Catorce

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Quizá Louis no estaba en sus cinco sentidos pero era capaz de reconocer las cosas que en verdad le provocaban disgusto.

Su sangre ardió por alguna desconocida razón cuando el australiano que ya conocía de tiempo atrás, conversó con Harry, aumentó al mirarlos reír y explotó con el maldito shot que se escurrió por su dermis sin recato, atrayendo una risita nerviosa en el ojiverde.

Por ello, vio la oportunidad y la tomó, a sabiendas que seguramente habría una confusión general porque él nunca era partidario de los torpes juegos de alcohólicos.

—¿Tú te ofreces? —Kendra no creyó lo que estaba escuchando, así que rascó detrás de su oreja confundida—. ¿Estás diciendo como... convivir con nosotros?

Y si, era una sorpresa porque no es que Louis fuera retraído pero era selectivo con sus amistades.

—¿Se puede o no? —espetó, curvando una ceja.

Bien, ahora el mundo le veía con rareza.

—Claro, ehm... ¿Tú estás de acuerdo con qué sea él? —La chica sondeó hacia Harry.

Absorto, el rizado dejó caer los hombros hacia abajo sin importarle nada más que vencer la penetrante vista del mayor tratándolo de intimidar. Ya era común, siempre era así.

—Perfecto —Se animó a contestar y el castaño construyó una modesta sonrisa ante eso.

—Sigamos, ¿Tequila, vodka..? —La amiga de Liam repitió la pregunta, aligerando la pesadez rara del momento.

—Tequila, sí —Harry eligió sabiamente.

No perdieron el contacto visual en ningún instante, tenía los brazos cruzados y el mentón alzado con la corona de plástico mal colocada todavía. Louis molío sus dientes, rechinando sus muelas con impaciencia.

—Toma —Le fue entregado el vasito de su bebida—. A ver, tú tendrás para elegir... abdomen, espalda y pecho.

—Vale, pecho —La cuenta ni siquiera había empezado y él ya había contestado.

—¡Excelente! Ponte aquí, Tomlinson.

Se le dio la orden de sentarse sobre el sillón de dos plazas: en ese trago, su pecho tenía que estar un poco inclinado para que no se cayera antes de beberlo. Harry debía ser rápido si no quería terminar todo manchado.

El ojiazul no repeló, depositándose en el mullido mueble que habían dejado libre con ese propósito y recargándose de lleno en el respaldar. La fiesta retomó incluyéndolo a él y desapareciendo cualquier tipo de desazón.

Ashton lo empujó suavemente, haciéndolo volver de su breve viaje astral y seguro de si mismo, avanzó hasta quedar enfrente del sofá.

—Quítate la camiseta, solo un momento —Harry pidió.

Sin reproches y velozmente, Louis se quitó obedientemente la prenda, quedando desnudo de la cintura para arriba. Solo así, el menor pudo ver las clavículas marcadas del chico, los huesos resaltaban con dicha y sus tatuajes debajo de ellos llamaban la atención de los curiosos.

Intentó no ser muy obvio al tragar con dureza.

Se abstuvo de palabras y le colocó el trozo de limón frente a la boca, aguardando a que lo tomara entre sus dientes. Louis no demoró demasiado en aprisionarlo por la cáscara, dejándolo a disposición.

—¿Listo? —vitoreó la pelirroja.

—Ajá.

La bulla inició.

¡Shot, shot, shot!

Y así, Harry se acercó por completo al torso bronceado de su compañero de trabajo, vaciando el líquido embriagador sobre él y bebiéndolo al mismo tiempo ayudándose con su lengua. Se quiso reir cuando la piel de Louis se erizó bajo el hecho y a sus oídos llegó un fino jadeo que le hizo cerrar los ojos mientras lamía todo el trago.

Olvidó por completo hacer la línea de sal previa y esperó que todos estuvieran tan borrachos como él para no notarlo.

Cuando acabó con su cometido, no hizo más que subir el rostro con una desbordante sonrisa y vislumbró los oscurecidos ojos de Louis encandilándose sobre los suyos. Con suspicacia, rozó sus labios al apoderarse del limón y se apartó, enderezando el cuerpo mientras chupaba el gajo.

—Bien jugado.

—Gracias, Tommo —fanfarroneó, aventando por ahí la cascara del cítrico.

—¡Bien! —La chica se incorporó, abrazando con euforia al rizado por la espalda—. ¿Quién es el siguiente?

—¡Esperen, yo tengo otra propuesta! —Uno de los tantos invitados se incorporó en busca de evolucionar los juegos.

—¿Propuesta? —cuestionó Kendra.

—Vamos a jugar labios secretos.

—¿Qué es esa tontería? —Louis se burló, colocándose de nuevo su camiseta. Tuvo que hacer un reacomodo al meter un brazo en la abertura para la cabeza.

El recién llegado le volteó los ojos, centrándose únicamente en el dúo que se mantenía abrazado.

—¿Les interesa jugar? —indagó, poniendo su mejor expresión de coquetería mientras veía a Harry.

—Austin, primero dinos de que trata...

—¡Claro! Bueno, les explico a todos y quienes quieran, pueden unirse.

El muchacho se subió a una silla con ayuda de otro chico, éste lo sujetó para que no se fuese a caer por su evidente estado. Hasta ese momento, Ashton volvió a acercarse al rizado de manera amigable y colgándose de su brazo como si se conocieran de toda la vida.

—El siguiente juego se llama labios secretos —Dio un sorbo a su cerveza y prosiguió—, es algo sencillo y divertido, a quién le toque se sienta en una silla con los ojos vendados. Luego, recibirán un beso de cualquiera que decidamos y cuando eso pase, tendrán que adivinar quién les besó... solo tendrán dos oportunidades.

—¿Dos oportunidades? —Otra chica rubia gritó desde el fondo de la sala.

—¡Ajá! Si logran adivinar a la primera, el resto de nosotros tomará un trago... y si no, el jugador tendrá que hacerlo. Finalmente, si a la segunda oportunidad tampoco adivina, su turno termina ahí; nunca sabrá quién le dio el beso y nadie tiene permitido decirle —tarareó, añorando que hubiese sido lo suficientemente claro como para no volver a explicarlo.

Por fortuna, la mayoría acertó a lo dicho.

—Está claro para mí.

—Para mi también.

—Perfecto, yo entro.

Y así, se fueron sumando los que faltaban, esperando integrarse de lleno a la reunión.

Liam y Zayn habían vuelto hace un rato, pero no tan temprano como para ver lo que había pasado en la actividad anterior con Louis y Harry.

Gracias al cielo, el festejado había regresado de su pequeño paseo a otro mundo, recuperándose cuando su novio lo metió a bañar y le cambió de ropa, obligándolo a tomar un poco de agua para estabilizarse.

—¿Tommo? ¿Estás bien? —Le dijo Zayn, al verlo tumbado en el sofá y con la playera mal puesta. —¿Te peleaste con alguien?

—No, no lo hice —gruñó, poniéndose de pie.

En automático se agarró del hombro de su amigo, el mareo se apoderó de su ser y las ganas de vomitar le golpearon. Debió de haber seguido los consejos comunitarios.

—Diablos, ¿bebiste mucho? —Le equilibró al cogerlo por el antebrazo.

—No, no... yo estoy bien —Cerró los ojos, suspirando hondo—. Solo dame un segundo.

El pelinegro le sirvió de apoyo, quedándose quieto en tanto buscaba a Liam por su casa. Lo encontró nada lejos, con uno de sus mejores amigos de la infancia y dejó de sentirse preocupado.

—¿Te quieres ir a recostar?

—No —demandó, relamiendo sus labios—. Necesito un vaso con agua.

—Espérame aquí, ya te lo traigo.

Con delicadeza, Zayn lo volvió a dejar sentado dónde le encontró como si de su hijo se tratara, procurando que no se moviera de más para evitar que todo se le sacudiera.

En cambio, lo que hizo que tuviera caos en su reposo, fue ver que el tonto entretenimiento planteado se estaba llevando a cabo. Lo peor de todo, era que quien estaba sentado en la silla era Harry; se reía de inquietud, colocando las manos entre sus muslos sin saber que pasaría luego de que fuese privado de la vista.

Louis alcanzó a divisar que cuatro chicos y dos chicas estaban charlando entre ellos, defendiendo sus argumentos en voz baja para tomar el turno de besar al rizado que ya tenía los ojos tapados. El que más insistía, defendiendo a capa y espada sus motivos, era Austin.

No, sobre su cadáver.

Entonces, al percatarse que ninguno de ellos era verdaderamente apto para cumplir con las expectativas de un buen y decente beso, creyó que lo mejor sería saltarse el protocolo y hacer lo que su cabeza nublada le dijo a gritos que hiciera.

Asi que tratando de no verse tan perdido en su caminar, a zancadas avanzó y se plantó frente a Harry. Se atrevió a sostenerlo de las mejillas fuertemente con una sola mano, levantando su cara con posesión y autoridad.

Con eso sabría de quién se trataba.

No habló y tampoco nadie rechistó cuando vieron la oportunidad perdida por la presencia de Louis.

Los labios apetecibles del chico se separon por inercia y enterró los dedos en los laterales de la silla cuando estos fueron tomados con tosquedad, desordenadamente y causando una súplica interna porque no terminara.

No fue tan bobo como para no reconocer de quién se trataba la boca que lo estaba devorando frente a todos.

Como acto reflejo, sus mejillas ardieron por el calor que empezaba subir, sus dientes mordieron, su lengua probó y su cuerpo tembló por el beso tan candente que estaba recibiendo.

Sin duda era Tomlinson.

El contacto acabó en un chasquido, dejando a los implicados secretamente satisfechos. Decir que aquellos que acabaron siendo expectadores estaban azorados, era poco.

Liam tenía los ojos casi fuera de las cuencas.

Zayn dejó caer el vaso con agua y ahora estaba toda regada por el piso.

—Eh... —Kendra, al ver que todos estaban fuera de línea, optó por tomar el mando—. Harry, voy a quitarte la venda.

Dicho eso, empujó a Louis con suavidad hacia un costado, mezclándolo en el grupo; no quiso darle la cara a sus amigos, así que prefirió tomar otro cigarrillo de su bolsillo y encenderlo, intentando pasar desapercibido.

—Diablos, eso fue fantástico —chilló el menor cuando le retiraron la pañoleta—. Si adivino quién fue, vamos a repetirlo.

La risa comunitaria fue un tanto forzada.

—Como digas y mandes —mencionó Austin con clara molestia y se acercó inconforme al chico—. Ahora, dos oportunidades, recuerda.

Harry afirmó y puso en marcha un plan que se le ocurrió de la nada.

—A ver... —Repasó con interés fingido a los primeros que formaban el círculo que le rodeaba—.  Mhn, ¿Dereck?

—¡No! —Se mofó el nombrado.

—¡Maldición!

—Ten, Hazz.

Le fue entregado un vaso con solo unos centímetros de alcohol y se lo tomó sin rodeos, evitando una mueca que amenazó extenderse por su cara.

—Última oportunidad, ¿quién te besó?

Se chupó el labio inferior, replanteando lo que iba a hacer. Podría solo decir Louis y hacerlos beber a todos, demostrando lo bueno que era para ese tipo de diversión.

Pero cuando sus orbes se cruzaron con los de Ashton, dudó en aceptar la victoria pública y la derrota local, porque con una telepatía que no sabían que existía, los dos se comunicaron a la perfección para molestar a Tomlinson.

El australiano le asintió con la cabeza muy tenue para no ser evidente y Harry sonrió.

—¿Ashton?

—¡No! —farfulló el chico—. ¡Error!

—¡No te creo!

Y ahora si, todos estallaron en risas sordas, mal estructuradas pero genuinas.

Todos, excepto Louis.

Con los ojos entrecerrados, el cigarro siendo aplastado por sus dedos, el humo retenido en la garganta y la punta de su pie golpeando el suelo.

Harry ni siquiera lo miró.

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Para las cinco de la mañana, todo era un simple recuerdo, la fiesta se terminó y los sofás, alfombras y hasta el pasillo de las habitaciones tenían gente durmiendo, algunos abrazándose entre sí y los sobrantes acaparando su espacio para no compartirlo.

Louis aún no se acostaba, estaba en el balcón dejando que su último cigarrillo se consumiera y pudiera conciliar el sueño con tranquilidad.

Zayn y Liam ya tenían su puerta cerrada, al parecer tuvieron intrusos en su alcoba y acabaron compartiendo su espacio con unos cuantos que se quedaron esparcidos por su tapete.

Porque Liam no permitió a nadie más que a su novio en su colchón.

Apagó la colilla en la pared y se la llevó consigo para poderla tirar en el bote de la basura. Asimismo, con cuidado de no pisar a nadie, logró avanzar por los espacios vacíos que no estaban cubiertos por cuerpos inconscientes descansando hasta el amanecer.

Aun estaba ligeramente borracho, pero se sentía menos mareado.

Llegó hasta la habitación correspondiente y que inteligentemente cerró con la llave proporcionada meses atrás, él no iba a ser dadivoso con lo que le tocaba por derecho de antigüedad.

Pero casi se desmaya al encontrarse con alguien durmiendo plácidamente y sin preocupaciones sobre la cama.

—¡Ah no! Aquí no.

Casi arranca las mantas del cuerpo que yacía roncando boca abajo, con la cara de lado y hundida en la almohada. Pero se detuvo cuando vio la mata café hecha una maraña cayendo sobre un rostro pálido.

Harry era el entrometido.

Con mayor razón, sujetó el borde de las sábanas y jaló de ellas, destapándolo sin consideración alguna.

—¡Quítate de aquí!

Por el grito, el menor se levantó como un resorte; tardó un rato en procesar, quedándose sentado y parpadeando al acostumbrarse a la oscuridad.

—¿Quién carajo te dio permiso de dormir aquí? —La linterna del celular de Louis fue encendida, dando directo en su cara—. ¡Esta es mi cama!

—¿Qué te sucede? —replicó, levantando su mano a la altura de la fuente de luz, desviándola—. ¡Liam me dijo que podía dormir aquí!

—¡Mentiroso! ¡Ellos saben que este es mi cuarto cuando me quedo acá!

—¡Pues eso diles a ellos, me la ofrecieron!

El ojo derecho del castaño empezó a brincar por el estrés acumulado en cuestión de segundos.

—Vete de aquí Harry, yo no te voy a ceder mi espacio —Empujó su lengua contra el interior de su mejilla—. Busca un lugar por ahí, pero no te vas a quedar en este cuarto.

—Hasta dónde sé, no tiene tu nombre en ningún rincón, así que deja de joder, la cama es enorme y tienes lugar —Le señaló el área vacía—, duermete o lárgate.

—¿Insinúas que duerma contigo? —refunfuñó, arrogante.

—Es tu opción, tómala o déjala porque yo no me pienso mover aquí

Se rotó por completo para darle la espalda y acurrucarse nuevamente, encogiendo sus piernas por el frío.

—Vete al diablo.

Sus ojos se sellaron al creer estúpidamente que iba a continuar durmiendo, quería descansar para no amanecer tan podrido por la mañana; solamente así iba a conseguir que su estado deplorable ocasionado por beber en exceso disminuyera.

Pero todo eso cambió, cuando rebotó en su lugar debido a un peso extra y precipitado que impactó a un costado suyo.

—¡Que te quites! —Louis se le coló por encima.

—¿¡Qué te pasa!? ¡Deja de molestar!

El forcejeo dio inicio, siendo desatinado por la nula habilidad que los dos tenían al estar bajo los efectos de sustancias que alteraban su sentido común.

—¡Ya déjame!

—¡Vete de aquí!

Rodaron en un par de ocasiones por la zona, afianzándose mutuamente por las muñecas y brazos. Las almohadas terminaron sobre la duela, las sábanas revueltas y la tensión aumentando entre las paredes de la recámara.

—¡Ya, eres un cabrón! —cacareó Harry, cuando no se pudo mover más.

Louis tenía su cuerpo aprisionado contra el colchón.

—¡Solo vete y ya! —pidió el mayor, tomándolo por las muñecas e inmobilizándolas a los lados de su cabeza—. Debe haber algún sofá allá afuera para ti.

—¡Pero yo gané esta cama! ¡Es lo justo!

—¡Aquí no hay justicia!

—Te odio —musitó el ojiverde—. Solo déjame dormir.

—Sal de aquí —ordenó, viéndole con antipatía.

—No quiero.

—No te pregunte si querías.

—Solo te estoy avisando.

Y se observaron en silencio.

Harry pudo recabar la molestia en la faz de Louis y sabía a la perfección por qué se hallaba así de enojado. Al final, él lo preparó todo y supo desarrollar la táctica adecuadamente para colmarle la paciencia, haciéndolo colisionar en un acantilado de intriga.

Tuvo fé de haber ganado esa batalla.

Oh, que equivocado estaba.

—¿Sabes? Yo tenía en mente algo —murmuró Louis, acercándose a la boca ajena para depositar un suave y casto beso en ella. Harry se heló bajo ese roce.

¿Cuándo se dio aquel cambio tan brusco?

—¿Qué era? —masculló, curioso.

—Quería malditamente follarte, Harold —escupió sin pena—. Quería joderte como la última vez, deseaba tanto ponerte sobre tus manos y rodillas para que me dejaras usarte a mi gusto.

El cuerpo del rizado tembló por cada palabra que su compañero soltó, sintiendo una bola de fuego acrecentarse en su vientre.

—Iba a comerte hasta cansarme y te follaría la boca hasta correrme en ella, haciéndote tragar todo y serías un buen chico para mi.

No evitó cerrar sus ojos con la cara ardiendo, gimiendo bajito por la forma tan vulgar en la que Louis le contó sus deseos.

—¿Eso ibas a hacer? —Ahí estaba, de nuevo luchando contra la necesidad sexual.

—Hubiese puesto mi polla aquí —Sosteniendo su peso con una sola mano, colocó la otra sobre los labios tentadores color cereza—, me la chuparías tan bien hasta que lloraras, hasta que tus mejillas estallaran en rojo y me dieras un jodido orgasmo.

Con vigor, le pellizcó el labio inferior y Harry chilló por la chispa de placer que le recorrió.

Le ponía demasiado que le hablaran así de sucio.

—Louis... —susurró, con el pudor extinguiéndose en él—. Tómame, por favor, tómame.

—¿Tomarte? —Sonrió con malicia.

—Ajá, fóllame, por fa- ¡Oh!

Perdió la compostura, cuando unos dedos traviesos le aprisionaron el pezón izquierdo por arriba de su playera; Louis tironeó de él, masajeándolo lento. Harry vio una galaxia entera.

—Todo eso podríamos haberlo hecho hoy y aquí —Acercó sus dientes a la mandíbula marcada del ojiverde y dejó una mordida en ella, sintiéndolo tiritar en respuesta.

—Sí, sí, sí, jódeme —suplicó, entrando a la gloria.

—Pero no, malcriado. Hoy no te voy a dar el privilegio, no vas a sentirme, no vas a tenerme dentro... no vas a gemir por mi.

Desorientado, Harry abrió los ojos a tope, el corazón bombeándole con exaspero y la calentura en el límite de lo común.

—¿Qué estás..?

Se quedó con las palabras trabadas porque luego de cortar de tajo los toques superficiales, Louis se levantó de la cama, dejándolo tendido sobre ella con la irresolución enmarcándose en su semblante. Los codos le sirvieron de soporte, mientras seguía una silueta andar hacia la salida entre la oscuridad.

Se burló de él, quizá sufriendo un poco por la dureza en su ropa interior, pero complacido de haber logrado su cometido. Avanzó hasta la puerta y se giró solo para hacerle un último comentario a su estropeado colega, quién lucía desalentado.

—Haré que me recuerdes toda la existencia y no solo con un beso, Styles.

La puerta se cerró sin mucho escándalo y Harry, perplejo, acabó dejándose caer hacia atrás. Su cabeza recayó sobre la almohada, frustrado hasta los huesos y con las ganas carcomiéndole.

Su polvo se había arruinado y tendría que hacer algo para tenerlo después.

Holaaaa♡ aquí les dejo la actualización de hooooy, muchas gracias por la paciencia y les mando un besote, les amo.
María.

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