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La noche aún era joven.

Eran las nueve y media, la sala de Liam y Zayn contenía a los invitados. Las lámparas de luz negra hacían que los colores neón en las prendas de sus amigos brillaran increíblemente, porque la temática elegida fue esa misma.

Tonos neones.

Incluso Zayn se dedicó a rayar las caras de los asistentes con una pintura especial que compró para esa noche, haciendo dos líneas a la altura de sus mejillas como si de militares se tratasen.

Había mucha decoración, desde globos colgando del techo, cortinas con tiras brillantes, un gran letrero de feliz cumpleaños al centro de la pared y un fondo para las fotos con el nombre del festejado en letras de globo; un montón de máscaras, gorros y antifaces para usar como complemento.

La barra de su cocina estaba llena de botellas, algunas cerradas, otras abiertas con más de la mitad del contenido porque la gente apenas comenzaba a ingerir bebidas. Botana en la mesa de centro, en la de su comedor y un espacio reservado para llevar a cabo los juegos clásicos más tarde.

Liam estaba contento, las cosas bajo control, organizadas, todos divirtiéndose y bailando, algunos tomando, fumando o charlando.

Harry tocó la puerta casi a las diez de la noche, recibió la dirección por mensaje y se le hizo tarde por ir a conseguirle un obsequio al ojimiel.

Esa noche eligió una playera lisa color blanca y encima se colocó una camisa rosa neón con manga corta que dejó desabotonada. Y la bandana haciendo juego con el mismo matiz sobre su cabeza, no podía faltar.

—¡Hazz! ¡Pasa! —Liam aulló al verlo cuando por fin le abrió—. ¡Pensé que no venías!

—Perdón por el retraso, es que fui a comprarte esto —Le mostró una bolsa de regalo con un moño color dorado—. ¡Feliz cumpleaños!

—¡Ah, muchas gracias! —Agarró el presente con su mano izquierda y con la derecha prontamente le rodeó el cuello a su compañero, abrazándolo en agradecimiento.

—Espero te guste —Correspondió su apapacho, estrujándolo con delicadeza.

—No sé qué es y ya le amo, en serio gracias —dijo y se hizo a un lado para darle acceso a su vivienda—, pero pasa, ¡ojalá te la pases de maravilla!

—Eso te lo digo yo a ti —concedió, feliz—. ¿Y Niall? ¿Zayn?

El ojiverde trató de acostumbrarse a la iluminación y sus labios se curvaron al ver sus prendas encenderse.

—¡Z debe estar en la música! —gritó para hacerse escuchar—. ¡Niall no vendrá!

—¿¡Por qué!? —sondeó en el mismo tono.

—No sé, se disculpo y me dijo que nos veíamos mañana —relató cerca de su oreja para que le escuchara—. ¡Pero me envió mi regalo!

Harry iba a preguntar que había sido pero no fue necesario, porque el mismo Liam se encargó de mostrarle una botella de tequila que estaba seguro no traía consigo cuando le recibió.

—¡Es el más caro!

—Lo he visto —comentó alegre por la dicha de su amigo.

—¡Pasa y toma lo que quieras! La barra está allá, busca un lugar dónde sentarte. Hay botana, pizza en el refrigerador, refresco y todo eso —Le dio rápidamente las indicaciones—, ya vengo, socializa, todos son geniales.

—Gracias, lo intentaré —El menor sonrió efímeramente, antes de quedarse solo al inicio de la sala.

Se dio el tiempo de examinar el panorama, los sillones estaban arraigados en las paredes para dejar un área considerable al centro que servía como pista, dónde los cuerpos de varias parejas de baile se movían al compás mientras algunos compartían besos entre sí.

Unos más se tomaban fotos, otros jugaban beer pong y unos más cartas, la estaban pasando maravillosamente.

En su recorrido visual, localizó a Zayn cerca de lo que parecía ser una tornamesa de DJ. El morocho le dio un saludo a lo lejos y él se lo devolvió sacudiendo su palma de lado a lado.

Optó por cambiarse de lugar y moverse hacia la barra, abriéndose paso entre los invitados y saludando por cortesía a quienes lo miraban con curiosidad. Supuso que era porque nunca le habían visto y no lo conocían.

Cuando por fin libró la aglomeración, se dio el lujo de prepararse una margarita, no muy cargada porque no quería sufrir de resaca al día siguiente.

El trabajo era su prioridad.

En esas estaba, escogiendo el tequila que iba a consumir, cuando un vaso se estrelló a su lado, regando un poco del líquido albergado y asustándolo por el estruendo.

—Ah, el chico británico.

Reconoció de inmediato a Louis, con las palabras rodando por su lengua y trastabillando al hablar.

—¿Tú de dónde eres, Louis? —No le dio el gusto de mirarlo, sencillamente siguió preparando su trago.

—Doncaster —mencionó, alargando las vocales.

Algo hizo un boom en el cerebro del menor.

—¿Doncaster? —dictaminó, colocándole una pajita a su vaso rojo—. Si mis clases de geografía no me fallan... tú también eres británico.

—Ajá, ¿y? —El ojiazul parpadeó, intentando procesar lo oído—. ¿Qué tiene?

—¿Por qué me dices londinense o británico cuando tú también vienes de allá?

Quiso oponerse y decirle de una vez por todas que dejara de llamarlo así, era un martirio. En cambio, se mordió la lengua al encontrarse con el ojiazul rompiendo con la temática de la noche y usando una de sus camisetas largas sin mangas en color gris.

Pero eso no fue lo que le robó el aliento.

Louis estaba mojado del cabello al igual que de la parte superior y lateral de su ropa, eso lo pudo divisar perfectamente aunque hubiese ausencia de luz blanca.

Tragó duro cuando algo en él, se alteró.

—Te digo así porque quiero... —tarareó, sacando su lengua en regodeo—. De ahí vienes, ¿no?

—¿Por qué estás mojado? —Cambió de tema, sin importarle sonar entrometido.

—¿Mojado? —rumió, tocándose el cabello y chasqueó los dedos—. ¡Ah, si! Perdí un juego y tuve que meterme a la regadera por 10 segundos en agua fría.

—Estás muy borracho, ¿qué tanto tomaste?

La libertad que se tomó el ojiverde de robarle su vaso a Louis y olfatearlo para saber que estaba bebiendo, hizo que el implicado se lo arrebatara de un jalón, bastante indignado.

—¡Es solo ron! No tienes derecho a quitármelo.

—Solo quería saber que estabas tomando —Entornó los ojos, antes de ingerir un sorbo de su propia margarita—. Como sea, es muy temprano para que ya estés así.

—No tengo que darte explicaciones, jódete —concretó, empinándose lo poco o mucho que le sobraba—. Ya está, no molestes.

—Tú llegaste a molestar, como siempre —juzgó el menor, luchando con sus impulsos—. Lárgate de aquí, solo arruinas mi bonita paz espiritual.

—No solo eso, Harold  —El mayor tomó una botella de whiskey nueva y sellada, colocándosela bajo el brazo.

Harry caminó dos pasos hacia atrás cuando Louis se le acercó, topándose contra una parte de la barra que le impidió alejarse más.

Su quijada fue violentada al ser tomada con solidez, causando una conexión entre los dos pares de ojos que fue diferente a las anteriores.

—También puedo arruinar tu preciosa boca y tu bonito agujero, que no se te olvide.

El corazón del menor incrementó sus latidos y no supo que responder. Louis le aventó la cara hacia un lado cuando lo soltó, yéndose con el alcohol que tomó hacia uno de los sofás más alejados de esa zona.

Harry intentó acallar sus deseos, eso lo había calentado y se sintió patético. Pero muy en el fondo, el alivio lo cubrió al saber que Louis también tenía ese tema en la mente.

Encontró un vaso para shot abandonado a su suerte y sin pensárselo mucho, lo llenó hasta el tope con el tequila que usó para su preparación. Lo vacío en su estómago, chupando una rodaja de limón que los anfitriones habían tenido la atención de cortar para ese tipo de situaciones.

Sería una larga velada.

❖ ◦ ❁ ◦ ❖ ◦ ❁ ◦ ❖ ◦ 🍻 ◦ ❖ ◦ ❁ ◦ ❖ ◦ ❁ ◦ ❖

Cerca de las 2:00 a.m, la fiesta despegó a otro universo. Algunos invitados se terminaron retirando para llegar a sus casas con tranquilidad, pero en su mayoría eligieron quedarse e irse por la mañana.

Liam no dejó ir a nadie que estuviera borracho y que necesitara conducir a esas horas en ese estado, por mera seguridad, no quería accidentes mortales o algo así.

La distribución del apartamento no daba para mucho. Sus amigos sabían que si se dormían, tendrían que hacerlo en el sofá, en el piso o dónde fuesen cayendo porque a veces terminaban en medio de la sala, acostados sobre la alfombra.

De los tres cuartos habitables, uno era de Zayn y Liam, su recámara propia y la más grande.

La segunda era de visitas, con una cama matrimonial y perfectamente equipada con televisión, armario, buró y un pequeño escritorio. Esa quedaba descartada para quién la quisiera porque Louis siempre era el primero en dejar sus cosas sobre el colchón y reclamarla como suya.

Y nadie se atrevía a pelearla.

Finalmente el tercer cuarto lo habían adaptado y montaron una sala con sillones cómodos, una enorme televisión para usarla con los video juegos y lograron acomodar una mesa de billar para usarla cada que quisieran.

Además de varias repisas dónde tenían figurillas de colección y sus botellas de alcohol más costosas que amaban tomar cuando tenían tiempo de sobra.

Su hogar era a su gusto, incluso había una pared en la sala con un mural sin terminar que Zayn se encargaba de ir pintando cada que se inspiraba, muchos garabatos, dibujos y cosas referentes a su pareja.

Un muy bonito y hogareño ambiente.

Harry tenía un micrófono en la mano mientras interpretaba una de sus canciones favoritas, I Will Survive de Gloria Gaynor. Usaba una corona de plástico mal puesta, unos lentes enormes en color rosa y un collar estilo hawaiano colgando del cuello.

Se reía mientras cantaba, muy a tono con la pista y afinado, sus nuevos conocidos lo coreaban moviendo sus manos arriba de lado a lado simulando la audiencia.

Louis lo miraba de lejos, él solo terminó con la cara manchada de las pinturas neón y traía encima un gorro de Mario Bros.

—¿Cansado? —Zayn se dejó caer a un lado suyo sobre el sillón.

—Para nada, esto apenas empieza —corrigió.

—¿Ya no estás tomando?

—¿Tú qué crees? —bisbiseó, mostrándole su bebida a medio tomar.

—Recuerda que mañana tenemos que trabajar Tommo, no te excedas... —advirtió el pelinegro.

—He ido a trabajar con resaca y no pasa nada, estoy acostumbrado —Louis sonrió, con los ojos caídos por su nivel de alcohol en la sangre—, nada nuevo para mí.

—Bien, iré a ver a Liam —Se puso de pie, tronando su espalda para destensarla—. Debe estar en el baño.

—¿Ya vomitó?

—Hace rato, iré a ver como sigue, me sacó a patadas porque le dio pena que lo viera así —Le informó, con una comisura de sus labios arriba—. Ya sabes como es.

Zayn se encaminó hacia su sanitario, dejando a Louis perdido en sus pensamientos y nadando en su mar de ideas absurdas.

Otra vez buscó a Harry, el muchacho no dejaba el karaoke por ningún motivo y a los demás no parecía causarles molestia.

Sus ojos lo detallaban por encima de su vaso, deambulando por su fisonomía con sus iris añil relumbrando bajo la luz negra. Harry estaba muy inmerso como para hacerle caso, carcajeándose de cualquier tontería que escuchaba y resonando por el micrófono.

Apretó su vaso entre los dedos al ver al rizado echar la cabeza hacia atrás, dejando a la vista su cuello y su manzana de adán marcándose en el, con la piel brillante por las gotitas de sudor resbalando por su tez.

Con los dientes, inició a quitarse la piel muerta de los labios y su pierna empezó a brincar sin razón alguna, en una especie de tic nervioso.

Harry era sexy.

—¡Vamos a jugar body shots! —gritó una chica desde la barra, captando la atención grupal—. ¿Quién se anima?

Louis pestañeó aturdido al ver a varios postularse para el juego, dejando sus lugares y rodeando la superficie de mármol con las botellas a medio consumir.

Él no tenía planeado ir, no le gustaban ese tipo de cosas pero su chip cambió cuando vio al ojiverde aventar el aparato con el que un rato antes entonaba repetidos coros y correr a tropezones hacia el conjunto que esperaba por escuchar las instrucciones.

—¿Cómo es eso, Kendra? —consultó uno de los invitados.

—Solo se trata de tomar los tragos directamente del cuerpo de alguien —trastabilló, sirviendo vodka en uno de los vasitos establecidos—, como en el cuello, pecho, espalda, abdomen, boca incluso.

—Eso suena muy extremo.

—¡Yo estoy dentro! —Brincoteó una joven rubia.

—¡Yo también!

—¡Y yo!

Demasiado borrachos, uno a uno se fueron sumando a la dinámica.

—¡Yo igual quiero! —graznó Harry, quitándose los enormes lentes que le impedían una visión adecuada.

—¡Perfecto! Para que no haya problemas, cada quién elegirá a la persona para tomar su shot, ¿les parece? —Kendra comentó y la respuesta comunitaria fue afirmativa—. Perfecto, ¿quién quiere iniciar?

—¡Voy yo!

De ese modo, la cadena de shots dio comienzo.
Entre ellos destinaban las partes del cuerpo ajeno que deberían lamer para consumir el poco o mucho licor que alcanzaran a captar con su lengua. Para aliviar un poco el sabor del elixir, las rodajas de limón estaban disponibles para el turno del consumidor, pero tenían que tomarla de los labios contrarios.

El cítrico era elección propia, porque al obtenerlo no podían usar nada más que la boca. Si no querían hacerlo, tampoco había problema.

—Oye, ¿te importa si te elijo para beber mi shot? —Un muchacho de cabello marrón claro le preguntó con tranquilidad a Harry.

—¿Uh? ¿Yo?

—Ajá, te pido permiso porque para empezar, mis amigos terminaron dormidos sobre el tapete en el cuarto de Liam y honestamente no conozco a nadie, tú pareces buena persona y aparte cantas bien —El chico de ojos cristalinos le explicó atropelladamente—, no me malinterpretes, solo es para la dinámica. Igual, si no quieres, lo entiendo.

A pesar de no estar sobrio, Harry era consciente de sus actos y no le molestó en absoluto aquello. Al contrario, le pareció considerado que le preguntase antes de escogerlo.

—Si... es decir, no tengo problema —respondió el rizado, entregándole una impecable sonrisa.

—Gracias... ¡Ah, tienes hoyuelos!

Fue ahí, cuando su recién cómplice le enseñó los dientes, creando ese par de hoyitos en sus mejillas que tenían marcas de pintura azul.

—¡A ti también se te hacen! —Se emocionó.

—¡Sí! Soy Ashton, de Australia, tengo veinte y toco la batería —Extendió su mano, presentándose formalmente.

—Me llamo Harry, de Londres y también tengo veinte —Correspondió el apretón de palmas—. ¿Eres amigo de Liam?

Ebrio era más sociable de lo común.

—Si, desde hace algunos años —informó con gracia—. ¿Tú?

—No hace mucho, empecé a trabajar en dónde él y lo conocí ahí junto a Zayn, podría decir que somos amigos hace poco.

—¿Trabajas en Club Bengala?

—Si, ¿lo conoces?

—Cualquiera que viva en Manhattan conoce el lugar —Ashton no era indiscreto comúnmente, pero cuando bebía se volvía más confianzudo de lo normal—, lo que me sorprende es que no quieras huir ya...

—¿Por qué querría huir? —La mirada ingenua de Harry lo hizo reír bajito.

—Por Tomlinson.

Oh, eso.

—¿Qué tiene Louis? —murmuró, tratando de no ser escuchado por nadie más.

—Es... no lo sé, no pretendo hablar mal de él ni mucho menos pero... ¿Aún no trata de echarte?

—¿Por qué la pregunta? —Esperaba recordar la respuesta que le dijera por la mañana.

—A mi me obligó a renunciar a la semana y media, creo —contó Ashton, haciendo un sutil puchero—. Me trató tan mal que simplemente no soporté más y le pedí mi renuncia a Niall.

—¿De verdad?

—Si, Liam me comentó del trabajo hace unos meses pero nunca me dijo lo que Louis hacía, es insoportable —Se bebió de un solo trago su whiskey.

—Bueno, yo creo que no es-...

Su charla tuvo que parar, cuando el turno del australiano llegó para unirse a la actividad social.

—¡Irwin! ¿A quién eliges?

El mencionado levantó la cara y Harry le codeó con suavidad y discreción, informándole que no había problema alguno.

—Eh... a Harry.

La encargada en la organización de los shots, se aproximó al par que la miraba con un dejo de asombro. Venía con un recipiente que contenía el limón y la sal.

—Tienes tres partes a escoger: pecho, cuello o abdomen, tienes cinco segundos o lo decidimos nosotros —Le dijo, comenzando con la cuenta progresiva—. Uno...

Ashton recibió la información y se bloqueó por un instante.

—Cuatro...

—¡Cuello, cuello! —Alcanzó a entrar en el conteo, creyendo que era la zona menos íntima de las tres que le impusieron.

Harry agradeció que leyera su mente y seleccionara ahí, era lo más sensato porque no quería mostrar su cuerpo a extraños.

—Bien, ¿tequila, whiskey... vodka?

—Whiskey, no quiero mezclar y acabar como Luke tendido en el suelo —Se burló, contagiando al resto con su carcajada exagerada.

Le fue entregado su vasito y a su compañero le colocaron el limón entre los dientes, acomodándole la cabeza a un costado para dar el acceso necesario.

La acción fue rápida, desde la línea dibujada con saliva sobre la piel de Harry para colocar la sal, hasta que le fue vertido el líquido que Ashton sorbió miticamente.

El baterista se limpió los labios con su mano e hizo un gesto de desagrado por la forma pura en la que ingirió el alcohol. No tomó el limón, no lo sintió necesario y además no pidió permiso para eso.

—Bueno, sigues tú —Kendra le hizo saber a Harry, agitando la botella con cuidado—. ¿A quién eliges?

—Uhm... —Inspeccionó detalladamente a los participantes y al no sentirse cómodo con ninguno, pensó seriamente en elegir a Ashton de vuelta.

Tragicamente, sus planes cambiaron.

—Yo me ofrezco.

Los ojos del rizado se extendieron cómicamente y se le enchinó la piel al saber a quién pertenecía la voz a sus espaldas, ¿por qué le gustaba complicar su existencia?

Louis.


Holaaa. ♡ Den la bienvenida a un nuevo personaje... y solo para aclarar, no, Ashton no va a tener nada romántico con H. Necesitaba un amigo.

Nos vemos prontito, un beso, les amo mucho y gracias por la paciencia.
María.

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