Dieciocho

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—¡No, Liam! —Al escuchar que la subasta había sido finalizada, dando por hecho que Louis resultó ser el vencedor de la noche, Harry apretó de la muñeca al ojimiel—. ¡Él no puede! 

—Nunca pusimos una regla con respecto a eso... —comentó, apagando el altavoz.

—¡Pero no es justo! —Se colocó las manos en la cabeza, desacomodando su bandana—. ¿¡Qué hay de los clientes!? 

—Ninguno supero después de mil trescientos, era ahora o nunca —Liam le trató de explicar y la música del lugar subió, regresando todo a la normalidad—. ¿Ashton tenía el dinero para pagar lo que ofertó? 

—¡Por supuesto! —Era mentira, pero su colega no tenía por qué saberlo—. ¡No por nada está aquí! ¡No le diste tiempo de aumentar! 

—Tuvo varios segundos para subirla, no lo hizo y nadie más lo iba a hacer —Seguían discutiendo, parados arriba del mostrador—. Yo no tengo la culpa. 

—¡Es que no! 

—¿Se quieren bajar de ahí ya? La gente necesita alcohol y los mira raro —Niall les tronó los dedos desde abajo, señalando después a Louis—. Ayúdenlo. 

—Niall, yo no… —El rizado intentó abogar por su bienestar.  

—Conmigo no. Si no quieres, habla con Louis, no le acepté aún el dinero. Arréglalo con él y me avisan —farfulló, girando entre sus dedos una botella de vodka y sirvió dos tragos de cortesía para sus trabajadores—. Andando, hay mucha gente.  

Harry estaba contrariado, no era lo que esperaba y mucho menos lo que quería; Louis seguía haciendo todo por humillarlo, para él, había sido un claro ejemplo de su maldito egocentrismo, de demostrar que podía poseer el control de cualquier situación, cuando quisiera y como quisiera.

Los dos chicos bajaron de la barra, había comenzado a sonar la canción de "I Gotta Feeling", creando un tumulto de amigos coreando y reclamando la melodía como suya.

Para Harry no era una buena noche, estaba muy lejos de serlo, sentía la impotencia, la necesidad de propinarle una cachetada a Louis y de igual forma a Liam: a uno por fanfarrón y al otro por solapador.

Con su destello de enojo, se tomó de un sorbo el vodka obsequiado sin hacer gestos; estaba acostumbrándose a beber de todo un poco.

—¡Hey, Hazzie! —Ashton se logró abrir paso entre la saturación de personas y llegó hasta uno de los espacios menos asfixiantes en la zona de servicio—. ¡Gran noche, acabas de arrasar!

El ojiverde le observó serio y cruzó los brazos a la altura de su pecho.

—¿Y tus mil trescientos dólares, Ash? —sondeó irónico, con una sonrisa postiza.

—Uhm... —lo meditó e introdujo la mano en su bolso trasero del pantalón, sacando de ahí su cartera—. Déjame ver.

El australiano vació sobre la madera el contenido en efectivo que resguardó en su billetera, dejando caer unas cuantas monedas y billetes doblados por la mitad. Separó por denominaciones iguales el dinero, haciendo la suma neta.

—Casi completo los sesenta dólares, ¿qué me alcanza con eso? —habló, haciendo un mohín y rascó su oreja—. ¿Hay descuentos por ser tu amigo?

Al levantar la cara, esperó verlo feliz y agradecido por su técnica infalible, hasta ahora llevaba la delantera. Pero su buena voluntad fue evaporándose cuando la faz áspera de Harry le comunicó que algo no estaba bien.

—Bueno... sin descuentos, lo que me alcance —farfulló, extendiéndole uno de los billetes de diez.

—¿Por qué dejaste que Louis ganara? —preguntó, recogiendo el dinero y revisando a contraluz que fuera auténtico.

—Oye, eso no estaba en mis planes, yo solo quería que alguien pagara más de lo que dieron por él —mencionó por debajo de la música, cauteloso de que Louis no lo escuchara—, solito se puso el pie, mira que gastar mil quinientos, es como... ¡Wow! De verdad la afecta.

—Tiene un complejo de superioridad asqueroso, me tiene harto —Le contó, colocando un vaso limpio y vacío frente a él—. ¿Qué te tomas?

—Tequila, por favor —Hizo su petición, soltando un bostezo que ocultó con su mano por educación—. ¿A qué hora sales?

—A las dos, tal vez. ¿Me vas a esperar?

—Quisiera... pero mañana tengo que trabajar temprano, solo vine a acompañarte en tu conquista —Relajó su postura, echando los hombros hacia abajo y sonrió al ver su bebida lista—. Me lo tomo y me voy.

—Por cierto, gracias por venir, las cantidades subieron muchísimo por tu culpa —No podía quitarle el crédito, su desempeño había sido espectacular.

—En realidad lo estuve analizando y aunque yo no hubiese venido, estoy seguro de que habrían pagado tanto como pudieran por ti —Rodeó el vaso con sus dedos y con la mano contraria recogió su cambio restante—. Los traes babeando.

—Estás loco, ellos no...

Su habla se pasmó cuando una botella llena hasta la mitad de ron, se deslizó por la barra quedando precisamente en medio de ambos muchachos y temieron momentáneamente por su aparición. Louis había sido el responsable de empujarla colosalmente sin tirarla y haciéndola quedar justo donde quería.

—¿Ya estás en tú hora de descanso? —vaciló irritante.

—No, cállate —Harry no tuvo tacto para contestar—, estoy ocupado.

—¿Por qué estás tan molesto? —El castaño le haría perder los estribos—. ¿Hay algo que te acongoje?

—Basta, por favor. En un momento retomo, al terminar la canción.

Honestamente, estaba cansado.

—¿Es que acaso tu decides cuándo parar y cuando continuar con tus deberes? —dictaminó el ojiazul, burlándose retórico.

El menor necesitaba recargar sus niveles de paciencia o terminaría arrasando con medio bar por la cólera.

—Hazz, yo ya me voy —La incomodidad en el aire le pegó a Ashton, bebió lo último de su tequila y devolvió el vaso sucio—. Te envío mensaje cuando llegue y mañana no te veo, hasta el lunes.

—Bien, con cuidado —Aceptó sin remedio.—, te llamo para darte noticias.

—Claro, mucha suerte, trae folletos porque quiero ayudarte a elegir.

El chico se despidió de él, agitando su mano cortesmente; no deseaba causarle problemas en su trabajo por quitarle el tiempo, así que, para no darle motivo a su odioso compañero de que lo molestara, terminó regresando por dónde llegó.

Louis no quiso admitir que se sintió ofendido por la poca educación que tuvo Ashton al no decirle adiós cuando mínimo, no tenía modales.

—Quiero dejarte muy en claro que no voy a salir contigo —Se giró hacia el mayor, enlazando sus orbes entre sí. El rizado sintió que debía ser claro con ese tema—. No tengo la mínima intención de prestarme a tus estúpidos juegos de niño inmaduro y...

—Conozco un sitio de comida china que es veinticuatro horas, si quieres podemos ir ahí al salir —sugirió Louis, pasando por alto lo mencionado.

Harry se masajeó el puente de su nariz y le vio con descontento.

—¿Escuchaste algo de lo que dije?

—Sí.

—¿Entonces?

—Saliendo de aquí nos vamos en mi carro y luego te paso a dejar a tu casa —concretó y su atención fue robada por un cliente que solicitaba una cerveza.

Un día de estos, la tolerancia de Harry estaría extinta y no se haría responsable de los actos ilícitos que pudiese cometer cuando llegara a tal grado.

Es que estaba harto de los juegos absurdos, estaba harto de asumir un día que las cosas con su némesis estaban mejorando y luego caer en el irremediable hoyo de la decepción cuando decía alguna estupidez en su contra o hacía algo que le impedía progresar.

Era tedioso, encabezaba su lista de personas que debía evitar a toda costa, no era alguien que sumara algo a su persona, al contrario de ello solo restaba y restaba con su postura tan de mierda. Lo salvaba el hecho de saber como follar, porque de no ser así, lo tendría restringido y con un bloqueo ficticio más allá de las redes sociales.

Entre sus pensamientos agobiantes, se encargó de atender a una ola de clientes sedientos que llegaron terminada una pista de Coldplay, haciendo un flair sencillo pero impactante para los ebrios que hasta le dejaron propina.

—Hey, Styles —Su jefe apareció como por arte de magia, llamándole con un toquecito en el hombro—. ¿Hablaste con Louis?

Harry no tenía mucho ánimo de conversar al respecto, pero si se trataba de Niall, había que realizar excepciones.

—Si, eso creo...

—¿Irás o no? —La pregunta fue directa.

Lo reflexionó, lo meditó y también analizó sus alternativas en menos de un minuto: era mucho dinero perdido y de hecho no comprendía como es que Louis traía encima tanto efectivo para simplemente soltarlo así como así. Sentía la responsabilidad de aceptar, únicamente por no desaprovechar el ingreso tan fuerte que representaba esa cita.

¿Comida china? ¿A las dos de la mañana? No sonaba tan mal. Beneficio para el club y para él, no era un interesado pero sabía que por más que se negara a ir con Louis, éste haría de todo por hacerlo aceptar.

Otra vez, iba a ceder por un imbécil.

—Pídele el dinero, Niall. Iré con él —Inhaló hondo, mientras sostenía un cuchillo y cortó dos limones en rodajas—. Lo hago por ti, porque esta fue mi idea y no puedo echarme para atrás solo por su culpa.

—No te sientas obligado, yo no tengo problema, si no quieres no hay lío... —comentó, pasándole un recipiente del tamaño adecuado para los cítricos.

—No te preocupes, igual una cena no me viene mal —musitó, apretando los labios.

—Mjm, no es que me meta, pero, ¿tú y él..?

—No, sé lo que estás pensando pero no —Harry se adelantó a contestar—, no hay nada y no existe nada.

—Bien, como digas.

Los pequeños shots ya estaban listos, servidos consecutivamente y colocados en una hilera para que los fuesen tomando, esos eran un regalo de parte del bar.

—También quería avisarte que ya costeé la instalación y el nuevo lavamanos, junto al cambio de loseta —Niall recobró la charla—, no saldrá tan caro, tengo un amigo que trabaja en una tienda de materiales y me consiguió buenos precios y de mejor calidad.

—Excelente, avísanos cuánto es —Le volteó a ver, con sus comisuras levantándose apenas visible.

—Mañana te enseño la nota de pago —Dicho esto, robó uno de los tantos tragos vertidos y se lo empinó, haciendo una mueca chistosa por la quemazón que su garganta presenció—. Dile a Louis que lo veo en mi oficina con el dinero, por favor.

—Claro.

Niall se alejó hacia su refugio, siempre estaba bajo esas cuatro paredes y solo salía unos minutos en diversas ocasiones a revisar que su bar estuviera bajo el margen de lo aceptable. Solo cuando la gente era demasiada, se daba un plazo para ayudarle a sus trabajadores con los pedidos y luego se iba, así funcionaba para él.

Les tenía plena confianza, pues nunca le había faltado dinero y tampoco tuvo problemas con ninguno; a pesar de estar en el mismo rango de edad, le tenían un respeto por su liderazgo nato.

—¡Ronda gratis! —gritó el ojiverde y en milésimas de segundo ya tenía a una docena de chicos extendiendo la mano y tomando uno acompañado del limón.

Los dejó ahí, que se surtieran como quisieran, después regresaría a recoger los vasos. Miró a Louis al otro extremo, haciendo una de sus tantas y perfectas acrobacias con la botella de alcohol, girando la muñeca consiguiendo vueltas completas, lanzándola hacia arriba y pasándola de una mano a otra.

Le aplaudió en su mente, ya quisiera él poder hacerlo así de bien.

Espero a que terminara de despachar los pedidos. Se veía feliz, los bordes de sus ojos se arrugaban por la sonrisa amplia y plena que vivía sin renta en sus labios; Harry lo veía disfrutar de su empleo, por mucho que lo hiciera enfadar, le quería dar un trofeo por su experiencia en el puesto.

—Tomlinson, Niall quiere que le lleves el dinero de la subasta a su despacho —Le pasó el recado, peinándose los rizos con la yema de los dedos.

Louis tuvo que reprimir el hecho de que una sonrisa jocosa se expandiera y delatara su alegría por el triunfo.

—Vale, se lo llevaré... ¿Comida china entonces?

—Eh...

—Eso te gusta, ¿no?

Un minuto...

¿Louis considerando su opinión?

—Si... está bien.

—Bien, nos vemos en unas horas.

Y con un guiño de ojo, el castaño acabó por desaparecer, embargando la ventura inexplicable que le generó todo el embrollo de la subasta. Harry se aclaró la voz para responder pero no le brotó nada, solo le arremetió una inoportuna sensación de cosquillas en la boca del estómago.

Ay, no.






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El local dónde estaban a la espera de que sus órdenes fueran entregadas, dejó encantado a Harry. Estaba bonito, limpio, espacioso y ambientado perfectamente a la cultura, tuvo que enviarle su ubicación por mensaje a Ashton para recordar la dirección del lugar, en definitiva sería de sus sitios frecuentes.

Louis ya conocía ahí, casi no asistía pero identificaba los negocios que eran dignos de recibir su visita para alimentarse, era delicioso y no tan caro como en otros lados.

Ninguno de los dos hablaba, el ojiazul revisaba su instagram, pasando por las publicaciones que sus amigos habían subido; pudo ver que Zayn compartió una foto con un montón de medicamentos y una que Liam posteó de ambos, recostados en la cama con una manta cubriéndolos hasta la nariz.

La descripción decía algo como: "Soy su enfermero personal".

Puso sus ojos en blanco, sabía que a esas alturas, probablemente el morocho ya había escuchado el rumor, ya confirmado, del momento. Su novio le habría contado que lo encontró en una situación comprometedora con Harry.

Hablando de eso...

—¿Qué opinas? ¿Te gusta? —preguntó, refiriéndose al restaurante.

El menor le regaló una mirada brillante a juego con una sonrisita de labios juntos.

—Es lindo, ya sé a dónde venir cuando quiera un poco de estos platillos.

—Y la comida es exquisita, ya lo verás, tengo muy buen gusto...

Compartieron un vistazo neutro, la unión de los ojos verdes y azules, la intriga en unos y la resolución en otros, un complemento que hizo a los dos rotar sus cabezas para tronar la ligadura intangible.

—¿Te gusta la saga de tu tocayo? —Louis buscó romper el hielo de la manera más idónea.

—¿Qué?

—Harry Potter, duh.

Tonto.

—Ah... Más o menos, he visto las primeras cuatro películas —Le dijo, apenado—. El catálogo de mi casa se basa en Disney.

—Eso es absurdo, el mundo de la magia debería estar por encima de las películas animadas donde príncipes se casan con princesas y los animales hablan.

—Pues son películas para niños, ¿qué esperabas? —Subió una sola ceja—. ¿Muerte y destrucción?

—No, pero debo admitir que hay muchas cintas que me hacen dormir.

—¿Ejemplo?

—La bella durmiente.

La risa de Harry hizo eco en el local.

—Tengo curiosidad... —Entrelazó los dedos por encima de la mesa.

—¿No es obvio? —Hinchó las mejillas y luego sacó la lengua con humor—. ¡No hace nada en toda la bendita película! Todo lo hacen las hadas, sin ellas Felipe no hubiese acabado con maléfica, el reino entero se habría quedado dormido por toda la eternidad y Aurora no tendría su final feliz a lado del amor de su vida.

—¿Hay alguna que no critiques? Joder, primero Aladdín, ahora la bella durmiente...

La conversación pausó un instante, porque el chico que les atendió, les entregó dos platos enormes con su guarnición y el guisado que escogieron. Harry había pedido arroz con pollo agridulce, su favorito; por otro lado, Louis encargó rollos primavera con pasta. También les dejaron dos sodas, una de limón y otra de naranja.

—Yo no critiqué Aladdín, solo dije que el genio no era el mejor personaje —replicó el ojiazul, después de agradecer con un ademán al muchacho.

—Bueno, menciona cuando menos una película que te agrade de mi poderoso Walt Disney —Le señaló con su tenedor.

—Atlantis, esa si es una verdadera trama, buena y legendaria —recalcó, enrollando las tiras condimentadas en su cubierto—. La búsqueda de una ciudad perdida, un lingüista y cartógrafo, un expedición a través del océano...

Louis continuó exponiendo sus razones, ajeno a la forma en la que Harry lo estaba observando. En silencio, con sus oídos receptores, escuchaba la voz aterciopelada y sin maldad de un chico concentrado en tomar la mayor cantidad de pasta mientras enunciaba su defensa a un filme que a su criterio, merecía mayor reconocimiento.

¿De verdad ese era Tomlinson? Tenía que estar loco, parecía un individuo completamente diferente al que horas antes le dijo que nadie abonaría un solo dólar por él. No era el mismo que dentro del club lo hacía reventar de enojo hasta el cansancio, era como estar con un extraño...

Estaban teniendo una platica fluida y sin pelear por primera vez.

—¿El tesoro en los ojos de su rey? Eso sí es ingenioso —Siguió hablando, sin ser consciente de que ya no le estaban prestando tanta atención—, los cristales, los vehículos voladores... Una joya.

Sus labios abriéndose y cerrándose al articular oraciones, sus ojos clavados en su plato y el entusiasmo naciendo de su pecho. Harry bajó la mirada a su comida, alejando el revoltijo de emociones que le desbordaron como a un río cuando caía una tormenta por horas.

—... Y ya, por eso Atlantis es superior. ¿Gané el debate? —Agregó el castaño, luego de pasar bocado.

—C-creo que si... —dijo, picoteando un trocito de pollo.

—¿Qué pasa? —Notó el cambio drástico en la atmósfera—. ¿Tú comida tiene algo?

—No, no... Todo está bien —Se vio en la penosa necesidad de engañarle, rodando el anillo que traía sobre su dedo anular—. Solo estoy... pensando, ya sabes... estoy nervioso.

—¿Por qué? —Louis no dedujo nada, solo atinó a torcer la boca.

Mierda.

—Yo... por la mañana tengo dos citas en diferentes universidades donde tienen las carreras que me gustan, quiero aplicar en alguna...

—En unas horas, querrás decir... ¿en domingo?

—Al parecer así manejan sus reuniones, en días no hábiles.

El menor suspiró con alivio cuando estuvo fuera de peligro; eso no era mentira, al final si estaba nervioso por sus visitas de informes a las escuelas que eran de su interés para estudiar en unos meses.

—Vaya, vaya... Y ¿a qué hora se supone que son?

—La primera es a medio día y la segunda a las tres de la tarde —confesó, tomando arroz con su cubierto—. Espero llegar a tiempo, no quiero que me cancelen alguna y hacerme mala reputación.

—Paso por ti a las once, envíame las direcciones —Como si fuera lo más común, le informó antes de tomar su refresco.

—¿Qué? —Sacudió sus ideas al hacer un movimiento tosco con su cabeza de lado a lado—. No necesito que me lleves, he revisado los transportes y...

—¿Qué opinas de Draco Malfoy? ¿Acaso no es un gran personaje? Está en la mejor casa de Howgarts.

Dios bendito.

No podría sobrevivir, en serio, se iba a tirar de un barranco por su exaspero. Louis era un desastre, un dolor de cabeza, un chico que le sacaba de su equilibrio emocional; era incierto, caótico y estresante, nunca terminaría de adivinar lo que cruzaba por su cabecilla repleta de singulares ideas... tampoco estaba dispuesto a lidiar con ello.

Su mirada lo evaluó, lo vio comer sereno, mordiendo su rollito primavera y masticando la guarnición de fideos en porciones apropiadas.

Basta.

—Oye, esto es raro —sentenció Harry con el entrecejo fruncido—. ¿Por qué nunca escuchas lo que te digo?

—¿Eh? —Louis esperó un poco a terminar de triturar con las muelas, limpiando su boca con una servilleta arrugada—. ¿Dijiste algo?

La palma del rizado se estampó en su propia frente, rogando a los dioses en el cielo que le regalaran un gramo extra de aguante.

—¿Por qué quieres ir conmigo? —El contacto visual que hicieron fue súbito y el menor tragó en seco—. Es... es decir, no es necesario. Además, la única vez que tú me hiciste compañía... me dejaste varado en el centro comercial con camisetas que pagar.

Louis recordó aquella tarde, riendo por lo bajo ante las acusaciones pasadas, ¿no lo había superado ya? Él creía que no había sido para tanto, fue una tierna y ejemplar broma.

—Déjalo ir, ya pasó —bufó, arqueando ambas cejas—. ¿Me dejaras ir contigo o no?

En el cerebro de Harry, la respuesta era obvia, fácilmente una palabra de dos letras con la que pondría las cartas sobre la mesa. Pero su barrera se derrumbó, haciéndose añicos, al ver un celular frente a su cara, con el teclado numérico abierto.

En un respiro profundo, se vio colocando la serie de dígitos que correspondían a su teléfono, ¿que más daba? Ya nada podía ser peor que aceptarlo como su conductor designado. Porque si, le pareció correcto el término de chófer, eso era, no su amigo, no su acompañante.

—Te mando las ubicaciones —siseó, un cuarenta por ciento inconforme.

—Claro —El mayor guardó su sarcasmo, pasándole la salsa de soya que había como complemento—, ahora come, eso ya debe estar más frío que mi corazón.

Harry asintió, ahuyentando de su mente los malos augurios. Esperaba no arrepentirse el día de mañana de sus estúpidas y poco certeras elecciones.









Holaaaa.♡ Para las personitas que querían una explicación de por qué Lou traía tanto dinero en efectivo, lo sabrán en el siguiente capítulo.

Espero disfruten éste un montón, gracias por votar, comentar y leer, les amo mucho. Nos vemos pronto, besos. ♥︎
María.

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