaba, sin embargo, no podía seguir evitándolo por mucho tiempo. Después de haber hablado con Jimin pudo darse cuenta de que no solo Hoseok necesitaba ayuda.

Pasaron algunos minutos y cuando estuvo seguro de que ya no seguía sangrando se quitó el pañuelo y lo guardó. Arrugó la nariz en completo disgusto cuando el olor de la sangre quedó impreso en sus manos y rostro, y estaba seguro que su cara estaba completamente manchada dándole un aspecto aterrador y preocupante, pero justo en aquellos momentos era lo que menos le importaba, así que decidió continuar, ignorando esas molestias por completo.

Un susurro, la danza del viento y la oscuridad le dieron el mal augurio de que ya no se encontraba solo.

Sus pasos se detuvieron y poco a poco fue levantando la vista quedando completamente inmóvil cuando sus ojos captaron en medio de la oscuridad la pequeña figura de un ser extraño parado a pocos metros de distancia en medio de aquel antiguo carrusel.

Parecía ser un niño de algunos siete u ocho años. El omega se acercó un poco más y levantó de manera sutil la linterna para ayudar a su visión. Efectivamente se trataba de un pequeño niño, su rostro lucía pálido y con círculos oscuros alrededor de sus ojos, iba vestido acorde a la época con unos pantalones cortos negros, unas zapatillas perfectamente lustradas y unas medias de calcetín en color negro, su camisa era de un impecable blanco de mangas largas con un lazo marrón en su cuello, y en su cabeza portaba una boina de cuadros de tonalidades marrones.

El omega se estremeció por completo cuando descubrió que el ser lo observaba fijamente sin parpadear, era una mirada profunda y oscura que estremeció cada fibra de su cuerpo. Sus ojos eran completamente negros con pequeños vasos sanguíneos dilatados alrededor de ellos, no mostraban alguna emoción, solamente el profundo abismo de vacío que los había llenado quizá desde que dejó de ser parte de este plano.

Las luces que componían los diversos juegos empezaron a parpadear, la actividad paranormal iba aumentando y aun así SeokJin no se movió de su lugar. Las risas volvieron esta vez concentradas en un solo lugar.

El carrusel.

De repente, la plataforma de la atracción empezó a moverse muy lentamente sorprendiendo al omega. Las luces del carrusel se encendieron como si no llevaran décadas sin funcionar, mientras que la música alegre de la pequeña feria se escuchaba haciendo un eco profundo en las montañas que rodeaban al desolado lugar.

SeokJin observó aturdido a su alrededor, el lugar que una vez había estado oscuro y solo ahora se encontraba completamente iluminado y con muchos niños riendo y jugando alrededor de los diversos juegos.

La capa de polvo que cubría las diferentes atracciones había desaparecido por completo, los colores vivos y relucientes envolvían su entorno y las risas ahora iban acompañadas de cada niño que estaba presente, correteando y jugando a su antojo.

¿Qué está pasando? ¿Estoy en el pasado? ¿Estoy alucinando? Esas y muchas preguntas más rondaban en su cabeza, sus ojos buscaban de manera insistente alguna salida, pero el lugar que él conocía había desaparecido por completo. Ya no había nada de las ruinas y escombros, ahora todo era nuevo, hermoso y malditamente perturbador.

Llevó una de sus manos a la cerca que rodeaba el carrusel y se asustó en demasía al descubrir que podía tocarla con facilidad. Aquello no era un sueño, mucho menos una ilusión y no pudo evitar que el miedo empezara a invadirlo al verse envuelto en un terreno desconocido y peligroso para él.

—¡Niños y niñas! ¡El espectáculo principal está por iniciar!

Giró en dirección a la animada voz, encontrándose con un joven alto y de cabellos castaños. Los gritos de felicidad en los infantes no se hicieron esperar y pronto empezó a escuchar comentarios a su alrededor y entre tantos de ellos hubo un nombre que captó por completo su atención.

—¡Vamos, vamos! ¡Ange Rouge se va a presentar!

¿Ange Rouge? El nombre se le hacía conocido, pero no sabría recordar con seguridad donde lo había escuchado.

Un frío viento estremeció su cuerpo y sus ojos inevitablemente se dirigieron al carrusel, solo para observar que en el centro del mismo se encontraba el mismo niño que había visto desde un inicio.

A diferencia de los demás, el niño tenía un aspecto espectral. SeokJin observó en su entorno y en los mismos infantes que gritaban y reían en el carrusel, ¿Acaso no podían verlo? El omega estaba seguro que era por ese extraño ser que se encontraba encerrado en aquella extraña situación.

El rostro oscuro del niño poco a poco fue dibujando una sonrisa que carecía de inocencia y buenas intenciones. El omega sufrió violentos escalofríos cuando pudo ser testigo directo de la sangre espesa y de color negro que salía de la boca ensanchada del espectro, mientras que en sus ojos brillaba el carmín de lo maldito, lo diabólico y lo enfermo.

—¿Quién eres? —preguntó en un leve susurro casi inaudible, aunque el omega estaba seguro que le escucharía sin problema.

La sonrisa torcida que se dibujó en el rostro del infante le corroboró que había sido escuchado.

"Ya deberías saberlo"

La voz se adueñó de cada centímetro de su mente provocando en el omega un nuevo estremecimiento. Efectivamente era la voz de un niño, pero la malicia y oscuridad que bañaron cada palabra dicha le daba a saber que no se trataba de un infante. Luego recordó las palabras que causaron tanto revuelo en el lugar y armándose de valor y observándolo con suspicacia le afirmó.

—Eres Ange Rouge.

Un brillo aterrador cubrió los ojos del niño y su sonrisa ensangrentada aumentó.

"Inteligente deducción"

SeokJin se percató que el espectro no movía sus labios y sin embargo la voz se escuchaba fuerte y clara en su mente.

—¿Dónde estoy? —preguntó.

La sonrisa del ser flaqueó.

"En mi pasado"

El omega pudo darse cuenta de que las respuestas que el espectro le daba eran concisas y cortas. Tenía que prestar especial atención y hacer las preguntas correctas para que todo aquel enrollo en el que se había metido valiera la pena.

—¿Por qué me trajiste aquí? —supo que hizo la pregunta correcta cuando la sonrisa de malicia desapareció del rostro espectral.

El niño desvió la mirada y en lugar de observarle directamente a él miraba algún punto en la lejanía. Al cabo de unos segundos nuevamente sus ojos se encontraron y SeokJin pudo ver nuevamente aquella inquietante sonrisa.

"Estás a punto de descubrirlo"

El escenario cambió. El niño se disolvió en un espeso humo negro que logró cubrir hasta donde el omega se encontraba. SeokJin cerró los ojos de manera fuerte y contuvo la respiración, negándose a inhalar de la putrefacta esencia. Cuando sintió que ya no podría soportarlo abrió los ojos muy lentamente llevándose una espeluznante sorpresa.

Ahora se encontraba en una especie de sala y a su alrededor había múltiples niños aplaudiendo y riendo felices. Pudo notar que en la parte superior del lugar se encontraban varios adultos y el omega supuso que se trataba de los padres de los infantes.

En el centro había un gran telón rojo de terciopelo que cubría el escenario, en los costados se encontraba una pequeña orquesta compuesta de aproximadamente cinco personas, y en medio de ésta un hermoso piano rojo el cual era tocado con una sutileza magnífica.

SeokJin pudo ver nuevamente al niño, esta vez sentado encima de la caja de resonancia del piano. Cuando sus ojos volvieron a encontrarse el espectro llevó uno de sus negruzcos dedos a sus resecos labios indicando silencio, y en ese mismo instante la función comenzó.

El telón fue abierto y se mostró a un hermoso joven de cabellos rosados. El aroma a Lilas y cerezas inundó sus fosas nasales haciéndole saber que se trataba de un omega.

Los niños saltaban felices en sus asientos, sus ojitos brillaban en completa admiración, ternura y amor. El omega quedó maravillado apenas sus oídos escucharon aquel dulce cantar, más divino, más encantador y magnífico que la inocencia de los querubines en el cielo, y su precioso danzar compuesto de movimientos delicados tal y como los pétalos de rosas que caían del techo le daban la armonía que lograba captar su completa atención, siendo víctima de una especie de encantador embrujo donde sus ojos no querían hacer nada más que observar la belleza y dulzura de aquel ser por toda la eternidad.

Estaba sonriendo y no sabía desde cuándo, no se molestó en ocultar aquella sonrisa que había nacido de lo profundo de su ser. Sin embargo, la confusión poco a poco iba naciendo ¿Por qué quería mostrarle todo aquello? ¿Cuál era su propósito?

Y fue entonces cuando lo vio. Su cuerpo se tensó por completo y una capa de sudor frío adornó su frente, sus ojos se llenaron de lágrimas mientras negaba una y otra vez con la cabeza sintiendo como el terror se adueñaba de cada una de sus acciones.

Aquel rostro, aquella sonrisa y aquellos gestos. No podía estar equivocado, y el hecho de saber que tenía la razón le provocó un profundo dolor en el pecho, siendo víctima de tantas emociones que tanto trataba de suprimir en sus adentros.

Sintió como toda su fuerza se derrumbó cuando aquellos verdes ojos hicieron contacto con él, las gruesas lágrimas salían de sus ojos sin control y el pánico que había invadido su cuerpo era tan violento que lo tenía temblando en su lugar, sin darle la oportunidad de moverse y salir de aquel sitio.

Un jadeo angustioso salió de sus labios junto al nombre de aquel omega que tanto le había cautivado, pero que ahora solo terror y sufrimiento le había causado.

—J-Jimin...

Jimin acariciaba con parsimonia las hebras oscuras de su cachorro mientras lo observaba dormir. Habían pasado un par de horas desde el pequeño incidente, pero el omega no podía evitar sentir una leve inquietud en su pecho.

Sabía que Yoongi estaba igual de inquieto, podía sentirlo a través de su lazo, pero no podía hacer nada para calmarlo ya que ni el mismo se encontraba del todo bien. Sonrió con tristeza al observar el rostro tranquilo de su hijo, mientras que sus manos no dejaban de dar amorosas caricias a su cabeza la cual descansaba cómodamente en su regazo.

—¿Pudo dormirse? —preguntó Taehyung con cautela.

Jimin sonrió. —Afortunadamente.

El castaño había sido testigo del estado del cachorro Min, admite que su corazón se estrujó al verlo tan asustado y frágil y entendía perfectamente las lágrimas y ojos irritados en el rubio. Debía admitir que le preocupaba su estado, estaba a punto de amanecer y Jimin no había dormido nada, pero no sentía correcto reprochárselo. Después de todo, no había un nivel de confianza lo suficientemente fuerte como para hacerlo.

Y aun así lo hizo.

—No es bueno que permanezcas sin dormir —habló con voz fuerte y ceño fruncido. Jimin detuvo las caricias en el cabello de su hijo y le observó—. Estás cansado y cuando amanezca tendrás un aspecto terrible y harás que tu hijo se sienta culpable —el rubio apretó los labios—. ¿Eso quieres?

—N-no... —su voz sonó débil y Taehyung logró sentir pena por él.

—Deberías llamar a tu alfa —recomendó el castaño—. Solo él puede darte la seguridad que necesitas.

Jimin se mordió el labio con inseguridad. Lo que más deseaba en esos momentos era llamar a su alfa, acurrucarse en su pecho y sentirse seguro, pero no quería ver aquellos hermosos ojos bañados en preocupación y sufrimiento, es por eso que reprimía con todas sus fuerzas los deseos de su omega por llamarle.

Aunque no fue necesario hacerlo, porque a los pocos minutos sintió el calor de un cuerpo ajeno posicionarse atrás de él, mientras que unos brazos lo envolvían con dulzura y cuidado, cubriendo en el proceso a su pequeño.

Fue ahí donde Taehyung aprovechó para retirarse para poder brindarles un tiempo a solas.

Y solo cuando la manzana y chocolate inundaron sus fosas nasales fue que pudo sentirse tranquilo. Movió con cuidado el cuerpo de su hijo hasta tenerlo completamente en su regazo, mientras que Yoongi lo mantenía abrazado y dándole suaves besos alrededor de su cuello.

—¿Cómo supiste? —sollozó.

El pelinegro se aferró a él con más fuerza bañándolo con su aroma y brindándole calor.

—Soy tu esposo y tu alfa, amor —respondió con dulzura—. Aunque trates de ocultármelo, sé cuanto me necesitas en momentos como este.

Jimin no respondió, en cambio se acurrucó aun más en el amplio pecho con la esperanza de calmar su tensión y descansar su cuerpo.

Yoongi besó su mejilla y escondió el rostro en la curvatura del cuello de su omega, justo donde la marca se encontraba, causando un estremecimiento agradable en ambos.

—Descansa, aquí estaré para cuidar tus sueños y el de nuestro cachorro.

Y Jimin creyendo en sus palabras se dejó llevar por el mundo de los sueños.
















YOONGLH🎪

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