x. Totally Clueless

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TEN TOTALLY CLUELESS

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FRED LO ENCUENTRA RIDÍCULO, LA VERDAD, cuán firmes son George y Lee acerca de toda la situación. Cada maldita mañana y cada maldita noche, los dos logran emboscarlo en algún momento para plantear el mismo tema, ese que se mencionó tanto en el último año que cree que hablan más de él que de bromas prácticas. Tal vez surja naturalmente en una conversación, ahora que ella está de vuelta, tal vez él está sentado allí, sin hacer su tarea de pociones, y Lee de repente lo menciona. De cualquier manera, siguen hablando de eso, como si mencionarlo tanto haga que funcione en el universo. Es molesto.

Y ese tema, damas y caballeros, es este: Briar Crouch.

¿Sabes que? Él no va a entrar en los detalles reales. No importa, todo lo sí es que él sabe a ciencia cierta que está enamorado de ella, pero George y Lee creen que es un crush. Lo que es bueno. Ellos lo molestarán más si supieran lo otro. Y ya se toman todas las oportunidades que les han dado, ¿qué harían si supieran que se volvió peor?

Solían hablar de ella porque no estaba cerca, porque todos la extrañaban y veían a su padre casi todos los días, así que todo se sentía raro. Solían mencionarla, porque entraban en la sala común antes del desayuno y esperaban que también apareciera una chica rubia, con una pequeña sonrisa en su rostro, pero no estaría. Solían mencionarla cuando recibían sus cartas, quejándose de Beauxbatons... Pero ahora es mucho menos extrañamos a nuestra amiga Briar, y en cambio es a Fred le gusta Briar y ya era hora.

Él sabe que le gustaba antes de eso, pero no necesita decírselo a George y Lee. Todo lo que saben es que empezó en verano... Él puede admitir que empeoró en esa estación, pero eso se debe a que no la había visto en un año, se olvidó... Vale, está bien, olvidó que tan guapa era y rápidamente se dio cuenta de que no solo le gustaba.

De todas formas.

Ahora está pensando en todo esto porque George lo mencionó cuando se estaban cepillando los dientes. Su gemelo lo había empujado y había dicho:

—Apuesto a que ella diría que sí, si le preguntas ir a Hogsmeade.

Fred negó con la cabeza.

—A lo mejor quiero esperar el momento adecuado, George.

—Pues date prisa, Romeo —dice Lee, saliendo de un cubículo. Se encoge de hombros—. No quiero ser gracioso, pero tarde o temprano alguien más que guste de ella va a invitarla a salir. Y perderás tu oportunidad.

—¿Quién más quiere?

Lee se encoge otra vez.

—No sé. Tal vez a Diggory le sigue gustando... Lo que digo es que no eres la única persona que miró a Briar y pensó oh, que guapa.

George asiente.

—Cuando yo y Lee pensamos eso, también pensamos nah, es como una hermana, es bonita, pero no nos gusta así. Solo tienes que hacerlo posible.

—Está bien, no voy a apresurar nada, y todavía no parece que sea el momento adecuado —dice Fred.

Lee tose.

Pelele.

Fred intenta restarle importancia y se encoge de hombros.

—¿Sabéis qué? Valdrá la pena cuando llegue el momento y la invite a salir y, por ser el momento adecuado, ella dirá que sí.

Poco después comenzaron a caminar hacia el comedor para desayunar. Vuelven a hablar sobre Sortilegios y todo está bien de nuevo. Todavía está en su mente, claro, pero los otros dos no están hablando de ello en absoluto.

Se sientan en la mesa de Gryffindor. Comienza a hablar de los prototipos de un nuevo producto. Pasan unos minutos y George mira a Fred, habiendo visto algo, y guiña un ojo.

—Buenos días, chicos —dice Briar, sentándose junto a Fred. Lee y George han estado haciendo esto a propósito, sentarse a un lado para que Fred y Briar tengan que sentarse juntos. Ella toma una de las rebanadas de pan tostado—. Fleur está sentada con Cedric y Viktor...

¿Viktor? —repite Lee, levantando las cejas.

—Venga, Briar, ¿te vas por un año y ya llamas a Krum por su nombre de pila? —dice George, viéndose impresionado.

Briar rueda los ojos.

—No es así —dice. Oh, gracias a Dios, piensa Fred.

Ella coge otra rebanada de pan tostado.

—Pero de todos modos, todos son amigos porque son los campeones. Harry no está incluido, pero... no sé. ¿Lo habéis visto por aquí recientemente?

—Creo que intenta evitar a todos —dice Fred.

Ella asiente.

—Es entendible. Igualmente, ¿cómo estáis?

—Mejor que nunca —dice Lee con una sonrisa, migas de pan tostado pegadas a la boca.

Briar sonríe.

—Tenemos pociones más tarde —dice George.

Fred asiente.

—Y ninguno hemos hecho los deberes.

—Creemos que si somos los tres, será menos doloroso —comenta Lee.

—Oh, definitivamente —dice Briar.

Pasa un tiempo y suponen que llegan tan tarde como pueden a su primera lección. George empuja a Fred hacia Briar cuando salen al pasillo, y dice que la acompañará hasta el carruaje. Fred está a punto de protestar, pero Lee agrega rápidamente:

—Sí, ve y sé un caballero, Fred, necesitas la práctica...

Y Briar se ríe y Fred intenta no pensar, joder, que bonita.

George y Lee se van. Fred se vuelve hacia Briar mientras caminan por el pasillo.

—Ya sabes...

Briar deja de caminar, con los dedos en las sienes.

—Oh, no otra vez —dice. Sus cejas se fruncen cuando comienza a balancearse un poco, y Fred se acuerda de los signos de Briar teniendo una visión.

—Bien, vamos —dice él, poniendo un brazo alrededor de ella para guiarla hacia el patio, para que al menos pueda sentarse. Sabe que ella solía murmurar tonterías cada vez que tenía una visión. Solían bromear, solo se preocupaba cuando ella te hablaba directamente, porque eso significaba, en su mente, que estaba viendo su futuro yo. Pero solo está mirando al suelo... No lo mira ni nada, lo cual es bueno. Él no la necesita riendo como si solo la hubiera invitado a salir.

Tiene que sentarla, ya que sus ojos están pasando por la visión. Ella se aferra a su mano

Y entonces sucede lo más raro.

Ella murmura:

—Gracias, bebé...

La mandíbula de Fred cae.

Bebé. ¿Bebé? ¿Ella lo llama bebé en el futuro...? ¿Eso significa...?

Briar parpadea un par de veces y frunce el ceño, saliendo del trance. Fred la mira hecho piedra. Briar se ve aún más confundida.

—No me digas lo que dije —pide ella.

Él sigue en shock.

¿Bebé?

Briar frunce el ceño todavía. Pone una mano en su brazo.

—Me empiezas a preocupar, Freddie...

Él se levanta, una enorme sonrisa aparece en su rostro. Si ella lo llama bebé significa que en el futuro estarán juntos. Esto es jodidamente fantástico...

—¡Briar! —llama Fleur, apareciendo de la nada.

Briar mira a Fleur y sonríe suavemente. Sabe que Fleur va a preguntarle si está bien, especialmente porque la luna llena es al final de la semana. Y Briar sabe que ha estado luchando un poco hoy... Tuvo una visión cuando se cepillaba los dientes, y estuvo a punto de desmayarse y golpearse la cabeza contra el suelo. Sin embargo, no recordaba la visión, así que Briar adivina que estas nuevas visiones son el resultado de la luna llena que se avecina en cinco días, porque eso es lo que sucede cuando las tiene en ese estado de la luna. Es molesto, pero al menos no tiene que tratar de olvidar todos estos fragmentos del futuro... Pero tiene que intentar ignorar lo sorprendido que se veía Fred hace un minuto... Y cómo se ve ahora, como si hubiera ganado el torneo.

—Estoy bien —le hace saber a Fleur—. Maxime debe preguntarse dónde estoy...

—¿No quieres ir a la enfermería? —pregunta Fred, mirándola extrañamente.

—Estaré bien, Freddie. Lo estoy ahora...

—Creo que los Videntes tienden a reaccionar ante la luna llena —dice Fleur, y mira a Briar un poco vacilante, pero Briar asiente con la cabeza y piensa: ¡Fleur, eres genial! Tiene coartada para cada luna llena de ahora en adelante cuando las cosas se pongan raras, ama tanto a Fleur—. Y cómo se acerca la luna llena...

Briar asiente.

—Sí.

—Oh, bueno, a lo mejor por tu padre es más probable que reacciones a la luna llena —dice Fred, y de repente, Briar se da cuenta de lo mal que se siente al mentirle. Realmente quiere llorar.

Soy una amiga terrible, piensa ella.

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CUATRO DÍAS ANTES DE LA LUNA LLENA y Briar está teniendo más problemas; tuvo que abandonar sus clases con Maxime un par de veces durante el primer período, tuvo visiones y después de una especialmente desagradable, donde vomitó y casi se desmayó; fue trasladada a la enfermería del castillo. Madame Pomfrey no se sorprendió cuando Maxime la llevó al hospital.

—Supuse que llegarías con el tiempo —dice Pomfrey unas horas más tarde. Briar se durmió y despertó justo cuando el reloj daba la vuelta a las seis en punto. Arregla su coleta y trata de recordar escribirle a su padre más tarde.

Briar se encoge de hombros.

—A lo mejor es porque me gusta la enfermería.

—Debo decir que es bueno verte de nuevo —dice Pomfrey.

Briar sonríe suavemente.

—Igualmente.

Se le permitió irse rato después, cuando Pomfrey decidió que Briar está bien, la visión debe haberla hecho añicos. Briar recuerda cómo solía pasar muchas noches en la enfermería, porque Pomfrey estaba convencida de que todavía no estaba lo suficientemente bien como para dormir en su propio dormitorio. En todo caso, Briar esperaba que allí ocurriera lo mismo, lo que le parecía extraño: es como si hubiera retrocedido dos años.

Merlín. Es muy extraño, ¿verdad? Hace solo dos años, Briar no había lidiado con nada de esto. No conocía a su padre, no tenía la cicatriz de una mordedura en el estómago, no tenía ninguna de sus preocupaciones actuales. Nada de la luna llena es en cuatro días, nada de espero que mis amigos no noten mi comportamiento, porque la luna llena se acerca, ni siquiera las cosas más normales por las que se preocupa, las cosas sobre su abuelo, su padre e incluso Fred. Es una locura.

Sin embargo, Briar teme la luna llena. No sabe por qué, pero esta se siente peor de lo normal. Esta deja un hoyo en su estómago, un pensamiento preocupante por su ojo interior... Algo la está haciendo sentir incómoda. Tal vez es porque su ojo interior está actuando más de lo normal, tal vez porque la última vez no estuvo con sus amigos el tiempo suficiente para que se dieran cuenta... Todo lo que sabe es que está luchando mucho.

Como es hora de la cena, cuando abandona la enfermería, camina directamente hacia el comedor. No tiene hambre, de hecho se siente mal, pero sabe que es peor morirse de hambre. Se obligará a comer algo y luego irá directa al carruaje, le escribirá a su padre y se irá a la cama. Normalmente se siente así más cerca de la luna llena; normalmente, cuatro días antes, no es tan malo. Pero parece que la luna es mañana o esta noche. Briar no sabe por qué se siente peor. Quiere pensar que es el miedo en su estómago, pero no lo sabe. Aunque desea saberlo.

Briar llega al pasillo cerca del Gran Comedor y las cosas empeoran. Su ojo interior susurra cosas sobre todos los que pone sus ojos en ella; escucha los resultados del examen de uno de segundo que pasa junto a ella, destellos de exámenes aterrizan en un escritorio, cubriendo su visión. Ve a una de las gemelas Patil y luego las ve de pie junto a Ron en algún evento elegante. Ve a Snape hablando con un estudiante al final del pasillo, y ve una noche oscura con estrellas en el cielo. Ve a una estudiante que ni siquiera conoce, pero en unos segundos sabe que Greyback la va a atacar, igual que le pasó a ella...

Hay un crujido en los árboles y un gruñido después. Briar está congelada, observando el área de donde vienen los gruñidos. Sabe que va a pasar, ¿cómo va a cambiar algo? Ocurre de repente: se ha caído, la carretera le raspa los brazos. La bestia aparece en la oscuridad, de pie junto a ella, la luz de la luna revela al hombre lobo encima de ella pero, antes de que pueda gritar, siente que los dientes penetran directamente en la piel de su estómago...

—¿Briar? —Fred frunce el ceño.

Briar lo mira. George y Lee también están de pie junto a él, mirándola con preocupación.

Ella sonríe débilmente, tratando de alejar el pensamiento. Estoy bien, estoy bien. No quiere que piensen nada de lo contrario. Se siente horrible dejando todo esto sobre Fleur, pero no puede decírselo a nadie más. No puede.

—Sigo teniendo pequeñas visiones —dice Briar—. Estoy bien, no pasa nada, es un poco desorientador.

—Si nos necesitas, estamos aquí —dice George, con la preocupación todavía en su voz.

—¿Vas a cenar, Bri? —pregunta Lee.

—Uh —responde Briar. Piensa que podría ser más fácil tomar una servilleta y llevarse un sándwich con ella. Sobre todo porque cuanto más le hablan sus amigos, más le recuerda la voz en su cabeza eres un monstruo, te están mirando así porque no saben la verdad... No estarían con ella si lo supieran—, creo que podría llevarme algo al carruaje. Creo que las visiones son peores cuando estoy cerca de mucha gente, así que...

George asiente.

—Lo entendemos.

Busca a Fleur para hacerle saber, pero no está por ninguna parte. Probablemente ya está de vuelta en el carruaje. La mayoría ya ha comido. Las personas que quedan parecen ser las que están tratando de comer rápidamente para terminar la tarea. Briar camina con sus antiguos amigos a la mesa de Gryffindor, y se hace un pequeño sándwich usando la ensaladera que los chicos ya han apartado sin interés.

Termina sentada con ellos, sus visiones desaparecen lo suficiente como para que deje de sentirse enferma, así que come con ellos. Todavía se siente incómoda estar ahí y saber que no la dejarían si supieran la verdad. Apenas habla y sabe que a ellos no les importa, pero la razón que saben no es la verdadera. Saben que tiene visiones, saben que está luchando, saben que hablará con ellos. Pero no la parte más importante, la que ha estado colgando sobre su cabeza durante el último año, la que la hace sentir mal cada vez que la abrazan, cada vez que muestran algún afecto hacia ella...

Rápidamente después de terminar su cena, les dice que va a caminar de regreso al carruaje, enfatizando que todavía no se siente bien. Ellos asienten y dicen que esperan que se sienta mejor e internamente ella se ríe, porque eso no pasará. Nunca se va a sentir mejor. Nunca va a deshacerse de esto. Lo llaman maldición por una razón.

Está caminando por el pasillo que conduce a los terrenos, donde está el carruaje, cuando escucha una voz detrás de ella.

—Briar —dice Fred—, ¿realmente estás bien?

Ella asiente, sonriendo débilmente.

—Sí, Freddie.

Parece poco convencido.

—Sabes que puedes hablar conmigo, ¿verdad?

Ella asiente de nuevo, cruzando los brazos. No sabe por qué, pero puede sentir lágrimas llenando sus ojos. Él la odiaría si supiera la verdad.

—Lo sé, Freddie...

Es en este momento cuando su voz se quiebra y las lágrimas comienzan a caer por su rostro. Fred avanza hacia ella, queriendo y planeando abrazarla, pero ella mantiene los brazos cruzados, sacudiendo la cabeza.

—¿Pasa algo más? —pregunta Fred.

No estarías tan preocupado si lo supieras.

—Me lo puedes decir, Briar.

No puedo. No puedo decírselo a nadie...

—Solo quiero asegurarme de que estás bien, Bri...

—No te lo puedo decir —dice Briar de repente. Lucha por mirarlo un minuto, pero lo hace cuando se detiene. Parece confundido, pero también molesto y preocupado. Ella mira hacia otro lado rápidamente, se siente incómoda mirándolo a los ojos—. No me... no me mirarás de la misma manera, me odiarás.

—¿Sabes qué, Briar? —Fred eleva la voz—. ¡Nada de lo que me digas cambiará cómo te miro!

¡Pero lo hará! —ella chasquea.

Fred solo la mira fijamente. Ella no sabe qué hacer. No sabe si está destinada a alejarse o a decir algo más. No sabe qué hacer, porque nunca lo hace. No sabe cómo lidiar con las lunas llenas, no sabe por qué esta luna es peor de lo habitual, ya nada tiene sentido. Especialmente cuando se trata de Fred Weasley.

Se mueve para alejarse. Fred va tras ella, atrapa su mano para que deje de caminar. Briar se zafa del agarre.

—No lo entiendes —la voz de ella tiembla—, y nunca lo entenderás.

—¿Por qué? No lo entiendo, ¿qué te hace pensar...?

—¿Puedes dejarme sola?

No ve su reacción porque, en cuanto lo dice, se aleja y se dirige hacia el carruaje. Está oscuro, así que tiene tiempo para limpiarse las lágrimas de su cara, para verse presentable cuando camina al interior y hacia su dormitorio. Pero sabe que en cuanto se cierre la puerta de su dormitorio, volverá a llorar. Solo necesita detenerse, fingir que está bien, por el par de minutos que toma caminar hasta allí.

Se siente como si le doliera el corazón. Porque aquí está la cosa: antes de ir a Beauxbatons, era cercana a Fred. Siempre lo ha sido. Desde que conoció a sus amigos durante su primer año, Briar siempre fue más cercana a Fred. Algo acaba de hacer clic entre ellos, siempre se llevaban bien. Él siempre la llevaba a la enfermería tras tener una visión. Siempre fue él... E incluso si a ella le gusta ahora, eso no es lo más importante. Lo importante es que está alejando a uno de sus amigos más cercanos e importantes, debido a un problema entre ellos que él ni siquiera conoce.

No puede contarle todo. Cuando tiene visiones en la luna llena, solo tiene que esperar que él no se entere o que no intente ver como está por la noche, porque al anochecer se convertirá en un monstruo, en la misma bestia que la destruyó. Sabe que es por eso que siguen teniendo desacuerdos, es por eso que tuvo un problema con él al ingresar al torneo. Es como si estuviera tratando de sabotear su amistad... Él cortará los lazos si alguna vez se entera... Hay una cosa constante entre ellos, entre ella y todos sus amigos, eso significa que no puede abrirse y contarles la verdad, incluso si no son conscientes de ello...

Pero está ahí, tan monstruoso como la cosa que le hizo esto... Y no hay nada que pueda hacer al respecto.

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